Jardines (1) [completo]

-¿¿¿PERO QUE DICES???? ¿¿ESTAS LOCA?? ¿¿como me vas a dejar asi todo el dia?? no, porfa,- dije intentando librarme de mis ataduras si exito alguno.- te daré lo que sea... pero no me hagas esto- entonces dí un par de pasos hacia atrás, pero había una raiz en mi camino, y mi talón chocó con ella, haciendo que me cayera de culo en la hierba.

Comencé a reirme tontamente... esto era muy estúpido... pero tenía su parte divertida.
-Dios, Hew, ya te lo digo ahora... como me tengas así todo el día no vas a tener Brontë para correr, porque cuando te pille, te vas a enterar dije con una todo bromista.- por cierto... ¿donde leches estas?

Me reí con aquella escena, y cuando me preguntó donde estaba me acerqué a él y le dije: "aquí...", mientras me sentaba encima suya y lo volvía a besar en los labios durante un buen rato.

Entonces decidí ser buena, y le dije mientras le quitaba el pañuelo: "Bueno... mejor te destapo los ojos, que sino te puedes hacer daño."

"Además, necesito el pañuelo", le dije con los ojos entrecerrados mientras me lo volvía a poner en el cuello.

Hewina se colocó encima mía y comenzó a besarme durante mucho tiempo.

"Podría acostumbrarme a esto" pensé mientras nos besábamos. La verdad es que tener los ojos tapados, hacía que los demás sentidos se desarrollasen más, haciendolo todo mucho más erótico.
Me molestaba mucho tener las manos atadas a la espalda... quería tocarla y no podía... era frustrante.

Me quitó el pañuelo para que no me volviera a caer... pero la muy pilla no me desató las manos... su castigo parecía ir en serio.

-Bueno, si tanto te molesta llevar el pañuelo... no lo lleves... tienes pelo suficiente para tapartelo-. puntualicé-. ¿que, me vas a dejar así? ¿No vas a acabar lo has empezado, pequeña? que desilusión...- la verdad es que estar en aquella postura, con la mujer que quieres sentada encima de tu entrepierna, me había encendido muchisimo.

"No. Estás castigado.", dije dándole un toquecito en la nariz mientras sonreía con malicia.

"A ver si así aprendes, malvado", pensé mientras me levantaba de su regazo.

"Hasta luego", le dije sonriente, y me fui de allí, dando saltitos y tarareando una canción.


*se va*

Que demonios? me iba a dejar aquí toda la tarde?
-No te vallas! ASTALDË!!!!!!!!!!!!!! TE MATARÉ POR ESTO!!! dije revolviéndome en el suelo cual gusano boca arriba.

Pero ella se fue sin hacerme caso.

...

Umpf...
¿alguna vez habeis intentado levantaros del suelo con las manos en la espalda?... es imposible... así que despues de unos minutos intentando ponerme de pié... me dí por vencido.

Entonces me acordé: Tristán estaba a mi lado. SALVADO!
-Tristán, venga, muerde las cuerdas y suéltame-... pero como bien le dije a Alehyss en una ocasión, un dragón hará todo lo que le pidas mientras tenga la barriga llena... el caso es que Tristán hoy no había comido nada, y ya había ido a buscar a Hewina gratis... y yo ahora no podía ofrecerle comida a cambio así que el dragón entornó lo ojos mientras giraba la cabeza mientras me analizaba con la mirada y entonces... se echó a dormir.
-No, no, no, Tristáaaaaan!! dioooos eres un inutil, caprichoso, chantajista! ya te daré algo luego... TE LO PROMETO!!

pero el dragón paso de mí olimpicamente hasta que me cansé de insistir.

Menuda faena. Suspiré y me quedé viendo las nubes

Volví a los jardines y me encontré a Silvanus y a Tristán durmiendo, tirados en el suelo.

"Oh... pobrecillo... no fue capaz de levantarse", pensé sintiéndome un poco culpable. ...bueno. Bastante culpable.

Le di la vuelta despacio y le desaté la cuerda, la cual le había dejado marcas en las muñecas.


"En fin... será mejor que huya", pensé, y me fui de allí a paso ligero.


*se va*

Hacía frío. Aunque los días fueran cálidos, por la noche refrescaba mucho y los jardines estaban llenos de helado rocío.
yo también estaba bastante mojado por el rocío y mi cuerpo estaba frío.
Esa incomodidad me despertó, pero para mi sorpresa, ya no estaba atado.
Abrí mucho los ojos cuando me dí cuenta de eso, y me miré rápido las manos. Me dolían muchísimo los brazos, por haber estado en aquella posicion tanto tiempo, además el frío había calado en mis huesos, haciéndolos más reticentes al movimiento.
Tenía marcas en las muñecas... lo que me faltaba.
Cogí a Tristán y lo metí en mi bolsa.

Me fui de los jardines con los ojos entornados y las aletas de la nariz separadas, preparado para encontrar a mi morena y ajustar cuentas con ella.
Sinceramente, me daba igual quien me hubiese desatado.

*se va*

Llego a los jardines y me gustan.
La ducha ha hecho que me relajase un poco y ya no estoy de mal humor.
Los jardines son bonitos y elegantes: como yo.
Me siento en un banco de piedra que hay debajo de un gran árbol. Me fijo que hay un pajarito cantando en una rama de dicho árbol, por lo que me quedo escuchándolo mientras comienzo a leer un libro de bolsillo que me gustaba mucho.
Corre una suave brisa que atenúa un poco el calor que hace... pero como es de día hace mucha luz, y aunque entorne los ojos, me cuesta bastante leer.
-Pche- dijo mientras me guardo el libro en el bolsillo de nuevo- ya leeré de noche.
Cruzo una pierna por encima de la otra y me apoyo por completo en el banco, haciendo que todos mis músculos se relajen.

*se queda*

Legué a los jardines un poco más tranquilo. Había estado recapacitando por la noche y bueno... si mi morena estaba embarazada... ¿que se le iba a hacer? a ver... las posibilidades aumentan con cada día que pasa... será mejor que me vaya buscando un empleo... quizás en el servicio necesiten a alguien.
Entonces vi al chico de ayer aquel pedazo borde que no me había saludado.
¿a si?
Pues quien no quiere caldo: siete tazas.
-Hola- dije dirigiéndome a el- ¿eres nuevo? yo me llamo Silvanus Kettleburn ¿y tu?

Una molesta voz me saca de mi estado de relax absoluto y hace que el pajarito del arbol se escabulla en el cielo.
Abro los ojos de mala gana y lo veo:
Es el andrajoso ese.
Que asco, por dios.
Bueno... le demostraré por lo menos que soy educado... ya he causado una mala impresión a mi lider. No quiero que este piojoso se lleve también una mala impresión de mi tambien... no: yo siempre quedo bien.
-Hola. Si soy nuevo- digo poniéndome un guante de color negro- encantado digo tendiéndole mi mano con el guante puesto- Me llamo Alexander Price.

El caeruleus -porque estaba claro que era caeruleus- se puso un guante negro y me tendió la mano.
-Esto...- dije apretándole la mano- encantado yo también... supongo- digo con una falsa sonrisa ¿que se cree? ¿que le voy a pegar algo? joba... que estúpido
-¿ya has conocido a alguien mas?¿te gusta el palacio? -dije mientras apoyaba mi hombro contra en árbol

Una vez que nos saludamos, vuelvo a guardar el guante en mi bolsillo y vuelvo a sentarme en el banco de piedra mientras el me pregunta si ya he conocido a alguien o que si me gusta el palacio.
-Bueno, de momento solo he conocido a Aren Darvenwish y a ti... y bueno... el palacio está bien... aunque hay cosas que se podrían mejorar, como por ejemplo... habitaciones individuales. eso estaría muy bien.
Cruzo de nuevo mi pierna pero entonces el librito que tenía en mi bolsillo se cae al suelo debido al movimiento que hago y al hecho de que no estaba bien guardado.
Por supuesto no iba a agacharme a cogerlo.. ya me compraría otro mas tarde.

¿Aren Darvenwish? ¿ya lo conocía? a saber de que hablaron estos dos... prefiero no saberlo... ¿o si?
-Bueno... a mi me gustan así las habitaciones... hace que nos relacionemos mejor... ademas... solo vamos a dormir, no es que se haga mucha vida social ahí dentro así que es algo que no me preocupa.
Entonces cruzó sus piernas y un libro se le cayó al suelo y yo, en un acto reflejo casi, me agaché a recogerlo.
-Toma, espero que no se haya estropeado... es muy bonito.
¿por qué lo había hecho?¿estoy tonto o qué? Bueno... es caso es que por lo menos le he demostrado a este pijo egocéntrico que soy educado. Yo no tengo la culpa de ser buena persona.

Silvanus se agacha de inmediato a recoger el libro y me lo ofrece de nuevo.
yo abro mucho los ojos ¿que demonios? ¿cree a caso que voy a aceptar algo que ha tocado el suelo?
-Gracias, pero puedes quedártelo- digo sin mover ni ún ápice de mi cuerpo.
Entonces se me ocurre una idea genial.
Joder, Alexander... eres un hacha.
Entorno los ojos y esbozo una sonrisa torcida.
-Bueno... puedes quedartelo si me haces un favor- hago una pausa- te lo doy si te conviertes en mi criado. Te pagaré una moneda de oro por cada favor o recado que me hagas.
Si es que soy un alma caritativa, en el fondo... por lo menos podría comprarse ropa nueva y un jabón para el pelo. y yó a cambio, daría un paso más hacia la cumbre de la perfección, para convertirme en alguien poderoso e influenciable.

Aren Darvenwish estará orgulloso de tener un caeruleus como yo en sus filas.

-¿me lo das? ¡GRACIAS! -¿porqué no lo quiere?... quizás es porque lo he tocado yo... ¡PUES QUE FINO, EL SEÑORITO! entonces me hace la proposición más extraña del mundo.
¿quiere que sea su criado?
VAMOS HOMBRE! Y UNA MIERDA PINCHADA EN UN PALO!
estuve a punto de tirarle en libro a la cara... pero entonces dijo que me pagaría una moneda de oro por cada recado o favor que le hiciese... pensé en Hewina y en nuestro bebé... bueno... no era el empleo de mis sueños... ¿porqué tengo que vivir siempre bajo la sombra de un caeruleus? JOBA!... pero no me quedaba otra opción... necesitaba dinero urgentemente.
-Trato hecho. Pero deberás pagarme, ¿entendido? si no... dimitiré.
Entonces me guardé el libro en mi mochila, al lado de Tristán*.

-¿quiere algo ahora el señor? -comencé a tratarlo de usted, puesto que ahora era mi jefe.
*Tristán es mi dragón enano... no le hagas caso

El chico acepta mi proposición... no era de extrañar... el pobre parece que no ha visto una moneda de oro en su vida.
-Vale, tranquilo. Mira, para que veas que voy en serio, toma: dos monedas de oro. Considéralo un regalo.- se las doy sin que nuestras manos se toquen
Entonces pregunta que si necesito algo.
-Mmmm... bueno... no me vendría mal que te dieses una ducha para estar a mi lado. Así que ya sabes: debes estar limpio y presentable siempre. Eso es lo que quiero. Por ahora... desaparece de mi vista.

Cuando veo que me da dos monedas de oro, así, por la cara... dios mio... no me lo creo.
-G-gracias.
Su comentario no me hace gracia... ¿por qué piensa que necesito una ducha y estar arreglado?... en fin... parece un jefe bastante generoso... y eso es lo que importa, al fin y al cabo.
Jo... no quiero terminar mis días como Barthemius... que depresión...
Espero que solo sea temporal.
Me dice que me valla... que no quiere verme.
-Por supuesto, señor. Hasta luego.

*se va*

Silvanus acepta mi donación. Por lo menos es educado... un poco guarro... pero educado.
Mi nuevo criado obedece mi orden y se va de los jardines.
"creo que yo debería meterme dentro... hace mucho sol... que desagradable"


*se va*

Salgo a los jardines ya que necesito aire y es el único sitio con luces a estas horas. Mierda, me encuentro fatal por culpa de ese insensato. Apoyo las cosas -o casi las tiro- en un banco de piedra que hay por allí cerca y empiezo a caminar de alante a atrás hasta acabar pateando al banco y, por supuesto, hacerme daño.

-Mierda, estúpido -.Comento, apretando los dientes. Agito las alas y miro al cielo. Quiero irme a casa. Maldita sea, quiero salir de este estúpido lugar y volar hasta mi casa donde tenía una vida tranquila y en la que la gente pensaba. Joder.

Me subo al banco y aleteo, consiguiendo alzarme unos metros. Pero enseguida empiezo a perder fuelle y a descender. Mierda, mierda. Hago fuerza y agito las alas mucho más rápido, estirando el cuello y con los brazos en tensión. Joder. Esto es odioso. ¿Por qué demonios tenemos que ser tan inútiles? al final, ya sudando, un ala me falla y caigo aplomo al suelo.

-¡Mierda, joder! -Me he hecho daño en el costado izquierdo y duele. Me iergo un poco y me quedo sentado, con el cuerpo y las alas llenas de polvo. Joder, Gabrielle,yo me largo a casa.

*se queda*

Paseaba tranquilamente por los jardines cuando veo una figura en el cielo que intenta alzarse, pero cae estrepitosamente contra el suelo. Entonces oigo una palabras malsonantes y corro hacia el lugar. "espero qeu no se haya echo daño"

Comienzo a brillar para tener mejor visión y me paro en seco al ver al chico este... ¿como se llamaba?¿Reylal?¿Geibel?¿Reginald?¿Hedel? bah, da igual...
-Ei, chavalote, ¿estás bien? que susto me has dado.
Pero al ver su cara veo que no está de humor, por lo que me pongo seria.
-Olle, ¿estás bien querido? te veo un poco abrumado...

Al rato de estar allí tirado sin hacer nada oigo como una señora se acerca. Miro a Adela desde el suelo y me encojo de hombros.

-Déjeme, Adela, hoy no puedo atenderla -.Le digo educadamente para que me deje tranquilo. Lo que menos quería era una nueva charla antimatrimonial de aquella mujer.

El joven se disculpa intentando librarse de mi, pero no lo va a conseguir.
Le tiendo una mano
-Venga, campeón, sientate aquí a mi lado, en el banco- digo mientras le sacudo un ala... la verdad es que me hacía falta hablar con alguien."Solidaridad no es dar lo que me sobra, es dar lo que me hace falta" eso decía mi padre, que en paz descanse, por lo que decido hacerle caso y ser solidaria con aquel pobre chico. Parecía realmente triste. De este modo el se desahogaría y yo me entretenía un poco... que realmente lo necesitaba.
-Cuentamelo todo,- digo mientras suavemente le quito una piedrecita de entre sus plumas.

Parece que Adela ha venido para quedarse así que, aunque tardo unos segundos, asumo que es mejor levantarme del suelo ya que la mujer se ha dignado a limpiarme un poco las plumas.

Me levanto y me siento en el banco de piedra que tenemos en frente viendo como ella se sienta también.

-Solo ha sido una discusión con un amigo que es un cabeza de chorlito -.Comento de entrada. Pff... Esto me recuerda a cuando mi madre me mandaba a comprar pan, me caia, me hacia daño en la rodilla y mi vecina me tenía una hora en su casa confesándome. Me encojo de hombros sin mirarla. -Supongo que me ha afectado demasiado.

-Eso no me ayuda, querido... así no podré ayudarte...- pobre, parece realmente afectado...- ¿ha sido algún problema amoroso?¿de dinero? si necestias dinero, puedo darte algo, ya me lo devolverás...

Niego con la cabeza ante las palabras de Adela.

-No es eso -.Miro a Adelan, apoyando las manos sobre las rodillas y frunciendo el ceño.- He discutido con Silvanus -no sé si usted sabe quien es- porque es un incosnciente. No sabe nada de nada, ni siquiera sabe lo que dice... -Bufo. Bah, ahora ya no me parece ni tanto. Me relajo un poco -Pero bueno, da igual, tampoco es que sea asunto mio.