El Terror de las Montañas. [Gerald] Misión de personaje.

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El blanco y el negro se presentaron con un par de macutos al hombro en la Garganta Azabache.
El viaje desde las Minas de Jade a la Garganta Azabache transcurrió con normalidad. Un viaje tranquilo y sin mayores contratiempos.
A su llegada, se dirigieron a la entrada de las cuevas y comenzaron el descenso. Pronto llegaron al punto de control, lugar al que solo podía acceder personal autorizado.
—¡Alto! —ordenó una mujer parvus ataviada con gafas enormes y que le hacían los ojos más grandes de lo normal. La mujer los inspeccionó de arriba abajo un par de veces mientras se mesaba la quijada como si tuviese una barba invisible—. ¿Quiénes sois vosotros dos? —preguntó. Era una mujer menuda y delgada. Una especie de secretaria o recepcionista, aunque los parvus la llamaban "Porrterra". Tenía un silbato alrededor del cuello que no dudaría en usar si aquellos dos desconocidos se propasaban—. Las minas están cerradas. Dad media vuelta —miró a ambos lados, nerviosa. Volvió a su mesa de recepción y movió un poco un hongo luminoso que brotaba de la pared para que la luz cayese justo encima de unos manuscritos que estaba leyendo. Parecía una especie de libro al que la Portera parecía tener cariño, pues trataba con mimo cada hoja al pasarla. Luego, los ignoró, esperando a que se largasen.

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Pues aquí estábamos, dos lisiados en busca de un monstruo devorahombres en uno de los sitios más negros del continente de los enanos.

El viaje no tuvo nada destacable más allá de soportar a Okon así que llegamos bastante frescos.

—Buenas, hermosa señorita. ¿Han tenido problemas de monstruos últimamente? Porque este cartel nos ha informado de que sí y pues aquí nos tiene. Venimos a salvar algunas vidas —A los parvus había que entretenerlos y si no llamaba su atención con tono y palabras altaneras entonces no sé cómo iba a llamarla.

Miré a Okon de reojo y lo vi rotar los ojos, avergonzado de mis palabras. Había que empezar por alguna parte.

—Oye, ese libro que tienes está impecable, ¿eh? Se nota que eres súper cuidadosa. No esperaba menos, tienes aspecto de ser una chica muy detallista —ya que parecía que lo trataba como si fuese a romperse sólo con mirarlo igual era útil darle un poco de coba. Okon ya estaba de los aburrido y todavía no habíamos entrado.

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La Portera abrazó el libro contra sí. Al aplastarlo contra su pecho, Gerald pudo leer la portada que decía algo así como: "El calor de su pecho" de una tal Ariel K. La portada eran dos hombres desnudos de cintura para arriba dándose un abrazo.
Sin duda a la Portera no le hizo nada de gracia que el chrysos se fijase en su lectura. ¿Acaso había reconocido el libro? La Portera sintió vergüenza y terminó por esconder su preciado tesoro a medio leer en un cajón de su escritorio tallado en piedra.
Carraspeó con el puño cerrado delante de los labios para cambiar el foco de la conversación.
—Hace días que nadie baja ahí abajo —explicó mientras los repasaba de arriba abajo a ambos—. En otras circunstancias os acompañaría, pero no creo que deba abandonar mi puesto sin permiso expreso.
A la Portera parecía gustarle fantasear en su privacidad y mientras rebuscaba en su cajón, por su mente se pasaron escenas subidas de tono protagonizadas por aquellos dos en las situaciones que acababa de leer en su libro.
Agitó la cabeza y volvió en sí. No debía pensar en aquel par de ese modo. Al fin y al cabo, no les quedaba mucho de vida a ambos.
—Debéis saber que... otros cazarrecompensas ya han intentado echarle el guante a esa cosa y por ahora ninguno ha vuelto —si bien era cierto que ninguno de los anteriores habían sido tan atractivos como aquel par, lo cual reblandeció las defensas de la enamoradiza Portera, que les dio una poción a cada uno. Sin duda no quería que les pasase nada ahí abajo. Quería que volviesen con vida para que pudiesen seguir siendo guapos.
En su mente se propuso que, si aquel par conseguía volver con vida, escribiría su propia novela erótica con aquellos dos de protagonistas. Pero solo si volvían. Necesitaba un final feliz.

Gerald y Okon reciben una poción curativa.

La pareja se dedicó a bajar en silencio por las grutas de aquella mina. Nada desagradable por el momento. Unas minas normales. Todo lo normal que puede haber en una mina temporalmente abandonada.
Al cabo de un buen rato, Gerald resbaló en una mucosa extraña que le hizo patinar, pero no caer. Sin duda la criatura debía andar cerca. No obstante, aquel túnel estrecho no era un lugar cómodo en el que luchar. Debían encontrar y atraer a la criatura a un lugar más espacioso y para ello debían escoger uno de los tres caminos que se les presentaban delante.

Debes tirar un dado de 10 caras cada vez que posteen (link externo si quieres) El número del dado indicará el ruido que hacéis en vuestra travesía. Si sacas un 1, pasarás inadvertido, pero si sacas un 10, tendrás que escribir que te tropiezas con un cubo metálico y que el cubo sale rodando cuesta abajo y que haces mucho escándalo, por ejemplo. Puedes usar ese ejemplo o inventarte uno propio. Me es indiferente.

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La parvus no parece muy contenta con mi comentario y me dijo en que está leyendo una de esas novelas de gays dándose lo más grande. Así que la portera tiene secretos ocultos.

Me apoyo en Okon, echando la cabeza contra la suya en una actitud más cariñosa de lo necesario. Él no se mueve, lo miro un momento de refilón y veo su cara seria, con ceño. Déjame hacer a mí.

—Vaya, muchas gracias. Aunque mi amigo y yo somos fuertes y valientes y hacemos muy buena pareja. Peleando, ya sabes —Le rasco la cabeza rapada con la mano del brazo con el que le rodeo por lo hombros— Aunque si nos puedes ayudar en lo que sea pues estaríamos mucho más contentos... —Alzo las cejas hacia la parvus y bajo la mano de los hombros de Okon, separándome sibilina y lentamente. Él no se inmuta.

Al final la chica nos da unas pociones -que menos es nada- y nos deja meternos en la boca del lobo.

—Muchas gracias, guapísima. Nos vemos en un rato. Vámonos, moreno —Y le doy un cachete en el culo cuando ya le damos la espalda a la parvus.

—Que idiota eres, de verdad, me cago en Mithos y todos los astros —Me susurra cuando ya estamos metiéndonos en el hoyo.

Una vez en el túnel se nos presentan tres caminos.

—¿Y ahora qué? Yo no pienso separarme en este sitio.

—Pues ya somos dos. Vámonos por la derecha.

—No, la derecha es la que escogéis todos los diestros. Nos vamos por la izquierda.

—Y la izquierda no es porque seas zurdo, ¿verdad? Anda no me jodas

—Pues porque tengo una corazonada.

—Mira, tus corazonadas de mierda no son de fiar. Nos vamos por la derecha.

—Pues lo echamos a suertes porque yo no me meto por la derecha. Ese túnel me da malas vibraciones.

—Joder, acabamos de empezar y estamos con estas tonterías. A ver, ¿tienes moneda?

—No.

—Me cago en todo. Venga, el que gane a piedra, papel o tijera. Si empatamos vamos por el medio.

—¿El mejor de tres?

—No me toques los cojones, por favor te lo pido.

Y así lo hicimos. Piedra, papel y tijera.

Yo saqué tijeras y el puto Okon una puta piedra. Pues nada, a la derecha.

—Joder.

—Venga, tirando.

—Bueno, pero mejor si no hacemos mucho ruido, ¿no? ¿O quieres que nos reviente ya de primera?

—Yo sí que te voy a reventar de primeras.

Tirada:

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El dúo dejó atrás a la Portera, que tenía las orejas tan rojas que parecía poder iluminar ella sola toda la gruta.
Tras una breve discusión, Okon se salió con la suya y decidieron ir por el camino de la derecha. Los parvus no habían dejado mucho por el medio, por lo que el camino estaba despejado y ninguno de los dos dio un paso más alto que el anterior, por lo que avanzaron por la galería a buen ritmo y en silencio.
Conforme avanzaban, las paredes dejaron de ser de simple roca para dar paso a vetas de azabache brillante. El reflejo de los dos poco a poco fue dibujándose en los muros de piedra y la galería dio lugar a una zona abierta mucho más amplia. Una pared vertical, prácticamente. Si veían hacia abajo, solo negro; si lo hacían hacia el cielo, nubarrones. Si comenzase a llover ahora, la misión se complicaría. El único camino posible era el descendente. Era estrecho, resbaladizo y ligeramente inclinado hacia el vacío. El bajo punto de gravedad parvus y su aplomo en este tipo de terrenos hacían que caminar por un sitio así fuese lo más normal del mundo, sin embargo, los cuerpos inconsistentes, líquidos y espigados de los "no-macizos", como se les llamaba a los extranjeros, suponía un camino desagradable.

El Terror de las Montañas. [Gerald] Misión de personaje. Sin_tz10

Debes tirar un dado de 10 caras. Si sale 7, 8, 9 o 10, comenzará a llover. Si llueve, tira de nuevo un dado de 10 caras y el valor indicará la virulencia de la lluvia. 1 calabobos, 10, lluvia torrencial.
Tira ahora un dado de 10 caras de nuevo que indicará el sigilo que hagáis hasta primer punto de descanso, siendo 1 imperceptibles y 10, escandalosos. (primer circulito que os encontréis en el mapa es el punto de descanso)

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Okon y yo no nos lo tomamos con tanta guasa una vez entramos en las cuevas a fondo. A medida que íbamos entrando el camino se hacía cada ve más empinado y menos arenisco, sin contar que debíamos tener cuidado con no ser demasiado ruidosos porque cada sonido retumbaba en cada una de las paredes. No, no nos duró mucho el cachondeo.

Yo iba por detrás por mera cuestión física. Okon era un tiarraco enorme que a poco que se acercase al suelo compensaba rápidamente la fuerza que tiraba de él hacia abajo. Y yo, más tipo peso pluma, a parte de tener que ir casi resbalando sobre el suelo, con una mano apoyada contra atrás, tendría más reprís en salir pitando en caso de tener que largarnos sin mirar atrás.

Pero no todo era malo en aquel agujero. A poco que salimos a la superficie pude comprobar por qué aquel lugar tenía tanta fama y lo lamenté por todos aquellos que nunca hubieran puesto un pie allí. En cuanto el cielo oscurecido se abrió sobre nosotros pude ver el relucir de la piedra negra por todas partes. Hacía rato que la composición había ido cambiando y en las paredes se iba apreciando un ruido negro muy bonito, pero ver aquella enorme garganta abierta y totalmente tapizada de aquel material precioso era simplemente fascinante. Aunque las nubes se cernían sobre nosotros todavía no había anochecido del todo, así que el negro se intercalaba con grises y blancos haciendo que la sensación de un mar infinito no fuese tan patente. La verdad es que me gustaría poder ver este lugar cuando se hiciera noche cerrada. La sensación de vacío tenía que ser increíble.

Pero para eso debíamos darnos un poco de brío y acabar pronto con el monstruo. Aunque, si nos arrancaba la cabeza de un bocado, al menos tendríamos buenas vistas. La verdad es que nunca me había imaginado que Hummus tuviese sitios tan increíblemente bonitos.

—Tiene pinta de ir a llover —Susurró Okon mirando al cielo. Yo lo imité y concluí lo mismo.

—A ver si aguanta hasta que lleguemos a aquel cubierto... —Lo único que podíamos hacer era intentar apurar lo máximo posible antes de que la tromba nos cayese encima.

Dado de lluvia:

Dado de sigilo:

Fdr: UF lol

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Blanco y negro, recorrieron la abertura arrimados a la pared de la mejor manera que pudieron acompañados de un ritmo sostenido. Sus ojos apuntaban al cielo de vez en cuando. A lo lejos podía escucharse una tormenta, pero por ahora el cráter estaba seco. Sin embargo, el silencio del cielo no era lo único que les preocupaba. Cuando apuntaban sus sentidos hacia la negrura del fondo, tampoco había ningún signo vital y se suponía que allí había decidido morar un bicho bastante peligroso.

Llegaron al punto de descanso. Allí pudieron tomar fuerzas e investigar mínimamente la cueva. En ella había restos abandonados de otros mineros, por lo que la pareja se dedicó a rebuscar entre ellos por lo que pudiesen encontrar. Había gabardinas húmedas, zapatones de trabajo y un par de maletas. Sin duda sus dueños no tenían pensado regresar pronto, por lo que ambos se tomaron algo de tiempo en rebuscar un poco antes de volver al camino hacia el fondo.

Dados:

Tras un descanso, salieron de nuevo al camino y pusieron camino de nuevo hacia el segundo punto de descanso sin mayores complicaciones. Todo era muy extraño. Demasiado silencio.

En la segunda cuevita, se refugiaron.

Dados:

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El viaje estaba siendo más largo de lo que había esperado. Cuando hablaban de un monstruo gigante comehombres me imaginé que sería llegar y empezar a temer por nuestras vidas, pero estaba siendo bastante más aburrido.

Después de bajar y bajar llegamos a una pequeña cueva donde aparentemente los trabajadores hacían una parada de descanso. Algo así sólo podía significar que quedaba mucha más bajada.

Okon y yo revolvimos por las cosas viejas, pero no encontramos nada de valor.
[Dado tirado con Narrador: Gerald 1; Okon 5]

Y más bajada. Ambos permanecíamos en silencio porque la tensión de que el bicho apareciese de la nada seguía latente, sin embargo, ambos íbamos bastante más relajados que al principio. La lluvia se aguantó y llegamos a la siguiente parada.

Allí más de lo mismo: cacharros viejos y silencio sepulcral. Sólo quedaba seguir adelante.
[Dados tirados con Narrador: Gerald 1; Okon 9]

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Ambos dejaron atrás las dos cuevas anteriores. La penumbra era ya evidente y cuando veían hacia arriba, podían sentir lo pequeños que eran en aquel lugar. Era como si fuesen un par de hormigas que habían caído de forma torpe en el interior de una botella de vino vacía. Si alguno de ambos padeciese cierta aprensión o vértigos, podría sentirlo sin mucho esfuerzo.

Llegaron al último descansillo para tomar aliento. El último tramo fue complicado, pues aunque no había llovido, el sol no llegaba bien a aquella zona, por lo que el musgo se había apoderado de la piedra y los pisotones de Gerald y Okon no les hacía ninguna gracia, por lo que agasajaron a ambos con un par de resbalones que estuvieron cerca de hacerles caer.

Ya en la cueva, tomaron aire.

Dados:

Una vez fuera y cuando se disponían a llegar al final del camino, la bestia no se hizo de rogar. No todos los días se le presentaba el almuerzo delante de la puerta de su recién adquirido hogar.

¡Empieza el combate!

Bicho:

Stats:

El Terror de las Montañas hizo acto de presencia rompiendo una pared de piedra. No era especialmente rápido, por lo que ambos guerreros pudieron atacar antes que él.

Gerald ataca primero, luego Okon. Cada movimiento que realicen los personajes deben ir acompañados (entre paréntesis) de una tirada de dados de un dado del 1 al 10. Por ejemplo: "Blablabla Gerald le dio un puñetazo (6) y Okon una colleja (2) blablabla"

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Seguimos bajando y bajando. De nuevo una cueva con algunos restos de los antiguos trabajadores.

Dado: 8 y 5

El sitio imponía, pero cuanto más nos envolvía la negrura brillante del azabache, reflejando las estrellas, más bonito se volvía la visión. Me sentí como una mota de polvo en el espacio, como si flotase en medio del cielo. La verdad es que fue una sensación impresionante.

Al final llegamos a lo que parecía "el fondo" y no tardamos en notar el temblor de tierra bajo los pies. Okon y yo nos miramos y desenvainamos las espadas a la espera del monstruo que venía a nuestro encuentro.

Un gusano enorme, con una piel dura que parecía un armazón apareció destrozando una de las paredes y tuvimos que cubrirnos. Por suerte no era muy rápido.

-Cada uno por un lado. Con lo lento que es tardará en reaccionar -Ordenó Okon. Yo asentí con entusiasmo y fui hacia el monstruo en sentido contrario a él.

Era el momento de poner a prueba el brazo y no las tenía todas conmigo. La envergadura del bicho me acojonó más de lo que me esperaba, pero mis piernas corrían solas hacia él y mis brazos ya se dispusieron a atacar.

Esperé a que Okon le lanzase un conjuro y entonces aproveché para rajarle el vientre desde un lateral.

Dado Okon: 8
Dado Gerald: 7

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El hechizo del claritas fue el primero en golpear. Una salva de rayos de luz brotaron de la punta de sus dedos y se clavaron en el lateral del Terror de las Montañas. Una vez los haces de luz estuvieron clavados en la bestia, el hechicero tiró con fuerza hacia atrás, provocando una explosión en la piel del objetivo. (El Terror de las Montañas pierde -3 de vida).

Mis cálculos. Estoy probando cosas.:

Furioso, el Terror de las Montañas se giró para atacar a Okon. Sin embargo, Gerald ya estaba listo, pues había aprovechado el golpe de su compañero para cargar rápidamente, por lo que su arma se hundió en el cuerpo gigantesco del monstruo y le arrancó un gruñido doloroso. (El Terror de las Montañas pierde -2 de vida).

Mis cálculos. Estoy probando cosas.:

¡Habilidad del Terror de las Montañas! ¡Magnetismo!: Sus huesos atraen los metales, por lo que ahora mismo la espada de Gerald está atascada en la piel superficial. Si quieres arrancar la espada, deberás tirar un dado y sacar un 1,2,3,4,5,6,7,8 o 9. Si sacas un 10, no podrás recuperar tu arma y tendrás que volver a intentarlo para la siguiente. Si no la recuperas, tendrás que atacar sin ella o con magia hasta que la consigas.

Molesto, ya que hasta ahora ninguna de aquellas criaturillas le habían supuesto un problema a la hora de cazarlos, el Terror de las montañas escupió sobre ambos un par de bolas de un color desagradable para deshacerse de ellos. La primera, dirigida a Okon (6) y a continuación contra contra Gerald (2).

Mis cálculos. Estoy probando cosas.:

Mis cálculos. Estoy probando cosas.:

Bicho:

Stats:

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En cuanto el bicho gigante nos escupe, suelto la espada para apartarme y evitar el ataque. Pero al ver a Okon me doy cuenta de que no ha tenido tanta suerte, si no que se ha pringado con esa asquerosidad hasta caerse de culo.

Trato de coger la espada para atacar de nuevo, pero noto como está fuertemente adherida al monstruo.
Dado: 8

Arranco la espada con esfuerzo, pero la recupero. Es como si el cuerpo del monstruo la atragese hacia sí.

Vuelvo al ataque de nuevo. Aunque me cueste sacar la espada, no tengo otra cosa con la que hacerle daño.
Dado: 6

Okon, por su parte, vuelve a atacar con magia una vez se recupera.
Dado: 8

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Tras el primer ataque, los daños recibidos y tras no haber podido terminar con ellos rápidamente, el Terror de las Montañas aumentó su furia y malestar general. Se había confiado, pues los mineros solían estar cansados tras las largas jornadas y por norma general, si eres minero, no eres ni espadachín ni mago, por lo que dar por sentado que aquel par iba a ser como los demás, había sido un error.

Los humanos por su parte, continuaron con su acometida. Gerald recuperó su arma y volvió a ejecutar un corte contra la bestia.

Cálculos:

De nuevo, su arma se quedó clavada en la carne. Esta vez, la furia del Terror de las Montañas hizo que el arma se quedase incrustada algo más si cabe.

¡Habilidad del Terror de las Montañas! ¡Magnetismo enfurecido!: Sus huesos atraen los metales, por lo que ahora mismo la espada de Gerald está atascada en la piel superficial. Si quieres arrancar la espada, deberás tirar un dado y sacar un 1,2,3,4,5,6,7 u 8. Si sacas un 9 o 10, no podrás recuperar tu arma y tendrás que volver a intentarlo para la siguiente. Si no la recuperas, tendrás que atacar sin ella o con magia hasta que la consigas.

Pese haber recibido daño, Okon no dudó en lanzar de nuevo un ataque contra el animal. Sin duda, el poder de Okon no era para nada despreciable. Era un mago que sabía lo que hacía y que no parecía dispuesto a perder fácilmente contra aquel gusano. Daba la impresión como si él solo pudiese hacerse cargo de todo. De nuevo, repitió el hechizo claritas y diez flechas de luz salieron a toda velocidad de sus dedos para hundirse en la carne del animal de nuevo. Una vez asidas, tiró con fuerza para provocar explosiones a lo largo y ancho del Terror de las Montañas, que esta vez salió rodando sobre sí mismo por el fondo del foso gimoteando herido y contusionado.

Calculos:

En cuanto se recompuso, se abalanzó sobre Okon usando su cuerpo como ariete. Sin duda quería cogerlo y aplastarlo contra el muro de azabache para deshacerse de él de una vez por todas. Aquel sería un ataque furioso (+1 extra a la tirada de dados) y si Okon no conseguía evitarlo, podría terminar muy mal parado. (tirada de dados: 5. +1 de furia= 6)

Calculos:

Gerald no iba a librarse. En cuanto dio con él, elevó su cola de forma furiosa (+1 en la tirada de dados) y la dejó caer con fuerza sobre el humano. Quería aplastarlo allí mismo (5+1 de furia= 6)

Calculos:

El bicho:

Stats:

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Aunque no paramos de zoscarle, el bicho no acaba de reventar del todo y la espada se me había vuelto a quedar atorada en su cuerpo. Este maldito gusano gigante tiene imanes por todo el cuerpo. Tiro del arma de nuevo para arrancarla de un tirón.

Dado: 4

Puedo ver como el gusano revienta de nuevo por varias partes bajo el conjuro de Okon, pero eso, lejos de detenerlo, hace que le ataque.

-¡Okon! -Le grito al ver el aparatoso golpe, pero él se escabulle rápidamente y levanta la mano para informar de que está bien.

Ahora viene mi parte. Veo la gigantesca cola caer sobre mí y trato de evitar que me aplaste, aunque al final no puedo evitar todo el impacto y acabo rodando por el suelo con el cuerpo magullado. Al final sí que va a matarnos esta cosa.

Cuando vuelvo a mirar hacia Okon le veo realizar un Fuuruchi para curarse y decido distraer al monstruo con mis ataques para darle tiempo a recuperarse.

Utilizo el anillo réplica para hacer una copia mía delante del monstruo y empiezo a moverse haciendo fuertes aspavientos para que se fije en ella. Con suerte la verá antes que a mi yo real.

Tras eso, suelto una ráfaga de ataques contra el monstruo.
Dado: 6

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Tras los ataques de los guerreros, la furia del Terror de las Montañas fue en aumento. El hecho de haber recibido tanto daño en su cuerpo, lejos de arrebatarle fuerza, parecía enojarlo a extremos en los que podía transformar ese dolor y agotamiento en fuerza bruta. Los dos guerreros debían tener cuidado a partir de ahora o alguno de los dos podía quedar fuera de combate.

Gerald pudo recuperar su arma en un movimiento rápido aprovechando el daño provocado por su compañero. Momento que también aprovecha Okon para tomar algo de aliento y regenerar un poco su cuerpo. (Dado 8 )

Cálculos:

El Terror de las montañas, rabioso, arremetió de nuevo contra Gerald con toda la fuerza que pudo en su estado encolerizado. (+2 a la tirada de dados)
Dado: 6. +2 de furia: 8.

Cálculos:

Sin embargo, y a pesar de que el golpe fue certero y sin duda debería haber terminado con Gerald allí mismo, cuando el Terror de las Montañas levantó la cola para ver a Gerald espachurrado, sólo advirtió un polvillo deforme.

El verdadero Gerald, que había utilizado una de sus artimañas para distraer al enemigo, utilizó un poderoso golpe sorpresa apareciendo en la parte de atrás del Terror de las Montañas, ejecutando una ráfaga de golpes rápidos que si bien eran menos contundentes que los golpes normales, el aluvión de golpes cayó sobre el monstruo sin opción a respuesta.

¡Técnica activada! ¡Ráfaga!: ¡Técnica de Gerald!: 7. Gerald efectúa tantos golpes como stats de técnica tenga y utiliza el stat de Técnica en lugar del de Fuerza en esta ocasión. Sin embargo, el poder de los golpes está capado a la mitad. El valor 1 como resultado no hará daño. Los valores superiores a 1, harán 1 de daño.

Cálculos:

La suma de golpes consecutivos sobre una misma zona fueron suficientes para partir a la bestia a la mitad, que cayó dividida en dos mitades sin vida expulsando chorros de líquido desagradable a los pies de Gerald.

La batalla parecía haberse acabado. Sin embargo, cada una de las dos partes de la bestia empezó a retorcerse y, sin dar tiempo a los guerreros a saber qué estaba pasando, las dos mitades se unieron de nuevo con un fuerte golpe, como si sus extremos se atrallesen de forma magnética, dejando la marca de la herida sobre la piel.

En el momento en el que El Terror de las montañas volvio a unirse, los guerreros sintieron una gran fuerza tirando de ellos, arrancándoles sus armas, que quedaron unidas al cuerpo del mosntruo una vez que éste se batió en retirada a través de la roca. No obstante, con lo que no contaba el imponente gusano, era con que ambos atacantes tenían partes metálicas formando su cuerpo, con lo que Gerald y Okon quedaron también impactados contra su cuerpo.

Llegaron a su guarida. Por suerte, ésta gozaba de unas vetas de mineral brillante que emitía una luz tenue, por lo que los dos hombres pudieron hacerse una idea del recinto mientras eran arrastrados por el monstruo.

Una vez que Él Terror de las montañas fue reduciendo su velocidad, los dos hombres sintiendo como aquella fuerza magnética cesaba y cayeron a los lados de la bestia junto a sus armas.

Gerald pudo apreciar también que la zona por la que había cortado al gigantesco gusano ahora estaba parcialmente reconstruida. No del todo, pues la carne permanecía todavía suelta, pero sin duda, su cuerpo tenía la propiedad de mantenerse unido.

El Terror de las Montañas no tardó en percatarse de que no había vuelto solo y atacó de nuevo, esta vez con un chorro de ácido directo a Gerald para acabar con él.

FdR: Gerald ya no puede usar más su anillo tramposo uwu.

El bicho:

Stats:

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Parece que todo ha terminado al partir a esta cosa al medio. Sin embargo, apenas he relajado los hombros vuelve a moverse en el sitio.

busco a Okon con la mirada y, por un momento, confío en que sean los últimos coletazos del monstruo. Pero va a ser que no. De repente el bicho se ensambla de nuevo y me deja bastante cuajado. ¿Por eso se quedaba pegada el arma a él? ¿Son sus huesos?

Pero no tengo mucho tiempo para fascinarme por lo que acabo de ver, porque siento como una fuerza invisible me arranca el arma y poco después me tira del brazo haciendo que me pegue también a su cuerpo. Este hijo de puta nos está llevando con él.

Trato de cubrirme contra el gusano cuando se mete por la tierra y siendo un fuerte dolor en el hombro debido a la fuerza con la que el brazo está pegado contra el cuerpo del gusano, hundido contra su carne y sujetando mi peso.

Cuando parece que hemos llegado a su guarida, siendo como la fuerza se detiene y caigo al suelo, buscando rápidamente el arma que me había dejado Okon.

-¿Qué coño ha sido eso? -Comprubo qeu Okon ha venido pegado conmigo, con peor suerte a la caída, que le ha dejado un buen golpe en la cabeza.

-Esta cosa tiene el cuerpo imantado. Quiero llevármelo cuando nos lo carguemos...

-Sí, pues más te vale que no sea al revés.

Okon todavía no había terminado su intervención cuando el bicho se gira hacia notros y vuelve a atacar, esta vez lazándome un chorro de líquido que no parece nada agradable.

Salto hacia un lado para esquivarlo, sintiendo varias gotas de ácido picándome la piel. Pues menuda broma...

Estoy demasiado lejos y no quiero arriesgarme a que me riegue con sus babas corrosivas así que no me queda otra.

-¡Denxo! -Noto como la electricidad me sube por la garganta y me heriza todo el pelo. Los ojos empiezan a brillarme con intesisdad y abro la boca para lanzarle el rayo concentrado directo a al gusano. Si tú sabes escupir mierdas peligrosas, yo también.

Dado: 8

Okon no se queda quieto en el sitio. Mientras yo me posiciono él lanza un Dëk äl diä para distraer al monstruo.

Dado: 5

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El poder imantado descontrolado era síntoma de que la bestia estaba en las últimas, pues era incapaz de controlar bien sus poderes. Al intentar mantener su cuerpo junto y enroscado, sus huesos ejercían muchísima fuerza, por lo que los tres terminaron en la guarida del Terror de las Montañas, lugar visitado por muy pocos y contado por menos.
Gerald atinó su golpe de forma certera, gracias a la ayuda de Okon, por lo que no le costó demasiado golpear a un objetivo tan voluminoso y herido. Sin embargo, las quemaduras por el ácido que le rozaron le seguirían molestando durante semanas y le dejarían en el cuerpo un recuerdo de aquel viaje. Además, su brazo iba a necesitar reparación después de aquello.

De pronto, silencio.
Los dos hombres pudieron dedicar con tranquilidad varios minutos a admirar aquel lugar, lleno de cadáveres de animales y humanos, así como mudas de piel del Terror de las Montañas y un montón de tesoros que la bestia había ido depositado allí y que sin duda alguna pertenecían a sus víctimas. La mayoría de cosas no funcionaban, pero sí que había algunas cosas que, con un poco de limpieza, funcionarían a las mil maravillas.
Además, Gerald se esmeró en llevarse consigo unos cuantos de aquellos huesos, pues le habían llamado mucho la atención. Algo le rondaba por la cabeza.

FIN DE LA MISIÓN. (editable)

Recompensas:
+1 Punto de experiencia.
Huesos imantados de Terror de las Montañas.
Monedero de piel de Fropo: Monedero sin fondo aparente fácil de transportar en el que puedes llevar de todo. Extremadamente útil.
Boa de plumas hechizada: Al ponértela, tu apariencia y ropa cambiarán a la que tú desees. Puedes incluso cambiar de sexo. Fantástica para misiones de espionaje. Su uso exagerado puede dar dolores de cabeza bastante molestos.
Huevo misterioso: Huevo de mineral brillante. Por ahora, uso desconocido.
Gárgola tótem: Una pequeña gárgola de unos veinte centímetros a la espera de ser despertada. Sólo funciona por la noche y a la luz de la luna, pues la luz del sol la hace regresar a su estado pétreo. usos varios.

Gárgola tótem.:

Puedes rolear si lo deseas y terminar la misión.

» Las primeras pistas [Misión de trasfondo]
» Montañas Redondas.
» Gerald Browen
» Registro de Gerald Browen
» Misión. Vieja Arpía I.