El mundo es un lugar maravilloso. Desde que me fui de casa no he parado ni un momento. Ir de un lugar para otro sin vivienda fija no deja de ser una tortura pero al fin, después de cinco años, al fin he estado en todos los continentes de este planeta. He conseguido un montón de vivencias, experiencia y amigos en todas partes. Si de algo puedo estar orgullosa es de mi capacidad para retener amistades a lo largo y ancho de este planeta, desde las ardientes arenas del norte hasta las posadas de los glaciares.
He tenido un montón de relaciones. De todo tipo: buenas, malas, pasajeras, afines, horrendas, ciclotímicas, austeras, emotivas...
Sin embargo aquí estoy, casi rozando el cielo con la palma de mi mano y sigo sola tirada en este prado verde.
A veces me dan ganas de volver a casa. ¿Qué me esperará en ella? Papá y mamá se hacen mayores y,al fin y al cabo, son mi responsabilidad. No toda, pero sí en parte. He recibido noticias de que mamá tiene una salud débil y que su corazón empieza a fallar. Quizá sea el momento de apartar mis aventuras durante unos años y volver a casa. No quiero que los remordimientos de conciencia me turben el resto de mi vida por no cuidar de mamá y papá.
También debería tener hijos.
Pero para eso necesito una casa, un marido y dinero. Y por desgracia (o suerte) no tengo nada de esas tres cosas. Anda qué... a veces pienso en qué he hecho con mi vida. Una mujer treinteañera ya, soltera y sin nada a lo que aferrarse. ¿Habrá estado bien que haya invertido de este modo mi tiempo?
Mis otros hermanos ya han formado sus familias y, mejor o peor, la están o bien comenzando o bien encauzando para labrarse un futuro próspero. Quizá debería pasarme por sus casas y hablar de ellos con la situación de mamá. Al fin y al cabo somos muchos y... no debería suponer un esfuerzo el cuidarles.
Mmm... qué solecito más bueno.
El aire mece mi cabello, lo noto. Me hace cosquillas en la cara. Siento el calor en mi piel. Me hago vieja. ¿Qué será de "él"? Hace años que no nos hablamos. Siempre fue mi favorito y al final... le he dejado algo abandonado.
Siento pena en mi corazón.
¿Cómo soy capaz de mantener correspondencia con decenas de personas pero no hacerlo con mi hermano? Precisamente igual porque es mi hermano...
Chasqueo la lengua y me reincorporo. Qué bonito es este lugar. Sin duda Lumen es mi continente favorito. Sin embargo está muy lejos de Aqua y es un engorro.
¿Dónde estará mi hermanito?
Ruedo hasta ponerme boca abajo y saco una libreta y un lápiz.
Mi vista se distrae hacia arriba. Qué bueno está ese tío, ¿no? Parece un turista, como yo. A ver si escribo esto pronto y voy a intentar echarle el guante.
¿Seguirá en Brontë? Eso espero.
- Spoiler:
"Cielo, soy yo. Perdón por no comunicarme contigo en tanto tiempo. ¿Qué tal estás? Mamá está algo pachucha y quizá sería bueno que los cinco nos juntásemos para cuidarla. Mamá y papá se hacen mayores y la panadería necesita algún relevo. ¿Por qué no dejas esa vida de ejército tan arriesgada y me echas una mano? Tus hermanos están bien. Tienes un montón de sobrinos (por desgracia no míos). Ya eres tío, quién lo diría.
¿Cómo te va la vida, mariconcito mío? Cuéntamelo todo, ¿vale? Te quiero. Espero verte algún día. Pronto, a poder ser. Respóndeme a esta dirección: ***** Estaré en esta posada de Lumen durante un par de meses.
Por cierto, mis libros se venden bastante bien. Parece que las historias de la loca de tu hermana han calado bastante bien, aunque como bien sabes, acabo gastándomelo todo en viajar. Te quiero, mi rubito precioso. Te adoro. Y ahora te dejo que voy a ver si pesco un marido de una vez por todas.
<3<3
Ariel."