Nagorr Jefe de Raza
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| Tema: Gansel y Heather Vie Jul 06, 2012 4:34 pm | |
| Esta es un tradicional cuento aether que enseña a los niños a no irse con extraños. Cualquier niño aether la conoce. Aunque varias son las versiones y los finales de esta historia, aquí traemos la versión auténtica de la historia. Gansel y Heather Gansel y Heather eran dos hermanos gemelos aether que vivían con su madre y su padre en un pequeño islote de Ventus. Eran una familia pobre, por lo que cada día el padre los mandaba a buscar leña por el islote para venderla en el pueblo. Sin embargo, cuando Gansel y Heather tenían seis años la madera del islote se terminó, y la familia, viéndose cada vez más pobre, no sabía qué hacer. En un intento por salvarse al menos ellos, los padres de Gansel y Heather decidieron llevar a sus hijos a un islote alejado y deshabitado con un gran bosque donde abundaba la leña, prometiéndoles que irían por la noche a buscarlos.
Gansel y Heather recogieron leña todo el día y, cuando llegó la noche, se sentaron a esperar a su padre y su madre, pero ninguno de ellos vino. Heather, preocupada, se puso a llorar, pero Gansel la tranquilizó diciendo que había ido dejando plumas por el camino por si se perdían. Su hermana, sin embargo, no dejó de llorar.
“Eres idiota” le dijo. “Seguro que todas las plumas han caído sobre Humus y con esta oscuridad nunca podremos volver”.
Gansel se dio cuenta de que así había sido, y como no tenían donde pasar la noche, se pusieron a explorar el bosque. Tras horas caminando, se encontraron con una casita de alpiste y, muy contentos –porque tenían muchísima hambre-, se pusieron a comerse las paredes y las ventanas. Llevaban ya un buen rato cuando una anciana salió de la casa. Los niños se asustaron de ella, porque era vieja y sombría, pero ella les sonrió desdentada y los invitó a comer dentro, al pie de la lumbre. Gansel y Heather entraron en la casa y vieron sobre la mesa cientos de deliciosos manjares. Además, la anciana tenía una hermosa urraca de negras pplumas que sabía hablar.
Se quedaron allí, engullendo tantas maravillas, durante varios días. ¡Nunca antes habían comido tanto! Sin embargo, al pasar una semana Heather comenzó a sospechar. Le parecía raro que aquella mujer los hiciera comer sin pedirles nada a cambio. Se lo dijo a su hermano, y este, algo reacio, le dijo que si le apetecía podían explorar la casa.
Así pues, esa noche, cuando la vieja dormía, Gansel y Heather se escabulleron de su cuarto y se pusieron a investigar la casa de la anciana, buscando algo sospechoso que explicase todo aquello. Cuando estaban a punto de darse por vencidos, vieron que de un alto estante asomaba un grueso libro de recetas y Gansel se encaramó a una silla paca cogerlo con tan mala pata que lo tiró al suelo, despertando a la urraca, que se puso a chillar. Ambos niños vieron que en la portada de aquel libro ponía “Cocinar a tiernos niños”, pero no les dio tiempo a más, pues los gritos de la urraca despertaron a la anciana que salió de su cuarto hecha una fiera.
“¡Me habéis descubierto! ¡Ahora tendré que cocinaros antes de tiempo!”
Los asustados niños empezaron a correr hacia la puerta, seguidos por la lenta anciana. Salieron de la casita de alpiste y llegaron al bosque, que atravesaron rápidos como rayos. Llegaron al final del islote tras varios minutos, jadeantes, y todavía con la vieja detrás, así que decidieron irse volando. Sin embargo, habían engordado tanto esos días que, en cuanto saltaron del islote, sus débiles alas no pudieron cargar con tanto peso extra y los niños cayeron al vacío. Nunca más se volvió a saber de ellos. [Propuesto por Alehyss Lester] | |
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