Otras creencias

Entre otras creencias destaca el culto a Nona. Nona es, para sus seguidores, la diosa de la naturaleza, un ser tan especial que carece de cuerpo y es únicamente espíritu. Para sus adeptos, Nona es el ser más perfecto que existe, quien dio a luz al mundo y a todo lo que en él se halla. Se trata de un ser etéreo, y en su doctrina se incluye la promesa de un mundo más allá de la vida en el que lo material no tiene cabida, un mundo límpido y puro al que sólo tendrán acceso aquellos con un alma pura.

Es por esto que los sacerdotes y sacerdotisas de Nona purifican continuamente sus almas, manteniendo la mayor limpieza posible de cuerpo y espíritu, preparándose para la otra vida. Como la mayor parte de los adeptos de Nona son de Ignis, sus centros religiosos se sitúan en la colina de la Montaña Inferno, apartados de toda civilización. Sus instituciones comprenden cuatro santuarios, dos masculinos y dos femeninos, dispersos por la montaña. Cada santuario cuenta con una Torre de los Oráculos, habitada por cuatro elegidos del santuario, los oráculos de Nona. Son consideradas personas con una especial sensibilidad al espíritu de la diosa, y a través de ellos se transmiten los mandatos, deseos y dictámenes de la diosa. De hecho, es ésta la que los escoge.

Más alejadas de la creencia dominante, existen otras religiones minoritarias, especialmente en núcleos de población cerrados y de antigua tradición. En Aqua, por ejemplo, se encuentran innumerables tribus guerreras, con creencias tan dispares como que la muerte es el principal enemigo de todo ser humano, o que el origen de la vida está en el agua. En Ventus, en una isla de la periferia, la más alejada de cualquier otra tierra flotante, existe la creencia de que fueron unas diosas aladas, las Gayatri, quienes tallaron el mundo y la vida que en él hay con sus poderosos cinceles. Se dice que, una vez terminaron su obra, las Gayatri se fundieron con el mundo que habían esculpido, para dormir un sueño eterno. Existen, en esta isla, reproducciones en piedra en honor a estas divinidades, a las que se rinde culto el octavo día de noviembre. En esta fecha, los creyentes dejan ante las estatuas ofrendas de velas, flores y comida para las diosas.