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 ¡A por los karnikarsh!

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MensajeTema: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptySáb Sep 21, 2013 11:42 pm

El grupo, esta vez sin guía, se acercó al lugar. La construcción, aparte de pequeña, tenía aspecto antiguo, con la piedra gastada y las tejas descoloridas y sucias; parecía que había sido construida hacía bastante, y que nadie se había detenido a limpiar su exterior. No obstante, tenía un aspecto habitable; las hierbas que crecían a su alrededor no eran altas, y se oían ruidos procedentes del establo colindante. Tras comprobar que no parecía haber nadie dentro de casa, los guerreros, movidos por el sonido que salía del establo, se aproximaron al lugar.

Antes de que pudiesen acercarse demasiado, vieron salir a dos hombres del lugar. Ambos tenían la piel curtida por el sol, pero aquello era el único punto en común entre ambos. Uno de los hombres, el más alto de los dos, era un chrysos moreno de ojos castaños, corpulento y de gesto severo; el otro era un flamma, rubio y de ojos negros, rechoncho y de poca estatura, y con gesto amigable. Al ver al grupo de guerreros, los hombres se detuvieron, curiosos.

—¿Quiénes sois? —inquirió el flamma, esbozando una sonrisa. No hablaba con tono amenazador, ni tampoco se apreciaba sorpresa en su voz; más bien, parecía que, en lugar de a sus nombres, su pregunta hiciese referencia al pedido que buscaban.

Tras explicarles a los mercaderes qué habían ido a buscar, y tras efectuar el pago, el chrysos guió al grupo al interior del establo, donde se podían ver infinidad de bismontes y karnikarsh, todos ellos separados entre sí. El chrysos, servicial, los dirigió al final del establo, donde, en una cuadra, dos crías de karnikarsh descansaban.

—Estos son: un macho y una hembra, ambos de seis meses, a nombre de Svend Rybner —informó el mercader. Luego tomó cuatro pares de guantes y ropajes para protegerse de los chispazos de las bestias y se los tendió a los guerreros, sonriente—. Tened cuidado al viajar con ellos. No los hagáis movimientos bruscos o los asustaréis.

El mercader tomó una jaula, le tendió otra exactamente igual a Cierzo, abrió la cuadra y se adentró en ella, seguido por los guerreros. Al igual que ellos, él también tenía guantes, que parecían estar hechos precisamente para tratar con aquellas bestias. Las crías observaban a los hombres con cautela, apenas emitiendo chispazos, retrocediendo a medida que el mercader se acercaba. Cuando el hombre se plató frente a ellos, dispuesto a atrapar al macho para meterlo en la jaula, ambos karnikarsh comenzaron a emitir más chispazos. No obstante, el hombre fue capaz de encerrar al macho en la jaula sin demasiado esfuerzo.

—Lo importante es mantener la calma; demostrarles que tú estás por encima de ellos, que los dominas —explicó, volviéndose a los guerreros, con la jaula en las manos. Fue entonces, estando el hombre desprevenido, cuando la hembra se lanzó contra él, dándole un fuerte golpe en las piernas. La jaula cayó al suelo, y los guerreros pudieron oír el alarido del karnikarsh macho. También la hembra gritó entonces, y, asustada, comenzó a chispear con más potencia. Desorientada y confusa, volvió a golpear al hombre en las piernas, y luego se arrojó hacia los guerreros, buscando salir de aquel lugar.

Fdr. ea.
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Gerald

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyDom Sep 22, 2013 12:52 am

Después de servir como lámpara mata bichos los chicos hacen pim pum y acaban con el resto de la molestia. Qué petardos pueden llegar a ser estos bichos.

Al fin llegamos a una casa dejada de la mano de Mithos y Candace nos informa de que este casucho es el lugar que veníamos buscando. Pues menuda pinta, ese príncipe de claritas tiene que ser o muy rarito o muy idiota.

Tras comprobar que no hay nadie en casa nos acercamos a lo que parecen los establos -o la parte amplia de la casa- y enseguida salen un par de tipo a saludarnos. Dos hombres solos, perdidos en medio del bosque y acompañados de tantos animales cuadrúpedos... Creo que no les estrecharé las manos al saludar. Pero eso no hace que les niegue una amable y amplia sonrisa.

Buenas tardes, señores. Aquí los guerreros de Brontë para mandar —Me presento y brevemente les explicamos qué devenires de la vida nos han traído a estas tierras de crianza para que nos dejen pasar a ver los animales.

Miro a mi alrededor curioso pero algo desagradado. El olor de este sitio no es precisamente un perfume. Definitivamente nunca se me han dado bien los animales y tampoco tengo paciencia ni amor que ofrecerles.

Al fin llegamos a donde tienen nuestro pedido y nos ofrece guantes y protecciones para cogerlos. Me lo planteo por un momento, pero cuando echo un ojo a las crías las veo tan graciosas que enseguida me enfundo los guantes. Cuando veo cómo el tipo le pasa la jaula a Cierzo lo miro a los ojos y me río.

¡Vamos allá! Dale duro, chaval —Me río, dando primero una fuerte palmada y luego un codazo a Cierzo. El granjero -o lo que sea- se acerca para coger a uno de los dos y nos explica que lo que hay que hacer es demostrar quién manda. Eso sí tiene gracia... Es entonces cuando el otro bicho lo tira al suelo y arma el caos en unos segundos.

Ya veo quién domina a quién... —Comento, absorto, por un momento. Pero reacciono para poner un poco de orden. Soy bichos de electricidad, ¿no? Me ilumino para llamar su atención y, con ayuda de los guantes, trato de acercarme a uno de los dos. A fin de cuentas solo son crías.

Venga, bonito... No me hagas perder la paciencia... —Canturreo, algo aburrido de estos bichos. Entonces lanzo las manos hacia uno de ellos para tratar de cogerlo. Agh, se me van a manchar los pantalones...
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Cierzo

Cierzo


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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyDom Sep 22, 2013 2:51 am

Las polques no llegaron a causarnos grandes problemas. En apenas un momento, todos nos habíamos empleado en deshacernos de ellas, por lo que en seguida pudimos retomar nuestro camino. Desde luego, mucho mejor.

Continuamos, pues, siguiendo a nuestra guía. Caminamos a buen paso hasta que, llegados a una casa, ella nos hizo detenernos para anunciar que habíamos llegado a nuestro destino. Quitando los bichos, había sido un buen paseo.

Nos aproximamos a la puerta, pero antes de que llegáramos, dos hombres habían salido ya a nuestro encuentro. Probablemente, los famosos mercaderes. Nos acercamos a ellos, y no tardamos en presentarnos y reclamar nuestro pedido. Tras un breve intercambio de palabras, nos dirigimos con uno de ellos a las cuadras.

Arrugué la nariz al entrar, desagradado. No estaba acostumbrado a tener que entrar en lugares así yo mismo. Avancé sin replicar, sin embargo, hasta el final del establo, y contemplé entonces perplejo al mercader cuando me tendió unos guantes. Con gesto algo desconfiado, me los puse.

Sin embargo, el momento en el que me hizo tomar una de las jaulas me dejó atónito. ¿Acaso no era su trabajo? ¿A qué venía todo aquello? No tuve tiempo de replicar; Gerald se me adelantó, divertido. Lo contemplé un momento, enarcando una ceja, dudando sobre si cederle mi puesto como venganza. Al final, sin embargo, me resigné.

-A veces se me olvida lo encantador que puedes llegar a ser -gruñí, irónico.

Atendí a los gestos e instrucciones del hombre, sin prestar demasiada atención a las bestias. Atento como estaba a las explicaciones, el ataque de uno de aquellos bichos me tomó por sorpresa, con lo que solté yo también la jaula y retrocedí un paso.

Mi primer impulso fue lanzar un hechizo contra ellos, pero lo contuve. Eso no haría sino empeorar las cosas. Al menos, eran crías, así que dudaba que supusieran un auténtico peligro.

Una idea fugaz cruzó mi mente, pero la ignoré al instante. Contemplando a la hembra avanzar hacia mí, clavé los pies en el suelo y eché el peso del cuerpo hacia adelante, intentando con ello frenarla cuando embistiera. Esperaba que no tuviera más fuerza que yo; no tenía ganas de salir mazado de aquello.
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Zacharyas

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyDom Sep 29, 2013 1:12 am

Al final el viaje no se había hecho, ni mucho menos, tan accidentado como Zacharyas había deseado en su fuero interno, y aquel encuentro con los polques, para desgracia del disfrute del caeruleus, no había dado como resultado ningún cadáver. Sin embargo, el herrero disfrutaba de aquel recorrido al aire libre, y aunque no había participado en demasiadas conversaciones, escuchar a sus compañeros intercambiar opiniones y bromas entre sí también le había resultado bastante estimulante.

Finalmente, los guerreros llegaron al lugar indicado y dos hombres salieron a su encuentro, quedando pronto patente que eran los que buscaban. Los hombres procedieron a enseñarles el recinto en el que guardaban una buena cantidad de bismontes y karnikarsh. Lo atravesaron hasta llegar junto a dos crías que enseguida les fueron identificadas como macho y hembra.
Zacharyas no comprendía, ni tampoco tenía demasiado interés en ello, por qué el líder Rybner deseaba tener aquellos animales en su poder, pero no lo cuestionaba. Así pues, se enfundó en los guantes y protecciones que le eran tendidos y pasó a reunirse con sus compañeros. Sin embargo, pronto aquella misión, aparentemente apacible y sin incidentes, fue interrumpida por un problema.
Uno de los karnikarsh embistió al hombre mientras este les explicaba qué hacer, y aquello generó el caos. Zacharyas frunció el ceño, aunque sus ojos brillaron con interés. La idea de que todo el establo terminase ardiendo por las chispas producidas por todos los animales que había allí le parecía muy apropiada, pero sabía que nadie lo compartiría, de modo que se acercó velozmente a sus compañeros para apoyarlos. Tendría que hacerlo bien.

-Como asusten a los otros animales no va a ser divertido -murmuró el caeruleus, aunque no podía evitar sonreír al pensarlo. Para él, desde luego, lo sería.

Se acercó a la bestia que había embestido a Cierzo por la espalda. En el momento en el que el aether la detuviera trataría de inmovilizarla por detrás. Seguramente entre los dos podrían hacer algo. No sabía la fuerza de una cría de aquella especie, y la electricidad podría asustar a otros, pero Zacharyas estaba dispuesto a oponer resistencia e inmovilizar a aquel animal.

FdR- Siento la tardanza. No pude hacerlo esta semana u.u
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Cero

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyMiér Oct 02, 2013 6:38 pm

¡Genial! ¡Habíamos logrado acabar con aquellos insectos! ¡Qué espanto de bichos, en Lumen no pasaban cosas así! Cómo no... Todo gracias al magnífico Cero Rein, je. El escarpado camino que supuestamente nos esperaría no resultó tan... peligroso como aseguraba la joven, cómo se notaba que no se había enfrentado a grandes problemas de la vida.

Llegamos, ¡sí, genial! El calor del bismonte resultaba muy agradable, y había jugado un papel principal a la hora de distraerme durante el viaje. Dos hombres nos estaban en esperando.

- Buenas tardes, forasteros - saludé con tono serio, siempre había querido pronunciar aquella frase.

Nos condujeron hacia un establo lleno de bismontes y karnikarsh. ¡Qué guays! Eran unos animales sencillamente encantadores y muy varoniles. Había muchos, y empecé a corretear a la vez que gritaba a los animales, con un tamaño tan grande sólo podrían oírme si mi voz sonaba a lo GRANDE.

- ¡Oíd todos! ¡Yo, Cero Rein, me convertiré en vuestro dueño! - Exclamé echando humo por las orejas.

Dirigí mi mirada hacia los dueños, qué seres tan horribles, nos habían enseñado su plan y no se sentían culpables.

- ¡No permitiré que os comáis a estos animales! ¡Como comprenderéis, les he hecho una promesa! - Mi dedo no dejaba de señalar hacia el hombre que estaba cerca de la jaula.

Fue entonces cuando uno de los karnikarsh golpeó a su ex-dueño y salió corriendo. Chico listo.

- ¡Eso es! ¡Corre, corre! ¡Sé libre! - Grité mientras observaba el panorama.
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Narrador

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyVie Oct 25, 2013 2:35 pm

La cría de karnikarsh huida estaba cada vez más nerviosa con lo que las chispas que emitía se volvieron más constantes e intensas, de modo que el criador que había caído al suelo se vio obligado a cubrirse la cara para evitar quemaduras por corriente. La otra cría, se revolvía cada vez más nerviosa en su jaula, empujando la pequeña puerta y complicando el agarre que el criador hacía sobre ella.


En cuanto Gerald se lanzó sobre la cría suelta parpadeando, la luz y el movimiento brusco no hizo más que empeorar el miedo de la criatura, con lo que soltó más rayos y corrió a un lado haciendo que el chrysos se llevase algunos calambres y pequeñas quemaduras en los brazos y cayese de bruces al suelo.

Continuando su trayectoria, se fue a por Cierzo con mayor ímpetu. Al llegar a él, estrelló su pequeño cuerno contra el vientre del aether, soltando una descarga sobre él que lo hizo trastabillar un par de pasos haciendo que su pie quedase encallado en la jaula que había soltado. Al echar una mano para evitar caerse, sintió bajo ésta una barra que parecía el mango de un rastrillo.

Zacharyas trató de agarrar a la criatura aprovechando que ésta se centraba en el aether, pero al ir a agarrarla se revolvió propinándole una descarga que notó cómo los guantes absorbían. Sin embargo, la corriente sobre el lomo del animal chispeaba demasiado, de forma que llegó a la cara del caeruleus, quemándolo como pequeñas gotas de aceite.

Debido al espolio, los animales de toda la caballeriza empezaron a ponerse nerviosos y comenzaron a moverse y quejarse. Los bismontes golpeaban las puertas de sus cuadras y los karnikarsh comenzaron a relampaguear haciendo que el ruido dentro del lugar fuese todavía más ensordecedor.
Ante la situación, el segundo hombre entró a ver qué sucedía y, al encontrarse con tal revuelta, agarró una de sus herramientas para los animales, una barra larga acabada en un semicírculo con la que tratar de calmar a los animales uno a uno.

—¡Cállate, niño! ¡No hagas nada si no quieres, pero cállate! —Gritó el hombre, malhumorado, a Cero. Si los karnikarsh seguían revolucionándose de aquella manera, sería muy peligroso.
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Cierzo

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptySáb Oct 26, 2013 8:52 pm

La cría libre, cada vez más nerviosa y alterada, chispeaba y corría buscando una vía de escape. Vino hacia mí cogiendo carrerilla, por lo que me reafirmé mi posición para recibirla. Sin embargo, no contaba del todo con su fuerza, ni mucho menos con su poder eléctrico.

Sentí cómo se me escapaba el aire cuando me golpeó en el vientre, soltando un sonoro gruñido al sentir el dolor de la electricidad. Trastabillé hacia atrás, ligeramente aturdido, pero algo bajo mi pie me hizo volver a la realidad.

Quizá debería decir alrededor de mi pie. En mi retroceso, un pie se había colado por entre los barrotes de la jaula que tenía detrás. Eché una mirada al cachorro que había dentro, y otra al que tenía frente a mí. Mi mano, casi inconscientemente, agarró el mango de un objeto, que cogí para enfrentar a la criatura.

Por otra parte, tiré de mi pie, tratando de soltarme de entre los barrotes. Aquello me estaba poniendo malo. ¿Cómo había acabado donde estaba?
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Gerald

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyDom Oct 27, 2013 2:01 am

Me estampo contra el suelo cuando el bicho del demonio se escapa entre mis manos. Siento la quemazón en los brazos y la tierra -y no quiero pensar qué más- hundiéndose bajo mi peso. Sabía que iba a mancharme...

Estoy ya hasta las narices de estos bichos. No me gustan los animales, incluso estoy empezando a pensar que los detesto. Ya podía venir Lea a coger a estas malditas crías chispeantes a las que solo me apetece patear.

Me pongo de pie y ayudo al tipo que agarra la jaula que compartía con Cierzo para que se levante mientras miro el panorama. Cierzo, cada vez más enredado, el paliducho, tan poco espabilado como siempre y el enano, haciendo el imbécil. Le grito al claritas.

Eh, tú. Ven a agarrar por aquí, ¿quieres? —Si va a estar gritando como un energúmeno por lo menos que se quite del medio para que yo pueda ayudar a Cierzo con esa cosa. El ambiente empeora por momentos y el ruido se estaba volviendo ensordecedor. Los rayos de los karnikarsh me están crispando el vello corporal. Estoy empezando a chispear hasta yo. Joder.
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Zacharyas

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyMiér Oct 30, 2013 7:34 pm

El intento del caeruleus por agarrar a aquella criatura no fue demasiado fructífero. De todos modos, Zacharyas no se preocupó por las chispas que saltaban a su rostro. Aquel dolor era insignificante para él.

Presto, el caeruleus se deshizo de su capa, ágilmente. Con una macabra sonrisa, se acercó de nuevo al animal. Aquel manto era bastante amplio, y quizás sirviese para inmovilizarlo. Los animales, a veces, al sentir miedo, se detenían. Y más aún tratándose de crías.

De reojo, Zacharyas echó una ojeada a Cierzo. Parecía que se había quedado atrapado, como un pequeño animal que se veía, de pronto, amarrado por un cepo o algún otro tipo de trampa. Aunque, desde luego, no parecía inofensivo. Aquello, pensó el caeruleus, era una pena.

Haciendo acopio de su fuerza y la mayor destreza que pudo, Zacharyas se abalanzó sobre el animal chispeante, echándole por encima de la cabeza su capa y luego tirando hacia él, con el fin de inmovilizarlo.
Aquella tela era resistente, aunque el mago dudase que pudiese contener demasiado al animal. Se conformaba, sin embargo, con desorientarlo un poco. Eran muchos. No podía ser que aquel par de bichos los derrotasen.
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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyMar Nov 05, 2013 8:06 pm

Cierzo pataleó para sacar el pie de la jaula mientras zacharyas trataba de retener a la cría fugada y Gerald y el granjero retenían a la otra cría dentro de su propia jaula. En cuanto su pie fue libre se vio obligado a apoyarse contra el poste que separaba dos jaulas de animales a causa de la inercia del tirón, pero rápidamente recuperó la compostura tirando de aquello que creía útil para reducir a la criatura.

Sin embargo, aquello que había creído una vara inofensiva confesó su verdadera naturaleza en cuanto el aether hizo la fuerza necesaria para arrancarla de su lugar. No era sino la vara que mantenía el refuerzo de la puerta ya bastante estropeada de un bismonte que estaba guardado tras de sí. A causa del jaleo, el animal estaba agitado con lo que al sentir la puerta no dudó en embestirlas haciendo que se abriese de forma violenta golpeando a Cierzo de lleno y empujándolo con brusquedad contra la jaula de al lado. Una de sus aparatosas alas quedó encallada entre los barrotes de la jaula mientras que la otra quedó aplastada entre ésta y el cuerpo del aether.

Pero la jaula no estaba vacía. Cuando el karnikarsh de su interior sintió la fuerte colisión del aether contra su puerta comenzó a chispear con mayor fuerza y no dudó en abalanzarse contra el hombre, generando un chasquido en su espalda que sólo su portador pudo sentir, pues quedó envuelto en medio del jaleo general. El karnikash alzó las patas para continuar golpeando aquello que cubría su entrada amenazándolo y Cierzo recibía además los calambres de su contacto.

El fugitivo bismonte chocó contra la jaula que había frente a la suya y el otro granjero se apresuró a guiarlo con su herramienta para introducirlo de nuevo en su jaula. El animal, asustado y conocedor de tal contacto, no se resistió demasiado y comenzó a volver sobre sus pasos.

¡Cierra la puerta, chico! —Gritó el hombre a Cero, que era el que estaba más cerca de la cuadra abierta.

Zacharyas, que había agarrado a la cría con su cazadora a pesar de los rasguños que ésta le hacía en el proceso, consiguió que el animal dejase de moverse tan bruscamente, privado de la vista y quedó al rato quieto y tenso, chispeando a la espera de algún tipo de ataque.
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Cierzo

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyMiér Nov 06, 2013 1:58 pm

Al fin conseguí librarme de aquella estúpida jaula, y tras un momento de pérdida de equilibrio, recuperé la compostura. No duró mucho. Cuando ya tenía algo con que enfrentarme a aquella cría, me encontré con que la tenían más o menos sujeta, pero yo ya tenía otros problemas de los que hacerme cargo.

A mis espaldas, sin tener yo tiempo de entender qué era exactamente, sentí un golpe que me empujó hacia adelante. Para cuando tuve conciencia de mi nueva situación, esta había empeorado manifiestamente: ahora no tenía un pie, sino un ala enganchada en la jaula. Y no solo eso, sino que la otra estaba puesta en un ángulo forzado, provocándome un intenso dolor en la espalda.

En un caso normal, esto no habría sido tan problemático. No tenía movilidad en las alas, pero este hecho me había enseñado a manejarlas sin moverlas a lo largo de los años. Sabía cuáles eran los movimientos que podía hacer para recolocarlas y manejarlas sin dañarlas. El problema venía de parte del interior de la jaula. En ella, la cría encerrada respondía a la "amenaza" que yo suponía, impidiéndome alejarme de allí.

Entre dolorosos chispazos, sentí una embestida y pude oír a mis espaldas un claro chasquido. Sentí un sudor frío que me recorría, y no quise volverme para no encontrar lo que sabía que allí habría. Sin embargo, cuando la criatura volvió a embestir un latigazo de dolor me subió por la espalda, obligándome a soltar un grito.

Acabé por girar la cabeza a duras penas, y al hacerlo descubrí que no había sido buena idea. El ala atascada estaba doblada en una posición en la que no debería estarlo, haciendo más difícil extraerla. La otra, por su parte, no era visible desde mi posición. Y, aunque no podía sentirlas más allá de la raíz, la simple imagen mental del dolor que eso tendría que suponer hacían aún más intensa la sensación del dolor que sí sentía.

Tratando de apartar al karnikarsh de mí, lancé un aethes contra él, con intención de empujarlo.
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Gerald

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyJue Nov 07, 2013 1:57 pm

Parece que la cría de la jaula empieza a quedarse un poco más quieta y al caeruleus parece controlar un poco a la que se ha soltado con lo que recupero algo de calma. Pero al escuchar el topetazo y ver como Cierzo es empotrado contra uno de los establos, la tensión vuelve a por mí. Abro bastante los ojos, asustado por un momento.

Todo pasa bastante rápido, el bismonte fuera de control, los gritos del otro hombre, los rayos del karnikarsh... Y cuando escucho gritar al aether sin poder moverse, suelto la jaula que sostenía con el otro tipo para correr hacia él.

¡¡Cierzo!! —Con grandes zancadas paso junto al caeruleus y la cría, ignorando su reyerta, y agarro al aether por debajo de las axilas para tirar de él a pesar de la electricidad que seguramente le recorre. Al ver que está atascado, levanto la pierna derecha para apoyarla contra la viga que separa ambas cuadras y así poder hacer más fuerza hacia atrás. —¡Espera! —Le grito con los dientes apretados mientras trato de arrancarlo de las rejas. Maldigo que mi magia sea un fracaso para esta situación. Una tontería semejante ha acabado con él en esta situación por culpa de una panda de inútiles. Maldita sea.
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Cero

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyVie Nov 15, 2013 9:10 pm

Gente corriendo, golpes... ¿Qué estaba pasando allí? Los dos karnikarsh revolucionados se movían de un lado a otro. Fue entonces cuando uno de ellos chocó contra una jaula, que se suponía que yo tendría que cerrar.

El pobre animalillo tenía cara de resentido, de sumisión, ¿es qué iban a dejar que tales seres tan hermosos viviesen en esas condiciones tan hostiles para el resto de sus vidas? Si alguien tenía que impedirlo, ese no sería yo. Cerré la jaula como me había ordenado, al fin y al cabo, iban a regalárnoslos, ¿no? Tendría que cooperar para que nos los diesen...

- ¡Jajajajaja! - mis risas podían oírse por todas las cuadras -. ¡Chicos, hemos ganado! - Exclamé señalando hacia el chico con alas, que parecía tenerle mucho cariño al otro karnikarsh.
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Zacharyas

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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyMar Nov 19, 2013 3:14 pm

Zacharyas había conseguido inmovilizar a uno de los animales, ya fuese por terror o simple defensiva. Por el momento, pensó, tenían la situación algo más controlada. Al menos era un bicho menos del que preocuparse. Sin embargo, un grito hizo que el caeruleus alzase la vista y la centrase en cierzo mientras sujetaba con más ahínco al ser que tenía aferrado, temiendo que aquel sonido tan potente lo hiciese revolverse de nuevo.

Desde donde estaba, el caeruleus pudo ver cómo una de las alas del aether parecía estar herida, aunque no tenía el ángulo adecuado. De todos modos, un escalofrío placentero, ansioso, lo recorrió, haciendo que desease acercarse a contemplar aquello. Gerald se adelantó, yendo junto al guerrero para tratar de arrancarlo de donde se encontraba encajado.

El rostro de Cierzo solo hacía que Zacharyas imaginase el dolor que podía estar sintiendo. Se dedicó a contemplarlo, embelesado, sin soltar al animal que tenía asido, aunque habiéndose olvidado ya de que lo tenía allí, siendo apenas consciente de que su cuerpo existía allí.

Tenía la piel de gallina. ¿Le arrancarían aquellas rejas la piel membranosa de sus alas enfermas? Zacharyas deseaba oír, nuevamente, un grito como aquel, de dolor, y ver la mueca de su rostro mientras lo profería.
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MensajeTema: Re: ¡A por los karnikarsh!   ¡A por los karnikarsh! EmptyJue Nov 21, 2013 5:40 pm

La situación de Cierzo aprecía empeorar por segundos. El animal no hacía más que golpear la puerta haciendo que sus alas se resumieran cada vez más de una forma poco ortodoxa, además de soltar gran cantidad de descargas que, en tal situación, el aether no sabía discernir si empeoraban el dolor o hacían de anestésico.

Gerald dejó a las crías en manos de los demás en pos de ayudar a su compañero y se aferró a él recibiendo también el traqueteo y las descargas del animal, que hicieron que su cuerpo se inmovilizase por momentos pegado al del aether a causa de la corriente que los recorría a ambos. En cuanto el aether conjuró al viento, el animál se vio empujado hacia atrás y, asustado, dio media vuelta dedicando una última coz a la puerta para tratar de escapar por alguna de las esquinas opuestas de su cuadra.

Ese fue el momento en el que ambos hombres cayeron hacia atrás con un nuevo crasquido desagradable. Gerald quedó tirado en el suelo demasiado aturdido por la corriente como para moverse y Cierzo cayó sobre él de medio lado, desvanecido, de sus hombros estaban manchados de una humedad oscura y sus alas tenía una aspecto demasiado turbio como para haber jurado que una vez fueron alas.

Para tal momento, el granjero que se había dedicado a calmar al ganado ya había conseguido devolver parte de la calma al redil y gracias a Cero, que cerró la puerta del bismonte que se había abierto, consiguió llegar hasta el karnikarsh desenfrenado para aturdirlo y calmarlo.

Mientras tanto, el granjero que había estado manteniendo encerrado al macho de las crías, se había dirigido hacia Zacharayas para evitar que la hembra -que empezaba a revolvérsele mientras éste estaba atónito- escapase de nuevo y al fin consiguieron meterla en la jaula pertinente. Se apresuraros a sacar rápidamente a ambas crías y mantenerlas separadas para calmar la situación, luego recogieron a los guerreros caídos.

Gerald recuperó una vez lo llevaron fuera y lo despavilaron un poco, sintiendo todo su cuerpo cansado como si acabasen de darle una tremenda paliza. Lo marcaban por todas partes pequeñas quedaruras y rasguños, pero lo más destacable era su dolor interno, algo que le impedía moverse correctamente pero le permitía permanecer despierto.

Zacharyas contaba con algunas quemaduras en brazos, piernas y cara, pero apenas resultaban unos rasguños. Cero era el único sin herida alguna.

Cierzo fue el más perjudicado. Su espalda era un cuadro de mal gusto y sus alas un mosaico de formas poco agradables. Tenías importantes quemaduras por la zona dañada que podrían infectarse si no volvían pronto, además de rasguños por el resto del cuerpo.

Con la ayuda de lo mercaderes cubrieron un poco las herizas de Cierzo, todavía inconsciente, y lo subieron a uno de los bismontes que les habían prestado en el pueblo. Gerald, impedido, subió sobre otro y el tercero fue el que emplearon para colocar las jaulas de las crías.

Cero y Zacharyas se hicieron cargo del viaje de vuelta que se hizo bastante pesado hasta volver de nuevo al pueblo. Allí los heridos fueron tratados por el médico del pueblo, que poco pudo hacer más que cambiar algunas bendas y tratar las alas de Cierzo para que no supusieran un peligro para su estado durante el viaje, pero al no ser cirujano no pudo hacer mucho más.

El pueblo les dejó un carro tirado por dos bismontes para que tuvieran un mejor viaje y todos pusieron rumbo de nuevo a palacio.

MISIÓN CUMPLIDA

*Cierzo fue trasladado a la enfermería.
*Gerald tuvo un día de reposo y revisión en la enfermería.
*Zacharyas fue invitado a pasar a revisión en la enfermería.
*Cero llevó los karnikash al establo.

Recompensa

*Un punto de experiencia.

*Aprenden el hechizo Suuchi
(Permite desvanecerse en el sitio durante tantos segundos como magia tenga el conjurador. Si se mueve, perderá su invisibilidad.)

Recompensa extra

"Sentimos los daños causados por nuestros animales"

*Cuatro trozos de cuero.
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