Todo bajo control. Primera salida.

Al sentir que camino solo, frunzo el ceño y doy media vuelta. Puedo ver cómo la luna ilumina la figura de mi hermano dando limosna y chasqueo la lengua.

Una vez se acerca de nuevo, le doy un empujón.-Oye.- Le espeto.- Papá y mamá no se parten el lomo trabajando para que tú vayas desperdiciando el dinero en... eso.- Reprocho.


[...]


Llegamos a "aquel" bar.- Eh, yo paso de entrar ahí.- Digo parándome delante de la puerta. Sin embargo, intento tranquilizarme aunque sea un mínimo y entro detrás de la enorme figura de mi hermano. Dudo que el dueño me reconozca. No parece muy espabilado, pero no es él quien me preocupa. No quiero encontrarme con el que fue el origen de mis problemas.
Me echo la coleta hacia atrás y sigo a mi hermano.


Parece que el estandarte que porta mi hermano no tiene buena acogida por las zonas bajas de la ciudad. Esbozo una sonrisa de superioridad. Perdedores.
Sin embargo que aquellos pordioseros se revelasen me hace ponerme tenso y decido intervenir.- Oye, muertos de hambre.- Dijo saliendo de detrás de mi hermano y extendiendo una mano hacia delante.- Controlad vuestra negra y maloliente lengua.- Digo arrugando el labio superior.

Efesto siguió adelante e hizo oídos sordos a las palabras de su hermano y, cuando estuvieron ya más lejos, le explicó tirándole de una oreja.- Papá y mamá viven bien. Todos vivimos bien. Darvenwish quiere tener al populacho contento. ¿Te crees que una simple moneda nos va a hacer más pobres? Sin embargo, cuando aquel pobre hombre hable con sus camaradas, dirá que un buen hombre, guardia del ejército del Oscuro le dio monedas y su bendición. Eso crea buena fama. No es una pérdida de dinero. Es una buena inversión. Si el líder manda tener a la gente contenta, nosotros obedecemos y lo hacemos.


*fin de esa escena* [...]



-Se puede jugar si se juega en los lugares adecuados. - Dijo sin más.
Sin embargo se le heló la sangre al escuchar a su pequeño y bravucón hermano pequeño y rápidamente le soltó un fuerte puñetazo y, una vez en el suelo, le dio una fuerte patada en el estómago. - Esto es lo que hago con los que le faltan al respeto a los que viven en este país, sean ricos o pobres. Él es un guerrero experimentado y ha caído de un sólo golpe mío. Así que, por favor.- Dijo cerrando muy fuerte los puños a cada lado de sus caderas y girando el cuello haciendo que estallase una de sus vértebras.- No hagáis el idiota enfrentándoos a mi, ¿de acuerdo? - Conforme sus pasos penetraban más y más en la taberna, la gente iba dejándole paso en el más absoluto silencio. Cogió la mesa llena de cartas y dinero y con la simple flexión de cuatro dedos, la volcó al suelo y nadie se atrevió si quiera a respirar. - Bien.- Acabó.

Se dirigió a la barra y le hizo una seña al que parecía ser el gerente, que estaba algo atemorizado.- La próxima vez no seré tan benevolente.- Dijo con voz melosa y guiñándole un ojo.
A continuación dejó su pequeña bolsa de monedas encima de la barra.- Esto por las molestias.

Se dirigió a todo el bar entonces.
- Escuchad. Las cosas por estos barrios no son fáciles. Pero malgastar vuestro dinero en actividades poco lícitas sólo hará pasar hambre a vuestras madres y mujeres y conseguiréis que el ejército se eche encima vuestra como perros sobre conejos.- Dijo caminando hacia la puerta y cogiendo a su hermano por su punto débil sacándolo casi a rastro. - Así que cuidadito con lo que hacéis.- Canturreó.


Una vez fuera, le dio un beso en la mejilla a su hermanito.- He estado fabuloso, ¿verdad?- Rió, yendo calle arriba.

Mis palabras son cortadas por el duro puño de mi hermano y mi respiración se corta de golpe al sentir su férrea bota en mi estómago.

Le escucho desde el suelo, dolorido y con rabia. ¿Por qué actúa de este modo? Se supone que es un guerrero formidable. Debió haberles cortado la cabeza por todo lo que dijeron sobre nosotros.

Sin embargo, cuando mi pelo es tañido con fuerza, me incorporo y le sigo el paso dolorido y al borde del chillido hasta la calle.
Cuando me besa, le empujo con fuerza.-¿De qué vas, E?- Le reclamo realmente enfadado. - No me toques.- Hablo arisco. -¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué has actuado así? ¡Se supone que somos una de las familias más importantes del continente!- Chillo persiguiéndole.
No entiendo nada. Creí que salir a patrullar con mi hermano sería cuanto menos divertido y podría demostrar mi supremacía utilizando el miedo pero por lo que veo, las cosas no son así. ¿Qué clase de respeto impondremos de este modo?

Estoy molesto, confuso y dolorido.

Esperaba su reacción claramente, por lo que no le dio mayor importancia. Sin embargo, su inexperto hermano necesitaba una explicación.- Dime Alexander. ¿Sabes cuantos eran? No respondas. Te lo digo yo: más de una docena.- Se pasó los dedos por las comisuras.- Sin duda soy fuerte. Pero no invencible. Además, no quería enzarzarme en un dos contra doce y los que se unieran. Podrías salir herido. Y nadie quiere salir herido, ¿verdad?- Rió.- No ahora, que tienes que hacerte cargo de tu familia.

-Alex, Alex... somos una de las familias con más influencia, eso es cierto. Sin embargo, eso nos alza a una posición muy visible y de fácil crítica. Por eso debemos ser absoluta y políticamente correctos. No voy a enzarzarme a matar gente por una simple timba, hombre. Las cosas se solucionan con un poco de tacto, un par de palabras, y con un pardillo que se deja azotar para acobardar al resto.- Habló con chulería. - Tranquilo. No volveré a pegarte sin avisar.- Dijo entonces en un tono serio.- Lo siento. Pero prefería tener a un hermano con vivo con dolor de barriga que un hermano muerto. Y no tenías por qué ser tu precisamente el hermano muerto.- Dijo con seriedad.




La patrulla de este día ha acabado sin incidentes y con la ciudad en calma. Bien hecho.

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