Jardines (2)

Edad : 37 Mensajes : 141

Pero qué c...
-Aaaaaagh...-gimió llevándose las manos a los oídos e intentando acostumbrarse a semejante chillido que se le clavaba como cuchillos en el interior de sus tímpanos, por lo que le dejaron inutilizado durante unos instantes.
Sin embargo, aquellas formas mágicas empiezaron a morderle con ansia asesina brazos, cara, piernas...
-¡Mierda!- con un chillido, sacó su hacha e intentó cortarlas, pero en cuanto se destapó las orejas durante más de 5 segundos, gritó de nuevo, dolorido, dejando caer al suelo con un sonido metálico su hacha para, inconscientemente, volver a protegerse las orejas, por lo que los murciélagos conjurados volvieron sobre él con furia y rabia.

-AAGH- bramó, desesperado, como si lo estuvieran comiendo vivo.

Edad : 35 Mensajes : 1331

Asiento ante el nombre del chico y le saludo con un apretón seguro, luego presto atención a la chica sentada aunque miro de refilón como una parvus llega de pronto. Así que Eld de la Noche Ardiente, esto me gusta. Me preparo para lo que pueda venir, llevándome una mano a la katana. Siempre que estas mujeres se presentan atacan de improviso.

Y efectivamente, la negrura nos envolvió, haciendo más compleja la visión durante la noche con lo que encendí rápidamente los ojos, desenvainando en cuanto veo surgir a los dos maravillosos mecñas.

—Oh, no... —Me da tiempo a pronunciar justo antes de que estos empiecen a chillar como descosidos. Los mecñas son maravillosos, pero calladitos, por favor. Aprieto los ojos un momento, intentando no cerrarlos, pero acabo llevándome la mano derecha a un oído debido a lo molesto de los gritos. Apenas me doy cuenta de que alguien ha empezado a chillar y como no me lo espero de Erri ni de Lyam supongo que será la parvus o la caeruleus.

De entrada está muy bien eso de dos mecñas contra cuatro personas, pero de pronto salen una bandada de murciélagos rabiosos hacia nosotros. Muevo la katana de un lado al otro, tratando de espantarlos mientras hago brillar mi cuerpo de forma parpadeante. A los murciélagos no les gusta la luz. Los mecña son ciegos, pero no sé si les hace algo.

Escucho a Errald quejarse.

—¡Errald, haz algo útil y crea un muro, anda! —Le grito, sacando el sonido de dentro para anteponer mi voz al ruido, divertido. Es cierto que esta situación es muy molesta, pero estando el parvus me divierto el doble. Seguro que se cabrea.

Jefe de Raza Edad : 85 Mensajes : 227

Ayne y su ilógico comportamiento eliminaron sin embargo a casi todos los murciélagos que la acosaban. Sin embargo, los puños de Lyam sólo pudieron con un par de ellos, por lo que este siguió siendo acosado fuertemente.
Gerald, por su parte, también se deshizo de la mayoría con su katana y a los que quedaban, su luz los disipó en mayor medida.
La peor parte se la llevó Errald, que fue mordido con inquina y ganas por la bandada que le acosaba, por lo que resultó ser el más dañado.

-Qué divertido...- masculló Eld-. Parece que os estáis divirtiendo mucho- dijo moviendo sus orejas de caeruleus cubiertas de escamas de arriba abajo.

-A ver si podéis encontrarme... Alfresnoiret- canturreó Eld.
Su cuerpo comenzó a hundirse en el banco, como si se derritiera, volviéndose una sombra negra que se desplazaba bajo los pies de los chicos, pudiendo salir por cualquier lado.

Mientras tanto, los Mecñas habían subido a un árbol y no paraban de gritar, cada vez más fuerte hacia donde se encontraban los guerreros.

-...- sonrió enormenente bajo su hechizo que la volvía sombra.

- La magia es el poder más enorme de un guerrero. Las espadas son para los bárbaros. La belleza de la magia es superior en todos los aspectos -habló, desde el suelo, mientras se desplazaba de un lado a otro hecha sombra.

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Apenas distinguía nada de lo que estaba pasando, pero un instinto me decía lo que tenía que hacer. Alterada y nerviosa como estaba, me deshice rápidamente de aquellos pequeños bichos para volverme a la mujer sin cesar mis gritos, tratando de ignorar los de los mecñas.

-¡¿QUÉ LE HAS HECHO A ZACHARYAS?! -chillaba, enfurecida-. ¡¡NO ES TUYO!! ¡¡DEVUÉLVEMELO!!

Empeñada en mis ideas, y viendo que se escapaba aquella impostora, comencé a buscarla desesperadamente por todas partes, clavando mi guadaña allá donde iba su sombra, como si esta pudiera sufrir los daños que ella sufriría estando allí en carne y hueso. No podía volver a pasar por lo mismo.

Edad : 37 Mensajes : 141

Reuniendo todas las fuerzas que tenía, intentó hacer lo que llevaba intentando hacer toda su vida. Extendió su derecha hacia el sueño y bramó. -¡PERVATIA!
El suelo no contestó.
Rabioso y sangrante, agarró uno de los murciélagos y lo despedazó de rabia con sus propias manos, por lo que este desapareció como una nubecilla negra.
Uno menos.
-NO SÉ HACER MAGIA -bramó frustrado, tanto a Gerald como a la mujer que los atacaba, pues acababa de elogiar la belleza de la misma e, indirectamente, lo había llamado bárbaro de una forma muy innecesaria.
-AAAAGH. QUE ALGUIEN MATE A ESAS PUTAS MIERDAS- dijo dando puñetazos al suelo, a cuatro patas, completamente paralizado por el chillido de los animales y el ataque de los murciélagos.

Edad : 35 Mensajes : 1331

El acoso de los murciélagos parece reducirse, pero entonces la chica desaparece del banco en una forma oscura. Eso sí es extraño. Estoy un tanto desconcertado por los malditos mecñas y la parvus parece que va a lo suyo, gritando como una descosida. Al menos varía un poco el chirrido de los mecñas.

Escucho a la mujer hablar de la magia. Así que esta se encarga de eso. Lo siento, muñeca, pero yo soy un bárbaro, no una hermosa princesa.

Escucho a Errald hacer su confesión rabiosa y no puedo evitar sorprenderme y echarme a reír.

—AJAJAJAJA ERRIIII ERES UN POCO INÚTIL AJAJAJAJAJA —Le grito, partiéndome de risa. No puedo tomarme en serio los combates si me divierto tanto. Pero tengo que centrarme en la mujer que viene a atacarnos. Me ilumino por entero todo lo que puedo y me fijo en el suelo, quedándome en un lugar lejos de obstáculos. Así iluminaré bastante a mi alrededor y me enteraré si alguna cosa rara se me acerca. Voy moviéndome en círculos para no perder un hueco de vista mientras me mantengo en guardia. Creo que me va a estallar la cabeza con esos bichos.

—¡Erri, anda, ve y dales un par de hachazos a esas cosas! —Le insto, todavía divertido. Este combate es entretenido. —Lyam, ¿cómo vas, chico? —No lo conozco de nada, pero ya que estamos todos en esto, qué menos. Le guiñaré un ojo si consigue verme. A la parvus no le pregunto, por su griterío parece enterita.

Edad : 33 Mensajes : 2032

¡¡Aquello era jodidamente insoportable!!

El chrysos sentía como si le estuviesen golpeando la cabeza con cientos de martillos, uno tras otro, sin tregua, mientras millones de murciélagos le impedían moverse, danzando a su alrededor como los insufribles bichos que eran. ¡¡ERA INSOPORTABLE!!

De pronto, mientras continuaba haciendo aspavientos, se iluminó por completo, emitiendo una gran cantidad de luz que no tardó en disminuir segundos después para, posteriormente, volver a aumentar. El chrysos gruñó, irritado, mucho más molesto que antes. Parecía una puta luciérnaga, parpadeando, encendiéndose y apagándose, y lo peor no era que no lo hacía porque quería, sino que tampoco tenía muy claro cómo parar aquello (puta magia de las narices).

—Joder, hostia... —gruñó, esta vez en voz más baja, mientras movía las manos.

Irritado como estaba, no prestó atención a la flamma hasta que se dio cuenta de que había desaparecido. Confuso, y sin dejar de lado los aspavientos, oteó los jardines, en busca de la chica. Que la flamma desapareciese hacía todo más surrealista. Ahora mismo había dos bichos estridentes subidos a un árbol, dejándose los pulmones o lo que fuese; una parvus que también gritaba (aunque ahora usaba palabras y preguntaba por Zacharyas, el caeruleus raro aquel); y una chica que desaparecía porque sí y que no explicaba de qué demonios iba aquello ni nada. ¡ERA HORRIBLE!

La voz de la desaparecida sonó de nuevo y el chrysos, confuso, clavó la vista en el suelo, en la sombra de la mujer. Frunció más el ceño. Sí, claro, la magia era estupenda, fascinante, pero no todo el puto mundo tenía el mismo potencial. ¡Y a él ni tan siquiera le gustaba! ¡Y no quería estar ahí! De haber sabido que ir al jardín supondría gritos y bichos, jamás hubiese puesto un pie fuera de Palacio.

—Pero no todo el mundo tiene talento para la magia —gruñó. De reojo, miró a Gerald, que le había hablado (o eso creía)—. Mal.

Odiaba la magia. Odiaba los bichos. Odiaba el ruido. Odiaba aquello.

Jefe de Raza Edad : 85 Mensajes : 227

Se divirtió con Ayne un buen rato, haciendo que la persiguiera, pues le hacía gracia ver cómo estropeaba la punta de su arma contra el duro suelo.

La sombra subió por el grueso árbol hasta volver a materializarse en la Segunda, que ahora, acariciaba el lomo de sus mecñas, que pararon de chillar al instante.
-Qué desilusión... - comentó tristona y sin ganas. - Creí que la magia ocupaba gran parte de vuestro potencial... pero veo que no sois más que niñitos con metales punzantes... Bah... qué desastre...- juzgó con la mirada a Errald.- Tú eres una vergüenza para este ejército. Patético- escupió con rabia. - ¡Âchnam! - chilló. Y una enorme bola de negro y poder se dirigió al magullado cuerpo del parvus. - ESO ES VERDADERO PODER- bramó.- En cuanto a vosotros, os aconsejo que dejéis a un lado las artes físicas y os dediquéis a admirar y adquirir la belleza de la magia.

-El talento es un despojo de la perseverancia, su madre - le escupió a Lyam.- Si eres constante, serás mejor que un talentoso.

Se bajó del árbol con los mecñas bajo sus brazos de un salto. - Soy la segunda. Ya sabéis cómo actúo. Si hubiese sido un enemigo, os habría hecho picadillo. Pensad en ello - dijo con su cara tapada por su túnica.

Sus escamosas manos se adelantaron. -Ha estado bien. Volveré a veros, seguro, pero espero que la próxima vez podáis lanzarme por lo menos un hechizo.- Sonrió- No esperaba que me derrotarais la primera vez- dijo tocando la cara de Gerald, con el fin de reconocerlo, para luego, soltarle una sonora bofetada-. Esto por reírte de tus compañeros.
-Se dirigió a Lyam y le cogió sus manos-. Ni un arma... ni hechizos potentes... ¿A qué te dedicas, inútil?- rió con superioridad.

-No voy a acercarme a ti, pequeña bestia- rió con las manos en alto, refiriéndose a Ayne.

-Hasta mañana, si Efesto así lo desea -dijo haciendo una reverencia, para luego dirigirse hacia el palacio.
En cuanto pasó al lado de Errald, le propinó una sonora patada en el abdomen. -Deshonor... - siseó.

Dicho esto, desapareció.

*se va*

FDR_ ;_; internet me falla mucho y prefiero dejarlo así que a medias òwo9 ya seguiremos otro día~~ que van a salir más.

Edad : 30 Mensajes : 1315

Tras una persecución extraña, quedó fuera de mi alcance, y tras extrañas palabras desapareció. Me quedé mirando el lugar donde estaba un instante antes, furiosa.

-¡¡PERO DIME DÓNDE ESTÁ EL CHIQUILLO!! -bramé al aire, ya desesperada.

Furiosa y desesperada, lancé un violento terra der contra la base del árbol en el que se había refugiado momentos antes con sus felinos, haciendo un destacable boquete en el tronco. Solté un ruidoso gruñido.

-¡¡AQUÍ EL ASUNTO ES LLEVAR LA CONTRARIA!!

Y, sin más, me marché corriendo, en busca de Zacharyas.

*Se va*

FdR.: Le dijo la sartén al cazo.

Edad : 35 Mensajes : 1331

Entre todo el caos la mujer decide parar y lo cierto es que lo agradezco debido al cese de los gritos de mecña. Es bastante más altanera que Tuli, pero no deja de tener su encanto con esa capucha. Me llevo la katana al hombro, descansando, con una sonrisilla mientras la escucho. Pero la sonrisilla se me borra cuando se ensaña con Errald. No me parece bien que menosprecia a un guerrero centrado en las artes físicas.

—La magia no lo es todo, creo que nos estás subestimando. Si solo utilizas la magia entonces tendremos ventaja la próxima con ese dato —Le comento, hablándole seriamente pero dedicándole una sonrisa. Cuando se dirige a Lyam tampoco me parece muy correcto, sin embargo, cuando ella se aleja, le comento en susurros. —Pss, ahí tiene algo de razón —Le digo, cubriéndome la boca con la mano libre y sonriendo con picardía, como un niño pequeño. Escucho sus demás palabras y veo como se me acerca hasta tocarme la cara. Cuando lo hace me sorprendo un poco y siento un leve escalofrío. Después de lo de Vatra ya me pongo nerviosillo con cualquier cosa. Entonces me da una bofetada y aprieto los ojos para resistirla. "Por reírte de tus compañeros", qué poco sentido del humor. Si yo se lo digo con cariño, no como ella que se ha quemado con el pobre Erri. Me fijo en una cosa después de su extraña forma de buscarme la cara. Es ciega.

Cuando la chica se despide envaino y veo, de nuevo frunciendo el ceño durante un momento, cómo golpea a Errald para continuar humillándolo por lo de la magia. Me acerco a él, aunque seguro que estará bastante enfadado.

—Ey, Errald, no le hagas caso, es un poco petarda, ¿no? Eres un buen guerrero —Le comento, amable y sincero. Aunque me haya reído no creo que Errald sea un mal guerrero ni un inútil, pero sí que me ha hecho gracia lo de la magia. Por un lado le pega mucho, por otro, eso de no saber hacer magia le da un toque adorable. Aunque a simple vista el parvus no tiene nada de adorable... El caso es que no lo veo como algo tan horrible y, como me cae bien, me parece muy mal que la caeruleus le haya dicho eso.

Esperaba que Errald fuese brusco, por eso no me extrañó que me apartase la mano cuando trato de darle unas palmatidas en el hombro para luego alejarse. Suspiro. Qué se le va a hacer...

Me giro a los otros dos. La chica parvus parece irse también, bastante enfadada al no encontrar al tal Zacharyas. Y solo queda el chrysos. Le sonrío amigablemente.

—Un poco exagerada, ¿no crees? —Le pregunto en referencia a la segunda.

FdR: Errald se ha tenido que ir, el sobrentender su reacción es un pequeño acuerdo para indicar que sale de la escena principal para que él responda cuando pueda en el jardín.

Edad : 33 Mensajes : 2032

Por suerte para él, la mujer decidió cesar aquel caos. Lyam tomó aire profundamente, tratando de calmarse, y observó de reojo el árbol desde el que la mujer hablaba. Escuchó lo que decía sin interés, pues sus comentarios le parecían fuera de lugar e incorrectos, asintiendo como si el que hablase fuese Alexander.

Cuando se dirigió a él, la miró de reojo y torció una sonrisa. Por supuesto, la perseverancia era fantástica, pero si no tenías un mínimo de talento, unas pocas capacidades, tus esfuerzos no servirían para nada. Y él sabía, porque lo sabía, que con su escaso potencial mágico no haría nada destacable por mucho que entrenase.

—Pero no todo es la perseverancia. Si no tienes un mínimo de talento, no vas a poder hacer nada por mucho que te esfuerces —gruñó. Había llegado a los jardines enfadado, y tras el combate, su molestia había aumentado. Tal vez en otro momento, en uno en lo que su humor fuese mejor, se hubiese parado a pensar antes de hablar, pero ahora mismo sólo quería replicarle a la caeruleus.

Cuando descendió del árbol y siguió hablando, Lyam se cruzó de brazos, intentando mantenerse callado. No obstante, cuando volvió a dirigirse a él, alzó el mentón, desafiante, y apartó sus manos de las de la chica.

—No tengo arma porque la perdí en una reciente misión —replicó. Torció una sonrisa—. No he tenido tiempo para hacerme con otra porque acabo de volver. —Se encogió de hombros. Luego, con un tono más teatral, añadió—. ¡Oh, Mithos, Efesto, deidades poderosas de este mundo! —Se llevó una mano al pecho dramáticamente—. Si tan solo me hubieseis dado un poco de perseverancia para ser un buen mago, ¡oh! ¡Oh, dichosa magia, ojalá tuviese la paciencia para controlarte! Qué inútil soy, qué pena de guerrero, ¡oh!

Y luego frunció el ceño. Contempló a la caeruleus durante unos segundos más, y, luego, cuando desapareció, volvió la atención hacia la parvus, que había vuelto a gritar. Lyam alzó las cejas, sorprendido. ¿Por qué tanta insistencia buscando al caeruleus? ¿Y por qué gritaba tanto? No la entendía.

—Un poco —murmuró, mirando a Gerald, que se había acercado a hablar con el parvus y que ahora lo observaba. Se encogió de hombros—. Tendrá mucho interés por verlo.

Edad : 35 Mensajes : 1331

Río un poco a los comentarios de Lyam, parece algo cabreado. Vaya por Mithos. Luego asiento y miro hacia el lugar por donde se ha ido la parvus.

—Bueno, yo me refería a Eld —Respondo, divertido por la confusión. Supogo que para él ha destacado más el griterío de la parvus —Será cosa de mujeres —Bromeo, mirándolo con ojos cómplices. Luego estiro los brazos.

—Bueeeeno... Creo que ya no nos queda mucho que hacer aquí. Hum, ya que nos hemos visto ya un par de veces, ¿qué te parece si compartimos impresiones de las señoritas en el comedor? —Pregunto, amigable y entretenido. El entrenamiento me ha animado bastante a pesar del comportamiento de la chica y no me apetece dormir. Me giro a Erl —¡Erri, también puedes venirte si quieres! —Le comento, animado. A ver si se le pasan esos morros de enfado que lleva siempre.

El chico parece poner un par de pegas, pero acaba aceptando. Doy una última mirada a Errald para instarlo a venir y relajarse, pero ahora ya queda en sus manos. Tengo que buscarme compañeros de bebercio para cuando Cierzo esté ocupado.

*se van*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

No hacía precisamente un sol espléndido, pero sí el suficiente calor como para que tumbarse en los jardines resultara agradable. Fue por eso que decidí salir al aire libre y relajarme un poco.

Había salido vestida con ropa bastante ligera y sin mucho ánimo de dedicarme a entrenar, ni estudiar, ni nada por el estilo. De hecho, hasta me había dado por coger una de las muñecas de porcelana y llevármela conmigo. Y eso que, desde mi encuentro con Allie, les había cogido un poco de manía a aquellos juguetes.

Así pues, tumbada boca abajo, coloqué la muñeca sentada frente a mí y me dediqué a contemplarla. Esta vez era la muñeca chrysos, de pelo marrón trenzado y cara pecosa. Tenía un aspecto muy realista y un brillo extraño en los ojos. Mientras la contemplaba, me pregunté qué tendrían aquella y las otras seis de especial.

*Se queda*

Edad : 30 Mensajes : 210

Después de cenar, decido salir fuera del palacio para dar un paseo. Estirar las piernas antes de ir a dormir siempre viene bien. Eso decía mi padre, y yo creo firmemente en sus sabias palabras. Está comprobado por los Springer: los paseos nocturnos son buenos para el sueño. Cuánto más cansado, más fácil es conciliar el sueño y más sencillo es despertarse temprano al día siguiente. Y cuánto más temprano te despiertes, más provechoso resultar el día. A quien madruga, Mithos le ayuda. Está claro.

Salgo a los jardines con una sonrisa de oreja a oreja y convoco un flagare para poder ver bien. Mi humor decaído de hace no sé cuántos meses ya ha desaparecido por completo, en parte porque uno no puede amargarse durante toda la vida por algo, en parte porque me he olvidado de por qué estaba tan desanimado. Sea como sea, estoy contento. Y mi alegría aumenta cuando veo a Massen, la piscis muy amiga de Follow, tumbada boca abajo en los jardines.

Inconscientemente, mi sonrisa se ensancha. ¡Hace tanto que no la veo! ¿Cómo estará? ¿Qué habrá hecho en este tiempo? ¿A qué está jugando? Me hago todas esas preguntas mientras avanzo hacia ella, todavía con el flagare en la mano derecha.

—¡Buenas noches, Massen! —saludo cuando estoy a unos metros de ella, contento.

Fdr. CHAAAAAN

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Por el rabillo del ojo distinguí una luz vacilante acercándose, y giré la cabeza en esa dirección, con curiosidad. Alcé las cejas al ver acercarse al chico flamma, y cuando me saludó, correspondí con una sonrisa. Casi sin darme cuenta, tomé la muñeca por una pierna y la atraje hacia mí, para luego, con ella en brazos, girarme hacia él e incorporarme hasta quedar sentada.

-¡Seth! -exclamé, alegre-. Vaya, hacía mucho que no te veía. ¿Cómo estás?

Aunque en un principio me quedé sentada, tras un momento de duda decidí incorporarme. Llevaba toda la tarde tirada en la hierba, y quizá a Seth le apeteciera dar un paseo o así. En cualquier caso, me vendría bien moverme un poco.

FdR.: ¡¡¡Sí que está vivo!!!

Edad : 30 Mensajes : 210

Amplío la sonrisa cuando ella me saluda. ¡Qué maja es la piscis, siempre tan sonriente! O al menos que yo recuerde. No me acuerdo demasiado bien de qué hicimos exactamente en nuestros últimos encuentros, pero sí que me acuerdo de la sensación agradable de aquellas veces. ¡Hasta cuando estaba Follow el ninja, que es un poco más seco! Me pregunto cómo estará él.

—¡Muy bien! —exclamo, acercándome a ella—. Hace bastante que no hablo con nadie, pero ¡bien! He estado entrenando y entrenando y explorando el sitio. —La miré a los ojos, feliz—. ¿Tú cómo estás?

Observo cómo se levanta. Primero no digo nada, pero, de pronto, como si me hubiese dado cuenta de algo, hablo:

—¡Oh, no tenías que levantarte! En serio, no me importaba sentarme. Es más, si quieres sentarte, sientate y me siento yo también.

Realmente no me importa sentarme. Aunque me apetece pasear, hablar con alguien siempre es mucho más productivo y entretenido que caminar. Por muy buenos que sean los paseos nocturnos, no hay nada como la buena compañía.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Lo escuché atentamente. La verdad es que no recordaba haber oído a nadie comentar que lo hubiera visto últimamente. Aunque, bien pensado, los únicos que alguna vez me habían hablado del chico eran Nagore y Follow. La primera parecía estar ahora muy ocupada con sus otros pretendientes (o más bien pretendidos) como para acordarse del bueno de Seth, y a Follow hacía muchísimo que no lo veía.

A su pregunta, me encogí de hombros.

-Bueno, yo sí he coincidido con gente últimamente -respondí-. Aunque, por lo demás, parece que no hemos estado haciendo cosas muy distintas; también me he dedicado a entrenar y así. Y, bueno, hace poco me fui del palacio para hacer una misión -. Desvié la vista y me encogí de hombros-. Pero eso es otra historia.

Cuando comentó que no hacía falta que me sentara, negué con la cabeza, cruzando también las manos para enfatizar el gesto.

-Ah, no, no, no te preocupes -repuse-. Llevo toda la tarde tumbada, así que me vendría bien mover un poco las piernas. Aunque, bueno, si tú prefieres sentarte, tampoco tengo inconveniente.

Con un impulso, recoloqué la muñeca en mi regazo, como quien recoloca a un niño. Aunque, en mi caso, un niño extremadamente pequeño.

Edad : 30 Mensajes : 210

Asiento, sonriente. No me sorprende demasiado que se haya encontrado con gente. En teoría, aquí hay mucha, así que el caso extraño es el mío. Me pregunto a qué clase de personas habrá conocido. Seguro que son todas simpáticas, pero ¿cuán simpáticas? Mithos sabe.

Cuando menciona algo de una misión, no puedo evitar alzar las cejas, sorprendido. No me había enterado de que habían llamado a gente para acudir a algo así. Aunque, ahora que lo pienso, tiene sentido. He oído algo acerca de que un guerrero ha sido rescatado, así que alguien debió haber ido en su búsqueda. Imagino que es a esa misión a la que Massen se refiere. Francamente, me parece increíble, en el mejor de los sentidos.

—¿Y qué tal fue? La misión, digo. —La miro, curioso—. He oído que alguien ha sido rescatado, pero no sé mucho del tema. —Sonrio ampliamente, aunque no tardo mucho en negar con la cabeza—. ¡Oh, lo siento! No pretendo hacerte recordar nada ni que hablemos de ello. —Fruzo el ceño—. No me respondas. No es necesario.

Me paso una mano por la nuca y le sonrío con cierta torpeza. ¡Qué metepatas! No sé nada de ese suceso y aquí estoy, preguntando como un cotilla. ¿Y si pasó algo malo? ¿Y si Massen no quiere recordarlo? Esa clase de temas salen por sí solos, no se fuerzan. A fin de cuentas, la curiosidad mató al mecña.

—Podemos dar un paseo si quieres —propongo, mirándola de nuevo—. Los jardines son grandes, así que... —Me encojo de hombros— podemos dar una vuelta.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Sonreí tímidamente a sus preguntas, encogiéndome de hombros. Me hacía gracia que le diera tanto miedo preguntar.

-Bueno, verás -comencé-, no me molesta que preguntes. En realidad, no tiene nada de malo. No fue la mejor experiencia de mi vida, pero supongo que tengo que prepararme para pasar por cosas así. Fuimos a Ignis a buscar a Silvanus, que había desaparecido. Y, la verdad, estoy muy contenta, porque conseguimos encontrarlo y traerlo de vuelta. Estaba muy débil, pero supongo que se recuperará -. Hice una pausa, desviando la vista-. Aunque... debe de haberlo pasado fatal... El lugar donde lo encontramos estaba bajo tierra, y era deprimente. Tuvimos que enfrentarnos a un hombre que parecía estar completamente loco y daba mucho miedo, y a algunas bestias -. Tragué saliva-. Además, había mucha gente encerrada, que probablemente lo estaba pasando mal. Y, de todos ellos, solo conseguimos liberar a un niño. Y a Silvanus, claro. Es decir, cumplimos nuestro objetivo, pero no puedo dejar de pensar en toda esa pobre gente que quedó atrás -. Bajé la vista al suelo.

Asentí a su propuesta.

-Sí, me apetece pasear -dije, acercándome a él y comenzando a caminar en una dirección al azar-. Vamos, entonces.

Edad : 30 Mensajes : 210

Massen, a pesar de mis disculpas, decide hablar de la misión. Una parte de mí, la más mala y curiosa, se alegra, porque realmente el tema le interesa, aunque también hay otra parte que se siente un poco mal por haber forzado la conversación. Para la próxima, no haré preguntas. Que la gente diga lo que quiera decir.

Escucho sus palabras con atención, observándola en silencio. Por lo que cuenta, el rescate, pese a existoso, fue duro. El sitio al que han ido parece horroroso. No puedo creerme que exista algo así, mucho menos en mi Ignis natal. ¿En serio hay gente así en el mundo? ¿Qué ganan encerrando a la gente? No lo entiendo.

Cuando hablo, no puedo evitar sonar un poco desanimado. Ya no sonrío.

—Vaya... Qué sitio más —Parpadeo— terrible. —Miro a Massen—. No puedo imaginarme lo que habéis pasado. Debió haber sido muy... duro. —Suspiro—. No puedo creer que exista gente que haga así, es realmente horrible...

Bajo la vista, triste. De pronto, se me ocurre algo.

—Pero si vosotros visteis eso, tal vez la gente de Ignis, del sitio, pueda hacer algo por ellos. —Vuelvo a mirar a la piscis, serio—. Quiero decir, ahora que sabéis que eso existe, seguro que no lo dejan estar. —Alzo las cejas—. Quiero decir, nadie podría dejar eso así. —Frunzo levemente el ceño—. Creo.

Sigo a Massen cuando empieza a caminar, todavía pensando en el rescate de esa pobre gente. Estoy convencido de que los guardias están haciendo todo lo posible para solucionarlo. Es lo que haría una buena persona, y no hay mejores personas que los guardias, que se encargan de que todo esté en orden, arriesgando sus vidas por el resto de la población. ¡Seguro que salvarán a toda esa gente!

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Asentí, con gesto grave.

-Es cierto que había mucho misterio en torno a la desaparición de Silvanus -acepté-, pero no esperaba encontrarme con algo como eso. Aunque, ya de entrada, resultaba todo muy extraño, ¿sabes? ¿Quién espera encontrar algo así en el subsuelo de una ciudad importante? -Negué con la cabeza-. Yo, si me dijeran que hay algo así bajo Ciudad Nevada, me moriría del susto...

Me encogí de hombros. Todo eran supuestos, y al final yo no tenía mucha información.

-Bueno, la verdad es que no sé quién sabe qué -expliqué-. Es todo muy extraño, y no sé hasta qué punto tiene alguien información útil. No creo que, quienes sean que controlan lo que había allí abajo, dejen que nadie vuelva a entrar por donde lo hicimos nosotros. Pero en fin, espero que en Ignis alguien esté haciendo algo al respecto. Y, por supuesto, nosotros también estamos para eso. Reconozco que lo pasé muy mal, pero si nos piden que volvamos allí, supongo que habrá que esforzarse y cargar contra ellos. Al fin y al cabo, nosotros también somos un ejército, ¿no? Tenemos que evitar que haya gente así en el mundo.

En realidad, no me sentía tan segura como podían reflejar mis palabras. Aunque me guardé ese dato para mí, no había olvidado la muerte del guardia ignita. Y, en el fondo, no me apetecía en absoluto volver a enfrentarme a Flastio, y mucho menos a su padre. Sentí un escalofrío al recordar todo lo que habían hecho a mis compañeros.

FdR.: Sí, lo que habían hecho a mis compañeros, porque yo soy Massen Dew y soy toa potente y parece que mi habilidad sea "a mí nadie me toca un pelo". Fuck yeah.

Edad : 30 Mensajes : 210

Frunzo levemente el ceño al escucharla. No sé mucho sobre la desaparición del piscis, pero parece ser un gran misterio. Ya el hecho de que lo secuestrasen aquí es raro, pero parece que no es lo único extraño.

—Nadie esperaría encontrase algo así bajo tierra, mucho menos en una ciudad tan importante... —La miro, serio—. Es muy raro...

¿Cómo es posible que nadie se hubiese enterado? Es una pregunta que me escama. Es que es todo tan... Raro. ¿Cómo llegaron a estar bajo tierra? ¿Cómo construyeron el lugar? ¿Acaso ese sitio lleva existiendo desde hace mucho? A lo mejor se transmite de generación en generación, como una versión terrorífica de un negocio o una herencia. La idea me da repelús.

Miro a Massen de nuevo y asiento, convencido. Si alguien pide que se vaya a ese lugar, yo también estoy dispuesto a ir. Aunque no sepa qué hay o deja de haber. Algo así debe ser destruido, los culpables deben pagar sus crímenes.

—¡Claro! Nosotros también podemos ayudar a toda esa gente. ¡Estamos para eso! —Asiento. Luego frunzo el ceño, pensativo. Me llevo una mano al mentón, sin dejar de caminar—. A lo mejor el resto de tus compañeros sí que tiene información. O, no sé, a lo mejor si juntáis todo lo que visteis, podéis sacar algo en claro. —La miro—. Las personas se fijan en cosas distintas. Si erais muchos, a lo mejor podéis descubrir algo, aunque sea una pequeña pista o así.

¿Por qué no? No sé cuántos son, pero si cada uno se fijó en un detalle, tal vez puedan encontrar algo. Es improbable, pero ¡quién sabe!

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

De nuevo, tuve que darle la razón.

-Sí, es raro -coincidí-. Raro y absolutamente espeluznante.

Suspiré, abatida. Quizá lo que más raro se me hacía de todo aquello era que hubiera pasado en un solo día. Demasiados acontecimientos agolpados, que me habían dejado agotada y me habían hecho tener un recuerdo borroso de todo aquello.

Miré a Seth, pensativa.

-No creo que podamos sacar mucho en claro ni siquiera entre todos -repuse-. Quizá el que más pueda ayudar a aclarar todo este asunto sea Silvanus, pero el pobre tiene que estar destrozado. No creo que le guste tener que hablar del tema... -Negué con la cabeza-. Aunque, quizá, sí sepa algo Aren Darvenwish. Él fue quien averiguó el paradero de Silvanus. Probablemente esté mejor informado que nosotros -. Me encogí de hombros y sonreí a mi compañero-. Y, en fin, es un líder. Él sabrá tomar cartas en el asunto. Es un hombre muy sabio, seguro que sabe resolver todo esto.

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Suspiro, desanimado. Parece que, por mucho que se junten, no podrán sacar demasiado en claro. Y preguntarle a la víctima no puede ser buena idea. Si hace poco que ha vuelto, seguro que no está preparado para hablar de lo que le pasó. Si yo fuese él, no podría.

La mención al señor Darvenwish me hace alzar las cejas. No lo conozco, pero si es tan sabio como dice Massen, y si fue él quién encontró a Silvanus, seguro que ya se ha puesto en contacto con alguien para solucionar el tema.

—Qué... impresionante... —dije, maravillado—. Ser capaz de encontrar a alguien que está tan bien... escondido. Sin duda, ese señor Darvenwish debe ser alguien prodigioso. Bueno, está claro que lo es, porque es un líder, pero aún así... —Alzo las cejas— increíble.

Me pregunto cómo habrá sido capaz de localizarlo. ¿Le habrá costado mucho? ¿O no? Lo que ha hecho es impresionante...

Tras dar un par de vueltas más por los jardines, hablando de todo un poco, Massen y yo decidimos volver a Palacio. Ya es bastante tarde.

*se van*

Fdr. mañana más seth uvu

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Lyam salió a los jardines con el bestiario que había cogido ayer en las manos. Se había pasado la tarde leyéndolo, buscando información de diferentes bichos (Mithos, qué poco le gustaban aquellas cosas) y anotando todo lo que consideraba relevante en un par de papeles que había cogido de la biblioteca (y que ahora estaban dentro del libro), y hacía un rato había decidido poner punto y aparte a su estudio. Seguiría más tarde, después de tomar el aire.

A diferencia de ayer, sus lecturas de hoy sí que habían sido provechosas. Había algún par de cosas que no entendía, pero, por lo general, había podido comprender las páginas que había leído. Así pues, ahora sabía un par de cosas de los karnikarsh, de los mecñas (aquellos bichejos que tenía Eld, la caeruleus de las jornadas intensivas), de los horrdtes y de algunos bichos con los que todavía no se había encontrado nunca. Era, indudablemente, un claro avance en sus conocimientos, así que estaba bastante satisfecho.

El chrysos estiró los brazos e iluminó ligeramente los ojos para observar el lugar. No parecía haber nadie. Sonriente (estaba extrañamente feliz), comenzó a pasear por los jardines.

*se queda*

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