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 El fin de una era. El firme propósito de Brontë.

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Blues
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MensajeTema: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyDom Ago 24, 2014 7:43 pm

La ciudad estaba en pie de guerra. Con la información que el líder caeruleus había recabado haciendo uso de sus artes más oscuras junto con la información que madame Desmarais había hecho llegar a Brontë desde sus contactos, la amplia zona de conflicto había sido aislada por los soldados de Ignis, desalojando a todos aquellos que no resultasen sospechosos y deteniendo al resto.

Los soldados no tardaron en entrar por cada una de las puertas que se habían determinado, comenzando una gigantesca redada teñida con sangre. Sangre que quedaría sepultada bajo tierra junto a aquel nido de ilegalidad.

Rezumaban en cada recoveco, junto con el apoyo caeruleus y parvus, descendían por los distintos conductos con órdenes de “limpiar” todo cuando hubiese a su paso. Como una plaga de insectos gigante, el zumbido del combate hacía vibrar el suelo de la ciudad de fuego, dejando a la imaginación de los que estaban en la superficie la destrucción que se llevaba a cabo bajo ellos bajo la atenta supervisión de un General ignita y el apoyo de Brontë: la líder piscis y el líder caeruleus.

A penas a las tres horas del comienzo de la batalla, un grupo de soldados de expedición acudieron junto a los líderes para informar de que se había detectado al fin la verdadera entrada principal al lugar y al fin los soldados de Brontë pudieron ponerse en marcha.

Destinados a la misión más delicada y concreta, los elegidos de la llamada entraron al conducto, siguiendo a una primera división ignita que contaba con un parvus y un caeruleus, cuya asociación permitía al grupo orientarse y moverse entre las galerías con facilidad pasmosa. Los líderes que acompañaban al grupo supervisaban la retaguardia de la avanzadilla mientras el general ignita se quedaba en la superficie, organizando la zona desde allí.

Llegaron a la tercera planta de aquella gigantesca ciudad subterránea, atravesando un par de galerías donde ya había algunos soldados acabando o reteniendo a los últimos individuos que quedaban en la zona que acotaba su grupo. Antes de llegar a su punto de inicio, se cruzaron con un numeroso grupo de esclavos que eran llevados a la superficie con apremio por los grupos de rescate. Y, al fin, llegaron a su destino:



Era el punto por el que se llegaba a la cuarta y última planta. Era una sala redondeada, picada en piedra y con muy poca luz. Sólamente dos antorchas pequeñas. Los guerreros se habían dado cuenta de que, conforme habían ido descendiendo por los distintos niveles de la guarida, el calor había ido en aumento. No había nada más en la sala. Si fijaban el oído hacia arriba, podían escuchar aceros chocarse y gritos de batalla. Si fijaban el oído hacia abajo... Nada.
Sin embargo, no podían seguir avanzando: una enorme pared mágica impedía el acceso a aquella última planta. Hechizo que, sin duda, sería costoso de sortear. La magia era tan densa que podía tocarse. Translúcida, pero con una textura gelatinosa y amorfa. Sin duda, aquel lugar ocultaba más de un secreto para todos ellos.


-Éste es el punto de inicio, mis señores. Esta zona está prácticamente asegurada. La única puerta que queda por comprobar es la de en frente, que lleva a las galerías por las que acceder al cuarto nivel, o al menos... eso sospechamos. Ahora es cosa de ustedes. Nos ha sido completamente imposible atravesarla y nos vemos obligados a cederles el paso. Buena suerte y que Mithos os dé fuerza –El guardia ignita les informó de la situación con tono apurado y jadeante. Realizó el saludo de la guardia ignita y se retiró con su pelotón a continuar por las galerías circundantes.

Había llegado la hora de que los seis guerreros de Brontë tomasen el relevo. Tras ellos, le respaldo de los líderes mejoraba sus voluntades.

En frente de ellos, su primera prueba. Y un gigantesco piso para ellos solos.




Spoiler:
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Errald Halvard

Errald Halvard


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyDom Ago 24, 2014 8:10 pm

El parvus viajó en silencio prácticamente todo el trayecto. Con la mirada clavada en el suelo, sin mucho interés de lo que pudiese ver a su alrededor. Simplemente caminaba con el grupo. Cruzó un par de palabras con cada uno, pero muy en su línea de poco hablador.
Serio, avanzaba con ellos, haciendo caso omiso a los gritos, ruidos de espadas y de hechizos explotando, así como los lloros de los prisioneros que no creían lo que sus ojos observaban.

Se colocó cerca de Heylel (pues había hablado con él algunas veces y por afinidad, decidió quedase cerca).
Observaba al resto del grupo con suma y total indiferencia. No tenía mucho más que aportar. Sin embargo, al llegar al punto de control, frunció el ceño. Gente en el mundo capaz de dominar tal cantidad de magia y él...

Mientras el flamma explicaba la situación, Errald intentó conjurar un Terra Der silenciosamente, pero sólo obtuvo una frustrante mano vacía.
Enfadado, dio un par de pasos al frente y arrancó su enrome hacha de su espalda.- Dejad que lo intente...- roncó con cara de pocos amigos, haciéndose paso entre todos ellos y cargando con toda su furia y poder todo su acero contra aquella mole, haciendo un sonido seco y agudo, que se mantuvo en el aire durante varios segundos.

Una vez acabado el ataque, se pudo observar cómo nada había ocurrido*.


*FDR: Información añadida por parte de Narrador mediante consulta previa.
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Alehyss

Alehyss


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 4:20 pm

El día ha llegado. Volver a este sitio me trae recuerdos, y una parte de mí todavía no se ha adaptado a lo que está sucediendo. Por si fuese poco, los rostros son casi los mismos, salvando un par. Pese a todo, estoy templada, calmada. Supongo que el hecho de contar con tanta gente luchando a nuestro favor es algo que nunca he vivido. Sea como sea, quiero acabar cuanto antes, y de la forma más limpia posible. No se repetirá lo de la última vez.

Avanzo junto a Massen, sin hablar demasiado, pendiente de todos los sucesos que mis ojos y el resto de mis sentidos pueden captar. Recordar los caminos es importante, y ver el panorama. Debemos estar preparados para encontrarnos algo incluso peor allí donde vamos. Y, si bien sentir los pasos de los líderes junto a nosotros puede llegar a hacer que alguno sienta cierta tranquilidad, para mí solo es una señal del nivel del peligro al que podemos tener que enfrentarnos. No es mi objetivo morir aquí, y pienso resistirme a ello, pero si nos encontramos con un enemigo que pueda llegar a representar un peligro para ellos dos, entonces quizás la mejor opción termine siendo permanecer en la retaguardia.
Ya llevo, pese a todo, el arma en guardia. No me tiemblan las manos. Mi paso es seguro. La adrenalina hace bien su trabajo.

La situación nos es explicada por uno de los soldados flamma, al que miro impasible mientras habla. Observo la barrera de la que nos habla, tan densa que llega a ser visible. Desde luego, no diría que me da una buena impresión.
Tras ver el intento fallido de mi compañero, Errald, que trata de acabar con una barrera que ha dado problemas a un pelotón entero, sino a más personas, detengo al soldado con un gesto, antes de que se vaya.

-Disculpa, ¿alguien ha intentado establecer contacto físico con la barrera? ¿Causa algún daño al contacto con el cuerpo? -inquiero, mirándolo fijamente, seca.

Su respuesta es, cuanto menos, decepcionante. Parece que nadie se ha aventurado a tocar directamente la barrera. Supongo que es cuestión de precaución, pero eso no me anima a hacerlo yo misma.

Me acerco, callada, a la barrera, contemplándola. Errald la ha golpeado con un arma, y no ha pasado nada revelador: ni un chispazo, ni una explosión... Nada. No obstante, eso no me tranquiliza. Puede ser que no reaccione contra el metal. En caso de que drenase energía, lo haría de un cuerpo vivo. En caso de que quemase, la temperatura a la que eso sería notable en un arma es mucho más elevada de lo que resultaría en un cuerpo humano. Cabe la posibilidad solo sea cortar el paso, por supuesto, pero es mucho más sencillo disuadir a los intrusos si, además, los hieres.
Cerca de la barrera tampoco hace una temperatura especialmente alta. ¿No está Dehnel por aquí? Él lo haría sin dudarlo.

-Que alguien pruebe con magia -propongo, dirigiéndome a mis compañeros, mirando a Massen en particular, proponiendo que actúen antes de hacerlo yo misma. Aunque supongo que los flammas ya lo habrán hecho.

Quizás alguno tenga una idea mejor, y estoy más que dispuesta a aceptarla antes de arriesgarme yo misma. También cederé el turno con gusto si otro quiere arriesgarse.
Tras sus respuestas apoyo la kusarigama sobre la barrera, buscando alguna reacción. Mantengo el brazo estirado, tratando de quedar a la mayor distancia posible con el muro, rozándolo solo con la punta de mi arma.

-Chrysantae -pronuncio, haciendo que el hechizo circule a través del metal. Me aparto enseguida, rompiendo el contacto, cubriéndome la cara y el torso con los brazos para defenderme de cualquier posible reacción.

Si no funciona, y no tengo especiales expectativas en ello, me separaré, volviéndome hacia mis compañeros. No soy la más adecuada para enfrentarse a esto. Creo que contamos con personas aquí que pueden evaluar el peligro mucho mejor que yo.


FdR- Los datos de la respuesta del flamma y así han sido facilitados por narrador u.u

FdR2- Si alguien hace algo antes que ella y estalla el muro por culpa de la magia, entiendo que no va a seguir con su plan inicial XD
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Lloyd

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 5:33 pm

A pesar de que el chrysos no había esperado que volvería a aquel lugar tan pronto, tampoco podía decirse que le sorprendiese estar ahí: después de todo lo que había sucedido en Brontë, parecía evidente que acabarían volviendo tarde o temprano. Lo que sí le sorprendía, no obstante, era la cantidad de soldados que los acompañaban, así como los dos líderes. Tal vez por eso, mientras avanzaba detrás de sus compañeros de Brontë, pendiente del camino que tomaban como de lo que había a su alrededor, el chrysos se sentía de alguna forma calmado, tranquilo: aquello no sería como el rescate de Silvanus; no podía serlo, a pesar de que la presencia de tanta gente implicase que aquello sería más complicado que su anterior misión.

El grupo pronto se encontró con su primer obstáculo. Lyam, curioso, alzó las cejas y observó la densa barrera durante un instante, antes de volverse hacia el flamma que estaba explicando la situación; de vez en cuando, todavía atento a las palabras del soldado, lanzaba miradas furtivas a la barrera, preguntándose cómo podían atravesarla. Si aquello, como parecía, estaba hecho de magia, tal vez la solución sería probar con magia, pensó. Aunque, bueno, él no sabía nada de magia, así que era perfectamente plausible que se estuviese confundiendo.

El parvus desconocido, Errald o algo así, qué sabía él, se acercó a la barrera, tratando de romperla, o algo semejante, con el hacha, sin conseguir resultados. Lyam frunció un poco el ceño. Si las armas no funcionaban, entonces a lo mejor, y solo a lo mejor, no se había confundido con la magia, aunque no entendía por qué, en ese caso, el pelotón no había logrado hacer ninguna brecha. El chrysos miró de nuevo al soldado. ¿Tal vez su magia no era lo suficientemente fuerte? ¿O no habían probado? Arqueó las cejas, y esperó a que el soldado respondiese a Alehyss para preguntar:

—¿Y eso incluye la magia? ¿O no la tocasteis pero tratasteis de atacarla desde lejos?

El soldado negó con la cabeza, y el chrysos suspiró. Al parecer, ni la habían tocado, ni habían probado con magia*. Seguro que no habían hecho nada, pensó, un poco decepcionado.

Lyam observó cómo Alehyss se acercaba a la barrera, y la siguió. A unos pasos de la muchacha, inspeccionó la gran masa mágica que tenía enfrente: nunca había visto algo semejante. Se preguntó si causaría algún daño al tocarla. Probablemente, pensó, sí: una barrera era mucho más efectiva si, además de impedir el paso, hería a la gente que intentaba destrozarla. Frunció el ceño, y retrocedió un par de pasos, observando ahora la barrera de lejos, ladeando un poco la cabeza, pensativo. A lo mejor, pensó, podía probar con el arma: apoyar la punta de la espada en la masa y, cubriéndose por si provocaba algún tipo de reacción, conjurar un chrysantae. La petición de Alehyss pareció indicarle que la muchacha pensaba algo semejante a lo que él ya había pensado: la magia tal vez servía para derribar la barrera. Lyam observó a sus compañeros, esperando a que alguno hiciese caso a la petición de la muchacha.

Tras un segundo de duda, y al ver cómo Alehyss se dirigía a la barrera, el chrysos desenvainó su arma, no muy convencido. Estaba a punto de acercarse a la barrera, cuando notó cómo la líder piscis le agarraba la muñeca con fuerza, demasiada fuerza para una mano tan delgada como la de la mujer, y tiraba de él hacia atrás, impidiéndole avanzar. La mujer lo observó, seria, demasiado seria para el gusto del chrysos, un instante, antes de soltarlo, y él tragó saliva.

fdr. *respuesta facilitada por el narrador.
fdr2. en caso de que alguien lance magia como alehyss pidió, el último párrafo queda eliminado, porque se entiende que ya no lo intenta u.u en caso de que nadie le haga caso y sea alehyss la que se acerca, sí tiene relevancia, pero si no, no.
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Blues
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Blues


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 6:24 pm

Avanzaba con el líder Darvenwish, observando con atención tanto el lugar como a los guerreros de Brontë que nos acompañaban. Aunque apenas había hablado con ellos, los había estado observando, como a todos los guerreros, así que de alguna forma conocía sus habilidades, aunque solo fuese de forma superficial. Sin embargo, a pesar de que confiaba en sus capacidades, no acababa de sentirme segura con tantos guerreros a nuestro mando: por sorprendente que pudiese parecerle a algunos, me preocupaba que pudiese pasarles algo. Ya teníamos demasiadas bajas en Brontë; no podíamos permitirnos más.

El grupo pronto se detuvo, y yo, curiosa, me aparté de mi compañero para observar de cerca la barrera que nos impedía al paso. Mientras la contemplaba, escuchaba las explicaciones del soldado, y pensaba en formas de destruirla. Si estaba hecha de magia, probablemente la magia sería lo que la deshiciese, y probablemente al hacerlo se produjese algún tipo de reacción: una explosión, por ejemplo. Una barrera que podía herirte era mejor que una que simplemente te impedía el paso.

Seria, con el ceño fruncido, me acerqué. Por el rabillo del ojo vi al parvus, Errald, asir su hacha y acercarse. Lo observé quieta durante un segundo, y cuando se acercó, me preparé para defendernos, formando una barrera, en caso de que su ataque pudiese hacerle algo a la masa. No obstante, dudaba que un golpe pudiese hacerle algo. Cuando comprobé que, efectivamente, la ofensiva del parvus no causó nada, me relajé. Permanecí un par de segundo más inspeccionando la barrera, buscando algún punto que pareciese menos fuerte que el resto, un punto donde la magia fuese menos resistente y desde el que sería más sencillo derruír la barrera. Al no encontrarlo, me volví hacía el grupo, y avancé hasta el líder caeruleus. Antes de dirigirme a mi compañero, me detuve un segundo frente al soldado y, con sencillez, notablemente seria, pregunté:

—¿Han intentado algo o simplemente se han dedicado a esperar a que lo hiciesemos nosotros?

No esperé a que me respondiese, y caminé hasta llegar al lado de Aren. Todavía observando a los guerreros, intercambié un par de palabras con el caeruleus: intentaríamos derruír la barrera con magia; mientras él probaba diferentes hechizos, yo crearía una barrera que nos protegería a todos en caso de que se produjese algún tipo de reacción.

Me dirigía hacia la barrera, dispuesta a adelantarme a los guerreros y dar órdenes, cuando vi cómo los dos iluminados de los chrysos hacían amago de probar ellos mismos. Fruncí el ceño, y antes de que el muchacho chrysos diese un paso, le agarré con fuerza la muñeca, impidiendo que avanzase. Seria, lo miré:

—Quieto.

Y luego me acerqué la muchacha, que estaba mucho más cerca de la barrera y que parecía mucho más dispuesta que el chaval. La detuve.

—Y quieta. —La miré, muy seria, alzando un segundo las cejas. Al ver que me obedecía, me dirigí al grupo entero. Estaba ya cerca de la barrera, a un par de pasos de ella—. Quiero que los seis guerreros de Brontë me escuchen con atención: ante situaciones como esta, nadie va a intentar hacer nada por su cuenta. —Miré primero al parvus, luego a Alehyss y luego al Lyam, Lloyd, Rita o cómo se llamase el chaval ese—. El líder Darvenwish y yo vamos a guíar esta expedición. Los chrysos: si veis barreras semejantes a esta, no os acerquéis. —Los miré, primero a ella, luego a él—. No quiero que nadie, y esto va para todos, pruebe con la magia contra barreras como esta, porque no sabemos qué puede ocurrir. Tú, el parvus —lo miré a él también—, antes de intentar atacar inmóvil como esta barrera, que así, si estás de lejos, no te va a hacer nada, espera algún tipo de orden. Y los demás —aparté la vista de Errald—, esperad también nuestras órdenes. Somos los líderes, nosotros mandamos. No queremos que a nadie le pase nada y queremos acabar con esto de la mejor forma posible, ¿entendido?

Tras un segundo, en el que esperé a escuchar algún tipo de respuesta, continué:

—El líder Darvenwish y yo vamos a solucionar lo de la barrera. Mientras él se dedica a atacarla con magia, yo formaré una barrera para que nos defienda en caso de que esa masa de magia reaccione de alguna forma. Quiero que todos permanezcáis detrás nuestra, que no os apartéis de la barrera y que no os mováis, ¿entendido? Luego, cuando hayamos derribado esto, yo iré al frente, y no quiero que nadie, absolutamente nadie, me adelante. En caso de que ocurra algo, yo me encargaré de defenderos, atancando yo al enemigo o formando algún tipo de barrera; mi intención será daros algunos segundos para pensar qué hacer. No quiero ningún tipo de heroicidad, porque aquí nadie es un héroe ni semejante, y ninguna clase de tontería. Por último, las órdenes las damos nosotros. —Miré un segundo a la chrysos, antes de volver la vista al frente—. Así que nada de órdenes o sugerencias a otros guerreros (a nosotros, o al menos a mí, podéis darme todas las sugerencias que queráis). Esperad a que hablemos, siempre que sea posible, antes de reaccionar. En caso de peligro, evidentemente, actuad con libertad, siempre pensando, pero si nos encontramos ante una situación como esta, donde el problema es que no podemos avanzar, esperad siempre a que tanto yo como el señor Darvenwish hablemos.

En mi tono no se apreciaba, pero estaba molesta. Muy molesta.

Explicados mis puntos, esperé a que el líder caeruleus comenzase su ofensiva. Cuando lo hiciese, formaría una gran barrera que nos protegería de la posible explosión tanto a mí como a los demás (incluido el líder Darvenwish). No era una gran maga como Svend o Nagorr, pero esperaba que fuese suficiente como para cubrirnos.

fdr. en caso de que Massen u otro guerrero intente atacar con magia la barrera, blues DETENDRÁ A ESE GUERRERO. Si es Massen, lo hará con menos fuerza que si es Lyam o Alehyss, eso sí uvu.
El discurso se vería modificado: básicamente, la parte donde se dirige individualmente a los guerreros (Alehyss, Lyam), como depende de lo que hagan los otros, desaparecería uou. El otro diálogo no, conste xDD ese es inmutable e.e
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Massen Dew
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 7:12 pm

No dudé demasiado a la hora de volver a Ignis. Después de todo, consideraba aquello como un asunto pendiente, a aquellas alturas. Incluso si había sido yo misma la que había decidido meterse en la boca del lobo. Y, el saber que iríamos acompañados de líderes, por primera vez en tres años, me obligó a mentalizarme más de lo habitual con respecto a aquello. Desde luego, no era ninguna broma.

Y, pese a todo, no pude evitar palidecer un tanto cuando me encontré con la situación en la que estaba la ciudad. Aquello era mucho más encarnizado de lo que yo había esperado. No hice a nadie comentarios al respecto, pese a todo. De hecho, en general, prácticamente no abrí la boca. Me limitaba a mirar, escuchar y esperar indicaciones.

Seguí al grupo en silencio por los pasillos y túneles de aquel extraño lugar, manteniéndome, en la medida de lo posible, tanto cerca de Alehyss como de los líderes. Escuché con atención las explicaciones de la guardia ignita, y también me mantuve atenta a mis compañeros. Cuando Alehyss me lo pidió, conjuré un aquaerum en mi mano, al tiempo que me volvía a los líderes, buscando su aprobación.

Pronto comprobé que tenían otros planes. Antes de que nadie más que el enorme parvus se hubiera acercado a la barrera lo suficiente, Blues Splash había tomado el mando. Sin deshacer el hechizo de mi mano, atendí a sus explicaciones. Me sentía extraña, porque su sola supervisión ya me había hecho dar por hecho que tendríamos que ir por detrás de ellos. Lo que no acababa de entender, en realidad, era para qué nos necesitaban.

Me volví hacia Alehyss, tratando de no mantenerme muy lejos de ella. En cuanto a los líderes, siguiendo sus indicaciones me coloqué tras la gran Splash, alerta. Mi aquaerum se mantenía, aunque tan solo era un por si acaso. Después de todo, contaba con la eficacia de los líderes. Así pues, me limité a esperar, atenta a órdenes o estímulos que me indicaran que debía reaccionar y ponerme en acción.

Todo aquel asunto me daba mala espina. Muy mala espina.
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Aren Darvenwish
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 8:16 pm

El líder Darvenwish se mantenía frío ante la situación de aparente desconcierto, pues era consciente de que la afrenta estaba organizada y el desorden era propio de la guerra. Gritos, aceros, estruendos de distintos tipos eran un hilo musical conocido y estudiado y mientras sonase así, todo iba bien.

El grupo descendió una vez se encontró la verdadera entrada principal al lugar y el líder Darvenwish corroboró que el general ignita mantendría el control de la situación en la superficie. Y más le valdría a mucho niveles. De todas formas, pensó, la forma en que la redada había sido organizada daba cierto margen de victoria a su bando.

Llegaron a las puertas de la cuarta planta, donde los soldados habían estimado que sus capacidades no eran suficientes y habían advertido ya a la guardia para que diese paso al grupo de Brontë. El líder echó un vistazo a la barrera mientras escuchaba al ignita. Estaba conforme con las acciones de los soldados, pues habían seguido el protocolo correcto y seguro. Miró tanto a los dos chrysos como a la líder piscis cuando preguntaron si nadie había tocado antes la barrera, pues a él le parecía algo obvio.

Por supuesto que nadie la ha tocado antes. Sólo un necio ignorante probaría suerte ante tal derrote de magia a sabiendas de que supera con creces sus capacidades. La opción ha sido de lo más acertada, soldado —Anunció, subiendo la voz entre los presentes con desdén. Se esforzaba porque la lógica pobre de sus acompañantes no le resultase una sorpresa, pero había momentos lo hacían dudar de sus capacidades auditivas.

La líder Splash se le acercó y no dudó en llegar a un acuerdo de actuación con ella, pero apenas le había dado tiempo a ser lo suficientemente cínico cuando el primero de los guerreros se lanzó de cabeza a la barrera con un hacha.

Se lo quedó mirando con incredulidad, alzando las cejas y manteniendo un gesto serio. La suerte estaba muy de su lado, porque, en los segundos antes de que el parvus rozase barrera, por la mente del líder habían pasado ya posibilidades desde que el hombre se desintegrase en el suelo hasta que se tratase de una trampa que los hiciese volar a todos por los aires. No le pareció del todo ofensivo, pues él tenía magia suficiente para salvar su noble trasero. No pasó nada a fin de cuentas y estaba seguro de que el parvus no era consciente de que prácticamente había vuelto a nacer equiparando la probabilidad que existía de que eso no sucediese.

No contentos con eso, Alehyss Lester –de la que ya había comprobado que era una gran actriz interpretando el papel de mujer inteligente- se adelantó para mostrar su gran arrojo. Ordenó, propuso y ejecutó acciones, todo en un fabuloso pack de autogestión. El líder no dejaba de verla con flamante expectación. Y, por supuesto, su can adiestrado, no tardó en ejecutar su misma acción con una magnífica muestra de decisión propia, por supuesto.

Miró por último a la pequeña piscis que seguía a pies juntillas lo que su gran mentora le había ordenado, pero que había tenido al menos la vergüenza, según él, de mirar hacia los líderes para corroborar su acción.

No pensaba decir nada al respecto. Una cosa es que los acompañasen para apoyaros en batalla y evitar que los aniquilase cualquier fuerza inesperada; pero otra muy distinta era que los propios muchachos tomasen la libre determinación de suicidarse como insectos hacia la luz brillante. Selección natural, le llamaba.

Cuando la líder Splash los detuvo, el líder chaqueó la lengua por lo bajo. De verdad creía necesario que aquellos mocosos comprobasen en su carne la repercusión de su estupidez. La ventaja era que tendrían que ocuparse de menos inútiles si no les pasaba nada.

El líder Darvenwish se mantuvo en silencio, dejando que la piscis transmitiese la coherencia a los muchachos y, cuando finalizó su discurso, el líder dio un par de palmadas irónicas sin moverse del sitio.

Fascinante, ya nos podríais haber matado a todos con vuestra increíble capacidad de actuación. Me había llegado a plantear que nuestros enemigos eran temibles tras vuestro aspecto al regresar de la primera incursión, pero ahora veo que no os hacen falta enemigos para morir rápidamente —Incurrió con tono irónico.

Ahora que la líder Blues ha tenido la paciencia de conteneros y explicaros la situación, manteneos a salvo tras ella y os lo agradeceré enormemente —Añadió, colocándose los guantes correctamente.
Hizo un gesto a la líder piscis para que generase la barrera antes de que comenzase su afrenta contra la misma, pues empezar a atacar y confiar en que a la muchacha le daría tiempo a generar una barrera al mismo tiempo era un riesgo innecesario.

Sus ojos tomaron un brillo violeta antes de comenzar y comenzó a lanzar un par de conjuros de ataque contra la barrera, con fuerza gradual, para comprobar si hacían algún tipo de daño sobre ésta y si la reacción de la misma era lo suficientemente violenta como para plantearse no invertir más fuerza en el proceso. Intercalaba, entre éstos, algún conjuro de desbloqueo, generando un sello sobre la barrera para tratar de ir debilitándola.

En caso de que la fuerza no sirviese de nada, se limitaría a invertir su concentración en hechizos de desbloqueo a diferentes niveles, ayudado de la líder piscis.
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Heylel

Heylel


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 8:27 pm

Había sido llamado para acompañar a los demás en esta misión a pesar de que me parecía especialmente peligrosa. Supongo que es porque ya he estado luchando en este lugar junto con Alehyss, Lyam y Massen Dew, pero no por ello me siento menos asustado al respecto. Lo único que me calma es pensar que así podré ayudar al resto de personas que había encerradas aquí abajo y atrapar por fin a los que le hicieron tanto daño a Masslow.

Pero sin duda esto es algo más de lo que podría soportar normalmente. Los ruido de la guerra me traen malos recuerdos y saber que estoy participando en lo que no sabía que sería semejante carnicería, no me hace sentir demasiado bien. Tengo que ser fuerte, a fin de cuentas. Si he vuelto a Brontë es porque estoy dispuesto a participar en lo que me ordenen.

Llegamos ante una puerta cubierta por una magia espeluznante y mi primera impresión es no acercarme demasiado a ella, ya ssólo por el mero hecho de que los otros soldados no se han atrevido siquiera, según el hombre que nos guía. El líder caruleus parece algo ofendido por las preguntas de mis compsñeros y de la líder piscis por haber dudado de la forma de actuar de los soldados. Mis capacidades me gritan fuertemente que ni lo intente.

Me sorprende ver como Errald se lanza al ataque y parece que más deis compañeros pretenden seguir sus pasos. Yo no puedo evitar ponerme más nervioso y ver alternativamente a los líderes que nos acompañan ya que, si han venido con nosotros, es precisamente para orientarnos en situaciones como éstas. No puedo evitar un gesto de intranquilidad ante la cara del líder Darvenwish, a quien no le hace ninguna gracia que vulneren su autoridad.

Por suerte, la líder piscis frena a los chrysos y nos da indicaciones, con lo que asiento con obediencia y energía. Permaneceré tras ella entonces.

Miro al líder Darvenwish bajando un poco la cabeza ante sus reproches. Sus palabras son duras y descorazonadas, pero no puedo evitar sentir culpabilidad por la actuación desentendida del gurpo de mis compañeros.
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Elektra

Elektra


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyLun Ago 25, 2014 10:00 pm

El ambiente era tenso, lo cuál me permitía evitar una de mis sonrisas en aquel momento. Había gritos en la calle escondidos entre un gran revuelo, sin embargo, aquél no era nuestro asunto; mis compañeros, ajenos a lo que estaba sucediendo a nuestro al rededor, se mostraban bastante silenciosos. Massen Dew, la recordaba... Había coincidido varias veces con ella en el palacio, pero recordaba poco más que su nombre. Lo mismo podía decir de Alehyss, la chrysos de tez morena. También estaba Errald, no había podido evitar sonreír al verlo, lo recordaba con especial "claridad" en la misión de los supuestos ladrones, sería "interesante" volver a compartir una experiencia con él. El resto eran caras conocidas del palacio, pero como todo el mundo, poco más.

Cabía destacar que dos líderes nos acompañaban: Blues Splash y Aren Darvenwish, ¿el motivo? Lo desconocía... ¿Tan fuerte era el enemigo al que nos enfrentábamos, o simplemente era condición necesaria que la misión tuviera éxito? Nos adentramos en una cueva: batallas, muertes, heridos, llantos, lamentos... ¿dónde nos estábamos metiendo? Bajamos varios niveles, guiados por un soldado ignita, que controlaba la zona y nos presentaba el panorama. Entonces, llegamos por fin a la zona donde empezaría de verdad la acción: una enorme muralla mágica nos impedía continuar el camino. Según los comentarios del flamma, les había sido imposible penetrar la barrera, lo cuál parecía haberse convertido en nuestro primer objetivo.

Observé un poco escéptica la primera acción llevada a cabo por increíblemente "valiente" Errald. "Un parvus que se mueve por la brutalidad y la fuerza física", enhorabuena. Me sorprendió -o mejor dicho, decepcionó- ver que como consecuencia no hubiera ocurrido nada, ni tan siquiera una repulsión por parte de la barrera. Otros guerreros trataron de adelantarse también, pero fueron detenidos por la líder piscis antes de que pudieran entrar en contacto con la barrera. Después de un breve discurso, asentí ante las palabras de Blues Splash, y me posicioné en última fila dentro del grupo, esperando a que los líderes actuasen y esperando que algo sucediese.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 1:52 pm

Alehyss Lester jamás sabría que le debía la integridad de su brazo a Blues Splash.
La mujer detuvo a todos los que presentaban intenciones de probar suerte ante aquel candado tan peculiar.

Ante las insufribles palabras del líder oscuro, los chicos no tuvieron más remedio que hacerse a un lado y observar. Era cierto que los líderes se las ingeniaban bien ellos solos. Sin embargo, una gran mazorca de maíz puede ser fácilmente devorada por los pájaros si no tiene unas buenas hojas que la envuelvan y protejan. En ocasiones, el equipo superaba al poder.

Massen Dew continuó muy inteligentemente con su Aquaerum en la mano por lo que pudiese pasar, mientras que Heylel, siempre en la retaguardia junto con Elektra, no hizo más que observar junto a la parvus. Ni a hablar se atrevieron.


Al cabo de un tiempo realizando diversos conjuros para abrir la dichosa puerta, todo el grupo pudo ver cómo la masa densa se iba haciendo más y más transparente, hasta que simplemente desapareció, muy apaciguadamente, dejando un rastro de humo negro tras de sí que muy eficazmente la barrera de Blues Splash contuvo y dejó aislado en un círculo mágico. Sin duda aquel humo no tenía pinta de ser inocuo. Pues su cambio de color a verde lo delataba. Sin embargo aquel trabajo en equipo fue demasiado eficaz para desgracia de 43. Ahora que tenían en camino libre, se enfrentaban a un mundo verdaderamente desconocido para todos ellos.


Cuando atravesaron el umbral de la puerta anteriormente tapiada, pudieron sentir en sus carnes un calor horriblemente sofocante. Como si de una sauna se tratase. Estaba oscuro, prácticamente no había luz (aunque sí alguna triste y abandonada antorcha de azulada llama) lo que suponía un problema para la mayoría de ellos.
Calor y penumbra, sin duda parecía que se hubiesen metido en el interior de un estómago gigante.

Avanzaron por un par de pasillos y llegaron a una sala rectangular sin nada en ella. Solamente Dos figuras al fondo que les esperaban.

Cuando se acercaron un poco más, llegando sobre la mitad de la sala, pudieron observar que la primera figura describía a un hombre alto, de pelo negro con reflejos violáceos, lengua bífida, pálido, de gran atractivo y ojos agudos. Dientes perfectos y una enorme boa de plumas alrededor de su cuello. Un gran látigo adornaba su cintura.

La otra figura era más menuda, de pelo negro y corto y con grandes ojos azulados, ataviada con ropas azules cargadas de innumerables puñales, mientras que un alfil de ajedrez recorría hábilmente sus dedos.

Aquellas copias no dudaron ni un instante en atacar a ambos líderes. Sin duda aquello supondría un reto enorme, pues parecían copiar cada uno de los movimientos y hechizos de los líderes y por lo que parecía, no tenían ninguna gana de dejarles avanzar. Al menos a ambos jefes de raza.


En cuanto a los muchachos, deberían seguir hacia delante por la puerta que tenían al fondo si querían avanzar.


FDR: En esta actualización los líderes no podrán seguir adelante y se obligará (con el fin de agilizar la misión) a los usser a avanzar a la siguiente sala, de modo que el rol se divide ahora en el grupo de los líderes y el de los muchachos.
A partir de la siguiente actualización no será necesaria la actualización de los líderes y nos centraremos en los guerreros.


[...]


Dos menos en el grupo. Los seis avanzaron con gran velocidad por los pasillos con el fin de llegar a una nueva sala. Y así lo hicieron: era una sala circular en la que un montón de matones les esperaban, armados hasta los dientes y con ganas de cenar guerrero de Brontë a la parrilla.

Uno de ellos se echó encima de Massen Dew con el fin de cortarla en dos con su gran espada.

Otro se dirigió a Alehyss dando un gran salto cargando con un boo de metal directo a su cabeza, mientras que su compañero atacó a Lyam intentando darle una fuerte patada en el abdomen y luego lanzar su brazo para darle un puñetazo.

El siguiente conjuró un par de hechizos y los lanzó con fuerza contra Heylel, con el fin de deshacerse de sus plumas de una vez por todas. Le recordaba de la incursión anterior, mientras que un joven sacó su propio tridente y corrió a enfrentarse contra Elektra, lanzando una estocada a su cabeza.

En cuanto a Errald... un parvus sacó dos espadas para golpear directamente al guerrero.
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Errald Halvard

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 1:55 pm

Aquello le pareció a Errald una broma de mal gusto. ¿No se suponía que aquella zona era “impenetrable” Pues ahora se encontraban pasando a través de ella. Sin duda nunca creyó que iban a acompañarles dos líderes.
En silencio y encabezando al grupo, avanzó en silencio.
Cuando observó aquella copia de los líderes, se tragó una sonrisa y, al verles empezar a atacar a los de verdad, no dudó ni un momento en avanzar y darle una patada a la puerta para continuar su camino, olvidándose de aquella lucha. No tenía interés ninguno en participar.


Estaba enfadado. Nunca debieron haber pasado del sello.


[…]

En cuanto el matón se le echó encima, no pudo hacer nada evitar el golpe, solamente pudo bloquearlo con su gran hacha, quedando uno en frente al otro, con las caras muy cerca, casi rozándose, ahogando gruñidos entre ellos. Si tenía fuerza suficiente, le echaría hacia atrás y le empujaría con el fin de tirarlo al suelo.
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Aren Darvenwish
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 4:01 pm

No tardaron en acceder a la siguiente sala en la que el líder disfrutó enormemente del ambiente, pese a resultar bastante más amenazante que el anterior. Quizás eso daba un plus de agrado a sus ojos.
El calor sofocante y la penumbra le recordaban a las saunas de su palacio y el ambiente tenso le decía que el lugar no mantenía esa presencia por casualidad.

En cuanto avanzaron unos pasos, el líder pudo ver con nitidez las figuras que parecían imponerse ahora en su camino y no pudo evitar ampliar su sonrisa.

Vaya, vaya, por fin algo que resultará gratificante —Mencionó sin perder de vista los ojos de su impostor, que parecían devolverle una mirada similar a la suya. Echó mano de su látigo y dejó que el cuero cayese al suelo mostrando su peso. Al observa el mismo gesto en el otro hombre, alzó ligeramente el mentón, deleitado por la visión que ofrecía el gesto.

Tenéis suerte, ésto nos mantendrá un rato ocupados. Marchaos antes de que os hagamos daño y procurad sobrevivir —Indicó a los guerreros cuando ya su copia se dirigía al ataque. No tardó en avanzar contra él, bloqueando una arma con la otra y quedando ambos en diagonal, con la derecha alzada y los látigos tensos y unidos. Conocía sus posturas de combate y no resultaba difícil saber que habría empezados amenazando con el látigo. Quería probar hasta qué punto imitaba su poder y hasta qué punto se quedaba en la apariencia.

Es una pena que no podamos llevarnos bien... —Comentó con tono zalamero. Lanzó después un hechizo contra el hombre para desaparecer y aparecer de nuevo lejos, ganando terreno para poder pensar ahora que tenía los primeros datos.

Era una interesante partida donde evaluar sus errores y adelantarse a su propio pensamiento. Sintió una excitación de lo más revitalizante.
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Blues
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 5:28 pm

Pronto accedimos a la siguiente sala, donde hacía un calor sofocante que me hizo fruncir el ceño y maldecir a quién hubiese construido semejante cosa. Fruncí el ceño, y dirigiéndome a los chrysos, pedí:

—Luz.

Esperé un segundo a ver si alguno de los dos me obedecía, y retomé la marcha al ver cómo el chrysos de los mil nombres se iluminaba ligeramente, emitiendo una escasa luz que servía tan solo para alumbrarnos el camino a los que estuviésemos cerca suya, de forma que apenas podía molestar al líder caeruleus, que se encontraba a la cabeza. Ahora que podía ver, mientras avanzaba observaba con atención a mi alrededor, con una manos ya sobre una de mis armas, preparada por si alguien trataba de atacarnos, de tendernos algún tipo de emboscada.

No tardamos en atravesar aquel pasillo, y al llegar a la nueva sala, no pude evitar alzar las cejas, sorprendida, curiosa, al ver a mi réplica. Desenvainé el puñal que había estado sujetando hasta entonces; mi replica, hizo lo mismo. Torcí una sonrisa. Un trabajo bastante bueno, debía admitir.

—Los guerreros, seguid adelante —ordené, sin apartar la vista de mi clon, que se lanzaba a por mí—. No os muráis.

Lancé el puñar contra el clon, al tiempo que me apartaba hacia un lado, tratando de esquivar su ataque. Luego, veloz, desenvainé dos nuevas armas, una por mano, y me aparecí cerca de la replica, sonriendo. Hacía mucho que no combatía, que no salía de Palacio. Sería un ejercicio interesante.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 5:54 pm

En todo momento mantenía mi aquaerum, y en todo momento me dejaba guiar por los líderes, sin emitir el menor sonido. No nos detuvimos hasta dar con una sala en la que alguien nos esperaba: la gran Blues Splash y Aren Darvenwish. Fruncí el ceño, dispuesta a enfrentarme a ellos si era necesario.

Sin embargo, no fueron esas las órdenes que recibí. Alcé las cejas, sorprendida, al descubrir que los líderes no nos querían allí. Cada vez entendía menos a qué habíamos venido. No obstante, no hice comentarios al respecto. Me limité a seguir a mis compañeros por la puerta del fondo, rauda, cumpliendo la orden al instante.

Y pronto descubrí que aquello me traía nuevos asuntos de los que ocuparme, que nada tenían que ver con los líderes que habíamos dejado atrás. Pronto tuve mi propio adversario, dispuesto a rebanarme allí mismo y al primer golpe. Y reaccioné tan rápido como mi cuerpo me lo permitía.

Mi primera acción consistió en invocar un baadha entre él y yo, ligeramente inclinado hacia arriba, de tal forma que cortara de lleno la trayectoria de su arma, protegiéndome del golpe. A continuación, me agaché ligeramente para invocar un aquaerum, que debía pasar por debajo de la barrera, directo a sus piernas, para hacerle perder la base.

Tras ello, retrocedí de un salto hacia atrás, invocando un aquaerum en cada mano, bien dispuesta a seguir golpeando. Aunque mi atención estaba centrada principalmente en él, trataba de mantener una visión general del recién creado campo de batalla, con el fin de evitar daños con origen distinto.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 8:50 pm

Recibo los comentarios de los líderes, estoica, simplemente asintiendo y manteniendo una compostura marcial en todo momento. Me refugio, entonces, tras la barrera de Blues Splash, y aguardo a que podamos cruzar la primera barrera, mientras el líder Darvenwish la deshace. Finalmente podemos seguir adelante.

El bochorno de la sala contigua me resulta desagradable. Me alumbro, como Lyam, cuando la líder piscis lo pide, y avanzo en mi posición sin hablar ni tomar decisión alguna. Ya he hecho suficiente, por lo que supongo. No estoy acostumbrada a llevar este tipo de comando, pero mostrar sumisión parece lo más correcto, de modo que me guardaré las iniciativas por el momento.
Por eso, cuando nos encontramos con el siguiente obstáculo no digo nada, aunque la sangre se me hiele durante un momento, preparándome para seguir instrucciones. Y, por las palabras de ambos líderes, no solo es la imagen lo que se está copiando en esas dos figuras. No estoy segura de si existe una forma de emular el poder de otro o si de serán copias inferiores, o incluso un mero artífice, pero no es algo con lo que quiera arriesgarme.

Se nos ordena seguir adelante. De acuerdo. Supongo que ahora sí tendremos libre albedrío, dentro de las órdenes. No sé si eso es positivo o negativo. De todos modos, no me siento muy segura con lo que estimo que pasará aquí ahora.

Errald va delante. No parece estar disfrutando demasiado.
Lo sigo sin decir nada.


La nueva estancia que se abre ante nosotros no parece tan vacía como la anterior. No sé si me alivia o me frustra el hecho de encontrar a los enemigos tan a descubierto. Es fácil que haya más peligros ocultos que pasemos por alto pensando que ya están todos ahí, ante nosotros, por lo que trato de no perder la percepción espacial. De todos modos, aunque en teoría cada uno de ellos se lanza a por uno de nosotros, no puedo saber cuándo cambiarán de objetivo, de modo que la necesidad de estar atenta a mi alrededor es un imperativo.

Trato de evaluarlos a todos, pero no tengo mucho tiempo, pues el que se lanza contra mí parece tener prisa por entablar contacto. Supongo que la forma más eficiente de mantener la situación estable es encargarme lo antes posible de este para poder apoyar al resto de mis compañeros.

Cuando veo venir el ataque, mi primera intención es esquivar su golpe. Con la hoz asida en la derecha y la cadena recogida en la izquierda, preparada para ser soltada en cualquier momento, me impulso en diagonal hacia mi izquierda, la derecha del enemigo, inclinando un poco el cuerpo para rebajar mi estatura y alejarme de su arma, y también bajar el centro de gravedad de mi cuerpo. Trato de esquivar avanzando porque con un arma tan larga y aparatosa quizás tenga ventaja en la distancia, pero en el cuerpo a cuerpo directo no debería tener nada que hacer. Ni siquiera cuenta con un filo, y en las cortas distancias no podrá hacer palanca para golpear con fuerza.
Mi segunda intención es ponerme a su lado con este impulso, incluso me serviría estar enfrentados hombro con hombro si la distancia es corta, y desde ese lugar lanzar un corte horizontal, veloz, letal, hacia su nuca.

Trato de mantener siempre un pie en el suelo, por si he de hacer cualquier cambio de trayectoria, pese a los impulsos. Con ambos en el aire me sería imposible.

FdR- Esta es la técnica que bautizaré como men-nuki nuca XD
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Lloyd

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 11:05 pm

El chrysos escuchó en silencio y con atención las palabras de los líderes, asintiendo de vez en cuando. Luego, siguiendo las órdenes de la líder piscis, se colocó tras la barrera defensiva, y esperó a que pudiesen avanzar, con la vista fija en la enorme masa de magia, atento a las acciones del líder caeruleus.

Cuando finalmente el camino estuvo despejado, el chrysos desenvainó su arma, y siguiendo al grupo, avanzó, alerta por lo que pudiesen encontrarse. El extraño bochorno del pasillo le hizo fruncir el ceño, molesto, aunque evitó hacer cualquier tipo de aspaviento. En su lugar, al escuchar la orden de la líder piscis, se iluminó, obediente, de forma que la luz que emitiese no llegase a molestar al líder caeruleus, que avanzaba en cabeza. Luego, siempre cerca de la líder, el chrysos avanzó, observando de vez en cuando a su alrededor, preparado para defenderse en caso de que la ocasión lo requiriese.

No tardaron mucho en llegar al final del pasillo, y al hacerlo, al ver a las réplicas de los líderes, el chrysos frunció el ceño, confuso, sorprendido. No entendía cómo habían formado aquellas replicas que, además, por lo que vio al ver las acciones de ambos líderes, no solo imitaban la forma de Darvenwish y Splash, sino también sus movimientos. En un primer momento, el chrysos pensó en detenerse a ayudarlos, pero al escuchar las órdenes de ambos, no tuvo más opción que seguir a sus compañeros, no sin antes dedicarle un último vistazo a aquellos clones, todavía sorprendido y confuso. Mientras avanzaba, se preguntó si en su banda también había alguien con el poder suficiente como para crear replicas a su antojo, y durante menos de un segundo, pensó en Dena, y en si ella sabría algo sobre el asunto.

Al llegar a la siguiente estancia, sin embargo, no tardó en despejar su mente de cualquier pensamiento nocivo y en concentrarse en lo que se les echaba encima. A pesar de que le hubiese gustado observar al resto de los adversarios, porque, tal vez, en algún punto alguno tratase de atacarle a él, Lyam no tuvo tiempo para nada más que para prepararse para el ataque. Al ver venir al hombre, el chrysos, veloz, conjuró con su mano libre un Baadha, buscando que su adversario, al haberse lanzado de aquella forma contra él, impactase contra la barrera; el chrysos esperaba que el hombre no pudiese reaccionar a tiempo como para detenerse antes de chocar contra la barrera. Si el hombre no llegaba a detenerse, y chocaba contra la barrera, el chrysos se apresuraría a deshacer la barrera, justo en el momento en el que el hombre impactase contra ella. Contando con la desventaja que su adversario tendría, Lyam trataría entonces, nada más deshacer la barrera, de cortarle, veloz, con la espada, que ya asía con fuerza. Su corte buscaría rajar la zona del pecho del enemigo, desde el hombro, en forma diagonal, de forma que atravesase buena parte del torax del hombre.


Última edición por Lyam el Miér Ago 27, 2014 12:35 am, editado 2 veces
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Heylel

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMar Ago 26, 2014 11:40 pm

Una vez nos organizamos, los líderes se ponen en cabeza y me dedico a seguirlos con el resto de mis compañeros, ya con las tonfas agarradas. Tomo aire y trato de ponerme serio: a partir de aquí no puedo dudar o puede pasar algo horrible.

Llegamos a una sala bochornosa que en seguida me hace sentir un calor desagradable y no tardo en empezar a sudar -sobre todo alrededor de las alas-. No se ve demasiado así que el comentario del líder Darvenwish me hace entornar la vista para tratar de diferenciar las figuras del fondo. Al parecer son clonesde los propios líderes. Me pongo en guardia, algo duvitativo. No sé muy bien si es bueno porque los líderes tienen tanta o más fuerza que las copias, o malo porque son enemigos de alto grado.

No tengo que pensarlo durante mucho más tiempo. Nos dejan solos. Parece que sí son los fucientemente fuertes como para descartarnos. Me quedo pensando un momento y luego sigo a mis compañeros, corriendo. ¿Vamos a separarnos tan rápido? ¿Y si damos con otra barrera similar? ¿Y si salen otras copias como esas? ¿Y si hay algo todavía más fuerte aquí dentro? ... Antes todavía podía pensar como un guerrero, pero ahora mi pensamiento es más el de un padre de familia. No puedo evitar sentir que no saldré de aquí abajo. Pero tengo que superponerme a ello.

Al llegar a la siguiente sala nos encontramos con más individuos. Errald, de nuevo, no tarda en abalanzarse sobre ellos, aunque esta vez sí parece una buena opción, pues los enemigos no dan cuartel.

En cuanto miro como uno me ataca, doy un salto y echo a volar hacia arriba para esquivar los conjuros. Casi al momento de estar en el aire, conjuro un aether contra el hombre que me ha atacado.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 12:40 am

No escondí la sonrisa al ver que los líderes fueron perfectamente capaces de debilitar la barrera que nos separaba de la siguiente sala, no habíamos llegado hasta aquí para dar media vuelta. Comprobé que muchos de mis compañeros comenzaban a prepararse para un posible combate, por lo que yo no sería menos, y desenvainé a Jaoguín preparada para enfrentarme a cualquiera que se me cruzase por delante.

Avanzamos a la siguiente sala, caracterizado por un insoportable y molesto bochorno, ¿era ese el ambiente caldeado que les gustaba a los flamma? No era, sin embargo, un impedimento para que yo sonriese; es más, con cada paso que dábamos mi sonrisa se hacia más fuerte.

La luz comenzaba a desaparecer, a la vez que mi campo de visión. No podía ver lo que había más allá de mis compañeros -y una de esas razones es porque yo estaba colocada detrás de todo-, pero las palabras de los líderes fueron suficientes para hacerme saber de lo que se hallaba ante nosotros. Mi sonrisa se borró. Apreté con fuerza a Jaoguín, al igual que la mandíbula; tenía que centrarme y obedecer a los líderes. Debía olvidar los fantasmas del pasado.

Como nos habían ordenado los líderes, seguimos avanzando, sin recibir resistencia alguna por parte de las copias. Entramos en una nueva sala, con nueva compañía. Eran varios los que había, pero poco más pude comprobar al ver que uno de ellos se dirigía hacia mí. Era un chico, y llevaba un tridente que pretendía clavar en mi rostro. Mi reacción era casi inmediata, conocía los untos débiles de mi arma.

- Pervatia - pronuncié haciendo que una barrera de piedra se irguiese entre él y yo a una altura lo suficientemente alta para proteger mi cara. Si tenía mala suerte, su tridente se clavaría en ella. Pasara lo que pasara, rodearía la barrera -bastante más alta que ancha- para ponerme de su lado y embestirle con Jaoguín -directo al estómago-.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 1:56 am

Los guerreros de Brontë sin duda demostraron el motivo por el cual pertenecían a dicha institución: Elektra frenó en seco a su rival que, sorprendido, vio su arma completamente inutilizada y, en medio de aquel momento de confusión, se vio atravesado de un golpe por el tridente de la parvus con suficiente fuerza como para atravesarlo de lado a lado.
Alehyss, por su parte, evitó el golpe de aquel pobre diablo que erró en su acometida. Cuando quiso darse cuenta y girarse era demasiado tarde, pues la chrysos le clavó su hoz sin muchos miramientos en el cuello.
A la última de las chicas tampoco le fue nada mal, pues Massen también utilizó inteligentemente el hechizo de protección simple que conocía de modo que hizo caer de bruces a su enemigo, para luego aplastarle con fuerza con su gran poder mágico.

Lyam al igual que el resto, se deshizo de su enemigo siguiendo una estrategia parecida a la de Elektra y Massen: frenar y matar. Siguiendo esta efectiva forma, pudo deshacerse de su atacante con un sólo corte vertical.

A aether sin embargo no le fue tan bien: aún a pesar de haber evitado los dos hechizos satisfactoriamente, su magia y la distancia a la que se encontraba hicieron que su Aethes no fuese lo suficientemente potente como para eliminar de un golpe (como hasta ahora había sido) a su rival, pues simplemente le frenó en seco, obligándole a cubrirse con ambas manos, sufriendo algunos cortes en sus antebrazos.

Errald también tuvo problemas pues después de casi juntarse las narices el uno con el otro, el parvus rival salió corriendo sin explicación aparente, por lo que el parvus lanzó su cuchillo con el fin de darle, pero sin mucho éxito, por lo que el parvus se largó por la puerta del fondo por donde se suponía que ellos debían continuar. Errald, enfadado por haberse quedado sin presa, cogió su hacha y le hizo el favor a Heylel de rebanarle la cabeza al que el aether no pudo acabar.




De este modo, los guerreros de Brontë superaron con creces su primera prueba. Sin embargo, debían seguir avanzando. Siempre al frente, hacia su objetivo.

Entraron en la siguiente sala siguiendo unos estrechos y angostos pasadizos. Era muy similar a la anterior.

De nuevo, los chicos se pusieron en guardia, pues sabían que tarde o temprano les esperaba una nueva prueba, pues siempre la había.
-Jujuju...- Pudieron escuchar en la penumbra. Era una voz vieja y quejicosa, algo desquiciada pero con suficiente cerebro como para saber lo que estaba haciendo.- Jujuju.- Rió una voz vieja. de varón.

Los muchachos buscaron en medio de la penumbra de donde podría venir aquella risa, pero parecía proceder de todos lados al mismo tiempo. Era sin duda, algo extraño.


FDR: los siguientes ataques suceden todos al mismo momento, pero deben ser narrados individualmente.

Entonces, de golpe y súbitamente, Alehyss Lester cayó del techo y con una velocidad pasmosa, aprovechando la velocidad de la sorpresa, cruzó la cara de Massen Dew con la hoz de su kusarigama de lado a lado, haciéndola caer al suelo de golpe.

La nueva Alehyss vestía pantalones bombachos, un top negro y una larga trenza (que le llegaba hasta la mitad de la espalda). Retrocedió al instante, preparada para asestar el último golpe mortal a la piscis.

Sin mucho tiempo para reaccionar, Un Heylel apareció como de la nada también y dejó caer una rapidísima patada sobre el propio Heylel. Vestía únicamente un pantalón ceñido y unas muñequeras con pinchos. Su cuerpo estaba perfectamente torneado y poseía unas tonfas algo más grandes que las del verdadero.

Un Lyam de pelo blanco y camiseta de asas hasta medio torso lanzó una fugaz patada tan rápida como un rayo contra Lyam, que le golpeó la cara con un fogonazo impresionante para luego conjurar un Sakröm y atraer hacia sí su mandoble, para luego lanzarlo hacia atrás, fuera del alcance de ambos.


Un dardo voló hacia el brazo derecho de Alehyss. Massen Dew, con su pelo perfectamente planchado apareció delante de ella después del ataque y corrió directamente hacia ella, portando un Aquaerum en su mano derecha con el fin de clavarlo con sus propias manos lo más cerca del cuerpo de Lester con el fin de herir lo más posible.


Elektra pudo salvar su cabeza pero no su pelo; una parte de su melena rubia cayó súbitamente al suelo, cercenada por un enorme hacha de un Errald sin tatuajes y sin barba, que se disponía a soltar un puñetazo con una de sus manos para rematar a la parvus.

Por último, al parvus se le apareció una Elektra con el maquillaje corrido por las mejillas, semblante depresivo y la cabeza torcida que corrió hacia el parvus lanzando un Terra Der en plena cara del parvus, haciéndole caer y chillar de dolor.



Después de aquella semejante emboscada, los chicos se dieron cuenta que aquellos eran grandes rivales, aunque lo que no sabían era que aquella era la verdadera forma de luchar de todos ellos.




-Jujuju...- Volvió a escucharse entonces.



FDR: no tenéis que esperar por Errald. Postead.
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Elektra

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 2:42 am

Sentí como Jaoguín atravesaba entonces el estómago del chico. Me detuve un segundo, confusa. Acababa de matar a una persona... Ni si quiera lo había pensado. Desclavé ya con el cuerpo un poco más tenso a Jaoguín de su estómago, bajando la vista y evitando mancharme con su sangre. Prefería no seguir pensando en ello.

Observé cómo todos mis compañeros entonces se enfrentaban a sus adversarios, sin gran dificultad. Uno de ellos logró escaparse a la siguiente sala y, cómo no, se le había escapado a Errald. Sin embargo, no sonreí ante su fracaso, no estaba de humor ni para ello -aunque alguna parte de mí interior sí lo celebró-.

Continuamos avanzando, todavía en perfecto estado. Nos adentramos a la sala siguiente tras avanzar por unos caminos más estrechos y claustrofóbicos -que, personalmente, no me afectaban-, permitiéndome de nuevo a mí misma entrar entre los últimos. No había nadie recibiéndonos esta vez, ni tampoco pude encontrar al chico que se había escapado -estaba bastante oscuro-. Me coloqué rápidamente en posición defensiva, el silencio siempre anunciaba al enemigo; silencio que tardó poco en desaparecer. Una risa amarga comenzó a brotar de todas partes. ¿Se estaba riendo de nosotros, de nuestro devenir? Ladeé la vista hacia ambos lados, sin toparme con nada más que con oscuridad al fondo. Fue de repente cuando algo se movió cerca de mí, era algo brillante, un filo. Por suerte, conseguí reaccionar a tiempo y moverme a un lado para salvarme la vida. Tenía al atacante a mi lado, y no dudé ni un segundo en girarme para volver a utilizar mi tridente con una estocada contra su puño -era lo primero que había visto-. Sentí una sensación extraña, me había sentido por un segundo más ligera al dar el giro. Pero cuando vi la cara de mi oponente, dejé mi primera preocupación a un lado, su cara... Se parecía a Errald, pero no lo era. Estaba deseando que mi tridente atravesase su brazo, y con un poco de suerte, su pecho -ya que no podía hacerlo con el verdadero-.

Agaché la vista para no tener que ver tal grotesca escena. Bajo mis pies brotaba el oro más puro y reluciente -a pesar de la penumbra- que jamás había visto. En él pude ver la imagen de una mujer muerta; todavía recordaba aquel día con perfecta claridad.
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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 3:10 am

Consigo escapar de los hechizos, lo que me hace ganar algo de seguridad y mi conjuro parece detener al tipo lo suficiente como para que no ataque más. Perfecto.

Se me hiela la sangre en cuanto veo que Errald corre hacia él y le arranca la cabeza de un hachazo. Tanto que me quedo totalmente quieto y sólo mi caída hacia el suelo me hace despertar y mover las alas con dificultad, hasta aterrizar con el cuerpo hecho un flan.

Llega abajo no es mucho mejor. Miro a mis compañeros y a sus enemigos y solo puedo observar muertos a nuestro alrededor. Se me salen los ojos de las órbitas y me siento mareado. Siento el estómago arder.

Me voy contra la pared y vomito todo lo que recuerdo haber comido y algo más parecido a saliva pastosa. Tomo aire con esfuerzo y noto como mi estómago se retuerce queriendo echar más de lo que tiene dentro. Miro como mis compañeros continúan andando y yo sigo con las piernas débiles. Finalmente tomo aire y los sigo, apurando el paso en lo que puedo. ¿Qué ha sido esto? ¿Es lo que nos espera el resto de la misión? Me noto cansado de pronto y siento como si caminase movido por algo que no soy yo mismo. ¿Debería dejar de pensar en nada?

Un nuevo pasillo oscuro que conduce a una nueva y horrible habitación. Ni isiquiera la risa perturbadora consigue hacerme espabilar por completo. Todo está ocurriendo demasiado deprisa para mí.

Y de pronto, una patada en la cabeza que me hace caer de morros contra el suelo, más mareado de lo que estaba.

Alzo la vista en cuanto puedo y me llevo un susto increíble. Soy yo. Pero no soy yo. Soy yo vestido de una forma horriblemente provocadora. Y el gesto de la cara. No, definitivamente no puedo ser yo.

Me pongo en pie con cierta dificultad y agarro las tonfas con toda la firmeza que puedo. ¿Cuánd hemos llegado aquí? ¿Cuándo he empezado a pelear contra un tipo que se parece mucho a mí? A mi alrededor solo puedo ver a mis compañeros moviéndose y a otros muy parecidos a ellos. Creo que voy a marearme.

¡Ntendbit! —Grito, generando un pequeño tornado frente a mí para enviárselo a mi oponente. Luego alzo el vuelo de nuevo para evitar que vuelva a saltarme a la cabeza.
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Alehyss

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 4:43 am

La eficacia de mi planteamiento resulta tan satisfactoria que casi llega a ser decepcionante. Arranco el arma del cuerpo de mi rival y lo miro un momento, tendido en el suelo. Por lo que he podido notar, no eran una prueba especialmente intensa. Incluso podría decir que siento hasta cierta pena. No disfruto matando.
Una figura pasa a la habitación siguiente, haciéndome volver el rostro hacia allí. Entonces veo de reojo cómo Errald remata a uno, al que Heylel se enfrentaba, a sangre fría. De hecho ni siquiera diría que a sangre fría. Parece bastante molesto. Resulta desagradable e incómodo, pero objetar ahora solo haría que el grupo entrase en problemas, como la última vez.

-¿Estáis todos bien? -inquiero, en general, mirándolos uno por uno, aunque el parvus ha vuelto a adelantarse.

Hay que seguir adelante. Cuando Heylel se aparta me acerco a él un instante, apoyando la mano en su hombro. Es una situación desagradable. Para mí también lo es, aunque puedo decir que estoy más acostumbrada. No hace ni un año, sin embargo, que hice lo mismo que él hace ahora mismo, solo que en otro lugar. Y no tan lejos de aquí. Era Ignis, al fin y al cabo.

-Vamos -murmuro, con suavidad, apretando su hombro un instante y reanudando la marcha luego.

No podemos perder el tiempo. Dedico una mirada a Lyam al pasar junto a él, y doy una suave caricia en el hombro a Massen antes de adelantarla. Aquí no hay líderes. Estamos solos. Más nos vale ser cautelosos.

-Que nadie se quede atrás -indico, sin más, sin llegar a hacerlo una orden; es, más bien, una sugerencia.


En la siguiente sala no me siento segura. Quizás ha sido el hecho del recibimiento anterior, tan al descubierto. Y, para colmo, una risa desagradable, que pone los pelos de punta, no hace sino acompañar la sensación de desasosiego.
Busco con la mirada la procedencia de la risa. No creo poder determinarla ni con los oídos, siquiera. Es perturbador.

Tengo el arma asida con fuerza, preparada. Y, pese a todo, la escena comienza demasiado rápido. Nada más sentir un dolor agudo en el brazo, veo cómo una imagen conocida se acerca hacia mí, corriendo, con un hechizo preparado.
Conocida y desconocida a la vez. Por lo que puedo llegar a ver durante el transcurso del instante siguiente, mis compañeros se encuentran en una situación similar. Massen está en el suelo, herida. La veo por el rabillo del ojo.
Me tenso.
No.

Esto es como lo de los líderes. ¿Serán copias fieles a nuestra fuerza? ¿O una mera ilusión? ¿Nos pasará algo a nosotros mismos si las herimos?
¿Por qué he de enfrentarme a Massen? O ella a mí...

Arranco el dardo de mi brazo y enseguida me pongo en marcha. La cadena gira, furiosa, en mi mano izquierda, y me acerco a la piscis, manteniendo la mirada fija en ella. Trato, en cuanto la tengo a tiro, de atrapar su cuello lanzando la cadena, enrollándola alrededor del mismo con el giro. Entonces tendré una buena posición para tirar de ella, haciendo presión en su garganta, pudiendo así iniciar un estrangulamiento y reducirla. Si consigo enredarla, además, invocaré un chrysantae para que circule a través de la cadena.
Si el tiro fallase, todavía estaría a tiempo de cambiar de plan: flexionando la rodilla izquierda podría lanzar una patada a ras de suelo, veloz, cuando ella ya estuviese sobre mí, directa a sus tobillos, con el fin de desequilibrarla en plena carrera y tirarla al suelo. Una vez en el suelo, una fuerte patada o pisotón en las costillas debería dejarla si aliento lo suficiente como para permitirme buscar una nueva solución que no me arriesgue demasiado. Ella puede atacar desde lejos, pero yo no.

Conozco bien a Massen. Y ella a mí. Espero que esto solo nos beneficie a nosotras, y no también a nuestros dobles.
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Lloyd

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 4:59 am

Al comprobar cómo su enemigo caía, el chrysos se giró, todavía alerta, buscando ayudar a alguno de sus compañeros. Se fijó en que Heylel, que había decidido echar a volar en vez de encararse directamente con su enemigo, tenía dificultades, y comenzó a avanzar hacia él, dispuesto a ayudar a su compañero. No obstante, antes de que pudiese acercarse del todo, vio cómo Errald se le adelantó y degolló de un golpe al otrora adversario del aether. El chrysos no pudo evitar alzar las cejas, mucho, notando cómo su corazón palpitaba de pronto con más fuerza, sorprendido por la sangre fría del hombre, pero pronto se tranquilizó: él mismo acababa de matar a un hombre. En otro tiempo, probablemente se hubiese sentido mal por lo que acababa de hacer; no obstante, ahora, después de todo lo que había vivido, aquello ya no le afectaba: de haberlo dejado con vida, probablemente ahora todavía siguiese enfrentándose a él, o peor, tal vez fuese él el muerto.

Asintió a la respuesta de Alehyss, todavía observando el cuerpo decapitado, y luego observó a su alrededor. Al ver a Heylel vomitando, durante un segundo pensó en acercarse, pero decidió dejarlo correr cuando Alehyss avanzó hacia el aether. Decidió, pues, comenzar a avanzar, tratando, pese a todo, de no fijarse en los cadáveres; seguía siendo desagradable. Cuando Alehyss lo miró, él le devolvió la mirada, apenas un segundo, y luego volvió la vista al frente, serio.

Pronto el grupo llegó a la siguiente sala, similar a la anterior, pero con la diferencia de que esta estaba vacía. El chrysos frunció el ceño y observó a su alrededor, preparado para cualquier ataque, tenso. Al escuchar una extraña risa, alzó las cejas, nervioso, y trató de buscar al dueño de la voz, aunque no tuvo tiempo de hacer nada: antes de que pudiese reaccionar, un tío idéntico a él pero mucho más hortera le asestó una fuerte patada en la cara, que le hizo caer al suelo. El chrysos no pudo hacer nada cuando su horrible replica se hizo con su arma, utilizando un hechizo que él jamás había oído, y la arrojó lejos. Lyam notaba el rostro tremendamente dolorido y los ojos húmedos, y tardó un segundo en ponerse en situación. Si aquel esperpento era él, entonces atacaría de la misma forma que él, y si había arrojado el mandoble, debía combatir como él combatía antes de tenerlo: cuerpo a cuerpo, desarmado. Sin embargo, el chrysos no tenía intención de cansarse dándose golpes contra sí mismo. Aquello podía ser eterno, y a la larga solo le perjudicaría a él: si se cansaba ahora y después se encontraban con enemigos más poderosos, ¿qué haría?

Se puso en pie, y rápidamente, adoptó una posición defensiva. Intentaría recuperar su arma, pero para eso antes tenía que sortear a aquella aberración. Si el monstruo hortera no lo atacaba, Lyam planeaba comenzar él la ofensiva: veloz, se lanzaría contra él, defendiéndose el torso con el brazo izquierdo, e intentaría darle una fuerte patada al esperpento ese en el talón, buscando que perdiese el equilibrio y cayese al suelo; antes de intentar darle la patada, no obstante, tratando de distraerle, fingiría que su objetivo es su rostro, por lo que al estar cerca de él, amenazaría falsamente con golpearle la mejilla con el puño derecho. Su objetivo era que el esperpento no pudiese ver su auténtico movimiento, la patada, que con un poco de suerte lo tiraría al suelo y le daría un momento para intentar recuperar el mandoble.
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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 6:21 pm

Nuestros adversarios no debían estar muy entrenados, porque cayeron uno tras otro en apenas un momento. Miré largamente al que yo misma había tumbado, con una extraña sensación de angustia. Había sido una defensa, iba dirigida por las órdenes de los líderes y era mi deber. Y, sin embargo, aún me resultaba difícil hacerme a la idea de aquellas cosas. Tragué saliva y evité mirar alrededor, en la medida de lo posible. Tampoco me acerqué a Heylel, que parecía afectado, sabiendo que sería incapaz de aportarle el menor apoyo.

Tan solo reaccioné a la caricia de Alehyss, y alcé entonces la vista para mirarla. Pronto la seguí, inspirando hondamente para darme entereza y con poca gana de llevarle la contraria. Los líderes no parecían ir a alcanzarnos tan pronto, y aunque seguía pensando que no sería del todo mala idea volver atrás y ayudarlos, no dije nada. Me limité a seguir a mis compañeros a la siguiente sala, en silencio. Me limité a conjurar un aquaerum, preparándome, ante todo, con lo que pudiera venírseme encima.

Sala que, pronto pude comprobar, no difería mucho de la que acabábamos de dejar. Aunque, en aquel caso, no había nadie a la vista. Por otra parte, se escuchaban unas risas que parecían provenir de algún punto más allá de lo que alcanzaba la vista. Tan solo ese aspecto le daba un aire de mucha mayor tensión al lugar. Fruncí el ceño, mirando alrededor, en busca de lo que quiera que estuviera esperándonos. Porque estaba segura de que algo nos esperaba.

Con lo que no contaba era con que ese algo viniera desde arriba. Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, sentí un fuerte golpe en la cara y un tremendo dolor. Y, pese a todo, no tuve ocasión de lanzar más que un leve quejido, pues la fuerza del golpe que me arrolló me dejó sin aire, lanzándome de bruces contra el suelo. El aquaerum que llevaba en la mano estalló justo a mi lado, deshaciéndose.

Pronto sentí una involuntaria humedad en los ojos, al tiempo que la cara se me calentaba enormemente. Tratando de ignorarlo, y sabiendo que el tiempo se me echaba encima y que mi vida, muy probablemente, dependía de ello, conjuré un nuevo aquaerum hacia los pies de mi adversario, la única parte de su cuerpo que había tenido tiempo de ver. Y ojalá sirviera para romperle los tobillos.

Al instante rodé a un lado y conjuré un baadha, aprovechando la protección del hechizo para ponerme en pie. Y entonces la vi y sentí que la confusión buscaba apoderarse de mí. Alehyss. Me obligué a mantener el tipo. Pues si iba a ser contra Alehyss, estaba preparada. Después de todo, aquella no sería la primera vez. Y en aquella ocasión, pensaba alzarme por encima de ella.

Me preparé para conjurar un nuevo hechizo, que le lanzaría si trataba de acercarse. Aunque, de todas formas, contaba con la barrera hasta que decidiese deshacerla. En cualquiera de los casos, no pensaba permitir que volviera a alcanzarme.

Mithos. Por qué ella.
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Errald Halvard

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MensajeTema: Re: El fin de una era. El firme propósito de Brontë.    El fin de una era. El firme propósito de Brontë.  EmptyMiér Ago 27, 2014 11:16 pm

Se limpió la sangre de la cara ya que se había quedado completamente salpicado por ella. En su rostro se respiraban trazos de alivio. Respiró tranquilo, al ver que no se había quedado atrás en cuanto a muertes.

Se acercó a Heylel y le sonrió con extraña dulzura, elevando la mano y dándole una cachetadita en la mejilla, caliente y roja.- Nena.- Le dijo muy solemnemente desde lo más profundo de su corazón.
Una vez hecho aquello, echó a correr con el resto para alcanzar la cabeza del grupo y pasar a la siguiente sala.



Reconoció la risa al instante y bufó hacia arriba para luego chasquear la lengua y, a diferencia de todos sus compañeros, se esperaba a la perfección a sus rivales. Sin embargo le sorprendió no enfrentarse a él mismo. ¿A qué juegas esta vez, viejo zorro? pensó. Justo entonces el Terra Der de la parvus le golpeó con fuerza en la cara.

Miró con recelo la cantidad de magia utilizada a su alrededor y lo bien que le vendría. Sin embargo, debía ingeniárselas con su arma.

Su cerebro trabajaba rápido. Sabía cómo vencer a las copias, pero no sabía por qué cada uno no estaba luchando con su clon, por lo que simplemente decidió cambiar de rival: corrió hacia el Errald afeitado y sin tatuajes con el fin de partirlo en dos. - Chicas, intentad luchar contra vuestras copias, no contra las copias de los demás. Rápido.- Argumentó con voz sonora y algo herida. Aquel hechizo le había dejado algo atolondrado.
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