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 Los Cinco Pilares.

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Massen Dew
Elektra
Rick
Narrador
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Inger

Inger


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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyMar Mar 17, 2015 12:13 am

En un primer momento pareció que el ataque había salido bien: tanto Rick como yo habíamos podido esquivar el golpe y él había logrado golpear con Vardjass al flamma. Sin embargo, pronto vi cómo las cosas se torcían un poco, al quedarse la espada de Rick incrustada en el hombro del enemigo. Mi primera reacción fue intentar atacar, buscar romper de alguna forma el recubrimiento de su hombro, pero antes de que pudiese hacer nada noté cómo una onda de fuego impactaba contra mí. Solté un quejido por el dolor, pero pronto volví a centrarme en el combate, dedicándole antes una mirada a Rick, tratando de descubrir cuál era su estado. 

Cuando el hombre se dirigió a mí, sin embargo, volví a intentar una ofensiva: al verlo venir, esprinté hacia a un lado, al tiempo que con la mano libre lanzaba un garves contra él, buscando cegarlo nuevamente y aprovechar su ceguera para cambiar mi posición, alejándome de él, mientras pensaba. Si lo atacaba con la espada, cabría la posibilidad de que se quedase encajada, así que no quería arriesgarme ahora a ello, no si podía esquivarlo sin más. En caso de que no pudiese esquivarlo, atacaría, por supuesto, bien fuese con la espada bien fuese dándole una patada en sus partes o un puñetazo en la cara, pero, vamos, no estaba yo para novios, y mucho menos para novios psicópatas. 

Oí un ruido a lo lejos, pero no le di mucha importancia: estaba ocupada intentando librarme de aquel tipo.

fdr. i can't con la vida 
no sé cómo rolear esto así que  ¯\_(ツ)_/¯
que narrador sama juzgue
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Adain

Adain


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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Mar 22, 2015 7:30 pm

Mierda... Al menos no se me había ocurrido tirarle un puñal. Odio la puta magia. Tiré la otra piedra sin buscar siquiera causarle daño, frustrado.
De poco servían y poco podía hacer para ayudar a Vatra, al menos directamente. La altura me permitió observar mi entorno con un golpe de vista, pensando una solución. Sáltez.
Busqué rápidamente con la mirada al que en teoría era el guerrero más fuerte a parte de Vatra. Estaba con Gerald y la aether y por lo que se veía tampoco les iba mucho mejor. Tal vez... Me dirigí rápidamente hacia donde estaban, preparando un puñal en mi izquierda. Si llegaba antes de que la bruja se soltase y conseguíamos quitarla de en medio tanto él como Gerald estarían libres y podría equilibrar las cosas.

Apreté el mango del puñal con fuerza y me impulsé hacia donde estaban, sumando la fuerza de las alas con la de la velocidad de la caída. Apunté entre las alas con la intención de dejarla bastante dolorida. Con suerte al menos consiguiera darle en una y podría evitar que volase. Espero que te duela. Apreté la mandíbula, cogí aire y lancé.


Al cabo de un rato se escuchó un estruendo. Era como el grito de un animal, si ese animal tuviera el tamaño de... Pronto una sombra cubrió los Cinco Pilares. Un dragón. Un chico rubio asomó la cabeza sonriente, solo esperaba que fuese de los nuestros.
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Gerald

Gerald


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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyLun Mar 23, 2015 11:55 pm

La muy zorra es más rápida de lo que pensaba con lo que no me da tiempo a atacarla. Pronto me noto en el aire y me agito para intentar liberarme antes de que pase lo que irremediablemente sé que pasará, pero no surte efecto.

Siento el golpe en la espalda y suelto el aire con un gruñido. Procuro poner los brazos por delante al caer al suelo y rodar para evitar un topetazo de bruces. Ágilmente me pongo en pie en cuanto puedo.

En cuanto alzo la vista me encuentro que Saltez ha inmovilizado a la mujer en el suelo y doy las zancadas más grande que puedo para llegar a ella antes de que le de tiempo a soltarse. Confío en mi rapidez, sobre todo ahora que está inmóvil.

Enarbolo el arma y para la última zancada me impulso con la izquierda, proyectando la rodilla de la derecha hacia adelante y empujando todo el cuerpo con la cadera, de forma que el corte sea rápido y contundente pese a la distancia que tengo que salvar para ganar tiempo. El corte horizontal aprovecha tanto la fuerza del impulso como la inercia del descenso. Mi intención principal es abrirle ca cabeza como una sandía. Aunque, si se mueve, con gusto le revanaría las alas.

Creo escuchar un sonido difuso, pero ahora mismo el pulso me hace estallar la cabeza.
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Narrador

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyMiér Mar 25, 2015 11:26 pm

La mujer rubia observó cómo se dirigía su final: Gerald enarbolaba su arma con el fín de partirla en dos sin piedad alguna.
Los ojos de la mujer, chillaban de dolor y expresaban el terror más absoluto. Su corazón latía tan sumamente rápido y sus ganas de moverse eran tan desesperadas como inútiles. Sin duda el poder de Sáltez estaba siendo increíble.

La aether cerró los ojos con fuerza, esperando e intentando recordar cualquier buen momento que se le viniese a la mente.

Esperó.

Escuchó un corte pero no fue el de su carne y, cuando abrió los ojos de nuevo, pudo ver a Shûj delante suya, con el cuerpo lleno de punzones helados y moratones (ya que los hechizos de Massen dieron de lleno en su cuerpo). Su forma acuosa desaparecía lentamente, dejando ver su piel verdosa como el fondo del mar y sus labios rojos, no de carmín si no de sangre.
Una espada atravesaba su espalda y el hombre tatuado que una vez estuvo a punto de morir le había arrebatado lo poco que le quedaba en aquel horrible mundo en el que vivia.

Shûj, elevó una mano a la cara de su hermana y la acarició con una sonrisa.- Siree...- Le llamó por su nombre en un susurro y negó con la cabeza. Con un respingo y sus últimos alientos, se disculpó.- Siento... lo de E...- Su cabeza cayó hacia delante, seguida de su cuerpo, cargando el peso sobre la medio aether, la cual sintió la punzada en el ala de Adain. Tanto dolor junto (físico y mental) hicieron que Sáltez no pudiese controlar tanta rabia y ganas de moverse, por lo que su hechizo se disipó, dejando al ceruleus completamente agotado y, por ahora, fuera de escena.

La mujer se abalanzó sobre su hermana y la abrazó. Comenzó a llorar desconsoladamente. Con tal fuerza y dolor que por unos instantes pareció que el tiempo se parase para todos ellos. Su espalda estaba manchada de sangre y su ala herida, pero poco le importó. Las abrió con fuerza, sobreponiéndose a cualquier tipo de dolor con un grito de pena tremendo y se giró sobre si misma para darle tal puñetazo a Adain que este pudo sentir cómo su sentido del equilibrio se perdió durante varios segundos, quedando en un estado de mareo y en el suelo sangrando por la mejilla y respirando entrecortadamente. Sin duda aquel puñetazo llevaba algo más que fuerza física en sus nudillos,pues estaba recubierto de una magia densa, un torbellino de viento que rodeaba su puño con bravura.

Quería abalanzarse sobre Gerald. Quería matarlo. Arrancarle las entrañas con sus manos pero sabía que no podía hacer nada contra el en aquel estado, por lo que respirando cada vez más pausada, su estado de excitación se fue reduciendo, observando, impasible y con gran frustación al asesino de su hermana al que tenía la impresión de no poder vencer en aquellos momentos.
Calló de rodillas y abrazó a su hermana y, con la cara llena de lágrimas y algo de sangre, la arrastró hacia sí y comenzó a besarle la cara, susurrando una y otra vez a su oído.- Dios te salvará... Dios te salvará... Dios te salvará. Te tendré conmigo de nuevo cuando te lleve junto a él. Te tendré conmigo de nuevo cuando te lleve junto a él.
Poco a poco, fue arrimándose con el cadaver a uno de los pilares para quedarse ausente y absorta en un estado de protección hacia Sûjh, para evitar cualquier daño mayor sobre ella, poniendo la mirada sobre 43, esperando a que él resolviese toda esta situación de forma favorable.
Aquel dragón apareció y giró la cabeza en busca de alguna respuesta. ¿Qué significaba todo aquello? Su cuerpo se tensó y abrazó a su hermana con más fuerza, envolviéndola de la polvareda que las alas del enorme reptil levantó al llegar.



Massen consiguió acertar la mayoría de sus hechizos debido a los pocos segundos de reacción que Sûjh tuvo y porque la hechicera giró la cabeza para observar cómo Gerald pretendía acabar con la vida de su hermana. Ese momento de distracción le propició que la mayoría de los encantamientos de Massen acertasen y, pese al daño recibido, Sûhj prácticamente voló hacia la dirección de la aether con el fin de protegerla.

Elektra entre tanto consiguió arrancar sus pequeños y bonitos pies del hielo que la atenazaba al cabo de unos minutos. Rápidamente recogió su arma y se dirigió a Massen para, una vez reunirse con ella, decidir qué hacer a continuación. Sin duda la aether herida era un blanco fácil: Si su objetivo era exterminarlos a todos y no darles la más mínima posibilidad, aquel era su momento. Por otra parte, Siree no parecía tener trazas de pelear en aquellos momentos, por lo que sus acciones podían decantarse por heróicas o rastreras, según quien lo mirase.


El golpe de Gerald fue tan fuerte que aunque un objetivo se interpusiera en medio, no tuvo tiempo para reaccionar de ninguna de las maneras. Una vez hubo observado todo lo sucedido, se acercó a Adain, que yacía en el suelo. Sus opciones eran parecidas a las de las chicas: aprovechar la debilidad del enemigo o ser benevolentes; o bien, podían acercarse a Silvanus, que había aterrizado a unos cuantos metros de la zona.



Los daños en Rick fueron considerables, aunque gracias a sus capacidades y resistencia naturales, soportó el golpe con un estoicismo superior a la media, sin quejarse en demasía ni monstrar síntomas de debilidad, aunque en el fondo, las heridas y quemaduras le hacían sentir incómodo y moverse con algo de torpeza (más de la habitual) y pese a que intentó arrancar su espada del cuerpo de Flastio, le fue imposible por el momento, por lo que se tendría que arreglar con los puños. Aprovechó la ceguera provocada por Inger y se abalanzó como un jabato hacia Flastio, placándolo y derribándolo. Flastio reaccionó rápidamente y simplemente: desapareció, dejando el mandoble de Rick en el suelo.

Ni rasto de Flastio.


Inger se recompuso y acudió a Rick en cuanto pudo, colocándose cerca de él. La pareja pudo obserar al enorme Tristán que observaba en silencio la batalla, algo nervioso. Reconoció a Inger y a Rick los primeros e hizo un par de muecas y gestos con la cabeza.

Silvanus llegó junto a ellos con rapidez y con gesto serio, les habló.- ¿Qué ha ocurrido? Ponedme al corriente, por favor.- Comentó con aire ciertamente agitado. Tenía los pelos revueltos por el viaje y su cara y manos estaban heladas debido al constante viento que le azotó en la cara durante todo el viaje.- He venido en cuanto me he enterado de esto. Aren ni me lo había dicho...- Susurró, más para sí que para nadie. Sin embargo, alzó de nuevo la cabeza y adquirió un tono jovial de nuevo.- He venido a ayudaros. Inspecionó a Rick primero y sanó (levemente, pues la curación no era su fuerte) alguna herida con aspecto feo y lo mismo en Inger. Hacía tiempo que la relación de ambos jóvenes había quedado fracturada, pero fue Silvanus el que, una vez hubo termiando de revisarla, le golpeó con suavidad la mejilla de la caeruleus con sus nudillo, en signo de amistad, con una ligera sonrisa.- Me alegro de verte.-Dijo sin más, alzando la vista hacia el combate que ahora le llamaba más la atención: Vatra y 43.


Su mano comenzaba a descomponerse, ardiendo como si de un tronco se tratase. Pese a ello, su carne aún abrazaba aquello que en su interior guardaba con cautela. Cayó, derrotada, ante la impasibilidad de 43 que, armado a su cetro, era inacesible. Intocabe, aún a pesar de los esfuerzos de la Primera.
Intentó tranquilizarse y las llamas también disminuyeron. El dolor era plausible en su rostro y en sus ojos se obseraba la faz del dilema moral más claro y complejo al que se había enfrentado Vatra nunca.

43 continuaba impasible, observándola en silencio. Observó a Silvanus y sus ojos se entornaron con cierta satisfacción. Se volvió a Vatra y le tendió una mano.- Querida... ¿Por qué sigues actuando de esta forma? ¿Por qué mantienes tu papel todavía? Descansa.- Sus palabras sólamente fueron escuchadas por la flamma, la cual, permanecía fiel a sí misma.- No quiero hacerlo...- Sollozó, como una niña pequeña.
Nunca una decisión tan compleja había estado pendida de un gesto tan simple: abrir o cerrar un puño.

Entretanto, Silvanus se adelantó al grupo y se enfrentó cara a cara con 43. Sus labios estaban apretados, recordando las torturas y los meses encerrado bajo su llave. Sin dudarlo un instante, ordenó a Tristán con un gesto de su mano. El dragón tomó aire con fuerza y una enorme llamarada salió a chorro como si de un volcán se tratase hacia el cuerpo de 43. Este apretó con fuerza los labios y el cetro, clavando sus uñas en él.
Al cabo de silenciosos y a la vez atronadores segundos en los que el dragón escupió fuego sin descanso, la humareda se disipó y el cuerpo de 43 continuó tan intacto como siempre, aunque sus manos temblaban y su cetro liberó cantidades ingentes de chispas y éteres mágicos. Una gota de sangre brotó de la mejilla de 43, el cual apartó con un pulgar con tranquilidad.




Flastio brotó entonces de la nada tras la espalda de Silvanus, entre sus compañeros y el piscis y conun punzón de roca fundida, se abalanzó sobre la espalda de Silvanus tan rápido que ninguno de sus compañeros pudo reaccionar a tiempo.
La oreja de Silvanus sí que reaccionó a tiempo y no dudó ni un instante en girarse como un rayo para lanzar a la cara del flamma un frasquito que se rompió en la frente del mismo. Flastio se paró en seco y pestañeó un par de veces para, entonces, encogerse de tamaño hasta quedar del tamaño de un vaso de tubo. Silvanus se agachó con una sonrisa y lo cogió por el cuello de la camisa, sosteniéndolo como un conejo, gastando así la segunda de sus tres pociones de cambio de tamaño obtenidas en Caligo.
Se dirigió a Electra y a Adain con una sonrisa.- ¿Alguno quiere una mascota?- Rió, contento, con una enorme sonrisa, llena de felicidad.




Entonces su cabeza se despegó de sus hombros.
Su cuerpo calló al suelo y su cabeza desapareció, para hacerlo más tarde sujeta por sus rubios cabellos a una mano vieja, de largas uñas, adornada con un kimono de florituras. Flavia Gnaea Seia sujetaba la cabeza de Silvanus, el cual yacía con los ojos caídos y los labios relajados. Sus ojos verdes habían perdido cualquier atisbo de luz y sus mejillas sonrosadas adorandas por su cicatriz habían adquirido un tono tan pálido que parecía incluso maquillaje.
El la otra mano: una katana, manchada con la sangre piscis todavía que, de un gesto, fue limpiada por completo, salpicando la tierra.
En silencio, envainó la katana en la saya y entonces liberó todo el aire de sus pulmones.
Observó a Vatra la cual, de rodillas, observó aterorizada la escena y la sangre fría de su maestra. Su mano, cabronizada, yacía abierta. Pues el pánico de ver la llamarada de Tristán fue lo suficientemente fuerte como para decantar la balanza. En el centro de su mano: un pequeño huevo de gorrión, roto, en el que Flavia había sido transportada utilizando toda la magia de Vatra con el fin de poder contener a una persona en estado etéreo en un lugar tan sumamente pequeño. Sin embargo: había tenido una gran maestra a la hora del arte de la descompresión humana: La gran Flavia. Dueña y señora de la Magia del Fuego.

Observó a los muchachos, colocada al lado de 43 y se disculpó en un susurro.- Lo siento.- Les suplicó, sollozando como el más tierno bebé. Complemtamente absorta y confusa. ¿Había actuado correctamente?

Flavia habló, alzando la cabeza.- Lo has hecho bien, querida.- Dijo sin más. Se repasó los labios y miró al grupo. -Supongo que...- Se encogió de hombros.- Querréis una explicación.- Terminó.

Se dirigió a Elektra y le sonrió. Chasqueó sus dedos y el tatuaje que descansaba en la muñeca de la parvus comenzó a brillar y a escocer. Los tatuajes de Vatra también comenzaron a escocer. De su manga sacó un bote, el cual destapó y un Errald algo atolondrado apareció. Sus tatuajes también brillaban y escocían.
Flavia se colocó al lado de 43 y mientras caminaba hacia él, dió una orden.- Acabad con ellos.- Las palabras fueron implacables. Los tatuajes ejercían en el cuerpo de los tatuados un poder mental que les dejaba sin voluntad, y en sus cabezas sólamente escuchaban la orden dada por la líder flamma: aniquilarlos. Sin opción a duda.
Ahora sus rivales eran sus compañeros: Errald, que en silencio sujetaba su puñal y Vatra y Elektra que ahora observaban al grupo con la mirada nublada.

Errald corrió hacia Gerald e intentó clavar su puñal en su abdomen con una fuerza y precisión importantes.
Vatra abandonó su forma humana y un enorme león se abalanzó sobre Rick, mordiendo su hombro y desgarrando su carne, por su parte, Elektra debía escoger objetivo y eliminarlo.

Para entonces, Sáltez había recuperado ya sus fuerzas y pudo ayudar de nuevo a los chicos, intentando apartar a Vatra de Rick y que esta no acabase con su vida.




Tristán olisqueó el cuerpo de Silvanus y en silencio, retrocedió, algo confuso.




Flastio se colocó en una de las garras del dragón, ensimismado al tener aquella nueva visión del mundo: todo era nuevo para él. Alguien debía atraparlo. Ahora no parecía peligroso.
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyJue Mar 26, 2015 6:26 pm

Los Cinco Pilares. - Página 2 Sintiacutetulo-1copia_zps19a74776


Saltez sostuvo con su hechizo todo lo que pudo a la mujer para dejar vía libre a los guerreros y poder sacar de en medio a uno de sus enemigos.

Cuando parecía que era el fin para la mujer, la piscis se puso en la trayectoria mortal del chrysos y acabó recibiendo el ataque en su lugar. Saltez no perdió detalle del acontecimiento, al parecer ambas mujeres tenían relación más allá de compartir bando.
El conjuro comenzaba a complicársele y no podría aguantar mucho más sosteniendo a la mujer, pese a todo mantuvo su aguante para que lo guerreros aprovechasen su cercanía y debilidad y la eliminasen por fin.

Sin embargo, la rabia hizo que la mujer se liberase del conjuro antes de lo previsto y Saltez sintió un empujón causado por la lucha de la mujer contra su magia y sus pies dejaron un rastro al ser apartado un par de metros.

Cuando volvió a centrar la vista la mujer no parecía pensar en plantar más batalle con lo que se permitió pasarla por alto un momento y centrar su atención a su alrededor, que parecía demasiado caótico. Se cubrió la cara un momento, tratando de evitar el calor que desprendía la llamarada que un enorme dragón estaba soltando hacia donde hacia unos minutos estaba el hombre de gabardina.

Se sorprendió al dar cuenta de que el magnífico animal acompañaba al piscis al que había estado entrenando hacía meses. El líder Caeruleus lo había enviado a él a aquella misión para evitar precisamente la presencia del piscis en ella. Quizá no se lo había dicho oficialmente, pero sabía que aquella había sido la razón para convocarlo a una misión por Brontë.

¡Silvanus! —Lo llamó, sorprendido, viéndolo charla con sus compañeros tranquilamente. Pero apenas pudo reaccionar en cuando un movimiento fugaz hizo desprenderse la cabeza del piscis de sus hombros. Saltez quedó paralizado unos segundos, con los ojos muy abiertos y desapareció al momento para aparecer junto al cuerpo y poder sostenerlo. Un estúpido pensamiento se le pasó por la cabeza, algo como que si conseguía llegar a sostenerlo podría reparar la pérdida de su cabeza. El mestizo no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar en ese momento y su trascendencia. A fin de cuentas, él había sido como su hermano mayor durante algo más de un año y no era una pérdida que le resultase fácil de llevar.

Dejó reposar el cuerpo con incredulidad y se giró hacia la mujer que hablaba. Tomó aire, su función principal era fijarse en los detalles y recabar toda la información posible. Aquella mujer era la líder flamma, pero su aspecto degenerado era enormemente extraño. Pareció dar una orden y, tras ella, su compañera de expedición, Vatra, se disculpó poco antes de ser poseída bajo aquel extraño conjuro. Sabía que había hecho bien en seguir de cerca aquel nerviosismo extraño.
La otra guerrera de Brontë, también seguidora de la líder, sufrió algo parecido y allí estaba el que faltaba, el parvus que había intentado huir y con el que habían practicado una extraña forma de confinamiento.

Flavia Gnaea Seia Herennia Sallustia Severa Magna, en nombre de Caligo tienes una afrenta pendiente —Sentenció mientras sus ojos al completo tomaban un color negro azulado. Se mantuvo cerca del dragón para montarlo si era necesario para luchar con aquella mujer.
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Gerald

Gerald


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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyJue Mar 26, 2015 6:46 pm

Por fin aquella sensación, por fin sentía una vez más la presión suave de la carne y el hueso bajo el filo de la espada saboreando la venganza, el contragolpe. Devolviendo el agrabio.

Sin embargo, no fue la carne de la zorra aether la que tan satisfactoriamente había cercanado con el golpe, sino que la otra mujer, la piscis, se había interpuesto entre mí y mi presa.

La satisfacción se convirtió en rabia y la sangre me hirvió de nuevo con ganas renovadas y acentuadas de la sangre de aquella furcia. Puse un pie en la espalda de la piscis y arranqué la espada de cuajo, con un grito. Me detuve un momento antes de continuar, la cabeza me estaba estallando y tenía los hombros agarrotados. Di otro grito entre el dolor y la rabia y cuando levanté de nuevo la vista la mujer había lanzado a Adain al suelo y se alejaba con el cuerpo. Si tanto quería a aquella tía, yo la haría reunirse con ella.

¿¿Creías que te iba a dejar largarte?? —Lanzo una patada a la cara de la aether con todas mis ganas. Luego agarro la katana con la derecha, como si fuese un machete y lanzo golpes sin ton ni son, desquiciado, hacia el pecho y cabeza de la aether. Ahora mismo no soy consciente de nada más.

...


Cuando me doy cuenta ha llegado Silvanus, el chaval que no veía desde hacía muchísimo tiempo, en un dragón enorme, pero de pronto se lo habían cargado. Y entonces Errald estaba también. Todo era demasiado rápido y desconcertante. La vieja flamma estaba con estos tipos y Vatra y la parvus...

¡Errald! —La verdad es que algo en mí se sorpredió y alegró al ver a Errald de nuevo, pero al verlo venir corriendo hacia a mí armado con intención de asestarme, interpongo mi arma en su camino, en guardia, para frenar su embestida. ¿Al final iba a tener que cargarme yo a Errald para que no me matase?

FdR1: Como el post es así de caótico yo hice un post un poco random así que ya que se interprete como sea (?)
FdR2: Esta vez tuve hoy tiempo para psotear rápido, pero ya que la actu tuvo tanta controversia, si al final se edita algo pues me avisais y edito también.
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Elektra

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyVie Mar 27, 2015 11:13 pm

Perfecto, había logrado librarme de los garrotes de hielo. Sentía de nuevo la arena a mis pies, un terreno mucho más cómodo para una parvus. ¿Debía seguir esperando a que viniera a por mí la aether o Massen ecesitaría ayuda? En ese momento me di cuenta de que era una estupidez mi estrategia, y cuando me aparté de mi pervatia para observar el panorama vi la espada del chrysos atravesando a nuestra enemiga. ¿Qué había pasado?

Me acerqué con lentitud, con la guardia siempre alta; parecía que el peligro había cesado, la otra mujer parecía llorar el peligro que corría la aether. Miré a Vatra, parecía angustiada, nerviosa. Massen y los demás estaban bien, dentro de lo que cabía, unos más que otros. Hacía calor y el aire era desagradable, pero parecía que en aquel lugar nadie lo sufría.

Alcé la vista, un dragón se acercaba. Apunté con Jaogín -al que había recogido del suelo- hacia el cielo, esperando cualquier ataque que pudiera provenir. Me aparté poco a poco, a la vez que el dragón descendía. A sus lomos, una cara familiar. No dejé de apuntar con el tridente hacia el jinete, que recordaba de alguna vez en Brontë. Nos saludó, parecía que venia a ayudar. Bajé a Jaogín pero seguí tensa, faltaba gente y éramos tantos y tan caótico todo que no sabía por dónde mirar. El chico parecía demasiado calmado, me ponía nerviosa. Entonces, el enemigo apareció de nuevo en su espalda, nadie reaccionó a tiempo, menos él que, velozmento, consiguió sacar de sus ropas una botella y rompérsela en la cara. El reflejo del cristal me había dislumbrado.

- ¿Qué demon...? - el tamaño del enemigo comenzó a mermar y, en unos segundos, mi vista lo perdió por completo. ¿Qué clase de magia albergaba aquella botella?

Se acercó a nosotros con el hombre encogido en la mano. Tal era mi fascinación que me acerqué un poco más a él, no podía creerlo. Entonces...

Me llevé la mano a la boca, mis ojos se abrieron con estupor. La señora Flavia... ¿Había venido a salvarnos? ¿Era acaso nuestro enemigo aquel piscis? No.... No era nuestro enemigo... Mi muñeca derecha comenzó a arder... Mi respiración se aceleró. Se me formó un nudo en la garganta, cada vez el dolor era mayor y el sentido menor.

- ¡Señora! - No pude decir nada más... No podia casi pensar... Sólo podía mirarla pidiendo que parase.

Mi cuerpo salió corriendo hacia Sáltez, que todavía sostenía el cadáver. Pero para entonces, él se había lanzado sobre mi líder. Iba a correr tras de él, el sello me dolía mucho, yo no quería...

"Haga lo que haga será una traición".

Registré el cuerpo del piscis; si tenía una botella mágica tenía que haber más cosas... con ese cuerpo no día hacer mucho físicamente. Todo lo hacía por mi líder, ¿verdad? La estaba ayudando, seguro. En su chaqueta, en sus bolsillos, debajo de la ropa... Tenía que tener algo ¡ALGO! Me dolía la cabeza... Estaba sudando, hacía calor. ¡RÁPIDO! Cualquier cosa que encontrase... Cualquiera... Porque... quería ayudar a mi líder, ¿verdad? Una vez acabé de registrarlo todo, me levanté.

Todo se volvió oscuro.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Sonreí, giré mi cabeza hacia la derecha: hacia Sáltez. Quería tocar a mi líder, y yo debía obedecer sus órdenes, ¿no? Salí corriendo hacia el caeruleus, era uno de nuestros enemigos -quizás el más poderoso- y estaba atacando a mi señora. ¿Tenía que ayudarla? Claro, era mi señora. Y además... seguro que podía derrotarlo, ¿no? Al final y al cabo, mi señora me había entrenado muy bien.

Me lancé hacia él con mi tridente. Me estaba dando la espalda.

- ¡Eh, tú! - Grité, avisándo de que iba a atacarle. No me gustaban los golpes por la espalda, al contrario que a Flavia, quizás no fuera tan astuta como ella.

Cuando lo tuviese en frente, le asestaría un ataque elegante con la punta de mi tridente en el estómago. No le tenía miedo al peligro. Sabía lo que tenía que hacer.

- No quiero morir...
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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyMiér Abr 01, 2015 10:23 pm

No cejé en mi empeño por acabar con la piscis, pero de hecho no fui yo quien le dio el golpe final, pese a que sí dejé el camino bien abierto para ello. Cuando la vi desviarse de mí hacia la aether, ya no tuve tiempo de seguirla antes de que ella misma fuera al encuentro de la muerte. Lo que, por supuesto, no implicó que permaneciera quieta.

Tras un vistazo a Elektra, que aunque seguía ocupándose de liberarse no tenía a nadie que pudiera resultar una amenaza cerca en aquel momento, me volví entonces hacia la aether, que parecía haber perdido el control de sí misma. ¿Qué forma absurda era aquella de dejarse morir? Aunque, desde luego, no iba a ser yo quien le impidiera hacerlo. El hecho de que Gerald colaborase, una vez separada su espada de la piscis, no me hizo cejar en mi empeño por acabar con la aether hasta estar segura de que no se volvería a mover.

Fue entonces cuando me permití volverme hacia mis compañeros, buscando un nuevo objetivo. La presencia de Silvanus me chocó desde el primer momento, y más aún el aspecto enorme de Tristán, pero mi reacción al poder que parecían de pronto tener fue fruncir el ceño, tensa. Miré a Vatra, que seguía peleando mientras Silvanus mantenía aquella actitud relajada y distendida que no casaba en absoluto con la situación.

-No es momento para jue...

Pero no tuve ocasión de acabar la frase antes de ver su cabeza rodando por el suelo, y necesité unos momentos más para entender qué era lo que estaba pasando a mi alrededor. Incluso cuando conseguí una idea básica de ello, no estuve segura de que de verdad algo de aquello tuviera sentido.

No ha sido culpa tuya, Massen. Se han roto, pero no ha sido culpa tuya.

¿Por qué me acordaba de Allie en un momento como aquel? Pero no dejaba de tener razón. La vida seguía, y con ella las tareas. Y, era evidente, yo en concreto tenía bastante que hacer. Avancé corriendo hacia Tristán. Él era mi prioridad. Yo lo había cuidado algunos meses en ausencia de Silvanus. Sabía que se sentiría tanto o más perdido que entonces, pero ya había tratado con él en aquella ocasión y lo había protegido, y esperaba que supiera entender que era su turno para tomarse la venganza por su propia mano.

Envié un pisflivire a aquel diminuto Flastio, quitándoselo de encima a Tristán. Podía parecer una miniatura, pero eso no significaba que dejara de ser un monstruo, y no pensaba darle la oportunidad de vivir. En aquel momento era pequeño y parecía distraído con lo extraño de su entorno; era una ocasión perfecta para deshacerme de él, atravesándolo por completo con mis punzones de hielo.

Subí sobre Tristán con una seguridad que solo la adrenalina me permitía, y me aferré con fuerza a su cuerpo, segura de lo que hacía. Tristán debía reaccionar. No solo por Silvanus, sino también por sí mismo. En caso contrario, podía acabar como el piscis, y no era el objetivo.

-Vamos, Tristán, vamos. Tranquilo. Acabaremos con esto. Así Silvanus podrá descansar. Ayúdame con ellos, Tristán. Vamos a por ellos. Vamos a poner las cosas en orden. Venga, chico, puedes hacerlo. Hazlo en lugar de Silvanus. Sé que puedes, Tristán, acabemos con ellos -. Proyectaba la voz cerca de su oído, calma pero segura, tratando de guiarlo y ofrecerle confianza, una posibilidad de reacción. Sin dejar de aferrarme a él, dirigí una mirada momentánea a Sáltez-. ¡Sáltez, llama al líder Darvenwish! ¡Lo necesitamos!

Era todo lo que podía hacer a ese respecto. Por lo demás, me quedaba centrar mis fuerzas en acabar con aquel grupo de seres del averno. Y tras todos ellos estaba 43. Si Tristán podía hacerle un mínimo de daño, debía intentar ganar tiempo enviando al dragón contra él. Por supuesto, mi prioridad era asegurar la muerte de Flastio antes, ya que suponía una baja importante en las filas y la moral enemigas. No olvidaba la reacción del padre cuando Rick había cortado el brazo al hijo.

FdR- Por favor, necesito una guía de acciones, esto es imposible. Ahora es cuando a) se me recortan a la mitad por hacer demasiadas o b) narrador hace el doble porque yo he hecho menos de las que podía. Ninguna de las dos me parecería justa, pero con ninguna de las dos tengo referencias para entenderlo. Por favor, en serio, un poco de orden en esto, que se establecieron unas normas para algo.
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Adain

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptySáb Abr 04, 2015 2:55 am

Eso había dolido. Cuando intenté abrir los ojos el sol del desierto se clavó como un puñal aunque el verdadero pinchazo vino de la mejilla. Zorra de los cojones, mis hermanos me pegaban más fuerte. Aun así dolía.
No podía quedarme mucho rato en el suelo. Me levanté asegurando el equilibrio con las alas mientras me situaba. Mientras recuperaba el aliento vi a la bruja alejándose con la piscis en brazos mientras Gerald le gritaba. Bueno, de esa no va a salir... Eso al menos nos quitaba a dos enemigos, aunque no tenía claro que por ello las fuerzas quedasen más igualadas. Cogí aire para recomponerme un poco y fue entonces cuando llegó el dragón.

...

Tras unos momentos estaba en mejor estado después del golpe y el ver que el chico rubio venia en nuestra ayuda subía bastante los ánimos. El dragón era increíble aunque no parecía surtir demasiado efecto sobre el tipo de la gabardina. El chico rubio bajó del dragón y en un par de movimientos minimizó al tipo de lava. Parecía que las cosas podían empezar a mejorar...de alguna forma. Me acerqué en un par de zancadas junto con una de las chicas, Elektra, observando al ahora diminuto hombrecillo, indefenso en sus manos.
Tras su comentario imité su gesto, sonriendo ligeramente, pero no duró mucho.
Más tarde, cuando el estruendo de la batalla quedase silenciado sabría que se llamaba Silvanus, de dónde venía e incluso alguna historia. En ese momento sólo veía como su vida se apagaba en un instante en manos de aquella mujer.
Había visto ya muertos...creo. En teoría la abuela murió en casa y no era una casa tan grande... Pero no murió así...
A penas estaba a un par de metros de aquella mujer, que limpió el filo de sangre con un movimiento seco. No la conocía personalmente, pero sabía que de forma indirecta había sido la causante de gran parte de mis problemas al llegar a Brontë. Pero ese no era el momento para protestar por mi orgullo herido hace ya tantos meses. Siempre que me había imaginado una situación así me imaginaba gritando por la sorpresa. Pero de alguna forma parecía falso.
Tampoco es que nadie pudiera esperarse que en su primera gran misión tras una clara desventaja un rayo de esperanza apareciera solo para ser cortado en seco a sangre fría por uno de los líderes de Brontë en un acto de crueldad que parecía ser solo la punta de un iceberg de traición que, por si fuera poco, no hacía sino desequilibrar más la balanza apuntando como ganadores a los enemigos.
Nadie podía imaginarse algo así. Haría falta una mente muy desequilibrada
Pero de alguna forma eso había pasado.

Me sorprendió mi reacción, no obstante. O me habría sorprendido si una parte de mí hubiera estado para sorpresas. Pero la verdad, lejos del pánico o el colapso, todo el estrés de la situación me concentró en una meta concreta. No era huir (aun a sabiendas de las pocas opciones que tenía), si no sino evitar que se repitiera algo así. De haberme podido sorprender también me habría sentido un poco orgulloso de mí mismo.

Miraba a la vieja flamma con toda la compostura que podía si bien la sangre me hervía en las venas. En cualquier caso no podíamos seguir aquí, la chica, esa tal Elektra y yo habíamos estado muy cerca de Silvanus y estar tan cerca de su asesina no podía ser mejor para nosotros de lo que lo fue para él. Deberíamos empezar por alejarnos y reorganizarnos, las cosas han cambiado y no a mejor...
Vieja de los cojones...



Los primeros segundos tras la decapitación del joven fueron un caos, aunque el resto de la batalla no había sido mucho mejor y, de alguna forma, la tensión me hacía pensar con más claridad.
Pronto Vatra y Elektra parecieron estar también en nuestra contra. Mierda, joder. Por estas cosas odio la magia... Me alejé de esta última tan rápido como pude sin perderla de vista mientras parecía retorcerse perdiendo la consciencia. Mierda, mierda...¿Y a estas ahora cómo se las para? No era tan fácil como ir a matar, después de todo no parecía que lo hiciesen a posta, esa mirada no era natural.

Mientras la vieja se juntó con el hombre del bastón, Vatra, completamente poseída, se abalanzó sobre Rick y el otro tipo, que hacía nada había salido de un frasco, se lanzó sobre Gerald.

Esa chica...Massen, dijo algo de llamar al líder caeruleus, pero...

Elektra había elegido contrincante. Si Sáltez era el único que podía llamar para pedir ayuda no podía estar entretenido defendiéndose de alguien a quien no podía herir. ¿O sí? ¿Nos da esta situación permiso? No había tiempo de pensar esas cosas.

Parecía cegada por alcanzar su objetivo, pero tampoco podía asegurarme de que no me atacaría de ponerme en medio. Un puñal no era opción pero... Me elevé rápidamente y la seguí en su carrera hasta Sáltez. Bajaría en picado en un movimiento de V para poder acercarme mucho y tras el ataque alejarme lo más rápido que pudiera antes de que reaccionara. Si algo se torcía el el proceso un simple giro me evitaría acercarme. Estaba nervioso, pero una forma distinta. Volar me relajaba incluso en esos momentos pero aun así creía que me iba a estallar el pecho y respiraba como si llevase horas corriendo. Tiene que funcionar, joder, tiene que funcionar... Fruncí el ceño y apreté los dientes.

Llevaba suficiente arena en la mano como para dejarla un buen rato sin poder ver. Pobre, la va a escocer bastante... Bueno, eso si acierto. Ella ahora mismo no a va pensar "pobre" cuando me ataque. Espero que le dé suficiente tiempo como para llamar o mandar un mensaje o como coño funcione eso. ¿No es algo que deberíamos saber hacer todos?
El viento me revolvía el pelo. Todo era cuestión de segundos. Apreté el puño sintiendo la arena cuando empecé a descender.

FdR: LOL Si se me ha ido (que me lo creería) decidme y lo cambio. Estoy más saturado yo que ellos XD
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Rick

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Abr 05, 2015 8:19 pm

Aunque no pude arrancar mi arma de la roca, y aunque el bastardo de Flastio desapareció tras recibir mi ataque, sin permitirme derrotarlo de otro golpe, Värdjas cayó al suelo cuando el cuerpo del flamma se desvaneció, lo que me permitió recuperarla en lo que lo buscaba con la mirada. El no dar con él me ponía nervioso, pero tuve un momento para dedicar una mirada a Inger y comprobar su estado, y revisar momentáneamente el panorama general.
El caos resultaba evidente. Vi una escena algo más lejos que no supe interpretar bien del todo, aunque la sangre de la piscis y el aspecto de la otra mujer que la abrazaba decía bastante.
Al menos implicaba que la baja no era en nuestro grupo.

Cuando Silvanus se nos acercó lo miré muy serio, con el ceño fruncido, tratando de ignorar el dolor de las quemaduras y de no prestar mucha atención a mi compañera Värdjas, herida. Ni siquiera sabía si debía alegrarme por verlo allí, pero lo cierto era que en aquel momento no había tiempo para abrazos, y me conformé con un gesto de cabeza sin perder la atención en todo lo demás.

Le expliqué la situación por encima en lo que sanaba algunas de nuestras heridas, apenas un segundo, en lo que mis ojos buscaban un objetivo, a Flastio, al desaparecido cabrón, y se topaban con mis compañeros, centrados en sus combates. No podía permitir que aquella serpiente los emboscara.

-Me alegra contar contigo aquí -llegué a decirle a Silvanus.

Aunque no se lo viese a menudo, poder participar con él en algo, verlo bien tras su secuestro, mayor, más fuerte, resultaba como una victoria. El orgullo de el logro de una vez.
Pero no había tiempo para celebrarlo.
Ni lo habría nunca.

La vez que volví a ver a Flastio mi cuerpo se tensaba, dispuesto a acabar con él de un golpe, de partirlo en dos. Silvanus, más rápido, eficaz, lo detuvo, haciendo que llegase a pensar que estaba solucionado. Ver a aquel demonio reducido al tamaño de una lagartija llegó a generar un alivio tan breve, tan equivocado, que llegó a haber sitio para la culpa.

El tiempo pareció ir más despacio. Tenía que ser una broma, una mentira. Aquella imagen, la cabeza despegada del cuerpo, la sangre brotando como lava, los ojos opacos, sin vida, sostenidos por la mano de una araña despreciable disfrazada de nobleza. La señora de las traiciones hecha mujer. La confianza en el fuego hecha añicos.
Frialdad.
Ira.
Nunca hubo, en ningún momento hubo, lugar alguno para un corazón noble en medio de la guerra.

Las reacciones llegaban a mis oídos y mis ojos como si tuviese la cabeza embotada, rodeada de agua. Creí que yo mismo había gritado, vengativo y furioso, pero no fue así. Había permanecido inmóvil un segundo más de lo esperado, notando las manos tan rígidas en torno a Värdjas que de haber sido humana la hubiese estrangulado.

¿Una explicación?
Apreté la mandíbula, preparando los músculos para el ataque. Si querían explicar algo, lo harían con sangre.

Cuando Vatra se lanzó contra mí, convertida en una especie de león, me preparé para recibirla. Viendo imposible esquivar su golpe a aquella distancia, notando cómo la furia se apoderaba de mí sin remedio, contraje los músculos para dar rigidez a mi piel, tratando de evitar en todo lo posible que los dientes penetrasen en mi cuerpo. Al mismo tiempo, dado que ella misma había acortado la distancia entre ambos, aproveché a Värdjas, en mi mano, para lanzar un gran impacto con el extremo de la empuñadura, buscando hundirla en su nuca para separar dos de las vértebras, dejando ir un fiero grito por el esfuerzo, el dolor y la frustración.

No iba a permitir que volviese a suceder lo de Prosper. No iba a permitir que, una vez más, mis acciones no sirviesen más que para reparar una mínima parte de todo. No iba a permitir que aquellos que jugaban a ser dioses, que aquellos que creían tener la libertad para elegir por encima de las vidas de los demás, se saliesen con la suya.
La líder flamma había dejado de serlo a mis ojos. No era más que una vieja bruja. Pagaría por la vida arrebatada, aunque fuese con la suya propia.
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Inger

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyMiér Abr 08, 2015 1:54 am

Todo parecía moverse a un ritmo vertiginoso, y para cuando quise darme cuenta, el flamma al que Rick y yo nos enfrentábamos había desaparecido sin dejar rastro. Confusa, con el ceño fruncido, observé a mi alrededor, a los diferentes combates que se estaban librando en su busca, preparada para atacarle en caso de que quisiese romper alguno de los enfrentamientos; sin embargo, pronto descubrí que el flamma no se había acercado a ninguno de mis compañeros. Resultaba extraño, pero aproveché ese momento para acercarme a Rick, preocupada por sus posibles daños. Silvanus, sorpendentemente, también estaba ahí: resultaba raro verlo en un combate como aquel, quizá por su llegada, quizá porque hacía mucho que no sabía nada de él, pero no era desagradable. E incluso, en respuesta a su muestra de afecto, le sonreí. En el pasado tuvimos nuestros problemas, pero ahora mismo no parecían importantes.

Lo que pasó después resultó demasiado caótico como para que reaccionase en un primer momento. De pronto el flamma reaparecía, pero Silvanus lograba detenerlo, convertirlo en algo enano, raro, y al momento la cabeza del piscis se desprendía de su cuerpo, muerto. La líder flamma estaba ahí, con la cabeza de Silvanus. Parpadeé. No entendía nada y todos los sonidos a mi alrededor sonaban extraños en mi cabeza, como si viniesen de lejos.
¿Una explicación? No creía que fuesen necesarias: ella era otra traidora.

Elektra, Vatra, y un parvus cuyo nombre no recordaba pero que reconocía como uno de los antiguos traidores estaban ahora atacándonos. Y aunque me costaba manejar la situación, aunque no entendía que estaba pasando, mi primera reacción fue ayudar a Rick, lanzando un garves con el que esperaba cegar al león en el que Vatra se había convertido, buscando darle tiempo a Rick para alejarse, apartarse. A su vez, permanecía atenta para evitar algún posible ataque.

fdr. ??? ??????? ?
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyVie Abr 17, 2015 4:07 am

Ambas hermanas perdieron la vida casi simultaneamente en la batalla. La suma de la fuerza de los guerreros (que no demostraron ningún síntoma de querer cargar prisioneros) hizo su trabajo, menguando significativamente la fuerza enemiga en cuanto a número se refería del enemigo.

En cuanto a Gerald, pareció el menos afectado por la muerte de Silvanus si bien porque realmente poco le importaba el piscis, si bien porque Errald estaba prácticamente encima suya.

Logró detener el arma de Errald a tiempo, aunque la fuerza del parvus era exagerada. Quizá fuese porque el parvus nunca había desenmascarado la potencia de sus músculos o quizá porque el color amarillento que rodeaba sus ojos dejaba intuír que cierta vetusta mujer le proporcionaba poder. Una vez su golpe fue detenido, el parvus no dudó en agarrar de las muñecas a Gerald y girarlas de forma dolorosa. A menos que Gerald reaccionase de alguna manera (soltando el arma o deshaciendose del parvus de algún modo) sus muñecas corrían grave peligro.
Así mismo, Gerald pudo ver como la vista de Errald estaba centrada en las dos mujeres muertas y cómo poco a poco la fuerza en sus manos disminuía levemente. Era la única posibilidad del chrysos para salvarse el atacarle en aquel momento. Si no lo hacía, caería fuera de combate.



Elektra pudo encontrar entre las pertenecias de Silvanus una tercera poción de cambio de forma menguante y un sobre extremadamente bien conservado, sin destinatario aparente. Ambas cosas fueron guardadas por la chica antes de que la orden de Flavia hiciese efecto.
Lo ocurrido con Elektra entonces fue de una gran crueldad. La joven parvus en ningún momento escogió estar en el bando enemigo, pero en el pasado Flavia supo camelar su corazón y ahora se encontraba en una encrucijada en la que su mente no reaccionaba con claridad.
Atacó a Sáltez con gran elegancia y poder. Este pudo esquivar la mayor parte del golpe debido a la propia alerta de la joven, aún así, el tridente golpeó su brazo derecho, hiriéndole. Sin duda Elektra no dejaría que nadie le pusiera una mano encima a Flavia.
Cuando iba a dar el siguiente golpe, sintió la arena de Adain en su cara, lo cual le hizo girar la vista y frenar en seco durante unos instantes, los cuales le supusieron la derrota, pues un fuerte golpe mágico de Sáltez la dejó fuera de combate durante unos buenos segundos.

Adain se hizo cargo de ella y volando la llevó lo más lejos que pudo, con el fin de alejarla de la fuente que la controlaba.
Ambos se refugiaron tras una enorme duna, alejados a unos 50 metros del lugar principal. Allí, Adain esperaría a que la chica recobrase el conocimiento.
Spoiler:

Massen era esa especie de ser humano que en el día a día parece inofensivo, agradable e incluso dulce. Sin embargo ahora mismo Massen había liberado una especie de elemento asesino. Estaba empeñada en acabar con todos ellos sin que ningún pestañeo titubeante la detuviese. Ayudó activamente a la eliminación de las hermanas y en cuanto tuvo la menor ocasión, apuntó con magia al pequeño Flastio, el cual sin mucho problema calló herido de muerte a los pies de Tristán. Pese a todo y con los cuidados adecuados podría salvarse. ¿Había sido la acción de Massen un acto necesario o simplemente se había dejado arrastrar por el ansia? Después de herirle de gravedad, Massen tuvo que pensar durante unos instantes para tomar la decisión de rematar a Flastio o salvarle. Quizá conservarlo bajo el poder de Brontê fuese una buena idea, al fin y al cabo era un miembro importante del enemigo. O quizá... hacerlo sólamente le trajese problemas. A ella y al grupo. En su mano estaba.


Si algo caracterizaba a Rick era su dureza. Tanto de su mente como su cuerpo. Fue esto segundo lo que convirtió la embestida de Vatra de un golpe mortal a sólo un gran golpe.
Los colmillos y garras se hundían en la piel del flamma con total carencia de compasión, aunque su fuerza se vio disminuída después del golpe en la nuca que recibió la flamma. Eso, junto a la ayuda de Inger, que consiguió confundir durante unos instantes a la Guerrera, hicieron que Rick pudiera sacársela de encima y Vatra volviese a su forma humana, retrocediendo y cayendo sentada frente a ellos. Sin duda el combate contra 43 le había pasado factura, pues tenía un aspecto horrible.
Fijó su mirada en Rick y susurró.- Perdonadla... - Les suplicó, completamente fuera de combate. Su vida poco le importaba, pero sí la de su Señora.

Inger se apresuró a colocarse delante de Rick y el resto. Era la única que guardaba casi todas sus fuerzas y era, sin duda alguna, la encargada de velar por el grupo y su estado físico. Debia ayudar en todo lo que pudiese. Incluso atacar por sorpresa a quien fuera.



43 y Flavia observaron sin moverse el espectáculo como si estuviesen viendo una obra de teatro. Como si todo el sufrimiento que estuviesen observando no fuese obra suya. Eran conscientes y estaban convencidos que si sus planes salían como ellos querían, nada de esto importaría y Mithos podría enmendar todo el dolor de este mundo nefasto en el que se habían visto obligados a vivir. El fin justificaba los medios. Y de qué manera.

43 habló.- Me voy. Ya no tengo nada más que hacer aquí.- Dijo con voz cansada. - Lo dejo en tus manos. 43 era consciente de que Flavia era más poderosa que él y que su ayuda no hacía ninguna falta. Por su parte, él tenía gran cantidad de información que dar cuanto antes, por lo ue simplemente se desvaneció en una de las múltiples ráfagas de viento.


Flavia observó la escena y, una vez el ambiente se hubo calmado unos instantes (aunque dejó a Errald que se siguiese pegando con Gerald) dio un paso al frente y colocó una mano en el hombro de Vatra.

Caminó a continuación para alejarse de ella.- ¿Por donde empezar?- Hizo una pausa.- Soy una vieja mujer que no ha hecho más que dedicar su vida a los demás. El Dios Mundo se me ha manifestado y me ha pedido su ayuda para llevar la glor...

Massen había conseguido que Tristán lanzase una enorme llamarada a Flavia en medio de su discurso.
A lomos del dragón, Massen y el propio Tristán, se avalanzaron sobre ella. Los cientos de kilos del cuerpo del dragón cayeron sobre la anciana mujer que, cogida por sorpresa y debido a sus pocos reflejos, poco pudo hacer para defenderse de tal acometida de carne reptiliana sobre su cuerpo.
Bajo el peso de las garras de Tristán, escupiendo ardiendes ondas de fuego naranja y azul sobre el rostro de la líder, Flavia chillaba y agonizaba, bajo la atenta mirada de todos (incluso Errald y Gerald) como si estuviesen observando una visión única, tan espectacular, que dejó, durante todo lo que duró el salvaje ataque, sin aliento ni voz a todos los presentes.

Sáltez, aún herido, podía decidir asistir a Elektra y a los demás o bien llamar al líder caeruleus, aunque no estaba seguro de poder hacerlo desde un lugar tan lejano.

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Massen Dew
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyVie Abr 17, 2015 8:48 am

Aquella pulga insignificante no tenía ya nada que hacer. Lo vi caer malherido, y no tuve mucho que pensar antes de enviar un nuevo pisflivire, uno que apuntase a sus pequeños órganos vitales y lo rematase de un golpe. De poco servía dejarlo retordiéndose de dolor. Una vez hubiera acabado con aquel monstruo, mi atención se centraría en los otros dos.

Y entonces fue cuando lo vi desaparecer.

-¡NO! -bramé, enfurecida-. ¡VUELVE AQUÍ, BASTARDO!

Pero, de hecho, ya no estaba. Era poco probable que pudiera siquiera escucharme. Habíamos perdido al elemento principal, a aquel que llevábamos tanto tiempo persiguiendo. Al enemigo.

Por supuesto, quedaba ella. Tristán ya no necesitó que lo espolease más antes de lanzarse a atacarla, y no iba a ser yo quien le impidiese hacerlo. De hecho, colaboré aportando mis propios ataques a la embestida, poco dispuesta a dejar aquella mujer alguna dignidad o capacidad defensiva. O la vida.

-A nadie le importa cómo empezar -escupí en un siseo, sin dejar de atacarla-. Lo único que importa es cómo acabar contigo.
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Rick

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyVie Abr 17, 2015 2:14 pm

El caos y la tensión del combate, de la situación en general, hicieron que no supiese a ciencia cierta si había dejado ir un gruñido o un grito cuando Vatra, hecha bestia, desgarró mi carne. Podía sentir el dolor, las fibras rasgándose, y pese a todo no debía detenerme, porque lo que estaba en juego era más que cualquier dolor que pudiese sentir, y todo el dolor físico no sería más del otro, más profundo, que me lanzaba hacia delante.
Me debatía contra ella, y fue gracias a Inger que logré quitármela de encima, pudiendo descansar al gin un instante. Dirigí un gesto a mi compañera, de gratitud, aunque no me entretuve demasiado; no era el momento de dar las gracias. Ya había visto lo que podía pasar mientras se hacía.

Me sentía como si tuviese la cabeza bajo el agua. Los oídos apenas me devolvían el sonido que me rodeaba, que sonaba bajo, opaco. Era como si me hallase muy lejos de allí, a cientos de metros, y pudiese escuchar lo que sucedía, pero no me encontrase en medio del problema. El dolor, sin embargo, era real. Aunque, de nuevo, no lo pareciese. Pero no debía dejarme llevar por él, porque había razones más importantes por los que ponerse en pie.
Me armé como pude en mi estado, luchando contra el dolor, dispuesto a ir a por Vatra. Estaba preparado para saltar sobre ella, para limpiar el peligro que representaba, para inutilizarla si hacía falta. No iba a perdonar una baja más, una traición más. Sin embargo, verla en aquel estado, sentada, como esperando a la muerte, como esperando a que descargásemos nuestra ira sobre ella...

"Perdonadla", había dicho. Con un hilo de voz, cansada, desgastada. ¿A quién? ¿A Flavia? ¿A aquella mujer...? ¡¿Mujer?! ¿A aquel viejo monstruo? ¿A aquella que había traicionado el significado de Brontë? Se había hecho pasar por una aliada, por una mentora, por una más de los que valían la pena para, llegado el momento, romper con todo aquello y con un poco más. Y recordaba cómo sus manos de araña habían sujetado la cabeza sin cuerpo de Silvanus, mi amigo, con los ojos apagados y la sangre aún chorreando desde la garganta, la piel de papel y ni un rastro de vida en su joven cuerpo.
Él había... No. Ella. Ella lo había asesinado. ¿Y qué decía Vatra? ¿"Perdonadla"? ¡Como si pudiésemos hacerlo! ¡Como si pudiésemos perdonar a un ser tan rastrero! ¡Todo aquel que no tenía moral arrasaba y causaba dolor, sin preocuparse por nadie! Y eran luego los que luchaban por algo bueno los que debían perdonarlos. Los que debían obrar de forma noble, o quizás "noble", porque los crueles bastardos nunca llegarían a hacerlo. ¿Y había que hacerles el favor? ¿El favor de perdonarlos? ¿Perdonarlos por qué? ¿Había acaso una sola cosa buena que reconocerle a aquella arpía?

Y, sin embargo, la imagen de Vatra sentada, suplicando, se me hizo muy distinta. No podía descargar a Värdjas sin más sobre ella. No podía matar a un enemigo derrotado, suplicando. Incluso si ella se vengaba luego, incluso si regresaba cuando me diese la espalda a rematarme, yo no podía hacer algo como aquello.

Miré a mi alrededor. Empecé a ver, poco a poco, más de lo que había visto hasta entonces: Flastio, minúsculo y herido en el suelo, las dos mujeres muertas o malheridas, inmóviles, Gerald enfrentándose a aquel hombre, Errald... El cuerpo tendido, decapitado... Vatra derrotada. Mis compañeros, heridos. Heridos como yo lo estaba. Y con todavía dos enemigos más que enfrentar.

No comprendí bien qué pasaba. Uno, el hombre, se desvaneció. Lo recordaba bien de la vez que habíamos ido a salvar a... ¿No lo había llamado Flastio "Padre"? Pero en aquel momento observaba cómo el "hijo" sufría, sin preocuparse, sin mostrar ningún tipo de frustración.
Nadie sufría por los caídos. A nadie le importaban las muertes. Era como el juego del ajedrez. Un peón se sacrificaba sin miedo. Solo eran piezas débiles que no estaban a la altura de la batalla a sus ojos.

-Lo siento -le dije a Vatra, con voz grave, ronca, dedicándole una nueva mirada.

Flavia debía pagar por lo que había hecho. No era una cuestión de perdón o venganza. Era, simplemente, lo que era justo.

Cuando la que una vez había sido líder se acercó a Vatra apreté la mandíbula, mirándola. Quería explotar. Quería saltar sobre ella y cortar su viejo cuello, y verla sufrir antes de caer, para que sintiese lo que mi amigo.

-¡¿Dedicar su vida a quién?! -bramé, furioso. No se merecía aquel respeto, siquiera-. ¡¡¿A QUIÉN DEMONIOS HA DEDICADO TU VIDA?!!

Todas las que habían estado a su cargo parecían haber muerto, Vatra se hallaba allí, agotada, y ni siquiera le arrancaba una disculpa, Silvanus...

Me notaba arder. Iba a lanzarme contra ella, aprovechando que se alejaba, un breve momento en el que daba la espalda, pero entonces algo sucedió antes: el enorme Tristán, guiado por Massen, descargó sobre la mujer un enorme chorro de fuego.
Durante un instante no pude moverme, sin aliento, paralizado. Luego reaccioné. No podía permitir que perdiésemos aquella ventaja.
Me lancé a por Vatra, que estaba cerca, en el suelo, para tratar de evitar que iniciase ninguna ofensiva contra Massen en aquel momento. Quizás ella era fuerte, pero contaba con que yo no estaba solo, y con que ella estaba débil y cansada. Si lográbamos evitar que se moviese, si lograba sujetarla, quizás pudiésemos capturarla y llevarla con nosotros a Brontë para interrogarla.
En principio buscaría inmovilizarla con una llave a la espalda, atenazando sus brazos con los míos, echándola sobre el suelo. No tenía nada con qué sujetarla, así que lo haría yo mismo. Si se resistía tendría que intentar golpearla hasta que se detuviese.
¿Y si me superaba? ¿Y si pese a todo era más fuerte que yo? Inger seguía allí. Confiaba en que podría ayudarme de nuevo si yo fallaba.
Era una guerrera, a fin de cuentas. No tenía que hacerlo todo solo.

Pensé un momento en Lea, en medio de todo aquello. Desde luego, tampoco podía permitirme morir en aquel lugar.


FdR- Tan largo para tan poca acción XD
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Elektra

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptySáb Abr 18, 2015 6:36 pm

Encontré una botella y un sobre en buen estado que no dudé en guardar con cuidado entre los ropajes que me cubrían. Tenía que destruir a Sáltez como fuera, eran órdenes de mi señora. Había logrado asestarle un golpe en el brazo, pero no era suficiente. Entonces, ants de que pudiera hacer nada, un montón de arena me llegó a los ojos. Solté rápidamete a Jaogín e intenté correr hacia mi señora, para defenderla de nuevo una vez me recuperase; sin embargo, ese momento nunca llegó.

***************************************

La luz se abría entre mis ojos, que escocían. Lo primero que hice fue llevarme las manos a los ojos para limpiarme, estaba un poco mareada. Poco a poco recuperé la consciencia. Miré hacia los lados, encontrándome únicamente con el aether del grupo.

- ¿Qué ha pasado? - Mi pregunta más que duda expresaba temor, poco a poco iba recordando las imágenes, que parecían más fictíceas que reales.

Me giré hacia atrás, encontrando nada más que arena. Tampoco tenía a Jaogín. Volví a mirar hacia el aether, cuyo nombre no recordaba muy bien.

- Flavia ha... -antes de que pudiera acabar la frase un chillido estremecedor me llegó a los oídos.

Me llevé la mano izquierda a la muñeca derecha, dolorida. ¿Qué pasaba si no iba a ayudarla? ¿Sería considerado una traición? ¿Moriría? Haciendo un esfuerzo exagerado para levantarme pretendía volver al lugar de la batalla. Con un poco de suerte todo habría acabado cuando hubiera llegado, aquéllos parecían sus gritos finales.

- Mi señora... Tengo que ayudarla - miré fijamente al aether. Mientras tuviera el sello, mi vida correría peligro.

Comencé a caminar duna arriba. Parecía que nunca acababa.

- Ante todo, guerrera de Brontë - nada más ni nada menos. Había sido ya muchas cosas, y todas me habían dejado atrás. Ahora, sólo tenía a Brontë. Y esa vieja estúpida... Me había hecho traicionarlo. Me miré fijamente a las muñecas -. Este pacto ya no tiene ningún sentido, ella me ha traicionada a mí... obligándome a traicionar a Brontë - lo susurré todo, como si hubiera alguien que me estuviera escuchando en mis interiores, intentando justificarme así de mis acciones a partir de ese momento.

Una vez más, me había sentido utilizada. Tenía un nudo en la garganta.

- No voy a volver a arrepentirme - si era cierto que Flavia estaba perdiendo, no podría hacer nada conmigo. Me giré hacia el aether -. Tenemos que ayudar.

Me latía el corazón muy rápidamente. ¿Y si era todo una trampa? Lo dejaría todo en manos de mi acompañante, que seguramente no me dejaría volver.
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Gerald

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyLun Abr 27, 2015 6:25 pm

En cuanto Errando viene hacia a mí siento como me embiste con la fuerza de un animal enorme y, pese a desviar su arma hasta hacer que la pierda por la propia inercia de su fuerza, siento como me agarra de las muñecas como si un cepo acabase de atraparme las manos.

Siento un aguijonazo de alerta ya que las muñecas son una zona de vital importancia y mi cuerpo se tensa, centrado en liberarme lo antes posible. Siento como la corriente me recorre el cuerpo en tensión visiblemente, acentuando el dolor general y las pulsaciones y suelto un chyrsantae al tiempo que utilizo la fuerza del cuerpo, desde la cadera, para echarme hacia atrás. Acompaño la maniobra bajando fuertemente los brazos y retrayéndolos y doy un fuerte golpe con a suela de la bota en su pecho -prácticamente en el cuello- aprovechándolo como ataque y apoyo para impulsarme hacia atrás con más fuerza y soltarme.

Invoco un suuchi para desaparecer durante un instante y alejarme algo más, recuperando la guardia para atacarle de nuevo. Sin embargo, noto el cuerpo entumecido y tembloroso mientras me recorren chispas por el cuerpo. Siento presión en la cabeza y trato de aliviarla gruñendo y gritando. Dudo que se me oiga demasiado, pues un atronador rugido del dragón enorme envuelve todo.

Intento clavar o apoyar la punta de la katana en el suelo, para tener un punto de sostén que me ayude a recomponerme, pero siento el pecho desvocado y me falta el aire. Acabo perdiendo el tacto en la izquierda y escucho el metal caer al suelo. La derecha me cede y se flexiona haciendo que pegue la rodilla al suelo y, pese a intentar enfocar la vista sólo consigo ver manchas blancas que me impiden ver una imagen clara.

Busco a tientas la katana con la derecha y la agarro como puedo. Intento mantener la mente fría en medio del caos que me rodea. Si esto va a ser el final, en cuanto sienta cómo se acerca, clavaré la espada y lo llevaré conmigo. Aunque tenga que ser Errald.
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Adain

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyJue Abr 30, 2015 11:58 pm

Dejé a la tipa bastante lejos de todo el follón, esparciendo arena al aterrizar. He de reconocer que aunque la solté con suavidad podría haberlo hecho con más, pero no estaba seguro de cual sería su reacción así que me alejé de un salto con un aleteo para ponerme en guardia.
Cuando abrió los ojos parecía que había vuelto en sí.

-Has sido poseída por la líder flamma. -Creo... Eso me parecía a mí al menos desde fuera... Odiaba la magia y cada vez me daba más motivos.

Seguía en guardia, por si acaso, aunque me relajé un poco al ver qué iba a hacer. Notaba el peso de los puñales en las mangas, preparado para reaccionar si hacía algo. Parecía que... No dio tiempo ni a que acabase la frase cuando un grito hizo que se me erizaran todas las plumas, girándome hacia la duna, que ocultaba el campo de batalla.

Aunque mantengo el rostro sereno y rebosante de cortesía al que estoy acostumbrado cuando me dice de volver la miro con frialdad, escudriñándola, de forma inconsciente por lo que no lo puedo disimular. Cierro los ojos un instante y me enderezo un poco, recomponiéndome y actuando de nuevo de forma apropiada, respondiendo con una ligera sonrisa.

-Creo que sería mejor que no te acercaras demasiado a ella. -La vieja esa...¿"Tengo que ayudarla"? Eso no sonaba bien aunque no parecía controlada. Al menos a juzgar por su cántico debía de estar recibiendo lo que se merecía. -No podemos arriesgarnos a que te vuelva a controlar.

Casi sin escucharme comenzó a subir la duna así que la seguí, además tenía curiosidad por ver qué pasaba para que se oyeran esos gritos. Al llegar arriba el espectáculo era horroroso y, sin embargo, no podía dejar de mirar. En una situación normal habría tenido que apartar la mirada. O tal vez siempre había creído que esa sería mi reacción. Simplemente observaba la escena, serio. Mi acompañante parecía hablar consigo misma pero finalmente subió el tono y se dirigió a mí. De nuevo la prudencia pudo a los modales y fruncí el ceño inconscientemente analizando sus gestos para ver si intentaba engañarme. Solté el aire por la nariz y, aún serio, respondí con firmeza.

-Entonces no me hagas a mí arrepentirme de dejarte volver ahí abajo. -El comentario salió de mí como un latigazo y al instante me enderecé, relajé el gesto, me aclaré la garganta y a la desesperada intentando salvar mi integridad añadí: -Por favor.

En cualquier caso tenía razón, a pesar de todo y aunque ahora pareciera que llevábamos algo de ventaja 4 manos más no iban a ser precisamente un obstáculo y más con los adversarios que teníamos... Era jugármelo todo a una carta pero siempre había tenido manos de crupier.
La espada brillaba a un lado y el calor hacía más evidente el peso de los puñales.
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyVie Mayo 08, 2015 8:26 pm

Los chillidos de Flavia cesaron por un instante. Su cuerpo yacía aplastado bajo una de las enormes garras del dragón, en cual no apartaba sus fauces de su achicharrada cara.
Sin embargo, de golpe y, de entre su cara quemada, Massen pudo observar cómo sus ojos se abrían de par en par, inyectados en magia y sangre y una última andanada mágica, como una enorme onda expansiva brotó de su cuerpo, empujando con enorme poder al dragón hacia atrás, el cual chocó contra uno de los pilares cercanos, hiriendo a Massen (sin querer) en su pierna derecha, debido a la fuerza del aplastamiento. Por suerte no estaba rota, pero sí que impediría su movilidad con fluidez durante los próximos minutos. Tristan aturdido, se reincorporó y se quedó cerca de Massen, enroscándola con su enorme cola, mientras sus escamas vibraban con el fin de alejar a aquel adefesio ensangrentado y quemado que tenían en frente.


El enorme pecho de Rick golpeó a Vatra, la cual cayó bajo el peso del hombre. Esta, lejos de permanecer en un estado manso, se transformó en animal de nuevo, de modo que ahora Rick estaba a lomos de un enorme felino el cual alzó una de sus garras sobre la espalda de Rick, traccionó y lo tumbó al suelo, intercambiando las posiciones, pues era ahora Rick el que estaba entre las enromes patas del animal. Infravalorar a Vatra le salió extremadamente caro, pues esta, situada encima de él, no dudó ni un momento en clavar sus enormes fauces en el espacio entre el hombro derecho y el cuello, se quedó quieta, rugiendo mientras lo atenazaba. Si sus comillosa salían de su carne y si nadie lo atendía, era muy probable que se desangrase, por lo que Vatra permaneció taponando las heridas con sus propios colmillos, en silencio. Si todo saliese bien, ella misma curaría las heridas de Rick, pero mientras, debía inutilizar al más fortachón de todos ellos o, al menos, intentarlo.

Inger intentó ayudar a Rick cegando a Vatra, pero la ahora animal, podía carecer de la vista en aquella situación, al menos por algunos segundos. Inger decidió pues lanzar un par de hechizos al animal, que lo único que hicieron fue hacerle gruñir de dolor, lo cual apretaba más la herida de Rick. No iba a soltarlo, sabía que aquella joven no tenía poder suficiente como para si quiera moverla. Si por algún casual decidía usar su espada, entonces las cosas cambiarían.



Las habilidades de Gerald le permitieron liberarse de Errald, sin embargo sus capacidades estaban tan disminuídas que tuvo que recurrir a descansar sobre su espada. Errald aprovechó estos segundos para acercarse a él con intenciones de apuñalar su abdomen. Poca compasión mostraban sus ojos por aquel amigo suyo y poco le importaba su vida también, por lo que no temió en ningún momento las acciones de Gerald y dirigió su puñal directamente al cuerpo de Gerald.


Lejos, Adain y Elektra intentaban poner en orden sus pensamientos y, una vez decidieron volver al campo de batalla, no tardaron demasiado en llegar. Tanto él como ella estaban en buena forma todavía, pues no habían sufrido unos daños excesivos.

Una vez todos estuvieron juntos de nuevo, fijaron la vista en el decrépito cuerpo que se alzaba del suelo, primero de rodillas y luego poco a poco, comenzó a incorporarse, su respiración era horrible y sus brazos quemados temblaban de puro dolor, su cabello había desaparecido por completo y al ponerse en pie, cayó al suelo de nuevo. Con esfuerzo, sacó una botella minúscula de su ropa y la destapó.
Era una botellita extremadamente pequeña a la vez que bonita. En cuanto el tapón salió despedido, una hebra de magia del color de la noche corrió a introducirse por sus fosas nasales.

Rápidamente, Flavia sintió el poder en su cuerpo, podía incluso sentir la regeneración de sus células, cómo su cuerpo revivía los tejidos y sus arrugas desaparecían, todo ello bajo un inmenso manto de fuego y magia.
Su respiración crepitante dejó paso a una enorme y gratificante carcajada, tan sádica y cruel que contrastaba de una forma horrible con el nuevo cuerpo adquirido por la líder: su cuerpo joven. Su verdadera forma. Al menos, para ella.

Si el líder Darvenwish hubiese presenciado el momento, sin duda habría conocido a aquella hermosa mujer, con la que en el pasado en su visita a Ignis, mantuvo una calurosa noche de pasión.

Spoiler:


-Este es el poder de Mithos.- Habló, con una voz ahora dulce, joven, complemtamente distinta a la que Flavia acostumbraba.- Fue mi deseo volver a la juventud cuando gustase y Mithos me lo concedió. Esta es sólo una muestra minúscula de su enorme poder.- Explicó.- Eterna juventud.- Continuó.- ¿No es extremadamente idílico?- Canturreó a los muchachos.- Mithos concede su deseo a todo el mundo... excepto a los que se oponen a él.- Siseó.
Sus ropajes eran más elegantes que nunca. Cualquier hombre habría caído ante la semejante belleza. Era tremendamente cautivadora.

-Ha llegado vuestra hora: Soy invencible.- Exclamó.

De un salto hacia delante, se dirigió a la presa que más daño podía causar: Tristán. Conjuró una bandada de gorriones que la envolvieron por completo y que alzaron al dragón en el aire, empujándolo hacia atrás y golpeándolo con gran fuerza contra uno de los pilares, el cual hizo un sonido extremadamente peligroso, tambaleándose.
Tristán gimió, herido y molesto. Sus fuerzas se habían aplacado un poco después de aquel golpe y se acurrucó tras el grupo de guerreros, algo temeroso.


Vatra observaba el delirio de su Maestra, aún con las fauces clavadas en Rick. Sus ojos felinos reflejaban el fuego que emanaba de la líder y en su cabeza se realizaba una ardua y difícil decisión sobre lo que está bien y lo que está mal.

-Venga niños: venid a conocer el poder de un Dios.- Se jactó.


Elektra y Adain tendrían que ayudar a Gerald  a Rick, mientras que Massen debería andar con cuidado en cuanto a su pierna.



Sáltez, sabiendo que no podía aguantar más aquella situación por si mismo, decidió enviar un mensaje a Brontë, sólo esperaba que sus capacidades de comunicación a distancia no le fallasen ahora. Una vez enviado, decidió buscar con la vista la cabeza de Silvanus, la cual yacía apartada, algo sucia y abandonada. Decidió acercarse lo más sigilosamente posible con el fin de recogerla y llevarla cerca de su cuerpo, aunque no sabía si aquello resultaría macabro. Quizá debería mantener las dos partes separadas. Eso ya lo decidiría.

FDR: Para cualquier cambio o intervención, consulten con su abogado. O su avogado. O con quien quieran ustedes.XDDDD
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Massen Dew
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptySáb Mayo 09, 2015 11:59 am

Aunque por un momento llegué a pensar que Tristán lo estaba consiguiendo, acabé por verme empujada hacia atrás, junto con él, y no pude ahogar un grito al sentir el golpe en la pierna, que me hizo agarrarme con más fuerza al dragón, temiendo caer. No tardé en dirigir la mano al muslo, y transmití un fuuruchi por la extremidad para aliviar el golpe. Me preocupaba más el hecho de que Tristán retrocediera. No sabía cuánto tiempo iba a mantener aquel tamaño, pero necesitaba aprovecharlo en la medida de lo posible. Lo más pegada que podía a él, trataba de tranquilizarlo e infundirle ánimos. ¿Cómo podía domar un dragón?

Aunque pareciera tan disminuida, no habíamos acabado con ella, no tardé en verlo. Así que, en cuanto la vi moverse de nuevo, lancé un vlino contra ella, dispuesta a detenerla aprovechando su debilidad. Si no lo conseguía, seguiría con un hechizo tras otro. No podía darle tiempo para recuperarse. Entre hechizo y hechizo, arrullaba a Tristán, diciéndole que teníamos que seguir, que estaba siendo muy fuerte y que Silvanus se lo agradecería. El nombre de Silvanus se lo repetía una vez tras otra, consciente de que sería, muy probablemente, lo que lo decidiera a actuar.

Y, pese a mis esfuerzos, volvió a alzarse. Grité a Tristán cuando vi que iba a por él, pero de poco sirvió, y solo pude hacerme a un lado. Después, sin dejar de intercalar hechizos, me fui acercando a él de nuevo. No era tiempo de esconderse. Tenía que convencerlo de que volviera a atacar. Era muy poderoso en aquel momento.

FdR- No sé qué pasa con esos hechizos ni cuánto tiempo se supone que ha pasado (osea, cuántas acciones me correspondían en todo este tiempo) o qué hago con mi vida. Por favor, no se puede bajar el ritmo de acciones por post? Ya sé que esto va a post por mes, poco menos, pero insisto en que es demasiado caótico. Yo así no me aclaro y parece que tres cuartas partes de lo que haga queden completamente ignoradas. Por favor.
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Rick

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyLun Mayo 11, 2015 2:25 am

Llegó a parecer que había conseguido algo, porque la tumbé. Y así no podría ayudar al resto, y podrían encargarse de Flavia. Todo llegaría a su fin. Aquello no sabía a victoria, de todas formas. La victoria no debía estar manchada de sangre. Y, de todos modos, en aquel momento parecía ser el único consuelo que quedaba para nosotros. Volver a Brontë, volver a casa.
Pero las cosas no siempre eran tan sencillas como lo parecían en un principio. O no solían serlo. Al final, si uno no creía en la suerte se preguntaba por qué nunca era capaz de alcanzar la victoria, y si creía en ella no sabía qué había hecho contra ella para tenerla tan en contra.
Quizás simplemente había tenido muchos aires de grandeza. O quizás era mi deber ayudar a los demás entreteniendo a alguien, aunque fuese a costa de recibir más heridas.

El gruñido de dolor fue más evidente aquella vez. Tendido en el suelo, notaba palpitar las sienes. Me sentía débil, apaleado, cansado, destrozado por la muerte de Silvanos, e incluso por las de las que habían sido nuestras enemigas. Pero no había acabado la lucha. Seguía habiendo gritos a nuestro alrededor. Y, de nuevo, Rick Dehnel, incapaz de luchar por nadie. Ni por sí mismo.

-Vatra...-. La voz me salía débil, ronca, pero no titubeicé-. Tienes que darte cuenta... Por favor...-. Silvanus había muerto a manos de aquella a la que llamaba "su señora"-. Mira a tu alrededor... Todo esto comenzó por un niño-. Un pobre niño al que aquellos malnacidos querían recuperar. ¿Para que viviese en un ambiente como aquel? ¿Para que fuese convertido en un asesino?-. No somos tan poderosos como para derrotar a alguien como ella. Solo queda que muramos-. Tenía algo borrosa la vista, aunque quizás fuese por el calor y el sol, que me daba de frente-. Y si morimos todos aquí y nadie sabe lo que pasó... Entonces esto nunca se acabará.

Seguiría sufriendo gente. Seguiría muriendo gente.
Ya no me importaba ser un héroe. Que lo fuesen otros. Otros más capaces. Pero que alguien ayudase a la gente que no podía protegerse.
Si nosotros no éramos capaces de dar justicia al mundo, si el mal era tan poderoso... Entonces no habría forma de mantenerlo a raya.

Cuando Inger atacó noté que el agarre se hacia más fuerte, y volví a gruñir, cerrando los ojos. Luego los entreabrí, tratanto de mirar alrededor, de reconocer la situación, aunque desde aquella posición apenas podía.
No podía ser consciente de lo que pasaba. No podía ayudar. Värdjas estaba en el suelo, deformada. Silvanus había muerto. Inger cerca, sin tener claro qué hacer. Massen con el dragón... Browen luchaba contra aquel hombre. ¿Y los demás? ¿A dónde habían ido Elektra y Adain? ¿Habrían muerto también?
Ojalá hubiesen huido. Ellos podrían contar lo sucedido. En Brontë. Así los líderes podrían hacer algo.
Aunque dijesen aquello. Que habíamos fracasado. Que habíamos regado la arena del desierto con nuestra sangre.

Siempre he oído que cuando llueve en el desierto se llena de flores y plantas. Pero nunca he podido verlo.
Me pregunto si Lea lo habrá visto.

-Sé que no quieres herirnos... -. Porque si hubiese querido matarme ya lo hubiese hecho. Había nobleza en su corazón-. No debe derramarse más sangre.

Ya había muerto suficiente gente en aquel lugar. Ya se había hecho suficiente daño.
Y yo no sabía ni si podía levantarme. Pero quizás Vatra pudiese ser la heroína aquella vez.

Me pesaba demasiado el cuerpo como para volverme contra ella. O quizás no quería hacerlo. Porque ella no era como el resto de nuestros enemigos. Ella había mostrado arrepentimiento, remordimientos.
Parecía que fuese a morir allí mismo, y a la vez no era consciente de aquel hecho. Porque todavía tenía mucho que hacer en Brontë, y porque le había dicho a todos que volvería, y porque llevaba mucho sin ver a mi hermana pequeña.
Tenía mucho por lo que luchar, mucho que perder. Y si tenía que morir y dejar todo aquello atrás no quería hacerlo sobre la arena del desierto, sin poder moverme.

-Vatra-. Tenía que conseguir que algo cambiase-. Ayúdanos, por favor.

FdR- Se pone todo poeta, pero no hace na XD
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Gerald

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Mayo 31, 2015 2:32 am

Noto como se acerca con intención y busco el cuchillo en mi cintura, con la izquierda. No sé por donde viene, sólo veo una maraña frente a mí, pero viene de frente. Quizá la mejor guía sea sentir su herida, pero ahora mismo su cabeza podrida de marioneta no piensa demasiado así que si viene de frente, estará en frente.

Clavo el cuchillo con la fuerza que me queda. Una vez más, una última vez. La carne prieta atravesada con limpieza, la fluidez al aparecer la sangre, el olor... El olor también es muy característico y relajante. Cuando llevas horas luchando, el olor de la sangre de tu adversario es un enorme alivio. Sí, quiero sentirlo, esa calma bajo la adrenalina. Sería perfecto irme a descansar con esa calma.

Siento como un dolor agudo e intenso me aprieta el estómago hasta darme una dolorosa arcada que me hace vomitar con un sonido poco agradable. Siento como acompaña su salida por la nariz, dejando un rastro ácido e irritado. Apenas son un par de arcadas, pero suficiente para que la boca me sepa a metal. Aprieto con fuerza la katana, usándola todavía como sostén.
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Adain

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Mayo 31, 2015 6:32 am

Cuando llegamos el caos es más que evidente. Un vistazo rápido es suficiente para ver que la vieja ex-líder (Después de esto es obvio que la van a echar, a ser posible en ácido. Aunque para eso hacían falta testigos vivos que explicasen lo ocurrido y a juzgar por el escenario...) haciendo aspavientos y movimientos teatrales, como si no estuviese todo el mundo pendiente de ella ya.

Pronto una nueva muestra de magia hizo que la mujer se volviese...Bueno...De alguna forma seguía siendo difícil mirarle a la cara. Pero no dejaba de ser la puta vieja que la había liado tanto. ¿Dónde está el caeruleus ese? Habría que hacer algo hasta que llegara. A ser posible sobreviviendo también.

No tardé en ver dónde más se nos podía necesitar. El tal Gerald parecía muy apurado y la otra tipeja de la líder flamma convertida en león (por si no era bastante marimacho ya...) estaba atacando a Rick. Mala suerte chaval...

Dirigí una última mirada llena de escepticismo a mi compañera, confiando en que haría lo correcto (o al menos que lo que hiciese fuera para ayudar a nuestro bando) y salí disparado hacia Vatra. Le tenía ganas desde hacía tiempo y aunque era mucha la diferencia de fuerza, habilidad, experiencia, tamaño...Bueno, que la cosa estaba jodida pero había que hacer algo.
Volaba bajo para no ser un blanco fácil y todo lo rápido que podía. Volar era lo único que realmente podía decir que hacía bien aunque tampoco tenía mala puntería y mis entrenamientos tenían que haberla mejorado de algún modo. Saqué un puñal de la manga y cuando estuve a unos pocos metros lo lancé a la cara del anim...muj... De Vatra convertida en león. No esperaba matarla pero si la dejaba muy tocada dejaría de molestar.

Aterrizaría a una distancia prudencial. Preparé otro puñal pensando en lo peor, para no estar indefenso. No tenía mucha munición pero era el momento de empezar a usarla. Ojalá que nada de lo que me pasaba por la mente pasara.

Por el momento, al momento de lanzar el puñal, me concentré en la trayectoria del tiro, confiando en que la decisión y la dirección fueran las correctas.
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Elektra

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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Mayo 31, 2015 12:20 pm

Poco a poco el dolor de cabeza había ido desapareciendo, y casi no sentía el escozor de las muñecas. Ya desde la lejanía, se podía observar el oleaje del fuego y el estrepitante bailoteo de aquel escenario tan rojo tanto por las llamas que danzaban sobre él como por la sangre que se había derramado. La señora... Es decir, Flavia, había traicionado a Brontë, se había vuelto en nuestra contra. Y ahora estaba ahí tirada, casi parecía un trozo de embutido pasado gigante que servía de alimento para el dragón.

- Repugnante - todavía seguía acercándome junto con el aether cuando una única palabra salió de mi boca para describir aquel escalofriante escenario.

El viejo monstruo seguía agonizando en el suelo y, poco a poco, comenzó a levantarse del suelo, con algo brillando entre sus manos -algo que no parecía fuego-. Giré mi cabeza hacia mis compañeros... A ambos lados. A pesar de encontrarse en batallas algunos de ellos, todo el mundo se había detenido para presenciar la escena -una impresión poco acertada por mi parte-. ¿Nadie iba a detenerla? Por supuesto que sí, varios hechizos piscis volaban hacia ella. Massen no parecía estar muy contenta tampoco. La habría ayudado si no fuera porque mi magia lo único que le haría sería cosquillas.

Cada vez sus intenciones estaban más claras: estaba intentando tomar algún tipo de poción. No tenía a Jaogín, no podía lanzarlo a esa cara decrépita. Estaba a varios pasos de mí tirado en el suelo, lo había perdido cuando perdí los papeles... Lo que sucedió entonces fue una horrible pesadilla. Un nuevo mar de llamas comenzó, poco a poco, a presentarnos una nueva y mejorada mujer. Cerré el puño para apretarlo con fuerza. ¿Cuál se suponía que era su táctica? ¿Cuáles sus intenciones? Sólo tenía una cosa clara: Flavia debía morir. Sin embargo, nadie estaba a su altura; sobretodo ahora.

Me giré una vez más hacia mis compañeros, buscando rápidamente desconectar de lo que estaba ocurriendo para ayudar a los que todavía seguían en peligro. Rick estaba corriendo peligro contra Vatra, ¿por qué seguía obedeciendo a Flavia después de todo? Estaba claro que ella también merecía acabar ahí, siendo un monstruo que no supo anteponer la vida de sus compañeros a la de esa horripilante bruja. El aether despegó en su ayuda y, aunque no me inspirase mucha confianza, me giré hacia otro rápidamente: el chrysos creído y Errald. Nada más ver que corría un grave peligro me acerqué corriendo, no sin antes haber cogido a Jaoguín.

Errald... Ese personaje tan ridículo de Brontë que también acabaría como merecía. Aprovechando el caos general, me acercaría con sigilo a la vez que velozmente hacia su espalda, para poder clarvarle por la espalda el tridente, y que le saliesen los dientes por el pecho.
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyDom Mayo 31, 2015 5:54 pm

Todo sucedía tan deprisa que no sabía muy bien cómo actuar. Trataba de ayudar a Rick, de intentar cegar a la bestia contra la que luchaba, pero parecía que mis hechizos no servían de mucho: así pues, decidí armarme e intentar liberar a Rick de ella, de que centrase su atención en mí o algo semejante. Lo que fuese con tal de que lo dejase.

Era todo tan extraño. Sentía que un leve temblor me recorría las manos, pero aun así intenté ayudar con todas mis fuerzas. No tenía clara cuál era la situación a mi alrededor, aunque en un momento me pareció oír una voz extraña. Apenas me volví un segundo para comprobar qué era, pues toda mi atención y mi interés ahora mismo estaba en liberar a Rick de Vatra, de esa Vatra tan extraña. Él le hablaba y le pedía que nos ayudase, pero yo no estaba muy convencida de que sus palabras fuesen a tener algún efecto en ella.

—Déjalo ir —dije, con voz grave, apuntándola con la espada, tratando de llamar de alguna forma su atención, que se centrase en mí aunque solo fuese un momento.

Lo cierto es que no sabía qué hacer. Nunca me había enfrentado a algo semejante. Ni siquiera durante la misión de Aqua me había mostrado tan insegura. Y de fondo, estaba aquella mujer, la antigua líder. Cómo íbamos a vencerla en nuestro estado.
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MensajeTema: Re: Los Cinco Pilares.   Los Cinco Pilares. - Página 2 EmptyLun Jun 01, 2015 1:36 am

Tristán y Massen habían sufrido la embestida de la líder por lo que ahora, juntos, observaban y pensaban en cómo solucionar aquella situación (sobre todo Massen, pues Tristán no hacía otra cosa más que lamerse las heridas a espaldas de su vieja amiga piscis).
Massen pudo comprobar que tras haber aspirado aquel extraño éter que rejuveneció a la líder, sus hechizos simplemente se esfumaron al acercarse a ella. Sin duda Flavia gozaba de un estado de forma increíble tras aspirar aquella sustancia.
Tristán frotó su enorme hocico contra su hombro. Sin duda deseaba volver a casa. Esa también era una opción: la retirada. Podrían montarse en Tristán y volver a palacio, aunque Massen no parecía muy por la labor de conceder aquel capricho al dragón, pues lo instaba a atacar de nuevo. Pese a todo, Tristán permanecía cogiendo algo de aliento, lo que no era indicativo de indiferencia ante las palabras de Massen.


La mente de Vatra era ahora mismo un sumidero de pensamientos revueltos. Su corazón latía a mil por hora debido al estrés al que su moralidad estaba siendo sometida. Por su cabeza no paraban de pasar las imágenes de sus compañeras, todas ellas muertas por culpa de Flavia, con el fin de poder alcanzar sus objetivos, sacrificándolas, para así mantener su imagen mártir y delicada. Sólo pensar en eso le revolvía el estómago y le daban ganas de arremeter contra ella. Sin embargo... Flavia había salvado su vida. Desde pequeña, cuidado y enseñado todo lo que sabe. Si Flavia no hubiese aparecido en su vida, Vatra habría sido devorada por las ratas que vivían bajo su colchón. Le debía demasiado... ¿Pesa más la lealtad que la moral?
En medio de sus pensamientos, un cuchillo cruzó su cara, rajando su mejilla y haciendo que abriese las fauces para alzar la cabeza y ver de quién se trataba.

Pudo observar a aether. Aunque no fue lo único que vio: Gerald y Errard al fondo, bañados en sangre. La cara de Inger y Adain no transmitían rabia ni desafío: simplemente temor e incertidumbre. Sus rostros pálidos lo demostraban. Mientras, Rick bombardeaba su cabeza con palabras que le dolían sólo de escucharlas.

-Vatra.- Dijo entonces Flavia.- Ven aquí ahora mismo.- Ordenó la joven mujer.

Vatra recogió sus garras y volvió a su forma humana, con media cara ensangrantada por el puñal de Adain. Se reincorporó y habló a todos ellos en sus mentes antes de responder a la llamada de su Señora.

"No podéis vencerla. Ni conmigo."- Aclaró. En silencio, sus ojos se entornaron, mientras se dirigía, con cautela al lado de su Señora.

-¿Qué dices, Vatra? ¿Acabamos con ellos de una vez? Esto empieza a ser aburrido.- Habló la líder con relajación. - Dejo que escojas al primer...- Sus palabras fueron cortadas por un empujón que la Primera le propinó a Flavia, introduciendo su mano en su kimono y arrancándole el Descompresor de Esencia en el que Errald había sido transportado.
Con un grito desgarrador, acumulando toda la fuerza posible, lanzó el objeto mágico a Inger y a Rick (que eran los que más cerca estaban).- ¡CAPTURADLA!- Chilló.- ¡CAPTURADNOS!- Se volvió animal de nuevo y comenzó una batalla con la líder.

-¡TRAIDORA!- Bramó Flavia, la cual se había visto completamente sorprendida ante aquel movimiento. Arrancó su Kiseru del kimono y lo clavó en el abdomen del animal, el cual intentaban desgarrar la brillante piel de su dueña, la cual parecía completamente inmune al daño. Vatra aguantaría poco más.
Los gorriones eran cosas del pasado: La líder cambió también de apariencia a fénix, que intentaba alzar el vuelo con sus alas envueltas en fuego, qumando las patas de Vatra (que no aguantaría mucho mas). Si Flavia conseguía desprenderse de las uñas de Vatra, todo acabaría y se iría volando. Literalmente. El ave mordía y picaba los ojos de la Primera y esta mordía su cabeza. Sin duda era una batalla poco ortodoxa.

Si no actuaban en milésimas y todos juntos: Vatra fracasaría.
Debían darlo todo y capturar a Flavia en el Descompresor ahora que estaba en su poder costara lo que costara.


Al ver aquello, Tristán recuperó valentía y junto a las palabras de Massen, hicieron que el dragón se avalanzase sobre las mujeres, aplastando a ambas (con poca delicadeza) contra el suelo con ambas patas. Ya poco le importaba quien fuese buena o mala.

Sáltez rápidamente unió su sombra a la del dragón. Una vez dentro de ella, pudo moverse a una rapidez increíble, aplicando un hechizo aturdido a la líder, aunque solamente consiguió aturdirla durante un segundo escaso.

Los chicos debían actuar.








Por su parte, Gerald cayó fuera de combate. Su cara, apoyada en la arena del desierto descansaba, pudiendo observar sólamente una nube borrosa. Aquella misión debía acabar rápidamente o Gerald pasaría de estar fuera de combate a muerto.

Errald cayó al suelo de rodillas. Rápidamente se situó a cuatro patas y pudo notar cómo el hechizo que lo mantenía atado desaparecía.
Cayó de medio lado. Todo volvía a su mente. Al fín era el mismo. ¿Qué había estado haciendo? Su  mente era un remolino sin sentido.
Pestañeó despacio, intentando recolocar todo en su cerebro.

Sin embargo pudo ver por el rabillo del ojo cómo Elektra se abalanzaba sobre él. - Pelytera- Susurró, juntando las manos.

Cuando Elektra llegó, lo único que se encontró fue una katana clavada en una piedra con forma de Errald. Sin duda, aquel parvus resultó ser un mago de excelente poder ahora que el hechizo de Flavia que lo contenía había desaparecido.

Sin duda Errald no había desvelado ninguno de sus secretos. Todavía.

El Tridente se clavó en la roca, sin poder hacerle nada. Errald era otro al que debían llevar a palacio, aunque fuese en forma de roca.







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