Posada.

Al final decido esconderme/pasar la noche como se llame lo que se supone que estoy haciendo en la posada del pueblo que está cerca de Brontë.
Eso de cerca... es relativo, porque me he pasado unas cuantas horas corriendo.

Al final llego al pueblo y encuentro la posada. Peto fuerte a la puerta y espero a que un hombre me abra la puerta. - ¿Que quiere?- dice con el ceño fruncido.

- Hola, buen hombre- digo carraspenado para aclararme la voz. -verá, quisiera que me dejase pasar aquí la noche. Tengo dinero- digo enseñándole todo el fajo de billetes que, para un simple posadero, era una suma más que considerable.

El posadero se lo piensa unos segundos y decide abrir la puerta del todo. - muchas gracias, señor. - digo con una reverencia antes de entrar. - no quisiera ser molestado, solo descansar. Quédese con todo el fajo y usted, si me ha visto, no se acuerda.- digo con tono cansado, deshaciéndome la coleta para dejarme el pelo suelto.
-De acuerdo- dice el hombre. - si necesita algo, no tiene más que tocar la campanilla de la habiación- dice serio.

-Lo tendré en cuenta. Muchas gracias, que descanse usted también y buenas noches- digo subiendo las escaleras para instalarme en la primera habiacion que veo libre.

Cierro la puerta con llave y me dejo caer rendido, y exploto a llorar por mi patanería y que por mi culpa, sabe Mithos donde está ese pequeño rubito, surcando los cielos, o la tierra ya, vivo, muerto, asustado, o quizás, ya frío como la nieve.
Quien sabe.

*se duerme después de dar mil vueltas en la cama*

Con mi ya habitual recogido en moño y mi sombrero de paja, me había acostumbrado bastante a la vida en la posada. Le pagaba al posadero con lo que ganaba en el puesto de pescado y me sobraba un poco para comprar un poco de comida, aunque, como ahora, ayudo al posadero a atender las mesas. Total, no tengo nada mejor que hacer. Solo intentar olvidar.
Sonrío a los clientes y atiendo las mesas. El posadero, a cambio, cuida de mi.
A veces pienso en volver a Brontë, pero no me merezco la atención del servicio después de como me he comportado, por lo que, de momento, viviré aquí.

Cuando termine que atender las mesas y coma algo, tendré que ir al mercado. Hoy es fin de semana, y debo trabajar.

Quien lo diria: Alexander Price trabajando.

*se queda*

Después de un duro día de trabajo, y de venir del mercado, vuelvo a la posada y ceno, me ducho y me meto en cama. La verdad es que son jornadas muy agotadoras.


*se duerme*

Era una noche como otra cualquiera. La posada se ha convertido en nuevo hogar y soy muy feliz en este lugar. Tengo que trabajar mucho, pero bueno, he hecho buenas amistades.
He guardado mis trajes caros en mi baúl y ya hace tiempo que mi pelo ha dejado de ser lo más importante en mi vida, a favor de otras cosas más importantes, pese a ello, lo sigo cuidando con mimo, pues es algo muy mio y con mucho valor para mi.

He acabado de recoger un par de mesas y me voy a retirar ya a mi habitación, pero un hombre entra en la posada y se sienta en una mesa, pide una cerveza y se la sirvo, para luego, volver a la barra para terminar de fregar un par de cacharros antes de irme a dormir.

Me pregunto si querrá quedarse en una habitación o solo viene de paso.
Me encojo de hombros.


Al final solo venia de paso y, después de pagar, se va y yo hago lo propio, cerrando la posada y lléndome a dormir.


*se duerme*

Ya estabamos cerrando, y yo recogía un par de mesas como todos los días, pero entonces sentí como se abría la puerta y aquella figura entraba y yo la miré con el gesto torcido. - Buenas noches- digo antes de nada.
Pero se sienta y dice que necesita un habitación. De acuerdo, supongo que queda alguna. Creo que la que está al lado de la mia, puede servir- digo acercándome a ella. ¿Va a tomar algo?- comento rehaciéndome la coleta. - de todos modos, le preguntaré al posadero. -hago una pausa- Yo vivo aquí y a cambio trabajo, no soy el dueño, pero supongo que no le importará que no le atienda yo- digo sin quitar la vista del enorme arma que portaba.

La proosición de aquella chica me pilla completamente desprevenido y hace que niege con la cabeza un par de veces. -lo siento señorita, pero no creo que sea adecuado que acepte a su petición. Estoy comprometido- miento para salir con una excusa de la situación, per en el fondo es porque no me siento, sinceramente, preparado para hacer cosas con la primera mujer que se me cruce por delante. Los Price tenemos estilo.

-G-gracias- digo tragando saliva. pero su aspecto me ponía nervioso. Si lo llego a saber, no le ofrezco la habitación de mi lado.
¿Le gusto? ¿De que demonios habla?
Pregunta por mi nombre.

-Me llamo Alexander Price- iba a añadir mi título nobiliario, pero decido callarme, pues esta mujer me pone los pelos de punta y no quiero más problemas.

Un sudor frío comenzó a invadirme, y sus ojos me capturaron unos segundos, pero reaccioné a tiempo y los cerré rápido para girar la cabeza. Esta mujer parece muy fuerte, pues solo con verme, ha echo que se ericen los pelos de mi nuca.

-Alex, algún problema- dice una voz desde las cocinas.

Lo que me hace reaccionar- No, tranquilo, señor, ninguno- digo mientras no le saco la vista de encima a la chica. - Acompáñame si quieres... - digo ofreciéndole paso delante de mi para llevara a su habitación, dejando un deje en la voz para ver si se diganba a decirme su nombre.

Cuando veo salir a aquel monstruo de debajo de sus ropas, entorno los ojos y retrocedo un par de pasos, llevándome instintivamente una mano al cuello cunado veo que se enrosca en el de la chica.

Asiento ante la afirmación y comienzo a caminar delante de ella, no sin miedo, ya que ahora no puedo evitar estar intranquilo al saber que una serpiente está detrás de mi y que podría atacarme cuando quisiera. Estoy viendo que hoy no voy a dormir tranquilo.

Bien, señorita Meister- le digo al llegar a su cuarto y abriendo la puerta- esta es- digo haciendo sitio para que pase.

La habitación es de una cama, como todas, simple y poco decorada, lo justo para dormir y poco más. - siento que sea tan precaria, pero es la única que tenemos. Si necesita algo, avíseme, supongo que podréatenderla. - digo encogiéndome de hombros.

Estaba nervioso, quería irme, meterme en mi habitación y cerrarme con llave.- Si me disculpa... Buenas noches- le digo cordialmente, mientras, me hecho la coleta para atrás.

Joder, cada vez que la veo, un escalofrío recorre mi cuerpo, pero no quiero ser agorero y decido que quizá sea la serpiente, que me da mal royo, nada más.

Ella decide encerrarse y en cuanto lo hago, me abrazo a mi mismo y un escalofrío me recorre.
Rápido, me meto en mi habitación y me cierro por dentro, cierro la ventana y pongo un trapo por debajo de la puerta.
No quiero que entre nadie ni nada. Tengo miedo y, agitado, me meto debajo de las mantas.


*se duerme*

Entré a la posada bastante animada aunque al verla tan tosca y llena de hombres fornidos y viajeros extraños se me bajó un poco la emoción en pos de mantener mi discreción y, de paso, mi seguridad. Me senté en una mesa alejada y me subí la capucha un poco para que no se fijasen demasiado en mí. Me entró la risa cuando estaba bajo la protección de mi capucha ya que me sentía como una pícara que trataba de infiltrarse para robar algo. Nunca había imaginado hacer algo así. El posadero se me acercó. Era un hombre grande y barrigudo.

"¿Qué quieres?" Sus rudos modales me hicieron más gracia aunque, como aun tenía algo de miedo, procuré ser educada. "Hum... ¿Tiene leche?" El hombre me miró raro y acabó por darse la vuelta "Te traeré cerveza" Me llevé la mano a la boca, algo ruborizada. "O-oiga, pero yo no... humm..." Decidí dejarlo pasar ya que si alzaba la voz todos me oirían y me mirarían con lo que me coloqué la caperuza bien y me mantuve en mi sitio. Al rato el posadero me trajo la cerveza esa y se lo agradecí tímidamente. Tardé un par de minutos en probarla ya que llevaba licor y no podía beber de eso. Pero qué demonios, ¡ops! quise decir... ahora mismo ya había incumplido infinidad de normas y no había pasado nada, incluso, en muchas ocasiones, mi alma se sintió menos turbia todavía, con lo que me digné a probar aquello. Que mala idea, el sabor tan amargo no me gustó en absoluto con lo que dejé la jarra sobre la mesa y me dediqué a ver a mi alrededor "Oiga, puede traerme la..." Pero no pude acabar la frase ya que una coleta rubia que salía de lo que parecía el almacén me dejó con la boca abierta. No podía ser él, no podía ser que, tras haber desaparecido, estuviese tan cerca y yo no lo hubiera sabido. Pero su cara era muy parecida y, en cuanto habló con el posadero para decirle que escaseaba la maicena, su voz fue totalmente definitoria. Era Alexander ¡y estaba bien! Llevaba aquí todo el tiempo, ¡aquí al lado! y yo pensando que estaría a miles de kilómetros a saber en qué condiciones. Una oleada de... algo, se me subió desde el estómago y me quitó todas las preocupaciones de la cabeza. Qué bien había hecho en venir al pueblo, esto.. Esto debía ser el destino. ¡Estaba tan contenta!

Quise ir a abrazarlo, pero luego me lo pensé dos veces. Había estado mucho tiempo sin hacer nada y por eso no me había enterado de que estaba aquí y eso me hacía sentir bastante mal. Tuve entonces otra idea. Saqué de mi zamarra un papel donde tenía algunas oraciones escritas y utilicé el reverso para escribir una nota. Estaba muy emocionada, quería abrazarle y comprobar que estaba bien, pero no era momento. No, no lo era. Pagué mi consumición al posadero y le pedí que le diera la nota al chico que servía ahora una de las mesas. En cuanto me cercioré de que se la había dado me escapé corriendo de allí, con una sonrisa de felicidad.

Salí de la posada y decidí volver al palacio, ya no podía seguir paseando por el pueblo sin caer en la tentación de ir a hablarle con lo que era mejor volver y ya volvería a encontrarle en unas circunstancias adecuadas.

FdR: Nota en MP

Mientras repasaba las mercancías del almacén, el posadero llegó a junto mía con un trozo de papel doblado. - Toma, chico. Me lo dio una clienta para ti.- Yo, incrédulo, cojo el papel, y veo de nuevo al posadero, que me mira con ojos golosos para enterarse él también de lo que dice la nota, pero yo me la guardo en el bolsillo, un poco nervioso. ¿De quién sería?

A media tarde subo a mi habitación con la excusa de hacer un breve descanso y me encierro en mi cuarto, para sacar la nota de mi bolsillo y comenzar a leerla, no sin antes, deshacerme la coleta para dejar descansar el pelo, ya que me tira un poco después de tanto tiempo. Luego ya me lo recogeré de nuevo.

Spoiler:

Cuando terminé la nota, la volví a leer con una sonrisa nostálgica en el rostro, para luego, releerla no una, sino cientos de veces. Sin duda, Summer había sido la primera en encontrarme y su noticia me hace cobrar fuerzas renovadas.

*se va*

Era mi turno de noche y estaba siendo una noche normal. En la posada había un par de personas, un hombre delgado y desgarbado, de rubios cabellos y con una capa roja por encima, que charlaba animosamente con un par de jovencitas, mientras que en la otra esquina, un señor bebía una cerveza. Era un hombre de pelo cano, delgado y con la nariz afilada.
Yo mientras, tarareaba una canción por lo bajito, mientras fregaba un par de cacharros y reponía los alimentos para servir.

Un hombre y una mujer entran y se dirigen a mi. Les atiendo sonriente y les preparo lo que me han pedido, para al cabo de un par de minutos, servirles.
Me preguntan si tienen habitaciones libres, pero entre la mía, la de la chica de la serpiente, Lydia y un par de hombres más... ya no queda sitio, así que debo pedirles perdón y excusarme.

Vuelvo a la barra y continúo con mis tareas.

*se queda*

Cuando al fin veo a lo lejos el pueblo de paso bajo mi túnica que hace ahora de capa y capucha, siento como todo el cansancio que parecía no existir antes empieza a aplacarme. A fin de cuentas es casi una hora de viaje a pie y el hecho de ir corriendo y en tensión por si algún guarda me seguía no habían ayudado a que mis músculos se relajasen para disminuir el cansancio. Pero ahora no podía rendirme. Acabé por llegar al pueblo y me cubrí más de lo que estaba para huir de las miradas o comentarios de la gente. Una de las cosas que me habían enseñado vagamente, pero que había aprendido por mis propias experiencias era que la gente era más peligrosa de noche así que era mejor cubrirse y pasar desapercibida -aunque mi alabarda opinase lo contrario-. Cuando me encontré en el centro del comercio tuve que orientarme un poco para localizar la posada de Alexander. Una vez lo tuve más o menos claro, pude encontrar a un mercader que se había dormido sentado al lado de un unos cuantos esthrel. Me acerqué rápidamente al hombre y lo desperté. "Disculpe, ¿vende estos animales?" Pregunté. El hombre se despertó con un susto y me miró con mala cara. "Está cerrado" Dijo al verme la pinta. "Pero quiero comprarle uno de estos animales, por favor". El hombre volvió a mirarme y al final se puso en pie. "Estos animales son caros, chiquilla. Valen, cada uno 2.000". Me quedé un poco impactada con el precio ya que todos mis ahorros eran 1.200. "Puedo darle esto..." Le ofrecí el dinero y me miró con mala cara. "Pero también esto..." Apresuré a decirle. Y le añadí al dieron un brazalete de plata que guardaba con cariño desde mi ingreso al santuario. "Está bien, puedes llevarte a este" Me puse muy contenta cuando aceptó mi propuesta y me ofreció al animal. Le faltaban algunas plumas y estaba algo más delgado que el resto, pero igualmente me hizo mucha ilusión. ¡Tenía un animal! "Muchísimas gracias" Y me llevé al esthrel hasta la posada de Alexander hasta atarlo en uno de los bebederos que había detrás del edificio para aquellos que se alojaban en la posada. "Tú quédate aquí quieto que ahora vengo" El esthrel dio un graznido y yo le acaricié la cabeza para luego salir corriendo hacia el edificio. Me acerqué a algunas de las ventanas buscando a Alexander. No quería entrar porque no iba a poder evitar emocionarme y entonces armaríamos mucho jaleo con lo que corrí hasta la ventana que estaba más cerca de él y le tiré unas cuantas piedras. En cuanto me vio se me volvió a encender el pecho y le dije hola con la mano y una gran sonrisa nerviosa para luego indicarle que saliera rápido. Esto era una locura y ahora lo veía todavía más absurdo que cuando lo había pensado, pero si había llegado hasta aquí es porque algo en mi camino me lo estaba permitiendo.

El señor de la nariz afilada se levanta y viene a pagarme- Son dos monedas de plata, señor- le digo con una sonrisa mientras recojo sus monedas- Buenas noches- comento mientras guardo el dinero en una cajita de madera en la que el posadero guarda la reaudación del día.

Los segundos pasan en silencio, y apoyo un codo en la barra mirando sin nada mejor que hacer a los clientes, pero entonces oigo un par de golpecitos en el cristal de la ventana por lo que me reincorporo y entorno los ojos para ver de quien se trata.
No me cuesta mucho ver que se trata de Summer.
Pero... un momento. Summer no puede ser. ¿Que hace aqui a estas horas? ¿que? ¿Pero que? ¿me esta saludando toda contenta?
Me froto los ojos y los abro más aún. Debe ser un espejismo o algo asi.
Si es que necesito unas vacaciones...

¿Me esta haciendo signos con la mano para que salga? ¿Pero que demonios? Me llevo las manos a la cabeza y y y miro incrédulo para todos lados, para luego gesticular yo solo en silencio como si fuera un desquiciado. Como la pillen esta perdida. La señalo con el dedo y me revuelvo el pelo incrédulo, pero al final bufo y y llevado por un impulso eufórico y repentino, salgo corriendo de la taberna- no se preocupen, vengo en un minuto- les digo a los clientes para que no se revolucionen mucho- llego a junto de ella despues de dar la vuelta a la posada
-P-p-pero se puede saber que haces tu aqui? - digo mirando para ambos lados gesticulando como un loco y hablando en susurros- Summer! esto es ilegal! pe-pero que demonios? Estas empapada! digo haciendo un ademán de tocarla, pero sin llegar a hacerlo, por supuesto, pues ella siempre ha mantenido mucho las distancias- Dime, ha asado algo grave? a que has venido? de verdad... no me quiero imaginar lo que pasará cuando sepan que no estás... Summer! - digo incrédulo, dando un circulo sobre mi mismo ytirándome de los pelos- te vas a meter en líos- digo muy nervioso. -¿Te han seguido? Poeque sino...

CREEEEEEE

TAAAA- digo dando un salto para atras y cubriéndome con las manos al darme cuenta que había un enorme cuervo negro a mi lado y que no había vist debido al nerviosismo- PORQUE TIENES UN STRELL?- Digo con los ojos como platos.-

Doy saltitos y voy de un lado a otro, nerviosísima por si acaso me han seguido o visto o a saber qué cosa y a Alexander, que parecía bastante impresionado y nervioso, no le da tiempo a llegar antes de que se me lleven. Ai, no, no, no puedo pensar así. Estoy aquí y ya está y tengo un viejo esthrel y nadie se me llevará antes de que vea a Alex. En cuanto sale corriendo se le ve preocupadísimo e histérico "¡Alex!" Le grité muy emocionada al tiempo que daba un salto y vi como se acercaba a mí a prisas y trataba de corroborar si estaba mojada o era un espejismo. Me sorprendió un poco que se apartase pero luego me di cuenta de que era lógico. Me mordí el labio inferior para que las lágrimas -ahora de enorme alegría y emoción- no me abordasen de nuevo, sin apenas escuchar lo que él decía y, en cuanto dio un grito por el esthrel, no pude evitar saltar para darle un abrazo. "¡Alex, me he ido!" Me separé de él sin soltarle y empecé a hablar muy rápido. "¡Me he escapado de Brontë! No sé... El día que te vi y... no sé, entonces pensé que debía hacerlo y lo estuve pensado porque a fin de cuentas mi vida ha estado vacía y no encuentro un lugar al que pertenecer del todo y pensaba que el santuario era todo, ¡¡pero no!! y cuando te vi en la posada lo pensé y, claro, era muy arriesga y no tenía ni idea, ¡pero ahora tengo un esthrel y podemos hacerlo" Las lágrimas de ilusión me fueron mojando la cara sin que siquiera me diese cuenta ya que mi sonrisa y emoción podían con todo lo demás. Me permití el tomar aire y lo miré a los ojos muy ilusionada. "¡Escapemos de aquí! ¡Vayámonos!" Le estampé dejando de bambolearle y escuchando como el esthrel movía las plumas.

-A asgfh apf afoiis afisd sofdhzj... QUE QUÉEEEE??? te has ido? como que te has ido?... se ha ido... la madre que la aaf wsdf wesf PERO TU ESTAS LOCA? - le digo tirándome de los pelos. Pero un sonrojo producido por el abrazo de la joven me hizo callar- Summer... me has abrazado... ¿no dices que eso no puedes hacerlo?- digo tieso con las manos pegadas al cuerpo, rojo como un tomate- Summerrrr- digo sin saber muy bien que decir, mirándola ahora a los ojos mientras escucho sus palabras casi encadenadas, a las cuales, a mi se me dibujaba una expresión de terror en la mia.

Pero su última petición hizo que me sangrase la nariz de la impresión, mientras casi me caigo nockeado por semejante petición- Pero Summer... me abrazas... y quieres huir no solo tu, sino llevarte conmigo... ¿Estas segura de todo esto?- digo mientras intento recomponerme de toda esta cantidad de información.
Me quedo callado un momento, mientras miro al viejo Strell, con los ojos entornados.
La verdad... pensandolo bien... aqui no se me pierde nada y bueno... si me encuentran los del palacio tendré que dar explicaciones... incluso... quizás descubran que Kettleburn ha desaparecido por mi culpa... pensándolo bien, no estaría mal largarme de este lugar.

-Bueno... pero espera... espera... - digo cogiendo suavemente la mano de mi amiga con un leve sonrojo.- Bueno... vale... a ver- digo llevándome la mano a la cabeza- Tendré que... tendré que recoger mis cosas, supongo- digo muy nervioso- no se... es que esto me pilla todo de improvisto y...

Suspiro.

Espérame aquí- digo apretando fuerte sus manos antes de soltarlas para volver a entrar en la posada corriendo.

Paso de largo y subo las escaleras para entrar en mi habitación y hacer la maleta con la poca ropa decente que tengo, recojo un par de cachivaches y salgo corriendo de nuevo. Si alguien me preguntase que qué demonios estoy haciendo ahora, no sabría que responderle.

Con la maleta en la mano, me voy detrás de la barra y veo con deseo la caja de madera con la recaudación del día. ¿Que demonios? Una persona ya se ha muerto o por lo menos desaparecido por mi culpa. Ademas, he echo cosas peores que robar un poco de dinero, por lo que me lleno los bolsillos con la recaudación de n un día, sino de varios que, junto con el ganado en el mercado limpiando pescado, deben ser unas... 5.000 monedas entre oro, plata y bronce, un poco de todo.
Antes de salir, me paro en frente del matrimonio de antes- La habitación 3 está libre ahora- les digo sin pararme si quiera y saliend por la uerta como un tiro.

Llego a junto de Summer y la azuzo.- Venga, vámonos de aqui- digo cogiendo las riendas del Strell, pues el hombre de capa roja había visto mis movimientos y había salido en mi busqueda.

-Vamos Summer, sube!

Una vez que ella está subida roto sobre mis puntas para dirigirme al hombre rubio- Garves- digo con fuerza, y una enorme masa de oscuridad le envuelve, lo que me da tiempo a subir con calma detrás de Summer para que ella de la orden de irnos cuando quiera- ESTAS LOCA, ¿LO SABES? - le grito agarrándome a su cintura, ya sin pudor ninguno. Total, ahora, me da igual, ya. -LOCA, SUMMER BULLET- digo con fuerza.

Vi como Alexander tartamudeaba a y no daba crédito. "¡Huyamos, marchémonos de aquí! No tenemos amigos, a ti te están buscando... ¿Qué nos queda? ¡Vayámonos!" Animo, casi tan histérica como él y sin soltarle. Me ruboricé un poco cuando me di cuenta de mi estupor y miré hacia el suelo. "Eh, bueno, eso era antes. ¡Ahora ya no importa, ya te lo explicaré!" Comento, divertida y asombrada por la situación. Preguntó si estaba segura y, sin soltar sus brazos, negué con la cabeza, nerviosa, muy roja, empapada -algo que ya había olvidado- y eufórica. "¡No, claro que no! ¡No tengo ni idea de lo que hago, pero vámonos!" Grité con una amplia sonrisa ilusionada para que dejase de darle vueltas al asunto. Entonces dijo que aceptaba y volví a darle un fuerte abrazo. "Aquí esperaré, ¡pero no tardes!" Apuré mirando a todas partes. Vi como se perdía dentro de la posada y me puse a dar vueltas. Todo esto era un auténtica locura, pero ya había hablado con Alexander y había dicho que sí y yo no sabía cómo se montaba en sthrell pero seguro que él sabría y sino pues a ver qué hacíamos y me temblaban las piernas y acababa de abrazarle dos veces ¡y estaba a punto de gritar! Gracias a la diosa lo vi salir corriendo llenándose los bolsillos y escuché su grito para luego ver salir tras él a un hombre grande "¿Has robado dinero? Alexander Price, no se roba en este viaje. No a... gente honrada al menos" Pronuncié con tono de sermón -sin perder cierto tono divertido- mientras corría a montarme en el pájaro. Era certo que me parecía mal, pero no era momento de reprochar. "¡Espera! ¡Yo no sé montar esto!" Pero noté como se subía detrás y me agarraba de la cintura tras pronunciar un conjuro. Al sentirle pegado a mí me puse todavía más roja y tragué salida. ¡Teníamos que irnos! "¡Arre! ¡O vuela o haz algooooo!" Le grité al pájaro mientras movía las riendas con fuerza. El sthrell dio un par de graznidos y empezó a correr vapuleando las alas para luego emprender el vuelo a marchas forzadas. "¡YA LO SÉ, LAEXANDER PRICE, YA LO SÉ!" Le grité con una enorme sonrisa una vez habíamos emprendido el vuelo y el aire echaba hacia atrás mi cabello ahora suelto. Entrecerré los ojos para que el viento no me molestase tanto en la cara y vi -con algo de vértigo- como ya dejábamos abajo el pueblo. "¡Quiero que sepas... que no sé manejar a este bicho!" Dije a voz en grito tratando de vocalizar correctamente. El sthrell se movió hacia los lados dándome casi un infarto al pensar que me caía pero, instintivamente, me eché hacia atrás apretando los ojos para pegarme más a Alexander y que él me abrazase más fuerte. En cuanto los abrí él agarraba las riendas del Sthrel también y me volví a ruborizar. "Si te soy sincera, no sé a dónde vamos a ir.." Confesé en un tono lo suficientemente alto. Ahora estaba bastante tranquila. Muy emocionada, sí, pero me sentía tranquila y a salvo y el hecho de estar volando sin rumbo en plena noche y escapando de nuestros pasados me hizo sentirme llena de vida.

-¿Tienes un Strell y no sabes montarlo? ¿En que mundo vives? -le recrimino cuando me dice que no sabe montarlo cuando llevamos unos cuantos metros volados. Entonces una ráfaga de aire lateral movió al Strell, que al no ser guiado correctamente, se ladeó un poco, haciendo que Summer se asustase mucho- ¡Hay la madre que te pario!- digo sin pensar, agarrando las riendas en un rápido movimiento, dejando que ella se echase hacia atrás, mientras veía como se agarraba con fuerza- Eres una calamidad- le digo al oido con una sonrisa, mientras tiro suavemente de la rieda hacia la derecha para cambiar el rumbo suavemente.

-Ña... yo tampoco lo se. Pero tenemos una noche muy larga para pensar, aunque bueno... antes de nada, debemos encontrar un lugar para desayunar, ¿no te parece?- le digo riendo no sin antes hacer triscar las riendas del Strell para que apure su vuelo.

Estoy asustado... no tengo ni idea de a donde ir, pero bueno, debo parecer sereno y confiado, no debo asustarla ni nada de eso... pero ahora lo único que me importa es mantener la cabeza fría y pensar. Pensar mucho en lo que va a pasar con nosotros a partir de ahora.


*SE VAN*

Entro algo apurada y con bastante excitación en la posada. Me pregunto si todo está bien, tal y como me lo imagino en mi cabeza. no necesito más sobresaltos.

Tengo unas ganas enormes de verlos a los dos, sentarme y hablar de todo lo ocurrido con tranquilidad. Subo las escaleras hacia las habitaciones no sin antes avisar al posadero con un gesto ascendente con la mano.

Peto con fuerza en la puerta.- Kane, ¿estás ahí? Soy yo.- Acabo de hablar y me quedo en silencio. Me contengo las ganas de volver a petar, cosa que haré si no abre nadie en unos segundos.

El sonido, alto y claro, retumbó por toda la habitación. Kane, tumbado en la cama, se incorporó un poco para mirar a su hijo, que estaba sentado a horcajadas sobre él. El niño, que había mirado la puerta, lo miró a él de nuevo, con gesto de atontada curiosidad. El retumbar de la puerta no tardó en repetirse.

-¡Ya va! -gritó Kane, tratando de dar un poco de tiempo a la situación.

Mientras, cogía al niño y lo ponía de pie en el suelo. El niño miró la puerta y luego lo miró a él, dudando.

-Bumbum -acabó por decir, imitando los golpes con el puño cerrado.

-¿No vas a abrir a tu madre? Está llamando -señaló Kane-. Abre la puerta.

Con andares patosos debido a la velocidad, el niño se lanzó hacia la puerta y la golpeó con todo su peso. Después, alargó el brazo hasta el pomo, en un intento inútil por abrir la puerta. Acabó por mirar a su padre.

-Papá abiba -declaró, convencido.

Kane, que se lo tomaba con calma, acabó por acercarse y alzarlo en el aire, poniéndolo a la altura adecuada. Entonces, siguiendo las instrucciones, Lyo pudo quitar el pestillo y abrir la puerta, que cedió sin dificultad. Miró a Cassandra y en seguida sonrió. Después miró a Kane, y otra vez a Cassandra.

-¡Mamá! -exclamó, sorprendido.

-¡No seas marica! ¿Qué se dice? -respondió el padre, con divertida severidad.

Lyo se volvió a mirar a Cassandra y cerró el puño, colocándose el dedo pulgar ante los labios.

-¡On! -declaró, echando la cabeza hacia atrás junto con la mano, como si bebiera de una botella.

Río al otro lado de la puerta mientras espero paciente. Escucho como el ratoncito excarva para intentar abrir y cómo imagino que es ayudado a hacerlo.

Cuando se abre la puerta sonrío y los saludo a ambos.- Hola cariño.- Digo lanzándome a darle un besazo en los mofletes a mi pulguita. -Hola a ti también.- Le saludo con una caricia en la mejilla seguida de un par de bofetaditas suaves.
Mi sonrisa se apaga un poco al escucharles a los dos para luego acabar riéndo mientras le doy una colleja al padre y otra al hijo.- ¡Menudos licenciados tengo en casa!- Bromeo para luego frotarle la cabeza con fuerza a Lyo y sentarme con cansancio en la cama.

Al cabo de un par de segundos alzo la cabeza y veo a mi alrededor.- Un momento.- Hago una pausa.- ¿Por qué no estás viviendo en una cochiquera permanente?- Pregunto algo descolocada con un tono bromista.- Creo que te voy a traer una faldita y una cofia. Lyo, cariño: llámale marica a tu padre.- Me río y me vuelvo a dejar caer hacia atrás riendo como una idiota.

Lyo corre hacia mi para echárseme encima y yo lo abrazo y lo mimo cuanto puedo mientras le hago chillar un rato de cosquillas.
Le entretengo entre juegos y muecas mientras hablo con Kane al mismo tiempo.- La he encontrado.- Digo mientras cruzo la vista para que Lyo se entretenga mientras intenta atrapar mi lengua que sale y entra cada poco.
Aprovecho su distracción para continuar.- Está en Brontë.- Hago una pausa y dejo de hacer el imbécil para verle de nuevo, esta vez con seriedad.- Pero ya... "no está".- Le hago entender.- Al menos la he encontrado y traído.- Le comento, mientras aparto al peque a un lado y le cojo una mano con pesar.- Había... en el sótano. Un montón de niñ... de... como ella. Fue... horrible.- Mis ojos buscan los suyos, calmados y serios.- Esta tan guapa como siempre.- Añado, con el fin de evitar que piense cosas peores.