Svend
Edad : 44 Mensajes : 169
| Tema: Islas Menphyis. Dom Jul 01, 2012 2:16 am | |
| De tamaño minúsculo, pero importantísimas para el desarrollo naval de Fulmen, el archipiélago de las Islas Menphyis se sitúa al sur, junto a la frontera entre los continentes de Aqua y Fulmen. Fueron motivo de disputa entre ambos continentes durante siglos, pues su microclima hace que sólo en ellas se den plantas y animales muy particulares, entre ellos la Mandla, un árbol de tamaño diminuto cuyas bayas, completamente transparentes, son la mejor cura conocida contra las hemorragias. Cabe destacar que la palabra Menphyis significa, en la lengua de Fulmen, "espejo". Las islas Menphyis reciben este nombre de su capacidad de aparecer y desaparecer de forma completamente aleatoria, junto con lo que haya en ellas. Para los chrysos, inventores de elementos de orientación mucho más avanzados que otras razas, localizar estas islas no resulta, sin embargo, el menor problema. | |
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Cassandra
Edad : 36 Mensajes : 323
| Tema: Re: Islas Menphyis. Lun Mar 18, 2013 9:27 pm | |
| Ojos tensos, labios blancos cargados de ira, orejas rojas de furia y venas palpitantes por cuello y frente. Cabeza desprovista de sombrero y pelo y frente cargados de sudores fríos. Manos que agarraban el timón temblorosas y con poca seguridad en sí mismas, picores corporales y sequedad bucal extrema. Pie derecho incontrolable, que golpeaba la superficie de madera del Purgatorio cada vez más fuerte, como si estuviese embutido en un ciclo de retroalimentación positiva en el que cada vez que golpeaba el suelo, lo hacía más y más fuerte.
Todo ello acompañado de unas náuseas muy poco usuales que la marina achacó a haber pasado tanto tiempo en tierra (sin embargo sabía que era una mentira auto impuesta pues se había pasado un largo año en tierra cuando estuvo en el Palacio y no tuvo entonces náuseas de ningún tipo). Quizás le hubiese afectado el clima tropical o simplemente algún bicho le hubiese picado.
Sin embargo, el grado de irritabilidad en el que se encontraba la capitana no era fruto de nada descrito anteriormente. Sino que estaba pasando el síndrome de abstinencia.
Para enterarse del porqué de esta situación actual, debemos remontarnos a hace un par de semanas, al día en el que Bocanegra regresó al navío.
En cuanto puso el pié de nuevo en su barco, encontró a toda su tripulación borracha y con el barco hecho puré. Ante tal aberración, Bocanegra pidió explicaciones y en cuanto las tuvo, se hinchó a cortar dedos meñiques a todos y cada uno de sus tripulantes a diestro y siniestro, pues estos creyeron que había perecido en la Isla y decidieron agotar las reservas de Ron y Whisky en parte para celebrarlo, en parte por falta de prohibición.
Bocanegra se quedó con ganas de alguna muerte, sin embargo no pudo hacerlo, ya que su tripulación constaba del número mínimo necesario, por lo que decidió eso, cortar dedos sin ningún tipo de remordimiento ante semejante ultraje y, ante tal noticia, Korvas comenzó a dar saltos de alegría al probar tan variado festín de sangres distintas.
Creyó sin embargo que podría aguantar, con resignación y esfuerzo, su alcohólico vicio hasta llegar al nuevo puerto al que se dirigía: Ignis. Pero casi quince días con el gaznate a base de agua de lluvia y de algunas reservas que habían quedado de tan transparente e insípido líquido (pues los marinos sólo atacaron al alcohol y a la comida) le estaban pasando una mala jugada.
Ahora, mientras atravesaba el océano con amargura, sus marinos pescaban en el mar cuanto bicho viviente pudiesen, pues debían reponer la comida malgastada y poner pescado a secar, etc...
-Whisky de Ignis... Cerveza parvus... Licor de Cáligo... Zarzaparrilla de Ventus... me da igual- mascullaba con la cabeza apoyada en el timón, sintiendo el viento en su nuca que le revolvía el pelo- Lo que sea...- susurró con los labios agrietados, con fuerzas, sin ganas, agonizante.
Sus ojeras eran horribles, pues dormía muy mal debido a la ansiedad y por las mañanas se levantaba con el estómago revuelto. Demasiado revuelto.
Entonces abrió los ojos de par en par y se llevó una mano a la boca, para rápidamente reincorporarse y mirar a ambos lados, soltando el timón y corriendo hasta una de las quillas para asomarse y vomitar lo que había comido. Era la primera vez que se mareaba hasta el punto de vomitar. Sin embargo, pese a la rareza de aquel gesto y, con cara de dolor y sufrimiento, volvió a su posición, en la que se mantuvo sin dudar. Debía estar atenta a los cambios de tiempo y viento para llegar lo más prontamente posible a Ingis.
*Se va* | |
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