Oso de batalla.

A pesar de que intentábamos negociar, la niña no parecía dispuesta a aceptar nuestros tratos. De hecho, no nos estaba escuchando en absoluto. Desde luego, si era adulta, o era tonta como una piedra o de verdad había tenido problemas más que físicos para madurar.

El caso fue que pinchó a su supuesto hermano (cuánto amor fraternal, eso me había dolido a mí solo de verlo), lanzándolo contra nosotros y echó a correr por el bosque. Al final, teníamos lo que nos habían descrito: un oso furioso en mitad del bosque.

Aprovechando que estaba más lejos, retrocedí unos metros, desplazándome hacia la derecha para comenzar a alejarme. Sin embargo, antes de eso solté contra él los dos hechizos que tanto tiempo hacía que había preparado, tratando de refrenar con ello su embestida.

Tratando en todo momento de mantenerme alejada, invoqué dos nuevos hechizos, dispuesta a lanzárselos en cuanto tuviera ocasión.

FdR.: Y el primer párrafo, señores, nos lo cuenta Massen Dew

Me tensé al darme cuenta de lo que estaba pasando. La niña ignoró mis palabras y, en contra de todo lo que había esperado, pinchó al oso con aquel tenedor, que no me había parecido peligroso hasta aquel preciso instante. Pude ver como, en aquel mismo momento, el enorme animal se abalanzaba contra nosotros.
Puesto que Gerald lo hizo a la izquierda, yo me lancé a la derecha, cuerpo a tierra, con intención de separarme de él y apartarme de aquella garra aterradora. Si estábamos lejos el uno del otro el oso tendría que escoger, y sería el momento adecuado para despistarlo y derrotarlo.
Una vez en el suelo intentaría incorporarme lo más velozmente posible, invocando un flagrare en dirección a la cabeza del animal. Quizás con el fuego pudiese cegarlo.

-Hay que coger a la niña -bramé, dándome cuenta de que había desaparecido.

Mithos... Había que capturar a aquella pequeña para aclarar las cosas. Visto lo visto, acabar con aquel oso no me parecía la solución a ningún problema más que al del oso. Quizás aquella niña tuviese más osos... ¿Sería, acaso, una domadora de bestias? ¿O realmente...?

Nada más tirarme al suelo me di cuenta de que, por mucho que me hubiese alejado, el oso me había elegido como su rival. ¡A mí, que era el que solo quería ayudarlo a él y a la niña! Quizás mis gritos lo habían atraído, o mi enorme poder. Fuese como fuese, no era el momento de ponerse a pensar en aquello.

Me llevé las manos a la cabeza, para cubrirme, mientras rodaba a un lado con intención de evitar el zarpazo, alejándome de él. Me puse de pie enseguida, tras aquello, pues parecía que cada segundo en el suelo era un peligro para mi vida. Ya tendría que agradecer a Massen su ataque, gracias al que me había librado de ser perforizado.
Me mentalicé. No quería matar a un oso, pero en aquel momento ya no estábamos en situación de ser nobles y amables sin más. Nuestras vidas corrían peligro, y teníamos que ir tras la muchacha para solucionar todo aquello. Aunque ya no había forma alguna de solucionarlo sin violencia.
Esperaba que Lea no me lo tuviese en cuenta.

Gerald iba por el otro lado, así que quizás si llamaba su atención podría atacarle desde atrás sin recibir un zarpazo.
Con la izquierda, apunté a su cabeza, invocando un flagrare. Luego me acerqué, amenazador, con Vardjäs apuntándole, de frente, dejando metro y medio entre ambos. Estaba preparado para lanzarme si se despistaba, para hundirla en su cuerpo, punzando, pero mi idea principal era atraerlo hacia mí, retrocediendo o esquivándolo, para dejar via libre al chrysos.

Tal y como estaban actuando, con Gerald alejándose y Rick tan cerca del oso, parecía que el flamma tenía todas las posibilidades de llevarse un buen zarpazo. Por mi parte, no pensaba acercarme, pero tampoco podía dejarlo estar sin más. Me desplacé entre los árboles en lateral, hacia su dirección, pero sin acercarme. Simplemente por seguir la dirección de Rick y el oso.

Desde mi nueva posición, lancé dos nuevos aquaerums, tal y como Jun me había propuesto, haciendo girar la bola de agua antes de lanzarla, imprimiéndole así más fuerza. Lancé ambas una detrás de otra, directas a la cabeza del oso, con el fin de evitar que centrara totalmente su atracción en Rick.

Aunque lo dudaba, me preparé por si era necesario alejarme, en caso que de hubiera llamado su atención más de lo que me convenía.