Dormitorios

Saltez observó la forma de colocarse del muchacho, sin ningún tipo de entusiasmo o misterio. Prefirió dejar que se acoplase por esta vez, antes de corregirle.

—No me enfado por tu rapidez, es porque no prestas atención. Pero ahora calla y escucha, relájate, ¿de acuerdo? Así es como lo hacen las putas baratas o las mujeres casadas. Tienes que darle un poco más de emoción. Antes de dejar que te penetren, prepara el terreno, haz que tu amante esté deseando entrar en ti; frótate contra él, déjale sentirte, pero haciendole saber que no será tan fácil llegar a poseerte. Después dejas que te penetre sumisamente, como cediéndole el mandato, reconociendo su poder. Con ese juego de actitud ya tienes medio camino hecho —Explicó con calma. —Seguro que más de una vez el líder Darvenwish ha jugado contigo antes de penetrarte. Te hace desearlo hasta que no puedes soportarlo más, ¿Verdad? Y cuando por fin lo hace consigue que llegues a la gloria. Esa es la actitud que debes tener. Por supuesto no a su nivel, siempre debes mostrarte humilde; pero a muchos hombres les apasiona que sus jóvenes amantes tenga esa iniciativa. Recuerda, con carácter, pero servil. Si te advierten que te detengas, pasarás a la pura sumisión, dedicando tu mayor gesto de agrado por servirles —Las explicaciones de Saltez no se detenían pese al movimiento del picis, sino que iban cobrando forma con el encuentro.

—No, no; no te muevas arriba y abajo, eso está bien para cuando debas hacerlo con más fuerza. Debe ser fluido, curvo, como una cinta continua. Es tu cadera la que debe moverse, así —Sostuvo sus caderas para ayudarlo a seguir el movimiento. —Despacio y contenido. Tú mismo sentirás cuál es el movimiento correcto. El disfrute mayor de tu acompañante es generalmente un mayor disfrute para ti —Lo guió corrigiendo su postura y su forma de moverse y lo dejó ir adaptándose y comprendiendo los movimientos y gestos de su propio cuerpo; lo dejó buscar su propio placer.

Por fin el chico parecía ceder y dejarse llevar. A medida que el muchacho se excitaba y disfrutaba del tutorial, su cuerpo se relajaba y permitía a Saltez indicarle los movimientos sin que este se trabase entre unos y otros.

—Tranquilo, si vas a acabar hazlo con libertad, deja que lo disfrute contigo. Es una gran visión para el amante que te está tomando. Una recompensa o una forma de dar agradecer sus gestos —Explicó, moviéndose él acompañando ahora al piscis.

—Te dejaré hacerlo a tu gusto. Busca el punto donde obtengas mayor placer —Le cedió, soltando su cadera y bajando las manos a sus muslos, simplemente apoyándolas. El chiquillo era agradable y apetitoso con lo que Saltez pudo relajarse para disfrutarlo.

El hombre aprovechó el final del piscis para moverse también y sacar partido al encuentro. En cuanto el chico terminó, su fluido bañó el pecho del hombre, que lo recibió sin problemas. Apartó de sí al muchacho, llevándolo hacia arriba para salir de su interior y, nada más ver la luz, el hombre acabó también, mezclando su jugo con el del muchacho sobre su vientre.

—No debes disculparte, salvo que tu amante se queje por ello. No te preocupes, por hoy ha sido suficiente. Ahora descansa. Mañana descansarás y pasado retomaremos las prácticas. Ten en cuenta que, a partir de ahora, deberás evitar tocarte a solas para poder estar en perfectas condiciones cuando tengamos estos encuentros. Y tenlo muy presente, habrá días que resultarán agotadores, así que no tomes en vano mis palabras. Ve a que te den un baño y vuelve a tu dormitorio a descansar —Tras sus últimas palabras, el hombre colocó al piscis su bata y lo envió fuera de la habitación, acompañado ya por un par de doncellas. Luego se coló su propia bata y al poco, otra caeruleus apareció en la habitación para ordenar la limpieza.

—Prepárame un baño rápido, tengo que estar listo para dentro de media hora —Ordenó con calma antes de marcharse.

*fin*