Adain
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| Tema: Ficha de Adain Mar Ago 19, 2014 2:35 am | |
| Nombre: Adain F. Apellido: Stoke Edad: 23 años Descripción física: Esbelto, tal vez demasiado delgado. Es más alto de lo normal, pero no tanto como para destacar por ello. Tiene unos rasgos afilados y una mirada seria, aunque siempre procura mantener un gesto amable y cortés. Tiene los ojos de un brillante azul verdoso. Su pelo es blanco, tirando a plata, y es muy fino y lacio. Le crece entremezclado sutilmente con unas finas plumas que apenas se diferencian del cabello normal. Lo lleva siempre muy cuidado y no demasiado largo, algo más arriba de la altura de los hombros. Tiene la piel clara y muestra especial esmero en que esté suave. Descripción psicológica: Cualquiera que lo vea lo describiría como un hombre correcto y amable, el perfecto caballero. Aparenta ser muy educado y con unos modales exquisitos, aunque alguien que esté atento encontrará sin problemas los fallos en esta fachada que se ha creado. Nunca, pase lo que pase, hará nada que pueda romper con su imagen de noble. Bajo todos estos está su forma de ser pero tiene miedo a perder su estatus. Frustrado con él mismo y con el mundo sigue interpretando su papel procurando ocultar que no es tan inteligente como finge. Siempre huye de sus miedos y, en el fondo, de cualquier problema que se le ponga delante, evitando cualquier enfrentamiento. Nunca pierde los estribos y permanece sereno y educado a no ser que algo amenace su tapadera. Si llegase el caso, ni él mismo sabe de lo que sería capaz. Arma inicial: Ninguna, en el caso de verse en una pelea usa las manos para lanzar golpes. Tiene una gran habilidad con ellas pero antes que tener que usarlas saldrá huyendo. Raza: Aether. Stats: - Fuerza: * - Resistencia: * - Velocidad: * * * * * - Agilidad: * * * * * - Magia: * - Técnica: * * * - Puntería: * * * * Habilidades: - La necesidad de llevar sus diccionarios encima ha hecho que desarrolle unos buenos reflejos y una gran habilidad ojo-mano para que nadie vea como los revisa. - Aunque es muy despistado si se le explica bien algo es muy improbable que lo haga mal. Esto no quiere decir que no le le olvide para la próxima vez. Defectos: -Tiene que entender perfectamente lo que se le está diciendo, si se pierde o no entiende algo intenta desviar la atención para que nadie se de cuenta de su fallo. En muchos casos incluso fingirá entender la situación de sobra para disimular que no se está enterando de nada. Otras cosas: Aunque le encanta leer y lo hace siempre que puede para ampliar sus escasos conocimientos, es incapaz de recordar la gran mayoría de las cosas que aprende. El pánico que tiene a quedarse en blanco o a no entender algo es enorme, por lo que para no perder la compostura “propia de su clase social” lleva pequeños libros y diccionarios ocultos en su ropa para revisar palabras que no conoce en conversaciones. Esta necesidad le trajo una gran afición por los juegos de manos y de trileros. Le afecta mucho el alcohol ya que no puede controlar lo que dice y teme delatar su pasado. Odia hablar de su familia y de su vida antes de llegar a Brontë. Transfondo: - Spoiler:
Nací en una de las zonas más pobres de Ventus, en una casucha que había pertenecido a mi familia desde hacía tanto tiempo que nadie se explicaba cómo es que seguía en pie. No es necesario conocer los nombres de ninguno de los miembros de mi sufrida familia para entender cómo he llegado a ser lo que soy pero sí su papel en nuestro, digamos ascenso. Mi padre trabajaba en el campo en verano y de deshollinador en invierno y ni con esas nos llegaba para vivir. Mi madre era costurera por las noches y verdulera el resto del tiempo, cosa que se notaba en su fuerte y desagradable voz. Poco puede contarse de mí siendo niño ya que con tres hermanos mayores (trillizos, para más detalles) la vida era simplemente un continuo y fallido intento de pasar inadvertido y evitar sus torturas. La necesidad de huir hizo que siempre se me diera muy bien volar y acabé siendo muy rápido (o al menos más que ellos). A pesar de nuestra sencillez vivíamos felices y no podíamos quejarnos (aunque de hecho mi padre nunca fue un hombre de palabras por lo que no sé de su opinión). El entorno en el que me crié no daba importancia al dinero de cada uno, pero madre tenía una idea diferente de lo que era importante y siempre se sintió frustrada de ser menos rica que la gran mayoría de los vecinos y, en fin, que casi todo el país. Ventus no era lugar para alguien como ella.
Ni si quiera ella sospechaba que un día mi padre entraría a casa con una bolsa de Efestiones y una sonrisa. En apenas unos meses había juntado a algunos vecinos y amigos y habían comprado unas tierras para hacer un huerto comunitario y los beneficios, aun escasos para alguien normal, eran un milagro para nuestra familia. Pronto la necesidad de mano de obra arrastró a mis hermanos fuera de casa y tuve un par de años de tranquilidad y de poder revolotear por ahí a mi antojo. En un par de años nos habíamos convertido en una de las familias más importantes de muestra zona y, aunque humildemente, vivíamos por fin sin dificultades. A los 16 no pude escaparme más y mi día a día de evitar las clases y pensar en nada acabó, convirtiéndome en un trabajador más y sufriendo horrores como el cansancio y el trabajo. Mi vida de contemplación se convirtió en vida de campesino, aunque ni si quiera a eso me pude acostumbrar.
Tenía 20 años cuando mi padre, al cual jamás había visto hablar más de tres frases, había conseguido varios contratos para extender la producción y la cooperativa que había fundado junto a los vecinos se convirtió en una de las empresas más importantes del país. En este momento de mi vida se podría decir que madre tomó las riendas de los 5 hombres de la casa y dio un giro de 180 grados. Viéndose como una nueva rica abandonó la casa en la que nos habíamos instalado (dejando la casucha de mi infancia atrás) y compró una casa de lujo en la mejor zona de Ignis. Dejando atrás a mi padre con la empresa, nos vimos de lleno en un país con unas clases sociales muy marcadas, dejando atrás lo que siempre habíamos conocido. Su voz de verdulera quedó reservada para disfrute de sus hijos en privado y se convirtió en el que debía de ser el acento pijotero más asqueroso de todo Mithos. Dos años le hicieron falta para conseguir un estatus que parecería imposible para alguien con nuestros orígenes, pero al parecer la persuasión y la palabrería eran cosa de familia.
En esos dos años los 4 hijos de la familia Stoke sufrimos un proceso de reeducación basado en las metas que madre quería conseguir. No podíamos ser unos hijos de campesinos, unos sucios plebeyos que sueltan tacos y apenas usan 100 palabras. Debíamos ser nobles de alta cuna, de fino lenguaje y amplios conocimientos generales, y debíamos aprender en año y medio lo que muchos aprenden en 20. Estricta y perseverante, madre acabó por inculcarnos modales y maneras de la alta aristocracia. Siempre estábamos bajo su atenta mirada desde que nos levantábamos hasta que nos dormíamos (y eso porque no teníamos forma de saber si nos vigilaba entonces también). Parecía que, excepto por aquellos guantes de seda que siempre levaba y ocultaban sus manos de ex costurera, había nacido para ese mundo. Bailes, fiestas, cenas y reuniones varias eran nuestros únicos momentos de ocio ya que la necesidad de hacer vida social alejaba algo a nuestra madre de nosotros. Fue en estas veladas cuando mis hermanos y yo enterramos el pasado y acabamos por llevarnos bien, o al menos mejor que antes (que es mucho) para intentar sobrevivir a un enemigo común. Pero a pesar de asistir a reuniones y fiestas ser aceptados fue muy complicado. Aun así madre nunca renunció a su sueño de unirse a esas familias que cumplían sus expectativas de vida, basada casi por completo en el odio al pueblo llano. Casar a mis hermanos con nobles de todo Mithos fue su siguiente paso para llevarnos a una posición respetable. Fue una tarea difícil pero acabó consiguiendo a dos chrysos y a una claritas como nueras en apenas un año y nuestra familia comenzó a ser respetable. El siguiente, obviamente, era yo. Había reservado lo mejor para mí, una noble de Ignis que vivía muy muy muy cerca, perfecto para que mi madre estuviera siempre encima, como si me lo oliera. Noté como iba cerrando la trampa de la que mis hermanos con mujeres extranjeras habían escapado, pero no pude hacer nada contra ella. Y así me vi con 21 años y prometido, ascendiendo rápidamente en la escala social gracias a mi aburrida y horrible prometida. Con 23 ya me había casado y a los dos días de vida de matrimonio, la estirada de mi mujer y mi madre me habían hartado lo suficiente como para querer irme.
No llegué a pasar una semana en la residencia familiar, aunque dudo que a nadie le importara demasiado que me fuera. Bajo la escusa de ayudar a mi padre (que desde nuestro auge económico se pasaba la vida de viajes de negocios) cogí una maleta y un par de cofres con dinero y huí hacia donde me llevase el viento, hacia un sitio con unas puertas suficientemente grandes como para evitar que ni una madre manipuladora ni una mujer pesada pudieran entrar y arrastrarme de nuevo a aquel infierno de cenas y trajes elegantes. Aunque siempre había intentado mantenerme firme y no perderme a mí mismo entre enseñanzas de compostura, el método de madre de “la letra con sangre entra” había hecho mella y el pánico de ser descubierto y discriminado por mis orígenes estaba muy arraigado en mí. Sabía que las clases sociales estaban incluso más presentes en otros lugares por lo que tendría que tener mucho cuidado si quería vivir como un noble dedicado a la contemplación y recuperar, aunque solo fuera un poco, la tranquilidad que conocí de niño.
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Massen Dew Moderador
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| Tema: Re: Ficha de Adain Mar Ago 19, 2014 3:26 am | |
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