Dos mejor que uno, Ally y Lance (I)

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Massen Dew
Corbin ad Faldice

Nevaba, y el frío, evidente, penetraba en todo aquello que no estuviese suficientemente protegido o preparado para afrontarlo. El lugar en que el habían quedado, un descampado a kilómetros del pueblo de paso, estaba rodeado de vegetación salvaje y caminos intransitables, que hacían que llegar a él fuese más complicado de lo habitual en retos como aquello. Cuando Corbin y Massen dieron con él finalmente el mediodía había quedado atrás hacía tiempo, y se echaban encima las cinco de la tarde con la consecuente caída de temperaturas.

El lugar era amplio, sin hierba o árboles, aunque sí nieve, que cubría el suelo con una gruesa capa que llegaba hasta la mitad de las pantorrillas de la guerrera.

Las primera figura los esperaba en un árbol, encaramada a una de las ramas, acuclillada con normalidad. La segunda, en el suelo, hacía algunos ejercicios de calentamiento de piernas junto al tronco, aunque se detuvo también al verlos.

Dos mejor que uno, Ally y Lance (I) Hermanos

Dos mejor que uno, Ally y Lance (I) Hermanos

-Han llegado los de Brontë -dijo ella, descendiendo de la rama de un ágil salto, sin dificultad-. Justo a tiempo.

Él, por su parte, comenzó un avance hacia el centro del claro, llevando en una mano un gran martillo metálico. No tardó en ser seguido por la mujer, que no tenía armas a la vista. Ambos tenían los ojos opacos y las orejas puntiagudas que, junto con la piel pálida, denotaba ciertas procedencias.

-Bienvenidos- comenzó el hombre, mirándolos con cierta rudeza-. Ya pensaba que os habríais acobardado -comentó, sonriéndose.

-Somos Ally y Lance, los hermanos invencibles. ¿Y vosotros sois...?

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El avance era complejo, pero la temperatura no me preocupaba. Estaba bien acostumbrada a la nieve, y aunque Brontë hubiera luchado contra esa costumbre, todavía estaba preparada para enfrentarme a una nevada como aquella. Avanzaba sin dificultad, aunque no tenía muy clara la dirección.

A mi lado, mi compañero se movía en silencio. Había conseguido de él su nombre y poco más. Se mostraba tan serio como para parecer hosco, pero no iba a dejar que aquello me afectase. Alehyss me había hablado de él, y eso me hacía sentir mucha curiosidad. Si era tan serio como parecía a simple vista, tenía que admitir que incluso superaba la seriedad de mi amiga.

Finalmente, dimos con el lugar en el que nos esperaban. Sonreí a ambos, observando con atención su aspecto y forma de moverse. Hermanos. No pude evitar pensar en Carie y Solce. Si se comunicaban igual de bien entre sí, habría que tener cuidado.

-El camino era complejo -reconocí, sin miedo a admitirlo-. Mi compañero es Corbin, y yo, Massen. Es un placer.

Miré un momento al claritas, y de nuevo a los hermanos. Me froté un momento las manos y estiré los dedos.

-Cuando queráis -declaré, preparada.

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Corbin no estaba del todo convencido de la idea de luchar junto a alguien tan joven, pero no quería juzgarla. Su edad sugería que había empezado pronto a guerrear, lo cual no tenía nada de negativo. Le preocupaba que no hubiera adquirido aún el nivel suficiente, pero no podía hacer mucho al respecto. Decidió, pues, interrogarla respecto a sus capacidades, y descubrió así que se trataba de una luchadora a distancia (lo cual no hacía su aspecto físico algo tan negativo) y especializada en magia, y que llevaba sirviendo a Brontë prácticamente desde su fundación. Buenas noticias, después de todo. A cambio, le ofreció como dato que él estaba especializado en la lucha cuerpo a cuerpo. La combinación no parecía del todo mala.

La chica no se quejó del frío en absoluto, otro punto a su favor. En cambio, parecía desorientada, con lo que Corbin se ocupó de tomar el mando en el camino. Incluso a él le costaba encontrarlo, pero acabó por dar con quienes los esperaban. Por fin.

Corbin los analizó con cuidado, permaneciendo en segundo plano y al margen. El arrojo de su compañera le pareció adecuado, aunque temía que fuera incapaz de mantener la discreción. Se preocupó, mientras ella hablaba, de analizar a sus enemigos.

Él parecía mostrar de forma evidente su sistema de combate, y probablemente tendría que tomarlo como su oponente principal. Ella, en cambio, no mostraba ningún arma. Podía mantener oculta alguna arma pequeña de proyectiles, o quizás una daga. Otra opción era que estuviera especializada en magia. Aquella opción debía manejarse con cuidado. Corbin no era capaz de decidir si se trataba de chrysos o caeruleus. Quizás uno de cada. Y ninguno de los dos a su favor. La posibilidad de que fueran chrysos los haría, probablemente, buscar un combate próximo, y eso significaría que eran diestros en el cuerpo a cuerpo, como él. Si eran caeruleus, en cambio, significaba que tenían su magia opuesta. Eso haría que ambos se cobtrarrestaran con facilidad. Corbin contaba con que si era así, serían más débiles a su luz, pero prefería no correr riesgos. Si eran caeruleus, el combate debía terminar antes de que cayera la noche.

Asintió a su compañera cuando lo miró, haciendo una inclinación de cabeza hacia sus enemigos, alerta en todo momento. En cuanto empezara el combate, lanzaría un dëk äl diä al hombre mientras se lanzaba a por él. Debía aprovechar el factor sorpresa mientras el combate no hubiera dado a sus enemigos la concentración suficiente para enfrentarlos.

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Las presentaciones fueron escuetas, pero suficientes. Los contrincantes los observaban, examinaban, sin pudor. Fue Ally, la chica, la que tomó la palabra en el último momento, cuando Massen propuso el comienzo de la contienda. Llevaba una sonrisa relajada, tranquila, y se expresaba con seguridad. Ninguno de los dos temblaba, pese al frío.

-Bueno, supongo que debemos empezar, sí- accedió, retrocediendo algunos pasos sin perderlos de vista, marcando una distancia de unos tres metros entre las dos parejas-. Ya sabéis. Esto termina cuando uno de los dos se rinda o no pueda seguir luchando, lo que primero pase -comentó, mirándolos con cierta sorna-. Y, por supuesto, salvo petición expresa, que uno de los dos caiga no implica que el otro no pueda seguir intentándolo hasta el final. Vamos allá, entonces...

Corbin no tardó demasiado en dar el primer paso. Invocó un rápido dëk äl diä, y Lance se desconcentró por un momento, aún no preparado del todo, desviando la mirada hacia el lateral, dándole tiempo suficiente para cargar contra él. No obstante, antes de que pudiese alcanzarlo tres agujas volaban en dirección a su cara, lanzadas por Ally, que contaba con otras tantas en cada mano, sujetas entre los nudillos.
Lance, por su parte, retrocedía un poco para tratar de repararse del claritas mientras alzaba su arma con clara intención de descargarla pesadamente sobre él, aunque dedicando un breve vistazo a Massen durante el proceso.

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Nadie se hizo de rogar, y en un momento la batalla había dado comienzo. Tal y como Corbin me había advertido, parecía que tendría que apoyarlo desde lejos. No tardé en ponerme a ello. En el mismo momento en que vi empezar el movimiento, invoqué un hedri y lo dividí en un tiro doble: tres elementales salieron en dirección a las agujas de Ally, mientras los otros dos se dirigían a la cara de la chica.

A continuación, lo ideal sería un aquaerum a su estómago, que acertaría si ella decidía taparse la cara. Debía ser un tiro rápido, uno que me diera ventaja y el ritmo del combate. Si tan bien luchaban juntos, habría que separarlos, y Corbin había escogido a Lance. Así pues, yo me encargaría de Ally. Ally. Curiosa coincidencia.

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Corbin vio por el rabillo del ojo los brillos metálicos que se dirigían hacia él, pero no les hizo el menor caso. Después de todo, aunque quisiera no podía hacer nada contra ellos debido al impulso que llevaba, así que solo le quedaba esperar que su compañera cumpliera con sus funciones.

Él, por su parte, encontró a su enemigo retrocediendo para ganar espacio. Más lento que él, decidió Corbin, pero el claritas tampoco era especialmente rápido. Debía, pues, tratar de completar su movimiento antes que su adversario, y en ello puso su empeño. Corbin llevaba más tiempo en marcha por haber empezado el movimiento, y por tanto, llevaba más impulso. Decidió utilizarlo. Con un salto, debía recorrer la distancia que lo separaba de su enemigo, un poco en diagonal, hacia el lado contrario adonde se encontraba su compañera. Podía incluso fingir que se había desviado demasiado; quizás aquello, si Lance lo notaba, le hiciera bajar un tanto la guardia. Y, mientras se desviaba, su daga debía dejar un tajo en el torso del hombre, cuanto más profundo mejor, entre las costillas. Corbin sabía bien dónde cortar.

Después del golpe, debía alejarse de su adversario por el mismo lado por el que había dado el impulso. De esa forma, ganaría distancia antes de que el martillo cayera sobre él, en diagonal y hacia adelante, y aprovecharía para alejarse de su otra enemiga, dejando a Lance entre ambos. Por otra parte, si lograba alcanzar aquella posición, Lance se vería obligado a dar la espalda a su compañera para enfrentarlo.

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Massen se encargó de tratar de defender a Corbin de la ofensiva de Ally. Tres de sus hedri se dirigieron hacia las agujas que la chica había lanzado, pero se trataba de objetivos muy pequeños, en movimiento, por lo que no logró acertar más de dos y la más adelantada de las tres logró alcanzar su objetivo. Corbin, por su parte, no hizo nada por cubrirse, y pudo sentir el doloroso impacto en la frente, sobre la ceja, chocando directamente contra el hueso y cayendo al suelo por encontrar poca carne en la que hundirse, provocando enseguida un sangrado que pasaba justo junto al rabillo del ojo. No obstante, Ally no pudo aprovechar su acierto, pues, sin dar tregua, la guerrera la había atacado también, buscando su rostro con los dos hedris restantes.
Massen pudo ver como, enseguida, Ally flexionaba las rodillas y los hechizos la rozaban mientras se acuclillaba, pero sin llegar a herirla. Luego, aprovechando que tenía las piernas ya dobladas, rodaba a un lado, ágil. Sin embargo, la velocidad del tiro de Massen hizo que el aquaerum llegase a impactar contra su costado, obligándola a apretar la mandíbula para contener un jadeo de dolor mientras lanzaba las agujas de sus manos en un movimiento veloz, agresivo, incisivo.

Lance, por su parte, se encontró con que su hermana no había podido interrumpir el avance de Corbin, y con que este lo superaba en velocidad. No obstante, lejos de atemorizarse por aquello, con el martillo ya alzado para descargar, el hombre pareció cambiar de estrategia.
Sin preocuparse por el desvío de su oponente, ascendió la mano derecha en un gesto rápido, hasta llegar a la parte del martillo, y con potencia deslizó el mango metálico sin soltar la zurda, lanzando un golpe contundente con la culata del martillo hacia el arma del guerrero. Ambos aceros chocaron y, aunque la daga llegó a rozar la ropa y la piel, emergiendo enseguida el olor a chamuscado, el corte que iba a ser profundo fue desviado llegando solo a superficial.

Cuando Corbin pasó de largo, Lance lo siguió con el cuerpo, girando para nunca darle la espalda. Quedó, entonces, de espaldas a su hermana y, serio, habló con su voz grave.

-Siete -dijo, sin más.

A aquella palabra, Ally reaccionó retrocediendo hacia él, sin perder a Massen de vista, de modo que entre las espaldas de ambos quedasen un par de metros.

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Corbin no prestó mayor atención a la aguja que impactó contra su sien, pese a ser consciente de que podría haber sido un golpe muy peligroso. Por suerte, no fue más que un pequeño corte que decidió ignorar, centrándose en lo que le interesaba: Lance.

El hombre detuvo con su martillo el impacto de Corbin, aunque este supo que había conseguido alcanzarlo. Corbin encontró que, pese al peso del arma, la resistencia no era tanta como podría haber esperado. Como otras veces había practicado, dejó resbalar su arma sobre la contraria hasta poder salir del alcance de su enemigo y continuar.

No le pasó por alto la comunicación entre los hermanos, y entrecerró los ojos, atento a lo que podía significar. Sin embargo, una sola palabra daba demasiadas posibilidades, así que por el momento debía centrarse en evitar aquella comunicación, no en descifrarla. Y, aunque sabía que le convenía mantenerse cerca, comenzó a retroceder, dispuesto a poner a prueba las capacidades mágicas de su adversario.

Murmurando un nuevo dëk äl diä, buscó la periferia izquierda del campo de visión del hombre. Por la posición de Massen, aquello podía hacerle creer que la piscis le dirigía un hechizo. Aprovechando la distracción que pensaba crear, buscaría con un clair ëm yäk la parte derecha de la pelvis, tentando.

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No fui capaz de proteger a Corbin al cien por cien, pero mi hedri consiguió desviar el grueso del ataque de Ally. Por otra parte, y aunque en gran medida consiguió evitarlo, vi el aquaerum impactar contra la chica, que no dio muestras de flaqueza. Ya tendría tiempo de darlas. Las agujas que me lanzó debía pararlas con un baadha; probablemente sería la forma más eficaz de detenerlas. Al fin y al cabo, no parecía que tuviera tanta fuerza como para atravesar con ellas mi sólida barrera.

Oí hablar a su hermano y vi cómo se recolocaba. Aquello era lo que faltaba en Brontë: instrucciones tan precisas que solo quien las recibía pudiera entenderlas. Eso no significaba que fuera a quedarme admirándolas, claro. Tenía un trabajo que hacer. Corbin se alejaba, aún pendiente del hombre. Y yo no iba a dejar que la mujer se uniera a ellos.

Ya que le gustaban las agujas, lancé hacia ella un pisflivire, rauda. Lo lancé apuntando más hacia la espalda que hacia el vientre. Si tenía que moverse para esquivarlo, que se moviera hacia adelante, alejándose de su hermano. Mi idea era que, si ella llegaba a esquivarlo, consiguiera rozar a su compañero al salir por el otro lado. Y, tras mi hechizo, retrocedí, alejándome. Aunque atacara a distancia, su puntería no podía ser perfecta, y necesitaría un mínimo de distancia para asegurar sus golpes. Y, de paso, se alejaría más de su hermano. Si Corbin se alejaba de él, yo, desde luego, no iba a acercarme a ella.

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Las agujas impactaron contra la barrera de Massen con fiereza, pero no llegaron a quebrarla y cayeron al suelo, hundiéndose entre la nieve. Ally, que no la había perdido de vista, esbozó una sonrisa con cierto interés, sin mostarninguna señal de abatimiento.
Los dos hermanos se recolocaban y también los de Brontë buscaban un nuevo hueco por el que atacar. Y cada uno de ellos era observado por uno de los dos contrincantes, que no apartaban los ojos de ellos en ningún momento, con evidente afán de estudio.

Corbin retrocedió y Massen atacó. Los dos hermanoss, que se hallaban espalda contra espalda, no tenían muchas opciones, en aquella situación.

-A tres -indicó ella, en un siseo rápido.

De nuevo, las acciones sucedieron prácticamente al unísono. Ella se lanzó rápidamente hacia adelante para evitar el ataque de Massen, enviándole tres agujas más en diagonal, de modo que una iba al hombro derecho, otra al vientre y otra a la cadera izquierda. Lance, por su parte, también avanzó un paso, ignorando el dëk äl diä de forma tan evidente que llegaba a parecer que no había visto nada. Y elevó una mano hacia Corbin mientras se lanzaba a la izquierda para evitar su hechizo.

-Garves -invocó claramente, cegando al claritas un instante.

Ally no tardó ni medio segundo en responder a aquello, iniciando la maniobra quizás antes incluso de que el garves fuese invocado por completo. Como si el propio hechizo fuese una palabra clave, como si ya esperase escucharlo, se impulsó rápidamente para dar un giro completo sobre sí misma y apuntar velozmente a Corbin en mitad del mismo, enviándole tres agujas más y acabando un instante después después con la vista puesta en Massen de nuevo, seria.
El tiro, tan compenetrado, llegó, por tanto, al instante de que Corbin cayera en la ceguera, como si fuese un efecto más del propio garves. El guerrero sintió cómo una de las agujas chocaba justo contra el hombro izquierdo, clavándose en la fina piel sin demasiado inconveniente, y la otra justo al lado, sobe la clavícula, encontrando un músculo en el que hundirse, provocando más dolor y dejando una desagradable sensación de adormecimiento.
No hubo tercer impacto.
Lance, por su parte, esperaba el contraataque.

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Corbin pronto tuvo claro que aquellas pocas palabras daban más información de lo que pudiera parecer. No solo era una cuestión de posiciones. Así pues, los amagos no iban a tener utilidad mientras ellos siguieran tan cerca uno del otro.

Se tensó al oírlos. De nuevo números. Defensas y ataques, evidentemente. Quizás los números fueran precisamente eso, posiciones, aunque le parecía una forma un tanto precaria de preparación para la compenetración que había entre ellos. Desde luego, no servía de nada descifrar, por más que su cerebro siguiera diciéndole que lo intentara. Debía actuar, romper la comunicación.

Pero no tuvo tiempo de hacerlo. En cuanto oyó el garves, invocó un ebrain aitchbrëa, y en un gesto reflejo, arrancó las dos agujas de la carne nada más sentirlas. No servía de nada esperar. Tenía luz suficiente para apuntar bien, mientras que ellos estaban cegados, y su magia era más efectiva de aquella forma, así que lanzó un clair ëm yäk contra él, concretamente a su cara.

Un caeruleus. Habría que investigarla a ella, pero por el momento estaba claro que mantenerse lejos de él no daba ninguna ventaja. Y Corbin trabajaba mejor de cerca, así que le convenía volver a acortar las distancias.

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Su siseo no me gustó, ni tampoco que repitiera su ataque. O me estaba tomando por estúpida y débil, idea que no podía descartar, o no tenía muchos recursos, cosa que no parecía una opción. En cualquier caso, evidentemente, mi respuesta a sus agujas fue la misma. El hecho de que ella hubiera tenido que rechazar mi ataque esquivándolo me indicaba que era ágil, pero también que quizás no tuviera tan buenas defensas. Debía estudiar esa posibilidad.

El propio garves que Corbin recibió, junto con el movimiento de Ally, que indicaba que había cambiado su objetivo, me hicieron actuar como un resorte, y lancé un vlino entre ellos, mi método más eficaz de aprovechar la cercanía entre ambos para herirlos a los dos. Parecía, además, que por un momento se habían olvidado de mí.

No tuve tiempo de ver el resultado de mi ataque antes de que la luz se hiciera demasiado intensa sobre mí. Conteniendo un quejido, retrocedí para invocar un baadha, poco dispuesta a dejar que nadie se aprovechara de mi debilidad. No parecía probable que ninguno de los dos pudiera atacarme, ya que probablemente estarían, al menos en un primer momento, en mi misma situación, pero más me valía prevenir posibles ataques.

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Massen detuvo las agujas que volaban hacia ella sin ningún problema, repitiendo el baadha. Le fue una maniobra tremendamente sencilla de evitar, como ella misma pudo notar enseguida, pero en aquel breve lapso de tiempo en el que ella se protegía fue en el que Ally atacó a Corbin.
De vuelta con ella, Ally alzó las cejas al ver venir su ataque, preparada para impulsarse, y al tiempo que lo hacía hacia delante, para rodar por el suelo hacia un lado, emitía un grito seco, una señal. No obstante, su reacción no había sido suficientemente rápida, ya que Massen aprovechó el momento en el que atacaba a Corbin para atacar por su punto muerto.

Corbin, por su parte, reaccionó deprisa a la ofensiva, arrancando rápidamente las agujas clavadas en su hombro mientras cegaba al resto de los presentes. Si bien el no tener aquello clavado le hizo sentir cierto alivio, la sensación de adormecimiento y molestia seguía allí, si bien no parecía, al menos por el momento, un problema para seguir luchando con su soltura habitual.

Su ebrain aitchbrëa casi coincidió en el tiempo con el vlino de Massen, que llegó un instante después, con el grito de Ally. Lance, cegado de pronto, solo pudo reaccionar a aquella señal acústica, y se impulsó hacia una lado para evitar lo que fuese que viniese de atrás, invocando un garves al tiempo, con prisa, para recuperar la visión.

No fue suficiente. El hechizo, lejos de pasar de largo, estalló. Ally había no sido suficientemente ágil como para alejarse lo suficiente, y recibió buena parte del impacto en la espalda, lo que hizo que saliese despedida hacia delante y cayese al suelo a un par de metros. Lance, se encontró, por su parte, nada más recuperar la vista, con la onda expansiva, que lo golpeó en el costado derecho. Si bien la fuerza no fue tanta como lo hubiese sido en el centro, sí fue lo suficientemente contundente como para que apenas pudiese reaccionar al clair ëm yäk a tiempo. Por suerte, la puntería de Corbin no era perfecta y él acababa de moverse, convirtiéndose en un blanco más complicado pese a su tamaño, por lo que el tiro enfocado al rostro terminó por impactar en su clavícula, haciéndolo retroceder el hombro con un gruñido.
Ellos dos eran los únicos capaces de ver en aquel momento. Sin perder un segundo, Lance envió un âchnam al vientre de Corbin, manteniéndose firme en aquella posición.

Massen, por su parte, invocó un baadha para parar el ataque que nunca llegó. En lugar de aquello Ally, acuclillada con gesto de dolor, reponiéndose aún de la caída, hizo, sin ver, un lanzamiento en varias direcciones. Cuatro piedras de nébula estallaron, produciendo enseguida una niebla densa, blanca, que se llegaba a confundir con la nieve del entorno, que disolvió y aisló a las cuatro figuras que se encontraban allí.
Para cuando Massen recuperó la visión solo encontró blanco.

Las piedras de nébula tienen una duración aproximada de 30 segundos y no pueden ser disipadas con viento o semejantes.

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Pues claro que se avisaban entre sí. No podía ser de otra forma, aunque no parecían tener un lenguaje tan críptico para ello como para sus propios ataques. No me importaba lo que hicieran; lo que yo debía hacer era acabar con ellos. Lo cual no era sencillo cuando no podía ver qué pasaba a mi alrededor.

Contaba con algunos recursos todavía, sin embargo. Al encontrarme con el entorno blanco cuando pude abrir los ojos, mi primera reacción (una que tenía que haber tenido hacía ya tiempo) fue extender las membranas de mis orejas. Quizás no pudiera ver, pero trataría de sentirlos. También debía prestar atención al crujido de la nieve, además de las vibraciones de la niebla. Si no conseguía localizar a ninguno, me agacharía y protegería con un baadha. En caso de encontrar rastro de Ally o de Lance (pero Ally era mi prioridad, ya que debía atacar a una zona alejada de Corbin para evitar posibles errores), lanzaría un nuevo vlino en su dirección.

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Corbin sabía que se encontraba en una lucha de equilibrios con Lance desde el momento en que el hombre se había declarado caeruleus. Pero eso no iba a hacer que despreciara sus habilidades mágicas. Corbin, desde luego, no era un mago, pero no rechazaría una ayuda en combate como lo era la luz si podía contar con ella.

Al parecer, su compañera había decidido dar guerra mientras nadie le prestaba atención. Un buen trabajo, que contribuía a la causa. Pero Corbin no tenía tiempo para felicitaciones. Tratando de apartarse lo más rápido posible, esquivó aquella bola de oscuridad que tan bien se veía en el entorno luminoso. Un entorno luminoso que pronto quedó cubierto de vapor blanco.

Corbin sabía que la mejor forma de contrarrestar la niebla era la luz, y que cuanto más intensa fuera la luz, más fácil era que se colara entre las gotas de vapor y mostrara las sombras. No perdió tiempo en invocar un nuevo ebrain aitchbrëa para localizar a los que allí se hallaban. Buscaba, por supuesto, la figura más grande, la de Lance, aunque no descartaba enviar un ataque a Ally si la localizaba. Lance era, sin embargo, el que más cerca estaba de él y el más corpulento, así que había más posibilidades de dar con su sombra. Cuando la encontrara, lanzaría un clair ëm yäk contra el grueso de su figura y luego cambiaría su posición para evitar que él lo encontrara.

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Corbin no tuvo muchas dificultades para evitar el hechizo que le dirigían, y respondió cegando de nuevo a todos los que se encontraban allí, sumando a la ya densa niebla la repentina luz. Gracias a aquello la figura de Lance se dibujó un momento permitiéndole atacar mientras aquel invocaba un garves para recuperar su visión.
No pudo diferenciar bien la bola de magia luminosa hasta tenerla casi encima, lo que le impidió evitarla, y aunque Corbin no pudo tener claro dónde había impactado supo que había alcanzado al caeruleus.
Massen, por su parte, desplegó las membranas para ganar precepción de su entorno, lo que le fue muy provechoso, ya que pronto Corbin añadió ceguera a la espesa niebla, haciéndole imposible saber qué pasaba con exactitud. No obstante, no parecía haber demasiadas perturbaciones en sus cercanías y todo lo que podía aproximar cuáles eran las posiciones de Corbin y Lance por las vibraciones de los ataques, aunque no supiese con exactitud la posición o distancia de cada uno.

Lance apretó los dientes al recibir el hechizo y buscó a Corbin entre la niebla con la mirada, y, al no verlo, lanzó dos âchnam en direcciones distintas, sin apuntar a nadie en concreto. Corbin pudo ver uno cuando se acercaba, aunque no impactaría con su cuerpo, sino que pasaría a su derecha.

Ally había desaparecido, por otra parte, como si se hubiese disuelto en la niebla, que se mantenía de momento, blanca y espesa.

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Corbin se encontró con que su técnica de ataque había dado resultado, y supo que su hechizo había dado en el blanco. No tenía muchas más opciones que seguir con aquello, de todas formas, hasta que pudiera tener una visión más clara del campo de batalla. Se mantenía alerta, pues no le pasaba por alto que faltaba una sombra en su percepción, y no quería sufrir un ataque sorpresa por parte de Ally.

Cuando vio un âchnam pasar a su derecha, dejó que el hechizo pasara de largo y ocupó la posición a la que había sido dirigido. Dado que su enemigo no había conseguido ningún resultado con aquel ataque, no era muy probable que insistiera en lanzar hechizos en aquella dirección. Desde su nueva posición, repitió su técnica: un ebrain aitchbrëa para definir las sombras en la niebla y vigilar a todos, y un clair ëm yäk contra la figura más grande, la de Lance.

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La ceguera no me dejaba las cosas fáciles, y eso que tenía que haber contado con la posibilidad. Aquello era un problema cada vez que me enfrentaba a Jun, después de todo, y ya tendría que estar a costumbrada. Cerré los ojos, a sabiendas de que no iban a hacer más que molestar la atención de mis otros sentidos.

De un salto, retrocedí para cambiar mi posición en la nieve y me agaché de nuevo, acercándome más a la misma. Desde allí podía percibir mejor si alguien se acercaba, o eso creía. Por una parte, las vibraciones de la nieve estaban más cerca de mi oído. Por otra, la niebla tendía a dar un margen antes de llegar al suelo, donde quizás pudiera percibir mejor las sombras que pudieran acercarse.

Llevé las manos a la nieve, sin importarme en absoluto el frío, y extendí también las membranas de los dedos, alerta. Invoqué, además, un sunthu que hiciera la nieve a mi alrededor aún más fría, hasta lo pegajoso. Si alguien se acercaba sin que pudiera verlo, sería mejor evitar que se acercara hasta lo peligroso.

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Corbin repitió la estrategia que le había funcionado la vez anterior, y pudo percibir la figura de Lance de nuevo entre la niebla, pero cuando lanzó su clair ëm yäk este no llegó a su rival: impactó contra una pared mágica antes de hacerlo. Parecía que aquella vez, tras el destello, Lance se había preparado para lo que venía. Enseguida un âchnam voló hacia Corbin, de nuevo sin demasiada exactitud. Rozaría su brazo izquierdo si no hacía nada por evitarlo.

Massen, por su parte, cegada de nuevo, se dedicó a buscar protegerse mientras buscaba por el oído, con las membranas desplegadas, la posición de sus enemigos. Pero, una vez más, todo el foco del combate parecía venir de Lance y Corbin. Era como si Ally se hubiese esfumado del combate, dejando a su hermano atrás.

La niebla comenzó a disiparse sutilmente, aunque todavía era casi imposible ver. Fue entonces cuando Corbin pudo sentir el primer movimiento a su espalda, tan silencioso y sutil que podría haber parecido su imaginación. Algo se movía hacia él, atravesando el aire velozmente.

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Sabía que no podía quedarme allí esperando para siempre. ¿Quién me decía que no iban a crear más niebla mientras esta se disipaba? Por supuesto, tenía que estar atenta, ya que no sabía si Ally estaba buscando que bajara la guardia para venir a por mí (donde quiera que estuviera), pero no debía quedarme quieta mientras tanto.

Corbin y Lance seguían atacándose, y aunque ni podía verlos ni podía saber cómo iba el combate, si podía oírlos. Al cabo de un par de hechizos, tuve una idea aproximada de su localización. Esperaba que mi idea fuera lo suficientemente aproximada y lancé un vlino hacia donde, creía, estaba Lance. Utilicé un vlino porque no estaba segura de poder acertarle sin verlo, pero al estallar, el hechizo causaría daños a su alrededor. Si mis aproximaciones eran ciertas, no se había movido mucho del sitio, así que apunté más o menos en aquella dirección.

¿Dónde estaría Ally?

Decidí abrir los ojos y la niebla no me pareció tan espesa como antes, aunque seguía siendo muy molesta. Mantuve mi posición, tratando de hacerme invisible para ellos. Aquello podía darme una ventaja si nadie me había seguido, porque me había movido del sitio y podía usarlo como factor sorpresa. Aunque, para eso, antes tenía que localizarlos a ellos. Presté atención, esperando a que la niebla siguiera deshaciéndose.

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Corbin supo que aquella vez no había acertado. Interesante. Aquello significaba que su enemigo no era tan estúpido como para caer dos veces en lo mismo (lo cual ya esperaba), pero también que tenía recursos para protegerse de su magia. Debía, pues, buscar una nueva forma de hostigarlo. Por otra parte, no le costaba demasiado evitar sus ataques, y se movió de nuevo a un lado para que el hechizo pasara de largo a su lado.

Al sentir a su espalda un movimiento, Corbin se giró e invocó un baadha, preparándose para enfrentar lo que viniera hacia él. Quizá agujas. Quizá un hechizo. Quizá la propia Ally, que hasta entonces no había dado señales de vida. ¿Había rodeado el campo de batalla para golpearlo desde atrás? Era posible. Quizás, si Corbin conseguía distinguirla, verla venir o localizarla, entonces lanzaría un clair ëm yäk contra ella. En medio de su avance hacia él, le sería más difícil esquivarlo. Aunque, viendo su complexión, Corbin dudaba que la chica utilizara su propio cuerpo para acercarse.

Y, por supuesto, no debía olvidar a Lance. Necesitaba encontrar una posición desde la que pudiera tener a ambos en su campo de visión.

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Massen decidió aventurarse lanzando un ataque, un vlino que se dirigió en la dirección aproximada en la que se encontraban Lance y Corbin. no alcanzó a nadie con el hechizo, pero la onda expansiva que se formó si golpeó parcialmente a Lance. Esto avanzó un paso en la dirección contraria, para asentar el cuerpo tras el empujón, y pronto volvía veloz el rostro hacia la dirección de la que había llegado el ataque, tratando de diferenciar algo en la niebla.

Corbin, por su parte, tras evitar el âchnam se volvió con agilidad, al presentir un movimiento a su espalda. Tuvo suerte de que con la niebla el enemigo al que le daba la espalda no se percatase a tiempo, pues aquel gesto podría haberle costado más de un golpe.
No obstante, pronto comprobó que su decisión de invocar un baadha tampoco había sido la completamente correcta. Para cuando terminaba de hacerlo, los proyectiles llegaban. Los dos primeros impactaron contra la barrera y además del impacto sonó una especie de chispazo que creó un breve fogonazo. Entre el impacto y aquello, la barrera cayó, dejando paso a los dos que seguían a aquellos con tan poca diferencia que podían haber parecido tiros paralelos.
Lo alcanzaron en antebrazo izquierdo, pero el claritas fue capaz de tensar los músculos de este a tiempo, nada más sentir el impacto, volviéndolos tan rígidos que el metal apenas pudo hundirse en la carne, generando apenas una pequeña molestia. Sin embargo, al contacto con él llegó la diferencia con respecto al primer ataque de Ally: una descarga eléctrica, nacida de aquel punto, recorrió su brazo en ambas direcciones, llegando desde la mano hasta la mitad del cuello, dejando por donde pasaba una dolorosa sensación de quemazón y, posteriormente, cierto entumecimiento.

Para entonces, la niebla había bajado bastante y la visión comenzaba a ser posible. Corbin pudo ver, finalmente, a Ally situada ante él, a unos cinco metros, con las manos cargadas de nuevo, mirándolo. Solo que para entonces ya no sonreía, sino que se mostraba seria.

Lance, por su parte, pareció decidir que lo apropiado sería cambiar su objetivo. En cuando supo que su hermana se enzarzaría con Corbin, se volvió buscando a Massen entre la neblina que se iba disipando, alejándose de donde Corbin estaba con pasos seguros, con un âchnam ya preparado.

STATS ALLY:

Fuerza: * *
Resistencia: * * *
Velocidad: * * * *
Agilidad: * * * * *

Magia: * * * *
Técnica: -
Puntería: * * * * *

STATS LANCE:

Fuerza: * * * *
Resistencia: * * * * * *
Velocidad: * *
Agilidad: * *

Magia: * * *
Técnica: * * * * *
Puntería: * * *

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La niebla comenzaba a aclararse, y las formas comenzaban a distinguirse. Cuando los tuve localizados a los tres, centré mis atenciones en Lance. Por mi hechizo, él habría deducido dónde estaba, pero aún así, lo dejé que me localizara, manteniendo los ojos fijos en él. Sin embargo, solo se lo permití durante un instante, el justo para asegurarme de que fijara mi posición como objetivo.

Al instante, me envolvía con un murmullo en un nairea, antes incluso de que la niebla que nos había estado cubriendo se disipara del todo. Tenía pensado cómo proceder, así que lo hice bien rápido. Al momento de invocar la niebla, utilizaba un benri para cambiar mi posición en la misma, buscando un flanco por el que no esperara encontrarme, y desde allí lanzaba un vlino de lleno hacia él, contando con que no hubiera tenido tiempo de moverse del sitio.

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Corbin no tuvo demasiado tiempo para situar a Lance, y sentía la urgencia de hacerlo. Por el momento, Ally parecía haberle cogido cariño, porque no apartaba de él la mirada, así que se centró en ella con la misma seriedad que la chica le demostraba. Se esforzó por ignorar las agujas que tenía clavadas y el efecto que tenían en su cuerpo, preguntándose si su brazo obedecería con la misma eficacia de siempre.

Corbin no tenía tiempo para esperar a que la chica siguiera persiguiéndolo, así que tomó la determinación de dificultarle el alcanzarlo. Ella era rápida, difícil de seguir, pero Corbin esperaba que un ataque suficientemente próximo la tumbara. El problema era alcanzarla.

Reaccionando tan rápido como sus capacidades se lo permitían, Corbin se cubrió con un nuevo ebrain aitchbrëa para ganar ventaja sobre su oponente. Sin perder tiempo, se desplazó en diagonal y hacia adelante. Por una parte, quería volver a incluir a Lance en su campo de visión. Por otra, no quería que Ally lo tuviera a tiro. En mitad de su desplazamiento invocó un clair ëm yäk para ella, esperando que la luz mejorase su puntería y su magia.

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La estrategia de Massen resultó: Lance la perdió de vista en medio del nairea, y gracias al benri el âchnam de su enemigo solo rozó su ropa, junto al brazo, sin dañarla. El ataque que ella lanzó, por su parte, hizo que Lance tuviese que apartarse un poco, e incluso llegó a generar un baadha. De aquella forma, cuando el vlino estalló el caeruleus recibió un impacto menor. Pese a todo, llegaba a parecer levemente cansado, aunque se mantuviese estoico.
El caso de Massen no era diferente. Durante la niebla había empleado diversos hechizos de protección, aunque aquellos no hubiesen llegado a ser necesarios, y aunque podía seguir luchando comenzaba a notar que el comienzo de la fatiga se acercaba.

Corbin, mientras tanto, había cambiado de rival, encarando entonces a la hermana. Ella mostraba bastante entereza, quizás por el reposo que había tenido durante la duración de la niebla, o porque apenas había llegado a utilizar magia o recibido tantos golpes como Lance.

En cuanto invocó su ebrain aitchbrëa, Ally cerró los ojos involuntariamente, aunque sin perder la guardia. También Massen y Lance sintieron llegar el efecto hasta ellos, volviendo a quedar cegados por el desagradable brillo.
Aquella vez la chica frunció el ceño, sin embargo, lanzando algo al suelo de nuevo, con un grito seco. Y aquella vez no fue niebla, sino un humo denso, negro, lo que surgió, cubriendo una zona circular de algo más de diez metros de diámetro.
Su hechizo recibió un quejido. Parecía que la había alcanzado, aunque en medio del humo volvía a hacerse difícil ver nada y, además de aquello, también respirar o mantener los ojos abiertos parecía una tarea difícil: si se llenaban de aquello los pulmones comenzaban a escocer enseguida, y al contacto con aquel polvo que parecía haber en suspensión los ojos, de tenerlos abiertos, también se irritaban, ardían, de forma tremendamente desagradable.

STATS ALLY:

Fuerza: * *
Resistencia: * * *
Velocidad: * * * *
Agilidad: * * * * *

Magia: * * * *
Técnica: -
Puntería: * * * * *

STATS LANCE:

Fuerza: * * * *
Resistencia: * * * * * *
Velocidad: * *
Agilidad: * *

Magia: * * *
Técnica: * * * * *
Puntería: * * *

» Dos mejor que uno, Ally y Lance (I)