¿Quién eres?

Podría aceptar el bronceado, y las orejas...bueno, son... interesantes. ¿Pero tienen que ser de peluchito? Ella parece muy tranquila mientras avanzamos más y más en esa dichosa cueva que no deja de convertirnos en...Joder, ¿en qué nos va a convertir? ¿Una mezcla de cosas? ¿Acabaremos siendo animalitos? No quería pasar lo que me quedara de vida viviendo en el bosque.

Los cambios son cada vez más y mi nueva boca no me convence más de lo que lo hacen las orejas. Recuerdo además el color de mi piel mientras me palpo los labios caminando tras Frikka que...Tiene cola. Dos colas por si una era poco. Tras meditar un momento lo educado de resaltar un defecto en ella (porque aunque son bonitas no deja de ser una cola y...) decido llamar su atención.

-Creo que...Creo que deberías ver eso. -Frunzo algo el ceño y me fijo mejor en ella. Estaba demasiado centrado en sus colas para fijarme en que...-¿No has...? Es decir... ¿No estás más alta?

De todas las cosas era la que mejor le venía pero esa nariz y las colas parecían un precio muy alto por medir un poco más.

Esto es muy raro...
Es decir, cada vez más.

Los cambios vuelven a ocurrir. Saber que Frikka es caeruleus me da una pista de que es así, de que sus orejas deberían ser picudas. Tener que recurrir a ese dato para confirmar un cambio tan evidente me preocupa. ¿Qué cojones nos está haciendo esta cueva? La veo mirarse en los cristales. No, mirarse no, mirar a través, como quien busca dentro de un espejo. ¿Se estará volviendo loca? Me mantengo firme, aunque sería más correcto decir rígido, con los puños apretados para intentar mantener la compostura. No es hasta que me giro para hacer lo que dice que pienso si no seré yo el que está loco. O puede que después de esto acabe estándolo.

No sé si se me para el pulso o se acelera hasta el punto que no lo noto. Por primera vez desde que tengo recuerdos no hay nada a mi espalda. Siento náuseas en el estómago, no es como si estuviera ensangrentado y mutilado pero...¿mutilado estoy, no? No, es una ilusión, es todo puta magia y trucos estúpidos... No podía moverme, era como si me hubieran atravesado con agujas y mis miembros (o los que me quedaban) ahora estuviesen rígidos.

-Me parece una idea genial. -Hay que salir de aquí, aclararnos un poco, ver cómo todo esto desaparece y luego, si tal, seguir buscando en el bosque. ¿Cómo iban a estar aquí? ¿Y si esto no se quita? Bueno...¿Y si lo que falta no vuelve? ¿Cómo iba a vivir sin alas? No, no podemos quedarnos más aquí o nos volveremos locos aunque todo sea mentira. Que lo es, tiene que serlo...

Si Frikka está a mi izquierda y yo iba detrás de ella...A la derecha es por donde hemos venido... La cueva era un puto laberinto. No, de momento eran túneles sin desvíos, es la cueva la que parece ser más complicada de lo que es por tantos reflejos...creo. Sólo nos faltaba no poder salir, entonces si que acabaríamos...Locos.
Miro a Frikka gritarle a la nada. ¿Y si de verdad a visto algo? ¿Qué o quién cree que nos está haciendo esto y por qué iba a parar por ser de Brontë? ¡Ni si quiera tenía sentido que nos hubiese empezado a atacar! A no ser que de verdad sea así y haya algo y quiera que nos vayamos. No podemos hacerle un feo, sería de mala educación.
Agarro a Frikka de la muñeca y empiezo la retirada preventiva.

-Vamos a salir de aquí, una vez fuera pensaremos si ha sido buena idea o no. Para volver tenemos tiempo... -Aprieto más fuerte de lo que debería y prácticamente la arrastro. Es como si me hablase a mí mismo intentando tranquilizarme. Estoy acojonado, no me gusta no entender las cosas y la magia es lo peor. No, lo peor es no notar nada en la espalda. Toda la cara me tiembla mientras me muerdo el labio por dentro, intentando mantener una compostura que hace bastante que he perdido. ¿Es cobarde reaccionar así? Tal vez no valga para Brontë después de todo...

Esto es horrible. Pronto noto como todo mi saber estar se va resquebrajando. Esto es más de lo que nadie puede soportar, aun siendo mentira. Tal vez por lo real que parecía todo era incluso peor. ¿Y si nos quedamos así para siempre?
Pronto todo parece aún más complicado de diferenciar. ¿Es pared, es espejo, es una ilusión causada por la luz? Si de verdad alguien o algo no quiere que salgamos lo está haciendo bien.
No dejo de pensar en mis alas, agarrado aún a Frikka, no sé si en un intento de tranquilizarla tras sus gritos o de tranquilizarme. En cualquier caso prefiero que no nos separemos.
Tengo la mandíbula tensa y el gesto serio pero con el ceño fruncido. Respiro de forma algo sonora, en ocasiones por la boca, como si me faltase aire. Igual es lo que pasa...
Cuando miro a Frikka para ir en otra dirección y avanzar, o retroceder o movernos al menos veo nuevos cambios. Incluso las partes de mi que aún son normales no parecen las mismas. Todo se distorsiona y entonces noto que se me para el corazón.
El grito no tarda en parar y dejar un silencio aplastante a nuestro alrededor, casi tanto como la fuerza con la que agarro a Frikka. Una parte de mí me dice que eso no está bien, pero me niego a soltarla y que pase cualquier cosa.
¿Era eso una respuesta a Frikka? ¿Amigo, enemigo? ¿Necesita ayuda o nos amenaza? ¿O quiere asustarnos? Los pensamientos parecen llegar con cada latido acelerado que me martillea cada miembro. Menos dos... Con la voz todo lo seria que puedo, aunque temblorosa, me dirijo a Frikka.

-Si no podemos salir por donde hemos venido... -Trago saliva. -Tendrá que haber otra salida por donde...Se ha oído eso.

Me miro la mano de...De gato. No puedo fingir que son de un gran felino, tienen ese algo. Me estoy volviendo un oso gato o algo así. Al menos a mí me lo parece. Miro a Frikka, a la que aún agarro aunque con menos fuerza.

-A todo el mundo le sale barba antes que a mí...

Fue un pensamiento en voz alta. Inoportuno y desconsiderado; en el peor momento. Pero me salió del alma. Demasiado estrés supongo... En estos momentos ni si quiera me importaba, no me habría salido una disculpa educada ni aunque me pegasen. Me limité a sonreír ligeramente con gesto avergonzado, recuperando unos niveles más normales de...¿calma? No sé si se podía estar calmado en esta situación...

Los cambios empiezan a ser molestos, pero me niego a descalzarme. me trago la respuesta y decido dejarme llevar por la estupidez renovada de Frikka, que parece haberla acercado más a ser un descerebrado, con o.
Me pregunto cuánto de lo que dice tendrá que ver con la cueva. Ya no es haber perdido las alas o las transformaciones, es supervivencia. Ni si quiera sabemos dónde estamos aunque, al ritmo que vamos, bien podríamos estar camino de la salida.

Me limito a asentir y sonreír dándole la razón y continúo caminando tras ella, observando en los reflejos los cambios que se nos van añadiendo a ambos.
Si no encontramos el origen de la voz estamos jodidos, cuando la parte de fuera haya cambiado del todo empezará la de dentro...
Y no sabía si había empezado ya. A veces chocábamos o parecía que ni nos movíamos. Todo sentido de la orientación había desaparecido en esos putos cristales.

No me gusta estar en un sitio tan cerrado donde no se puede volar, aunque ahora mismo ni aún abierto podría ir muy lejos...Reúno toda la compostura que me queda y decido romper el silencio como se me ocurre.

-¿Ves algo que indique que vamos en la dirección que es? -Ni si quiera hay una dirección, simplemente nos movemos, ya no es ta fácil como camino recorrido contra camino por recorrer... Si tan decidida está espero que al menos con sus orejas haya oído más que yo aunque...ya no tengo muy claro si mis orejas son las más pequeñas aún.

El nuevo ramalazo de ira de Frikka me pilla desprevenido. Mi gesto de reacción de poner un ala para cubrirme no funciona (obviamente) así que me cubro con las patitas gatunas que me han crecido.
Al ver que el hechizo no rebota, ni se convierte en otra cosa relajo algo el gesto, manteniendo aún una zarpa en alto preparada para el siguiente golpe.

El cristal se rompe y noto algunas esquirlas contra el brazo, suaves. Cuando vuelvo a mirar los últimos pedazos caen al suelo con un sonido bastante musical y, junto con el reflejo, los cambio parecen irse. Parece que ese mal genio o la locura que le estaba entrando han servido de algo... Sonrío mirando el estropicio y me giro hacia ella.

-¿Te encuentras bien?

Al menos ahora, si eran los cristales los que nos perdían, no debería de haber problema para encontrar un camino que dirigiera hacia los chavales o la salida. Ambas opciones eran buenas. O hacia el origen del grito... Eso ya no me gustaba tanto.

Fuese una ilusión o un hechizo más físico o lo que sea lo que nos había transformado parecía haberse roto junto con los cristales. Tampoco hay tiempo de mirarse mucho en el reflejo para ver los cambios porque un nuevo grito rasga el aire y me para el corazón durante un instante en el que me quedo muy tenso y recto. Bueno, uno no... Esta vez eran dos gritos y sonaban mucho más cerca de la última vez. Recuperando como puedo la compostura y notando los latidos con fuerza en la garganta me agacho tranquilamente (o fingiendo que es así) y recojo un par de pedazos de la piedra. Tal vez alguien en Brontë pueda investigarlos y explicarnos un par de cosas. Puta magia...

-Bueno. -Digo manteniendo la voz serena. -Veamos qué les hace gritar tanto. -Con un gesto de la mano y una ligera sonrisa le indico a Frikka de avanzar y comienzo a moverme.
Esperaba encontrarlos con una pierna rota por haber tropezado. Era la explicación a los gritos que más me gustaba, no implicaba un tercer elemento causante de los alaridos.

Frikka parece controlar la situación. Por un momento creí que nos íbamos a volver locos pero sus hechizos parecen poder con las paredes de cristal. Le devuelvo una sonrisa algo forzada, ocultando que aún sigo algo afectado por el follón de hace un rato, y me apresuro a asentir.

-Oh, claro, lo siento. -Saco uno de los puñales de la manga y con un giro de muñeca lo coloco del revés en mi mano y con el mango empiezo a golpear el cristal. No sé si servirá de mucho, pero no tengo tanta maña con la magia y prefiero no cargarme el filo, aunque de ser necesario golpearé con él.
-No pretendemos hacerte ningún daño, sólo estamos buscando a unas personas. -Añado a las palabras de Frikka. Me preocupan los lloros y que él pueda estar relacionado con la magia de la cueva de alguna forma. ¿Y si son los niños? Visto lo visto no sabía qué pensar, a lo mejor sólo era otra trampa de los cristales.

Frikka no tarda en reducir distancias, lo cual agradezco, cuanto menos pared de cristal nos rodea más luz deja de haber.

-¿Serás mi perro lazarillo entonces? -Sonrío algo cortado tras el comentario, no ha sido muy apropiado, después de todo me ha ofrecido ayuda. Coloco una mano en su hombro mientras sigo golpeando las paredes y la luz disminuye y aprieto ligeramente. Aunque no sé si está tan incómoda con la situación como yo el gesto sale solo. Además, así me será más fácil seguir al paso.

-¿Crees...? -Comento para dejar de oír tanto los sollozos. -¿Crees que esos lloros pueden ser de alguno de los niños?

Poco puedo hacer con el puñal a parte de cargármelo con cada golpe, pero menos es nada. Al menos algo ayudaré. En cuanto a los lloros...Prefiero pensar que no pueden oírnos y por eso no responden.

Es en un giro cuando parece que hemos llegado al final del camino. Y digo parece porque más bien poco puedo ver. Noto el suelo crujiente, lleno de trozos de los cristales de las paredes. Consigo localizar el origen del llanto en un bulto junto a una pared. Deduzco que son dos personas, por los lloros, pero con esta oscuridad bien podrían ser más. O no ser personas. Escondo el puñal en la manga y doy un paso al frente, quedando a un lado de Frikka, para intentar ver mejor. Es en el último momento cuando decido no decirle nada a las sombras, prefiero confirmar qué son. Con una mano aún en su hombro y aún mirando a origen de los lloros le pregunto.

-Son...¿Son ellos? ¿Son los chicos? -Frunzo el ceño para intentar ver mejor pero poco más arreglo.

A pesar de la oscuridad puedo distinguir el bulto con el que habla Frikka y, más importante, a ella. Es a mi compañera a la que uso como referencia para ir avanzando por la cueva hasta los jóvenes. Sigo las indicaciones de Frikka y me acerco con cuidado, no sólo por no asustar a los chavales sino por no tropezarme y darme de morros contra el suelo.

Acierto a distinguir algo más los dos bultos de forma que más o menos puedo saber dónde empieza un chico y dónde acaba el otro. Me pregunto si me estoy acostumbrando a la oscuridad o es que la cueva está dejando de hacer efecto. Tal vez sean las dos cosas.
Joder...Con lo que hemos pasado no me quiero imaginar ellos... No era como si yo fuese un guerrero preparado, de guerrero apenas tenía el nombre. Pero yo iba con Frikka, que estaba más entrenada ,aunque su tamaño pudiese dar lugar a dudas, y sabíamos a lo que veníamos más o menos... Esas cosas que de alguna forma te dan una tranquilidad. Y aun así de poco había servido. No quería imaginarme lo mal que lo podían haber pasado ellos.

Cuando Frikka les pregunta sus nombre no puedo evitar abrir la boca ante la idea que me surca la cabeza. No tardo en cerrarla pero espero que la oscuridad haya ocultado tal gesto. ¿Son ellos, verdad? ¿O hemos llegado tan lejos sólo para descubrir una pequeña parte de un problema mayor? ¿Y si esta cueva no hace más que engullir a personas despistadas y los chavales están aún más adentro?... Me acuclillo y busco la forma oscura que está abrazada a la otra a la que Frikka está hablando. Parece agarrado con fuerza a su compañero pero pronto poso una mano en su pelo y lo uso de guía para palpar y poder descender y hacerme una imagen mental. Cuando llego a su mejilla paso un pulgar con suavidad para enjugarle las lágrimas (que supongo que haya porque ver lo que se dice ver...). En cualquier caso pretendo tranquilizarle, darle algún tipo de seguridad, de cercanía...¿Tal vez me he sobrepasado en confianza? Separo la mano con un respingo y algo inseguro la poso en su hombro.

-Sí, estad tranquilos...Hemos venido a ayudar. ¿Podéis andar bien los dos? -Hablo con los ojos muy abiertos, intentando distinguir algo más, girándome hacia donde sale la voz de Frikka cada poco tiempo algo inseguro debido a mi falta de visibilidad. Después de todo ella es la que ve, yo perfectamente podría estar mirándola a la cara o a la altura de...Joder, podría estar siendo terriblemente grosero ahora mismo. -A-agárrate a mí si no, por favor. -Añado esta vez dirigiéndome al joven frente a mí y reordenando mis pensamientos. -Vamos a sacaros de esta cueva... -Eso al menos no debería ser difícil. Sólo hay que seguir el camino de cristales rotos y usar los ojos de caeruleus de Frikka.

Por algún motivo a pesar de todo seguía nervioso. Esperaba que solo fuese el asunto de "espacios pequeños de dónde no se puede salir volando"...