Balcones

Ante su respuesta, no pude evitar pensar en lo que decía la gente de los caeruleus y sus costumbres. Porque aquel chico tenía toda la pinta de ser un caeruleus... Solía decirse de ellos que eran grandes amantes de la oscuridad, y que vivían de noche. Hasta la fecha, no recordaba que los caeruleus que había conocido tuvieran algún inconveniente con la luz diurna.

Enumeré. Aren, que parecía sentirse el rey fuera cual fuera la situación. La caeruleus de la misión, que si había tenido algún problema para adaptarse a los horarios de día, lo disimulaba a la perfección. Alexander, que tampoco parecía molesto al respecto.

Me volví hacia el chico. Tal vez los caeruleus que yo había conocido hasta ahora fueran algo extraños. O, tal vez, los rumores respecto a la raza exageraban y era Zacharyas en particular el extraño. En cualquier caso, tampoco era algo importante. La luz de la luna, desde luego, era muy bonita.

- A mí me gusta mucho también -asentí-. Pero las noches sin luna me dan mala espina. Me siento... un poco perdida...

Carraspeó, dibujando una retorcida sonrisa en sus labios pálidos.

- Como comprenderás, yo no tengo inconveniente con ellas. No obstante, entiendo que no ver en absoluto es una sensación de lo más aterradora si te encuentras solo y asustado.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Una imagen de aquella muchacha caminando sola en la oscuridad, asustada y tiritante, y un ávido puñal destrozando sus venas y derramando su sangre roja en el suelo, quedando allí un charco mudo por la oscuridad para todos aquellos que no lograsen ver sin luz.

FdR- : D

Mientras lo escuchaba, una fría brisa nocturna se me acercó por detrás, haciéndome cosquillas en la nuca y provocándome un escalofrío. La noche era fría, y yo empezaba a tener sueño.

- Siempre puedes llevar contigo un poco de luz -repuse, encogiéndome de hombros-. Aunque en el agua, por ejemplo, lo ideal es cerrar los ojos y dejarte llevar. Y aunque estés en lo más profundo, ahí no te asustas -sonreí, recordándome a mí misma que debía empezar a frecuentar más el lago.

Me di la vuelta hacia él.

- Bueno, Zacharyas, ya es muy tarde... Creo que voy a ir a descansar -comenté-. Ha sido un placer conocerle.

Con una inclinación de cabeza, volví al interior del palacio.

*Se va*

Sonrió a sus comentarios y luego la despidió. La verdad es que había sido una conversación agradable, y también le gusto que corta, pues así aún tuvo un rato para observar un poco más la luna. Se quedó en aquel lugar, contemplando el cielo durante bastante tiempo, quieto y enhiesto como una estatua.

Tras ello, entró de nuevo.

*se va*

Llego a los balcones con semblante serio, pero no enfadado.
Ayer Inger no había querido venir conmigo a tomar algo al comedor. Estaba cansada, o eso me dijo.

Sonrío.

Es una chica muy curiosa. Me apoyo en la barandilla y hago una cosa que llevo años sin hacer: me pongo de puntillas y dejo caer mi cuerpo hacia delante, de modo que puedo sentir el vértigo en mis entrañas. Mi coleta se escurre y cae hacia delante, tapando una de mis orejas.

Rápidamente regreso a mi posición inicial y me coloco la coleta. Necesitaba hacerlo, no sé. Me apeteció.

Esta noche y parte del día he estado dándole vueltas a lo que dijo Inger de que no debería tratar a la gente así, sino no seré un buen político. Pero: ¿Porqué Darvenwish trata a todos como escoria y eso no le impide tener el clamor de su pueblo? Estoy en una tesitura moral un tanto difícil.

Vuelvo a Inger para olvidarme un poco de mis otros problemas.
Río y suspiro.

*se queda*

Despues de haber tenido la charla con aquel chico tan raro, me dirigia hacia las termas. Pero como de costumbre me perdí. Tenia el sentido de la orientación en donde yo me sé... vamos, que no era muy bueno orientandome y acabé dando rodeos por los pasillos hasta que ví los balcones.

En uno de los balcones, ví a alguien de espaldas, no sé si era un chico o una chica... al parecer tenia coleta y bueno a juzgar por su estatura y su anchura parecia ser un hombre, pero quien sabe, hay mujeres altas y musculosas también.

Entonces se me ocurrió una brillante idea, ya que me habia perdido y no sabia salir del palacio, saltar desde el balcón para salir de aquel laberinto me pareció una idea de lo más estupenda.

Sin pensarmelo demasiado, me dispuese a correr hacia el balcón en el que estaba aquel chico mientras gritaba:

-¡¡Allá vooooooy!!

Me apetecía un lugar alto, pero en los tejados seguramente habría nieve y tumbarse sobre ella no sería muy cómodo que digamos, así que me dirigí al único lugar altoq ue había a parte de los tejados. Los balcones.

Caminé y vi la puerta medio abierta, ya debía de haber alguien dentro. Estuve a punto de irme, pero me picó la curiosidad y abrí la puerta del todo para ver a dos chicos. Uno en el balcón apoyado en la barandilla, parecía Alexander; y otro corriendo hacia la barandilla. Ya había visto a muchos Aether saltar desde balcones y cosas así, por lo que no me sorprendí y di un par de pasos.

Entonces me di cuenta de que el tipo que corría no tenía alas, es más...Era el de las termas y se iba a suicidar!
No podía permitirlo así que corrí y me tiré encima de él, haciendo que los dos cayeramos al suelo justo detrás de Alexander.

Oigo un grito. Me doy la vuelta. Veo a un flamma correr hacia mi, por lo que me quedo quieto y tenso. Si quiere pelea, lo atravesaré con mis púas cuando esté lo suficientemente cerca, pero justo cuando voy a atravesarle el estómago, una cosa emplumada lo abate y lo tira al suelo.

-Tsk... la loca esta, tenía que venir a joderme el asesinato.- digo en tono burlesco.

Me sacudo la coleta hacia atrás y me vuelvo a dar la vuelta, viendo el cielo nocturno.

-Thamerlein, todos sabemos que estás muy necesitada, pero ir acosando a pobres retrasados mentales para saciar tus apetitos sexuales, no creo que sea la mejor opción, teniendome a mi, por ejemplo. digo aún sin girarme.

-¡Ah! Fue lo único que me dio tiempo a decir antes de caer al suelo. Justo cuadno iba a saltar derrepente alguien se me tiró encima. No pude ver bien quien era, pero su olor y el golpe me resultaron familiares.

En ese momento me quedé medio tonto en el suelo. Aquel placaje que me habian metido me dejó sin sentido durante varios segundos y mientras estaba atontado, escuché algunas palabras provenientes de un hombre, pero no supe con certeza lo que decian.

-Auch... ay... Qué dolor... Dije aun con los ojos cerrados y sin poder ver que habia sido aquello que me habia golpeado.

Entonces abrí poco a poco los ojos y la ví... Era la misma chica de las termas... no pude evitar sorprenderme y terminar de abrir los ojos como platos.

-¡Tú otra vez! Exclamé.

No sé como se las apañaba esa chica ni yo, para acabar siempre el uno encima del otro.

Fruncí el ceño, a este se le iba la olla... La posición en la que estábamos Runek y yo no era muy... como decirlo, apropiada. En cuanto me percaté de ello me levanté de un salto y me sacudí el polvo de la falda.

Abrí la boca para gritarle algo al pelirrojo pero Alexander me interrumpió. Lo miré con una ceja levantada pero pareció no darse cuenta ya que se dio la vuelta. Sacudí la cabeza ignorándolo y volví a abrir la boca, pero nuevamente me interrumpió. Me enfurecí al instante. ¿De qué coño iba? ¿El otro día me llama inútil y ahora esto? Apreté los dientes y me reprimí de no darle un empujón y dejar que se cayera estrellándose contra el suelo. Cerré los ojos y di un suspiro intentando relajarme, cosa que conseguí a medias.-Veo que tú si que estás necesitado Alexander...- Y recalqué bien ese tú.-Pero creeme... no eres mi tipo...- Nunca caería tan bajo.

Me giré y miré a Runek...- Y tú!- Lo señalé con mi dedo índice.- Cómo es que corres así hacia los balcones? Te das cuenta de que si no te hubiera parado ahora mismo serías un puré rojo en medio del suelo?!- Le grité haciendo alusión a su pelo rojizo.

Ignoro por completo las palabras de la aether hacia mi persona pero corrijo sus afirmaciones hacia el tronado ese que corría hacia los balcones.

-Discrepo de tu opinión, Thamerlein, no le habría dejado saltar, mas que nada porque tenia pensado atravesarlo con mis púas como si de una gamba se tratase en una brocheta de carne.

Suelto una sonrisa socarrona- ya veo que Mithos los crea y ellos se juntan... si es que los tontos siempre buscan a otros tontos... en fin... ¿que se le va a hacer?

Sonreí satisfactoriamente, le había callado la boca.

Luego dijo algo como que lo iba a matar, lo miré.- Ah... no es que tuviera ningún problema con que lo hubieras matado.- Aún estaba furiosa por cómo me había acosado aquel tipo.- Pero supongo que saber que se habría suicidado delante de mis narices me habría dejado algún remordimiento...- Dije cruzándome de brazos y mirando el cielo.

Escuché nuevamente la voz del caeruleus y me volví hacia él. Tenía una sonrisa socarrona en la cara. La imité y le dije.- Tiene gracia que lo diga una persona que pretendía morir de forma absurda en medio de la nada cuando otros lo podían salvar...- Le dije. Parecía que el ya lo había olvidado, pero yo aún recordaba cómo estaba el día de la misión y que pretendía morir llevándose a Silvanus consigo. Aún me molestaba la forma en que nos trataba, a Silvanus y a Hewina en especial, pero no tenía que meterme en sus asuntos. Ahora, si también pretendía meterme a mí en su "saco de meirda" iba bueno, yo no iba apermitir que me tratase así una persona que era físicamente igual a mí.

FdR: Lo de físicamente me refiero al nivel en el que estamos, siento que pueda dar lugar a alguna confusión, pero no sé cómo decirlo de forma que quede bien xD.

Poco despues de todo aquello que habia pasado, me levanté me sacudí el polvo como la chica y miré al chico de la coleta, sus palabras sonaban como puñaladas en el corazón, era demasiado engreido y tenia cierto aire de prepotencia, algo que no me gustaba nada en la gente.

-¿Asesinarme a mi? ¡Ja! Este cuerpo es más duro de lo que crees. Le dije mientras me apuntaba con el pulgar en el pecho y a su vez miraba a Tham dandole a entender que podria haber saltado sin problemas desde el balcón.

Parecia que los dos se conocian ya de hace tiempo y saltaba a la vista que no se llevaban bien entre ellos...

-FdR seguimos mañana... xD

Rodé los ojos en cuanto al comentario de Runek. Miré a los dos hombres, primero a Runek y luego a Alexander. Yo quería tranquilidad y ahí estaba teniendo de todo menos eso.

Suspiré.- En fin... ya nos veremos por ahí...- Me giré y empecé a caminar, pero me paré en la puerta. Apoyé mi mano en el marco y, todavía de espaldas dije.- Alexander, de veras espero que cambies tu actitud...- Y sin una palabra más me fui.

*Se va*

FdR: Siento irme así, pero veo que el rol no fluye y yo la semana que viene no puedo rolear ni de coña que tengo la tira de exámenes xD Además me acaban de ofrecer un rol asi que jeje gomeen

No me dio tiempo a responder, Tham se fue sin que le pudiese decir nada más. Y eso que tenia un montón de cosas que decirle ¿como se le ocurria tratarme de esa forma? ¿a que vino aquel golpe? ¡Podia haber saltado fácilmente! En fin... ¿quien entiende a las chicas? Me quedé un rato pensativo y mientras de reojo miraba a alexander que derrpenete se quedó mirando hacia el horizonte desde uno de los balcones y no me prestaba nada de atención. Hizo como si yo no existiese al haberse ido Tham.

Sin pensarmelo más, metí las manos en los bolsillos y me disponia a salir de allí cuando miré hacia atrás y me pareció ver que ese tal Alexander me habia esbozado una sonrisa de lo más espeluznante... Intenté no darle importancia y volvi a mirar al frente mientras caminaba hacia la puerta por la que habia salido Tham.

*Se va*

-FdR Siento irme así tan sosamente, pero es que alexander no aparece y quiero estar libre para el torneo >_< sorry xD Y lo siento por manejar a alexander... peroo no se me ocurria otra forma de terminar el post x_x xD

Salió a los balcones para despejarse un poco después de pasar toda la mañana entre los muros del palacio. Como no le apetecía salir fuera -no te´nía muchas ganas de caminar- supuso que con tomar el aire asomado a aquellas barandillas de sólida apariencia bastaría para que la niebla que rondaba su cráneo se disipase un poco.

Mientras se apoyaba y observaba el exterior, se preguntaba en qué estado quedaría su cuerpo de romperse aquello contra lo que reposaba su peso y cayese al vacío.

*se queda*

Caminaba sin rumbo fijo cuando vi, asomada a uno de los balcones, una alta y oscura figura, de espaldas a mí. Con una sonrisa de oreja a oreja, me coloqué pegada a la pared interior, arrastré el pie derecho por el suelo como un karnikarsh antes de echar a correr hacia la figura y saltar sobre su espalda, con un grito de guerra. Lamentablemente, no conseguí un buen apoyo y acabe de bruces contra el suelo.
Me quedé allí sentada, algo confusa por la caída, con la que no había contado, y frotándome el codo en medio de risitas.

Se volvió al escuchar todo aquello y enarcó una ceja. Pronto se percató de que aquella joven que había caído no era una niña, sino Stalon, y se aproximó a ella, agachándose a su lado.

- ¿Te has hecho sangre? -preguntó, sonriendo, mientras ofrecía su mano a la chica para ayudarla a levantarse- Creí que los parvus seriáis menos propensos a caeros.

Abrí mucho los ojos cuando se volvió a mirarme, y sonreí encantada. Era el pequeño Zacharyas, mi amigo. Acepté su mano para levantarme y lo abracé, encantada de reencontrarme con alguien. Era la primera vez que veía en aquel sitio a alguien que ya conocía. Eso sólo podía ser señal de que me estaba adaptando.

- Qué va, no es nada -negué enérgicamente, mostrándome mis brazos. Sólo tenía una pequeña raspadura en un codo, que tal vez acabaría por volverse en un moratón. Pero nada más-. Si no fueras tan alto, no me habría caído -aseguré, asintiendo con convicción. Pasé mi cabeza por entre los barrotes de la barandilla, para mirar fuera-. ¿Qué hacías? -pregunté.

Por desgracia, no había sido más que una contusión. Zacharyas tiró de la chiquilla para ayudarla a levantarse y luego la siguió, yendo de nuevo a los balcones, risueño.

- Observaba -dijo sin más.

Se sumió en un breve silencio, observando la forma en que la muchacha metía la cabeza entre los barrotes. Parecía una niña, aunque suponía que no lo era.

Saqué la cabeza de entre los barrotes y me volví hacia él, con los brazos en jarras. Entonces volví a repasar el paisaje con cuidado, asegurándome de no dejar ni un punto por observar. O eso intenté, pero era demasiado aburrido. Miré al chiquillo con expresión abatida, y le di unas palmaditas de consuelo en la mano.

- Lo siento, lo siento -aseguré, negando, afligida, con los ojos cerrados. Luego sonreí y tiré de él -. Hala, y ahora vamos a hacer algo. ¡Vamos, vamos, vamos!

Y me dirigí hacia el interior del palacio.

*Se van*

Llego al balcón y me asomo, dejo colgando los brazos en la barandilla y me relajo. Estoy cansado de buscar a ese tal Aren...

*se queda*

Decidí pasarme por los balcoes para relajarme, tenia muchas cosas en que pensar. Como aquella canción que habia escuchado en el bosque no podria olvidarla, se me hacia muy conocida y no sabia ni por qué... y muchas más otras cosas que tenia en las que pensar... y el mejor lugar para eso sin duda ninguna eran los balcones.

Pero al llegar allí vi al chico que habia visto la otra noche, era aquel piscis al que le faltaba una oreja creo. Parecia que el también estaba pensativo.

Me acerqué a él y le dije:

-Anda hola, eres tú el de la otra noche. Y le puse la mano en un hombro.

Claro que no me habia fijado mucho aquel dia, pues me estaba meando y no me fijé demasiado en su aspecto. Alomejor me estaba equivocando de persona, pero de todas formas algo me impulsó a saludarlo.

Camino por los pasillos azarosamente, en la zona cercana a los balcones, cuando observo a un muchacho fornido al que no he visto antes entrar (o salir) a uno de ellos. Como no tenog nada mejor que hacer, y además mi misión sigue vigente, aunque algo de lado, decido acercarme a dicho balcón con intención de entablar conversación con el extraño. Me sorprendo, sin embargo, al acercarme un poco y ver que también Silvanus Kettleburn se encuentra allí.

Trato de borrar de mi mente la última conversación que tuvimos y haciendo acopio de frialdad termino de acercarme.

- Buenas tardes -murmuro-. ¿Puedo acompañaros o es algo privado?

Quizás he sonado algo borde de más. No le doy más importancia de la que tiene.

Siento una mano que se posa en mi hombro y me saluda.
-Hola... ¿Runek? era así tu nombre?- pregunto sonriente. ¿que tal? ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos.
Tristán sale de mi bolsa y se apoya en su cabeza. Yo me río.

Entonces aparece Alehyss.

-AALLLLL- digo contento.- mira este es Runek. Lo conoci hace poco. ¿lo conocías tu?