Balcones

Vaya, parece que el tema de conversación ha funcionado. No se lo acaba de creer.

─Oh, es... Bueno, es pequeño pero... ¿está bien? ─Se atreve a mirarla de nuevo, solo un momentito─. Tiene... tiene vida. Y el mercado es... bueno, es los miércoles y los... ¿sábados? Creo que es los sábados... ¿O los domingos? Tendría... tendría que preguntar, siempre me confundo ─. Carraspea de nuevo.

Niega suavemente a la pregunta.

─No, o sea, sí, es decir... No... no lo hago como antes. No es... ya no es mi oficio. Era el... oficio familiar, pero aquí... aquí hemos venido a otra cosa, ¿n-no? E-es decir. Yo. Yo he venido a otra cosa ─. Titubea─. Pero... me gusta curtir. Todavía lo hago a veces. Piezas pequeñas, cosas, cosas que puedan ser útiles para... bueno, como guerrero. O arreglos o... Pero ahora es como un pasatiempo, no... No podría vender. Eso me ocuparía demasiado tiempo.

Kyoti niega de nuevo, con una leve sonrisa.

─No es molestia, no... no lo creo. Anna... le gusta mucho, siempre está... Bueno, propone encargos de todo tipo. Seguro que ─ríe suavemente─, seguro que si se lo mencionaras como a mí ya te estaría tomando medidas.

La chrysos es muy agradable, y también muy entusiasta con su vocación.

Llegué a preguntarme si en algún momento, con suficiente confianza en su interlocutor, aquel chico dejaría de tartamudear. Quizás tuviese un problema. Era un poco de mal gusto que pensase en aquello, pero no podía evitarlo.

-Me informaré al respecto. Supongo que será un buen modo de cambiar de aires. Al final estos muros se hacen un poco...

No encontraba la palabra, pero la palabra era simplemente aquella: muros. Estaba acostumbrada a vivir en tiendas, a salir a la calle y ver la arena, o la hierba de los oasis en los que nos acomodábamos habitualmente. Aquellos muros eran demasiado sólidos, demasiado reales. A veces sentía que se me caería encima el techo porque era imposible que aquella piedra aguantase su peso.

-¿Llevas mucho aquí? -pregunté entonces. Ya que llevaba tiempo sin curtir, quizás era bueno saber cuánto-. ¿Te costó mucho adaptarte?

La verdad es que el tema de la costurera me resultaba interesante en el fondo. Si de verdad era tan buena quizás pudiese ayudarme con algo que necesitaba: un traje nuevo para bailar. Pero esperaría a tener más confianza con ella para hacer una petición como aquella.

No me pasó desapercibida la risa de Kyoti, y alcé levemente las cejas. Demasiado cómplice.

-¿Sois muy amigos esa mujer y tú? Pareces conocerla bien...

Kyoti asiente, sin añadir nada. A él tampoco le sienta bien pasar mucho tiempo sin salir de Brontë.

Hace un cálculo mental, pero no le lleva a ningún resultado concreto.

─Llevo... pues... unos... unos años. No muchos ─contesta, sintiéndose mal por lo vago de su respuesta─.  Cuatro o... ¿así? ─se atreve a aventurar─. Cuando llegué era... bueno, era diciembre, y lo pasé muy mal. Un poco. Bastante. Al invierno siguiente, pues... ya sabía un poco mejor qué esperar y... poco a poco. Sí. Un poco sí, me costó, creo. Ahora lo llevo... mejor.

Kyoti sintió calor en la cara ante la nueva pregunta. Sobresaltado, volvió a mirar a Zaih'ra, pero en cuanto dio con sus ojos bajó la vista de nuevo, azorado.

─¿A-amigos...? Pues...

Kyoti no sabía si podía considerar que tenía amigos en Brontë. Compañeros, mucha gente que le caía bien, o que era amable, o con la que coincidía a veces. ¿Pero amigos? Sintió una leve desazón y un repentino nudo en el estómago. Quizás Jun y... Pero llevaba tanto tiempo fuera...

─N-no sé si amigos es... Bueno, Anna es amable, es... es agradable hablar con ella. Me... ¿me cae bien? Supongo. Pero amigos, pues... No se me da muy bien... bueno...

Realmente, era un poco triste, considerando que ya llevaba tanto en Brontë como para haber perdido la cuenta del tiempo.

Unos años. No muchos. Y acto seguido dijo una cifra que daba vértigo. Porque, claro... Yo había decidido irme de casa para no volver nunca, para no tener que mirar a Altan a los ojos nunca más. Pero "para siempre" parecía mucho más tiempo cuando se ponían datos concretos sobre la mesa. Y aquel tiempo parecía no ayudar a acostumbrarse.

La reacción de Kyoti a mi pregunta fue un poco la que esperaba, sobre todo teniendo en cuenta la tónica de toda la conversación. Pero no conseguí precisar si es que realmente la mujer le gustaba o que... le avergonzaba no tener amigos. Al fin y al cabo, cuatro años eran mucho tiempo.

Pero, bien pensado, no era imposible. Yo llevaba meses allí, y de no ser por Pris estaría sola. Que no es que no quisiese estar sola. Estaba sola porque quería.

-Eh...-. Lo miré de reojo, con el rostro orientando al frente. ¿Por qué me compadecía? Seguro que en el fondo, por tímido que pareciese, era tan monstruoso como Altan en el fondo-. ¿Quieres acompañarme al pueblo?-. Lo dije casi de forma reticente-. Mañana habrá mercado, ¿no? Eso has dicho. Si no llueve quizás me venga bien alguien que me ayude a llegar y a orientarme.

Le sorprende la propuesta. Tanto que la mira de hito en hito, preguntándose si de verdad se lo está ofreciendo o si le está gastando algún extraño tipo de broma. Aunque, en realidad, no parece muy dada a bromear. Qué confuso todo.

Se sonroja más, si cabe.

─S-si quieres... eh... No tengo... No había pensado en qué iba a hacer mañana. Creo ─cavila un momento─. Aunque si llueve es un poco... ¡Es decir! A mí... a mí no me importa... mucho. O sea, que si te apetece pues... ─Cállate. Cállate, idiota. Qué estás diciendo que no estás diciendo nada─. Puedo... puedo enseñártelo si quieres.

Me encogí de hombros, incómoda. Al final iba a parecer que él me estaba haciendo un favor a mí, o algo. Era una propuesta simple, un intento por mezclarme con aquellas personas, un puente tendido hacia él, que parecía necesitar amigos...

Carraspeé, intentando quitarme de la cabeza la incomodidad.

-Si llueve podemos ir otro día. Pero si no te importa "mucho", pero te importa un poco, no te preocupes. Puedo ir por mi cuenta -resolví, firme. No quería que pensase que necesitaba su compañía imperiosamente, porque no era así-. Ahora bien, si te apetece, estaría bien tener un guía.

No sabía si contarle aquello a Pris. La imaginaba sonriendo y felicitándome por haberme acercado a alguien y no quería tener aquella conversación.

Kyoti boquea como un pez un par de veces antes de ser capaz de articular palabra.

─N-no, no, no me importa nada ─aclara, hablando muy deprisa─. Iré. Sí. Cuando quieras.

Sonríe tímidamente, sin tener todavía muy claro cómo comportarse ante Zaih'ra. La flamma mantiene en todo momento la educación y ¿hasta parece que está siendo amigable? Pero hay una sombra en su tono, en sus palabras, en sus gestos, en su actitud, en toda ella, que destila una cierta agresividad con la que Kyoti no sabe muy bien qué hacer. Tampoco tiene del todo claro si ella es consciente de ese halo que la rodea.

Asiente suavemente, más para sí que para su interlocutora.

─¿N-nos vemos mañana, entonces? ─Quiere que sea una afirmación, pero le acaba saliendo más como una pregunta─. A ver si... bueno, si tenemos suerte con el día...

Sonríe de nuevo, atreviéndose a mirarla un momento, incluso.

─Creo que... eh, que debería irme ya. Se ha hecho un poco tarde. Pero. ¡Me alegro de conocerte!

Se despide torpemente antes de dar media vuelta y volver al interior del palacio, cavilando todavía sobre cómo sentirse.

*Se va*

Me despedí de él mientras se iba. No sabía si estaba huyendo o si era cierto que debía irse, pero no quise darle muchas vueltas. Quizás lo descubriría al día siguiente. Cuando no apareciese.

Me recodé de nuevo en la barandilla, resoplando. Al menos estaba sola y podía disfrutar de la paz y la tranquilidad que había ido buscando a los balcones. Aunque no me gustase la lluvia, lo cierto es que el sonido del agua en medio de la noche resultaba de lo más...

-Maldición.

No habíamos quedado a ninguna hora. Ni en ningún sitio. No conocía a sus horarios. Solo sabía que no era especialmente amigo de nadie, por lo que no tenía a quién preguntar.

Me asomé a la puerta, pero la espalda de Kyoti ya se había perdido en los pasillos. Tampoco iba a seguirlo, no estaba desesperada. Pero seguro que había dicho aquello por quedar bien. Sin duda al final se había ido por salir de aquella situación quedando bien.

Me llevé el pulgar a la boca y mordí la uña, repentinamente ansiosa. Necesitaba ir ya a las habitaciones, dormir me iría bien. Si encontraba a Pris, además, seguro que conseguía que me acompañase aquella noche. No solo me vendría bien para quitarme aquellos pensamientos de la cabeza, también hacía frío...

*se va*

Johan se recoda en los balcones, cotemplando los jardines con una sonrisa, llevandose el pitillo a la boca con aire solemne y una sonrisa. Pero no es un pitillo normal esa vez. Es uno de esos que le ayudan a relajarse.

La verdad es que con la nieve, y sobre todo desde las alturas, el paisaje se ve de lo más... Oscuro. No hay otra forma de verlo, realmente. Sería bonito a otra hora, pero en ese momento solamente es oscuro.

Toma una cerilla, la enciendo y enciendo con ella el pitillo. Es el momento idóneo para un poco de calma y contemplación.

*se queda*

Iba a salir a tomar el aire, antes de irme a descansar. Vi que había una persona en el balcón al que me dirigía, pero decidí que iba a salir de todos modos. Ya que estaba intentando ser más sociable, no veía por qué no iba a esforzarme cinco minutos, aunque fuese, por mezclarme un poco con la gente de por allí.

Era un chico de pelo largo y de color... azul. Aquello me recordó al piscis al que me había descrito Pris, el tal Johan. Y para colmo... Arrugué la nariz. Aquel olor era...

No. Me negaba a aquello.

Nada más cruzar la puerta entré dentro de nuevo. Quizás era mejor buscar un balcón distinto.

*se va*

A Johan le parece escuchar un sonido a su espalda, pero espera unos segundos a que, si alguien ha llegado, le diga algo. Y no pasa. Termina por mirar atrás extrañado, pero el pasillo está vacío, de modo que, tras encogerse de hombros, vuelve a mirar al frente y se termina tranquilamente su pitillo.

Quizás lo ha imaginado. O quizás ha sido el viento. O alguien del servicio ha pasado corriendo. Hay infinitas posibilidades y, sinceramente, se siente demasiado liviano como para que le importe.

Una vez ha terminado, con las manos en los bolsillos, entra de nuevo risueño, tarareando una cancioncilla inventada, en dirección al comedor. No le vendrá mal algo de comida antes de irse a dormir.

*se va*

Acompañas a Lea hasta los balcones. Dejas que te abra la puerta, así como te dejas acariciar por la fresca brisa del exterior. No puedes evitar el impulso de estirar un poco las alas y cerrar los ojos, dejando que el aire nocturno mese con suavidad tu cabello. No es que te disguste la fiesta en sí misma ni el gentío, ni mucho menos, pero no puedes negar que el espacio abierto te llama con fuerza.

Dejas la copa sobre la barandilla y pruebas la mousse, que, efectivamente, se deshace en tu boca con su textura cremosa y afrutada. Tendrás que felicitar a Kris cuando vuelvas a verla. Miras a Lea, que se ha apoyado en la barandilla, a tu lado, y le dedicas una sonrisa absolutamente encantadora.

─Parece que a más de uno le hacía falta una noche como esta, ¿no crees? ─comentas, con cierto deje divertido en la voz.

Nada más salir fuera, con la cabeza algo gacha, suspiré sonoramente, haciendo una mueca.

-Creo que he molestado a esa chica, a Zaih'ra, y ni siquiera sé que le he dicho... -murmuré. Entonces alcé la vista y me di cuenta de que Lea no estaba sola, y cambié mi gesto de pesar por una amplia sonrisa-. ¡Ah! Buenas noches, Curtis. Disculpa, no sabía que estabas fuera también. Si estáis hablando o algo puedo irme... Espectacular entrada la de antes, por cierto. ¿Estuvisteis practicando mucho para coordinaros?

Me fui a uno de los laterales y apoyé la cerveza en la barandilla, recodándome al lado de la jarra y probando finalmente aquella mousse. ¡Estaba deliciosa! Tenía que encontrar a Krista para decírselo.

-¿Cómo lleváis la noche?

Ni siquiera tuve tiempo de responder a Curtis antes de que una voz de sobra conocida se nos uniese. Miré a Rick con curiosidad, pero pronto quedó de manifiesto que no quería hablar de aquello en público. Zaih'ra. Aquella chica tan seria que me había encontrado en el prado. ¿A qué se refería con «molestado»?

Negué suavemente cuando nos ofreció intimidad; sinceramente, no tenía mucho que hablar con ella. Parecía que Rick le hablase con un poco más de confianza, aunque, por lo que sabía, tampoco era que tuviesen una relación muy estrecha.

─Con más calma que otra gente, por lo que me ha parecido ver ─respondí a la pregunta de Rick, con un deje divertido en la voz.

Apenas habéis salido cuando alguien os viene a la zaga y, aunque parece que inicialmente venía en pos de tu compañera, su atención no tarda en desviarse a ti. Naturalmente.

Le ofreces un amago de reverencia en agradecimiento por sus palabras.

─Oh, si ha sido pura improvisación ─explicas, con un deje divertido en la voz─. Cuando llevas la vida del escenario en las venas, hay ciertas cosas que ocurren de manera orgánica. Está siendo una noche encantadora.

Contigo allí, no puede ser de otra manera.

Reí al comentario de Lea. Lo cierto es que sí que había a más de uno que llevaba buen ritmo. Yo mismo iba por la segunda o tercera cerveza, pero no era lo mismo una cerveza que otro tipo de copa.

-Supongo que hay gente que lleva tiempo sin divertirse y quiere hacer un día lo que no han hecho en meses.

Di un trago a la cerveza en lo que Curtis se explicaba. Lo cierto es que siempre hablaba de que era una gran artista, pero nunca había dado un espectáculo. O, si lo había hecho, yo no me había enterado, ni tampoco había oído hablar de ello.

-Tienes que hacernos una representación un día, Curtis -se me ocurrió decirle-. ¿Cuál es tu especialidad? Yo me animo a ayudar en lo que sea.

Aquello podría ser divertido. Miré a Lea de reojo, dedicándole una sonrisa

Concedí con una leve inclinación de cabeza. Sería por la falta de oportunidades que daba Brontë, vaya. Que no estábamos allí para montar bailes, pero nadie nos impedía divertirnos. Si no se aprovechaba más el tiempo de ocio era cosa de cada cual. Di un sorbo a mi copa.

Sonreí discretamente a Rick, mirándolo de reojo. Sí, darle cuerda a Curtis era un plan impecable, qué podía salir mal. Era justo lo que hacía falta.

Extiendes ligeramente las alas, con una sonrisa coqueta pero recatada que mantiene el interés de tu público. Rick, por supuesto, quiere verte en plena acción. Niegas ligeramente, con aire modesto.

─¡Pero si ya estoy retirada del mundillo! ─explicas─. Claro que cuando una nace artista, nunca puede llegar a dejar atrás del todo esa vida. Es inevitable. Lo cierto es que siempre he tenido un carácter polifacético, pero no puedo negar que las acrobacias siempre me han gustado particularmente. Claro que quien quiere dedicarse a la vida del circo debe estar siempre dispuesta a dominar una variedad de números cuanto más amplia, mejor.

De eso sabías bien, claro. Terminas la mousse y vuelves a tu copa, pero niegas levemente.

─Son habilidades que también pueden aplicarse a Brontë, claro. Ah, pero creo que volveré dentro. Sería una pena no disfrutar de la oportunidad de un buen baile en una noche como esta.

No quieres decepcionar a quien siente tal furor que ha llegado a salir de la sala específicamente para hablarte, pero sabes que te debes a todos los asistentes por igual. Así pues, te despides y vuelves al núcleo de la fiesta.

*Entra*

De modo que dominaba todas las disciplinas, pero no pensaba enseñarnos ninguna. Aquello era, por lo menos, injusto. Pero simplemente la miré con una sonrisa, sin manifestar quejas al respecto. Me terminé la mousse antes de darme cuenta, mientras ella hablaba, y luego intervine.

-Si alguna vez te apetece hacer alguna acrobacia por los viejos tiempos, de todos modos, cuenta conmigo para hacer de público -me limité a decir, entretenido.

Desde luego, llevaba el arte en las venas. O al menos se movía como si lo hiciese. Y, suponía, que en cierto modo era voluntario. Para mi sorpresa, decidió entrar de nuevo. ¿Quizás sí había sido incómodo para ella que me uniese a la conversación? Después de lo de Zaih'ra, me creía que llevase toda la noche siendo un inoportuno.

-Disfruta del baile, entonces.

Lo cierto era que aquello de un baile sonaba bien. Miré a Lea de reojo en lo que bebía un trago de cerveza. No tenía claro que ella fuese a querer bailar, pero quizás intentase introducir el tema luego. Me puse a su lado, aprovechando que estábamos solos. Sonreí, divertido.

-Buenas noches, guerrera desconocida -dije con tono sugerente-. ¿Estás sola por aquí? ¿Quieres compañía? Porque si no la quieres-. Alcé las cejas un par de veces-, podría marcharme.

Así que con artista se refería a circense. La verdad era que siempre hablaba de ello en términos tan abstractos que parecía que no fuese cierto, o algo así. Claro que no sería yo quien pusiese en duda su palabra. Me dediqué a dejar que Rick se encargase de darle conversación, poco interesada en sus delirios de grandeza, pero por lo visto ella tampoco pensaba quedarse mucho más. La despedí con cierto alivio, la verdad.

En la tranquilidad de la noche, Rick se acercó adonde yo estaba, y me apoyé ligeramente contra él, poniendo los ojos en blanco. Le di un codazo suave.

─Te sorprenderá saber que he invitado a ni más ni menos que tres personas a acompañarme aquí y mi idea ha sido un absoluto fracaso ─respondí─. Tenía la vaga esperanza de que alguien me sacase a bailar en algún momento de la noche, pero dada mi experiencia social hasta el momento, creo que debería rebajar mis expectativas.

Di un pequeño sorbo a mi copa, desviando la vista inocentemente.

Entonces recuperé algo de mi seriedad para mirarlo, curiosa.

─¿Qué decías que ha pasado antes? Parecías algo preocupado, incluso.

Di otro trago de cerveza y luego se la ofrecí, por si le apetecía probarla.

-¿A tres personas? Pues no saben lo que se pierden, si no han venido-. Y no solamente la increíble compañía de Lea. Un par de minutos fuera habían bastado paraque me diese cuenta del calor que hacía dentro de aquel lugar.

Enseguida sonreí. ¿Entonces ella también quería bailar. Apartando la vista como ella, pero en la dirección contraria, dibujé una sonrisa tímida, sin poder ocultar cierto tono de broma.

-Justamente estaba esperando que alguien me invitase también, qué coincidencia...-. Terminé por caer. No podía aguantar aquello, en un concurso de hacerme el duro yo perdía aunque fuese el único participante-. ¿Puedo sacarte a bailar? ¿Puedo?

El tema de Zaih'ra volvió a la conversación y, aunque me puse algo más serio, no perdí la sonrisa. Me encogí de hombros.

-Creo que dije algo que la molestó o así. Parecía estarme increpando que hubiese dado alcohol a su hermana, que hubiese comprado alcohol para la fiesta y así... Supongo que fue un malentendido, pero preferí irme para que no se siguiese enfadando. Ya le pediré disculpas otro día, no me parecía el momento.

Negué al ofrecimiento de Rick, señalando mi propia copa. Aunque quizás debería servirme un poco de cerveza también. Ya que se había molestado en abastecer a todo el palacio...

Sonreí, pero ni siquiera tuve tiempo de seguirle la broma antes de que él mismo se volviese a pedírmelo. Me reí y le di un beso suave en los labios.

─Puedes. ¿Pero dentro de un rato? Que quiero disfrutar un poco más del aire.

Torcí un poco el gesto. No sabía cuál era la versión completa de la historia, pero si Rick había entendido la cuestión, sonaba un poco moralista de más para una fiesta. Que a mí también me parecía bastante fuera de lugar que Rick se encargase de pagarle el alcohol a todo el mundo, pero sospechaba que por otros motivos.

─Solo he hablado con ella una vez, no la conozco mucho. Pero sí me dio un poco la sensación de... No sé, como de una cierta indignación, o como si se sintiera violenta ─. Me encogí de hombros─. Aunque en mi caso estoy bastante segura de que no era por nada que yo hubiera dicho.

A saber.

Victoria conseguida, con beso incluído. Aunque lo de tomar el aire un poco más no me parecía en absoluto indeseable, por lo que concedí con un sonido de asentimiento. ¿Me estaría haciendo viejo?

-Yo creo que ella parecía enfadada desde el principio -reconocí-. Lo primero que hizo fue molestarse porque su hermana tenía champán, pero luego cargó contra mí...-. Me alarmé de pronto-. ¡Espero que no pensase que quería aprovecharme de ella! ¡Mithos! Jamás haría algo como eso... Pero...

Solo de pensar en que podía haber dado aquella imagen, palidecía. Priscilla era una joven encantadora. Una JOVEN encantadora. Jamás se me hubiese ocurrido... Mithos. No. NO.

Iba a continuar con aquella sensación de espanto mental, pero se abrió la puerta a nuestras espaldas y salió Anna con una copa en la mano y las mejillas ardiendo. Le dediqué mi mejor sonrisa.

-¡Anna! ¡Buenas noches de nuevo! Curtis acaba de marcharse, quería ir a bailar-. No sabía si parecía desanimada o era otra cosa. Miré a Lea con curiosidad, pero luego a la chrysos de nuevo-. Lo cierto es que salir de ahí y respirar algo de aire fresco es un alivio-. Dudé un momento. A lo mejor era solo cosa del calor, pero parecía afectada, también. Quizás era el alcohol, no sería raro tampoco. Por si acaso, decidí preguntar-. ¿Todo bien?

Le froté un poco el brazo.

─Ya lo hablarás con ella con calma ─le dije─. Aunque cuanto menos insistas en las pocas intenciones que tenías de hacerle nada a su hermana más probable será que se lo crea, me parece.

No tuve tiempo de añadir nada más antes de que Anna se nos uniera. Vaya, prácticamente me había olvidado. Aunque, por su aspecto, seguía necesitando un respiro al aire libre.

─No te preocupes ─negué con una sonrisa. Sí, definitivamente necesitaba que le diera un poco el aire─. Descansa un poco. ¿Quieres que te traiga algo de agua o así?

Un poco pronto para empezar con los bajones de la fiesta, ¿o ya era tan tarde?