Bosque

El líder se vio satisfecho con la respuesta del muchacho. No porque reportase lo que había pedido, sino por todo lo contrario. Quería huír y eso resultaba realmente interesante.

-Si ese es tu deseo entonces no veo demasiado problema. Solo espero que comprendas que no puedo dejarte rondando libremente por estos bosque. ¿Dónde quedaría mi responsabilidad? Podrás pasar la noche cubierto por una pequeña escolta. Velarán para que este bosque traicionero no te juegue ninguna mala pasada -. Indicó manteniendo su sonrisa.

Se comunicó con Barthemius de la secreta forma que solía y le indicó que trajese a dos escoltas mas bien flacos y poco diestros. No es que viese en el aether a un mal rival, pero mejor era no correr riesgos.

- Estos dos hombres se ocuparán de velarte la noche. Espero que encuentres comodidad en estas tierras -. Indicó haciendo una pequeña reverencia. -Buen viaje.- amplió ligeramente la sonrisa para luego perderse entre los árboles.

La escolta se quedó cercana al mucahcho, peinando la zona mientras brillaban -ambos eran chrysos-. La intención no era ni mucho menos pensar en retener al joven, sino en ver cuándo y como se iba y, siempre que tuviese pensado deshacerse de la vigilancia, era menos engorroso que esta fuese más bien baja para que acabase rápido.
La verdadera gracia sería estar presente y no quitar ojo de aquel pájaro de mal aguero.

*se pierde entre los árboles*

FdR: Si fuese una persona normal se iría, Aren es capaz de pasar semanas como una roca mirando cosas raras DX hate him...

Como había establecido, el joven partió al alba del bosque sin molestarse en entrar en algarabías con la guardia o tratar de marcharse en medio de la noche. La paciencia era una buena virtus.

El líder Darvenwish remató su paseo nocturno -que había rematado en uno mañanero- y dio órdenes a los inútiles de la guardia para que se retirasen.

Algo aburrido y entumecido decidió marchar del lugar.

*se va*

El bosque estaba muy tranquilo, y era agradable pasear en aquellas condiciones. Aunque había una cierta humedad, unos tímidos rayos de sol se colaban por entre el follaje y me acariciaban sutilmente la piel al pasar, como una cálida caricia, para desvanecerse su débil calor al siguiente paso. Los pájaros silbaban desde puntos que mi vista no alcanzaba, a pesar de que caminaba pendiente de ver alguno por encima de mi cabeza. Hacía un tiempo fantástico, y eso se reflejaba en mi humor.

*Se va*

Llegué al bosque con Arpa y mis flechas. Llevaba la grasa que me había dado mi padre en mi mano derecha.

Hoy era un día soleado, la verdad es que el sol era agradable, a pesar de que no hacía calor. Me senté en la sobre de un árbol, descolgué mi arco y le quité la cuerda. Estuve alerta por si alguien me atacaba, ya que siempre me sentía insegura cuando engrasaba a Arpa. Abrí las pieles que contenían la grasa ólida y empecé a deslizarla con cuidado sobre la madera pulida.

Cuando acabé, di un par de pasos hacia la zona donde el sol daba sobre la hierba y apoyé el arco suavemente. Me senté al lado esperando a que secara.
El sol era realmente agradable, así que estiré mis alas y dejé que el sol calentara un poquito mis blancas y recién limpias plumas.

*espera a que seque*

Finalmente, después de un cuarto de hora más o menos, alargué el brazo y toqué a Arpa, estaba completamente lista. Sonreí al ver el brillo que tenía y como reflejaba el Sol. Saqué la cuerda nueva que había metido previamente en mi carcaj y se la coloqué. Una vez estuvo tan tensa que al tocarla hizo un sonido grave, me levanté y me fui satisfecha por mi trabajo.

*Se va*

Llegué al bosque. Hacía mucho tiempo que no me paseaba por aquel paraje. Había bastante nieve y Tristán volaba animado, en silencio, acompañándome en mis pasos que, bajo la nieve, hacían crispar el suelo con sonidos secos.

Suspiré. Tendría que jorobar a Hewina... sino Alexander me haría daño a mí. No me quedaba otra. En estos momentos uno echa de menos a Heylel, el siempre me daba consejos, pero hacía mucho que se había ido y bueno... ver su cama vacía todas las noches me entristece. Es mi mejor amigo y... bueno, me preocupa lo que le pueda pasar.

Me agaché para coger una piña del suelo y tirarla con fuerza contra un árbol.

Me quedé en silencio, escuchando el sueño del bosque, ahora blanco. Apreté los puños con fuerza, últimamente estaba siempre solo... no sabía que hacer ni nada, era uno de esos días depres que se tienen de vez en cuando.

Vi hacia el nublado cielo... pronto volvería a nevar, por lo que decidí volver a palacio.

Tristán volaba a mi lado, persiguiendo a algún que otro mosquito en el aire, intentando calcinarlo.
Por fin volví a tener al flamante palacio a la vista. Mi hogar. Suspiré de nuevo. ¿Cuando se celebraría el torneo? eso me daría la posibilidad de encontrarme con toda la gente del palacio y bueno, así podré ver a gente nueva y todo eso...

*se va*

El bosque me ofrece lo que necesito. Sigilo, rapidez y sombras. Corro por el bosque, hasta el punto acordado. Voy aún un poco doblegado ante las heridas de mi espalda y el bastón se me enreda entre las zarzas, por lo que en ocasiones, me abro paso con silenciosos y mortíferos hechizos, para tener el camino despejado.

Llego a lo más profundo del bosque. Ya han llegado.
Son dos hombres.

Spoiler:

Tengo un vago recuerdo de ellos, pero ni si quera sé sus nombres. Simplemente he recibido la carta en la que me citaban.

-Al final hasss venido- dice el de la derecha voz siseante y aguda. - Bien, bien... 43 essstá realmente enfadado... pero al fin, ssssabe donde te sssscnondes. - marca in extremis las eses y es bastante desquiciente, ya que a veces, dice un cúmulo de palabras rápidas y sin embargo, para otras palabras, tarda varios segundos.

Tenso los músculos. Mierda.

-Clara no tenía nada que ver con esto. Nunca debisteis matarla.- les escupo sin importarme mucho el resultado. Es una espina que llevo tiempo queriéndome quitar.

-¿Clara? sssi... me acuerdo de ella..... una pena de ojos, puesss eran muy bonitossss, aunque sssse los llenasssse de lefa cuando me corrí encima- entonces rió.

Conjuro un Âchnam sin pensarlo para volarle la cabeza a este cabrón, pero una enorme bola de fuego, tan grande como mi propio hechizo, explota delante.

-Tranquilo, Price... tranquilo- el segundo hombre, el de la izquierda, que hasta ahora ha permanecido callado.-tssss- dice haciendo un gesto con su dedo indice delante de su boca.-calla...

Son dos contra uno... y no estoy del todo recuperado. No puedo ni debo hacerles frente.

-¿Para qué querías verme? Matadme de una vez, joder.- digo rabioso.

Entonces ambos ríen. -No vamossss a matarte... no por ahora. Debessss mucho dinero todavía y ese palacio en el que vivesss a cuerpo de rey parece essstar lleno de riquezas... aportanossss el equivalente a tu deuda o déjanossss entrar.

-Ni hablar. No os permitiré entrar en Brontë y tampoco voy a robar para saciar una deuda cometida hace tiempo. ¿o habéis tenido suficiente con matar a Volto y a Clara? Sois basura. - me meto una mano en el bolsillo y saco un fajo de billetes.- tomad. - digo lanzándoselo a la mano del que siseaba.- es todo lo que tengo ahora. Dadme tiempo. No puedo conseguir tal cantidad en tan poco tiempo.

-Has tenido suficiente Price. La próxima vez no tendremos tanta compasión... no sé que dirá 43 de todo esto.

Entonces ambos se pierden en las profundidades de la noche, con un silencio sepulcral

Yo suspiro y golpeo con mi bastón el tronco de un árbol, partiéndolo por el medio, quedándme sin un punto de apoyo en el que descansar mi maltrecho cuerpo, por lo que me voy furioso y dolorido de nuevo al palacio.

*se va*

Paseaba por el bosque, con pasos cortos y con las manos en los bolsillos. Había decidido aprovechar que había dejado de llover para salir a los exteriores. No le gustaba estar encerrado en el Palacio y, como hacia mucho que no se pasaba por el bosque, pensó que no estaría mal pasear por el terreno.

Suspiró y esbozó una corta sonrisa. Desde hacia un par de días, estaba de un humor excepcional. De hecho, su humor era tal que no le importaría dejar de lado su arrogancia (y los motivos que lo habían arrastrado a Brontë) para entablar una conversación amistosa con alguien.

*se queda paseando*

Fdr. 1313 está feliz, huuuh

Ya había hecho prácticamente todo lo planeado para hoy y por ello estaba satisfecha, así que me fui al bosque a esperar a que saliera la luna.

Iba caminando lentamente, sin prisas, cuando vi una persona a unos metros de mi. Tenía el pelo de un color... raro. fruncí el ceño y me pregunté cómo habría conseguido ese color tan excepcional.

*Se queda mirándolo fijamente*

Cuando se dio la vuelta para explorar otra zona del bosque, sus ojos (que estaban ligeramente iluminados) se encontraron con una figura que no había visto al pasar por aquella zona del bosque. Entrecerró los ojos y escudriñó la silueta.

Ladeó la cabeza hacia la izquierda. No era sólo que no la había visto antes en el bosque, sino que tampoco la había visto previamente en el Palacio. Y es que la figura que acababa de aparecer resultó ser una aether completamente desconocida para el chrysos, que no tardó en preguntarse quién sería.

Con esa duda en mente, se acercó a la chica, dando un par de zancadas, y le sonrió.

—Buenas noches...

El chico comenzó a acercarse a mí y eso me sacó de mi estado de ensimismamiento. Acerqué mi mano izquierda a Arpa dispuesta a cogerla cuando me acordé del comportamiento precipitado que había tenido el otro día con las dos jóvenes que charlaban en el jardín del castillo y dejé la mano a dos centímetros de la pulida madera de mi arco; sin embargo, no la alejé.

Me saludó con una sonrisa y yo respondí igualmente.- Buenas noches...- Le dije. Me fijé entonces en sus manos dentro de los bolsillos, tenía una actitud relajada y pensé que en caso de que tuviera un arma, en el tiempo en que la sacara me daría tiempo de coger mi arco ya que yo era una aether y todo indicaba que el chico que tenía en frente no.

Así que, un poco más relajada, empecé una conversación.- Creo que no nos conocemos...- Esbocé una sonrisa.- Me llamo Thamerlein, Thamerlein Naëgling.- Y en cualquier otra situación posiblemente le hubiera tendido la mano, pero eso habría limitado mi rapidez de reacción en caso de que ocurriera lo peor.

Mientras avanzaba hacia ella, se fijó en cómo la aether acercaba su mano hacia su arco (que, sin duda, debía ser su arma) y en cómo la detenía a escasos centímetros de este. Sin embargo, no mencionó nada al respecto y no varió su expresión: siguió sonriendo, como si la actitud de alerta de la chica se le hubiese pasado por alto.

Cuando la desconocida se presentó, el chrysos sacó su mano izquierda del bolsillo y se la tendió. Luego ensanchó la sonrisa.

—No, no nos conocemos. — Dejó escapar una suave risa —. Lyam. Encantado.

Ladeó la cabeza hacia la derecha. ¿Cuánto tiempo llevaría en Palacio? ¿Cuáles habrían sido sus motivos para ir? ¿Cuál sería su historia? ¿A cuánta gente conocía ya? ¿Cómo era su vida antes de ir a Brontë? Pese a que había dicho que no le importaría olvidarse de su trabajo para mantener una conversación cordial, no pudo evitar que aquellas preguntas se formasen en su mente. No en vano, la aether no era alguien a quien ya conociese. No era alguien del que ya tuviese algún dato (aunque este fuera, en cierto modo, irrelevante). No. La aether era una desconocida, una persona de la que no sabía nada. Y, por tanto, era una persona a la que tenía que estudiar.

Asentí cuando dijo su nombre, Lyam... Entonces me tendió la mano izquierda. Iba a estrechársela cuando me di cuenta de que era la izquierda. La izquierda; y mi mano izquierda estaba al lado de mi arco.- No, lo lógico sería dar la derecha...-Pensé y miré su mano derecha de reojo, todavía seguía en su bolsillo.- Por qué no la derecha?- Miré el bolsillo, la verdad es que no parecía que guardara algo dentro, pero nunca se sabía... Volví a fijar mi mirada en la mano que me tendía, la izquierda.- Mierda...- Por un momento se me pasó por la mente la estúpida idea de que fuera zurdo y no se hubiera dado cuenta de que lo normal es dar la mano derecha.- No, es imposible...- Tragué saliva. Que podía hacer? Darle la mano y arriesgarme a perder la vida o no hacerlo y arriesgarme a que em cogiera manía y en cualquier momento me diera una puñalada por la espalda?
Tensé las alas y apreté los dientes.- A veces hay que arriesgarse Tham...- Me vinieron a la mente esas palabras. Asentí para mí misma recordando aquella conversación en ventus y con un rápido movimiento, antes de que pudiera arrepentirme, le estreché la mano Lyam, quizás un pelín más fuerte de lo debido, pero no a propósito.

Mientras esperaba a que la chica le estrechase la mano (si es que tenía interés en hacerlo), observó sus reacciones con curiosidad. Se fijó en el movimiento de sus pupilas, que viajaban de un lado a otro, en cómo tensaba las alas, en cómo apretaba la mandíbula... Y, evidentemente, se percató del tiempo en que tardó en darle la mano, y en la fuerza que aplicó cuando lo hizo. El sumatorio de aquellos detalles, unido al hecho de que hubiese acercado su mano a su arma cuando él se había acercado, le dejaban entrever que la chica estaba alerta, expectante y (o) preocupada (o nerviosa) por algo. El chrysos torció una sonrisa. ¿Estaría siempre así? ¿O estaba aparentemente tan alerta porque no lo conocía? ¿O el motivo de su comportamiento se debía a que le había obligado a apartar la mano de su arma?

Guardó su mano izquierda en el bolsillo y suspiró. Luego ensanchó la sonrisa.

—Y... Bueno... ¿Qué tal? — inquirió, con los ojos clavados en los de la chica —. ¿Qué tal tu estancia en Palacio? ¿Llevas mucho tiempo aquí?

Cuando guardó la mano izquierda en su bolsillo sin intentar atacarme relajé las alas, dejé de apretar la mandíbula y suspiré un tanto aliviada y mis labios se levantaron en una pequeña sonrisa divertida cuando me di cuenta de que el chico también había suspirado a la vez que yo.

Entonces empezó a hablarme como si me conociera de toda la vida. Podía ser una táctica para distraerme, pero de ser eso cierto, no era lógico que antes no hubiera siquiera dado indicios de un ataque; así que deseché esos pensamientos al momento y le seguí la corriente e intenté disfrutar.- Todo lo bien que se puede estar en un ejército...- Volví a mostrar la anterior pequeña sonrisa divertida por sus pregunta.- Y me parece que eso responde a las dos primeras preguntas. Respecto al tiempo...- Me tomé la libertad de echarle una pequeña mirada el cielo.- Llevo aquí... unas cuantas lunas- Volví a mirarlo a los ojos.- Aunque no estoy segura de si es mucho o poco...- Cambié el peso de un pie a otro.- Esto parece un interrogatorio, pero empezaste tú asi que supongo que puedo preguntarte lo mismo.- Le dije poniendo mi mano derecha en mi cintura.

Escuchó en silencio las palabras de la chica, sin dejar de mirarla. Parecía más relajada que antes (al menos ahora sonreía y hablaba) y, por lo que decía, debía llevar ya algún tiempo en Palacio (aunque no había especificado cuánto).

—Interesante — dijo, cuando la chica terminó su discurso. Luego suspiró y esbozó una amplia sonrisa —. Respondiendo a tus preguntas, me encuentro bien. Mi estancia en Palacio, salvando algún que otro problema, está siendo bastante agradable e interesante, así que no tengo motivos para estar de mal humor. O, al menos, no los tengo esta semana. — Ensanchó la sonrisa, inyectándole un deje jocoso —. Y en cuanto al tiempo... — Frunció ligeramente el ceño, sin variar la curvatura de sus labios. Tras unos segundos en silencio, respondió —: pues llevo desde principios de octubre, si no recuerdo mal. — Clavó sus ojos en los de la chica. Rió —. No sé si, en comparación con el resto, es mucho o poco, aunque casi diría que sí.

Se encogió de hombros y suspiró.

Fdr. 1313 tiene una semana feliz... 1313 xDDDDDDDD
(me encanta reírme de él lol)

Me pregunté por qué esa semana estaba contento, pero no me pareció lo más apropiado teniendo en cuenta que era la primera vez que intercambiaba unas palabras con él así que simplemente lo pasé por alto.- Al menos comparado conmigo es mucho...- Le dije afirmando su teoría.- Y conoces a mucha gente?- Le pregunté un poco curiosa, la verdad es que yo no había establecido conversacioón con muchas personas en el castillo, aunque posiblemente se debiera a que estábamos ahí para entrenarnos, y me preguntaba si él tampoco. -Es que yo no veo a muchas personas por el castillo...- Le dije como intentando exculparme por la pregunta un tanto personal.- Y a ver... se que la gente se está preparando por lo que sea que se nos viene encima y todo eso... Y si le sumamos que deben de estar entrenando muy duro para el torneo que se va a celebrar...- Me llevé la mano derecha al mentón casi olvidando que estaba hablando con alguien.- Pero aún así no es lógico, porque aunque el castillo sea grande debería de haber más personas....- Fui bajando el tono de voz sin percatarme hasta que acabé murmurando lo último.

Escuchó las palabras de la aether con la curiosidad reflejada en la cara. Al parecer, llevaba menos tiempo en Palacio que él y no se había encontrado con mucha gente (o, al menos, eso había dicho). El chrysos pensó que, muy probablemente, aquel fuese el motivo por el que ni la había visto antes ni había escuchado su nombre.

Se pasó una mano por el cuello, al tiempo que fruncía ligeramente el ceño.

—Bueno, yo creo que sí. — Sonrió —. A ver, aparte de a ti, conozco a Hewina, a Silvanus, a Rick, a Alexander, a Heylel, a Summer, a Runek, a Massen Dew, a Cero, a Bocanegra, a Adela, al líder caeruleus, al líder parvus... — Ensanchó la sonrisa —. Y a Alehyss Lester. — Miró a la chica de reojo—. ¿Tú los conoces? ¿O conoces a alguien que no haya nombrado? — Alzó ambas cejas y torció una sonrisa —. Porque, imagino, habrá más gente en Palacio, ¿no?

Fdr. sutiles separaciones de nombres <.<
btw, como esto se supone que ha pasado después de la misión, conoce a cero y a bocanegra xDU (digo yo)

Empezó a decir nombres y nombres. Sonreí cuando mencionó a Hewi y al pececillo, pero la sonrisa se borró cuando nombró a Alexander, luego fruncí el ceño cuando dijo el nombre de Runek y alterné pequeñas sonrisas ante los nombres de Massen y Adela - La gente debe evitarme o algo...- Murmuré entre apenada y sorprendida. No se me pasó por alto la sonrisa que mostró ante el nombre de Alehyss y me pregunté si tendría algo que ver con que estuviera contento. Volví a hacer caso omiso de ese pensamiento en cuanto me preguntó.- A alguno que otro sí que lo conozco.- Le dije con una pequeña sonrisa.- Pero otros no me suenan de nada...- Escuché su siguiente pregunta.- Pues...- Pensé en la gente que había mencionado, pero eran tantas que no me acordaba de la mayoría... aunque me pareció que decía que conocía a dos líderes. Pensé en Timber y la joven Jill y respondí un poco más entusiasma ya que conozcía a lguien que aquel chico no- Al líder Ventus y a la crysos sí que los conozco.- sonreí.

La noche se había abierto paso durante nuestra conversación. Levanté la vista y vi la luna que brillaba en el cielo. Sonreí sin darme cuenta ante la imagen y entonces me percaté de lo tarde que era.- Debería irme, el torneo está a la vuelta de la esquina y hay que prepararse.- Le dije a Lyam posando la vista en el.- Me alegro de haber mantenido esta conversación contigo Lyam.- Le dije y finalmente separé mi mano izquierda del arco (no creía que hubiera peligro).- Espero que nos volvamos a ver.- Le sonreí amablemente y me fui.

*Se va*

Sonrió.

—No creo que te ignoren. — Ensanchó la sonrisa —. Lo que pasa es que seguro que yo entreno menos que tú y todas esas cosas. Y así es más fácil encontrarme.

Desvió la vista hacia el cielo y esperó la respuesta de la aether. Cuando esta llegó, miró de reojo a su compañera y alzó ambas cejas. Había conocido al líder de Ventus (¿quién sería?) y a la líder de Fulmen. El chrysos se preguntó cómo serían. ¿Tendrían algo que ver con el líder caeruleus y el líder parvus a la hora de actuar? También se preguntó si la aether no habría dicho más nombres porque no conocía a ningún alumno más o por si no quería decírselo. Sin embargo, al ver cómo esta comenzaba a despedirse, decidió dejar pasar el tema. Esbozó una amplia sonrisa y asintió con la cabeza.

—Lo mismo digo, Thamerlein — dijo, sonriente —. A ver si nos vemos otro día...

Por el rabillo del ojo vio cómo la chica apartaba, de una vez por todas, su mano del arco. Torció entonces la sonrisa y rió entre dientes, mientras observaba cómo la aether salía de su campo de visión. Luego suspiró, estiró los brazos y rehízo el camino en dirección a Palacio, todavía pensando en la aether y en su peculiar estado de alerta.

*se va*

Estoy en el bosque, sentada contra un árbol con los ojos cerrados y mi morral de cuero colgado al hombro. Dentro está el cuaderno que hace nada recuperé de manos de Jager.

Estoy cansada. No he dicho a nadie que abandonaba el Palacio unos días y ahora si surge alguna pregunta de curiosos necesitaré excusas válidas, por lo que mientras reposo del largo viaje pienso en qué decir a los que husmeen y pongo mis pensamientos en orden.

*se queda descansando*

Tal y como le dijo a Sylvanus que haría, Rais estaba dando un paseo por el bosque, sin pensar en nada, solamente aclarando un poco sus ideas. Continuaba envuelto en la capa negra y con la capucha y el embozo cubriéndole el rostro, de modo que sólo eran visibles en el las manos escamosas y las dos rendijas rojas que constituían sus ojos.

Pasado un rato se acercó a uno de los árboles y se recostó contra él, tras eso cerró los ojos y se llevó las yemas de los dedos a las sienes, que comenzó a masajear suavemente, tratando de mantener la mente libre de los recuerdos que una y otra vez se colaban entre sus pensamientos con violencia, perturbándole.

El crujir de algunas hojas me pone alerta. Abro los ojos con velocidad, llevando una mano a mi morral y buscando el sonido del mismo. No obstante, no puedo verlo desde mi posición.

Me pongo en pie con cuidado, desplazándome por el suelo despacio, sigilosamente, me muevo entre los árboles. Lo más probable es que sea un alumno, pero si Jager consigue colarse aquí no hay nada que me diga que no me han seguido.

Al final lo veo, tocándose las sienes como si le doliera la cabeza. No lo conozco, y desde la distancia a la que me encuentro no puedo determinar su raza, solo que es varón.

Frunzo el ceño. No tiene pinta de encantadora señorita. Lo miro en silencio unos segundos, pero mi trabajo es mi trabajo.

Piso una rama que hay al lado de mi pie, escuchando el crujido que hace al romperse.

Miro al desconocido.

En el momento en que escuchó el crujir de las ramas dejó de frotarse las sientes y abrió más los ojos, observando a quienquiera que hubiese hecho el ruido.

Una chica, Chrysos, habida cuenta sus ojos opacos, mirándole en evidente tensión. Hizo una mueca de fastidio y hastío mientras se quedaba quieto sin dejar de mirarla y habló:


-En nombre de todo lo que es sagrado en este mundo, ¿Qué diablos pasa con la gente de este Palacio? Tenéis todos los nervios a flor de piel, es verdaderamente estresante. Uno no puede pasear tranquilamente sin que alguien desconfíe de él, sospechando que le va a saltar encima en cualquier momento... -negó con la cabeza con desaprobación, últimamente lo hacía mucho.

Rais extendió uno de sus brazos hacia atrás y apoyándose en el tronco del árbol se puso en pie lentamente, sin dejar de mirar a la desconocida.

Aunque creo estar preparada para su respuesta, lo que me dice me hace fruncir el ceño algo confusa. Su respuesta parece... Parece la que daría yo tras haberme encontrado con Rick Dehnel más de lo que pudiera soportar.

- Disculpa -murmuro con sequedad-. No pretendo saltarte encima. Simplemente me preguntaba quién eras.

Relajo un poco la tensión de los hombros. Por ahora no parece interesado en atacarme. Si lo hiciera, me daría tiempo a reaccionar, pero si me mantengo tan tensa puedo levantar sospechas innecesarias.

Es difícil precisar su raza. A esta distancia no puedo diferenciar bien a un flamma de un piscis, pues los rasgos de estos se camuflan más fácilmente.

- Soy Alehyss Lester -añado, mirándolo con curioso interés.