Taberna.

El sombrero envejecido de alas anchas me cubría el rostro casi por completo, ocultando su suciedad; la raída capa color arena tapaba todo lo demás. Tan solo notaba la dureza de las pocas monedas que tenía en el bolsillo y mis cansados ojos perdidos en el brebaje que me había permitido aquel día, como recuerdo de tiempos mejores.

A mi lado se tambaleaba un borracho que pedía una y otra vez que le siguieran rellenando el vaso mientras gemía palabras que no lograba entender.

-¿Mal de amores? -pregunté, y sentí mi voz áspera.

Él murmuró algo que no logré entender, así que lo dejé estar. Apuré mi vaso, deposité dolorosamente una roñosa moneda sobre la barra, consciente de la mirada de desconfianza que me había dedicado la mujer de la barra desde mi llegada y me levanté.

-Buenas noches... -dije tras ponerme en pie.

Abandoné aquel lugar perdiéndome de nuevo en el frío. Telma me esperaba fuera.

*se van*

FdR- He tenido la decencia de cambiar su nombre XD

Llegamos a la taberna y, con felicidad, nos sentamos en una mesa. Un camarero nos atiende de mil maravillas. -Queremos... Yo quiero una cerveza, ¿y tú?- la miro sonriente.

Una vez hemos pedido, nos quedamos charlando en la mesa.
-Esta taberna parece agradable- digo con la cabeza apoyada en mis manos y los codos en la mesa.- No es la primera vez que vengo, pero es la primera vez que lo hago en compañía.

Entonces el camarero nos trae lo que habíamos pedido. -¡Ah! Muchas gracias- digo echándome la mano al bolsillo.- A esta invito yo- digo muy contenta. - Bueno, cuéntame: ¿Llevas mucho por palacio? ¿Has hecho algo... interesante? No sé... ¿Tienes algún novio en Brontë? Cuéntame algo, anda- digo llevándome la jarra a la boca durante largo tiempo.

Llegamos a un lugar extraño, parecía una taberna. Nos sentamos en unas de las mesas en la que nos atendió un camarero. Nagore había pedido realmente una cerveza, la miré, sonreí, y miré hacia el camarero.

- ¿Podría tomar una...? - Me quedé pensativa, no sabía lo que me apetecía tomar -. Un té de crisantemo, por favor - Pedí educadamente.

Una vez el camarero tomó nota de nuestro pedido, volví a dirigir mi mirada y sonrisa hacia Nagore.

- Nunca había estado en un sitio tan... peculiar - comenté con sorpresa en mi voz, aunque no en mi cara.

Nuestras bebidas llegaron, más rápido de lo que pensaba, y dimos las gracias al camarero. Nagore volvió a hacerme más preguntas.También volví a reírme.

- Pues... Ya llevo mucho... Más de un año - respondí pensativa, mirando hacia el techo -. Y no... No he tenido la oportunidad de conocer a muchos... - me sonrojé y solté una risilla - hombres.

Dirigí mi mirada hacia su jarra de cerveza. El desagradable olor me llegaba desde mi sitio. Entonces la volví a mirar a los ojos. Sonreí.

*Rol pausado*

Me reí con la mano en la boca al escuchar su petición. Aquella taberna no era muy fina y se me hacía raro que pidiera aquella cosa tan rara. A mí también me gustaban las infusiones, pero de vez en cuando, las cervezas, sumadas al ambiente de la taberna eran lo más acertado.

-Pues es un lugar agradable para venir para cambiar de aires, sobre todo si llevas mucho en el palacio. - comento, contenta.

-Bua, tía, pues tienes que conocer a algunos que conozco yo. Ah, tienes que concer a Massen también, si es que no la conoces todavía. - hablo contenta- Aunque no lo parezca, hay buenos partidos en Brontë- río.

Estuvimos entretenidas un par de horas, conociéndonos un poco y aunando lazos. Es una chica muy maja que no para de sonreír amablemente. Además es parvus y eso facilitaba las cosas, pues podíamos hablar de donde vivíamos y esas cosas. Era una chica preciosamente dulce.

Sin embargo, la noche se estaba cerrando demasiado y al final decidimos que ya era hora de irnos, por lo que la cogí de la muñeca del mismo modo que hacía con Massen y raudas, volvimos a palacio.

*se van*

Apenas escuchaba el ruido de los alrededores. La gente había empezado a irse. Yo, por mi parte, terminaba mi no sé cuántas cerveza. La espuma del fondo de la jarra no dejaba de moverse, haciendo formas, como las de las nubes. Primero era un árbol, luego Telma con bigote, luego un malvado mago tratando de derrotarme...

-Otra -gruñí, con voz tomada, poniendo más monedas sobre la mesa.

El tabernero me miró extraño. ¡Vaya malandrín más innoble! Aunque terminó por servirme, y me bebí media jarra de un trago. La sed de cerveza, a veces, era como la sed de aventuras. Nunca jamás se sacinaba. Sacitur... Saz...

-¡Y dos vasos de dron! -excamé, agitando la jarra por encima de mi cabeza, salpicando a los hombres que me rodeaban.

Tras una breve discusión, conseguí que el hombre me diese una jarra y me fui a una de las mesas del fondo, entre gruñidos. Allí podría beber tranquilo sin aquellos malditos innobles quejicas que no sabían preocuparse por más que por sus camisas de lino. No tenían idea, siquiera, sobre las buenas telas.

-¡Pued es uda camisa espantoza! -bramé a uno, balanceándome, para terminar sentándome en la mesa antes de beber un buen sorbo directamente de la botella.

El tiempo pasaba, deprimente, en aquella mesa. Vi a varias personas salir y a otras entrar. Una claritas joven, de cabello rubio, me sonrió en algún momento, desde la barra. Sacando pecho, le devolví una seductora sonrisa.
En algún momento llegó a una silla, a mi lado. La escuchaba hablar, como con eco. ¿De qué hablaba? Decía algo de costurera. ¿Le gustaba coser? Podía ser. Sería eso. Hacer hermosos vestidos para las damas más elegantes.

Al acabarse la botella pedimos otra. Tenía una risa hermosa y delicada, como una buena dama. Una risa musical, dirían algunos. Y su nombre era... D... Di... No. Annia... ¿O...?

Sus orejas eran como las de Inger. Más largas incluso. Orejas infinitas y puntiagudas. Su piel más oscura que la de Lester. Pero no tenía ojos de asesina, sino dos hermosos y enormes ojos de color...
¿Qué?

¿Por qué la gente se callaba? Podía verlos reír, pero no escuchaba sus voces. Y estaban todos tan borrosos...

La luz a ratos era verdosa.

La claritas tiraba de mí. Me di un golpe contra la mesa. Aquel hombre nos miraba. ¿Qué quería?
Olvidé mi capa. ¿Dónde...?

*se va*

Al final Massen y yo hemos acabado por encontrar un día adecuado para venir hasta el pueblo, aunque su cumpleaños, el motivo a celebrar, ya queda bastante atrás. Yo, por mi parte, no tengo clara su relación con el mundo nocturno, si bien ya se me apareció borracha una vez cuando aún estaba en las mazmorras, y también es cierto que yo a su edad conocía ya bastante el ambiente nocturno. Quizás decir "de cabo a rabo" resulte hasta una especie de juego de palabras de muy mal gusto. Pese a todo, tras la conversación de hace un par de días en los dormitorios, tengo especial interés en ver de qué alardea para ver si puedo hacer algún comentario mordaz al respecto.
Hace, es cierto, relativamente poco que vine al pueblo por última vez, si bien han pasado ya varias semanas, pero no me desagrada repetir. Intuyo que con ella aquí los planes serán algo distintos de los acostumbrados. Un plan distinto al habitual no ha de ser peor, necesariamente.

Tras andar callejeando llegamos a una taberna. No es la principal, pero siempre me ha resultado más agradable. Dentro es más difícil escuchar silbidos e insultos que pretenden ser piropos, de algún modo, grotescos comentarios que han de halagarte, en opinión de sus emisores y de nadie más. Una mujer canta con voz melódica, acompañada de un par de músicos, y el lugar, aunque animado, no tiene esa cargación provocada por el exceso de humanidad condensada. Prefiero esto, sinceramente, pero, por supuesto, hoy no soy yo sola.

- ¿Qué te parece? -inquiero, volviéndome hacia ella, sin terminar de pasar, con gesto relajado y sereno.

En compañía de Alehyss llegué hasta el pueblo. Aunque estaba entusiasmada con la idea de salir por ahí con ella, la verdad era que no tenía muy claro adónde íbamos ni qué íbamos a hacer. En conversación, me fui dejando guiar adonde ella decidiera llevarme. A fin de cuentas, no era solo la situación, sino también el hecho de que ella sabía mejor que yo cómo moverse por el pueblo, ¿no? Así pues, la fui dejando llevarme hasta que dimos con una taberna.

Nunca había estado allí. Era un sitio animado, con música y clientela, aunque no demasiado alborotado. Parecía agradable. Me pregunté si sería un sitio que Alehyss conociera bien o si simplemente se había dejado llevar por el instinto. En cualquier caso, me encogí de hombros cuando ella preguntó, sonriendo.

-A mí me gusta -opiné.

Esbozo una sonrisa, mirándola de reojo antes de echar una nueva ojeada al lugar.

-Lo cierto es que acostumbraba a ir a sitios un poco "mejores" antes de venir a Brontë, aunque, cómo no, he estado en antros mucho peores también. Sin embargo, a falta de nada más, he acabado por determinar este como de lo mejor que tengo a mano -murmuro, encogiéndome suavemente de hombros y entrando, esperando que ella me siga, desviando la mirada un momento para comprobarlo-. ¿Prefieres una mesa o en la barra? -inquiero, alzando un poco la voz para que se me escuche por encima del ruido.

De paso, aprovecho para echar una visual. No es mi objetivo evaluar el terreno, pero es un hábito que he adquirido a lo largo de los años, y suelo sentirme más relajada tras hacerlo. De todos modos... Hay una mejor forma de hacer esto, supongo, ahora que estoy acompañada.

Dando un paso dentro del local, eché un vistazo a mi alrededor. No tenía mucha costumbre de frecuentar tabernas, ni antes ni desde mi llegada a Brontë. De hecho, mi máximo contacto con ellas había sido buscando posadas en los viajes de ida y vuelta a Aqua. Era por eso que no tenía ni idea de lo que era habitual en ellas, aunque mi definición mental de una era un "antro mucho peor" que este, como decía Alehyss.

-Para mí está bien -insistí. Y, después de echar un vistazo, contesté-: Prefiero ir a una mesa.

Así pues, ambas entramos y, ya que parecía que estaba en mis manos elegir, opté por una mesa cercana a los músicos, aunque no tanto como para que resultaran una distracción si decidíamos hablar. Aunque, teniendo en cuenta que había bastante jaleo, parecía que ponerse a conversar no iba a ser lo más fácil. En cualquier caso, para mí estaba bien.

Dejo que Massen vaya a por la mesa y me acerco un instante a la barra, sonriendo al tabernero. Ya que bebe con otros, estoy en mi derecho a pedir lo mismo, aunque no abusaré de la pobre. Es solo afán de integración, pero pido al hombre que me cargue uno de los vasos menos que el otro. Empecemos suave...
Tras pagar, voy junto a Massen, tomando asiento a su lado, dejando uno de los vasos frente a ella. Echo un vistazo a los músicos, torciendo la cabeza, antes de volver junto a mi compañera.

-No sabía qué querías, de modo que pedí lo mismo que para mí -comento, dando un sorbo a mi vaso. Bien pensado, el amargo quizás no sea un sabor del que ella disfrute... Suspiro, dibujando una sonrisa cansada. Y eso que acabamos de empezar-. Sinceramente, sienta mejor salir por ahí tras haber trabajado; está como más justificado, ¿no crees? -. Me inclino hacia atrás, acomodándome, y lanzo una nueva ojeada a la habitación-. ¿Ves algo digno de llevarse a la boca? -inquiero, con gesto divertido, mirándola de reojo.

FdR.: Pausa

Esperé a Alehyss en la mesa, echando una mirada alrededor, entusiasta. Al final, sintiéndome un poco fuera de lugar sola en aquel bullicio, acabé por limitarme a seguir los movimientos de mi compañera, por entretenerme en algo. Porque, de alguna forma, me sentía más segura vigilándola a ella que a cualquier grupo de desconocidos.

Pronto estuvo de vuelta, en cualquiera de los casos, con dos bebidas. Miré el vaso que me tendió con cierta curiosidad, encogiéndome de hombros cuando dijo que había pedido por mí, restándole importancia. Tampoco habría sabido qué pedir si me hubiera preguntado, así que me parecía bien tomar lo mismo que ella. O eso pensé hasta el primer trago, que encontré amargo y algo desagradable. Contuve cualquier gesto que pudiera demostrarlo, en cualquier caso. Tampoco era excesivamente fuerte, después de todo.

Alcé la vista para mirarla a su pregunta, y eché, casi como un reflejo, un vistazo general a la sala. Parpadeé un momento antes de bajar la vista al vaso, negando suavemente.

-Son todos un poco mayores, creo -murmuré, casi más para mí que para ella.

Su expresión me hace esbozar una sonrisa comedida, discreta, pero divertida al fin y al cabo. Mucha presunción, pero a la hora de la verdad es una niña. Creí que entre guerreros habría aprendido un poco más sobre estas cosas, especialmente teniendo en cuenta el día que bajó borracha a las mazmorras, pero supongo que al final no ha sido así.

-No te gusta -digo, no como pregunta, sino como afirmación, bebiendo yo misma un poco de mi vaso-. Es amargo. Quizás prefieras algo dulce.

Acompaño si vistazo con el mío, evaluando por encima, aunque sin hacerme ilusiones, que no he venido a eso. Su respuesta me hace plantearme muchas cosas, la verdad.
Pese a todo, asiento.

-Supongo que sí. Es normal que lo pienses así. Yo a tu edad ya había probado a un par de la mía -. Vaya eufemismo. Ahí has estado fina, Ale-. Pero aquel... -murmuro, haciendo un gesto a un chrysos que habla con otros dos, hacia el fondo: un hombre de pelo marrón y hombros anchos, alto y con barba de un par de días- no está mal del todo.

Habría sido mi presa principal de esta noche. Pero esta noche es para Massen.
Bebo un largo trago, disfrutando del sabor penetrante.

Me apresuré a negar con la cabeza, sonriendo. Sinceramente, no era el mejor sabor del mundo, ni de lejos, pero ¿qué más daba? Tampoco recordaba haber probado nada que llevara alcohol y tuviera un sabor decente, así que...

-Bueno, no es que me entusiasme, pero tampoco es veneno -repliqué, encogiéndome de nuevo de hombros y dando un pequeño sorbo.

Ladeé la cabeza, observándola mientras hablaba, aún con mi sonrisa. Claro que lo había hecho. A más, probablemente, si así lo hubiera querido. Porque Alehyss era mucho más guapa que yo, con diferencia, y probablemente ya lo era a mi edad. Y, probablemente, porque el rango de chicos de dieciséis en su entorno era bastante más alto que el rango de chicos de dieciséis que yo haya podido ver nunca juntos. Porque, realmente, lo que era gente de mi edad no era algo que abundase en ninguno de los sitios en los que había vivido.

Dirigí una breve mirada al hombre que señalaba. Como los otros, tenía el mismo problema. Era guapo, alto y fuerte, pero solo de imaginarme a mí misma a su lado me entraba la risa. Alehyss, en cambio, sí parecía más acorde.

-Supongo que no -respondí, divertida.

Asiento un instante, concesiva.

-Lo próximo que te pida será más dulce.

Y, tras decirlo, un nuevo sorbo. Estoy bastante cómoda. Al final sentarse ha sido la mejor idea. No tengo muchas ganas de moverme hoy. Es lo mejor para hablar, por otra parte.
Aunque ella no le pone mucho entusiasmo. Supongo que al final soy yo la que tiene algún tipo de obsesión con estas cosas, pero se supone que es un tema a tratar bastante mejor que las misiones y todo eso. Por un día que nos relajamos en este plan...

-A ver... ¿Cómo te gustan a ti los chicos? ¿Como Follow? -inquiero, logrando no resultar despectiva, manteniendo el tono cordial, entretenido.

Sé hasta dónde han llegado, pero no sé si es porque él es lo que quiere o porque las opciones son reducidas y se conforma.

Asentí, concesiva. Tampoco iba a insistir en que me gustaba aquel brebaje, y menos siendo mentira. Una cosa era no poner pegas y otra ponérmelas a mí misma. Quizá algo más dulce estaría mejor, aunque no confiaba mucho en la dulzura de aquellas bebidas. Mientras tanto, seguiría bebiendo aquello, fuera lo que fuera.

Empezaba a parecerme divertido ver a Alehyss tan centrada en aquel tema, con lo seria y distante que parecía normalmente. Casi me recordaba a Nagore con su insistencia por conocer mi opinión, aunque Nagore era mucho más autoritaria, y su opinión siempre quedaba por encima. Yo, por mi parte, solía dejarme llevar cuando estaba con ella, y la verdad era que tampoco le daba muchas vueltas a cómo me gustaban los chicos. No me consideraba especialmente exquisita, aunque tampoco solía ir buscando, y me fijaba lo justo. Nagore siempre había opinado que aquello no era normal en absoluto, pero yo no me veía capaz de plantearme las cosas de otra forma.

Me encogí de hombros a su pregunta, echando vistazos momentáneos al hombre que ella había señalado, tratando de evaluarlo.

-No lo sé... supongo -respondí, no muy convencida-. Follow tiene unos ojos muy bonitos, y también se porta bien conmigo... Aunque supongo que me gustaría... -Negué con la cabeza y fruncí el ceño, pensativa. A ver. Poniéndonos exquisitas...- No me gustan los chicos demasiado altos, porque al lado me siento muy poca cosa. Tampoco me gusta que tengan barba, porque les hace parecer demasiado mayores. Pero que sean demasiado poca cosa tampoco, que entonces parecen niños. Me gusta... No sé, que no tengan los rasgos muy duros ni la nariz muy grande. Aunque creo que sí me gusta que tengan las manos grandes...

Pronto comienza con una breve descripción. Tampoco es que haga falta nada más. Por mi parte, dejo ir una risa suave, solo un momento, y enseguida la transformo en una leve sonrisa, sin más. Parece que todavía no le gusta lo que yo llamo "hombres". Todo a su tiempo, supongo. Aunque para gustos...

-Comprendo -comento, divertida, bebiendo un nuevo sorbo de mi copa-. Yo admito que no me puedo resistir a una espalda ancha, por ejemplo -añado, bajando la vista a mi vaso, con una sonrisa que podría denominar, incluso, avergonzada, como si estuviese confesando una ridícula debilidad-. Aunque a lo largo de los años me he vuelto bastante exquisita, y ahora para considerar a un hombre realmente atractivo tiene que cumplir cada vez más requisitos. Aunque desde mi llegada a Brontë creo que me he visto obligada a bajarme los humos un poco, que por aquí no hay tanto donde elegir...

Y, hasta la fecha, creo que no he encontrado ni a uno que supere a Jager, mal que me pese.

Por supuesto, a ella le gustaban más grandes, más fuertes. Espaldas anchas. No pude evitar evocar a Leen, que, bien pensado, parecía coincidir con el gusto de Alehyss. Aunque tampoco era que me hubiera dado muchos más datos. Y, con el asunto de Brontë, menos todavía.

La miré con extrañeza.

-¡Pues no será por espaldas anchas en Brontë! -repliqué-. La mayoría de los chicos son enormes. ¿Qué les falta para cumplir tus expectativas? -Y sonreí-. ¿No hay ninguno que te guste?

Sabía que se llevaba bien con Lyam, aunque no era precisamente un musculitos. También, recientemente, con Gerald, aunque según lo último que había oído... Aunque para musculitos, Rick, pero por lo que sabía no se llevaban muy bien. Bien pensado, empezaba a entender su problema...

Meneo la cabeza de un lado a otro un momento, dándole la razón y quitándosela al mismo tiempo. Es complicado de explicar...

-A ver... Si se tratase solo de virilidad, desde luego podría decir que estoy servida, no obstante... -. Doy un sorbo a la bebida, pensativa-. Los que no fallan en físico lo hacen en carácter, supongo... -. Suspiro, como si eso me causase mucho pesar-. Ahora mismo podría considerar que el más atractivo es Corbin, porque además de estar en forma no es ruidoso ni molesto. Pero le falta iniciativa, entre otras cosas, así que estamos en las mismas.

Termino la copa de un trago casi tajante. La verdad es que resulta frustrante. Ahora que por fin he dejado de lado a Jager en ese aspecto me encuentro con que lo mejor que tengo a nivel físico es... ¿Dehnel? No, por favor...

-De todos modos, a la hora de la verdad una no puede hacer ascos cuando no hay más que lo que hay -. Me encojo de hombros.

Visto así, sigo siendo igual de exigente, solo que no me queda otra que buscar entre lo que hay.

De nuevo aquel chico, Corbin. Reconocí el nombre, pese a que no lo conocía. Después de todo, no era la primera vez que se lo oía mencionar a Alehysss...

-Ah, sí, el claritas, ¿no? -pregunté, buscando confirmación-. La verdad es que nunca hemos coincidido, pero empieza a causarme cierta curiosidad...

Realmente, cumplir los requisitos de Alehyss no parecía tarea fácil. Pero, después de todo, ¿por qué iba alguien como Alehyss a fijarse en cualquiera? Estando en la posición que estaba, era lógico que buscara un igual...

Acabé por soltar una leve risa, que interrumpí con la bebida.

-¿Estás segura de que has bajado los humos? -bromeé, divertida con su aflicción.

Asiento, llevándome el vaso, ya vacío, a los labios. termino por hacer una seña para que me traigan otra, dejando de mirar un instante a Massen, pero enseguida retomo la conversación en el punto en el que la he dejado.

-Ese mismo. Es un buen compañero de entrenamiento -murmuro -. Me acompañó a Ignis hace unos meses, cuando fui herida. Es un tipo serio. Creo que incluso llega a excederse para mi gusto, y eso que me gusta la seriedad.

Aunque, por supuesto, ahora ya conozco los motivos, confirmados por él. Y sigue siendo alguien en quien confío.

Pronto llega un nuevo vaso, y lo giro, contemplando el líquido, sin decidirme sobre si llevarlo a los labios o no. Antes de que el tabernero se vaya le pido otra cosa, esta vez para Massen, concretando para que esta vez le traigan algo que le guste más.

-Bueno... Podría decirse que sí -. Sonrío sutilmente, ladeando la cabeza-. Mis gustos son los mismos, pero me permito el bajar el listón. De todos modos no quiero una relación ahora mismo, y para lo otro tampoco hace falta ponerse tan exquisita. Con cumplir unos mínimos, podría decirse que llega. Tampoco estoy en Brontë para eso.

Termino por encogerme de hombros y, esta vez sí, bebiendo un pequeño sorbo- Hacía tiempo ya de la última vez. Desde el cumpleaños del líder Brumm.

Asentí, tratando de imaginármelo. No tenía muchos datos, así que tenía una imagen mental de él un tanto difusa. Muy moreno, de mirada penetrante, enorme. Siempre serio. Probablemente hasta daría un poco de miedo. Alehyss no era muy de gente afable, por lo que parecía. Aunque, a la hora de la verdad, la gente en Brontë tendía a ser simpática y más bien bromista. Para mí no eran rasgos negativos en absoluto, la verdad, aunque la seriedad de Alehyss tampoco me disgustaba.

-Voy a fijarme a ver si lo veo -resolví, divertida-. Tampoco es que vaya a perseguirlo, pero estaré pendiente. Aunque creo que nadie más me ha hablado de él. Tampoco estoy segura, pero...

Justo cuando estaba terminando mi bebida, vinieron a traer la que Alehyss había pedido, así que se llevaron también mi vaso. Aún tuve que esperar un poco, sin embargo, a que viniera la siguiente bebida.

Me encogí de hombros a su comentario. Llegaba hasta a ser remilgada para aquello, pero era bastante divertido. Al final, lo único cierto era que tenía todo el derecho del mundo a seleccionar como quisiera.

-¿Entonces? A alguien le habrás dado una oportunidad, aunque fuera momentáneo, ¿no? -pregunté, sintiéndome un tanto cotilla.

Me encojo de hombros. En ningún momento la he llamado a buscarlo o conocerlo. Simplemente me ha coincidido hablar de él, como podría hablarle de otra persona. Nada más. Aunque es cierto que a él, como a Lyam, le vendría bien relacionarse un poco más, aunque por motivos diferentes.

Su siguiente pregunta me arranca un bufido, como una risa, y la miro, entretenida, evaluándola antes de empezar a hablar.

-Bueno... Parece que te has atrevido a preguntar... -. Niego un par de veces, bebiendo un sorbo más largo. Qué más da. No tengo ningún problema al respecto. Aunque me permitiré el guardarme algún nombre para mí-. Quitando a los hombres del pueblo y ese tipo de experiencias... Propiamente en Brontë podría mencionarte alguno, sí -admito, asintiendo, hablando despacio, como dándole vueltas al tema, queriendo picar más su curiosidad por mera diversión-. Lyam -comienzo, suponiendo que algo se habrá olido alguna vez-. Gerald también -. La fama lo precede, por lo que no creo que resulte extraño, y estuvo aquel día en el comedor...-. A Jager lo intercalé algunas veces, antes de que pasase lo que pasó -. Admito, torciendo el gesto un momento, no sé si por la situación actual o por lo desagradable que es admitir que me dominaba hasta tal punto-. Y, bueno... -. Hago girar la copa en mi mano, algo remolona, con una sonrisa algo más tensa, casi avergonzada, mirando el líquido transparente muy fijamente. Termino por alzar la vista hacia Massen-. ¿Sabías que a Fera Twinkle le interesan las mujeres? -inquiero, finalmente, sin encontrar una forma más adecuada de dar algo a entender que esa.

Termino por reír suavemente, una vez. Me he guardado al primero, por no querer sacar ese tema aquí. Lo de Fera puede ser divertido, pero lo de Aren Darvenwish no tiene nada de gracioso. No me gusta pensar en ello a menudo.

Mantuve la sonrisa ante su observación, apoyando los codos en la mesa y el mentón entre las manos, atenta. Prefería no hacer comentarios. Al fin y al cabo, no era muy dada a meterme en aquellos asuntos, pero Alehyss ya me había preguntado algunas cuantas veces, y quizá hasta le apeteciera hablar a ella. O quizá no, pero entonces no tendría derecho a preguntarme a mí. Que tampoco era que yo le fuera a ocultar nada, pero...

A medida que añadía nombres, yo iba asintiendo, mirándola con total tranquilidad. Esperaba una lista importante, pues no dejaba de ser Alehyss, y sabía que si ella lo quería, sucedería. Lyam era perfectamente asumible. Gerald también, especialmente recordando las preguntas de Jun al respecto, y teniendo en cuenta la fama que lo precedía. Jager lo había dado por hecho desde el principio, la verdad.

El último nombre, sin embargo, me pilló por sorpresa. Fruncí un momento el ceño, tratando de asegurarme de que estaba conectando aquel nombre con la persona adecuada, y luego alcé las cejas, sorprendida. Pues no, no era un dato que supiera. Y era extraño en todos los aspectos. No tanto por ser mujer como por ser también una líder y...

Mi línea de pensamiento quedó cortada de golpe en el momento en que recordé mi primer beso. Mejor no darle muchas vueltas al asunto...

Cogí mi nueva bebida, recién servida, y di un pequeño trago.

-Iba a decir que era una lista predecible hasta que has llegado a la última -comenté, recuperando la sonrisa-. ¿Y el Corbin ese no? Tan atractivo dices que es...

Me encojo de hombros, sonriendo, dando un nuevo trago, y termino por asentir. Estoy de acuerdo con ella.

-Lo raro sería que eso hubiese resultado predecible, sinceramente -me limito a decir, tratando de borrar de nuevo al líder Darvenwish de mi mente. No me tienen traumatizada, ni mucho menos, pero no querría que eso se extendiese por ahí esa experiencia, en concreto. Cuando menciona a Corbin refuerzo ligeramente la sonrisa-. Corbin... -repito, como si pensase en ello-. Todavía no. Pero ya he decidido lo que quiero hacer con él en primer lugar -dejo caer, riendo un momento para mí, dejando la copa en la mesa y reacomodándome en la mesa.

Hacerle, más bien. Aunque l pensar en esas cosas, y al verbalizarlas especialmente, me siento incluso algo soez. Es lo que hay, supongo.

-¿Y tú qué? -inquiero, alzando las cejas-. ¿Ya has hecho de todo?

Obviamente no. No espero gran cosa, con ese novio suyo, sinceramente. Me llega con que no la haga pasar mal.

FdR.: Pausado