Minas de Jade.

Las minas de Jade son las minas más representativas de Hummus y el mayor depósito de material subterráneo de todo Mithos. Son tan extensas y laberínticas que nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde pueden llegar a abarcar. Algunos creen que se puede llegar a las cloacas de Ignis, otros que llegan a la mitad del océano. Únicamente los más ancianos saben ubicarse bien por las distintas galerías que, aunque comienzan con un gran predominio de piedras de Jade, van variando su composición y subdividiéndose en diferentes galerías de otro tipo de piedras y minerales. Al parecer, cada miembro del consejo parvus conoce el final de algunos de los caminos de las minas y este suele ser una de las percepciones a tener en cuenta para valorar la sabiduría de un parvus.

Picar y pica y picar otra vez. Llega un momento el que pierdo la noción del tiempo aquí abajo. Incluso he empezado a medirlos según lo mojada que tenga la camiseta. Una esquirla me salta a la cara de nuevo, pero ya casi no las siento. Pico arriba, pico abajo, pico arriba, pico abajo. Por lo menos me estoy quedando más cachas que antes. En este agujero está claro quién vive mejor. Los parvus pueden trabajar con magia mientras los forasteros tenemos que partirnos el lomo. Clavo el pico y arranco rocas, todas iguales, todos los días.

—Del frío aire invernal y la lluvia... de... montaña~ nace esta FUERZA CO-LO-SAL tan hermosa co. Mo. Estr... aaaña —Por fin sale esa puta piedra que lleva enquistada media hora.

—Eh, culo claro, cierra la puta boca. No hay día que no tenga que soportar tus berridos —

—Ya me jodería que un negrata me hablase de berridos. ¿Ya has aprendido el idioma común, morropato? —Cada día perfecciono el mugido de bismonte.

—Voy a usar ese pelo dorado de princesa para limpiarme el culo en cuanto cague después de comer, cabezapony —

—Será la única manera de que tu culo afro esté limpio —

Noto el agua fría congelándome la espalda y doy un salto, tirando el pico. La madre que lo parió. Suelto el pico y le lanzo una de mis botas a la cabeza.

—Me cago en tu puta madre refrita, ¡acababa de ir a cogerla!  —Se frota la cabeza después del golpe de bota y se levanta para encararme también. Es bastante más alto y corpulento, pero me la suda.

—Te iba a dar de margen hasta la comida, pelavaras, pero voy a reventarte antes —

—¿Reventarme? Revientaviejas es lo que eres, pelopolla —Lo empujo y él hace lo mismo así que la cosa va escalando hasta que nos echamos las manos a la espalda, agarrándonos el cuello. Intento doblarlo para tirarlo al suelo y él hace lo mismo conmigo.

—A tu vieja sí que la voy a reventar, culofino —

—Aunque me haya follado a tu madre no tienes que imitar mi ejemplo, comemierda —

La gente en las minas es inmune a todo tipo de cosas. Nadie deja de hacer su trabajo. Aunque cayese una bomba en el puto centro, todos seguirían picando piedras impasibles.

Con el forcejeo acabamos los dos en el suelo, pero empiezo a notar golpes que vienen de otro sitio.

—¡Malditos forrasterros idiotas! ¡Levantad de ahí y a trabajarr! —El encargado de mis planta -y supongo que los de todas- no suele tardar en sacar la porra y ambos nos apartamos de él, dejando de pelearnos. Levanto las manos, cubriéndome cuando ya estoy de nuevo en pie.

—¡Vale, vale, Trogde! Ya estamos separados, joder. ¿Es que no tienes otras salas que vigilar?—

—Sí, pareces nuestra puta sombra —

Esta es de mis partes favoritas del trabajo en la mina. Los cabreos de este tío son insuperables.

—No serría vuestrra sombrra si no fueseis unos malditos vagos irresponsables. ¿Sabéis cuántos alterrcados hay en las otrras salas a la semana? —

—7 —

—4 —

—¡NINGUNO! ¡Sólo dais prroblemas vostrros! —

—Venga, Trog, no nos vendas la burra. Se nota que te pone azotar a corpulentos forasteros. ¿Es una fantasía parvus habitual? —Le replico con voz insinuante, levantando las cejas para enfatizar todavía más. Pero hoy no está para muchos chistes y me lanza un pervatia al estómago que me pilla por sorpresa, haciendo que me doble. Mala jugada, como te dobles, los parvus te revientan.

Me agarra del pelo con un fuerte tirón y me mete la porra en la boca que casi me parte los piños.

—¡Tío, tranquilo!

—¡Tú a callar! Y tú, maldito Brrowen, como vuelvas a soltarr alguna de tus brromitas hago que te entierren en el prróximo túnel siego que encontrremos —Asiento como puedo porque su mano pétrea en mi pelo y su porra haciendo tope por delante no me dejan mucha movilidad. Todavía tarda un momento en soltarme. Casi me parte la espalda el muy enano al agarrarme así. Toso un par de veces y me encuentro la mano de Okon. Lo miro un momento a los ojos, retador, pero la agarro para levantarme.

—Un día nos entierra de verdad —

—Anda, calla, que nos hemos ahorrado media hora hoy también —Le doy una palmada en la espalda, divertido. La alarma de fin de jornada suena en ese momento y señalo con el índice hacia arriba, mirándole con cara de "te lo dije".

—Bueno, no sé si eso último era muy necesario —Sí, pero bien que te ríes—¿Vamos a comer fideos? —Me paso la toalla por la cara, aunque ya no sé si recoge la suciedad o me la restriega más. Mira que le gustan los putos fideos.

—Lo que quieras, pero me miras este brazo. Antes estaba haciendo unos crujidos un poco raros —Muevo el hombro izquierdo, notando el roce de algún engranaje. Cada vez me doy cuenta antes de que algo no va como debería y el trabajo en la mina me ha ayudado mucho con la rehabilitación.

—Pues si te pones a picar como un animal, normal que se te metan esquirlas —Recogemos nuestras cosas y vamos dejando los picos, chalecos y cascos en su sitio, al lado de la plataforma que nos lleva hasta el ascensor.

—No me jodas, si no aguanta ni picar un par de piedras qué mierda de brazo me has montado —Algunos parvus se nos adelantan, pero ellos utilizan un ascensor a parte. Somos los últimos en entrar y nos esperan, no por caridad, si no porque soy el encargado de accionar el ascensor con un chrysantae.

—Tú sigue así verás lo que te voy a montar —La puerta se cierra y empezamos a subir para salir de este agujero.