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| La guarida de la "Sombra del Fuego" | |
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Autor | Mensaje |
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43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Jul 02, 2012 5:36 pm | |
| No pasarían de las doce de la noche cuando entre las sombras de la apagada Capital de Ignis, un par de hombres vestidos de negro cruzaron una calle únicamente iluminados por la luz de la enorme luna que aquella noche, gozaba de buena salud. Estaba espléndida, ya que los farolillos y antorchas que podrían iluminar las calles a estas horas, estaban ya apagados, o bien por que la cera se ha consumido o bien porque el frío viento de la noche apagó el trémulo fuego que se agarraba con fuerza a su cordón embutido en cera.
Ambas figuras, espigadas, altas y no muy fuertes, pero sí rápidas, se acercaron a un par de barriles de madera que, al apartarlos, dejaron ver una trampilla de metal. Uno de los hombres sacó algo del bolsillo, como una especie de credencial o de identificación y la dejo caer por entre los barrotes del suelo que, a los pocos segundos, fueron abiertos para que ágilmente pudiesen saltar al interior y llegar así, al lugar más terrorífico, siniestro y oculto de todo Ignis. Una vez todo volvió a su debida tranquilidad, el barril que tapaba la entrada, ahora cerrada de nuevo, se movió él solo, como por arte de magia, a su posición original, dejando la rejilla de nuevo tapada.
La guarida del líder de la Organización "Sombra del Fuego" era un entramado de galerías subterráneas con cientos de entradas distintas, cada cual, más oculta que la anterior. Sólo los pertenecientes a ella saben de su existencia y el Gobierno tampoco sabe que están bajo sus pies.
La prostitución, el juego, las drogas y todo tipo de actividades ilícitas podrás encontrarlas en la "Sombra del Fuego" pero sólo si estas dentro de ella, sino, sus actividades serán tan invisibles como la propia sombra del fuego (de ahí su nombre).
Todas las entradas generales están custodiadas por un gendarme que solo abrirá si se le es enseñada una credencial. Los cientos de entradas te llevarán por largos pasillos tan negros como la noche hasta un punto común. Una sala circular donde todas las entradas se unen. Es una especie de plaza subterránea con ciertos de puertas a su alrededor, que corresponden a los caminos de las distintas entradas a la base.
En el centro habrá una trampilla que llevará al piso inferior, (fuertemente custodiada) donde se encontrará el núcleo de la organización en si, donde habrá varias salas distribuidas en las cuales se desarrollarán las diversas actividades criminales de la organización, salas de reuniones, despachos, aseos, salas de juegos, dormitorios, salas de torturas, laboratorios para la elaboración de explosivos, drogas, pociones y etcétera, salas de adiestramiento en las cuales se desarrollan durísimas pruebas a aquellos que deseen integrarse en semejante organigrama, salas llenas de dinero, de armas… existen también numerosas salas de esclavos, donde se hacinan de mala manera, desnutridos y que se utilizan para seguir construyendo y picando en la dura piedra más y más galerías, todo bajo al supervisión de respetables arquitectos, existen cocinas, e incluso tiendas y todo ello, bajo tierra, protegido de la visión de la gente de a pié. Un sentimiento de superioridad es lo que invade a los habitantes de la pseudo-ciudad subterránea que ha minado la Capital.
Pero, ¿quién es el cabecilla de semejante Organización? Nadie por el momento ha escuchado su nombre nunca y dentro de la “Sombra del Fuego” muy pocas personas le han visto pasearse por los callejones de la guarida, sino que desde arriba, manda órdenes a ejecutivos para que se hagan cumplir sus propósitos. Lleva las cuentas de toda su inmensa fortuna, él organiza las batidas, los planes, organiza el futuro y al mismo tiempo, lo protege todo. Nadie sabe donde se ubica su casa, quizás viva en la misma Guarida, o quizás tenga una casita a las afueras, quien sabe. Lo que sí se sabe es que ahora mismo, 43, que así es como se hace llamar, espera en el despacho más pomposo, arrogante, lujoso y soberbio de toda la Organización. Para llegar a él, se deben descender cientos de escaleras en casi la más aboluta oscuridad, es la habitación más profunda y difícil de encontrar, custodiada por increíbles criaturas inimaginables que eliminarán a cualquier intruso. Por no hablar de las trampas…
Ambos hombres, los del principio, se encuentran ahora descendiendo las escaleras. Uno va delante, es sibilino y nervioso, con ojos saltones, parece tener cierto desajuste mental y su cara está chupada y demacrada. Mueve nervioso la lengua de un lado a otro, visitando y abandonando cada minuto que pasa las comisuras opuestas de sus labios. Las escamas de su cuerpo se le marcan bastante. Sin duda: flamma. El otro, más sereno y tranquilo, va detrás, con las manos en los bolsillos y con cara de preocupación. Lleva un montón de informes. Llaman a una ornamentada puerta de metal y esperan pacientemente. Les abre una chica flamma muy guapa y completamente desnuda. No debe de superar los 20 años o sino, por ahí anda.
Sonríe picarona y se hace a un lado. – El jefe os espera- dice con voz cantarina mientras cierra la puerta y comienza a seguirles por un pasillo tapizado con caras alfombras.
Llegan al final del pasillo y la puerta del despacho, se vuelve fuego y ellos la traspasan. Esa puerta solo se abrirá si el que yace en su interior quiere. Además ese fuego no quema. Simplemente es un gasto de magia como los inmensos que se producen en semejante lugar. Ambos hombres y la mujer entran en el despacho. Ella, se sienta sobre el reposabrazos del líder de la “Sombra del Fuego” y se restriega un poco, gimiendo de placer, haciendo que su zona erógena se frote con el cuero del asiento.
Ambos hombres se sientan sin prestar mucha atención a la dama, ya que ambientar el lugar es su trabajo y el más serio de ambos le entrega los papeles al líder, serio y quizás un poco tembloroso. – Señor, aquí tiene el resultado de los últimos movimientos. El envío de explosivos al este de Fulmen ha sido satisfactorio y el dinero ya está en las arcas de la Organización. Se ha producido un descenso del número de esclavos, ya que la piedra que ahora excavan para aumentar la zona norte es realmente dura y muchos de ellos han muerto de cansancio. Los incineraremos en cuanto podamos, no tenga cuidado. Habrá que hacer un pedido especial de parvus y unos cuantos piscis- hace una pausa para explicarse- la tierra mojada es mucho más fácil de trabajar, señor, y si pagamos por unos cuantos parvus, los trabajos avanzarán mucho más rápido. Son expertos en trabajos bajo tierra, pero supongo que necesitaremos una buena cantidad de dinero para pagar a los asesinos y ladrones que nos los proporcionen. – dice con voz temblorosa.
43 asiente ahora con la cabeza, sin hacer mucho más -coge el dinero que necesites.- dice simplemente, haciendo un gesto para que el otro continúe. -Bien, nos pondremos a ello en cuanto el próximo escuadrón esté listo para partir a Hummus y a Aqua, no tenga cuidado. En cuanto a esto… - le tiende una carta- es del Conde de Branburg, dice que le gustaría que renovase a las chicas del burdel, a cambio, le ofrece una cantidad encomiable de dinero. El jefe lee la carta sin sonríe. – Así se hará. El Conde de Branburg es uno de nuestros principales acreedores. Debemos tenerle contento. ¿Algo más? – dice acariciando el culo de la muchacha. -Bueno, según este informe las plantaciones de…- Una voz interrumpe al hombre. –¿Sssseñor… me deja coger caramelosssss?- dice por primera vez el otro hombre, más enjuto y nervioso, mientras mira con deseo el recipiente con caramelos de la mesa de su jefe.
43 se ríe. – Por supuesto, Flastio, querido, sírvete. Bien, Zort, ¿por dónde íbamos? – dice entrelazando los dedos de sus manos con un aire sereno.
-…Pueees…- el joven ahora estaba un poco más nervioso. Su compañero le había desubicado un poco de su perorata y ahora, debería retomar el hilo. –decía que en general, todas las cuentas de la organización están siendo constantes. La mala noticia es que los números crecen lentamente. Solo ha habido un crecimiento del 2% en los últimos 4 meses. – dice con voz trémula. -Mientras no haya pérdidas alarmantes, no debes preocuparte- dice sereno, mientras le ofrece a él el cuenco de sabrosos caramelos, a lo que el joven, los rechaza poniendo una mano delante y negando suavemente con la cabeza.
-Buen trabajo chicos. – dice levantándose para dar un par de paseos por la habitación. –Señor… -dice el más calmo de los dos hombres mientras el de ojos saltones come caramelos. – hay una pequeña mancha en el historial. Ante estas palabras, 43 se para y se frota las sienes. - ¿Qué mancha? – dice calmo. No hay nada que 43 no resuelva con un poco de suspicacia. -El joven Price, señor, ¿sssse acuerda? El que le robó en sus naricesssss más de medio millón con sus jóvenesssssssssss amiguitossss. – sisea el compañero, ahora ya dejando los caramelos a un lado.
Una mueca de dolor se dibuja en la cara de 43. – Gracias por el recordatorio, Flastio – dice con todo irónico. No es que estuviese especialmente preocupado ya que aunque para alguien normal esa cantidad de dinero es increíblemente alta, no es por el dinero, sino por su orgullo herido, el querer tener a Price bajo soga. -Bien, le hemos estado buscando el rastro. Justo cuando íbamos a asaltarlo, entró ya hace meses en el palacio de Brontë y nosotros no podemos entrar allí. No tenemos los medios adecuados. Solo podemos adentrarnos un poco por el bosque, luego, la magia que protege al palacio es demasiada para penetrar en el. No con nuestras capacidades. De todos modos, hace unos meses logramos hablar con él y pagó no más que unos cuantos miles. Una nimiedad. El daño a su honor delante de todo un pub no se puede saldar solo con unos cuantos miles después de haber robado muchísimo más. – dice lleno de furia. – por ello, hemos dado un ultimátum y esta noche volveremos. Si no tiene nada que equivalga a tal cantidad o la cantidad en sí misma, le eliminaremos allí mismo. - Dice respirando agitadamente.
El líder de la organización hace una pausa y se moja los labios. Está serio, pero al final, decide dibujar una sonrisa en sus labios y dedicarles unas palabras a ambos.- Está bien – hace otra pausa- Sorprededme- dice cerrando el puño en el aire con aires triunfales. Entonces extiende ambas manos hacia los jóvenes hombres con las palmas hacia arriba. Sonríe y mueve sendos dedos corazón hacia el techo, para que, de inmediato, un millar de llamas azules en un inicio y rojas al final, envolviesen como en una corriente de aire a ambos hombres y los hiciese desaparecer. …
En mitad de la noche y a cientos de metros de la profundidad en donde se hallaban, aparecen un par de llamas de las cuales brotan los dos hombres, a los que vuelve a iluminar la luna, en medio de la noche de la Capital de Ignis. Estos se azuzan la ropa y sonríen. Corren hacia un almacén secreto en silencio, durante casi media hora (ya que es un lugar bastante escondido) y a los pocos minutos, salen armados, y sobre los lomos de un par de enormes y negros Estrell para perderse en la noche con un claro objetivo: el palacio de Brontë.
Última edición por 43 el Miér Jul 04, 2012 9:35 pm, editado 1 vez | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Miér Jul 04, 2012 6:58 pm | |
| Después de un largo viaje, Flastio llegó a las afueras de Ignis y le tapó los ojos al piscis para desorientarlo y que no pudiese ver una de las cientos de entradas secretas de la Organización. Así que, descendió en picado. Debía darse prisa: el alba no tardaría mucho en mostrarse y con él, la gente que va a trabajar o simplemente, vivir. Por lo que se dio prisa en dejar en el almacén al Estrell, donde los cuidadores se harían cargo de él y dirigirse, con el piscis en el hombro, sucio, babado y un poco ensangrentado por los mordiscos de hace solo unas horas. Ya no le excitaba, ya que el olor a colonia y a jabón se había esfumado, siendo sustituido por el repugnante olor a piscis, sudor y sangre, y semen, aunque un tenue olor dulce quedaba de todo ello. Pasó esta vez por delante de los barriles por los que había entrado con su compañero la vez anterior para dirigirse a otra entrada, un poco más ancha ya que ahora, debía cargar con el piscis. Llegó así a un bar. Saludó al gerente, pues ese sitio no era más que una de las múltiples tapaderas y, mascullando unas palabras entre dientes delante de una trampilla, esta se volatilizó, dejando a las vista unas negras escaleras. Dio un salto y entró en la trampilla y a los pocos segundos, la trampilla volvió a quedar tapada al completo, dejando al bar en silencio, solo con el gerente, que limpiaba platos sin impresionarle lo que acababa de pasar. Flastio corrió y recorrió los oscuros pasillos hasta llegar al despacho del líder de la “Sombra del Fuego” pasando de largo del resto de habitaciones, obviando saludos e interrupciones. Descendió con su presa en su hombro por las empinadas escaleras para llegar a la sala más profunda, lujosa y fantasmagórica de toda la edificación, donde su destino esperaba, seguramente, pacientemente con su sombrero negro y su chaqueta puesta. Pasó de largo, utilizando un par de flagrares simples para ahuyentar a un par de Horrdtes que, con gemidos penosos vagaban por las escaleras para protegerlas de cualquier intruso. La verdad es que no eran los únicos monstruos que rondaban la estancia de 43, sino que varias especies de ellos, custodiaban ese inescrutable despacho. Deceleró la marcha al llegar a la puerta que, ante un par de golpes en ella, otra chica flamma, esta vez, desnuda también, como la anterior, le recibió. Por lo que se ve, 43 no era constante con su compañía. -Puedes pasar te está esp…- pero Flastio con un empujón nervioso en uno de los pechos de ella, la apartó de su camino. –Apartate puta- murmuró. Recorrio unos cuantos metros acelerado. Estaba bastante cansado después de cargar al esclavo piscis durante tanto tiempo y chasqueó los dedos para que la puerta del despacho se volviese fuego y pudiese entrar. De un salto apareció entre llamas con su carga en el despacho y, desganado, dejó al piscis en el suelo de cualquier manera. –Joder…- musitó. 43 lo vio todo con ojos golositos y se echó hacia delante. -Flastio.- dijo. Nada más. Se produjo un silencio entre ambos. -Señor, la cosasssss ssssse han torcido un poco – dice acercándose a la mesa de roble de su superior. – Price… Price ha pagado sssssu deuda con essssste essssssclavo. Creemosssssss que esssss ssssssuficiente. Essssss un joven pisssscisssssssssss en buen estado, joven y con gran experiencia como esclavo sssssssssegún las palabras de Price. Ademas no deja de sssser un guerrero de Brontë. Vessssstía carassssss ropas violetassssssssss. Realmente parece un tesssssoro valioso- sentencia mientras un tic nervioso le recorre el ojo. Se produce un parón en la conversación. El semblante de 43 es serio. Quiere más. -Huele… olía muy bien.- dice con el tono tembloroso. Nota que su jefe no está muy contento. Entonces se produce un fuerte golpe en la mesa. – ¡Flastio! – Hace un silencio- te he pedido que cobraras una deuda. DEUDA ergo dinero. No creo que fuese un trabajo tan difícil.- dice con un tono cansado. Tuerce el gesto. -¿Dónde está Zort? – dice ya molesto con toda esta situación. -Muerto. Price lo mató. De un solo golpe ademassss- dice molesto. –Sssssseñor. Es Brontë, no una barraca de feria. Está bien protegido y Price lleva messssessss siendo un guerrero realmente eficiente. Ya no parece sssssser el niño que os robó en aquella ocasión. 43 atendió a sus palabras. La pérdida de Zort era grave. Hacía tiempo que no perdía un integrante de la Organización. – Debiste haberlo protegido al fin y al cabo eras el más fuerte de ambos.- dice con esfuerzo, mientras se levanta. Flastio agachó la cabeza, nervioso, moviendo la lengua de un lado a otro.
El líder pasó al lado de Flastio, teniendo que contentarse con lo recaudado. –Veamos. Es un piscis, será bueno para continuar las excavaciones. Nos ahorraremos un buen dinero en un esclavo más. Tampoco es una mala recompensa, pero si te ordeno algo, me gusta que se cumpla, ¿lo has entendido, Flastio?- dice acercándose a su súbdito y frotándole la cabeza, como a un perro. Este entornó los ojos con gusto.
– Lo sssssiento – dijo realmente arrepentido. He hecho lo que he podido- dice con un hilo de voz. -Bueno, ya está. Era una misión compleja. Intervenir en Brontë… son palabras mayores. No sé que estará pasando ahí dentro, pero bueno, esta vez tendré que dar mi deuda por saldada. Ven, acércate. Vamos a hacer un vistazo a eso. Dijo señalando al piscis, que yacía tumbado al lado de la puerta.
Flastio lo irguió y se situó detrás de él, agarrándolo por sus amoratadas y cortadas muñecas debido a la fuerza de las cuerdas. – Todo ssssuyo ssssseñor- dice ensanchando los orificios de su nariz.
43 sonríe y ve al piscis, lleno de restos de plantas, semen, mordiscos, sangre y una increíble cantidad de babas. Un signo indiscutible de que había pasado tiempo a solas con Flastio. – Pobre chico, Flastio- dice casi carcajeándose delante de tal visión. Sabía de lo que su ejecutivo podría llegar a ahcer y a obsesionarse cuando algo le gustaba. – Si no te importa…- dice chasqueando los dedos para que inmediatamente unas llamas doradas brotasen de las heridas del pecho del joven para sanarlas, haciendo ya invisibles los incisivos marcados del flamma.- me gusta que los esclavos duren el mayor tiempo posible, vamos a prevenir infecciones indeseadas.- dice tranquilo. Bien, veamos. Pasa la mano por su cara. Tiene la piel suave. Tiene una profundísima cicatriz que le atraviesa el ojo izquierdo. Debió de ser increíblemente dolorosa. Se nota que es un esclavo. – sonríe. Ya venía entrenado. Eso le gustaba.
Pero abrió mucho los ojos y sonrío. Esto sí que era curioso. Tiró de la oreja cortada con ganas. ¿A que se debía aquella semejante amputación? El piscis seguía ciego, mudo y maniatado. 43 estaba expectante con su juguete nuevo, por lo que realizó la siguiente pregunta. ¿Quién te ha hecho esto?- dice tirando de la oreja con fuerza, haciendo que el piscis gima en silencio de dolor. Entonces posa una mano encima de la cara del piscis y entre unas llamas verdes y heladas, la mordaza de vieja tela que tapaba su boca, se consumió.
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| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Miér Jul 04, 2012 11:52 pm | |
| Lo último que vi fue como ese apestoso y degenerado tío me tapaba los ojos, pero despues de ver lo que me había hecho esa noche en aquel bosque, más me valía estarme quieto, por lo que dejé, con la cabeza caída, que me tapase los ojos aún cuando estábamos en el aire. No se donde estoy ni a donde me lleva. Es de noche y no se sobre donde estamos volando. Yo lo único que se es que llevamos muchísimo tiempo volando.
Siento que me carga a su espalda. Esto es muy incómodo, pero como no puedo hacer nada al respecto, ni moverme, ni ver, ni hablar... decido que lo mejor que puedo hacer es intentar relajarme para poder respirar despacito por la nariz y no hiperventilar para no ahogarme, pero se me hace difícil con su hombro chocando contra mi estómago con cada trote que dá. Es una situación muy incómoda y dificil y, por lo que veo, larga.
Al fin siento como caigo al suelo y me tira a este de cualquier manera.
Entonces comienzo a escuchar lo que dicen en silencio. Escucho la voz sibilina de mi captor y luego una mucho mas grave, serena, de hombre adulto. Parecen enfadados o algo, sea lo que sea no me gusta lo que esty escuchando. Alexander tenía una deuda y me utilizó como pago. Es lo más vil y ruín del mundo y todo porque hace años al parecer le robo dinero a ese hombre. Le hecha la bronca y yo sonrío internamente. Que se jorobe, por cabrón.
Entonces oigo como se acercan. Oigo sus pasos y cómo ese tal Flastio se pone detrás de mi y me levanta, agarrándome fuerte. Oigo entonces como el hombre misterioso se burla de mi estado, riéndose gravemente y despacio. Tengo miedo.
Pero entonces siento un calor en el pecho y como el dolor picante y continuo que sentía se evapora, dejando una tibieza agradable en mi pecho. No está mal, ahora me encuentro mejor.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentir una de sus manos por mi rostro, acariciando mi cicatriz, lo que me trae recuerdos de mis primeros días por Brontë. Aren.
No debe de ser parvus, su mano parece venir de arriba... la verdad... no puedo identificarlo. Pero esa mano cusiosa no se para en mi cicatriz, sino que me recorre el rostro hasta llegar ami oreja mutilada. Entonces mi cuerpo sufre un espasmo de dolor al sentir como me tira de ella y mi mente se pone en blanco cuando oigo quién me ha hecho eso y, a continuación, bajo un frío extraño, la mordaza de mis labios desaparece lo que me permite coger aire profundamente. Lo necesitaba.
Me tomo un par de segundos y, con los ojos tapados, miro al frente, donde se supone que está mi interlocutor y, sin ningún miendo el la voz, debido a que las palabras que voy a pronunciar me dan fuerza, emito mi veredicto.- Aren Darvenwish. - dejo caer como una losa, en tono alto, de modo que el nombre de mi amado resuena por todas las paredes de la habitación.
Realmente él no había sido propiamente el autor material del corte, pero de alguna manera, el había sido el culpable, por llamarlo de alguna manera, ademas, necesitaba deecir su nombre. Su nombre me reconforta y su pensamiento, me tranquiliza. | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Vie Jul 06, 2012 5:35 pm | |
| Lo último que se podía esperar el imponente hombre de negro, fue que sus oídos captasen tan terroríficas y macabas palabras, las cuales hicieron que el hombre más poderoso de aquella sala, que el hombre más poderoso de aquella galería subterránea, y, quizás, el hombre más poderoso que ahora se encontraba en la Capital, le recorriese un escalofrío de pánico, desazón y, por qué no decirlo, unas gotitas de miedo a la situación, lo que provocó en el una reacción nunca antes vista. Todo ello producido por la sonoridad de las palabras que formaban aquel nombre, hizo que 43, incontrolablemente, prendiese fuego a su mano y la retirase hacia atrás, como si acabase de tocar veneno, alzándola por encima de su cabeza hacia atrás, dejando una larga y colorida estela ardiente a su paso, manteniéndola en llamas durante largos segundos, en la misma posición alzada, con los dedos crispados, como si ese joven rubio fuese el mismísimo diablo. Tal gesto con la mano fue acompañado con un par de pasos acelerados hacia atrás, casi haciéndole trastrabillar con sus zapatos de piel brillantes, otorgándole por primera vez a Flastio, la visión de su jefe asustado, lo que hizo que este se preocupase en exceso. - Sssssseñor- susurró.
-CÁLLATE- dijo recuperando la compostura y agitando con furia la mano para apagarla. Volvió sobre sus pasos retrocedidos para, con una sutil llave de lucha, en la cual se debía presionar el espacio existente entre el cuello y la clavícula que, apretado y manipulado con conocimiento, dejaba al piscis sin este último, por lo que calló como sin vida, al suelo, con un sonido seco.
Ahora que su presa estaba inconsciente, podía hablar sin tapujos, y enfadado, comenzó a hablar a su ejecutivo en un tono bajo para acabar casi gritando.- Flastio... ¿A quién coño me has traído? Ha pronunciado el nombre del Dictador, así, como quien llama a un camarero para pagarle la cuenta. – hizo una pausa- ¿qué demonios está pasando en Brontë? - hizo otra pausa. . FLASTIO- gritó. Entonces se dirigió a su butacón de cuero y se dejó caer apesumbrado, llevándose una mano a la sien. - Tú has estado allí. ¿Qué opinas?- ahora poco le importaba la opinión de su ejecutivo. Sino que sólo pensaba en que igual, si el rubito conocía a Darvenwish (ya que debía conocerlo, sino no pronunciaría su nombre con tal convicción y firmeza) quizás este último estuviese inquieto por lo sucedido. Ahora no sabía que pensar, por lo que, de momento, dejó que su demente mano derecha expusiese sus ideas con amplitud.
Este se acercó a él rápidamente y, relamiéndose con seriedad y en silencio (pues sabía que la situación se podía definirse como "tensa"), comienzó a parlotear mientras, raudo, se tumbó en el suelo boca arriba. Lo hacía para pensar mejor, según él.
-Ssssseñor... - dijo haciendo una pausa drámatica. - No sssse que hace un conocido del Dictador en nuesssstra guarida. - hizo otra pausa- sssssinceramente, dudo que el Dictador sssssssepa de nuestra Organización. – Dio media vuelta, rodando por el suelo, serio, mirando al infinito, con cara de gravedad.- Pero se de alguien que sí que se que conocía nuestra Organización- rodó de nuevo por el suelo.- Price. – Rodó- Price nossss la ha jugado y nossss ha metido un trozo de carne en el bolsillo y nossss ha puesto a correr delante del lobo. Ssssi esssste joven essss conocido del Dictador, quizásss essste remueva cielo y tierra para encontrarlo. Sssi essss assssí, Price nossss la ha jugado bien. Ssssi no, habremossss tenido ssssuerte, pero no deberíamossss confiarnossss. –hizo un sonido extraño, como de serpiente silbando y sus pupilas se alargaron verticalmente. Eso era un símbolo de que su mente estaba trabajando a destajo.- Pero no lo podemos soltar por ahí señor, podría poner en peligro la Organización- dijo con referencia al piscis. –Por otra parte, no deberíamossss matarlo tampoco. Tener en nuesssstro poder algo que conoce al Caeruleussss tan de cerca, por lo que he podido apreciar de su tono de voz, podría sssssernosss útil, quizássss esssstemos ante un chico valioso. Quizássss… todo nossss sssssalga bien e inclusssso podamossss recurrir al chantaje.- dijo con una profunda y maquiavélica sonrisa. Rodó por el suelo, con los brazos pegados al cuerpo sonriente.- Ssssinceramente sssseñor, essstoy confuso y, a la vez, exsssstasiado por esssste nuevo reto. – sentencia al fin, para ponerse de nuevo de pie y lamerse los labios a sí mismo, con ganas.
Tras el numerito del flamma con menos poder, 43 se sientó al borde de la mesa para deliberar. – Hablas con juicio – dijo serio- quien lo diría- sentenció con esa sátira para luego coger una pluma y comenzar a jugar con ella. -Veamos… para empezar, manda al piscis con los demás esclavos. Esto no debe interferir en el avance de las obras. Estamos escasos de mano de obra, por lo que nos vendrá bien. Pero no quiero que le saques el ojo de encima. Al fin y al cabo, no deja de ser un guerrero bien entrenado. Busca una celda del este para meterlo en sus horas de descanso y para que duerma. Debe estar solo y solamente podrá hablar contigo. Si ves que está hablando con otro esclavo o algo así, impídelo. Mientras no lo mates, haz lo que quieras. -Esperaré unos días. Debo meditar en lo que acaba de ocurrir. Te mantendré informado, aún no sé qué voy a hacer ante semejante situación- comentó sincero.
Puedes retirarte. – le dijo sereno. Parecía que esta nueva noticia le había echado veinte años más encima a 43. Necesitaba silencio y soledad, para hacer frente a este gran problema.
Flastio asintió con la cabeza y, agachándose para agarrar al piscis, comenzó a combustionarse entre llamas y chiporreteos para desaparecerse con su presa, ambos entre llamas.
Al fin, 43 podía descansar, mientras con cara de circunstancias, se quedó pensando. | |
| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Miér Jul 18, 2012 12:49 pm | |
| He perdido ya el número de días que llevo aquí encerrado, no se si es de día o de noche y esto está empezando a hacer mella en mi cordura... ya no se cuando tengo que dormir, cuando no... nunca creí que el mero hecho de no saber qué hora era, podría afectar tanto a mi salud... creo que más que la comida, lo que más echo de menos es el sol.
Me veo las manos, están llenas de ampollas cicatrices y sangran casi todos los días. Mis Aquaerum ablandan la tierra pero son tan débiles, que prácticamente no puedo ni convocarlos.
Tengo hambre... aún no sé como no he perdido el juicio... veo a mi alrededor y muchos de los esclavos con los que comparto estatus estan hablando solos, o se golpean la cabeza así mismos... yo de momento no llego a tanto, pero... mis piernas flaquean cada día mas y dormir en la fría piedra ha hecho que mi salud se resienta, tanto mis pulmones como mi espalda, completamente dolorida.
No he vuelto a saber nada de aquellos dos que hablaron conmigo delante y aclararon mis dudas sobre Alexander. Alexander... pese a lo que me ha hecho, daria mis manos por verle de nuevo, a él o acualquiera de Brontë... por favor, no aguanto más.
Todos los días, en mi celda oscura húmeda y llena de ratas, pienso en ti, Aren, mi Aren, mi amor... tu recuerdo me da fuerzas para sobreponerme cada mañana cuando tiran fuerte de la argolla de metal que rodea mi cuello para que vaya al trabajo de nuevo.
No se donde estoy, no se si estoy en Ventus, en Hummus, en Fulmen... quizás esté debajo de mi casa en Aqua y no lo sepa... sabe Mithos donde...
Así pasan mis días, cada vez con menos fuerza y con más ganas de morir... si no fuera por el violáceo y negro recuerdo de él, creo que ya me habría muerto o perdido la locura.
Aren... quien sea, por dios... no me he muerto, sigo aquí...
*SE VA* | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Sáb Jul 28, 2012 2:42 am | |
| Se apareció delante de la cama de su ejecutivo, el cual yacía vendado y dormido. Todos los presentes los dejaron a solas a padre e hijo.
El líder se agachó y se sentó en una silla, apoyó sus codos en sus rodillas para, al mismo tiempo, quitarse el sombrero y apoyarlo en la cama donde su ejecutivo, el mejor de todos, yacía, respirando, ahora tranquilo, en una cama de plumas, la mejor para él.
Se pasó una mano por el pelo hacia atrás y bufó. Habían conseguido que durmiese. Los gritos de dolor de Flastio habían atravesado paredes y muros,y con cada suplicio de dolor, a 43, se le caía el alma. Tanta era la desesperación de ver a su hijo en aquel estado, que una noche, se le pasó por la cabeza hacer caso a sus plegarias y matarle, pero no fue capaz. No fue capaz de matar a su pequeño.
Ahora, en estos momentos, viéndolo dormir, se arrepentía por haber sucumbido a lo más fácil y se arrepentía de que el mero hecho de haber pensado en que matarlo, era una salida.
Le pasó una mano por el pelo, estropeado y con las puntas quemadas. Los hechizos habían sido muy potentes... aún se preguntaba como había sido capaz de aguantar semejantes toneladas de magia, y por ello, ahora y más que nunca, estaba muy orgulloso de él.
No podía arrancar su vista de su hijo, ahora no era su ejecutivo, no era su asesino, no era su demente... no. Ahora era su niño, aquel niño que por problemas en el nacimiento había perdido el juicio y la buena razón, a cambio de, por lo que se ve, una resistencia para la magia, poco habitual. Era su pequeño que correteaba y que le pedía caramelos cada dos por tres, y aún, sólo por él, mantenía en su despacho aquel bol con caramelos, siempre a la disposición de su mayor creación.
Le apartó los mechones de la cara, y volvió a ejercer un par de hechizos sanadores muy pobres sobre su piel y cuerpo, dejando que una luz blanca lo inundase todo. No es que fuera muy ducho en el arte de la curación, pero si así podía ayudarle aunque fuera un poco, no iba a escatimar en medios.
Estuvo horas sentado en aquella posición. Era lo que hacía todas las tardes, esperando, con la ilusión de un niño el día de su cumpleaños, a que, a cada respingo, movimiento o reflejo del enfermo, fuese la señal que indicase que había vuelto en si, pero habían pasado días... muchos, a su juicio y todo aquello le desesperaba, le quitaba el sueño... su aspecto se había marchitad un poco y en la organización, nadie entendía porqué el líder estaba tan pendiente de un ejecutivo, pues nadie era consciente de la cosanguinidad que compartían pues de ello ambos se habían ocupado de mantenerlo en secreto.
Pero al fin, Flastio abrió los ojos y dolorido, vio a ambos lados- ¿s-señor?- dijo casi en un suspiro.
43 alzó la vista con los ojos abiertos como platos y, sin dudarlo, se echó sobre él para comerlo a besos, si no fuese un hombre tan curtido como lo era, habría acabado llorando- papá, hijo mío. Ahora soy papá- dijo abrazándolo con fuerza, dejando que el pelo cano de sus sienes se hundiese en el cuello de su discípulo, ya que ahora, estaban fundidos en un bonito abrazo.
Flastio intentó abrazarle y movió ambos brazos para agarrarle por la espalda, pero al ver que solo llegaba uno, se preguntó a que se debía tal fallo de locomoción, por lo que giró su cabeza y pudo ver que a la altura de su hombro, izquierdo, su cuerpo se acababa.
No dijo nada, solo movió su muñón con curiosidad. Sinceramente, su enferma mente no lo había asuido aún y por tanto,no sabía muy bien como reaccionar, pero su padre, al ver que se había dado cuenta de su pérdida, no pudo, al fin, aguantarse las lágrimas y llorar, tanto por el como por su brazo perdido. Flastio era demasiado ingénuo como para darle importancia a algo así, debido, seguramente, a su pobre y enfermo cerebro, pero su padre, su padre era más cabal y realista y al final, el dolor de ver a su hijo roto en mil pedazos, pudo con el.
-Papa, no lloressss...- le suplicó su hijo en bajito- essstoy bien... he cumplido mi missssión
-Bien hecho, pero ya hablaremos de eso- dijo un poco descolocado.
-Papa, quiero quitarme estassss cossassss de la cara - dijo molesto, tirando de una de sus vendas. -No, no, aún no puedes...los hechizos del palacio, han sido fuertes y bueno, te han quemado un poco la cara, te han dejado unas cicatrices un poco feas.- dijo el mayor con pesadez. - Lo siento, Flastio, nunca debí enviarte a ese lugar- dijo completamente arrepentido.
Se produjo un silencio muy extraño y tenso, pues mientras su padre lloraba a su hijo, este, mirando al techo, sonreía, y la punta de su lengua, nerviosa y curiosa como siempre, asomaba de su boca, moviendo solo la puntita, de arriba abajo. - La mate- dijo al fin.
43 abrió mucho los ojos y frunció el ceño, separándose de su hijo, al que poco le parecía importar haber perdido gran cantidad de salud en tan arriesgada misión, y cogiéndolo por los hombros, le miró serio- ¿la mataste? ¿A quien, Flastio? ¿A quien has matado? - dijo serio.-¿te han visto? ¿por dios, júrame que no te han visto. Cuéntamelo todo, es una orden- dijo ahora mucho más serio.
El joven rió llevándose la mano a la boca y a continuación, acarició la cara desencajada de su padre. - Ay, papi,no sabesss lo bieeen que me lo he passsado-dijo convencido.- Brontë essss un lugar fantássstico, lleno de oloresss, sssaboresss... increíble todo. Hay muchossss guerrerossss y ssssaben luchar muy bien, conocen la magia y la lucha, convirtiéndossse en gravesss problemasss sssi intentássssemos enfrentarlossss, pero... hay gente poderossssa, papa, gente muy poderossssa... y están todos hacinados en ese lugar. Ssssi los atacamosss y losss eliminamosss, podríamosss imponernosss en muchos lugaresss y y tienen un telescopio enorme, papi, quiero que me compressss un telescopio y lo pongasss en mi habitación, para mi ssssolo, y para nadie masss. Essa vieja... essssa vieja me descubrió y la maté. Fui precavido y no usssé magia, pero tuve que usssar llamasss evanessscentes para largarme de allí una vez asesinada y fue cuando lossss hechizos rebotaron contra mi cuerpo. - dijo con una sonrisa- ha ssssido una gran misión.
Su padre hizo una pausa y escuchó todo lo que su hijo dijo. -Bien... bueno, ya hablaremos.- dijo cansado ante tanta información. -Ahora descansa.
Aquella tontería de Price se había desbocado y ahora, se había convertido en algo personal. 43 debía hablar más veces con su hijo y pensar un plan de ataque contra Brontë, pero no ahora, no hasta que su hijo estuviera del todo recuperado. No. Ahora tenía otra cosa en mente: un piscis.
*se va* | |
| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Jul 30, 2012 2:01 am | |
| Un cuenco vacío y sucio, un trozo de tela mojado y un conducto de ventilación, es lo que compone mi habitación. Bueno... celda. Ni una luz, simplemente yazco tumbado, con los ojos abiertos, viendo negro, mientras que uno de mis ensangrentados dedos, pelados por las piedras y por los trabajos forzados , hace circulitos en la más absoluta oscuridad, mientras mi mente se entretiene cantando una canción que mi madre me cantaba cuando era niño.
Un nargüinito, se balanceaba, sobre el tejado de mi caasaaa y como veía que no se rompíiia fue a llamar a otro nargüiiino...
Y así cantaba, en bajito y con un hilito agudo de voz y pasaba el rato, ya que estaba tan dolorido que no podía ni siquiera dormir a gusto encima de la fría y dura piedra.
*se queda* | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Jul 30, 2012 2:30 am | |
| De la nada, y entre crepitantes llamas evanescentes, 43 se apareió en la celda de su más preciado prisionero y al hacerlo, chasqueó los dedos para encender las antorchas que, hasta la fecha, permanecían apagadas, haciendo que la celda se iluminase, desvelando así, la posición del piscis, que yacía tumbado.
El líder de fuego se acercó a él y sin mediar palabra, le levantó de la pechera del arapo que vestía y le abofeteó, con todas las ganas del mundo, con los ojos cerrados, sin querer ver nada, para que no le diese ni pena ni remordimiento. Solo necesitaba desahogarse y vengarse de lo que le habían hecho a su hijo.
Si Brontë había echado a perder a su ejecutivo, él echaría a perder o por lo menos le haría pagar todas juntas a Brontë de la única manera que en estos momentos podía, comenzando la tortura sobre uno de sus guerreros.
43 continuaba sin decir nada, y sin más preámbulos lo empujó con fuerza contra una pared.
-Dime, niño.- dijo acercándose de nuevo a él, encendiendo una de sus manos con fuego.- ¿Porqué la vida es tan injusta? - dijo en tono meloso, mientras que se aucliyó a su lado, agarrando sin piedad su tobillo izquierdo con la mano incandescente, al rojo vivo, apretando sin miedo.
Sinceramente, no le apetecía escuchar nada, la verdad es que solo quería desahogarse, liberar tensión. Todo el asunto del palacio le estaba crispando demasiado y debía desestresarse para poder pensar con claridad, y si al hacerlo, podía dañar a uno de los discípulos de los que le habían hecho eso a su hijo, pues mejor que mejor.
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| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Jul 30, 2012 12:32 pm | |
| Cuando ya casi he perdido la cuenta del número de nargüinos que se balanceaban en el tejado de mi casa, una luz incandescente comienza a brillar en el centro de la habitación, haciendo que retroceda un poco, asustado. Y con motivo debo asustarme, pues de dicha luz comienzan a brotar llamas incandescentes de las cuales brota un hombre, el hombre que por lo visto, es el que parece mandar aquí. Me asusto, pero no digo nada, solo retrocedo un poco, pero sin dilación me coge del la camisa, toda rajada y sucia y comienza a darme fuertes golpes con su mano, repetidas veces y sin remordimiento. Yo no me quejo, ¿para que? no serviría de nada, solo para aumentar su satisfacción, pero no por ello dejo de dibujar muecas de terrible dolor en mi cuarteada cara, sucia y ojerosa. Y de repente, me veo volar contra una pared, dándome un fuerte golpe, a lo que en esta ocasión si que suelto un grito ahogado- Ah...- se me escapa casi sin aire, debido al golpe, y caigo hecho un gurruño, escuchando como se acerca, con pasos firmes.
Reclama mi atención, por lo que alzo la vista, viendo como su mano comenzaba a arden y poniéndose al rojo vivo como si de hierro fundido se tratase por los dedos, para luego, cubrir toda la mano.
Trago saliva y el se acuclilla a mi lado. Pregunta porqué la vida es tan injusta, pero no obtendrá ni una sola palabra de mi boca. Solo lo veo con furia silenciosa, clavándole mis ojos y nada más, pero entonces sin más dilación me agarra del tobillo con fuerza, abrasando mi piel y quemando mi carne- ¡Aaah Ahhh déjeme! Suélteme! ¡Por Mithos! - digo aterrado y desesperado, pero entonces como si mi cuerpo reaccionase solo ante el dolor, saco a Altheda de la goma de cinturón viejo y hago un corte de arriba abajo en la cara del hombre, haciendo un pequeño tajo en una de sus mejillas, de la cual brota una gotita de sangre.
Entonces suelto la daga al suelo y me llevo las manos a la boca, mientras, con los ojos muy abiertos, le veo, arrepintiéndome mucho de lo que acabo de hacer. No lo he echo conscientemente, ha sido el dolor que me ha cegado.
Niego con la cabeza mientras le veo y me quedo hecho una bolita, en la esquina de la celda, con el hombre de fuego delante de mi, sin saber muy bien que va a pasar ahora. -Lo... siento- musito.
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| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Mar Jul 31, 2012 1:44 pm | |
| Un filo afilado como la muerte cortó su mejilla e hizo que su mano soltase a su víctima para, con un hechizo sanador, curar el corte al instante. No le había dolido, pero aquella afrenta hacia su persona había sido la gota que había colmado el vaso, había sido el empujoncito que necesitaba para desencadenar toda su ira y así lo haría. A la disculpa y a la mirada de terror del piscis, este respondió dándole un empujón a su cabeza, de modo que esta rebotó contra la dura pared, con un golpe seco.
Agarró su cabellera con fuerza y tiró de ella hacia arriba.- Vas a desear que te mate, que te destripe, que te arranque los ojos... - le espetó muy cerca y entonces, ambos se disiparon entre llamas evanescentes.
~~
Se apareció con su víctima en una sala distinta, iluminada con fuego en las paredes que flotaba sin ningún soporte, dando una apariencia bastante fantasmagórica, la sala estaba llena de cadáveres en una esquina, sangre por las paredes y ratas que corrían de un lado a otro, además, había elementos de tortura hasta donde alcanzaba la vista. La sala era alargada y como si de un parque de atracciones se tratase, las máquinas de tortura se situaban una detrás de otra, dejando un pasillo entre ellas para que el usuario pudiese escoger la que mejor le viniese en cada momento, además, un cartelito informativo explicaba su uso en cada una de ellas. Era como una excursión por el infierno.
El líder de "La Sombra del Fuego" arrastró de los pelos al joven, para tirarlo encima de una de las máquinas, que en principio, consistia en una especie de plancha de metal en la que la víctima era atada de pies y manos, como si de una dura cama de acero se tratase.
Una vez 43 ató al jovencito por sus 4 extremidades, comenzó la primera de las torturas. Pero antes de nada, puso un trapo mojado en la boca del rubio, para que no le incordiase con sus berridos y gritos. En otra ocasión no le habría importado escucharle gritar, pero ahora, ahora le dolía la cabeza y quería silencio para comenzar su espectáculo.
Comenzó a poner su dedo índice al más rojo vivo jamás visto, como si se tratase del hierro más caliente del mundo y sin más miramientos, comenzó a clavarlo en las palmas abiertas de sus manos, como si de un cigarrillo ardiendo se tratase, en ambas, con ensañamiento y fuerza.
Luego, decidió que aquel semejante dolor no era comparable al que su hijo debió sufrir en aquel palacio, por lo que decidió continuar con los pies, haciendo combustionar ambas manos para agarrar con mucha fuerza los pies, llegando incluso a percibir un "agradable" olor a carne quemada.
Se detuvo, pues no quería que el dolor le hiciese desmayarse... todavía y entonces, de su cintura, cogió su arma y sonrió.- A veces, cuanto más confías en una persona, más daño puede hacerte, ¿verdad? - comentó meloso, refiriéndose clarísimamente a Alexander, mientras que con la propia arma del chico, decidió cortar en vertical uno de sus pezones, mientras él mismo hacía una mueca de dolor divertida, tanto alimaginarse lo que debía de doler, como al ver, efetivamente, los gestos del chico. -Oh, venga, no te pongas así, que acabamos de empezar- dijo con voz grave y seria. Entonces continuó cortando suavemente, la superficie de su piel, por uno de los laterales de su tronco, sin profundizar, solo queriendo que sufra lo máximo posible, por lo que sus movimientos eran lentos y angustiosos. Acercó su cara a la del chico y mientras acariciaba una de sus mejillas, continuó hablando- ya que tu no me respondiste antes, yo respoderé por ti. No, querido chico, no. La vida no es para nada justa- y entonces, justo al terminar de hablar, atravesó su mano de adelante atrás con Altheda, haciendo que la mano del chico convulsionase ante tal golpe a su integridad y, acto seguido, sin que pudiese casi quejarse del apuñalamiento, el líder ígneo dio, con la culata de Altheda, un fortísimo golpe en su brazo, haciendo que del cuerpo del piscis saliese un horrible sonido a roto.
Este último golpe hizo que el dolor volviese tan loco al chico que este perdiese el conocimiento de puro sufrimiento. 43 sonrió cálidamente y le pasó una mano por la mejilla al desmayado chico, para luego, retirar la toalla mojada de su boca y, sonriendo, besó su frente- Hasta mañana, pequeño- dijo al tiempo que, se consumía entre infernales llamas, mucho más relajado que alprincipio de la tarde.
*se va*
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| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Dom Sep 02, 2012 1:25 am | |
| La locura me mira, desde la otra punta de la sala. Es negra y con ojos de diamantes brillantes, que no brillan con luz, sino con la fe de mi locura. Me mira, no se mueve, es una bolita con piernas y manitas pequeñas, con una fila de dientes largos y puntiagudos, como si todos fueran colmillos. Da miedo. Me sonríe y luego se pone triste. Da un paso. La locura es mi amiga. Sonrío y mis ojos hundidos en la carne y el hueso mantienen la mirada de la macabra criatura. Cuando yo sonrío, ella sonríe. Es una sombrita muy inteligente. Si me rasco la cabeza, se la rasca. Es muy obediente. Mi boca dibuja una macabra sonrisa.
Plic.
seismil ochocientas tres gotas las que han caído ya de esa gotera desde que empecéa contarlas hace sabes dios cuanto tiempo. Rápidamente me levanto y cojo una piedra afilada para hacer otra marquita pequeña en la pared para llevar la cuenta de las gotas. Es mejor que contar días. Mucho mejor.
Entonces, al hacer el esfuerzo de levantarme, veo como la sala gira sobre si misma. Bueno, no veo nada, pues está todo negro, pero noto como todo gira y la pequeña locura que miraba con preocupación la escena desde la otra punta de la celda, corre hacia mi para abrazarme y que no me caiga y entonces...
Me despierto bajo un sol radiante. Estoy moreno y blandito, como siempre he estado. Corro de un lado para otro hasta llegar a un bonito lago. No es el de Brontë, es un lago al azar y me meto. Me estiro en el agua. Tengo 2 orejas. Que paisaje tan bonito.
Entonces veo como un carro de caballos alados desciende desde el cielo y se para al lado del lago. Aren, mi hermana y un chico que no conozco que debe ser su novio, bajan de el carromato. Ella va vestida con un bañador para entrar en el agua para hacerme compañía y jugar. Le doy un abrazo y nos contamos cosas durante horas, mientras, en la orilla, los otros dos hombres, uno mio y el otro de mi hermana, chalan animados sobre nosotros, ríen y beben alguna bebida refrescante.
-SEÑOR ESTE ESTÁ MUERTO- dice un chico flamma. -No, ese no está muerto, pero dadle un poco de agua, comida, y un bofetón para que espabile. Necesitamos que continúe su trabajo en las minas. Es un piscis muy valioso y resistente. - dice aquella voz de hombre cincuentona.
Recibo pues un bofefón que me despierta de mi sueño maravilloso, pero me levanto con las pupilas dilatadas y gruñendo como un animal. Hace tiempo que no oía mi voz.
-¡SEÑOR ESTE CHAVAL HA PERDIDO EL JUICIO!- chilla el hombre al verme así. -La cabeza vas a perder tu como no pares de gritar...
Me quedo solo, transpirando fuertemente y con una mano en el pecho. Me veo las manos, son rechoncas, negras y efímeras, com las de una sombra. Corro hacia el cuenco con agua y me veo. Tengo la cara redonda y con dos diamantes que alumbran mis ojos, mientras que una fila de macabros dientes adorna mi boca. Bebo rápidamente y como el trozo de pan que me han dado.
Estoy muy cansado, será mejor que duerma un poco...han dicho que vendrían a por mi en un rato... Aren... ¿quieres dormir conmigo? Entonces echo una mano al cuenco y lo abrazo, sonriente.
*se duerme*
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| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Miér Dic 26, 2012 12:47 am | |
| El tiempo había pasado y Flastio, pese a sus heridas y quemaduras de aquella trágica noche, había vuelto a ser el mismo de siempre. Seguía igual de... ¿Inestable? Bueno... Flastio siempre había sido un poco especial, y eso lo hacía especialmente útil.
Su pelo violáceo volvía a brillar con fuerza después de que hubiese vuelto a crecer y se hubiesen cortado las puntas quemadas y su rostro, que antes dejaba entrever la voraginé entera que era su existencia, ahora, con las cicatrices que le deformaban y sus ojos si cabe algo más salientes, junto con una sonrisa macabra que le había quedado debido a la retracción de los tejidos de sus mejillas calcinadas y que hacía que no pudiese dejar de sonreír fuese cual fuese la situación, se habían convertido en los peones que custodiaban a una reina locura que se veía perfectamente detrás de los pequeños peones que eran sus características faciales y a un rey tan cruel y que bebía sangre de venganza y que solo se calmaría cuando de su copa manase sangre de los que le habían echo llorar a su padre de rabia y miedo.
Caminaba por las calles de Ignis, abarrotadas de comerciantes, puestos ambulantes, mulas, bueyes... Las mañanas de mercado en la Capital eran frenéticas y a Flastio no había nada que le reconfortase más que comprar frutas, verduras, dulces típicos... cualquier cosa. Pero para ello debía ocultar sus rostro y su identidad y para ello cada lunes se disfrazaba de una persona diferente. Había hecho suya la habilidad del mimetismo, pues debido a sus deformidades y a su única extremidad superior, su padre había insistido mucho en que aprendiese a pasar desapercibido y así lo hacía.
Llegó al número 5 de la calle Vieds De Cazz. Era un pequeño palacete en medio de adoquines. Debería estar a las afueras, pero el líder de la Sombra del Fuego se había encaprichado en tener su morada en el centro. Bueno. Tenía muchas, pero esta era la oficial.
Las contraventanas de madera negra y barnizada con gusto estaban cerradas, la puerta las imitaba a la perfección, no había velas ni fuego en la chimenea que indicase que en interior hubiese algo o alguien. Sin embargo, sus cuatro chimeneas emitían calor; no humo, pero sí calor. Se podía ver que las nubes se desfiguraban detrás de ellas, como una carretera a 40 grados en verano.
En la entrada, cerca del muro de piedra que la lindaba, un cartel mugroso: "SE VENDE" pero sin ningún tipo de contacto con el interesado en venderla. Era un cartel más bien disuasorio que atrayente. Además, el palacete daba la impresión de estar realmente abandonado, como si nadie o nada se hubiese interesado en él nunca.
43 se había ocupado muy bien de protegerlo con un hechizo de inflamación por contacto, de modo que cualquiera que tocase cualquier elemento de la casa -la manilla de la puerta, la puerta misma, el muro...-, quien le pusiese el dedo encima, ardería en llamas. Pero nadie lo había hecho - por fortuna- hasta el momento, pues el pequeño castillo parecía emitir un aura que hacía que la gente no se acercase mucho a él y, con el tiempo, las madres habían prevenido a sus hijos a través de historias contra ese lugar, para evitar que se acercasen.
Pero Flastio sabía como burlar el hechizo. Miró a un lado a otro y sonrió, si cabe, algo más de lo que normalmente podía. Mirando la puerta negra se quedó unos segundos y entre el batiburrillo del mercado, de los vendedores de humo, de hierbas y de armas, de comida y de zapatos, vestidos y demás, en medio del griterío de la plaza, nadie se fijó como un hombre simplemente se desvanecía, como si fuese un charco pisado por un crío, que desfigura la imagen de las nubes del cielo que se reflejan en él. Flastio desapareció de igual manera.
El interior del palacete... no existía. Solo había un enorme agujero. Un enorme agujero que emanaba del centro de la estancia y que llegaba a todas las esquinas, dejando solo un pequeño saliente en el que Flastio estaba de pie. Justo detrás tenía la puerta.
Se podían oír a lo lejos quejidos de esclavos, perdidos en la profundidad de la tierra, que extraían minerales y hierro para venderlos a altos precios. El calor humano subía por aquel inmenso agujero que lo era todo, negro como la noche de Caligo y profundo como las minas de Humus.
No era más que un respiradero, y Flastio sonriente se tiró al vacío, inspirando todos los olores que salían por dicho agujero: sudor, muerte, locura, metal, sangre... Era... una mezcla tan exótica... Le encantaba entrar en casa por los respiraderos.
Después de casi tener un orgasmo cayendo al vacío, y utilizando los mecanismos para no morir al llegar abajo, consiguió evitar la muerte. Se fue corriendo a junto su padre para enseñarle, como si fuera un niño de 4 años, lo que había comprado hoy.
FDR: si alguien está interesado en entrar por aquí, se le explicará mediante MP's la forma de no morir. Se pedirán algunos requisitos para poder hacerlo exitosamente. ¿Consejo?
Si esta es tu primera vez no has temer si al entrar tienes nivel seis ningún daño podrás tener si no eres tan experimentado deberás ir con más cuidado más cuidado cuanto menos nivel más tranquilo irá el experimentado todos pueden entrar pero... ¡Ojo! O en la chimenea te quemarás
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| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Mar Ene 22, 2013 9:16 pm | |
| Ve pasar al flamma de pelo violeta correteando como casi todos los días con un montón de comida, juguetes, ropas… con muchas cosas distintas. Hoy trae manzanas verdes. Sus ojos verdes lo siguen con la mirada, pero debe continuar su camino hacia las minas y dejar las celdas.
Su cabeza está torcida, como si le pesase demasiado a los músculos de su cuello; sus rasgos están afilados y su pelo, que en algún momento estuvo limpio y enjabonado con el jabón más exclusivo de todo Caligo, ahora ha perdido su brillo y vida, convirtiéndose en un estropajo sucio y grasiento que le llega ya casi a los hombros. Más delgado que nunca, atrás ha quedado aquel chiquillo cargado con sus bolsas, sus pociones, sus sonrisas y su dragón. Solo se puede ver al mayor despojo humano, un despojo que, hasta no hace mucho, perteneció al ejercito de Brontë, que lucharía contra la amenaza que aquella extraña energía se había convertido para la existencia del gran Mithos.
Sus labios están cortados y con sangre seca del interior de su boca de los innumerables puñetazos que ha recibido durante sus torturas para sonsacarle cómo entrar en Brontë, cuáles son sus fines y toda información posible sobre el Palacio y los Campbell. Pero nada sale de sus labios.
En su celda, un número: 24... No puede diferenciar más cifras que aquellas, pues las otras están tan borradas y el entorno es tan hostil y oscuro, que no le dejan ver más que aquel 2 y aquel 4, aunque él tampoco está muy interesado en gastar energía intentando adivinar números inútiles, pues está más centrado en ver cómo trasportan a una chica parvus muerta con un aspecto horrible. El flujo de mercancías, ya sean materiales o bien algún que otro humano, no es raro por los pasillos de las enormes galerías del subsuelo de Ignis, de modo que el piscis simplemente deja que su ojos cansados y vidriosos sigan con la mirada cómo la chica es cargada por algunos compañeros piscis y otro parvus que sabe Mithos a dónde la llevan. No se interesa mucho. Debe presentarse en las minas, por lo que atraviesa el umbral de la puerta en la que está apoyado para perderse con el resto de piscis... Deben ablandar la tierra y retirar la sobrante para que los parvus puedan seguir extrayendo mineral.
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| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Miér Ene 23, 2013 3:49 am | |
| Cogió por la muñeca al piscis como si le fuera la vida en ello, saliendo de las sombras más profundas, lamiendo su asquerosa cara, saboreando toda una gama de sabores repugnantes que, si los robabas todos a la vez, tenían un curioso sabor lejos de lo desagradable. Pegó su cabeza contra la frente del chico, aspirando con fuerza.- ¿Hasss refressscado tu memoria, sssar- sardinita?- dijo con calma, arrastrando al piscis fuera de la fila que se dirigía a las minas. El esclavo lo miró con aire ciertamente desafiante, pero cansado, y lo único que obtuvo su acosador fue un sonoro escupitajo. Total... ¿Qué le podría pasar peor de lo que le estaba pasando ahora? Y por supuesto, no iba a ser él quien hablase sobre qué famosas figuras gobernaban Brontë o cuál era el objetivo de crear un ejército o simplemente por qué solo habían recibido el mensaje algunos. No les diría nada de nada.
Ante tal reacción, Flastio no dudó ni tardó en estirar su hermosa, brillante y lubricada lengua, escurridiza como la más venenosa de las serpientes, sacándola de su boca para probar la saliva del jovencito, lo que le hizo sentir un escalofrío de placer. La saliva ajena le producía una embriagadora y venenosa adicción. Hizo tracción con la frágil muñeca del piscis para acercarlo más así. - Eressss valiente y ressssissstente... Pocos esclavos aguantan tanto como tú. Suelen morir temprano... ¡No másssss de un méssss! - rió escandalosamente - Per-pero túu... eressss diferente, ¿verdad? Tú y todos losssss que habéissss sisisiiido llamados a Brontë... Ese lugar con tantas luces, sabores y... ricos o-oloooressss.
Acercó su nariz al cuello del muchacho-Y tú hasss esstado mucho tiempo en essse lugar y te has empapado de sssuuu...-se acercó a su oído- aroma...
El piscis intentó retorcerse y alejarse, pero poco pudieron hacer sus desgastados músculos ante la fuerza y fiereza de los movimientos del ejecutor. -¿Sssssabes? Hoy vamosss a dar un... passsseo -y dicho esto, apretó su única mano aún más fuerte en la carne del muchacho para desaparecer entre explosivas llamas amarillas y azules, creando asombro entre los presentes.
...
Aparecieron ambos en un lugar extraño, en el que el piscis nunca había estado. Era caliente, pintado de rosa, violeta y rojo. Estrafalario pero perfectamente amueblado. Se podía respirar magia en el lugar, ya que, pese a estar bajo tierra -pues era obvio que lo estaban todavía- había luz... No natural, pero que manaba de bolas de luz colgadas de las paredes. Los exóticos hechizos inundaban y bañaban los ojos del piscis con luz sana, por lo que simplemente los entornó, molesto.
Había una cama con colchones, la temperatura era agradable y había caramelos de toooodos los sabores tirados por el suelo, algunos masticados, otros no, otros cerrados, otros abiertos... Había comida distribuida por toda la estancia, en fuentes, en mesas, encima de la cama... pasteles y galletas... y hasta gelatina... una bañera llena de gelatina mordisqueada a la que le faltaban trozos y había signos de meteduras de afiladas manos.
El edredón rosa y rojo, perfectamente doblado y planchado, recibió el huesudo cuerpo del piscis al ser empujado por la fuerte mano del flamma, cayendo en blando, caliente y dulce. Sensaciones que creía haber olvidado. Giró su cabeza hacia la almohada y entre su cabeza y esta había una hermosa galleta de chocolate, brillante, perfectamente redonda y con un baño finísimo de caramelo brillante.
[color=red]-Mi papá no essstá[/color ] -dijo Flastio, mientras se miraba a un espejo y se metía un puñado de caramelos en la boca-. Me ha dicho que me ocupe de todo. Ya he puesto en marcha las máquinas y a los esclavos a trabajar. Ha sassasaaaalido a hacer negocios durante unos díasssss y me ha dejado al cargo porque porque por...que confía mucho en míii y tú... -Flastio se giró hacia su víctima, que no había escuchado ni una sola palabra de lo que había dicho, pues estaba alzando sigilosamente una mano hacia la galleta.
-¡NO! -bramó, echándose encima del piscis, arrancándole la galleta de la mano y masticándola cruelmente encima de su cara, dejando caer migajas encima de él-. LA COMIDA DE FLASSTIO ES MI COMIDA. PORQUE YO SSSSSSOY FLASSSSTIO. TÚ NO COMESSSS -dijo clavando sus ojos enormes de párpados quemados en los verdes del rubio, que lo miraba con desesperación, con sus tripas arrugadas gimiendo de pura y absoluta hambre. -De acuerdo...- dijo en un susurro y tragando saliva.
-EN MI HABITACIÓN SOLO COMO YO PORQUE SOLO HAY... -lo lamió- COMIDA... PARA FLASSTIO -dijo con su macabra faz pegada a la del piscis, mejilla con mejilla.
Entonces se levantó y se quedó en frente de él. -Assssí, quieto... Muy bien. El piscis lo miraba, clavándole los ojos y serio. Casi prefería estar en las minas que rodeado de comida que no podía comer. Era una tortura muchísimo mayor. Sin duda.
-Desssssvi-desssvistete -dijo haciéndole un gesto con su única mano, sin moverse, mirándolo contento.
El piscis dudó, pero sin poder quitar sus ojos de los de su acosador, comenzó a abrir los botones de las raída camisa. Uno a uno, despacio. Malgastando tiempo. Tiempo que era marcado por un enorme reloj de azúcar en vez de arena que había al fondo de la sala. A continuación, bajó sus pantalones y se quedó sin nada. No intentó siquiera taparse. Total... ¿para qué? En siete meses de cautiverio ya había perdido el poco orgullo que le podía quedar.
-Muy bien... Quédate ahí -dijo desaflojando su camisa con su única mano, para luego tirar de la capa que le cubría al suelo, para así estar más cómodo mientras recogía los alimentos más preciados que podría encontrar a lo largo y ancho de la habitación, mientras los lanzaba encima de la cama, sin importarle que los caramelos o trozos de tarta golpeasen la cara o el cuerpo desnudos del piscis, que estaba quieto, casi lloroso, mirando el techo de piedra, mordiéndose el labio inferior, rodeado de exquisiteces sin poder si quiera lamerlas... Sufriendo como nunca jamás había sufrido antes, desesperado, abrazándose a si mismo con una mano mientras que la otra tapaba su boca y nariz con el fin de evitar simplemente oler la fabulosa comida y evitar semejante tortura.
Cuando la cama estuvo suficientemente cargada de comida, Flastio regresó y se tumbó a su lado, sonriendo, dejando caer su afilada y babosa lengua por un lateral de su cara, mientras que, con su única mano, cogió una tableta de chocolate puro y lo fundió con una simple llama, bañando el pecho del joven con ella, que gimió ante el calor de la sustancia fundida. Flastio rodó hasta ponerse encima de él, no sin antes quitarse por el camino la camisa, haciendo que sus cuerpos se quedasen pegados por el chocolate. Cogió un bollo de nata y lo desparramó por el brazo derecho del piscis. Nata. Su comida favorita. Sin importarle las consecuencias, Silvanus se llevó ese brazo a la boca. Cualquier castigo sería válido con el fin de comer algo que no fuera basura en meses. -¡NO! ¡NO, NO, NO, NO Y NO! -chilló Flastio, dándole un puñetazo en la cara sin dolor que se la hundió contra el colchón-. ¡LAS COSASSSS NO SE HACEN ASSSSÍ! -chilló llevándose la mano a la cara, completamente desesperado y con la cara desencajada-. ¡TÚ NO PU-PUEDESSS! ¡TÚ NO! ¡NO! No... No... No... ¡Solo yo puedo! ¡YO! -dijo dándole un puñetazo aún más fuerte en la barriga, sin importarle los gemidos de dolor del piscis.
De nuevo, se recostó encima de él y le acarició esta vez, con sumo cuidado, pasando sus dedos por su cara dolorida y delgada. -Tú no puedesss -dijo con calma-. No... Tú, no -dijo dándole un beso en la frente para luego abrir la boca y dejar que su lengua cayese sobre su cara, tapando su ojo derecho y llegando hasta su oreja. Estuvo así un rato, hasta que decidió moverse y continuar esparciendo comida por todo su cuerpo, cubriendo su frente, su cuello... con todo tipo de dulces, para luego lamerlos ávidamente, contrastando el amargo y salado sabor del sudor de siete meses, la tierra y la suciedad que el piscis había acumulado con el dulce y puro sabor delicioso de los postres más exquisitos, provocando una reacción tan espectacular en la mente de Flastio, que su erección no tardó en aparecer, alimentada por este cúmulo de sensaciones paganas y exóticas.
Silvanus sufría en silencio, tanto, que no pudo ocultar sus lágrimas debido a la desesperación, a la frustración y al asco que sentía, pero se mantuvo con los brazos estirados, sin moverse, mientras la mano de su acosador le recorría en pecho, apretando su pecho con el chocolate y demás dulces. Poco tardó en bajar su lengua babosa a su pecho, tomando una merienda fabulosa encima de un palpitante corazón. Cada vez se movía más rápido, consumido por la avaricia del dulce y el sabor de la esclavitud, sin olvidar el salado de las lágrimas recogidas por una lengua enorme e insaciable que parecía que todo lo que comía, pasaba directamente a la entrepierna de su amo, engordándola cada vez más.
Rellenó el ombligo desnudo del joven, que casi tocaba con su espalda, de dulce caramelo fundido, que conseguía derritiendo azúcar entre sus ardientes manos, provocando ligeras quemaduras en su piel, haciéndole gritar en ciertos momentos.
Así pasaron los minutos, las horas y la tarde. Flastio se pegó una merienda como las de cuando era pequeño. No estaba su padre y podía cometer las atrocidades que le apetecieran.
Cuando llegó a la entrepierna del muchacho, todo lo que había quedado por encima de esta estaba brillante, limpio, sin manchas de tierra o dulce. Solo babas. Brillante. Lógicamente lamió la entrepierna del joven, también recubierta de crema pastelera y virutas de colores, pero no lo hizo de una manera especial. Para Flastio, todas las zonas del cuerpo eran igualmente erógenas, pues simplemente lamió como si lamiese una oreja, sin poner ningún énfasis especial. Sin embargo para el cuerdo, fue una sensación tremendamente horrible. Era la primera vez que tenía una boca ahí abajo, pues Aren nunca se habría dignado a darle placer de ese modo y lógicamente se excitó, pero en su mente no había placer alguno, pues el placer fisiológico era completamente ahogado por el hambre, la desesperación y el asco. La primera vez que sintió una boca en su miembro y fue de la peor de las maneras.
Tal fue el cúmulo de sensaciones que su desnutrido cerebro recibió y el cansancio acumulado de tantas horas de tortura, acabaron por hacerle perder el conocimiento por un tiempo.
Cuando Silvanus se despertó, estaba de nuevo en su celda, desnudo y completamente a oscuras. Se quedó en silencio, sentado sobre el suelo, con las piernas recogidas y la cabeza hundida entre estas, preguntándose cuando terminaría esto. Decidió pues, levantarse, completamente agotado y darse cabezazos contra la pared. No quería estar despierto. Quería perder el conocimiento y volar. Volar a un mundo lejano, fuera de la roca, lejos del calor de las calderas y no paró hasta que los sonidos contra la pared de piedra cesaron, acompañados de un golpe seco contra el suelo, como si alguien hubiese tirado un saco de harina contra la superficie de piedra, haciendo que, de nuevo, la celda quedase en un silencio perpetuo e infinito. | |
| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Feb 25, 2013 12:45 pm | |
| -Aquaerum- dijo en un tono casi inaudible. Entonces, de su palma salió una bola de agua pequeña, casi sin poder. La lanzó sin embargo con toda la fuerza que pudo contra la tierra, con el fin de que sus esfuerzos valiesen la pena, pero sobre todo para no ganarse una amonestación por hacerlo mal. Pronto terminarían la nueva sala. Había oído que se convertiría en un nuevo almacén para almacenar piedras preciosas y escamas de dragón que posteriormente se venderían a alto precio en el mercado negro. Suspiró. Le daba ya todo igual, por él, como si lo usaban como retrete.
Ya no vestía sus ropas características. Aquella camisa blanca y sus pantalones marrones con tirantes a ambos lados. No. Ahora vestía una gran bolsa de lino maloliente que en algún momento debió utilizarse para guardar algún tipo de alimento vegetal, pues Flastio le había dejado sin ropa en aquella ocasión y al día siguiente, junto con su "comida" le habían mandado también su nueva prenda.
Su pelo, en algún momento rubio como el sol, estaba ahora largo y greñudo, estropajoso y por los hombros. Sucio y pegado a su cara. - No deberías poner tanto empeño. Cuanto más trabajes más cosas te mandarán hacer. Yo prefiero un latigazo y que me retiren porque no puedo más que seguir partiéndome la espalda aquí -dijo un esclavo parvus que estaba a mi lado y que me veía lanzar hechizos y recoger piedras de una forma bastante eficiente, mientras él cogía piedrecitas del tamaño de puños únicamente-. No quiero mostrarles mi debilidad -dijo con un tono agudo, casi inaudible y casi etéreo. Hacía tiempo que no decía tantas palabras juntas y su voz estaba mustia, apagada y salía aguda y con miedo. -Bah, paparruchas -dijo el parvus, ahora haciendo que cavaba con sus recias manos en la pared.- ¿Es cierto lo que dicen? ¿Errres un guerrero de Brontë? Eso es lo que se rrumorea por los pasillos, chaval. Si así eres, debéis de serrr una mierrrda de guerreros. Seguramente el ejército de Brontë sea todo una mentira parrra que el pueblo esté tranquilo- dijo con asco.
El piscis calló, pues sabía que el parvus había dicho bastantes verdades juntas... A la conclusión de que lo habían abandonado había llegado ya hace mucho tiempo, pese a todo, ¿quién era él para no defender el único hogar que había tenido?- Lo fui, supongo -dijo en un murmullo. Y no añadió nada más.
-¿Qué demonios te pasa, chaval? Estoy intentando hablarr contigo -dijo dándole un empujón, haciéndole trastabillar y caer al suelo.- Háblame decentemente cuando te estoy hablando.
Lo miró ahora desde el suelo y no dijo nada. Se levantó y siguió dándole forma con sus hechizos a la sala. Quería terminarla pronto y así se podrían ir a descansar sin haber sido azotados. Aquel parvus no llevaba mucho tiempo en La Sombra de Fuego, pero sin embargo, sus dotes de mando le habían convertido en un gran representante de los esclavos.
- Basurra, eso es lo que sois, ¿qué os han enseñado ahí? Bah, ni el viejo Nagorr sabría enderezar a semejante pazguato. -No nombres a Nagorr -dijo con esfuerzo, llevándose una mano a la garganta, como si le doliese la garganta al hablar. Su voz estaba distorsionada por la falta de uso y le molestaba. -¿PORQUÉ NO DEBERRRÍA HACERLO? -escupió, acercándose al piscis y cogiéndole por el cuello. - Si Nagorr se prreocupase por su pueblo ningún parvus estarrría aquí metido- le dijo muy cerca al joven. - No creo en el liderazgo de nadie excepto del mío propio- dijo dándole un empujón. Entonces comenzó a hablar en alto, para todos los esclavos que allí se encontraban, piscis y parvus, todos por igual. - FIJAOS EN LO QUE NOS HEMOS CONVERTIDO, COMPAÑEROS. HE AQUÍ UNO DE LOS GUERREROS DEL FANTÁSTICO EJÉRCITO DE BRONTË QUE NOS HABÍAN PROMETIDO. ¿DÓNDE ESTÁ EL RESTO? - azuzó el aire con sus recias y pequeñas manos- OS DIRÉ DÓNDE ESTÁN: BEBIENDO TÉ EN SUS CASAS. NUESTROS REPRESENTANTES POLÍTICOS NOS HAN ABANDONADO, NO HACEN NADA POR NOSOTROS, NAGORR BRUMM Y SU CONSEJO, EL CONSEJO DE SABIOS DE AQUA, INCLUSO LOS ALEJADOS AETHER DEBERÍAN ESTAR BUSCÁNDONOS- bramó, y todo el colectivo que le escuchó bramó con él.
-Tienen cosas más importantes que hacer que salvarnos- dijo entonces el piscis, levantándose con esfuerzo y en un tono casi inaudible, carraspeando.- Yo no quiero que muera más gente.- Dijo amargo. - ¡IDIOTA! LA REALEZA, ¡LOS CONSEJOS, LA POLÍTICA NO VALE PARA NADA! AL VIEJO REY DE LA LUZ SÓLO LE IMPORTA SU HIJO Y AL INSULSO DARVENWISH SÓLO LE IMPORTA EL INSULSO DARVENWISH. A DARVENWISH LE IMPORTAMOS UNA SOBERANA MIERDA, COMO AL RESTO DE EMINENCIAS POLÍTICAS DEL MUNDO. NO SE PREOCUPAN POR EL PUEBLO, SÓLO DE SÍ MISM...- el parvus no pudo terminar su discurso, pues el joven piscis se había abalanzado sobre él y le estaba clavando las uñas en el cuello, con furia, con asco, con rabia, con los ojos entornados y enseñando los dientes con desagrado. -Darvenwish se preocupa- dijo con voz ronca y efímera. - Darvenwish se preocupa- repitió. -No... no seas hipócrrrita, chaval...- dijo boqueando el parvus- Nadie va a salvarnos nunca. Estamos condenad...- entonces el piscis apretó más y más y el resto de compañeros comenzaron a hacer un corrillo para ver la pelea. No iban a separarlos. Una pelea amenizaría sus tristes vidas y tendrían algo de lo que hablar durante semanas.
El parvus hizo acopio de sus fuerzas para darle un puñetazo en la barriga, por lo que el piscis se retiró, resentido.- ¡BAH! HAS SIDO CRRIADO POR ELLOS. NO DISTAS MUCHO DE SER COMO ELLOS, POLÍTICOS TODOS, SÓLO PIENSAN EN SÍ MISMOS, SEAN DE HUMMUS O DE IGNIS. SI FUERAN BUENOS POLÍTICOS, VENDRÍAN A BUSCAR A SU PUEBLO, SEAMOS DE LA RAZA QUE SEAMOS. ¡DEBERRRÍAN UNIRSE PARA ENCONTRARNOS! -berró.
-¿Quién te crees que eres para creer que el mundo gira a tu alrededor? No somos nada, ni siquiera un uno por ciento de la población... - masculló, despacio y cansado. Realmente le costaba mucho hablar.
-OGH, CÁLLATE, MALDITO IDIOTA- dijo abalanzándose sobre él. Ambos comenzaron una intensa pelea digna de ser admirada, bajo los coros del resto de esclavos que se decantaban más bien por el parvus debido a sus discursos que por el guerrero de Brontë, pese a todo, había algunas voces -pocas- que lo apoyaban.
Apareció entonces Flastio entre ardientes llamas, apoyando su mano en el suelo y siseando.- Bueeeno bueno... ¿qué tenemosss aquí?- dijo relamiéndose y acercándose reptando y rápido como una sombra a los dos combatientes- Veo que os sobran energíasss para malgastarlasss peleando. MUY BIEN- chilló de pronto. - Ese essss el espíritu- dijo apretando los dientes con una sonrisa - Debería doblaros el trabajo por semejante desfachatez- dijo ahora furioso- SIN EMBARGO- chilló de repente. - Creo que será mejor dejaros sin comida durante una semana. ¡SOLO AGUA!-chilló súper alto- y quizás un poco de pan duro. Así ya no tendréis tantas energías que malgastar- dijo acercándose al piscis y acariciándole la cara con ternura para luego darle un par de bofetaditas. -Por favor... no haga eso- dijo el joven, con súplica en sus ojos. Pestañeo fuerte un par de veces y vi al público.- ¡UY! ¿Alguien ha dicho algo? - dijo haciendo teatro y poniendo una mano en su oreja- Ah, sí... HA HABLADO UN PEQUEÑO INSOLENTE. ¡AMINOMEDASÓRDENES! - chilló rápidísimo y braceando como un loco en el aire- ¡NO NO Y NO! NO ME DAS ÓRDENES! - chilló ciertamente confuso, propinándole un puñetazo al joven, sonriente-. Que sean dos... semanas- dijo con una sonrisa malévola, para entonces, desaparecer, llevándose a los dos revoltosos consigo, dejándolos posteriormente cada uno en su celda, cerrados de tal manera que ningún rayo de luz pudiera orientarlos. Allí, en soledad, Silvanus pasaría los próximos quince días... | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Mar 25, 2013 3:20 pm | |
| *Un día antes de que Aren interviniese* 43 estaba en éxtasis. Contento, eufórico. Aquel largo viaje había valido la pena. Tras él, un par de hombres Flamma cargaban una caja negra y de metal, tan pesada como lo parecía. No era muy grande, pero tampoco era pequeña del todo. Sin embargo, la negrura del metal, el silencio sepulcral y la pesadez de ambos fenómenos juntos, hicieron que ninguno de los transportistas se atreviese siquiera a abrir la boca para preguntar qué había en el interior de aquella caja. Los tres hombres y la misteriosa caja negra silenciosa (ya que cualquiera hubiese dicho que iba vacía si no fuera por el peso de la misma) caminaban por el entramado subterráneo de la Organización de La Sombra del Fuego. Pronto llegaron al despacho de 43 y allí el viaje de los transportistas acabó. - Muy bien- dijo con voz grave y pletórica–. Y ahora, largo -dijo haciendo ademanes con la mano-. Llamad a Flastio. Quiero verlo. - De acuerdo, señor- dijeron ambos al unísono, saliendo por la puerta en dirección a la dulce habitación de Flastio. [...] - Preguntan por ti en el despacho principal -dijo uno de ellos, después de haber llamado a la puerta del segundo de la Organización. Flastio, que hasta el momento rodaba por el suelo encima de un mar de nubes de algodón comestibles, se alzó de inmediato de un salto, miando con rabia a aquellos que habían interrumpido sus juegos matutinos. Siseó como una culebra y enseñó los dientes como un mecña enfurecido, y alzando su único brazo con los dedos crispados, ardió en llamas y desapareció, rabioso porque seguramente tendría deberes. Los dos hombres se quedaron allí plantados, ahora solos, mirando aquel caos de cuarto, todo pegajoso, desordenado y con dulces por todos lados. Uno de ellos, decidió acuclillarse y coger un caramelo del suelo. Tenía buena pinta, así que se lo guardó en el bolsillo para luego. - No deberías hacer eso... - masculló el otro, más veterano. - Bah, es un jodido caramelo -respondió resuelto y, dicho eso, ambos se dieron media vuelta y se fueron. [...] Flastio se apareció envuelto en llamas, con su capa negra, completamente chamuscada en las puntas y que arrastraba una buena cantidad de centímetros por el suelo. Pese a tener un buen porte, (casi metro ochenta) aparentaba mucho menos, pues por norma caminaba encorvado y cojeaba de una pierna. Su violáceo pelo había crecido y ahora le tapaba casi toda su cara, dejando entrever únicamente un colgajo de carne babosa, que era su lengua colgando. - ¡Papá! -dijo, corriendo hacia él y abrazándolo después de tantos meses en soledad. El primogénito lloró un poco y movió su cabeza de un lado a otro, con el fin de acercarse más y más a él, haciendo presión con su frente en el pecho de su padre, como si lo quisiera atravesar-. ¿Dónde essstuviste? -susurró entre llantos, como si en vez de ser el hombre que era, no fuese más que un niñito de tres años-. Te he echado de menosss...-Oh, Flastio -dijo su padre, acariciándole la cara y apartando su lacio pelo por detrás de una de sus orejas-. Perdón, pero "me ha requerido" -dijo dándole un beso en la frente-. ¿Todo bien? ¿En orden? -preguntó el padre. - Todo -respondió el hijo. El padre alzó una ceja. - ¿Todo? -repitió sonriente, sabiendo que Flastio siempre hacía algo mal. - Bueno... todo menosss un poquito -respondió él riéndose por lo bajito, avergonzado. - A ver, cuéntame -dijo sentándose en su butaca y, acto seguido, su hijo se sentó en su regazo, para disfrutar de su padre, en una bonita escena paterno-filial. - Puesss veráss... el piscissss ese... tuve que castigarlo porque se peleó con un parvus. Lleva castigado en la celda de aislamiento casi un messss -dijo por lo bajito, mientras botaba en las piernas del bueno de su papá-. El parvus recibió el mismo castigo, pero murió a las dossss semanass... Papi... ¿por qué ese piscis dura tanto? - Bueno, no deja de ser un guerrero de Brontë. Es una pena que no puedas jugar con él más a menudo. Me apena verte siempre solo, pero entiende que no puedo dejar que se recupere. No sabemos cuan fuerte es, cielo. ¿Y si te hace daño? No. Mira lo que te hicieron -dijo acariciando sus cicatrices-. No voy a dejar que te pase nada nunca más -dijo abrazándolo, pues él también lo había echado muchísimo de menos. - Vale papá -dijo el hijo. - De todos modos, tampoco queremos que se muera, ¿verdad? Venga, vete a pasearlo un poco y llévale algún caramelito, ¿qué te parece?Entonces, sin previo aviso, del interior de la caja negra que adornaba una esquina del cuarto, se escuchó un sonoro y terrible puñetazo desde su interior. Ni un gruñido ni ningún otro gesto. Sólo un soberano puñetazo que hizo que 43 se quedase quieto, con los ojos enormemente abiertos y que Flastio saltase del seno de su padre para esconderse detrás del sofá. - ¿QUÉ ESSSS ESSO? -chilló Flastio, rabioso. - Ohjojojo... -rió gravemente su padre-. Eso cariño, es nuestra mejor arma y ha sido el motivo de mi largo viaje. Está en período de prueba... pero tranquilo. De momento sólo es una caja negra para ti. Pero tienes que prometerme que no la vas a abrir nunca, ¿vale? -le precavió alzando una deja ya con canas, al igual que sus sienes. Flastio, casi a cuatro patas, correteó alrededor de la caja y, subiéndose encima, puso su oreja en la cubierta metálica de ésta. - No ssse esscucha nada... ni ssiquiera una ressspiración -masculló. - Venga, deja eso, anda -dijo 43 ya un poco molesto por tanta curiosidad por parte de su hijo-. Toma, te he traído unas manzanas.- Manzanaaaaassss -chilló alzando los brazos. Le encantaban-. Dame dame dame dame dameee -imploró con su chirriante voz. - Toma, bonito -dijo dándole un saco de ellas-. Venga, ¿por qué no me enseñas los dibujos que has hecho durante mi ausencia? Me gustaría ver todo lo que has trabajado -dijo frotando la cabeza del joven y combustionándose junto a él, para pasar una amena tarde juntos. | |
| | | Silvio Moderador
Edad : 31 Mensajes : 1997
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Mar 25, 2013 4:01 pm | |
| *Noche en la que Aren intervino* Su cuerpo yace en el suelo, en la más completa oscuridad pensable. Su piel tan blanca y helada que nadie diría que aún conservaba un nimio hilo de respiración. El ojo que contactaba con la fría piedra estaba cerrado y el otro abierto, vidrioso y sin vida, sus brazos, era solamente hueso. Envuelto en un sucio saco, había quedado retorcido en una posición dolorosa después de aquel último retortijón de intestinos, ya que llevaba varios días con dolor abdominal. Sus labios cuarteados por la deshidratación yacían abiertos, sin ningún tipo de vitalidad y su corazón, estaba acabando de hacer las maletas para tomarse unas eternas vacaciones, pues había decidido que aquel inhóspito cuerpo ya no servía para nada. Entonces, Silvanus se preparó para dar su último aliento, inspirando fuertemente para, definitivamente acabar ya con tanto sufrimiento. Su hora había llegado. Ya no aguantaba más. Justo entonces, antes de que su último aliento fuese expirado, sintió un susurro en su oreja sana. Ya había escuchado aquella voz muchas veces, en su soledad la reproducía una y otra vez, sin embargo, esta era real. Era él. Le estaba hablando con voz siseante a mínimos milímetros de su oído. - Silvanus, escúchame... Silvanus... - El piscis abrió los ojos enormemente, pero no pudo, sin embargo, hacer nada más, sino que tragó (nada, porque no tenía siquiera saliva) y se quedó escuchando, aquello que no sabía si era locura, si era el cielo al que se dirigía. Silvanus, escúchame atentamente. No puedes morir ahora. No lo tienes permitido. Silvanus, es una orden - El pequeño piscis puso los ojos en blanco. Daba igual, su cansancio era demasiado- Ahora te sentirás algo mejor. Recuerda, no puedes morir... - un escalofrío, debido a sentir una voz tan cerca de su oído, recorrió su pobre espinazo. De repente, sintió cómo un calor extraño recorría su cuerpo de arriba abajo y que le hizo arrancar un grito de lo más profundo de sus entrañas, un grito extraño entre júbilo, poder y vida, pero cargado de dolor. Sus ojos dejaron de ser verdes para pasar a un violeta casi negro y, como un muerto viviente, se levantó sin poder sus músculos con su cuerpo. - Spoiler:
FdR: Habilidad AUTOALIENTO activada. Stats modificados (x2) - Fuerza: * * * * - Resistencia: * * * * * * - Velocidad: * * * * * - Agilidad: * * * * * *
- Inteligencia: * * * * * * * * - Técnica: * * * * - Puntería: * * * * * *
Volvió a sacar un chillido horrendo de su interior y conjuró un Aquaerum enorme, con el que golpeó la puerta de metal, la cual se abolló. La magia fluía por su cuerpo y este no dejaba de producir hechizos nairea, debido al descontrol que se había apoderado de su cuerpo, por lo que rápidamente la estancia se cubrió de niebla absolultamente. El piscis, con sus ahora ojos negro-violáceos opacos, no paraba de conjurar Aquaerums continuamente y la puerta, poco más aguantaría.
Última edición por Silvio el Lun Mar 25, 2013 4:04 pm, editado 1 vez | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Mar 25, 2013 4:01 pm | |
| Los guardias, corriendo como alma que lleva el diablo, golpearon fuertemente la puerta de la habitación de Flastio. - ¡SEÑOR! ¡EL PISCIS! ¡EL PISCIS! Flastio salió de cama y en pijama de caramelos los recibió. - ¡YA LO SSSÉ! -bramó, pues aquella cantidad de magia había sido captada nada más despertarse. - ¡APARTAOSSSS! -dijo furioso y, en cuanto pasó cerca de ellos, desapareció entre llamas. Se apareció ante la puerta de metal, completamente abollada y de la cual salía niebla que le cubría ya los pies. - Spoiler:
FdR: Stats de Flastio: - Fuerza: * * * * - Resistencia: * * * * * * * * * * * * - Velocidad: * * * - Agilidad: * *
- Inteligencia: * * * * * * - Técnica: * * * * - Puntería: * * *
- ¿QUÉ DEMONIOSSS HACESS? ¡IGNESTE! -conjuró seis bolas de fuego que flotaban a su alrededor, preparadas para saltar sobre el objetivo en cuanto la puerta se viniese abajo. No iba a permitir que aquel muerto de hambre montase un caos. | |
| | | Narrador
Mensajes : 1439
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Mar 25, 2013 4:18 pm | |
| Silvanus, embebido en el poder que el líder Caeruleus le había otorgado y junto con la activación de su habilidad, hizo que su poder creciese en gran medida y, no fueron necesarios más de un par de hechizos a mayores para tumbar la puerta de metal. En cuanto lo hizo, toda la niebla helada salió a presión por el marco de la puerta.
Flastio, por su parte, se cubrió de tal cantidad de humedad que debilitó sus Igneste. Sin embargo, el Flamma no dudó en lanzarlos con furia hacia él.
Uno se apagó por el camino y el resto fallaron. Sólo uno le rozó el brazo debido a la poca visibilidad que los Nairea otorgaban. Silvanus, inteligentemente se tiró al suelo, falseando su abatimiento, con una sonrisa en la cara que rápidamente tuvo que esconder al ver cómo de entre la niebla, Flastio aparecía para llevárselo de allí, furioso.
El líder caeruleus le había proporcionado calefacción a aquel desvalijado cuerpo, de modo que el corazón del piscis, había decidido retrasar sus vacaciones por lo menos, durante un tiempo. | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Lun Mar 25, 2013 4:38 pm | |
| Llevó al piscis agarrándolo por debajo de sus brazos, arrastrándolo por el suelo y tirando de él con su único brazo. No pudo evitar maldecir a aquella vieja del demonio que se lo había cortado. Sin embargo, dejó de pensar en ella rápidamente y lanzó por los aires al piscis a una celda muy especial.
Sin decir nada, se dio media vuelta y cerró la puerta de nuevo y furioso, se dirigió raudo al despacho de su padre, agarró aquella misteriosa caja negra y se transportó con ella hasta la celda del piscis. Después de haberlo atado con un fuerte candado a una pared, colocó la caja negra en el medio de la estancia, reparó la trampa y, después de tirarle un mendrugo de pan y una bota rellena de agua con asco a la cara, se largó de aquel lugar. NADIE volvería a ver a Silvanus Kettleburn, pues la trampa estaba lista. Sólo él podría entrar a tirarle comida y nada más.
De vuelta a su pegajosa habitación, se cruzó con uno de los guardias que el día anterior le habían llamado al despacho de su padre y, ni corto ni perezoso, se abalanzó contra él y le mordió el cuello con gusto. Los demás guardias se quedaron estupefactos al ver cómo Flastio desgarraba a mordiscos la garganta de aquel súbdito. Tiró con fuerza y arrancó un trozo de garganta, se lo escupió en la mano y sacó de él un caramelo a medio comer. -¡NO! -dijo dándole una patada al cadáver de aquel que había cogido su caramelo sin permiso-. ¡NO! ¡ES MÍ CARAMELO! - chilló agudo, metiéndoselo en la boca de nuevo- ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡ES MÍO! ¡MÍO! -dijo agarrándose la garganta y tragándoselo con avidez-. ¡SON MIS COSAS! -dijo dándole una patada al suelo-. ¡CARAY! ¿POR QUÉ ME HAS COGIDO MI CARAMELO? -le chilló al muerto-. ¿POR QUÉ NO ME LO PEDISTE? -chilló, rabioso-. ¡LIMPIAD ESTO! -dijo casi entre lloros-. Mi caramelo... Jo -y entonces se desvaneció.
FDR: Objetivo de la misión fijado: Esta es la celda a la que debéis llegar para cumplir vuestra misión. | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Vie Ago 02, 2013 4:46 pm | |
| 43 descansaba en su estudio. Las cosas se habían estabilizado, pero los gastos habían aumentado debido a que había tenido que callar las bocas de algunos políticos y jefes de la guardia. No había sido nada fácil. Sin embargo, ahora todo había adquirido un tono bastante neutro. Por ahora parecía que nadie les había delatado, aunque si lo hicieran y tuviesen que abandonar Ignis, tenía un plan bajo la manga.
Se frotó las sienes. Su hijo había sido un irresponsable. Sacó un retrato en su cajón y la miró con añoranza. En él, un joven niño al lado de una bella mujer sonreían. -Phionn...- suspiró, para luego mirar a su hijo. - ¿Qué he hecho mal, Mithos mío?... ¿Qué?...- dijo con rabia, arrugando con furia el retrato entre sus ardientes manos hasta que no quedó de ella más que un montón de cenizas.
En ese momento, llamaron a la puerta y él alzó la vista, dando un respingo. -¿Quién? -dijo recogiendo los restos de ceniza de la mesa. -Soy Sûjh - dijo, sin más, empujando la puerta y entrando. - Espero que no esté ocupado -dijo con un marcado acento. Odiaba hablar en un idioma que no fuese el suyo. -Tengo notijsias -dijo resuelta.- Parejse que han regresado al palajsio -dijo sentándose en el reposabrazos de la butaca de 43, pasando uno de sus dedos por la boca del mismo. -He visto a través de ese esclavo y estaba con uno de los infiltrados. Un aether. ¿Qué planea? -No lo sé, Sûjh. De momento: nada. Esperar a que mi hijo se recupere. -dijo pasándose una mano por las canosas sienes. Los puños de ella se tensaron. No entendía por qué ese apego a semejante tarado. -Señor... Flastio casi nos lleva a la ruina -dijo lamiéndole la cara. - ¿Por qué se preocupa tanto por él?
43 se levantó de golpe, empujando con una mano a aquella mujer. -PORQUE ES MI HIJO -bramó, con un tono grave y fuerte. Imponente. Entonces volvió a sentarse, mirándola con desprecio. -¿Y? -rió pícara, sentándose en su regazo. -¿Cómo que "y"? -le espetó. -Es un ser humano. Un hijo. Tú no eres más que una zorra, así que cállate -le espetó. Ella rió, mientras acariciaba con ambas manos sus mejillas. -Está bien, está bien -dijo haciéndole arrumacos. -Soy una puta sin sentimientos. -Entonces se puso a horcajadas sobre él, abriendo las piernas y bajando las manos al pantalón de su señor. - Sin embargo... Se está hajsiendo viejo.- Él crispó el gesto ante aquellas palabras. - Y alguien debería heredar todo esto... -comenzó a mover sus caderas. -Y ya sabe... Flastio... es Flastio -¿Qué insinuas? -dijo, ronco, hipnotizado ante el movimiento de sus caderas. -Pues que quizás debería pensar en darle un hermanito a su primogénito... Flastio sólo piensa en jugar y divertirse y, seamos sinjseros... Aquí se nejsesita una mente heredera y pensante.
43 ensombreció el rostro, agachando la cabeza y entonces la paró con las manos. -¿Por qué para? -preguntó, molesta. -Phionn... -Está muerta, por Mithos -le escupió, molesta. -Sí. Y el mismísimo Mithos se ha comprometido a devolvérmela con vida y devolverme también a mi hijo. Él lo sacará de su locura, por eso no necesito más hijos, zorra. -dijo levantándose y recolocándose los pantalones. -Sigue vigilando el palacio -dijo dando un portazo.
*se va* | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Vie Sep 20, 2013 5:29 am | |
| Sûjh presentó un informe ante 43. -No es que haya habido una actividad muy fuerte en cuanto a misiones y notijsias... -habló la mujer, depositando unos cuantos folletos encima de la mesa del líder.
-Qué irresponsables son, ¿no te parejse? Dejar que un pobre niño vague por ahí con un extraño sello en la cabeza y que nadie haga haga nada para evitarlo. No sabes lo bien que se ve todo a través de ese pequeño metiche -canturreó. Se acercó sensual al hombre y le dio un besito en la mejilla. -Pesada -respondió el, con los ojos cerrados.- Ni siquiera preguntas por él -dijo, molesto. -Eres un sieso -le dijo ella. -A ver, ¿qué tal está Flastio? -dijo con voz cansina. -Bien... supongo... aunque habrá que esperar para ver si funciona el tratamiento... -Oh, venga, tranquilo, cielo. No te amargues -dijo, rodeando su espalda con las manos.- Escucha... Tengo noticias. Esa pareja de tortolitos que cuidan de nuestro pequeño espía son mejor que una novela. Escucha: ella es un pez gordo de la seguridad de Ventus y él, por lo visto... ha estado espiando en Brontë... Pude escuchar algo de unos prisioneros, y el nombre de Alehyss Lester un par de vejses... Interesante, ¿no crees? Creo que iniciaré los preparativos para subir a Ventus. El enano nos mantendrá informados y, si tengo suerte, quizás... tenga un encuentro con ellos. Aunque claro... todo depende de si van a Ventus o no. De todas formas, si encuentro a los prisioneros... ¿Qué hago? ¿Los mato? ¿Los traigo? -dijo sin dejar de sobar al hombre. -No lo sé... No creo que sean guerreros de Brontë. No tiene sentido que estén encerrados en Ventus. Ve. Si su muerte ayuda a la destrucción y desestructuración del Palacio, entonces adelante. Si simplemente no tienen nada que ver... Haz lo que te dé la gana. Ahora tengo la cabeza puesta en otros menesteres -habló, algo cansado.- Venga, largo. Sigue utilizando el conjuro del crío. Espía más y más lejos. A más personas. Necesitas más información sobre todo esto.
*Fin de rol*
FDR: Doy por hecho que, como matrimonio que se quiere que es, Heylel y Gabriello hablan de sus problemas y te lo que ha ocurrido con todo el royo de Alehyss en privado. Y como el enano está siempre por ahí/cerca, Süjh los ha espiado. Así tenemos más trama y nuevas misiones. uwu~~ Aunque si no gostáis, pos nas XDU | |
| | | 43 Extraño
Edad : 53 Mensajes : 59
| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Dom Sep 22, 2013 6:47 pm | |
| -Hijo de puta...- dijo Sûjh, en cuanto lo último que vio fue la avinagrada cara del líder aether. Ahora únicamente podía ver en su esfera interferencias y de vez en cuando alguna imagen poco nítida. -Agh... mierda.- Dijo, dejando caer los brazos hacia atrás. Estaba molesta por haber perdido su principal fuente de información. Sin embargo, había sido extremadamente jugoso mientras había funcionado. No iba a dejar de intentar ver a través del niño, aunque lo único que viese fuesen señales distorsionadas. Algo era algo... sin embargo, aquel ataque le había pillado por sorpresa. -Creo que es hora de ponerme en movimiento...
*se va* | |
| | | 43 Extraño
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| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Sáb Ene 11, 2014 5:30 pm | |
| Espiar a Heylel y Gabrielle ya no tenía prácticamente sentido. El sello de la cabeza del criajo aquel únicamente emitía a su esfera mágica imágenes muy poco nítidas y las que se podían ver eran baños relajantes, un plato de spaguetti y niños en el parque. Escenas de la vida cotidiana que poco importaban a la piscis. Sin embargo, había algo que le impedía dejar de observar aquellas escenas tan familiares.
Se pasó una mano por la frente, algo agobiada. Realmente no tenía ningún plan para detener o interferir en las fuerzas del palacio. Sin embargo, tenía que hacer algo o las exigencias de Dios se verían interferidas.
Pero... ¿Qué hacer? ¿Presentarse directamente en palacio y cortar algunas cabezas para menguar sus fuerzas? Era bastante arriesgado... Aquel lugar era un nido de representantes de raza. Siete, para ser más exactos y no le gustaría tener que enfrentarse a ninguno de ellos. Además, quién sabe si tienen algún tipo de arma secreta o algo... Ir en persona sería una lata (y un peligro) pero no hacer nada... era dejar crecer las malas hierbas por dejar. Quizás no podría arrancarlos de raíz, pero si podía cortarle aunque fuese las puntas...
Pero si realizaba un movimiento, esperaba que fuese algo efectivo. No quería mover ficha para que ellos se entretuviesen entrenando y que su ofensiva únicamente sirviese para que ellos mejorasen.
Rebuscó en su viejo libro de magia. Hacía tiempo que quería probar una cosa... Conforme iba leyendo, una macabra sonrisa se dibujaba en sus labios.
*se queda maquinando un plan* | |
| | | 43 Extraño
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| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" Dom Ene 12, 2014 7:14 pm | |
| -Señor... a ejstas alturas todo marcha.- dijo entrando con apremio en su despacho. Era una nigromante de las mejores y estaba decidida a ganarse un puesto importante en el organigrama de la empresa (más del que ya tenía) si conseguía camelarse al jefe con sus hazañas...
Sus dulces pensamientos de futuro se vieron interrumpidos por la cara seria de 43. No estaba contento. Más bien, estaba preocupado. -Cielo relájate.- Dijo sentándose a su lado y colocando una bonita esfera encima de la mesa.- Lo veremojsh todo dejsde aquí. Te entretendrás...- Dijo dándole un beso en la mejilla.
Él permaneció callado. Espectante. -Tranquilo... lash monstruosajs criaturas mandadajs por Mithojs junto con una pequeña ayuda de mi magia acabarán con ejsa pandilla de aficionados. Pronto dominará el planeta y... -Y yo tendré a mi familia de vuelta.- Aclaró el, cortante.
*se quedan observando la bola* | |
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| Tema: Re: La guarida de la "Sombra del Fuego" | |
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| | | | La guarida de la "Sombra del Fuego" | |
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