Junto con Humus, Ventus es tradicionalmente el continente que menos conflictos internacionales ha tenido jamás. Hasta épocas muy recientes, se mostraron muy reservados con las otras razas, y aunque exploraron Lau'Teladnt (literalmente, las “Tierras Bajas”), tardaron mucho en permitir que un no alado conociera sus islas.
Esto daba lugar en el resto de Mithos a numerosas historias y rumores sobre qué podían esconder los aether allí arriba, o incluso quiénes eran los propios aether, que tan distantes y misteriosos parecían. El carácter pacífico de los alados, junto con el miedo de los demás a no poder alcanzar su territorio, propició que nadie mostrara demasiado interés en subyugarlos.
Sin embargo, el mundo de Ventus no fue siempre pacífico y armonioso, como algunos ingenuos de Lau'Teladnt se han empeñado mucho tiempo en creer. Los propios aether tuvieron muchos problemas internos. Su situación aislada los hizo depender siempre de sí mismos, y muchas facciones de aether buscaron diversas formas de mejorar su situación social y económica.
Aunque documentos antiguos atestiguan que los aether se organizaron en tiempos remotos en pequeñas tribus diseminadas por todas las islas de Ventus, los textos rigurosamente históricos centran sus esfuerzos en la descripción de la organización de la nobleza aether, probablemente la más compleja que se haya dado en un continente.
En un principio, la idea de nobleza entre los aether no estaba vinculada a elementos como la estirpe o las riquezas; cualquier aether, fuera cual fuera su situación, podía acceder a un título nobiliario demostrando su valía. Estos títulos no eran vitalicios ni heredados por línea de sangre, sino que pasaban de unas manos a otras por motivos meritorios; se trataba de una organización social en pirámide, pero los movimientos de una posición a otra se daban con una rapidez y frecuencia asombrosas. De los miles de rangos diferentes, que podían variar de una zona a otra, solo conservamos datos extensos de los más habituales y de aquellos que trascendieron a lo largo del tiempo; el más importante era la figura del Kidl o Kidletten (equivalente a un rey o reina). Era muy difícil reunir los méritos suficientes para ocupar el puesto, por lo que el título cambiaba de manos con menos frecuencia que otros.
El tiempo no favoreció este sistema; aunque cualquiera podía acceder al poder, el que lo tuviera en un momento preciso estaba solo limitado por el poder de otros títulos. Con el paso del tiempo, esta política derivó en un sistema de favores personales entre un grupo privilegiado que se desentendió por completo todo aquel que no poseyera títulos. El contacto cada vez mayor con otros continentes y sus correspondientes sistemas políticos asentó una nobleza más convencional, disminuyendo el número de títulos y los movimientos sociales que estos suponían. Los Kidl pasaron a sucederse por línea hereditaria, la riqueza y estirpe se volvieron importantes y las diferencias sociales aumentaron, distinguiendo islas de gran esplendor económico, en las que se erigieron grandes ciudades, e islotes empobrecidos en los que se concentraba una población de pocos recursos. Los enlaces nobiliarios con otras razas, aunque no muy comunes, contribuyeron a remarcar estas diferencias.
Por supuesto, este cambio no se produjo de forma repentina, por lo que no se tomaron demasiadas medidas para frenar el proceso. Para cuando la población empobrecida se dio cuenta de lo precario de su situación, apenas tenían ya recursos para cambiarla. Las primeras revueltas contra el sistema fueron débiles y tardaron mucho tiempo en aparecer; la facilidad con la que fueron rechazadas restó fuerza a los aether para luchar contra el régimen.
Por suerte para ellos, la nobleza no se sostenía por sí sola. Con el paso del tiempo, las propias intrigas internas de este estamento, los intereses y actos sin escrúpulos y la amoralidad general que se había concentrado en este círculo social acabaron por debilitarlo desde dentro, dando lugar a continuos cambios en los cargos, traiciones e incluso matanzas entre familias. Los problemas de la nobleza tenían sus efectos en el resto de la población, que reaccionó en una rebelión. Una rebelión cruenta, larga y dura.
Las principales figuras de la rebelión empezaron movilizando sectores de población en secreto, llevando a cabo planes más o menos sutiles en contra de la nobleza. Cuando las protestas se hicieron evidentes, estalló una revolución que desembocó en una auténtica guerra civil, en la que destacó la quema y destrucción de la mayor parte de los títulos nobiliarios, proceso conocido como Paptl'Fird (“La quema de los papeles”).
Tras años de lucha y de grandes dificultades, tanto para conseguir el bienestar de la población como para conseguir un sistema de gobierno adecuado, se estableció una Rektêlt (administración) dedicada a asegurar la cobertura de las necesidades básicas de todo habitante de Ventus (vivienda, educación, alimentación, sanidad...), que se llevaba a cabo por esfuerzo del conjunto de la población. El sistema, aún vigente en el continente, permite que cualquiera pueda prosperar individualmente más allá de estos derechos básicos; se exige, sin embargo, que los más ricos sean los primeros implicados en el mantenimiento de aquellos con menos recursos, manteniendo una sociedad más o menos igualitaria.
Cabe destacar que la nobleza no llegó a desaparecer del todo en Ventus. Aunque no reconocida oficialmente por la Rektêlt, cuenta con el apoyo de la nobleza de otros continentes, y mantiene sus costumbres y (en la medida de lo posible, aunque no siempre de forma legal) privilegios del pasado. Se trata, sin embargo, de un grupo minoritario, destinado a emigrar o desaparecer.