Ficha de León Batowski

Nombre: León.

Apellido: Batowski

Edad: 18 años.

Descripción física: León es un muchacho alto y delgado. Pegó el estirón hace relativamente poco, y por eso su cuerpo ahora está a medio camino entre el de un niño y un adulto: a pesar de que es más alto que la mayoría de sus amigos y familiares, porque es un muchacho realmente alto, todavía no ha musculado, ni tampoco ganado demasiado peso, así que parece un palillo con patas. De hecho, en su pueblo, cuando crecer y crecer, sus amigos comenzaron a llamarlo Espiga B. o Palillo B, motes que el muchacho terminó por aceptar con resignación tras varias protestas.
Pese a todo, no es un chico feo, ni desagradable a la vista. Tiene una cara bastante agradable, con restos aún de la niñez: las mejillas todavía algo redondeadas, unos ojos castaños grandes y vivaces, una mandíbula todavía no muy marcada, e inicios de vello que aún no ha terminado de salir del todo.
Tiene mucha, mucha bisutería encima: sus orejas picudas, no tanto como la de otros claritas gracias a su herencia flamma, están repletas de pendientes, que, dicen, dan buena suerte; y en los brazos uno puede ver muchas pulseras porque, también dicen, dan buena suerte.
(A veces se pinta las uñas con esmalte que se ha comprado en el mercado y que, dicen, dan muy buena suerte).
Tiene el pelo revuelto (por más que se peine). Es pelirrojo.

Descripción psicológica: Es un pisaverde. Tal y como suena. Le gusta ir arreglado, que lo piropeen y que las chicas le hagan caso. En serio: se muere por que las chicas le hagan caso. Tal vez parezca algo desesperado por esto, pero no puede soportar ver cómo todos, absolutamente todos sus amigos tienen pareja. Y ¿él qué? ¡Él nada, absolutamente nada! Las chicas le hacen caso, sí, pero ¿novia? ¡Jamás! Y eso que es el más elegante, el más rico, y el más inteligente de todos. A día de hoy todavía no se explica cómo es posible que siga soltero, a su edad y con su porte y patrimonio.
León es egocéntrico, mucho. Y exagerado, también mucho. El rey del drama. En el pueblo hasta hay gente que lo llama León el Dramático I. Pero es también un muchacho agradable, pese a todo: puedes tener una conversación con él casi de lo que quieras, porque ha estudiado mucho y sabe mucho, aunque la mayor parte del tiempo parezca un completo estúpido, y también puedes pedirle consejo sobre lo que quieras, porque le gusta ayudar a la gente. Es muy amigo de sus amigos, aunque a veces no lo parezca porque, bueno, es difícil que lo parezca teniendo en cuenta su enormísimo ego. Pero quiere mucho a la gente que lo aprecia, que al final no es mucha.
(Siempre sonríe, sonríe y sonríe)

Arma inicial: Katana. Sus antepasados eran unos expertos (¡muy famosos!), y él también se anotó a la fiesta (un poco forzosamente, todo hay que decirlo).

Habilidades:

- Ha viajado mucho, así que sabe cómo se mueve el mundo. Tiene un gran conocimiento geográfico e histórico.

Defectos:

- Es fácil de engañar, muy fácil. Cuéntale cualquier milonga y se la creerá (siempre y cuando no atente contra la física del mundo, porque no es tan estúpido). También es supersticioso, y está obsesionado con conseguir una suerte absoluta para todo, así que si le dices que x da suerte, hará lo que sea por conseguir dicha x.

Otras cosas: Le gustan las novelas románticas y las lee siempre que puede (tiene un par en el baúl. Oh, el amor). Tiene muchísima ropa y maquillaje. Dibuja muy bien, aunque ahora mismo está pasando por una fase de arte moderno y casi nadie entiende lo que hace (pero tiene talento).
Es mestizo: su familia materna es flamma. Tiene algunas escamas en las mejillas, la nuca, y el pecho.

Raza: Claritas

Stats:

- Fuerza: * * *
- Resistencia: *  
- Velocidad: * * *
- Agilidad: * * * *

- Inteligencia: * * *
- Técnica: * * * * *
- Puntería:*

Historia:

El joven León escuchó la llamada hace meses, pero la ignoró hasta el día en el que su corazón se rompió por primera vez. Aquella mañana, después de meses pensando, el muchacho pensó que ya era el momento de declararse a su amor de toda la vida. Había intentado no hacerlo, de verdad, había intentado olvidarse de ella y centrarse en otras chicas de su edad, pero cuando Lorelai, su maestra, le dijo que se iba de Lumen para enseñar sus técnicas a otros jóvenes como él, el muchacho no pudo callarse:

—No te vayas. Yo... ¡Yo te quiero, Lorelai! Desde siempre.

Fue una confesión desastrosa. Había algunos alumnos delante, compañeros suyos que desconocían su amor por la maestra, y  que rompieron a reír al escucharle. También Lorelai comenzó a reírse, con suavidad, como si el muchacho le inspirase ternura.

—Oh, vamos, vamos Batowski. Yo soy mucho más mayor que tú, y soy tu maestra. No digas tonterías.

Aquel fue probablemente el rechazo más horrible que el claritas sufrió en su corta vida. Porque Lorelai no era tan mayor, seis años no eran nada, y porque no se creyó lo que dijo. No creyó que la amase, ¿cómo podía dudar de sus sentimientos? ¿Acaso no se había dado cuenta? Siempre la ayudaba a recoger, y se quedaba mucho más tiempo que el resto no porque le gustase el dojo, sino porque le gustaba ella, Lorelai Solem. ¡Ella!

León no dijo mucho más. Boqueó un par de veces, y miró a su maestra suplicante, como un perro apaleado, pero no dijo nada. Y cuando se fue finalmente, el joven recogió todos los pedazos de su maltrecho corazón y se dijo que iría a Brontë, iría y le demostraría que no era ningún niño y que era capaz de ser como cualquiera de sus parejas, como ese Jonas K, que ni tan siquiera era alto ni peleaba, ni sabía nada de katanas ni de la vida. Y entonces, cuando fuese ya un poderoso guerrero, entonces Lorelai lo querría, porque era así cómo funcionaba la vida, ¿o acaso todas aquellas novelas de grandes héroes desqueridos mentían? No, claro que no.

Ficha aceptada. Ya puedes ir por ahí proclamando tu amor al arte.