Terreno de entrenamiento

Edad : 25 Mensajes : 130

En cuanto lanzo el puño me doy cuenta de que no ha sido una buena idea. Azael cambia la dirección de mi ataque utilizando mi propia fuerza para desviarlo. Mueve mi brazo a su voluntad y yo no puedo detenerlo desde esta posición. El chico gira el torso, de forma que lo tengo de costado. Y a mí me deja en una postura incómoda una vez más, medio inclinada y desprotegida.

Lo bueno es que tengo acceso a su espalda. Así que uso chrysantae una vez más, en la mano que me queda libre. Mi intención es darle una descarga en la parte posterior del cuello. Esta vez siento que podría llegar a lograrlo. Y, confiada, lanzo el ataque.

Cuando ya estoy moviendo mi mano hacia su cuello, puedo ver que hace algo con el brazo que tiene más próximo a mí. Pero no entiendo lo que hace hasta que noto un dolor agudo en el abdomen, a la altura del estómago. Pese a todo, no freno mi ataque. Es posible que esta sea mi única oportunidad de darle. Y no quiero desperdiciarla solo por algo de dolor.

Edad : 28 Mensajes : 477

Johan la alcanza sin dificultad, pero se sorprende porque a cambio recibe una corriente que le recorre el cuerpo entero. Se aparta de ella de un salto, poniendo la suficiente distancia como para que ella no pueda repetir el ataque, pero en vez de volver a atacar se echa a reir.

-¡Vaya calambre!-exclama, más alto de lo que está acostumbrado a hablar-. Sí que tienes dotes mágicas. Siempre dicen que los chrysos sois menos dados a eso.

La mira con curiosidad, risueño. Lo cierto es que él no es precisamente un experto en magia. Tampoco le molesta no serlo. Simplemente se ha centrado en otras cosas. Es, por ejemeplo, un experto en bajar escaleras haciendo el pino, y no mucha gente puede presumir de algo como eso.

-Si eres buena con la magia siempre puedes potenciar eso. ¿Por qué no has usado la cadena?

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Azael se aleja de mí de repente. Yo me quedo en el sitio, con los ojos muy abiertos y una sonrisa. ¡Le he dado! Después de unos segundos disfrutando de la sensación de haber acertado con un golpe, empiezo a notar los efectos del último que yo he recibido. Me llevo una mano al estómago, frotándolo ligeramente como para mitigar el dolor. No es insoportable, pero duele.

- Gracias. No pensaba que fuese a lograr darte -digo sonriendo contenta.-Realmente lo que quiero es potenciar la magia, sí. Pero me gustaría usarla como herramienta en combate, no como mi única habilidad. Y por eso no usé la cadena. Porque quiero aprender a usar mi cuerpo en combate -le contesto.- Además, tenía que aprovechar esta oportunidad con un profesor tan bueno -añado con una sonrisa, aunque lo digo con un deje burlón para que no suene demasiado adulador.

Edad : 28 Mensajes : 477

Johan se acerca de nuevo a ella, con gesto risueño.

-¿Y por qué no ibas a darme? Tampoco es que sea invencible -declara, tranquilo. Luego la escucha con atención-. Desde luego, es interesante dominarlo todo -reconoce cuando la chica acaba-. Pero yo sé de poco más que de lucha cuerpo a cuerpo. No está mal que te enfoques más en una cosa. Al final cuando trabajamos en equipo cada uno puede ocupar un papel y dejarse apoyar por sus compañeros.

Le gusta eso. Le gusta que todos sean tan diferentes y que no pase nada. Le hace sentirse cómodo. Aunque supone que ser versátil también es interesante, al final. Nunca sabes, cuando pasa algo repentino, con quién vas a estar o qué te tocará hacer.

-Si quieres podemos entrenar de vez en cuando -le propone-. Yo siempre estoy dispuesto a enseñar y a aprender.

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Escucho atentamente lo que me responde, como atendiendo a una lección. Lo que dice tiene sentido. Si cada persona se especializa en sus puntos fuertes, al hacer luego un equipo quedará equilibrado entre todos. Quedo satisfecha con el comentario, y lo demuestro con una sonrisa.

- Me encantaría volver a entrenar contigo -digo mostrándome sincera y contenta.- Creo que es hora ya de ir a descansar por hoy, pero ha sido genial y realmente motivador.

Resulta que Azael se retira ya también. Por lo que vamos caminando juntos hasta el palacio. Y por supuesto, Dardo y Rina, que siguen a su compañero desde el aire.

*se van*

Edad : 28 Mensajes : 391

No es que el sol luzca en el cielo en todo su esplendor, pero sí está un día lo suficientemente apetecible para entrenar fuera. Y, dado que lo que quiere es practicar con el arco, Kyoti sabe bien que es mucho mejor hacerlo con luz natural. Así que no duda en situarse en su zona favorita del terreno de entrenamiento, rodeado de dianas.

Empieza por un entrenamiento simple, probando el arco, estirando la cuerda sin arco, repitiendo movimientos que, cuando dispara, se vuelven mecánicos. No tarda, de todos modos, en recurrir a su carcaj y empezar a lanzar flechas. Lo mejor del terreno de entrenamiento es que la disposición de dianas es muy diversa, desde paneles con figuras humanas dibujadas a dianas colgadas de los árboles, pasando por objetivos más clásicos o móviles. A Kyoti le encanta practicar aquí por lo diversas que son sus posibilidades.

Hoy, en concreto, quiere centrarse en su velocidad. Así que, si bien empieza disparando a una velocidad normal, va aumentando su ritmo de disparo poco a poco, hasta que sus tiros se vuelven una ráfaga de flechas en dirección a la diana. No consigue ser tan preciso en sus disparos ni puede tensar el arco tanto, por lo que se reduce su rango de tiro, pero sigue siendo un buen ejercicio. Y, si consigue dominarlo, podrá reaccionar mucho más rápido en combate.

Así que se centra en una diana clásica, a una altura media, y trata de disparar flechas tan rápido como puede, sin dejarse margen de respiro. Cuantos más tiros consiga añadir a la ráfaga, más útil será ese recurso.

*Entrena un buen rato y se va*

Edad : 28 Mensajes : 477

Johan llega corriendo a la sala de entrenamiento con las hojas que le quedan en los brazos. Al final, lejos de relajarse, se ha dedicado a recorrer diferentes zonas pegando lo mismo, pero le parece divertido.

"¡FIBROTOH!
¿Harto de no estar de fiesta? ¡Ponle solución!
La bebida es gratis que la pone Dehnel."

Lo pone en varias de las plataformas, llegando a pegarlo en alguna de las más altas. Si alguien no lo ha visto antes, puede que se lleve una sorpresa cuando escale hasta ahí. Le resulta especialmente desafiante escalar con los papeles en una mano evitando que se arruguen, pero no por ello se rinde.

Una vez termina y se siente conforme con su obra, busca otro sitio.

*se va*

Edad : 34 Mensajes : 114

ENTRENAMIENTO FUERA DEL TIEMPO REAL. Rol atemporal.
ENTRENAMIENTO DE TÉCNICAS BÁSICAS DE PUNTERÍA. TÉCNICA: ATRAPAR CON LA BOCA. ENTRENAMIENTO 1/3).

El invierno había sido duro y por tanto los entrenamientos siempre los había hecho en el interior. Ahora que la primavera ya se asoma y los días son más largos, me animo a salir fuera a respirar aire puro. Nunca había estado en este lugar, por lo que lo inspecciono mientras me froto un hombro. Hoy quiero probar una cosa nueva. Algo diferente y divertido. Aquí fuera no cuento con la ayuda de Duende, por lo que tendré que ingeniármelas para entrenar yo solo.
Me gustaría aprender a usar la boca en combate. No hace mucho leí un libro que me prestó Abaddom que hubo un guerrero genial que vencía a sus oponentes con un cuchillo en la boca. Eso me ha inspirado para cazar al vuelo objetos con la boca.
Me imagino que podrá ser útil si me encuentro rodeado de enemigos, con las manos atadas o incluso heridas. Ser hábil para coger cosas con la boca es siempre una habilidad interesante. Toda herramienta que pueda usar será buena en combate. Además: seguramente que me divertiré con este entrenamiento.

He rellenado un calcetín con arroz. El plan es empezar a recoger cosas con la boca. Cuando le haya cogido el truco, podré comenzar a usar objetos con algo más de peso y zonas peligrosas como cuchillos etc, pero por ahora, un calcetín de arroz es un reto más que aceptable. Lo hago botar un par de veces en la palma.
Convertirse en líder implica tener control sobre todas las partes de tu cuerpo, ¿no? y sobre todo, saber usarlas de forma correcta. Pues vamos allá.
—Alehop —lanzo el calcetín relleno al aire y me coloco debajo de su trayectoria. Observo cómo va cayendo y me sitúo debajo. Ya cuando lo tengo cerca, doy un saltito y lo engancho al vuelo. ¡Bien!
No es que sea un ejercicio complicado, pero debo repetirlo hasta que me salga perfecto. No se me puede caer ni una sola vez. Hoy es un calcetín, pero pronto serán objetos más peliagudos.

[...]

Tras un buen rato lanzando el calcetín y haber asegurado que controlo perfectamente este ejercicio, decido lanzarlo esta vez no a lo alto, sino a lo largo, haciendo una parábola ligera para correr, saltar y pescarlo al vuelo como si fuese un perro con un palo jugando en el parque. Sé que me veo muy ridículo , pero sé también que es una técnica infravalorada. Una capacidad que me puede sacar de más de un apuro en algún momento.

*se queda entrenando*

Edad : 34 Mensajes : 114

ENTRENAMIENTO FUERA DEL TIEMPO REAL. Rol atemporal.
ENTRENAMIENTO DE TÉCNICAS BÁSICAS DE PUNTERÍA. TÉCNICA: ATRAPAR CON LA BOCA. ENTRENAMIENTO 2/3).

Tras unos cuantos días cogiendo al vuelo el calcetín, me veo fuerte para cambiar el objeto. He ido al taller y he tallado una estaca de madera con forma de cuchillo. Sin filo, simplemente la silueta. De este modo no habrá problema alguno de hacerme daño. Además es una madera joven y blanda, por lo que aunque me de en un diente, no creo que pase nada.
Llego al terreno de entrenamiento orgulloso de mi creación y me lo paso de mano a mano con soltura.
Estoy deseando ver la cara que se le queda a Abaddom cuando vea lo puntero que estoy siendo con mis entrenamientos.
Venga, vamos allá.
Me sitúo en posición y lanzo la pieza de madera al aire. Ahora el entrenamiento es más duro, pues no puedo morderlo ni agarrarlo de cualquier manera. Debo desarrollar un método de agarre firme y preciso de modo que cuando lo haga con un cuchillo de verdad, no me suponga ningún riesgo.
Va.
Lo lanzo con fuerza hacia arriba con un poco de efecto para que gire lentamente. Flexiono rodillas y salto para agarrarlo.

CLONK.

—Por todos los... —caigo de culo al suelo y me froto los labios y la nariz. Coger un calcetín blandito de arroz es muy distinto a sujetar un palo de madera de una forma correcta. Debo esforzarme más.
De nuevo.
Lo lanzo. Esta vez pongo toda mi atención en el movimiento. Sigo el mango. No le saco los ojos de encima y presto mucha atención a su recorrido, la velocidad con que gira e intento adivinar dónde estará cuando llegue a la altura de mi boca.
ÑAC.

Le hinco el diente y consigo amarrarlo. ¡Bien! Aunque ha sido por la parte del filo y me he hecho daño al sostenerlo en una encina, por lo que me llevo el dorso de la mano a la boca y recibo un chorrito fino de sangre molesta por haber sido arrancada de su sitio.
—Tsk... —arrugo el gesto. Sin duda este entrenamiento va a ser mucho más complicado que el anterior. Sin embargo, recuerdo los consejos de Abaddom: "las técnicas pueden usarse de forma complementaria para aumentar sus resultados". No hace mucho, aprendí la "Técnica instantánea de puntería", por lo que decido ponerla en práctica para acercar con mi cuerpo en el punto exacto que quiero.
Bien.
Lanzo de nuevo. Rápidamente coloco mis manos formando un círculo y cierro los ojos durante no más de dos segundos. Tomo aire con fuerza y abro los ojos con fuerza, dejando que estos emitan un fulgor celeste durante un instante. Raudo, utilizo la técnica instantánea de puntería para dar un salto y amarrar al vuelo el mango del cuchillo de madera con éxito.
Caigo al suelo como resultado.
Ha estado bien. Nada mal, para ser justos. Sin embargo, hay un problema: entrenar una técnica utilizando OTRA técnica supone un gasto de energía importante, por lo que voy a tener que esforzarme el doble si quiero mantener este ritmo de entrenamiento.

[...]

Al cabo de unas tres horas, el sudor me cubre las sienes y parte de la camisa. Estoy agotado. Si logro que me salga una vez más, lo daré por terminado.
Echo todo el aire de los pulmones y lo lanzo con fuerza, con efecto, provocando un giro importante del cuchillo sobre si mismo.
Ejecuto la técnica instantánea de puntería de nuevo y fijo mi vista en el punto que quiero morder. Un reflejo glauco se apodera de mi vista una milésima de segundo y entonces salto con fuerza. Caigo, rodando sobre mi mismo y me levanto con el cuchillo perfectamente sujeto entre mis labios. Aprieto los puños con satisfacción.
Estoy listo. Estoy listo para el siguiente paso y en ese no me puedo permitir ni un solo fallo o literalmente, podría perder la vida.

*fin del entrenamiento*

Edad : 34 Mensajes : 114

ENTRENAMIENTO FUERA DEL TIEMPO REAL. Rol atemporal.
ENTRENAMIENTO DE TÉCNICAS BÁSICAS DE PUNTERÍA. TÉCNICA: ATRAPAR CON LA BOCA. ENTRENAMIENTO 3/3).

Ha llegado el día. Cargo conmigo un cuchillo de verdad. Uno bastante filoso y que he cogido de las cocinas. Estoy nervioso. Odio el acero. Odio su tacto frío y peligroso. Creo que jamás tendré un arma de este material. Me da grima. Sin embargo, este movimiento es algo que quiero aprender. ¿Por qué? No lo sé. Simplemente quiero tener la cabeza ocupada en algo. Desde la conversación con Alexander, me he volcado inconscientemente en el estudio y en los entrenamientos así que eso hago.

Veo el reflejo de mis ojos en el cuerpo del arma y asiento para mi. Estoy listo.
Vamos allá.
Lo bueno de este entrenamiento es que he estado usando mucho la técnica instantánea de puntería, por lo que ya me sale a la perfección.
Me preparo. Lanzo hacia arriba el cuchillo y me dispongo a capturarlo al vuelo, igual que el de madera. Sin embargo, esto es distinto. Yo sabía que con el de madera no iba a morir. Sin embargo y de pronto, soy consciente de que estos pueden ser mis últimos segundos de vida y reacciono al instante, separándome de la trayectoria del cuchillo, que se hunde de forma amenazante en el suelo del terreno de entrenamiento.
—Mierda —estoy molesto. Tengo miedo, joder. No quiero morir de una forma tan patética. Sin embargo, sé que puedo hacerlo. Lo he hecho un millón de veces -no tantas- con el cuchillo de madera y este no es distinto. Sé que puedo. No debo dudar. Venga, de nuevo. Una vez más.

Me sitúo y lanzo el cuchillo. Uso la técnica instantánea de puntería y fijo mi vista y sentidos en el cuerpo del cuchillo. Ignoro todo lo demás. No existe el mango, no existe el filo, no existe el bosque, no existe el suelo, no existo yo. Sólamente ese condenado cuerpo metálico al que le tengo que echar el diente.
Salto.
Salto y lo engancho.
Noto el frío del metal golpearse contra mis dientes. Resulta ser una sensación muy desagradable y a la que voy a tener que acostumbrarme pero ¡eh! no he muerto. ¡Es más de lo que hubiese pensado hace días cuando empecé con esto.
Bufo. Tengo la adrenalina que se me sale por las orejas. Salto en el sitio y lo repito, esta vez con más confianza. Lo repetiré hasta que me harte.

[...]

El sol ya se hunde en el horizonte. Tengo los labios cortados y rojos. Supongo que la sangre que me baña las encías y la lengua es el precio a pagar por dominar esta técnica, pero sé que los movimientos arriesgados en algún momento van a valer la pena.
Una última vez.
Lanzo el cuchillo, esta vez a lo largo y en parábola. Bufo. Activo la técnica instantánea de puntería y doy un salto fuerte para elevarme casi un metro del suelo.

ZAS.

Lo atrapo. Lo atrapo a la perfección, sin sentir dolor en los dientes ni un nuevo corte en mi carne. Bien. Genial. Lo tengo.
Y ahora: a la enfermería.

*se va*

Técnica aprendida.

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Camino en dirección al terreno de entrenamiento. Vengo ahora aprovechando que la lluvia ha dado algo de tregua. Realmente me gusta la lluvia, pero no es muy cómodo entrenar magia chrysos cuando llueve. Por eso he esperado hasta ahora para salir a practicar el nuevo hechizo con el que estoy trabajando.

Al salir del palacio, no pude evitar fijarme en los jardines. En concreto, en la zona en la que terminamos la fiesta. Y me hizo sonreír solo recordarlo. Si tuviese todo el día para entrenar, es posible que me hubiese quedado un rato rememorando el momento. Pero no sé cuándo volverá la lluvia.

Llego al terreno y resulta que no hay nadie. Seguramente será por el tiempo que hace. Pero no me quejo. Para entrenar esto lo prefiero así. Me voy a una zona donde hay unos troncos en vertical puestos en fila. Realmente están pensados para caminar por encima de ellos, pero me vienen genial para lo que quiero hacer.

Me coloco frente a ellos y cierro los ojos. Lo primero que hago es respirar con calma y recordar lo que he conseguido hasta ahora. Pienso en los elementales, que ya logre crear anteriormente. Hoy debería centrarme en intentar que se mantengan sin deshacerse en el aire. Bien, empecemos. Me centro en sentir la electricidad recorriendo mi cuerpo. Y casi puedo sentirla también en el aire, por la tormenta. Dejo que mi energía fluya, guiándola fuera de mí.

- Wixoss -susurro.

Y voy acumulando esa electricidad en dos esferas, pero sin intentar que sean regulares. Abro los ojos y las veo. Se mueven. No tiene sentido intentar que sean formas perfectas, ya que la energía está viva. No puedo pretender encorsetarla. Así que les dejo esa pequeña libertad. Me esfuerzo en que avancen manteniendo la forma. Esta vez van más lentas que la otra vez, pero parece que aguantan. Las dirijo a uno de los troncos, a un par de metros delante de mí. Empleo toda mi fuerza en que mantengan la forma. Llegan al destino, pero en cuanto tocan la madera se desvanecen.

Respiro, un poco agitada. Bueno, parece que voy consiguiendo avanzar. Y eso es lo importante. Aún puedo practicarlo un par de veces más. Miro al cielo. Parece que por ahora aguanta.

*se queda*

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A Vilo no le entusiasmaba la tormenta, así que tenía dos motivos para pasar el día con él. Uno, no dejarlo solo en circunstancias desagradables. Dos, enseñarle a dominar la ansiedad que le provocaba. Fulmen era un lugar donde aquello se daba con relativa frecuencia, así que era importante que aprendiera a convivir con ello. Claro que Brontë no estaba en uno de los focos principales de tormentas eléctricas del continente, pero esa no era razón para desdeñar las que sí teníamos.

Dado que el día había estado tormentoso desde por la mañana, había salido temprano para trabajar con él y mantenerlo ocupado. Por supuesto, llevaba puesta una buena capa que me aislase un poco de la lluvia, pero después de tantas horas fuera, al final me estaba mojando. Por suerte, en aquel momento parecía haber amainado un poco, lo cual nos daba la oportunidad de pasear con más tranquilidad.

Había intentado mantener a Vilo fuera del bosque, en la medida de lo posible, llevándolo por zonas a cielo abierto. No le hacía particular gracia, pero menos me haría a mí si nos alcanzaba un rayo. Al final, habíamos acabado en el terreno de entrenamiento, pese a que no había sido de manera intencionada. Alcé una ceja al comprobar que había alguien allí. Kris, concretamente. Qué motivada.

Mantuve a Vilo junto a mí, dejando cierta distancia con ella y observando un rato su entrenamiento.

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Después de un pequeño respiro, me propongo volver a intentarlo.

Comienzo de nuevo el proceso desde el principio. Me concentro en guiar la electricidad de mi cuerpo hacia fuera, a unos puntos concretos, pronunciando el hechizo. La acumulo en esos puntos hasta formar dos esferas como las de antes. Las mantengo en su sitio un instante mientras me acomodo en esa sensación y cojo fuerzas para el siguiente paso.

Ahora impulso las esferas hacia el mismo tronco que antes. Mientras una parte de mi mente se emplea en mantener la forma de los elementales. Un poco más. Vamos. Y cuando las esferas llegan a la madera, chispean contra ella antes de apagarse. Me acerco deprisa, con la respiración acelerada por el esfuerzo. Y veo que hay una pequeña zona chamuscada. ¡Woohoo!

Estoy tan contenta de pronto que empiezo a dar saltos de alegría. En pleno momento de euforia me giro entre saltos y veo que hay alguien en el terreno. Me quedo quieta al instante, pero no puedo callar la enorme sonrisa que me recorre la cara. Parece ser Lea, una de las guerreras que conocí en la fiesta. Y va con un lobo. Y me están mirando.

- ¡Hola, Lea! -la saludo mientras me acerco alegremente.- ¿Qué tal? ¿Qué haces? No sabía que andabas por aquí.

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No sabía qué había hecho exactamente, pero debía de ser exactamente lo que pretendía, a juzgar por su entusiasmo. No dejaba de ser curioso ver a magas chrysos. Sabía que Anna era muy buena, por no hablar de Campbell y Twinkle, pero siempre había esa idea de que la magia chrysos era inestable, incontrolable, y ver a guerreras desmentirlo resultaba curioso.

Le sonreí cuando se volvió a mirarnos.

─Hola, Kris ─respondí─. Bien, estábamos de paseo. No esperaba ver a nadie por aquí con este tiempo, la verdad. No sé si te hemos interrumpido; solo estábamos de paso.

Vilo estaba tranquilo en aquel momento, y no parecía molesto por la parada, pero tampoco quería ser un obstáculo en el entrenamiento de una recién llegada. Lo que faltaba, que les diéramos excusas para no trabajar.

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Al ir acercándome puedo ver mejor al lobo. Es gigante. Impone un poco, la verdad. Por un momento quiero quedarme a cierta distancia, pero decido no hacerlo. Lea es una guerrera. No pasearía por ahí con un lobo gigante si se dedicase a atacar a la gente. Así que me aproximo hasta estar a su altura. Me esfuerzo por no mostrarme tensa.

- Ah, ¡qué va! Siempre es un placer encontrarse con gente -le sonrío ampliamente.- Supongo que lo habrás visto. Estoy aprendiendo un hechizo nuevo. Cuando me salga del todo va a ser genial.

La verdad es que de cerca no da miedo. Supongo que si me enseñase los dientes no pensaría lo mismo. Tiene un pelaje blanco precioso. Me pregunto si será tan suave como parece. Y las marcas rojas resultan adorables.

Cuando me doy cuenta estoy sonriendo como una tonta hacia el lobo. Tanta concentración con el hechizo me está pasando factura.

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Kris parecía dudar sobre si acercarse. Me pregunté si, a pesar de sus palabras, no importaría realmente la interrupción. Si la duda era entre trabajar y ponerse de cháchara, pues mejor que siguiera trabajando, la verdad. Vilo la observó cuando se acercó, curioso, y dio un suave coletazo.

Así que un hechizo nuevo.

─¿Qué tipo de hechizo? ─pregunté.

Me di cuenta, entonces, de cómo miraba a Vilo, y sonreí, acariciándole el cuello mojado.

─¿Os conocíais? ─pregunté─. Es un vulpus. Se llama Vilo. Ya lleva unos años viviendo en Brontë, un poco menos tiempo que yo.

Vilo correspondió a mi caricia dándome un toquecito con el morro en la mejilla.

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Cuando me pregunta por el hechizo la miro ilusionada.

- Se llama Wixoss. Es un hechizo chrysos para crear unos elementales que se abalancen sobre tu enemigo. Es muy chulo. Aún estoy en proceso. Este último intento es lo mejor que me ha salido hasta ahora. Tengo que seguir practicando porque la verdad es que es dificilillo. Pero es que es tan guay. -termino sonriendo.

Igual me he puesto un poco pesada. Aunque bueno, ella preguntó. Es que no lo puedo evitar. Me emociona tanto poder usar nuevos hechizos. En cuanto domine este cogeré otro. Aún no tengo claro cuál será. Quizás debería seguir con los otros que también usan elementales.

Tras un momento distraída, vuelvo a la realidad. Me ha preguntado algo.

- Pues no he tenido el placer hasta ahora. Estaba admirando lo bonito que es -le respondo con sinceridad.- ¿Crees que podría tocarlo? Solo si no le molesta.

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Así que elementales. Eso sonaba interesante. Era un poco como el corazón de la Iracunda. Aunque mi amuleto no era para hacer daño a nadie, claro. Pero, en general, la invocación de elementales era algo que me llamaba la atención. Quizá debería investigar yo un poco más al respecto.

─No deja de sorprenderme ver a chrysos practicar magia ─confesé─. Siempre me parece que tiene un grado más de dificultad que para el resto. Pero elementales, que son criaturas vivas, suena incluso más complicado.

Efectivamente, estaba interesada en Vilo. Sonreí sin poder evitarlo. Por supuesto. Lo rasqué detrás de la oreja.

─Qué va, si todo lo que sea atención le encanta. Lo único que, con el día que está, se te va a quedar la mano llena de pelos. Pero si a ti no te importa, te aseguro que a él menos todavía.

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Habla de la magia chrysos y alzo un poco la barbilla, orgullosa de que le dé importancia a mi trabajo. Estoy de acuerdo con que la electricidad es inestable, pero realmente nunca he tenido mucho problema. No lo digo en voz alta porque no quiero parecer arrogante, pero creo es porque la entiendo. No pretendo controlarla, solo la guío. Le doy forma sin encorsetarla demasiado. O esa es mi forma de verlo, al menos.

No le digo a Lea nada de eso, pero le sonrío a modo de agradecimiento.

Cuando me dice que a Vilo le gusta que le presten atención, se me ilumina la cara, ampliando la sonrisa. No me importa para nada que me quede la mano llena de pelos, pero cuando Lea lo sugiere se me escapa una pequeña risa.

Estiro la mano en dirección al lobo. Con seguridad, pero sin prisa. Se la dejo delante del hocico para dejar que me huela a modo de presentación.

- Un placer, Vilo. Yo soy Kris. -le digo mientras me huele. Cuando termina poso la mano sobre su cabeza y la acaricio.- ¡Pues sí que estás empapado! -río. Continúo las caricias hacia su mandíbula y le rasco.

Podría quedarme así el día entero, pero quiero intentar el hechizo al menos una vez más. Así que después de un momento me vuelvo a Lea.

- ¡Qué majo es! Me ha encantado conocerlo, pero ahora tengo que seguir. No os echo, podéis quedaros si queréis. Solo es que quiero aprovechar mientras no vuelve el chaparrón. -les sonrío.

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Vilo bajó la cabeza para olisquear la mano que le ofrecían, y acabó por lamerla, dando un vago coletazo. Agachó la cabeza, dejándose acariciar, encantado, y dejando ir un sonido suave y profundo cuando empezó a rascarle más hacia la garganta. Sonreí, divertida. Tenía o mucha suerte o buena mano para encontrar sus puntos débiles.

Por suerte, no aprovechó aquello como excusa para dejar de entrenar. Eso hablaba bien de ella. Asentí, encogiéndome de hombros con suavidad.

─Claro, no te entretenemos. Si no te importa, me gustaría ver cómo lo haces una vez, pero luego creo que seguiremos con nuestro paseo. Prefiero tenerlo ocupado ─apunté.

En otras circunstancias, estaríamos trabajando en el bosque, realmente.

Edad : 25 Mensajes : 130

Me hace ilusión que quiera verme intentarlo. Aunque también me pone un poco nerviosa porque aún no me sale realmente. De todas formas quiero enseñarle lo que puedo hacer. Lea es una veterana y quiero que vea cómo me esfuerzo. Así que asiento enérgicamente con una sonrisa.

Acto seguido vuelvo a donde estaba antes, delante de los troncos. Respiro hondo y me relajo. Me centro una vez más en la electricidad de mi propio cuerpo.

- Wixoss -lo digo con firmeza mientras guío mi energía fuera de mí para dar forma a los elementales. La acumulo en dos esferas, como hasta ahora.

Me dedico un momento a sentirlas y a prepararme para el siguiente paso. Me esfuerzo en tener en mente en todo momento la consistencia de las esferas para que no se me deshagan. Y entonces, las impulso con todas mis fuerzas. Dirijo el ataque a uno de los troncos. Parece que es más intenso que antes. Cuando los elementales chocan contra la madera, se escucha un golpe al tiempo que se rompen entre chispas.

En cuanto se termina el hechizo, noto cómo me golpea el cansancio. Tengo la respiración agitada e incluso me suda algo la frente. Me acerco al tronco víctima de mi último ataque y veo que está un poco dañado. Le falta madera donde le dieron los elementales y está chamuscado. Se me forma una sonrisa de oreja a oreja. Está claro que tengo que seguir practicando, pero creo que básicamente es esto.

Me giro a Lea y le muestro un pulgar alzado a modo de victoria.

Edad : 31 Mensajes : 1311

Me quedé mirándola trabajar, en silencio y desde una distancia prudencial, para no interferir. Invocó dos elementales. Eso no suponía mucho poder, que yo supiera, aunque había que contar también con las dificultades de controlarlos. De todos modos, yo no era experta en la invocación de criaturas. Efectivamente, consiguió completarlo sin dificultades. Parecía que lo que le suponía un obstáculo era su propia resistencia. Claro que tampoco sabía cuántos intentos llevaba.

Se volvió hacia mí después de examinar los daños, dándome a entender que había cumplido con su objetivo. Le devolví la sonrisa con un pequeño asentimiento. Tampoco parecían daños muy llamativos, aunque no sabía si los elementales podían provocar algún tipo de daño interno al tronco (o a su objetivo, vaya). En cualquier caso, parecía estar tomándoselo en serio.

Monté sobre Vilo, ya para despedirme.

─Te dejamos entrenar ─anuncié─. Ánimo con ello. Con suerte, la lluvia todavía te dará una tregua.

Y, con estas palabras, dirigí a Vilo para que iniciase una carrera, de vuelta también a nuestro propio ejercicio.

*Se van*

Edad : 25 Mensajes : 130

- ¡Gracias! Y ánimo a vosotros también. Ya nos veremos. -me despido con la mano y una sonrisa.

Estoy contenta. No esperaba que me saliese tan rápido. Aunque me cansa bastante. Es posible que esté gastando más energía de la necesaria. Tengo que seguir practicando para encontrar el punto. Pero por hoy ya vale, sigo mañana.

Ya que estoy aquí voy a aprovechar para entrenar algo más. Saco la cadena y la estiro. Echo a correr hacia un árbol al tiempo que lanzo un extremo de la cadena. Lo enrollo en la rama y lo uso para impulsarme hacia delante mientras salto.

*termina de entrenar y se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Después de unos días en los que entrenar fuera se había hecho menos apetecible, el tiempo volvía a acompañar, y yo decidí aprovecharlo. El terreno de entrenamiento, en general, era una zona que siempre me había parecido más atractiva para trabajar que el espacio interior, y no podía negar que, en el tiempo que había estado fuera de Brontë, había echado de menos las posibilidades de ejercicio que brindaba aquel lugar. Tenía ante mí, en cualquier caso, la oportunidad de recuperar el tiempo perdido.

Empecé con un calentamiento clásico, trotando alrededor de la zona y disfrutando de la brisa de la mañana en la cara, que me ayudaba a despejarme. Había venido tan solo con ropa cómoda, sin armas, sin nada en especial, y también sin intención de practicar magia de ningún tipo. Todo eso podía hacerlo más tarde. Mi intención, aquella mañana, era trabajar el cuerpo, sin más.

Cuando di por finalizado el calentamiento, me establecí en una zona amplia y despejada, midiendo el espacio con la mirada. Comencé por ejercicios simples: un impulso con una pequeña carrera, y un salto que me permitiera hacer una pirueta en el aire antes de caer de nuevo al suelo de forma perfectamente estable. Probé distintas posibilidades, como si solo intentase comprobar si mis capacidades seguían ahí.

Y, poco a poco, mi cuerpo que daba cada vez más liberado, mi flexibilidad más a punto, y mis capacidades lo suficientemente despiertas para empezar a combinar las piruetas entre sí. Llevaba un tiempo sin practicar aquello, pero no tardé en comprobar que todavía me acordaba. Repetí los recorridos, moviéndome de un extremo a otro del terreno que me había establecido, desplazándome a través de saltos, de combinaciones de piruetas. En ocasiones, me limitaba a combinar un mismo movimiento dos veces; en otras, buscaba la manera de encadenar dos piruetas diferentes como una sola. Algunos de mis saltos buscaban un apoyo momentáneo en el suelo antes de impulsarme de nuevo, pero en la mayoría de los casos el impulso era suficiente para encadenar los movimientos en el aire, cada vez con más rapidez, con más precisión, con más control sobre mi propio cuerpo. Lo dejaba libre, ligero, y encadenaba un movimiento tras otro como si fuesen uno solo, sin darme tiempo a detenerme.

Al cabo de un tiempo me detuve, jadeante, sintiendo la adrenalina que me recorría el cuerpo y me mantenía una sonrisa en la cara. Era capaz de hacerlo. Lo que necesitaba, a continuación, era aprender a combinar aquello con mis ataques; que no supusiera solo una manera de defenderme, sino también un rango más amplio para atacar.

Repetí el ejercicio unas cuantas veces más, dejándome llevar por los impulsos que me incitaban a realizar unas u otras piruetas, siempre dejando el cuerpo libre, antes de abandonar la zona de entrenamiento, sin dejar de correr, en dirección al bosque.

*Se va*

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ENTRENAMIENTO DE APRENDIZAJE:
HECHIZO THRONNO. Entrenamiento (1/3)

Las cosas me van bien. Ahora que Errst me tiene bajo su ala con la nueva medicina, estoy más tranquila. Además parece que ya va haciendo efecto, tanto para bien como para mal. Errst me dijo que tenía que hacer mucho ejercicio y llevar una vida sana. Eso haré, sin duda. Aunque ahora creo que voy a empezar por algo de magia. Hace tiempo que le tengo echado el ojo a este hechizo y creo que casa muy bien con mi estilo de combate: crear accidentes en el terreno con los que sacar ventaja.

No tiene que ser muy complicado. La magia siempre se ha dado bien.
─¡Thronno! ─invoco con fuerza. Del suelo se levantan al instante unas protuberancias redondeadas que distan mucho de las púas afiladas que se supone que deben ser. Pero bueno, por lo menos he conseguido mover el suelo un mínimo. Ya es un avance.
─Menudo chasco... ─la verdad es que aprender hechizos desde cero es bastante tedioso. Quizá deba centrarme en crear una estalagmita primero y luego ir aumentando el número. Venga, vamos a probar de este modo.
─¡Thronno! ─invoco de nuevo, esta vez fijando mi vista y energía en un único punto del suelo. Brota pues una púa de unos veinte centímetros. No está mal, supongo. Para ser la primera, es más grande de lo que yo hubiese pensado.
Me acerco y la toco. Es lo suficientemente dura como para no desmoronarse, pero si alguien le cayese encima con una armadura, por ejemplo, se desharía en mil pedazos sin dudarlo. Sin duda tengo que trabajar más este hechizo. Me queda mucho por delante.
Lo intentaré de nuevo.
─¡Thronno! ─esta vez concentro todo mi poder mágico para crear una estalagmita lo más decente posible. Recuerdo las cuevas inmensas de Hummus y cómo estaban llenas de ellas.
Cuando abro los ojos, descubro que he podido crear una de unos treinta centímetros y puntiaguda. ¡Genial!
Aunque una solo es un poco inútil en un combate. Necesitaré seis o siete si quiero cortarle el paso a algún enemigo, por lo que aún me queda mucho trabajo por delante.

Suspiro y decido retirarme por hoy.
Me apetece quedar con alguien y charlar, pero la vida en palacio es ajetreada y las personas suelen estar muy ocupadas en sus quehaceres. Mantener al mundo controlado es una tarea que absorbe mucho tiempo.
¿Qué tal estará el tío Nagorr?

*se va*

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