Claro del bosque

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Su voz sonaba taponada, y su nariz brillaba bajo un tono escarlata.
-¿Estas bien?-pregunté mientras me sentaba a su lado- ¡NO ME VALLAS A PEGAR NADA! -dije entre risas.
-Porque es solo un resfriado, verdad?- pregunté echándome las manos al cuello... no sabía cuales eran los síntomas de un embarazo...

-¿Sabes lo que deberías hacer?-dije pensando un remedio casero para la gripe- deberías fumerte un cigarro... yo es lo que hago, cuando me duele la barriga, cuando me duele la cabeza, cuando tengo mocos... - supongo que al niño (si es que había niño) eso le vendría muy bien, mas que nada porque así ya saldría acostumbrado al humo del tabaco, siendo mejor que los demas...

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"Sí, solo es un resfriado... cogí frío ayer en el lago", le expliqué, esperando que se sintiese culpable por haberme dejado sola.

"Bueno, pobrecillo... no tiene por que estar conmigo todo el rato... pero así me da mimos", pensé riéndome hacia mis adentros.

Sin embargo no me dio mimo alguno, y me aconsejó que me fumase un cigarro.

"Fumar solo empeoraría las cosas... ja, ¿malamente puedo respirar y quieres que me llene los pulmones de humo insano?", le dije entrecerrando los ojos.

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Uff, menos mal... era un resfriado.
-Vale, vale... no me muerdas jajajaja entonces le pasé mi brazo por su espalda y apoyé mi cabeza en su hombro.
-Estaré contigo hasta que te pongas bien, ¿vale?- dije dándole un toquecito con mi dedo en su ahora rosada nariz
Tristán se colocó en las piernas de la chica, jugueteando con su vestido.

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El líder Darvenwish estaba estancado en una parte de su animado trabajo y no pensaba continuar hasta que se diesen las circunstancias adecuadas para el proceso. A esas alturas no pensaba cambiar su forma de trabajo.

A pesar de que buscaba a alguien en concreto, no le pareció del todo mal encontrarse con un par de insectos que se escabullían por el bosque. Había permanecido a la espera durante unos minutos hasta que decidió zanjr el asunto con su dosis diaria de impertinencia. Uno no podía ser cortés y educado sin soltar en algún lugar sus malos vicios. Subió ligeramente la gorra de capitán con un sutil toque de su índice.

Desapareció de entre los árboles y apareció unos cuantos metros delante de los dos muchachos, que ahora estaban recostados acarameladasmente. A pesar de que podría haberse ahorrado aquellos pasos, prefirió ponerlos en alerta y darles tiepo a tragar saliva al verle. Sonreía como siempre.

-Un día maravilloso para el despliegue de los mayores deseos...- Comentó, ya cerca de los jóvenes. -Siempre es una alegría ver a los pequeños soldados que darán la vida por mí -.Indicó. Luego soltó una risita llevándose una mano frente a la boca.- Y por los demás líderes, claro.

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"Oh... entonces me pondré más malita, para tardar mucho en curarme", le dije riéndome.

Tristán se subió a mis piernas y empezó a jugar con mi vestido, y yo le di toquecitos en el costado y la barriga para jugar con el, que se revolvía intentando coger mi dedo.

Pero de repente apareció él... Aren Darvenwish, materializandose en frente nuestra. Silvanus, Tristán y yo nos asustamos sobremanera, y entonces escuchamos sus palabras.

"Menudo egocéntrico...", pensé enfurecida mientras abrazaba a Tristán, como aquella vez...

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-Bueno, pues quizás tendríamos que ponernos malitos los dos, para tener que estar en cama todo el dia, los dos juntitos.
Parecía que los tres nos lo estábamos pasando realmente bien.

Apareció entonces una sombra delante de nosotros, yo alcé la vista de Tristán, que se había puesto tenso, y me puse de pié de un golpe, poniéndome delante de Hewina.

-Largo. No pintas nada aquí. ¿A que has venido?

Mi corazón latía lo más fuertemente posible y lo sentía más que nunca palpitar.
Entonces comencé a tener un sudor frío mientras lo veía a los ojos fijamente.
Verde y Violeta se cruzaron durante unos segundos. No podía responderle asi, así que haría como si en mi mente se hubiese producido un lapsus.

-Eeeesto... quiero decir... ¿Necesita algo?, Señor.

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La tensión se apoderó del ambiente en cuanto los presentes fueron totalmente conscientes de la presencia del líder. Este sonrió de medio lado en un principio pero, en cuanto el piscis se levantó con tono impertinente, el líder alzó algo más la cabeza con mirada severa, para que sus ojos se clavasen en el muchacho libres de la sombra que le proporcionaba la bisera del complemente del uniforme.

-¿Acaso crees que puedes dirigirte de ese modo a un superior? -Indicó con tono gélido, sin el habitual roce empalagoso de sus palabras.

Alzó la mano con desgana, como si no pusiese esfuerzo alguno en aquello que hacía, y alzó al muchacho unos centímetros del suelo con su magia.

-Creo que tu pequeño cerebro debería tener al menos capacidad de supervivencia, siendo el guerrero más problematico y con mayor número de replesarias recibidas por el momento -.Indicó con tono automático, ciñéndose a su posición.

Movió los dedos de la mano alzada de forma rápida y despreocupada y asestó al muchacho un sonoro tortazo a distancia.

El líder dedicó una fugaz mirada a la claritas, aprovechando que sus ojos habían tomado un vacío escalofriante y luego volvió a fijarse en el muchacho. Lo atrajo hacia sí y lo depositó en el suelo.

-¿Es esta zorra la causa de tu impertinencia? ¿Acaso te estás dejando envenenar la mente hacia un mal comportamiento solo por zarandear sus muslos? Supongo que necesitarías pasar la vergüenza a alguien... -El líder relajó un poco el gesto y en su cara se dibujó una pequeña sonrisa. Agarró el mentón del chico y lo dirigió a la muchacha al tiempo que él también la miraba.

-Mírala y dime, ¿cuánto te ha hecho gritar? ¿Habéis gimoteado demasiado? Ya la has besado, ¿verdad? Sí, con esos labios labios teñidos de blanco... -El líder mostró una sonrisa de escualo, ampliándola en su cara. Luego volvió a girar la cara del chico y lo agarró por la cintura con el otro brazo. -Supongo que así ella también ha podido probar lo mejor de mí. O quizá necesitabas un aliciente para besarla -.Indicó con malicia.

Entonces, tras lanzar un último vistazo a la claritas, pegó al muchacho a su cuerpo, agarrando su trasero, y lo besó con con cierta pasión y tranquilidad, sin dejar que se escurriese. Después de unos segundos que sabría calarían en la retina de la chica, se separó un poco de él.

-Ahora dile quien te hace temblar -. Susurró lo suficientemente alto como para que la claritas lo escuchase. Aflojó la presión sobre el muchacho para que este se distanciase si quería, pero él no lo soltó del todo.

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Debido a la falta de respeto de Silvanus, Aren lo alzó con su magia, y después de aquellas palabras le golpeó en la cara con ella.

"¡¡¡NOOOO!!!", grité sin poder controlarme, pero el líder me miró de forma inhumana, y bajé mi cabeza mientras se me llenaban los ojos de lágrimas, mientras me reprimía. Entonces volvió a mirar a Silvanus, mientras lo dejaba en el suelo.

Durante aquella retahíla de ofensivas hacia él y hacia mi persona yo me enfurecía más y más... cada vez se me hacía mas difícil guardarle respeto a un ser tan odioso e infame, y cuando terminó de hablar levanté mi cabeza y le dediqué la primera mirada llena de odio de mi vida.

"Le odio... ¡¡¡¡¡¡LE ODIO!!!!!", pensé con rabia e impotencia mientras lo miraba, y entonces el acercó a Silvanus a su cuerpo y lo besó...

Sentí como si alguien me hubiese apretado el corazón con ansia... provocandome un horrible e incurable dolor, y las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos descontroladamente.

Tristán estaba aterrorizado, temblando en mi regazo.

Entonces soltó a Silvanus diciéndole aquello...

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-Disculpeme señor.. yo...-pero antes de poder terminar mi disculpa, Aren me levantó del suelo con su magia y me propinó una sonora bofetada, también con su magia.
Cerré los ojos muy fuerte después del impacto, que retumbó por todo el claro.
Hewina gritó e intenté verla. Pero no me pude girar.

Y sin poder moverme ni un ápice, convertido de nuevo en su marioneta de carne y hueso, me acercó a el.
Sus palabras me dolieron. Intenté suplicarle, pedirle de rodillas... intenté llorar, pero ni mis lágrimas se movían de mi interior debido a su magia.

Entonces al fin, Aren cogió mi mentón y lo giró hacia mi querida Hewina. Ella estaba allí, con los ojos llorosos... sin poder moverse ni un ápice tampoco, no por magia, sino por miedo y odio.

Me preguntó si lo habíamos hecho... si la había besado... ¿que demonios le importaba?¿acaso estaba realmente celoso?¿o simplemente quería hacerme sufrir y destrozarme hasta el punto de que no quisiera volver a separarme de el y me convirtiese de por vida en su juguete?
Entonces pasó su mano por mi cintura... por desgracia, lo conocía demasiado bien como para saber lo que venía ahora. Agarró mi trasero fuertemente y pegó su cuerpo al mio.

Nos besamos. Hacía tiempo que no lo probaba. Realmente quería hacerlo. No me importó.
Entonces me hizo elegir... ¿acaso quería partirme en dos?... lo estaba consiguiendo... ¿que hacer?¿Sin duda él me hacía temblar más que Hewina... sus curtidos y experimentados labios, su lengua, sus ojos, sus manos... todo uno. Con el temblaba hasta el éxtasis.
Pero estaba viendo a mi pequeña a los ojos... mi amor... la madre de mis hijos... la chica más maravillosa y buena del castillo.
Ella tenía mi virginidad y yo la suya... esa noche había temblado incluso más que con Aren... aunque por poca diferencia.
Con ella tenía un futuro... una relación estable... Pero él me daba seguridad, poderío, pasion y sexo... sexo del que Hewina nunca podría darme...

El poder de su magia había descendido para que yo pudiese hablar. Suspiré aliviado y le susurré con millares de lágrimas en los ojos:
-No me hagas esto... por favor... no me hagas decir algo de lo que me pueda arrepentir.
Iba a decir su nombre.
Lo tenía en la punta de la lengua.
No quería, pero mi corazón latía gritando su nombre, pero mi razón apuntaba a que el camino correcto era Hewina.
-Tu... tu me haces temblar...
Había ganado.
-Hewina es la que me hace temblar- grité mientras le veía a los ojos. No quería perderla, así que eso fue lo único que ella escuchó.

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El líder escuchó las súplicas, sintió el temor y el malestar, escuchó las entrecortadas palabras del chico y sonrió ampliamente. Pero eso solo era un victoria a medias. Pobrecit pez... si lo dejaba así ahora nunca aprendería a asumir sus actos, a ser un persona íntegra, a vivir de forma limpia. si es que, por mucho que se divirtiese, hacía buenas acciones. terapia de choque que le llamaban.

Hizo que el muchacho se diese la vuelta y lo rodeó con los brazos.

-Venga, Silvanus, sé un hombre de verdad. ¿O podrás vivir con una carga tan pesada como la traición? -Acarició el pecho del muchacho y le agarró la mano izquierda para colocársela en el pectoral en el que retumbaba su corazón desbocado. Que momento más entretenido para el líder del cinismo.

-Puede que la verdad sea dolorosa, pero algo que erosiona el alma durante décadas es una tortura peor que la agonía hasta la muerte-. Se sacó la gorra y la colocó sobre el chico, tapándole los ojos. La vergüenza. La vergüenza alimentaba tantas cosas. Era una sensación magnífica de ver.

-Vamos, pequeño. Sabes que no podrías soportar ser alguien tan rastrero -. Comentó como colofón.

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"No le escuches...", dije con un hilo de voz que pronto tornaría a ser un vocerío digno de un verdulero.

"¡¡¡NO LE ESCUCHES!!! ¡¡¡SOLO TE ESTÁ UTILIZANDO!!! ¡¡¡ÉL NO TE AMA!!! ¡¡¡NUNCA TE HA AMADO!!! ¡¡¡UN SER TAN DESPRECIABLE COMO ÉL ES INCAPAZ DE AMAR A ALGUIÉN QUE NO SEA ÉL MISMO!!! ¡¡¡SOLO HA CONSEGUIDO HACERTE DAÑO HASTA AHORA!!! ¡¡¡Y TÚ LO SABES, SILVANUS!!! ¡¡¡ABRE LOS OJOS!!! ¡¡¡ALGUIEN COMO ÉL NO SE MERECE TU APRECIO!!!", grité mientras lloraba como una descosida.

"¡¡¡Y AHORA PODRÁS ARREBATARME LA VIDA, AREN DARVENWISH!!! ¡¡¡PODRÁS SALIRTE CON LA TUYA Y TENER TODO LO QUE SE TE ANTOJE, COMO EL GRAN LÍDER Y SEÑOR QUE SE SUPONE QUE ERES!!! ¡¡¡PERO NUNCA PODRÁS GOBERNAR EN EL CORAZÓN DE LAS PERSONAS!!! ¡¡¡EL AMOR ESTÁ FUERA DE TU ALCANCE!!! ¡¡¡ES ALGO QUE NUNCA SENTIRÁS, Y ALGO QUE NUNCA PODRÁS POSEER!!!", grité sin miedo alguno.

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Aren me dio la vuelta y me abrazó por la espalda. Agarró mi mano y la puso sobre mi descontrolado corazón.
Sus palabras me convencían... sentía sus palabras en mi cabeza.
Entonces me puso su gorra de generalísimo en mi rubia cabeza, pero como era de esperar, se me escurrió hasta la nariz, tapándome los ojos.
Me ruboricé y reí a la sombra de la visera.
Poder.
Control.
Todo eso lo hacía esa gorra que yo ahora tenía sobre mi cabeza... bueno, sobre mi cara.

Entonces Hewina comenzó a gritar sin control. Realmente estaba enamorada de mi.
Ahora si que no sabía que hacer.
Yo era el bebé de Aren...
me había puesto su gorra...
me giré lentamente hacia Aren, levantando la gorra con una de mis manos.
-Prométeme que vas a ser mio y yo voy a ser tuyo.
Y lo abracé, con lo que la gorra volvió a taparme los ojos

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El líder manttuvo el silencio esperando la respuesta del chico. Era una situación realmente graciosa. La pequeña claritas destrozada pensando en que la amaba más que a nada, el piscis dando dos versiones en según el tono y él allí, generando el caos. Magnífico.

Fue entonces cuando le sorprendieron unos gritos histéricos y molestos que atentaban contra su persona, pretendiendo que el muchacho diera una respuesta positiva a la chiquilla. Eran tan molestos aquellos gritos desorbitados. El histerismo femenino era totalmente patético.

Pero el líder abrió un poco más los ojos y sonrió mirando a la muchacha. Aquella falta de respeto y reveldía contra su figura le daba tanto cuartelillo para castigarla. Ni siquiera el estúpido que ahora lo sugetaba desasosegado había sido tan explícito pidiendo condena.

El líder soltó una sonora carcajada mientras agarraba al muchacho con fuerza.

-Estúpida mujer, no tienes que ponerte tan histérica por verte desdeñada y perdedora. Que sepas que lo que has hecho es una falta grave y la tendré en alta cuenta -.Indicó con mayor suficiencia. -Por supuesto no te deleitaré con los golpes de mi látigo, ya que tanto los reclamas. Tu castigo será adecuado a tu falta, meretriz -Indicó, aun riéndose en la cara de la muchacha.

-Este es el castigo que te mereces, zorra. Y es el que verás cada vez que se me antoje -.Agarró al chico y volvió a besarlo con más fuerza que antes, esta vez acariciando su cuerpo para que el muchacho mostrase síntomas de escitación. Sabía que aquello machacaría a la claritas más que cualquier herida o desgarro que pudiese causarle. Igualmente, aquello le parecía demasiado poco, con lo que haría un recuento de las cosas que acarrearía aquel comportamiento para la claritas. Era genial como los propios idiotas se buscaban las palizas.

Se separó del chico y dejó que este callese al suelo, a un lado del líder, mientras Darvenwish comenzba a caminar hacia la claritas hasta apoyar ambas manos sobre el árbol que había tras ella, acorralándola.

-Aunque nunca descartaré que el odio venga dado por el deseo de llegar a rozarme -.Indicó con una sonrisa retorcida con la intención de hacer arder las entrañas de la joven.

Luego lanzó un mordizco al aire, en frente de la cara de la muchacha y se dio la vuelta.

-Reprocha una palabra más y no habrá ser que te saque de los calabozos. En ningún estado posible -. Amenazó el líder con tono calmo. Luego pasó por encima de Silvanus y lo miró unos segundos.

-Quédate con ella. Nunca vas a quererla por completo. Eso será suficiente. Yo ya no tengo nada que hacer contigo-.Le dijo sin mostrar la sonrisa habitual para que no pensase que era algú tipo de broma o juego.

Dio unos pasos para alejarse después de haber derrumbado la ciudad de ilusiones que habían comenzado a montar sus ratas de laboratorio. No se molestó en recuperar su gorra. Esta comenzaría a arder en unos minutos.

*Desaparece*

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Silvanus no me hizo caso alguno... y cayó rendido en los brazos de Aren, cual mosca lanzándose en picado a una tela de araña. La única diferencia es que la mosca nunca le habría dicho "cómeme" a la hambrienta araña.

Entonces Aren después de aquellas palabras, empezó a besar nuevamente a Silvanus, mientras acariciaba su cuerpo...

Silvanus empezó a gemir y a estremecerse en sus labios, mientras su aura se teñía completamente de rojo...

Mi corazón se rompió en mil pedazos, mientras lloraba en silencio de forma desconsolada y pensaba: "yo solo era un parche..."

Entonces Aren tiró a Silvanus al suelo y comenzó a acercarse a mi. Tristán empezó a rugir con fuerza, mientras se revolvía en mis brazos, y cuando el líder estuvo lo suficientemente cerca de mi me acorraló en el árbol con sus brazos.

Durante aquellas palabras lo miré con un odio infinito, sin sentir miedo alguno por alguien como él. Solo desprecio.

Cuando se fue, después de pasar por encima de Silvanus y de decirle aquello, me derrumbé en el suelo, liberando a Tristán de mis brazos, que salió volando y empezó a perseguir al ya desaparecido Aren.

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Aren se dirigió a Hewina con tono amenazante, pero en vez de pegarle, simplemente me beso... muy fuerte y muy suave al mismo tiempo. Su preciada lengua jugaba con la mía, sin darle tregua.
Me hubiese gustado que el tiempo se detuviese en ese momento, para que darme besándolo toda la vida.

Entonces me dejó tirado en el suelo, y se dirigió a ella, con amenazas, luego pasó por mi, diciendo que podía quedarmela y que ya no tenía nada que hacer conmigo.
Eso me dolió mas que nada.
Me había utilizado
como siempre lo hacia
y ahora
los dos estabamos con el corazon roto
llorando.

Al ver que su objetivo había desaparecido, Tristán, se dirigió a lo único que quedaba en el claro de Aren: La gorra del general. Pero antes de que siquiera pudiese llegar a rozarla con sus dientes, esta desapareció de repente. El dragón no pudo frenar a tiempo y se estampó contra el suelo, haciendo un feo golpe seco.
No se movió.

Ahora Tristán me daba igual.
Corrí hasta Hewina. Pero no sabía que decirle.
-Olle... morena... todo esto... no ha sido mas que una pantomima... lo dije para que nos dejara tranquilos... ¿ves? se ha ido sin hacernos daño a ninguno de los dos... si no le siguese la corriente... puede que estuviesemos en la enfermeria ya los dos... o peor: en las mazmorras.

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Levanté mi cabeza y lo miré...

"Cómo has podido...", le dije mientras mis lágrimas caían a borbotones, ignorando sus mentiras... las cuales pisoteaban los restos de mi ya roto corazón.

Entonces me levanté y me fui corriendo de allí, dejando mis cosas y a la persona que mas quería en este mundo atrás.

*se va*

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Ella de dedicó todo el odio de su maltratado corazón en aquella frase.
Y se fue.
Y pensar que al principio de la tarde teníamos pensado pasarnos el día en cama porque estaba malita.
Entonces me dirigí rápidamente a Tristán, que yacía sin fuerzas en el suelo.
Se había llevado un buen golpe... Pero todavía respiraba
Cogí las cosas de Hewina, que se las había dejado por ahí tiradas... por lo menos tendría un excusa para verla.
Lo guardé con cuidado en mi bolsa y me fui a la enfermería, a ver si le podían ayudar.
*se va*

Edad : 30 Mensajes : 898

Me adentré en él bosque corriendo para llegar cuanto antes al claro. Estaba muy emocionada, porque me había llegado una carta de Lumen... una carta de mi familia. Había pasado muy poco tiempo desde la última vez que los vi, ya que como quien dice, aún había acabado de llegar a Brontë... pero ya les hechaba en falta.

Cuando llegué me senté junto al árbol de siempre, apoyando mi espalda en él, y abrí la carta con delicadeza, pero con mucha impaciencia. Saqué las hojas con cuidado y comencé a leer:

Spoiler:

Cuando terminé de leer me sequé una lagrimilla que se me había escapado de un ojo, y miré sonriente hacía el cielo.

Después mi rostro se puso serio.

"Qué contento te vas a poner... abuelo.", murmuré.

Ya estaba oscureciendo, así que guardé la carta en mi bolsa y me fui de allí.

*se va*

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Fui al claro del bosque, como de costumbre, y cuando estuve sentada en el sitio de siempre aproveché para terminar la carta que le estaba escribiendo a mis padres.

Una vez terminada la releí de nuevo, para ver si estaba todo bien.

Spoiler:

"Vale... ya está", pensé, y entonces la doblé delicadamente y la guarde en un sobre, en el que puse la dirección y el remitente. Una vez lista la carta la guardé en mi bolsa para entregársela más tarde a los encargados del correo.

Después me relajé, con la espalda tumbada en el árbol, viendo hacia el cielo. Hacía bastante calor, y de repente empezó a correr una suave brisilla muy refrescante. Cerré los ojos y sonreí, y después de un rato cogí mi ocarina y empecé a tocar una melodía alegre, ya que me había despertado optimista.

*se queda*

Edad : 32 Mensajes : 524

Me pongo a dar un paseo por el bosque hasta llegar a un bonito claro. Tengo las manos en los bolsillos, como de costumbre, y en la lejanía, oigo como alguien toca un instrumento de viento.
Me acerco a inspeccionar y cuan es mi sorpresa que me encuentro con la primera fémina del palacio... sin tiempo no era: ya tenía ganas de ver que ganado se movía por estos parajes.
-Hola chica.-digo educadamente y con un tono despreocupado. PRIMERA IMPRESIÓN, ALEXANDER, RECUERDALO.- que bien tocas- (podrías tocarmela a mi así de bien)- Me llamo Alexander Price. Soy nuevo aquí. ¿y tu eres?- digo tentiéndole mi mano, que ya tenía un guante negro puesto.

Edad : 30 Mensajes : 898

Estaba tocando tranquilamente cuando un chico que no había visto antes por aquí me saludó, y me dijo que tocaba bien.

"Vaya... debe ser nuevo", pensé, y entonces le dije sonriente: "Ah, gracias"

Entonces él se presentó, afirmando lo que pensaba. Después me preguntó quien era yo y me tendió su mano. Yo me levanté y le tendí mi mano derecha, mientras sostenía la ocarina con la izquierda.

"Yo soy Hewina Astaldë. Encantada de conocerte.", le dije sonriente.

Entonces me fijé más en él y caí en algo. Silvanus me había dicho que trabajaba para un caeruleus que acababa de llegar, y que le había dado dos monedas de oro. Buenos modales... ropa elegante... Sí, definitivamente, Silvanus debe ser el sirviente de Alexander.

No sabía muy bien qué decirle, así que simplemente solté su mano delicadamente, mientras permanecía sonriente (aun que no tanto como antes).

Edad : 32 Mensajes : 524

La chica me tiende su mano después de haberse levantado.
Hewina, ¿eh? bien... parece ingenua... eso me gusta... tiene cara de buena, y no se puede ir por la vida con cara de bueno, sino, se te suben a las barbas.
Suelta mi mano y se me queda mirando, con cara de tonta ¿que le pasa? ¿voy a tener que hablar yo?... en fin... joder
Ademas parace que se ha puesto mas seria. Je, si es que yo, impongo mucho: no se puede estar de broma conmigo.
-Bueno...- digo mientras me paso una mano por mi coleta y la empujo hacia atrás, con aires de suficiencia. ¿Cáritas, no? Somos vecinos, pues - digo con una sonrisa finjida.

Edad : 30 Mensajes : 898

Su rostro pasó de estar serio a mostrar una sonrisa bastante falsa, mientras me comentaba aquello.

"Sí...", le dije con una sonrisa fingida yo también. No me sentía muy comoda cuando hablaba con caeruleus, debido a la rivalidad que a veces existe entre claritas y caeruleus, a pesar del pacto... no es que fuese partidaria de esa rivalidad, pero me sentía insegura por el hecho de que él sí pudiese serlo.

"Bueno... fue el quién me saludó primero, así que imagino que no me tendrá asco o algo así...", pensé, sin tenerlas todas conmigo.

"mmmm... ¿has estado alguna vez en Lumen?", le pregunté para continuar con la conversación.

Edad : 32 Mensajes : 524

¿yo? ¿en Lumen? ¿cree que voy a caer tan bajo? por dios... que asco... Lumen ni muerto voy yo ahí.

-No, no me gusta. ¿mucha luz, sabes?- dije con una sonrisilla. La verdad no era por la luz, era por la gente, pero bueno.

-Bueeeno Hewina Ästalde... me aburro enormemente haz el favor... ¿puedes tcar un poco tu ocarina?- pregunté con cara de cordero degollado (eso, eso, toca para mi, zorrita).

Saco un pañuelo blanco de mi bolsillo y lo pongo en un tocón de un arbol cortado. Estaba cansado de estar de pié.

Edad : 30 Mensajes : 898

"Ah... entiendo", le digo respondiendo a su comentario. No tenía por qué tomármelo mal, ya que era bastante comprensible si a los caeruleus les gusta más la oscuridad.

Entonces el me pidió que tocase mi ocarina, y se sentó en un tocón.

"Claro", le dije sonriente. Y entonces me volví a sentar donde estaba y toqué una melodía clásica, esperando que fuese de su agrado.

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