Claustro.

Aunque no me apetecía salir al exterior del palacio, sí me permití el tomar un poco el aire en el patio interior. Estaba oscuro, tan solo iluminado por la luz que entraba por algunas ventanas que daban allí y unos débiles rayos de luna.

Avancé por el claustro en silencio, maravillada por la calma que allí había. El arrullo de la fuente llamó mi atención casi en seguida, y fui hacia ella con una pequeña sonrisa en los labios. Aquellos pececitos de colores, que nadaban de un lado para otro como rutina me parecían preciosos. Sumergí los dedos en el agua y los mantuve quietos, esperando por si alguno se acercaba a rozarlos o intentar averiguar si se trataba de comida.

*Se queda*

Un grito, una voz llamándome, me sobresaltó a mis espaldas, pero apenas tuve tiempo de reaccionar. Antes de poder moverme apenas, noté un peso fuerte sobre los hombros que me empujó hacia atrás. Fue apenas un momento, pero la guardia baja y la confusión se aliaron para hacerme caer hacia atrás.

Di con los codos en el suelo, sintiendo un pequeño dolor sordo. Sacudí la cabeza, aún algo aturdida. Entonces, la voz me llamó de nuevo, y vi una figura moviéndose a unos metros. Follow. Recé internamente por que aquello no fuera parte de su "ritual".

-No, no, estoy bien -respondí, incorporándome y frotándome los codos con las manos. Escocía un poco, pero debían ser tan solo unas raspaduras.

Me quedé un momento más allí sentada antes de terminar de levantarme. Me sacudí las manos. Había caído con medio cuerpo dentro del suelo de piedra, pero mis brazos y manos habían dado con la zona de hierba, con lo que el impacto se había reducido considerablemente. Me miré las manos, quitándome algunas hierbas que se me habían quedado pegadas y, de paso, evitando mirarlo a él.

Acepté su mano y me ayudé con ella para levantarme, pero seguí sin mirarlo. Por algún motivo, me sentía incómoda. Pensé que era absurdo y que demostraba debilidad, con lo que me obligué a alzar la vista. Estaba serio, firme, y me observaba con los ojos fijos. Sentí encogerse mi estómago, y me costó mucho mantenerle la mirada.

-No te preocupes, en serio -respondí-. Estoy bien. No pasa nada. ¿Tú te has hecho daño? ¿Qué...? -detuve mi pregunta para reformularla, más a su gusto-. ¿Estabas entrenando?

Sabía que era una pregunta estúpida, que Follow siempre estaba entrenando y que bien podía haberla obviado. Pero solo se me incluían ese tema de conversación y otro, y teniendo en cuenta que el otro implicaba desnudos y rituales, me aferré a aquel como un clavo ardiendo. Cuanto más pasaba el tiempo, más vueltas le daba a todo, y con ello no conseguía más que meterme miedo en el cuerpo.

Sonreí, algo nerviosa, ante su explicación, como un gesto de felicitación por su éxito. ¿Por qué siempre buscaba entrenamientos tan retorcidos y descabellados? Un día de estos acabaría de cabeza en la fuente. Insistió en su disculpa, recalcando que no tenía la menor intención de hacerme daño. Sentí cómo me ruborizaba levemente.

-No te preocupes, de verdad -respondí-. No pasa nada. No me has hecho daño, y sé que no lo pretendías. Fíjate, incluso con inconvenientes lo has conseguido. Es una buena señal.

Escuché sus siguientes palabras, asintiendo al principio. Pero su última frase me dejó paralizada y sin aliento. Desvié la vista, sintiendo cómo el color de mis mejillas se volvía más intenso. Volví a mirarlo y hice un gesto como si fuera a responderle, aunque no sabía muy bien qué decir. Finalmente, conseguí hablar con un hilo de voz.

-S-supongo... -susurré apenas.

Cuando me tomó por la barbilla, acercándose, sentí cómo me echaba a temblar, pero traté de contenerlo. El corazón me empezó a latir muy rápido, y me estremecí al oír sus palabras. No sabía si me turbaba más su significado o el tono con que hablaba, tan natural, como si estuviera preguntando cualquier cosa. Tragué saliva.

-Bu-bueno, yo... no lo sé -reconocí, sintiéndome muy torpe. Me soltó y se alejó un poco, con lo que respiré hondo. Lo miré con cierta timidez-. Supongo que yo tampoco te entiendo del todo a ti -respondí, tratando de serenarme-. Para eso te había dicho lo de hablar... Para entendernos.

La verdad era que me daba algo de reparo, incluso miedo, hablar de ese tema, pero estaba visto que no podía sortearlo. Quizá unos meses antes hubiera podido ignorarlo, pero ahora no tenía ya sentido, así que me resigné a lo que pudiera pasar, tratando de mentalizarme. Aunque con Follow, era difícil estar prevenida.

Su petición me dejó un poco desarmada. Me mordí el labio inferior, sin saber muy bien qué decir. Yo tampoco sabía qué era lo que él no entendía, al fin de cuentas.

-No sé muy bien qué es lo que quieres saber... -comencé, vacilante. Cerré los ojos y sacudí la cabeza. Tenía que hablar claro o aquello no se acabaría nunca. Tomé aire y traté de ser clara-. Siempre me has llamado la atención, Follow, naing he. Desde el primer momento. Supongo que en parte es porque eres un piscis y he visto pocos aquí, pero... -sacudí la cabeza de nuevo-. No, no es eso. He conocido a otros piscis fuera de Aqua y ninguno me ha llamado la atención como tú. Me... me intrigas. Tienes un comportamiento que se sale de lo que estoy acostumbrada, pero por algún motivo, quiero entenderlo. Por qué actúas así y qué significa lo que haces. Tú dices que es el destino quien decide lo que pasa y si se encuentran las personas... Yo no sé si es así o no, pero sí siento que algo me llama a acercarme a ti.

Bajé la vista, retorciéndome las manos y agradeciendo la falta de luz, porque mi rubor debía haberse extendido ya más allá de mi cara. Pero lo peor era esa incertidumbre, esa sensación de que, como muchas otras veces, él podría irse en cualquier momento dejándome con un millar de preguntas en la cabeza.

Tuve que contener un gesto de pánico. Si tratar con Follow por sí solo era complicado, no quería imaginarme a una población entera de Follows a mi alrededor. Podría volverme loca en apenas un momento. Fui desviando la mirada lentamente, cada vez más, pero sus últimas palabras me hicieron fijarme en él de golpe de nuevo, entre sorprendida y azorada. Tal vez hubiera dado en el clavo.

-Tienes razón -asentí en un murmullo, repitiendo sus palabras en mi mente-. Pero, ¿qué hay de ti? Una cosa es que... el... destino... nos junte. Otra es que me obligue a perseguirte.

Casi lo había dicho sin pensar, aunque realmente era algo a lo que le daba vueltas a menudo. Cada encuentro parecía absolutamente fortuito, nunca buscado, aunque eso era lógico para él, según lo que me había explicado. Sin embargo, ese comportamiento daba un toque de dejadez e indiferencia a su actitud que me angustiaba un poco.

Comenzó, entonces, a hablar. Sin embargo, no había gran cosa nueva en su discurso, que versaba sobre lo mismo de siempre. Empezaba a pensar que era absurdo ir más allá de aquello. De hecho, podía incluso no haber un "más allá". Mientras hablaba, comencé a plantearme la posibilidad de dejarlo tranquilo. Desde luego, mis preguntas no me estaban llevando a ninguna parte, aunque era difícil no plantearlas. Quizá renunciar a ellas y "dejarme llevar por el destino", como él decía, hiciera las cosas más fáciles. En mi cabeza, seguiría planteándome mis dudas, pero el tiempo las resolvería.

Me tranquilizaba un poco pensar que, aunque su forma de pensar fuera distinta a la mía, también hablaba de un "nosotros", aunque fuera un "nosotros" sutil. Esa idea me hacía sentir menos desamparada, aunque también me ponía algo nerviosa. De nuevo, mi vista fue a parar a mis manos.

La alcé de nuevo cuando su mano se posó sobre mi pecho, con un leve gesto de alarma. Sentí cómo se me aceleraba el pulso, aunque traté de serenarme, pues no parecía tener intenciones más allá de remarcar sus palabras. Me pregunté qué importancia darían en su tribu al contacto, aunque parecía que no mucha. Follow no parecía demasiado interesado en el contacto físico. Al menos, no desde aquel estrepitoso encuentro en el que había comenzado a hablar de rituales. Me di cuenta entonces de que no los había mencionado aquella vez.

Follow terminó su discurso despidiéndose, tal y como yo temía. No solo era distante y misterioso; también se entretenía poco tiempo, con lo que resaltaba mi intriga. Y, por supuesto, siempre parecía completamente seguro de lo que hacía. Habría pagado por ver cómo se desenvolvía en una situación en la que no tuviera respuestas. Si eso existía, claro.

Pese a todo, me llamó la atención el gesto. Ese, al contrario que otras acciones, sí lo conocía. No era común en mi entorno, pero era un gesto de origen tradicional extendido por todo el continente, que persistía en ciertas zonas. Sonreí con timidez, algo cohibida pero menos preocupada.

-Buenas noches, Follow, naing he -respondí, vacilando un momento antes de imitar su gesto.

Lo vi perderse en dirección a los pasillos y me quedé un rato más junto a la fuente, observando a los peces a la escasa luz nocturna. Seguía sin entender gran cosa, pero no quería seguir torturándome. Lo que tuviera que pasar, pasaría. Eso, creyendo en el destino o no, era algo que no podía negarle al ninja.

Me incorporé con un hondo suspiro. Esperaba llegar a entenderlo alguna vez. O, al menos, llegar a convivir con ello sin que me causara tantos sentimientos contradictorios. No más preguntas. Buscaría otra forma.

Con esa idea en mente, avancé por el camino contrario al que Follow había tomado, buscando las habitaciones.

*Se va*

Me mantengo apoyado en una de las columnas del pequeño claustro del palacio con una pierna doblada sobre la otra y el hombro pegado a la pared, viendo como sigue lloviendo sobre mojado. Lluvia y más lluvia es lo que toca en esta época del año, algo que no me hace especial ilusión. Siempre parece más aburrido cuando ves llover.

Con las manos en los bolsillos del abrigo miro al cielo gris entre las goteantes tejas del palacio sin tener mucha idea de qué pensar. Debería estar entrenando, o tal vez leyendo sobre conjuros y maldiciones, pero hoy solo me apetece perder el tiempo durante unas horas. Es algo que echaba de menos en el ejército donde los horarios y las tareas no dejaban cabida a ninguna pérdida de tiempo. Tampoco quiero convertirme en ningún gandul o abuelo que ve las horas pasar. Sonrío para mí, seguro que a mi madre le habría parecido tan exagerado como eso.

Hablando de madres se me viene Cierzo a la cabeza y echo un ojo a mi hombro para luego volver a fijarme en la fuente central que se moja en mi lugar. No he vuelto a habar con él y la verdad es que me apetece más volver a hablar con él que tomarme con alguna otra persona en este lugar. Le dejaré una nota para invitarle a un trago un día de estos.

Escucho como un boro atraviesa el pasillo detrás de mí y lo miro de soslayo. Me pregunto qué tal sentará un chrysantae a un boro. Sonrío sin moverme del sitio.

*Se queda*

Salgo del palacio al claustro. No tengo ganas de salir propiamente, pero quedarme dentro después de haber entrenado se me hace incómodo, pues mi cuerpo, ya en marcha me pide algo de acción. Sin embargo, anda más asomarme y ver la lluvia se me quitan las ganas. Quizás deba hacer algo de tipo más intelectual y dejar lo de salir para otro día.

Sin embargo, cuando voy a irme, veo a un tipo apoyado contra una columna, en el límite de mi campo de visión. Tras un pensamiento fugaz, decido acercarme.

-Buenas tardes - saludo, aunque pronto cambio mi saludo con una mueca haciendo alusión al tiempo-. Malas, más bien.

No me suena. Tengo buena memoria, pero aunque no la tuviera, el no recordar a un tipo rubio con un ojo de cada color bastaría para que presentase mi renuncia por incapacidad laboral.

Al rato de estar pensando en una u otra tontería escucho como alguien me saluda y me giro para saber de quién se trata. Es una mujer morena y seria, chrysos por sus ojos verdes y opacos y no tarda demasiado en emprender una charla insustancial.

—Sí, bastante malas —Digo mirando afuera —Aunque siempre pueden mejorar. Gerald Browen —Comento con una leve media sonrisa para tenderle una mano a modo de saludo.

Miro de arriba a abajo a la chica por un momento, para inspeccionarla por encima y finalmente añado.

—Diría que no eres del servicio —Bromeo.

FdR: Duh, estaba viendo una serie y no me di cuenta del post DX

Gerald Browen, dice llamarse. Reviso mentalmente la lista de nombres dados por otros guerreros, pero ninguno de ellos es Gerald. Así pues, me hallo ante alguien que, o bien ha llegado hace poco, o lleva encerrado en las mazmorras desde que lo hizo.

-Podría decir lo mismo de ti –respondo, estrechándole la mano con seguridad-. Alehyss Lester.

Observo, abstraída, el caer de la lluvia unos instantes. Luego vuelvo mis ojos al chrysos.

-Creo que no me equivocaré si aventuro lo siguiente: has llegado hace poco.

Lo examino, esperando una respuesta afirmativa que me de la razón, pero además con intención de evaluar sus gestos, sus formas...

FdR- Me voy a casa, así que si tardo en responder es eso

Al contrario que Cierzo estrecha mi mano para continuar la presentación. Así que Alehyss Lester, supongo que no lo olvidaré. Cuando pregunta sobre mi tiempo en el palacio a modo de afirmación, río con cierta sorna.

—Chica lista. Así que tengo que suponer que eres toda una veterana en Brontë —Comento con condescendencia, liberando su mano tras un seguro apretón. Si afirma de esa forma solo quedan dos opciones: o es estúpida y se hace la interesante o lleva un buen control de las caras que hay por el palacio.

—He llegado hace algunas semanas, aunque me gusta investigar solo al principio —Aclaro como breve explicación de mi silenciosa presencia. No porque deba dar explicaciones, sino porque es más entretenido que hablar del tiempo.

Su afirmación me arranca una sonrisa contenida.

-Podría decirse así de alguna forma, sí -concedo al fin.

"Veterana". Es la primera vez que nadie me dice eso, y, la verdad... De algún modo es cierto. Quizá no sea la guerrera más experimentada de Brönte, pero sí pertenezco, de algún modo, a la "primera generación".

Atiendo a su siguiente comentario, que termina de aclarar mi pregunta.

-Investigar solo es bueno -coincido -. Es más entretenido y, en mi opinión, los mejores lugares siempre se descubren por casualidad mientras buscabas otros.

FdR- PUEDO ROLEAR DESDE CASA CON EL PORTÁTIL. Siento la tardanza, pero creo que merece la pena.

A su respuesta hago un gesto de curiosidad. Su apariencia es la de una mujer segura, altiva, y no esperaba aquella sonrisa tan pronto.

—Vaya, así que las mujeres más duras también sonríen con halagos —Comento jocoso, al verla tan resuelta tras haber estado observando su cara seria durante este tiempo.

Cuando ofrece su opinión respecto a mis preferencias iniciales no puedo evitar un nuevo inciso.

—Sin embargo, suelen disfrutarse más en compañía —Añado, con un deje de reproche y picaresca.

FdR: Bieeeen XD yo estoy metido en cama y es así como "sopooor -w-"

Frunzo ligeramente el ceño, aunque no termina de molestarme.

-No te acostumbres -respondo sin más.

Últimamente, no sé que me pasa. Primero a Corbin y luego a este. Dos hombres a los que, nada más conocerlos, les sonrío alguna gracia.

Lo miro fijamente. Supongo que, de algún modo, el llevar un tiempo con ganas de sexo ayuda. Y más aún al tratarse de dos hombres nuevos, desconocidos.
Lo observo: es alto, está en forma... Parece seguro de sí mismo.

-Si quieres, si no lo has visto al completo, puedo enseñarte algo.

Lo miro a los ojos, desafiante, esperando su respuesta.

Río con su respuesta y levanto ligeramente las manos, apenas sacándolas de los bolsillos.

—Disculpe usted —Comento, divertido —Lo tendré en cuenta para la próxima —Añado. Así que a la jefa no le gustan demasiado las confianzas. Eso es menos aburrido.

Alzo las cejas a su comentario mientras cruzo los brazos.

—¿Hablamos del palacio? —Indico con cierta retórica. Luego simplemente recupero la conversación —He visto lo suficiente así que no sé qué podrías enseñarme —Comento, mirando a los lados.