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 Extraños sucesos en la plaza

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Zacharyas

Zacharyas


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MensajeTema: Re: Extraños sucesos en la plaza   Extraños sucesos en la plaza - Página 3 EmptyJue Sep 11, 2014 2:30 pm

Zacharyas no fue consciente de lo que sucedía hasta un par de segundos después de que la hormiga se hubiese desvanecido. Una sensación de cierta decepción lo había invadido al instante, por no haber sentido un dolor ansiado. Sin embargo, cuando miró a su alrededor, reconociendo la situación..., entonces Zacharyas comprendió un poco mejor lo que acababa de pasar. Invocó un âchnam en cada mano, apuntando a las figuras que corrían, pero estas fueron detenidas antes de que tuviese que actuar y dejó que se desvaneciesen de nuevo. Tenía un aspecto repentinamente serio.

Dedicó una fría mirada a su compañero, con la cabeza en otra cosa, en el recuerdo de la Ayne desaparecida en el interior de un monstruo. En aquel momento pensaba que quizás fuese buena idea que un monstruo demostrase a aquellas personas lo que era jugar con aquel tipo de sensaciones, enseñarles dolor, pero la situación, que había dejado de ser tan caótica como apenas un minuto atrás, le devolvía la cordura. Ni la sangre del suelo le parecía tan atractiva en aquel momento como la idea de atravesar el cerebro de uno de los encapuchados con su arma mientras el resto miraba. ¿Acaso no habían demostrado que le gustaban las pesadillas?

De pronto, una risa. Zacharyas giró el rostro hasta dar con la figura. La escrutó en la oscuridad, mientras hablaba, aunque tuvo que entornar los ojos cuando el fuego iluminó los alrededores. Las palabras del flamma no le importaban demasiado, pero las escuchó de todas formas. Lo que verdaderamente importaba al caeruleus era que aquellos eran sus enemigos, los causantes de todo aquello, y que entonces estaría bien matarlos. Y él llevaba mucho tiempo sin matar.

Se puso en marcha enseguida. Le molestaba enormemente que aquel individuo creyese que podía hacer aparecer aquella luz molesta simplemente porque lo consideraba oportuno. Con luz no podía ver correctamente, y sin ver no podría matar con tanta facilidad. Por tanto, aquello se interponía entre él y su fin en aquel momento. Tenía que hacerlo arder hasta que se consumiese en su propio fuego.
Cuando vio venir la bola de fuego, y por su condición le resultaba muy sencillo ver llegar la luz, sintió el impulso de sentirla contra sí, pero tenía más ganas de experimentar el dolor del enemigo.

Su primer movimiento fue lanzarse hacia la derecha para evitar la bola de fuego, cubriéndose el pecho y la cara con los brazos en cruz por si llegaba a alcanzarlo, protegiendo de aquel modo los órganos vitales más importantes, que no debían ser quemados. No obstante, lo recibiese o no, su plan era avanzar hacia el flamma, buscando reducir la distancia.

-Garves -siseó, con los ojos clavados en él.

Necesitaba cegarlo con aquello, y entonces invocaría un âchnam, sin detener su rápido avance, también en voz baja, tratando de no avisarlo con la palabra, apuntando a su torso. Si lograba golpearlo o aturdirlo en la oscuridad, invocaría un nuevo hechizo, recorriendo la distancia restante para golpearlo a bocajarro, alcanzándolo de aquella forma con el hechizo a máxima potencia. En caso de que no lo pudiese golpear, lanzaría un nuevo âchnam a su cuerpo, corrigiendo la trayectoria, desde más cerca, para dificultar el fallo, pero sin llegar a distancia de cuerpo a cuerpo, manteniendo siempre sobre un metro entre ambos, por lo menos, para poder reaccionar a sus ataques.

Confiaba en Cierzo, quizás, delegando en él el combate contra el otro caeruleus. O quizás, por otro lado, simplemente no le preocupaba ser atacado.
Zacharyas solo quería acabar con la luz.
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MensajeTema: Re: Extraños sucesos en la plaza   Extraños sucesos en la plaza - Página 3 EmptyVie Sep 12, 2014 3:14 pm

La guinda del pastel

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Los guerreros no tardaron en reaccionar a la provocación del muchacho y esquivaron la gran bola de fuego que se dirigió recta hacia los aldeanos que estaban en la plaza y trataron de ponerse a cubierto para evitarla.

La iniciativa inicial parecía centrada en el flamma por parte de ambos guerreros. Cierzo se acercó por la izquierda y Zacharyas por la derecha, recortando distancias.

¿Dos contra uno? —Bromeó, estático. En cuanto el caeruleus de Brontë lanzó sus conjuros para cegarlo y herirlo, el muchacho sonrió y levantó un cilindro de agua hierviendo a su alrededor, cubriéndolo por completo para que la magia no traspasase. Protegiéndose así también del ataque que el aether parecía ir a dedicarle.

Sin embargo, el ntendbit de Cierzo fue dedicado al otro hombre, que observaba a los guerreros con los brazos cruzados. Ante la llegada del tornado, el caeruleus pibotó sobre sus talones para apartarse del conjuro con una velocidad pasmosa. Sus movimientos parecían vagos, pero en un parpadeo, el hombre había acompañado el movimiento del conjuro siguiéndole el rápido ritmo para evitar que lo tocase. En cuanto el conjuro se desvaneció, el hombre volvía a estar en el lugar inicial. Para entonces, el aethes ya se sobrevenía sobre él con lo que levantó rápidamente los brazos en cruz.

De los adoquines surgió un muro de tierra en forma de ola para cubrirlo. El aethes impactó y el muro se resquebrajó absorbiendo el golpe.

Mientras tanto, la cortina de agua humeante del joven había caído tras unos segundos y ahora se disponía a recibir el âchnam. Saltó con rapidez y comicidad hacia su izquierda, arqueando la espalda para esquivar el conjuro como por casualidad.

Ups, casi —Bromeó con una nueva risita.

El último hechizo que llegó fue el último ntendbit de Cierzo. Tras el muro de piedra, el caeruleus suspiró con pesadez y se quieto. En cuanto el conjuro estuvo lo suficientemente cerca, susurró unas palabras y cargó un gran puñetazo envuelto en llamas oscuras contra el hechizo, haciéndolo desvanecerse.

Al momento se alzó una barrera transparente frente a ellos, delatada por el pequeño fulgor blanquecino que había generado al formarse. El joven empezó a aplaudir y dar un par de saltos.

¡Oh, bravo, bravo! ¡Habéis hecho atacar a Rei! —Se burló, entretenido. El caeruleus lo miró con desgana.

No nos habéis tocado, pero digamos que... sois algo más molestos de lo esperado. Como esta vez serviréis de emisarios, lo dejaremos aquí —Comentó, alegre, con una sonrisa ampliada y pícara.

Entrenad mucho en vuestro palacio de muñecas~ —Mostró todos sus dientes en una sonrisa y los apuntó con su brazo izquierdo. Pulsó un pequeño interruptor con la derecha y al momento una explosión lanzó a los guerreros los siete metros atrás que habían recorrido hasta ellos. Ambos guerreros acabaron en el suelo, más magullados y ahora con la sensación de haber sido apaleado a causa de la fuerza de la explosión. Debido a su cercanía, Zacharyas se llevó un mayor impacto haciendo que su costado izquierdo se resintiese con una pequeña fisura.

Ambos hombres desaparecieron y una última carcajada  irritante acompañó a los panfletos que calleron sobre la plaza, inundando la zona. En ellos se leía:

panfleto escribió:
"Mithos ha vuelto y está entre nosotros.
El poder de un ser supremo que domina la energía pura.
El poder que no entiende de fronteras ni reinos.
Aquel que los domine a todos será el único líder verdadero.
Neomithos ha llegado para liberar al mundo de este orden corrupto y divisorio.
El nuevo orden mundial está cerca.
Seguid a aquel que ha demostrado dominar las magias y ha puesto en jaque al mundo.
Seguid al que os ofrece la verdadera liberta.
Seguid al que tiene el poder de acabar con todo mal"

Los habitantes ayudaron a los guerreros a recomponerse y los alimentaron y alojaron durante la noche a modo de agradecimiento.

Se interrogó a los cómplices de todo aquello, pero todas las confesiones remetían la misma idea: Neomithos existía y estaba en el mundo y con su poder liberaría a las razas consiguiendo un mundo mejor e igualitario. Ellos sólo habían seguido las órdenes de aquellos hombres para comprometerse con la causa que defendían.

El capitán Leroy sufrió un duro golpe al escuchar las devotas palabras de su mujer y, tras encarcelarla junto a los demás, su hija comenzó a recuperarse y su humor se volvió más plácido.

El alcalde fue relegado y encarcelado y su mujer, afectada y defraudada, puso verdadero orden en el pueblo. Agradeció junto al capitán Leroy la colaboración de Brontë y les ofrecieron sus respetos.

Misión finalizada

Premios:

2 puntos de experiencia
2 reclamos de pájaro
2 gemas azules de la cabeza de Ksà (absorben el poder de un conjuro y lo recrean en cuanto la víctima tiene contacto con la piedra)
2 cestos de viaje (si se entierran sirven como despensas frescas) con contenido: medio kilo de carne de bismonte, una botella de vino, cuatro de queso fuerte, dos bollos de pan.
1 panfleto sobre Neomithos e información dada por los enemigos misteriosos
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