Río

-Ah! eres tu... dije con un deje de voz... la verdad es que nuestra ''amistad'' había empezado muy mal para luego seguir complicándose... iba a ser una conversación muy tirante.
-Tranquila, dije con la cabeza baja. no voy a hacerte nada...Inger, ¿me puedes hacer un favor?... ¿me puedes dar la ropa que está en ese arbol? si no quieres, estás en tu derecho... no me moveré de aquí si tú no quieres...

Alcé una ceja, y miré la ropa que me pedía que le pasase. Pensé en que lo mejor sería decirle que no saliese del río, y que no se acercase a mí nunca jamás, y pensé en que no quería acercarle nada, pero, al final, acabé cogiendo su ropa del árbol. Me acerqué a la orilla y, con la mente preparada para conjurar un Âchnam, deposité su ropa ahí, cerca del río. No pensaba acercarme más. Tras dejarle su ropa cerca de él, retrocedí hasta volver a mi posición inicial. Una vez allí, di dos pasos más hacia atrás, por si acaso.

— Ya te la pasé — murmuré —. Y ahora si me disculpas, creo que lo mejor será que me vaya... ... No salgas hasta que me haya ido...

Retrocedí un poco más. A pesar de que él no podía verme, no quería darle la espalda. Ahora mismo estábamos solos, lo que significaba que nadie iría a ayudarme, por lo que no podía perderle de vista.

Ví como se acercaba y dejaba mi ropa cerca. Luego retrocedió y dijo que se quería ir.
-No, por favor... espera... tengo un regalo para ti. no quiero que te vallas sin el... por favor...- salí del agua y me vestí en un santiamén. cogí mi bolsa y saqué un collar exactamente igual al mio. en principio iba a ser para Cero por salvarme la vida, pero en ese momento, prefería que ella se lo quedara... a Cero ya le daría otra cosa...
Me acerque con una mano en alto y la otra con el collar y me acerque lentamente...
-L-lo he hecho yo... es tuyo...

El piscis no me hizo caso. No sólo salió del río (desnudo, por cierto. La visión no fue nada agradable), sino que, además, se acercó a mí. Al ver cómo caminaba hacia mí, retrocedí y llevé una mano a la empuñadura de mi espada. Pensé en desenvainar la espada, pero, antes de hacerlo, el Karnikarsh desorejado me tendió algo.

Ese algo era un collar que, al parecer, quería que yo me quedase. Fruncí el ceño y ladeé la cabeza. ¿Por qué me daba un collar? ¿Pensaba que podía comprarme con un collar? ¿O que lo perdonaría a cambio de un collar?

— ¿Por qué me lo das, huh? — pregunté. Cuando estaba de mal humor podía llegar a ser realmente irascible. Si el que me hablase hubiese sido otro, probablemente me hubiese disculpado por mi actitud, pero, a pesar de que el piscis no era en esos momentos el motivo de mi mal humor, Kettleburn seguía siendo Kettleburn, el acosador que atacaba a la gente que estaba tan tranquila leyendo y que echaba a la gente de la enfermería.

-Porque no quiero que tengas esa imagen de mí en tu cabeza. Esbocé una leve sonrisa. Quiero que sepas que doy un ser amable, y que todo lo que pasó fue... como decirlo... un cumulo de variables, se podría decir, dije encogiéndome de hombros... Sabes Inger, hace dos días intenté suicidarme... pero pensé que no era bueno dejar este mundo sin haberme disculpado contigo, entre otras cosas... habria sido muy cobarde si hubiese muerto... ahora quier enmendar los errores del pasado... entendería que no aceptases ni mi collar ni mis disculpas. Solo quiero que sepas que, si necesitas algo, lo que sea... te debo tres, a falta de una, dije con una risa... una por el beso robado, otra por los acuaerum y la otra por la enfermeria...
Bueno, ya es tarde... creo que me voy a ir... aquí hace frío... Tristán ven -vino- toma, cógelo. Si no lo quieres, lo tiras y punto. Asta mañana

*me voy*

FDR: lo siento ... chao

Alcé ambas cejas, sorprendida, al escuchar sus palabras. Y cuando terminó fruncí el ceño. Por lo que decía, había intentado suicidarse, pero, al parecer, había rectificado porque no podía irse sin disculparse conmigo. Además, parecía que quería enmendar los errores del pasado. Cuando terminó su discurso, se fue, dejándome sola y con el collar en las manos.

Suspiré. No entendía a ese chico. Era raro. Muy raro. Y a pesar de que su historia podía haberme dado pena, no lo hizo. No porque pensase que se mereciese la muerte, sino porque, simplemente, no le entendía. Si tan afectado se había quedado, ¿por qué me lo contaba? La gente normal no contaba esas cosas, porque esa clase de cosas no se iban contando tan alegremente. Y, si alguien contaba esas cosas al primero que pasaba, era evidente que se lo estaba inventando algo. Y eso significaba, sin duda, que tenía menos sensibilidad que una piedra y que era un ser horrible, porque esas cosas no eran objeto de bromas.

Sin embargo, una parte de mí me decía que, a lo mejor, el piscis decía la verdad. A fin de cuentas, el primer día que le había visto me había contado su historia con Aren y el motivo por el que le faltaba una oreja. Resoplé. Por mucha verdad que pudiese decir, el piscis seguía siendo el acosador del lago, el atacante del jardín y la persona que me había echado de la enfermería (a la que, por cierto, aún no había vuelto, por lo que mi dolor de espalda era mayor). Por tanto, no iba a perdonarle tan fácilmente. Me había dado buenos motivos para no acercarme a él y para no aceptar su perdón.

Guardé el collar en un bolsillo. No pensaba quedármelo, pero tampoco veía bien romper algo por el mero hecho de que yo no lo quería. A lo mejor encontraba a alguien que sí que lo aceptaba. Decidí que, al día siguiente, lo buscaría para devolverle el collar. Se lo daría, le diría que no podía aceptarlo, y luego me iría. Él recuperaría su collar, y yo zanjaría, de una vez por todas, el tema del piscis.

Tras dar un par de vueltas por el río, rehíce mis pasos, en dirección al Palacio.

Por lo menos mi mal humor se había rebajado un poco.

Sólo un poco.

Y sólo con ese Karnikarsh.

*se va*

FdR. Es pique todo u.u Pique puro. Ni tan siquiera merece llamarse mal humor u.u

Llegué al río con un vaso de cristal, decidido a coger un regalo para Inger. Me desvestí por completo, dejando muy bien doblada mi ropa nueva, pues no era plan de estropearla el primer día.

Mis zapatos nuevos brillaban bajo el sol de una manera espectacular.

Me zambullí de golpe en el río con el vaso, intentando capturar un pececito... tenía que ser precioso... como Inger, o algo asi...
De hecho, no me costaría nada cogerlo, que para algo soy un piscis...

*me quedo buscando un peixe. rulz *

Después de mi maravilloso baño empecé a caminar sin rumbo fijo y llegué al río. era un río de agua cristalina, la verdad es que parecía que había muchos peces. Observé el flujo del agua y me senté en la hierba, no sin dejar antes a Arpa y mi carcaj. Estiré los brazos y las piernas y me recosté. Me incorporé al darme cuenta de que mi cabeza estaba sobre algo mullido. Giré mi cabeza y vi unas ropas que parecían de hombre, perfectamente dobladas en la hierba. Volví a mirar el agua.- Posiblemente alguien esté en el río...- pensé. Cogí a Arpa sin hacer ruido y coloqué una flecha en la cuerda, atenta a cualquier sonido, estando alerta para que no me tomara nada por sorpresa, mirando el río con una expresión seria en la cara.- a saber que clase de personas hay en este castillo...- pensé para mí misma.

Al cabo de un rato, encontré un pez muy pequeño que tenía la cabeza roja y el cuerpo negro, con las aletas blancas...
-Este pa mi- pensé.
Y en un rápido movimiento, lo cacé dentro del vaso que había traido.
Al salir del agua, ví que había una chica en la hierba.
AAAAAAAAAAAA!!! porque todas las chicas me veian desnudo!!!!!!!! primero Alehyss, luego Hewina y Ahora esta desconocida!!
entonces vi que mi ropa estaba a su lado y estaba arrugada.
-OLLE TU! dije tapandome con en vaso mi género- quien eres?... ¿po-podrías darme la ropa? QUE POR CIERTO- dije apuntándola con mi dede acusador- ya te vale, me la has arrugado toda...

Ví un pelo rubio saliendo del agua, tensé la flecha en la cuerda, pegué un pequeño respingo cuando me gritó y sin querer cambié unos grados el rumbo de mi flecha, todavía tensa. el chico salió completamente desnudo del agua y me sobresalté más, tanto, que provocó que soltara flecha, que salió zumbando desplazada con un "zum zum" y quedó clavada en el tronco de un árbol que había unos pocos metros detrás del chico, a unos 10 cm. de su cabeza.

Me percaté de que la ropa en la que me había recostado era la suya. me levanté y le tiré su ropa.- Deberías de tener más cuidado!- Le grité.- Si no me hubieras asustado con tu grito esa flecha ahora estaría clavada en tu frente!- Le grité un poco sonrojada por la aparición del chico y por cómo se encontraba. Fruncí el ceño.- Me giraría para que se vistiera, pero no sé si fiarme de él...- Pensé mirando al chico, finalmente me decidí. Me agaché y cogí otra flecha, poniéndola en la cuerda.- Voy a girarme, pero como se te ocurra hacer el mínimo movimiento contra mí, no dudaré en disparar mi flecha.- Le dije seria dándome la vuelta.

Aquella perturbada esquizofrénica lanzó una flecha que por poco casi me vuela los sesos.
-Estas tonta? que no te voy a hacer nada!
En fin, ella se dió la vuelta después de tirarme la ropa de mala manera... estaba arrugada y la camisa estaba manchada de verdín.
Me vestí muy enfadado... no había conseguida mantener mi ropa nueva ni siquiera un día limpia...
-Ya esta, doña desconfiodegentedesnudaquesaledelrio- dije burlon. espero que estés contenta, hoi estrenaba mi ropa nueva, la primera que estreno, porque siempre la heredaba de mis hermanos, y vas tu y me la arrugas toda... no ai que ponerse así mujer, ni que no hubieses visto nunca a un chico desnudo...- parecía mayor que yo, aunque tampoco mucho... 2 o 3 años mas, a algo asi...- me llamo Silvanus Kettleburn, dije estendiéndole mi mano- ¿y la señrita tiene nombre o es demasiado desconfiada como para decirmelo?- dije picaron, con una sonrisa en mis labios.- ¿no ves que ni siquiera voy armado?

entonces vi el manchón verde en mi camisa... y empecé a llorar.

Tristán, mi dragoncito, se posó en mi hombro, jugando con mi pelo.

-No, mejor no me lo digas, que no tengo tiempo para eso... lo primero es lo primero, así que me voy a limpiar la camisa... a ver si soy capaz- dije entre sollozos...

Y salí corriendo... mientras lloraba como un magdalena...

*me voy corriendo*

FDR: me voy a sí por petición de Thamerlein... , porque ella no puede n.n

Cuando me dijo que ya estaba volví a girarme. Fruncí el ceño cuando me llamó por ese nombre estúpido y largo, bajé el arco y guardé la flecha en mi carcaj. Miré al chico y levanté el dedo índice- Para empezar yo no la manché de verdín, si tan importante es esa ropa, podrías haberla puesto encima de una roca y no en la hierba.- Levanté el dedo corazón.- Segundo, ese mote es absurdo.- Levanté el anular.- Y tercero, no es que no viera nunca a un hombre desnudo, pero me parece a mí que no es lo normal verlos salir de un río así porque sí..- Me sonrojé un poco al decir aquello.

Suspiré cuando seguía llamándome desconfiada.- No crees que eres tú demasiado confiado? Aunque no estés armado, estoy segura de que aquí hay personas que pueden ser peligrosas aún sin tener un arma...- Suavicé la expresión de mi cara con otro suspiro. abrí la boca para contestarle, pero sin previo aviso empezó a llorar. Me quedé parada sin saber que hacer. Silvanus se fue corriendo, no sin antes soltar algo de que tenía que limpiar su camisa.- oye!- le grité girándome antes de que se fuera, pero salió corriendo.- Si llego a saber que le importaba tanto, habría tenido más cuidado al recostarme...- murmuré sintiéndome mal.

Miré de reojo el lugar por el que se había ido el chico, iba a seguirlo, pero entonces me percaté de que mi flecha estaba todavía clavada en el árbol, era una flecha demasiado valiosa como para dejarla ahí.- Mierda...- Murmuré, cuanto más tiempo tardara, más lejos estaría el chico. Rápidamente desplegué mis alas, la flecha estaba a pocos metros. Me metí en el río hasta que el agua me dio por la cintura y entonces me elevé en el aire, rescaté mi flecha y repetí la maniobra para volver.

Miré mi ropa con el ceño fruncido, ahora mi falda estaba mojada.- Tsk...- Me giré sin prestarle atención y me fui corriendo tras el chico.

Un días bastante bueno. Algo de niebla pintado en el cielo, pero buena temperatura. Paseo siguiendo el camino del río, estos días son tan tranquilos...

Llevo las manos en los bolsillos y estiro las alas. Soy un hombre tan campestre.

*pasea*

Mis ancianas piernas me condujeron hasta un río, en el que estaba un joven aether... esta por lo menos tenía un cuerpo bien formado... no como el pellejo rubio aquel... este por lo menos se veía que era un hombre hecho y derecho.

Me acerco por detrás y le doy una fuerte palmada en la espalda.
-Adela Ungilde, muchacho,¿ como te llamas? espero que no tengas un nombre tan enrebesado como el "rubito ese"...

Al notar un golpe en la espalda me doy la vuelta, extrañado. Detrás de mí hay una señora.... ¿Adela? Vaya. Sonrío con amabilidad.

- Buenos días. Yo soy Heylel, un placer conocerla Adela -. Comento. La verdad es que parece una señora bastante encantadora y yo solía llevarme bien con las señoras. "Hyelel traeme el pan" "Heylel dile a tu madre que me mande esos hilos" "Heylel, ¿quieres venirte a tomar un ecito?" Aahh.. Mis días de joven pajarillo.

Me quedo pensativa un momento...-
-Heylel... pche... tiene un pase... me gusta, de hecho... bueno, joven guerrero, dije sentándome en el suelo, con las piernas cruzadas... así que has venido a defender a tu país, ¿no? eso me gusta... no entiendo esas ñoñerias de estudiar, cuando lo que realmente hace falta son unas buenas espaldas y unas buenas piernas para luchar cuando sea preciso...- dije lanzando mi rodillo al aire para cogerlo por el mango mientras caía...

-Y dime... ¿que haces en el rio? ¿no deberias estar desayunando la bazofia que os dan de comer aqui?... no te me distraigas de las comidas principales ¿ee? que para uno que me encuentro que no está anorexico,... que no se me ponga enfermo por falta de vitaminas...

Sonrío de nuevo a Adelan. La verdad es que me hace gracia su forma de hablar. Resulta tan familiar. Cuando toma asiento, me siento con ella.

-Bueno, creí que debía hacer algo productivo ayudando a todo Mithos, aunque igualmente parece una tarea muy grande -. Comento ante sus primeras palabras. Luego me río un poco.

-Le agradezco la preocupación, pero ya he desayunado lo que me tocaba. Aunque al principio pueda parecer sosa o insípida, la comida que sirven aquí no está tan mal -.Le digo, para que no piense que aquí se come horrible. Al menos mi dieta es aceptable.

- Y, dígame, ¿ha venido usted a visitar a alguien? - Me atrevo a preguntarle. Si es que siempre se me ha dado mejor hablar con las señoas de su edad. Ellas te entendían al hablar y no te tomaban por entrometido si te preocupabas por su día a día. Debo reconocer que ese rodillo es extraño...

-Bueno, si tu te ves fuerte, no voy a ser yo quien te meta la comid a la fuerza... te veo un chico capaz de subsistir solo... "no como otros"- pensé.

Entonces me rió cuando me dice que si he venido a visitar a alguien.
-jajajaja, ai, no me hagas reir... dijo secándome una lagrimita de un ojo. Entonces me pongo de pié y me aproximo a un arbol bastante gordo, rodillo en mano.
-¿Tu crees que una persona que viene a visitar a alguien, podría hacer esto?
Entonces golpeé con el rodillo, agarrado con las dos manos al enorme árbol, por lo que se olló un CRAK! y el arbol fue arrancado de raíz, volando hasta el medio del río.

-No, querido, esta vieja viene aquí a luchar, al igual que tú... dije dandole una palmadita en la mejilla.

Asiento sonriente al comentario de la mujer y luego la miro entre extrañado y curioso cuando me dice que no viene de visita. ¿Entonces...?

...

En cuanto veo ese árbol volar no puedo creerme lo que veo... Esa mujer... Madre del amor hermoso... Me quedo helado, por supuesto. Menuda señora...

-Comprendo... Bueno, siempre hace falta experiencia por aquí... Vaya... -La verdad no sé que decir... ¿Qué se le dice a una señora que puede enviarte volando mientras te dice que viene a luchar?

Suelto una sonrisa al ver la cara de pánfilo que se le queda...
-Bueno, querido... supongo que un muchachote de tus características, tendrá alguna novieta por aqui por Brontë,. ¿no?

La verdad es que, aunque en otra ocasión pudiera parecerme algo vergonzosa alquella pregunta, ahora mismo me tranquiliza y puedo sonreír de nuevo con calma. Miro al río.

-En Brontë no. En casa espera mi mujer. Debo volver de una pieza -.Comento animadamente a Adela. Siepre me pone de buen humor hablar de Gabrielle.

Al oir su respuesta le doy con el rodillo en la cabeza suavemente.
-Ai! a quien se le ocurre casarse tan pronto!¿ estas tonto o que? mira, deja, y hazme caso cuando cuando te digo que la vida no es para atarse... si por mi fuera, hubiese vivido el día a día al máximo y no atada a un marido que, aunque era muy bueno, pecaba de aburrido y soso... es muy duro pasar casi 40 años casado con una persona asi... el caso.. que creo que deberías vivir mas la vida.. aprovecha mientras eres joven.. que cuando te des cuenta, sera un viejo decrépito y haras repaso de tu vida y no te sentiras orgulloso... entre tu y yo... deberías buscarte a una muchachita por Brontë... piensalo... no creo que sea nada malo...
-bueno, me voy que quiero terminar un jersey que estoy haciendo...

-Chao*se va*

La respuesta de Adela consigue sorprenderme. De hecho me sorprende tanto que inicialmente no respondo nada y dejo que se marche.

-Suerte con eso. Adios -. Le digo, para mirarla marcharse con su gran ánimo.

Me quedo sentado mirando al lago. Claro que no es una equivocación, claro que no necesito a nadie más para divertirme, claro que nunca me arrepentiré de pasar 40 años con Gabirelle y ser un viejo decrépito a su lado. Ella no es aburrida, ni sosa, ni siento que me ate de forma negativa. Realmente no me gusta cuando la gente me dice esas cosas, como si hubiese cometido el peor error de mi vida. Estoy seguro de que ha sido lo mejor que me ha podido pasar y estoy orgulloso.

Apoyo los brazos en las rodillas, encorbándome un poco. Sonrío con cierto casnancio. Hoy me siento como si estuviese a su lado, tranquilo y feliz y cuanto más me repitan lo loco o estúpido que soy, más me sentiré de esa forma.

Después de pasar un buen rato allí sentado y tranquilo, decido que es mejor hacer algo productivo en el palacio.

*se va*

Salí a dar un paseo y acabé encontrándome con el río, cuyas aguas fluían despacio, haciendo un ruido muy relajante.

Me senté en la hierba para observarlo, mientras pensaba en mis cosas.

"¿Como estarán mamá, papá y el abuelo? Debería escribirles una carta... y después debería entrenar un poco. Aún que... ¿qué estará haciendo Sil? Todavía no le he visto hoy. Pero bueno, a ver si nos encontramos luego... bueno, tampoco quiero que esté conmigo todo el rato. Tiene derecho a estar a solas... o con quien quiera... ... No creo que esté con Aren... ... No, no creo. Él ahora me quiere a mi... creo. Aun que bueno, no pasa nada, él tiene derecho a estar con quien quiera... ... pero... Aren es mala persona... y Sil se está dando cuenta. ... ¿Debería decirle lo de su aura...? Supongo que ahora me creerá... porque me quiere... y a él ya no... ... o eso espero", pensé confusa mientras suspiraba con fuerza.

Entonces me tumbé en la hierba.

"No... no puedo ser tan egoísta.... no tengo de que preocuparme... ... pero lo quiero... ... mucho... y más de lo que pensaba... ... ... que tonta soy", pensé mientras el corazón se me aceleraba.

"Ay... qué calor...", pensé mientras me quitaba el pañuelo que me había puesto en el cuello para esconder el chupetón que me hizo Silvanus, el cual también me había puesto para esconder los hematomas del estrangulamiento de Aren.

Entonces me quedé viendo al cielo con nubes blancas.

"No soy un parche...", pensé mientras se me llenaban los ojos de lágrimas, los cuales cerré para tranquilizarme, y al cabo de mucho rato me quedé dormida.


*se queda*

Salgo a dar un paseo por el río con la finalidad de llegar al lago siguiendo su caudal como generalmente hago mis paseos. Pero llegada una altura del río me encuentro a Hewina tirada en el suelo. ¿Le había pasado algo o solo dormía?

Me acerco con alma sin que cunda el pánico. La postura que tiene no es crispada ni extraña, así que es posible que se haya dormido. Aunque quizá no...

Me acuclillo y me mojo la mano para ponerla en la frente de la claritas.

- Hewinaaa... ¿estás bieen? -Susurro sin demasiada preocupación. Su cara está relajada.