Sala de entrenamiento

Al fin me he decidido a acercarme a la sala de entrenamiento. Llevo unos cuantos días aquí y, debido a la poca gente, parece que los entrenamientos grupales no comienzan. No puedo dejarme de esta forma o acabaré echando tripa en lugar de prepararme.

Me adentro en la enorme sala. Muñecos, sacos para golpear, estanterías y armarios de armas, potros, cuerdas y demás material deportibo... Decido empezar a calentar haciendo alguna sentadillas y estiramientos para luego ponerme con el trabajo duro.

Una vez mi cuerpo está caliente para moverse rápido y ágil me arrimo a uno de los postes con diferentes salientes para golpear en diferentes partes de la madera esquivandolos. Saco mis tonfas, las agarro a mis brazos y comienzo con puñetazos, patadas y protecciones.

*entrena*

Tras unas cuantas horas, considero que ya es suficiente por hoy y decido irme a ducharme y dormir bien.

*se va*

Llevo camiseta y pantalones flojos. Incluso me he descalzado antes de venir. A pesar de todo llevo el cinto que guarda mis tonfas. Hoy entrenaré un rato largo.

Primero empiezo con calentamiento y ejercicio básico: Estirar, correr, un par de flexiones y abdominales...

Después de una media hora ya estoy suficientemente caliente como para ponerme con mis niñas.
Las desenfundo y las agarro antes de dirigirme a uno de los postes con topes. Una vez frente a él separo un poco los pies y doy pequeños saltitos -más bien me impusol con las puntas de los pies- y voy buscando donde golpear.

*se queda entrenando*

Entré en la sala de entrenamiento, no porque necesitase entrenar, sino porque había escuchado a alguien dentro de ella.
Una vez atravesé la puerta me encontré con un hombre de pelo corto claro y alas, utilizando dos armas que parecían ser tonfas, y dando pequeños saltitos combinándolos con los golpes.

Aplaudí desde la puerta y me acerqué lentamente hacia él.

- Vaya... Ya veo que algunos os lo tomáis en serio - comenté mientras continuaba avanzando.

Mi mirada trataba de analizar al aether aparentemente mayor que yo, conocer los movimientos y técnicas de todos los miembros sería importante en un futuro cercano.

entré en esta sala extraña en la que no había estado nunca. Estaba Heylel entrenado, pero me daba igual.
- Hola!- exclamé animado.
-Cuanto tiempo!
Entonces callé: había una chica tambien.
Me llevé la mano a la nuca y me ruboricé! que verguenza! no quería que se llevara una mala impresión de mí

En cuanto escucho una voz a mi espalda freno mi entrenamiento. No estoy demasiado presentable, pues ya hay algo de sudor en mi ropa y frente, pero supongo que es comprensible.

Relajo las alas -pues las tenía escarpadas debido a la tensión de la espalda- y me giro hacia la recién llegada. En cuanto se acerca puedo reconocer su cara. La pronta líder de flamma. Recuerdo haber tenido que labrar alguna disputa con los mercaderes de Ignis en los últimos encargos...

- Señorita -.Indico con una reverencia de mis alas. -Si he venido aquí es para formarme y entrenarme. Debemos prepararnos desde el principio.

En ese momento hace presencia Silvanus pero, a pesar de su euforia, le dedico un gesto con la cabeza para mantener mis respetos ante la líder.

Un chico apareció detrás de mí antes de que pudiese seguir conversando con el simpático aether. Desenfundé el tessen que guardaba bajo mi liga y al abrirlo lo utilicé para taparme la boca.
Le faltaba una oreja, lo que significaba que se trataba del alumno polémico.

- Vaya... No sabía que tanta gente se dedicase al entrenamiento, pensaba que los boros nunca se cansaban de tomar el polvo que se formaba en eta sala - comenté con las vista a la oreja del nuevo presente.

La chica me miró de arriba a bajo curiosa. Buscaba una oreja.
- Puedes buscar todo lo que quieras, y si la encuentras, te doy una saco de oro...- dije sonriente.
- Soy Silvanus Kettleburn. Un honor, dije besando su mano suavemente- esta vez quería hacer las cosas bien.
-Y la dulce señorita es?- pergunté picarón.

-La verdad es que nunca había estado aquí antes, dije recuperando mi posición normal y alzando la cabeza para verlo todo mejor...
-¿que leches es este lugar?

Observo la acción de la líder flamma. La verdad es que es realmente joven y se me hace extraño. Después miro a Silvanus y trato de hacerle un gesto con la cabeza para que sea un poco menos... afectivo.

-Es.. La líder flamma, Silvanus -.Acierto a decirle, dudoso de si hago bien. Luego respondo a su siguiente pregunta para olvidar la primera. -Esto es la sala de entrenamiento -.Le digo, levantando un poco las manos con las tonfas, indicando que entrenar era lo que estaba haciendo.

Silvanus me besó la mano, quizás Aren exageraba un poco, pero aún era muy pronto para opinar. Al parecer no sabía que yo era la jefa flamma, porque el hombre aether tuvo que decírselo.

- Llámame Cynara - ordené con voz suave - Cynara... Darvenwish - comenté sin poder evitar soltar una sonrisa, aunque el tessen seguía tapándome la boca -. Casi.

Aren me había comentado la historia de la oreja, por eso resultaría gracioso conocer la reacción del piscis ante mis palabras.

Abrí los ojos como platos:
-C-c-como que Darvenwish? me estas tomando el pelo? eres la hermana de Aren? pues oi por la tarde tu querido hermanito me dió una parada en los dientes y me cortó la pierna... - dije enseñándole mi corte en el labio inferior.
Me quedé cayado.
-Por que eres la hermana de Aren, ¿no?
Tristán asomó su cabeza al oir el nombre de Aren.

Mi cara es un poema. Supongo que tengo los ojos como platos o estoy algo más paliducho. La líder flamma acaba de soltar un bombazo respecto a sus planes de futuro. Unión entre Caligo e Ignis. vaya...

En cuanto Silvanus habla, no puedo evitar boquear unos segundos y extender ligeramente un brazo hacia él. Pero me doy cuenta de que mejor será que no. No tengo nada que decir ahí.

-Enhorabuena, Señora... -.Comento a la líder, a la que cambio el apelativo con el conocimiento de la nueva noticia.

Cerré mi tessen mostrando mi boca y sonreí.

- Gracias - dije como agradeciemiento a la enhorabuena del hombre aether.

Fijé mi mirada en silvanus y mi sonrisa pasó de expresión de agradecimiento a un tono más piadoso -aunque todavía sonrisa-. Antes de hablar dejé soltar una risita moderada.

- ¿Hermanos? - pregunté abriendo posteriormente el tessen para que no pudiera verme la boca, debía de mantenerme respetuosa con los miembros mientras me guardasen el respeto -. Aren es mi... prometido.

Mis ojos se agudizaron para observar con atención la reacción del piscis.

Prometido... Mi amor estaba prometido... sentí entonces que un témpano helado caía sobre mi cabeza.
Agaché la cabeza.
No hable.
Lloré en silencio.


Mis respingos se oían por toda la habitacion.
Me fuí corriendo. maldiciendo en voz baja y con los puños y los dientes apretados.
Quería morir.

*me voy corriendo*

Dedico una tímida sonrisa a la flamma en devolución de la suya y luego miro la reacción de Silvanus. Con lo supuestamente "enamorado" que estaba del líder de Caligo, no es de extrañar que la noticia le afecte pero, ¿tanto?

Echa a llorar y sale corriendo. En parte siento cierta pena por él pero, estaba claro que no iba a conseguir nada con el hombre.

El chico piscis se puso a llorar al escuchar mi aclaración, ¿acaso amaba tanto a Aren? Poco después abandonó la sala.
No bajé la cabeza, sería deshonroso para una líder, pero sí la mirada.
Cerré el tessen y lo quiré ciento ochenta grados sobre mi mano.

- Vaya... ¿Qué ha pasado? - Debía fingir que no sabí nada -. ¿He dicho algo malo? - Pregunté dirigiéndole la mirada al hombre aether.

Dirigí un momento la mirada hacia atrás, para ver si volvía, u otra persona entraba, pero poco después volví la vista al frente,mirando al hombre de pelo corto.

Aun tardo unos segundos mirando como Silvanus desaparece por la puerta. Entonces la líder Cynara me hace una pregunta y le dedico mi atención.

-No...Lo sé -. Comento con cierto rastro de pena. La verdad es que realmente no lo sabía, porque Cynara se había limitado a informar de su situación civil y no imaginaba que Silvanus, a pesar de su encaprichamiento, pudiese reaccionar así. Además tampoco era yo de ir contando todo por ahí.

-Quizá no le gusten las celebraciones -.Comento mirando hacia el poste que golpeaba hace unos minutos mientras guardo las tonfas, perdiendo la mirada de la jefa.

Heylel, como era de esperar, no sabía nada.

- En serio, no pretendía onfenderle - afirmé mostrando preocupación, no pretendía hacerle tanto daño; aunque tampoco debía mortificarme por ello, al fin y al cabo, sólo me limité a informar de una realidad.

Había que saber afrontra la verdad, Aren era mío.

Traté de cambiar de tema, lo pasado pasado estaba.

- No tienes por qué dejar de entrenar, me gustaría observar algunas de tus técnicas - comenté esperando que volviese a desenvainar sus armas.

No sé que decir al comentario de la líder así que decido permanecer en silencio. Después informa de que le gustaría verme entrenar y agradezco el cambio de tema. Sin embargo, me resulta un poco embarazoso entrenar frente a ella, pues me da la impresión de que me está evaluando y hace mucho tiempo que no me dedico seriamente a la lucha.

Pero no puedo negarme ante su petición debido a su rango. Asiento con la cabeza y desenfundo de nuevo las tonfas para agarrarlas.

Separo un poco los pies y mantengo la cadera algo ladeada. Entonces me apoyo mayoritariamente sobre las puntas de los pies para ganar rapidez por lo que comienzo a oscilar arriba y abajo de nuevo.

Mirando fijamente a los diferentes topes del poste, busco golpear a las zonas intermedias dando puñetazos, codazos o golpes directos con las tonfas. De vez en cuando también alterno patadas altas o bajas. Mi estilo de combate no sería nada sin algo de arte marcial para saber golpear.

Me limité a observar todos los movimientos que realizaba el aether, del cual desconía el nombre aún. Eran bastante veloces, y no muy torpes, la verdad, me sorprendía que alguien en el castillo podría ser medianamente hábil.

- Vaya... No lo haces mal para llevar tan poco tiempo aquí - comente tratando aún de olvidar lo que había pasado hace un momento -. Puede que tengamos en cuenta tus movimientos en un futuro para unas posibles clases.

Le sonreí y me acerqué un poco más. pensé que las alas podrían llegar a ser un estorbo en algunos métodos de combate, pero desde luego no lo eran en el dominio de las tonfas.

Paro un momento a coger aire. Debido a mi rapidez y a que debo mostrar mis habilidades he tenido que ser rápido y contundente en la práctica y ahora mi respiración está más agitada.

Escucho el comentario de la líder y la miro de nuevo.
- Gracias, Señora. Serví al ejército de Ventus durante un tiempo, pero de eso hace demasiado tiempo -.Informo a la líder mientras recupero el aire.

Escuché las palabras del hombre aether, al parecer había servido hace tiempo al ejército en Ventus.

Abrí los ojos ligeramente y le dirigí una sonrisa de admiración.

- Vaya, eso es admirable - comenté con alegría, la gente que había sobrevivido al ejército era por tres razones, y fuera cual fuera ya era slgo de peso.

Lo volví a mirar con curiosidad, y de nuevo lo desafía con una pregunta.

- ¿Y qué tal se te da la magia? - Pregunté con un objetiva bastante claro, pretendía que, en caso de dar una respuesta algo positiva, me mostrase su habilidad y poder; ya que a la gente normal sólo se le permitía aprender un único hechizo, aunque quizás hubiese aprendido uno en el ejército -en caso de que fuese una especialidad; y si llegó a tener suerte-.

No digo nada ante el primer comentario de la jefa y, respecto al segundo, solo puedo colocarme de espaldas al poste, dirigiéndome a la sala vacía y abriendo mis alas para generar el conjuro.

-Aethes -. Digo, haciendo surgir una violenta corriente cortante de mis alas en movimiento. Luego, relajo un poco las alas y la miro. -No es mi especialidad, pero tampoco resulta una traba -. Indico.

El aether responde a mi pregunta con un aethes, el conjuro oficial de la raza aether. a pesar de haber afirmado que no era su especialidad, no había tanta diferencia enter su magia y su técnica, al menos so las veía bastante comparables.

- No está mal - claramente hablaba desde el punto de vista de jefa hacia membro del palacio.

Me acerco un poco más a él, no sé muy bien por qué.

- Disculpa, sé que debí de haberlo preguntado antes - comenté con una sonrisa - ¿cómo es tu nombre?

La jefa vuelve a dar un comentario positivo sobre mis habilidades y yo me limito a observarla. Entonces pregunta mi nombre.

-Heylel, Señora. Heylel Tulvind -.No dudo en pronunciar nombre y apellido ya que el líder Parvus me había llamo por él a pesar de solo haberle mencionado mi nombre. A pesar de que se acerca, yo me mantengo en mi posición.