Taller

Después de tres días al fin me dicen si hay un lugar donde trabajar de forma artesanal. Ya era hora al fin y al cabo...

Un tipo del sevicio me indica el lugar y, la verdad, me gusta. Entro en la apartada casita y observo a mi alrededor. Es muy acojedora y me recuerda al taller de mi casa. Quizá sea cosa de orfebres el gusto por las cosas pequeñas... Siento esa diversión infantil de cuando te comprar un juguete nuevo.

Me pongo a repasar las herramientas que hay por el lugar y a buscar un lugar cómodo en la mesa de trabajo. Este es un paso importante y lleva su tiempo. Tengo que saber con certeza donde estoy realmente cómodo en el lugar.

Camino, aparto cosas, muevo taburetes, doy alguna vuelta a las manivelas de las herramientas y máquinas... Al final encuentro un sitito a la izquierda de la puerta de entrada que tiene una ventana detrás y una de lado. Además el hueco para las fundiciones pequeñas de la mesa está en ese lugar. Acerco un taburete al lugar seleccionado y me siento para pasar una mano sobre ella, apartando el poco polvo que tiene. Deben haberla limpiado hace nada.

Me gusta, me siento cómodo, pero tengo que ir probando cosas antes de empezar enserio. Dejo el anillo de Alexander y el libro que cojí en la biblioteca sobre la mesa y rebusco algunos hierritos y pequeñas herramientas para empezar a faenar aunque hoy no vaya a ponerme con la sortija.

Que emocionado estoy.

*se queda*

Estaba caminando por los exteriores del palacio, cuando me encontré con un camino que antes no había. Me llamó la atención, ya que esa zona estaba llena de matorrales anteriormente, así que decidí tomar ese camino para ver a donde llevaba, y acabé encontrándome con una pequeña cabaña.

"Vaya... ¿será alguna especie de trastero?", pensé extrañada. No estaba segura de si podía entrar ahí, pero la curiosidad me pudo, así que acabé entrando. Resultó ser un pequeño taller con algunas herramientas, y con maquinaria variada. Y allí vi a Heylel, trabajando en una de las mesas.

Parecía estar bastante concentrado y no se dio cuenta de mi presencia, así que di un par de toquecitos en el marco de la puerta, a modo de llamada.

Él se dio la vuelta y me miró sorprendido, entonces le dije sonriente: "¿Trabajando?"

Estoy dedicado a la fusión de tres tipos de metal pesado que he encontrado en el taller cuando escucho unos golpecitos en la puerta y levanto la cabeza para encontrar a Hewina y le sonrío.

-Que va, divirtiéndome más bien -.Le comento para luego hacerle un gesto para que entre. Dejo las cosas sobre la mesa y le presto atención -¿Qué tal va todo? ¿Dando un paseo? -.Pregunto, con tento. Entonces me fijo bien en su estado. Lleva un pijama algo manchado que parece no ser el sullo, cojea y tiene algunas bendas. Rápidamente olvido mis preguntas iniciales y formulo unas nuevas. -¿Y todo eso? ¿Qué te ha pasado? -Pregunto preocupado.

Me responde y me invita a entrar con un gesto. Entonces me adentré cojeando en el taller, y después de dejar todo en la mesa me dice aquello.

"Sí, salí a dar una vuelta y vi un camino que no había visto antes, y entonces me acabé encontrando con esto. ¿Lo han habilitado hace poco, no?", le dije mientras observaba la estancia.

Entonces me fijé en que me observaba con cara de preocupación, y me preguntó qué me había pasado.

"Uy, claro... no me acordaba de las pintas que tengo...", pensé.

"Bueno... es una larga historia...", le dije entristecida. No quería preocuparle con aquello, aun que tenía que darle alguna explicación en cuanto a mi estado, así que comencé diciéndole: "Me he peleado con un chico nuevo. Se llama Alexander Price. No se si lo conoces... ¿te ha contado algo Silvanus...?"

Presto atención a sus palabras. ¿Se ha peleado con Alexander? Vaya, al parecer es un tipo más problemático de lo que su culo aristócrata ya dice de por sí.

Asiento a Hewina y cruzo los brazos dejándolos apoyados sobre la mesa.

-Le conozco. Bueno, no mucho, le conocí hace unos días, pero un sobervio. Al principio parecía querer ir de buenas, pero al final se quitó la máscara -.Comento, encogiéndome de hombros. -¿Y cómo es que os habéis pelado? ¿No era Silvanus su paje o algo así? -Pregunto con interés, manteniendo la preocupación. Siempre que intentas evitar a alguien acaba apareciendo hasta debajo de las piedras.

Por lo visto Heylel lo conocía, y tenía la misma mala impresión que yo había tenido sobre él.

Entonces me dijo aquello.

"Sí... lo era", puntualicé.

Me apoyé en una de las mesas y comencé a contarle todo lo que había pasado hasta el momento de la pelea: nuestro encuentro en el claro, lo de él moratón de Silvanus, lo de el contrato, él encuentro en el cementerio...

Mientras procuraba mantenerme medianamente serena, ya que no quería comentar lo que pasó después de qué me venciese si no me lo preguntaba, así que esperé por algún comentario suyo.

Escucho atentamente a Hewina con el ceño algo fruncido mientras narra la historia, haciendo algún comentario corto sobre lo sucedido a medida que habla. Estúpido Silvanus, siempre metido en algún lio...

Me cuenta a cerca de la pelea con Alexander, al parecer era un tipo de mal temperamento. En pleno cementrio...

-Pff... Vaya, bueno, al menos rompiste el contrato... ¿y cómo saliste de allí? ¿Después de amedrentarte de ese modo simplemente se fue? -Pregunto, extrañado. La verdad es que, con lo extravagantes que eran los nobles de su estilo, no sería tan extraño, pero si estaba tan molesto como decía...Ese tipo era demasiado orgulloso.

Finalmente me preguntó qué había pasado después, así que desvié la mirada hacia el suelo y comencé a contarle lo que sucedió.

A medida que hablaba mi voz se veía afectada por mis lloros, y me ponía cada vez mas nerviosa... pero no quería derrumbarme delante de Heylel. Él era comprensible e inteligente, alguien en quien poder confiar... así que se lo conté todo con pelos y señales, hasta el momento en el qué me desmayé... incluido lo de Aren... y al terminar me tapé la cara con las manos, mientras intentaba calmarme y parar de llorar.

Me indigna enormemente saber la continuación de la historia y frunzo el ceño. Sobre todo cuando, poco después, menciona la presencia del líder caeruleus y su actuación. Que rabia, ese tipo trataba a todo el mundo como a una escoria, pero si eran mujeres, se lucía... Siempre era igual, daba igual que fuese yo, Silvanus o cualquier otro, si podía atacarnos a través de las mujeres a als que queríamos, no tenía remordimiento alguno.

Así que ahora Hewina era víctima de una injusticia como aquella por culpa de ese par de maleantes... Menos mal que conocía a Inger o pensaría que los caeruleus son todos iguales. Que repugnancia siento, que malestar, que indignación...

-Esa clase de hombres siempre hacen ese tipo de cosas covardes...No tienen respeto por nada -.Comento con desprecio. Luego miro que Hewina estaba bastante afectada y le pongo una mano en el hombro.

-Tranquila, eres más fuerte y valiente que esos dos energúmenos. Fíjate las tonterías que hacen por sentirse amedrentados por una mujer -. Le comento con una sonrisa tierna.

Entonces miro el anillo de Alexander sobre la mesa y lo cojo.

-Mira, esto es del desgraciado ese. El día que nos conocimos me pidió -bueno, creo que más bien ordenó- que lo reparase y pensaba hacerlo porque me daba pena una pieza así... Pero, ¿sabes qué te digo? -Miro aHewina con una sonrisa cómplice y suelto el anillo en el hierrofundido del hueco para fundir de la mesa.

Heylel me consuela con aquellas palabras, y después miro como tira el anillo en aquel hueco para que se funda, y le miro asombrada.

"Pero Heylel.... como Alexander se lo cuente a Aren la tomarán contigo... ya viste lo que me hicieron a mi por destruir un simple papel que acordaba una injusticia...", le dije preocupada.

"Ese Aren... no es buena persona Heylel...", le comento.

Una sonrisa entre triste y sabia se pinta en mi cara cuando Hewina me advierte. Miro un momento por la ventana lateral y luego vuelvo a mirarla tras respirar profundamente. No porque necesitase relajarme, todo lo contrario.

-Sé como es Aren y sé que es muy caprichoso, pero también es demasiado egoista. Si ha ayudado una vez a ese chico no creo que le regale más favores -.Le comento incialmente y luego me acomodo en el taburete. -Conozco al líder Darvenwish por una escaramuza durante mis pocos años de ejército y, al parecer, aun se acuerda de mí... O de mi mujer, realmente -.Comento, apagando la sonrisa pero manteniendo un gesto desafiante y tranquilo. -Si pretende hacerme algo, me da lo mismo. Lo que me preocupa está lejos de su alcance -.Digo con una sonrisa de seguridad. Aunque realmente no me daba lo mismo. La fobia por las alas deribada del desastre de mi mujer aun me perseguía y temía el pdoer que ese hombre podía llegar a tener debido a su retorcida mente. Me agarro lso brazos sin llegar a cruzarlos y me los froto con las manos.

-En tal caso ni tú ni Silvanus tendréis que preocuparos por el anillo. Yo mismo le diré a ese Price que he perdido su querida pieza -.Le digo. Por supuesto tenía pensado hacerme responsable desde un primer momento.

Escucho atentamente lo que Heylel me cuenta, y después me dice que ni yo ni Silvanus tendríamos que preocuparnos por lo del anillo, ya que le diría a Alexander que la perdió.

"No... no lo decía por eso... sí con nosotros ya la tiene jurada...", le digo, y entonces comienzo a contarle todos y cada uno de los encuentros que he tenido con Aren con todos los detalles.

"Por eso temo porque ahora la vaya a tomar contigo. Es un ser despreciable... y me reconcome tener que guardarle respeto a pesar de todo...", le digo apenada después de contarle todo.

Suelto un "¡ja!" áspero en cuanto dice que le da rabia respetar al líder de Caligo.

-Pues bievenida al grupo -.Bromeo. -Supongo que no le siente nada bien el poder... Te juro que no me he dado por vencido buscándole algo bueno -.comento mientras me rio.

Después de que Hewina me cuente todas aquellas anegdotas casi puedo visualizar la cara de Darvenwish el día del pacto de combate. Aquellos ojos fríos, aquella sonrisa impresa en el rostro marmóreo, aquel nosequé que te hacía sentir presionado contra el suelo...

-Lo mejor para librarse de él es ignorar sus ataques y simplemente asentir. Siempre trata de hacer que te propases para darl razones para conseguir lo que quiere -.Le aconsejo por experiencia propia. -Es cierto que antes he dicho que esa clase de personas son unas covardes, pero ese hombre es más temible de lo que puede parecer, y no es decir poco... -Comento con el ceño fruncido de nuevo y mirando a los lados. Ahora que recuerdo, a pesar de estar en un sitio apartado, no es buena idea conversar así sobre un líder de raza de tal calibre y me mantengo en silencio para cambiar de tema al rato.

- Por cierto, ¿qué tal esa barriguita? -Pregunto con una renovada sonrisa.

Escucho lo que Heylel me dice con atención.

"Puede que tengas razón...", le digo apenada, y entonces me pregunta por la barriga.

"Ah, bueno... pues de momento sigue igual... no he notado ningún cambio. Supongo que todavía es demasiado pronto...", le comento mientras miró mi barriga y la acaricio.

"Espero que no haya pasado nada...", pienso con preocupación, ya que debía tener cuidado y guardar reposo, y anoche...

Amplio mi sonrisa y miro su vientre. Al parecer aun no se sabe nada, pero la ilusión ahí está...

- Dime, ¿te ves en la situación? Es decir, Silvanus está temblando de miedo -.Bromeo, riendo un poco. Entonces me acuerdo de la última vez qe hablé con el piscis y paro de reír. Le había gritado y dicho cosas un poco fuertes y todo por haberme afectado demasiado. Ya hablaría con él.

"Bueno.. lo cierto es que a mi también me da un poco de miedo. Es demasiado pronto, y acarrearía muchos problemas y complicaciones. Pero no me arrepentiría. Sí al final estoy embarazada seré feliz, y haré todo lo que esté en mi mano por nuestro hijo...", le dije sonriente.

"Además, no estoy sola... Silvanus estará a mi lado... no tengo nada que temer", le dije mientras pensaba en Silvanus.

Entonces abrí mucho los ojos, y dije: "Ups... Silvanus. Como me vaya a buscar a la enfermería y no me encuentre allí se va a preocupar".

Me rasqué la cabeza, y entonces también recordé que habían discutido.

"Por cierto... me ha comentado lo de vuestra discusión. Estaba muy apenado el pobre...", le comenté con una medio sonrisa compasiva.

Me alegra escuchar a Hewina, sus palabras son realmente tranquilizadoras y bonitas. Entonces menciona mi discusión con Silvanus y le devuelvo la sonrisa que me ha dedicado.

-Fue muy brusco con él por no saber ponerme en su lugar... Tengo que disculparme -. Comento con calma mientras jugueteo con un trozo de cobre. -Es un buen chico, pero a veces no piensa demasiado... -Comento sin comentar realmente anda, con cierta tristeza por recuerdos y comentarios diversos.

Entonces suspiro y me fijo que hace un rato que ha anochecido.

-Wow, se me ha ido el santo al cielo -. Me rio y me levanto. -Bueno, creo que deberíamos ir dejando es sitio para otro momento -.Le digo, dispuesto a irme.

FdR: Tengo que largarme, llévatelo =3 XD

"Sí, será mejor", le digo con una sonrisa.

Y entonces nos fuimos de allí, mientras continuábamos hablando.

*se van*

Acabo de recibir un paquete. no quiero habrirlo: sé de quién es, pero no quiero habrirlo.

voy corriendo con el en brazos buscando un lugar para ocultarlo. Entonces veo una casucha a lo lejos. por lo que me acerco corriendo, acaloradamente.

Entonces entro, y veo que es un tallercito.

-Bien... este será un buen lugar- digo entrecortadamente viendo varias veces hacia los lados.

Entonces oculto el paquete debajo de un montón de petates que hay allí, dejándolo completamente oculto.


*se va*

Entro en el taller medio histérico y me puse a buscar entre las cosas algún resto del anillo o algo por el estilo... necesitaba encontrarlo... quizás tuviese arreglo.

Entonces encontré un paquete bastante grande... estaba envuelto en un papel de regalo... ¿que sería?

vi hacia los lados, pero no había nadie... comencé a abrirlo... y cual fue mi sorpresa?

Había un cadaver: el cadaver de una mujer parvus

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! QUE ASCO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! JODER!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

entonces salí corriendo sin fijarme en una nota que había dentro de la caja:

*se va*

Llego corriendo medio ahogado por el esfuerzo deseando que quien haya destrozado la puerta del taller no haya sido más que el viento.

Me paro en seco delate del marco de la puerta, agarrándome fuertemente a ella.
Entonces veo el desastre.

Las cosas estan todas revueltas todo tirado y lo peor de todo: la caja que había escondido esta abierta... y vacía.

Me acerco lentamente, con lágrimas en los ojos... mis suposiciones eran ciertas: Clara había sido descubierta... pero: ¿como sabrían mi paradero? ¿como sabían que estaba en Brontë para mandarme aquí el cadáver de ella? quizás la torturaron hasta la saciedad...

entonces un millón de lágrimas ruedan por mis mejillas.

Eran... eran mis amigos... y ahora... están ambos muertos... Clara... Volto... entonces una furia descomunal me embarga y grito, dandole patadas a todo y haciéndome daño: me da igual todo, ya.

Caigo al suelo de culo, exhausto: no quería vivir mas. Solo morirme y dejar de sufrir de una vez por todas.
Algo o alguien me había robado la oportunidad de volverla a ver... aunque ya estuviera muerta... alguien se había llevado el cadaver

Entonces me fijo en una notita llena de gotitas de sangre medio oculta por el desorden:

"TÚ SERÁS EL SIGUIENTE"

Empiezo a hiperventilar... quizás estén viniendo ahora a Brontë... quizás ya hayan llegado... oh, dios mío... tengo que ocultarme... cambiar mi imagen, vestirme de algo... un disfraz... algo... o irme... mi mente trabajaba a mil por hora, buscando una solución.

Me dejo caer al suelo y me apoyo en la pared...
Entonces me vienen a la mente imágenes de Clara...
Que graciosa era... estaba realmente orgullosa de sus bromas... como se notaba que era parvus...

Mientras pienso en ella, dejo la vista clavada en el suelo y sin darme cuenta me doy cuenta de que hay un pelo rubio en el suelo. Me acerco y lo cojo... demasiado corto como para ser mío...

Entorno los ojos y lo acerco a mi.

No logro entenderlo... Clara tenía el pelo negro...


-¿Kettleburn?

Entonces aprieto los puños con fuerza y salgo corriendo, aún con la cara desencajada, después de llorar tanto.

*se va*

Fui al taller buscando algún recipiente para meter las hadas. Aún no había hablado con Lyam para saber donde podría haber hadas, pero quería estar preparado.
Me puse a rebuscar y encontré un par de botes de cristal.
-¡Genial! podré meter aquí algunas... pero... es un bote de cristal... es muy cutre... y aunque le ponga un lacito... va a quedar muy cutre.

Puse mis brazos en jarra y me quedé pensando un rato y comencé a buscar algo más bonito.

Después de rebuscar durante mucho tiempo, encontré una jaula dorada completamente doblada, destartalada, con la puerta rota, llena de mugre.
-¡PERFECTO! ¡esta jaula será genial! pero tendré que pedirle a Heylel que me la agarre, que por algo se le dan bien los metales... el caso es que no quiero que pregunte... para que es... me dará vergüenza porque a el no le cae nada bien Aren... y quizás al saber que es para el, se "pierda misteriosamente la jaula", como con el anillo de Alexander.

-Pero bueno, ¿que otra opción tengo?


*se va*

FdR: è_é Heylel dejala así o te odiaré: