Habitación del pasillo

Mi madre... Alzo la vista al techo, un instante, pensativa. Aunque no hay mucho que pensar. No me estoy inventando nada. Mi madre es como es.

- Es amable-. Asiento-. Simpática es bastante acertado. Pero no es delicada, exactamente. Es muy... -. ¿Cómo decirlo?-. Natural. Y físicamente somos muy parecidas. Yo soy más alta, más "mujer".

Diría que sería obvio para cualquiera que nos viese juntas que somos familia desde el primer vistazo.

Contemplo su propio problema con la manzana, que es el mismo que el mío, y termino por comerme el centro de la mía. Lo que se hace por pereza. Aunque es también nutritivo. Podría ser peor.
Luego me estiro un poco y arrugo el ceño, pasándome la mano por el flequillo, despeinándolo un poco. Me pongo en pie, acercándome a mi camisa con parsimonia.

- Quiero darme una ducha -anuncio, de pronto, tomando la prenda y sacudiéndola.

Me hace falta. Siento que me hace falta. Estoy demasiado despejada para dormir, y algo sudada. Es lo propicio.

fdr. siento la tardanza

Asintió varias veces. Se imaginaba a la madre de Alehyss como una persona bastante simpática y preocupada que no debía de saber dónde meterse cuando su hija y marido discutiesen. Por algún motivo, también imaginaba que la chrysos discutiría más con su padre que su madre; que se pareciesen tanto seguro que implicaba más choques que acuerdos.
Evidentemente, eso se lo guardó para él. En su lugar, respondió:

—Seguro que es maja. —Sonrió. Luego, por añadir algo, por aportar algo suyo a la conversación, añadió—. Mi madre lo era también.

Ensanchó la sonrisa, contento. Después la observó en silencio, sin nada más que aportar, y cuando la muchacha concluyó por comerse el centro de la manzana, frunció el ceño. Observó entonces su propia pieza, planteándose todas las opciones, y finalmente decidió imitarla.
Esbozó una mueca al terminar. La próxima vez, podía llevar pasteles: no sólo estaba mucho más ricos, sino que no causaban esa clase de problemas.

Estiró los brazos y volvió a tumbarse. Suspiró. Cuando notó que la chica se movía, la miró de reojo, y cuando finalmente se levantó, la observó con renovado interés. Permaneció así unos instantes, hasta que él también salió de la cama. Volvió a estirarse, notando cómo su espalda crujía, y con la mirada, buscó su ropa, acercándose a ella cuando la encontró. Se puso la ropa interior, y con el resto de las prendas colgadas del brazo, se acercó a la chica.

Colocó una mano en su cintura, acercándose más, a su rostro, al momento, y la miró, sonriente.

—¿Y qué vas a hacer después?

Asiento, esbozando una sonrisa. Desde luego, tengo que pasar por casa. Ahora que tengo bien la pierna ya no tengo ninguna excusa. Bueno, necesito el permiso de Madame Desmarais y de Fera.
En cuanto a su madre, no pregunto cuando la menciona, aunque le sostengo la mirada un instante. Ha hablado de ella en dos ocasiones, y no me parece un tema en el que sea divertido indagar. Es, más bien, delicado.

Se me acerca cuando he acabado de tomar mi ropa y me atrae hacia sí un instante. Mantengo el rostro sereno, incluso una sonrisa altiva, algo desafiante, y me aparto con un gesto sutil y fluído para comenzar a vestirme, que es lo que prima.

- Lo pensaré por el camino -respondo, reforzando el gesto mordaz, entretenida y algo cruel, risueña, terminando de ponerme la ropa.

En un último momento, me paso las manos por la nuca, como si fuese a sacarme el pelo de dentro de la camisa, como si siguiese teniéndolo largo. Hacía tiempo que no tenía este lapsus...

La ducha es lo primero. Si se me hubiese ocurrido antes, no me hubiese comido el centro de la manzana... Pierdo facultades.

*se van*

Escuchó con ceño. No le interesaba todo aquello. ¿Por qué venía  a junto suya aquella desconocida contándole todo aquello? Sin embargo, preguntó.-¿Podré ser más fuerte?- Dijo con un aire de esperanza.

Dos más... no podía dejar que Phony se uniese a ellas y se volviese aún más fuerte.
Entonces su siguiente pregunta le dejó algo descolocada.- Sí.- Dijo sin más.

*Rol pausado*

Rió. Esta vez para sus adentros.- Pooor supuesto. Aprenderás nuevos hechizos y habilidades que te permitirán ser muy superior a la media de este palacio.- Branne se acercó y estiró su palma hacia ella. - Lógicamente no serás tan fuerte como nosotras de golpe, pero sí que crecerás rápidamente ajijí~

FDR:

Spoiler:

Cuando la chiquilla respondió afirmativamente, se llevó las manos a la espalda y dejó entrever todos los dientes.- Bienvenida al club.

Me atuso la barba, contemplando al muchacho con una sonrisa algo ausenta asomando tras los gruesos vellos perfectamente trenzados. Hacía mucho que no me la peinaba así, pero lo cierto es que me favorece bastante. Me apena no tener tantos ánimos como antes para este tipo de cosas que tanto disfruto.

-De modo que esa es la situación. Me alegrra entonces. Después de lo que pasó la última vez estaba asustado de que empezarras a sentirrte mal, o algo porr el estilo: Has de saberr que yo soy tu mentorr aquí, y que, como tal, me siento rresponsable de tu salud incluso más que la del rresto de los rresidentes. Ten en cuenta que no erres un guerrrerro, ¿de aucerrdo? Si vuelves a sentirrte mal, cualquierr cosa, házmelo saberr enseguida. Es necesarrio. No podrrás seguirr estando aquí si no estás bien.

Lo contemplo, levantándome de la silla, acomodándome pulcramente la camisa blanca. Ha cambiado mucho últimamente, y sigue resultándome interesante.

-¿Necesitas algo más?- inquiero, risueño.

No puedo evitar mirarme las rodillas todo el rato. Me está costando más de lo esperado hablar con él, y eso que, por suerte, ha sido el señor Brumm el que me ha hecho ir, de modo que tampoco tengo que llevar yo la responsabilidad de la conversación. Sin embargo, tras sus preguntas y revisiones, me siento un poco como en la Torre, aunque en menor grado; al fin y al cabo, allí siempre hay preguntas y revisiones. Aunque de una forma diferente, por supuesto.

Asiento con fuerza, obediente, a todo lo que me dice. Y me sigo mirando las rodillas cuando se levanta, concentrándome. Y claro, entonces, ahora... Me está preguntando si necesito algo. ¿No debería aprovechar y...?
Muchas cosas. ¿Cuál es más importante?

"Señor Brumm..."

Mis ideas resuenan en su cabeza. Así es mucho más fácil. Es extraño, porque no tienen voz, pero aún así se entienden. Generalmente suenan como el que habla, pero en mi caso simplemente llegan, sin que haga falta nada más.
Alzo la vista y lo miro, nervioso. Seguramente ahora mismo esté recibiendo más de lo que quiero enviarle, pero no me gusta pensar en eso. Bastante desagradable es ya no poder evitarlo, como para...

"¿Por qué el abuelo no me ha dicho nada desde que me fui? No me ha mandado ninguna carta, ni ningún mensaje. De no ser por usted, ni siquiera hubiese conseguido más medicina. ¿Está tan enfadado, acaso? Tanto como para..."

Bajo de nuevo la vista a las rodillas. Aunque no quiero, él puede oír también el último pensamiento. "Odiarme".

Cuando empiezan a llegarme sus atropellados pensamientos le estoy dando la espalda, pero enseguida me vuelvo, risueño, para mirarlo mientras los recibo, mostrando mi respeto por sus palabras. No obstante, no me mira.
Cavilo, lentamente, a su pregunta, a la que me hace de verdad, y no a las otras que se cuelan por el medio sin que él lo quiera: no son tan importantes, por el momento. Con el tiempo aprendes a ignorar esas cosas, o esta comunicación es complicada. Quizás cuando domine mejor la magia conseguirá evitar esas comunicaciones erróneas, pero para él tiende a ser difícil.

-Es una prregunta muy concrreta -comento, atusándome la barba con largas caricias-. Has tenido que estarr pensando en ello mucho tiempo, eh AJAJA. Sin embarrgo, la rrespuesta que puedo darrte quizás te parrezca algo ambigua...

Camino hasta él, alzando ligeramente el suelo al llegar a su lado para poder dar un par de palmadas en su cabeza sin tener que ponerme de puntillas. Ese tipo de gestos quedan poco respetables en situaciones como esta.

-Es cierrto que se ha enfadado un poco, aunque tanto contigo como conmigo, perro no te odia, trranquilo. No puedo decirrte cómo se sinte, porrque ni yo mismo lo sé, perro estoy segurro de que te está poniendo a prrueba. Muchas veces los adultos se olvidan de cuando erran niños, y crreen que los jóvenes como tú no van en serrio. Verrás como prronto rrecibes noticias suyas.

Ensancho la sonrisa, con gesto animado, sentándome en otra de las butacas, finalmente.

-Es un hombrre testarrudo. Le cuesta aceptarr que te haces mayorr.

El amable y alegre tono del señor Brumm termina por hacerme alzar la vista para mirarlo un momento. Compongo una sonrisa, suave. La verdad es que, desde luego, el abuelo siempre ha sido un hombre testarudo, como dice el señor Brumm. No obstante, si quiere hacer que vuelva debería ser tan fácil como que mande una carta a Brontë, o a mí mismo, informando de ello, ¿no es así?
Quizás el señor Brumm haya hablado con él... Seguramente, de hecho. Al fin y al cabo, él se encarga de mí aquí. No creo que simplemente me vigile, sin haber hablado con el abuelo antes, sin preguntar nada al respecto... Y en ese caso, supongo que sabe lo que se hace.

"No obstante... Debería contactar con él, ¿verdad? Seguro que está preocupado, y yo no puedo dejar de pensar en ello... Creo que sería lo mejor. Le debo un respeto. Al fin y al cabo, él me ha estado cuidando todos estos años igual que a un nieto. Se ha involucrado conmigo, ha tratado mis enfermedades, me ha enseñado muchas cosas y..."

Aprieto los pantalones con las manos, bajando la vista de nuevo. Ahora ya vuelve a parecer que soy un chico horrible y caprichoso, la verdad. ¿Por qué me escapé? ¿Para qué vine aquí si no sirvo de nada? Valía más en la Torre, estudiando...

Se me ensombrece el rostro un instante. Puedo comprender sus preocupaciones, pero hay algo más. El motivo de sus preocupaciones... ¿Es acaso su propia preocupación? Al fin y al cabo, ha sido influenciado por siempre, aislado, de modo que el hecho de que piense así no es extraño; más bien lógico. No obstante, tampoco soy yo el que debe solucionar ese tipo de problemas personales, ni siquiera como autoproclamado mentor; su crecimiento no está en mis manos. ¿Pero acaso no he metido ya bastante la barba, si bien no me concierne? En ese caso, debería decantarme de una vez por todas, pero es un asunto delicado incluso para alguien como yo. O quizás precisamente por ser quien soy...

-El cuidarrte fue una decisión suya. No deberrías sentirrte rresponsable porr ello, como si hubieses sido una carrga-. ¿Sabes acaso de dónde has salido?-. Jun, tengo una prrueba más que hacerrte, ¿de aucerrdo? Quierro que vengas conmigo. Esto no tiene nada que verr con tu enferrmedad, trranquilo.

Pongo una mano en su hombro y se me ensombrece el rostro, ahora que no puede verlo. No me gusta mezclar la política con lo personal. Vaya desastre.

*desaparecen*

Tenía a Lyo sentado sobre una trona. Recordaba aquel nombre tan extraño porque me recordaba a trono, que debía de ser su versión noble para reyes y adultos. Mientras tanto, le daba de comer de un cuenco con una papa de carne que me habían preparado en el comedor para él.

-Abre la bocaaaaaaaa namnamnam -. Rellené la cuchara de nuevo, mirando a Lyo con una sonrisa, llevándome un poco a la boca-. Está bueno esto, eh. Aunque los hombres de verdad comemos con los dientes, y no esto triturado... Y ya tienes algún diente, ¿no? Te daré un trozo de manzana, mañana, para que lo chupes.

Tras un buen rato, logré que se terminase la papilla. Era un niño que comía bien, por suerte. Su madre no tenía que preocuparse por aquello.

-Uf... Huele un poco mal, eh... -comenté, de pronto, al sentirlo. Le di con el dedo en la nariz, haciéndolo reír-. Eeeh. Hay que cambiar ese pañal...

Enseguida me puse a ello. Era desagradable, lo admitía, pero peor eran los lloros de madrugada, sin duda. Sobre todo si Lea estaba cerca y...
Suspiré, algo cansado, terminando de ponerle la tela limpia. A veces él hacía algún sonido, pero no lo entendía muy bien. Sí lo entendí, sin embargo, cuando dijo algo de "bibi", o similar, y cogí el biberón que tenía, calentándolo con un batzall.

-Vale, te daré el bibe, pero luego a dormir, eh, que yo tengo que madrugar, que Fera me dijo que...

*fin de escena*

FdR: Pause