Río.

Vaya una respuesta. “No lo sé”. No creaba mucha seguridad, aunque al final era aquello, ¿no? Yo quería una vida llena de aventuras, luchando contra todo lo que consideraba malvado. Y ella no era malvada, pero arriesgada de entender un rato.
¿Y tenía que llevarle la contraria? Sonaba peligroso. Y, de alguna forma, interesante. Trataría de probarlo. Una vez, al menos, para ver qué pasaba. Me encontré hasta esbozando una sonrisa suave.

Entrecerré los ojos cuando se acercó, correspondiendo al contacto fugaz. Un gesto tan simple y casi me dejó sin aliento, arrancándome un poco más aquella sensación de agobio, dejándome un cosquilleo más agradable en el estómago.

-La persona -repetí, e iba a preguntar, preguntar qué diferencia había, pero me encontré con que, de hecho, lo entendía. Era como si yo lo hiciese más complicado de lo que realmente era-.  Claro... -murmuré, en alto, incluso con cierta sorpresa, como si acabase de descubrirme el mundo.

No era que Lea fuese la mujer más sabia del mundo. Simplemente era razonable, y yo, por algún motivo, me negaba a razonar algunas veces. ¿Por qué demonios me negaba a razonar? Algo iba mal en mi cabeza, sin duda.

-Supongo que tendré que replantearme lo de la casa, hasta qué punto es un capricho. Con ese dinero podría hacer otras muchas cosas. Hay gente sin recursos en el pueblo... Podría ayudar a Cassandra y Lyo. O podríamos ir de viaje. ¿Alguna vez has estado en la playa? Te gustaría, quizás... Al menos si hace sol.

Era como ver aparecer cientos de opciones, de repente. Si no necesitaba aprobación...

Se me hace difícil responder. De nuevo habla de dinero, y de nuevo me bloqueo. No es el dinero en sí, sino la cantidad. Rick y sus inversiones. Me incomoda el tema, no voy a negarlo. La forma en que lo trata, quizás, como quien decide si le apetece un té o prefiere un chocolate. Me encojo de hombros, sin saber muy bien cómo referirme a ello.

-Eh... No, nunca he estado -es todo lo que se me ocurre, de entrada-. Tampoco es como si de pronto tuvieras que ponerte a gastar dinero, ¿no? Es decir, si encuentras un motivo, sí, pero...

Pero es como si se hubiera propuesto de pronto tener gastos. Como si lo importante fuera deshacerse del dinero, no en qué usarlo. Resulta confuso.

Esbocé una sonrisa y asentí, satisfecho. Aquello era lo que me había dicho, a fin de cuentas. Quizás alguna misión la hubiese llevado al mar, pero la playa... Aquello era más cosa del tiempo libre. Y, de todos modos, las últimas veces había estado en Ventus o en el propio Fulmen.

-Bueno, no “tengo” que gastar dinero -razoné, tranquilo-. Quiero hacerlo. Es decir...-. Fruncí un poco el ceño, buscando mis motivos-. Hace mucho que no voy al mar -expliqué-. Lo tenía cerca de casa y se echa de menos -. El olor a sal y el agua reflejando el sol... Una visión tan hermosa como cualquier dama-. Y llevo mucho en Brontë, sin salir más que para misiones-. Lo decía como si llevase mucho tiempo ideando aquello, cuando había sido una idea que había surgido solo para servir de ejemplo-. Estoy divagando... -terminé por decir, dándome cuenta de que había acabado desviando el tema sin quererlo.

Bueno, que querría ir con ella de viaje. Al mar y a donde fuese. Pero la cuestión no era aquella. Lo que tenía que hacer era que centrarme y temer menos a llevarle la contraria.
Parecía fácil después de haberme animado un poco, pero a ver cuando me mirase con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Llego a esbozar una sonrisa, permitiéndome relajarme un poco a medida que el ambiente lo hace. Asiento, entretenida.

-Un poco -coincido. Miro un momento hacia los árboles. Supongo que habrá que ir a buscar a Lis y a Vilo. Los he echado, a los pobres. Me vuelvo hacia Rick-. Bueno, podemos ir alguna vez, claro. Darnos unas vacaciones. Tampoco es como si Brontë siempre tuviera una ocupación lista para nosotros. Yo acabo de volver de Ventus, y me apetece descansar un poco de misiones, así que ¿por qué no?

No es la primera vez que lo comenta, creo. Es la clase de idea que siempre queda en nada. Recuerdo los pases para el balneario. No recuerdo si tienen caducidad, pero también es algo que habría que hacer en algún momento. Una escapada.

Sonrió. Y aquella sonrisa fue la mayor satisfacción para mí. Terminó de deshacerse aquel nudo incómodo, y sentí que al fin me relajaba. Al final no había sido tan espantos. Una vez más, el problema había sido yo y mi manía con inventarme problemas donde no los había. Como si no tuviese ya el mundo bastantes asuntos que solucionar.
Y la idea de haber salido del problema con unas posibles vacaciones tampoco sonaba mal del todo. Terminé por acercarme a por un último beso suave. Me había quedado aquella sensación de haberlo dejado pendiente desde el comienzo del problema.

-Pues podemos ir pensando en ello, aunque aún hará mejor tiempo que el de ahora. Y yo llevo más que tú sin trabajar... -comenté, siendo consciente de ello mientras hablaba-. Tendría que encargarme de algo-. Dudé un momento más-. Y querría... Quiero dormir contigo. No tiene que ser hoy, pero...-. Arrugué las cejas con suavidad, casi como una súplica-. ¿Ronco? ¿Ronco yo como los otros guerreros?

¿Tanto? Al menos no como todos juntos, esperaba. Porque desde que había vuelto de pasar las noches con Lea aquellos sonidos se me hacían tan innobles... Sí que me había malacostumbrado, al final.
Pero no era para nada lo mismo.

Iba a responder, pero no me da tiempo. Lo miro con extrañeza, bastante sorprendida por esa repentina preocupación. La verdad es que no me lo esperaba. Aunque tampoco voy a mentirle, eso desde luego.

-Pues... no sé cómo roncan los otros guerreros, pero sí -contesto, divertida-. Con bastante fuerza, diría. Aunque no siempre. Creo que depende un poco de la postura en que duermas.

Tampoco me parece algo terrible. A mí me deja dormir. ¿Y quién no ronca? Mi padre ronca. Y mi madre. Me pregunto si roncaré yo también. No me extrañaría tanto.

-Puede ser hoy, con ronquidos o sin ellos -insisto, encogiéndome de hombros-. Aunque antes hay que ir a buscar a Lis y a Vilo. No creo que les siente muy bien que desaparezcamos sin más.

Bueno, siendo estrictos, creo que a Vilo le daría un poco igual.

Sí. Había escuchado, eso desde luego, momentos en los que escuchar aquella palabra viniendo de Lea había resultado menos doloroso. ¡Y con bastante fuerza, decía! Para una cosa que bien habría podido hacer con poca sin haberme sentido mal al respecto... ¿Y cómo evitaba aquello? ¡¿Cómo me enfrentaba a ello?! Y ella vestía aquella sonrisa que lo hacía parecer tan poco importante.
Intenté no palidecer demasiado, sonreír. A fin de cuentas había preguntado. Tenía que enfrentarme a la verdad. Además, dormiríamos juntos aquella noche... Era una gran noticia.

-Vayamos a buscarlos -acepté, con una sonrisa satisfecha-. Espero que no hayan ido muy lejos -añadí, comenzando a caminar junto a ella. Aunque al menos lo mínimo para no haber presenciado aquello-. ¿Por cierto? ¿En qué postura decías que roncaba menos? -pregunté algo más adelante.

No era importante. Solo por curiosidad. Mera curiosidad.

*se van*

Johan ha buscado por la noche, preguntado a gente, hasta dar con alguien que le venda algo con lo que darle "más sabor" a su tabaco. Las miradas de extrañeza no han faltado, pero nnadie le hace ninguna pregunta especial más allá de "cuánto quieres" y él también da respuestas escuetas, sin explayarse. Está algo enfadado con los últimos acontecimientos, y se le ocurrió que quizás algo como lo anime. Al final, sin embargo, termina incluso por deprimirlo un poco.
Se acerca al río, aún junto al pueblo, y ya se ha fumado medio cigarro cuando se imagina a la chica piscis, a Massen, saliendo del agua con el ceño fruncido, acusándolo de perder el tiempo además de mentir. Esa idea lo agobia y se apoya contra un árbol.

No está contento, aunque las cosas suelan darle igual.

*fin de escena*