Comedor

Caminaba con una sonrisa entre satisfecha y tonta, poco común la segunda en la cara del caeruleus. Pero la tarea había empezado, su noticia estaba dada y la reacción de la líder no podía haber sido mejor. Aren Darvenwish, que disfrutaba sonrojando a las jóvenes, tenía todas las papeletas para estar contento en un día como aquel.
Juanto a él, el que podía tomar como su pequeño mejor amigo o casi hermano, caminaba dando grandes carcajadas envueltas en la conversación que tenían.

Se sentaron en una de las mesas del comedor y pidieron a una persona del servicio que les sirviese una copa. Aren pidió un típico ligor de Cáligo, un tinto antiguo con sabor profundo y Nagorr decidió acompañarlo en esa bebida por la celebración. En cuanto el líder caeruleus lo tuvo en sus manos, dedicó una mirada sugerente al joven que les había atendido, haciendo que este se alejase más rápido de lo que había venido.

-Fantástico... -Comentó el pálido tras dar un trago a su copa. En ese momento notó una leve presencia mágica. No de su raza... Era ondulante y con gran frecuencia. magia de Chrysos.-Parece que ya tenemos visita... -. Comentó al jefe Parvus, consciente de que también habría notado la sacudida.

-Pero eso es lo de menos ahora, ¿no, compañero? Chin chin -Y alzó la copa para brindar con el enano.

Sonrío.

-Clarrro que sí... No crrreo que haga falta que nos prrresenciemos nosotrrros. Ya está yendo Timberrr.


Alzo la copa y brindo con Aren. Llevo mucho tiempo queriendo verlos, pero estos primeros días aquí han sido algo caóticos. Ahora que por fin tengo tiempo, ninguna insignificante presencia mágica va a estropearlo.

Bebo un pequeño sorbo y suelto varias sonoras carcajadas.

- AJAJAJAJA!! ¡No es cerveza Parvus, no, perrro sabe a glorrrria, amigo!

Sonrie con satisfacción y asiente ante la aclaración del parvus, dejando su copa sobre la mesa.

-Tenía tantas ganas de verte, amigo mio. Perdona que no te huviese dicho nada. Se me hace imposible viajar a ninguna parte si no es realmente imprescindible y no me fío del correo a gran distancia... Debía guardarse en secreto hasta este momento, ya sabes como soy para estas cosas... -Aclaró disulpándose el líder caeruleus mientras se colocaba bien el broche del pecho y miraba a su amigo con emoción.

Mi respuesta a sus palabras solo es un ataque de risa. Llego a sentirme falto de aire. Noto mientras me río otra alteración mágica en el aire, aunque más leve que la anterior, pero, una vez más, le resto importancia.

- Perrrrro Arrren... ¡¿De verrrdad piensas casarrrte?! Cynara AJAJJAJAJA Podrrría... Podrría ser tu AJAJAJAJAJA hija AJAJAJAJAJAJA Yo sigo sin crreérrrmelo, amigo AJAJAJAJAJAJA. Discúlpame, perrrro AJAJAJAJAJA. Yo AJAJAJAJAJAJA no AJJAJAJAJAJAJA. Es que tú AJAJAJAJAJAJAJA.

Mi pecho se mueve arriba y abajo, convulsionándose con cada asalto. Llega un momento en el que el estómago me duele y los ojos comienzan a brillar, llenándose poco a poco de lágrimas.

Finalmente cejo en mi intento por hablar y solo me seco el ojo derecho con un dedo, suspirando profuntamente.

- Qué grrracia...

Ante la reacción esperada de su compañeros, Darvenwish se llevó una mano a la boca y rió con sus ligeras carcajadas también, aunque totalmente apagadas ante las del parvus.

-Bueno, bueno, ya te faltaba tiempo para llamarme viejo... -Comentó con un tono de entre jocosidad y falsa irritación. Luego, tras calmarse ambos medianamente, retomó. -Es cierto que es joven y yo tengo mis años -muy bien puestos y llevados, por supuesto- pero fue un buen acuerdo y viendo a la muchacha no puede uno arrepentirse... -Sonrió con su típica sonrisa maleficiente mientras volvía a beber del licor.

Luego comprobó que el parvus intentaba retener un poco más las carcajadas que volvían a aflorar y, sin perder la sonrisa, alzó una ceja.

-¡Ya sé que no te ries solo por la edad, maldito cubilete! -Se rió dando un golpecito en el hombro del parvus.- Mírame.YO casándome a estas alturas... Sí, si a mí tambiéen me hace gracia... -Confesó finalmente el hombre cubriéndose un momento los ojos para suspirar y seguir riendo.

Sonrío cómplice ante sus últimos comentarios.

- Cómo me conoces... Seamos sincerrros, Arrren... Errres un brrribón AJAJAJA. Pobrre chica. Aunque yo no voy a hablarrrle mal de ti, que al fin y al cabo soy tu amigo AJAJAJA. Parrrece que Timberr ya ha llegado.

Termino el contenido de mi copa de un largo trago y sonrío pícaro al Caruleus.

- ¿Y qué opinas del tema este? La "rrreunión" -pregunto, dando cierto tono burlón a la última palabra.

-Bribón es quererme mucho -Confesó, acomodado y confiado el caeruleus mientras levantaba un poco su copa. Después, tras el último trago, escuchó las palabras del parvus y sonrió pérfidamente.

-Pfff... Que ha sido una bonita comedia por parte de Chrysos... Aunque parece que han querido renovar la sangre o algo similar... Si te digo la verdad llegó un momento en que la actitud general me daba risa- Comentó rellenando ambos vasos.

Miro el contenido de mi vaso, rellenado de nuevo, como si quisiera discernir qué partículas flotan en él, dándole ese color, sabor y aroma.

Carraspeo.

- No entiendo porr qué nosotrrros... Me parrrece extrrraño, Arrren... -. Lo miro fijamente-. No hay ni un solo Anciano... Son todos jóvenes. Y Jillian... Eso no es serrr joven, siquierrra. Es una niña. ¿Qué hace lidiando con esto? No me convence, amigo.

Bebo un nuevo sorbo.

- Tal vez solo me estoy haciendo mayorrr -sonrío-. ¿Son acaso esto desvarrríos de un viejo loco? AJAJAJA...

La sonrisa se borra del jefe caeruleus y, ante la última risotada del parvus, sonrie de medio lado sin mucho ánimo.

-Yo también lo he pensado, no creas que son delirios tuyos... Ya tomaba por joven a Timber cuando supe que venía, pero en cuanto llegué y vi al resto te juro que pensé que era una broma de mal gusto -Comentó dando vueltas a su copa sin llegar a beber.

-La verdad, no sé si pensar que eso de la fuerza maligna es una exageración o es que no hay demasiada iniciativa para frenarla, ya me comprendes... -Ambos líderes, muy acostumbrados a las acciones de las diferentes fuerzas políticas que incluso sus propios pueblos habrían llegado a obrar en algún momento, no querían pensar en que aquello que se iniciara como la unión del mundo acabase en una nueva guerra suprema.

-Supongo que tendremos que aguantarnos, pero no pienso hacer de niñera... Por lo pronto quiero ver como se desenvuelven estos pipiolos y qué demonios es todo este problema -Tras su pequeño discurso, bebió de su copa nuevamente y relajó el gesto.

Apoyo ambos codos en la mesa, cruzando los dedos de ambas manos y apoyando los labios sobre el canto, pensativo, relajando el rostro, pero frunciendo el ceño.

- No puedo negarr que me asusta lo que surrja de esto, Aren. No es cosa de rrisa... Si llegarra a pasarr algo me sentirré rrespontable, así que, aunque sea solo porrr ahorra, no voy a quejarrme. Perrro hay que actuarr rrápido. Hay que hacerrr las cosas bien y de forrma limpia.

Lo miro de reojo y mi barba se abre para mostrar una sonrisa.

- Al menos te tengo a ti -. Alzo la copa de nuevo-. Porr los viejos tiempos.

El líder Darvenwish miró con un gesto casi de ternura a su compañero cuando este expuso su preocupación. Bien era sabido por su parte que su viejo amigo se preocupaba en gran medida de las cosas que podían llegar a causar daños lo que le otorgaba bastante calidez a su apariencia de roompe-rocas.

Aren alzó su copa y tocó la del líder parvus con una sonrisa amable.
-Siempre -.Sonrió algo más. -Por los viejos tiempos Después ambos bebieron a un tiempo para zanjar su brindis.

Tras brindar y apurar la bebida, decido cambiar de tema, rompiendo e romanticismo del momento.

Comienzo, como buen galán, con una sonrisa.

- Parrrrece que Timberr ya se está encarrrgando de el tema ese de los intrrrusos. ¿Qué te parrrece si lo interrrceptamos en los pasillos y los mandamos a las mazmorrrras un rato parrra que piensen? -. Suelto una risotada-. No vamos a dejarrr a gente tan agrrresiva suelta porr ahí sin más, ¿no?

Durante la conversación habian ido comprobando que las referencias mágicas habían desaparecido tras la última intervención de magia Aether con lo que, tal como mencionó el líder parvus, la situación estaba controlada.

La cara del líder caeruleus cambió totalmente a una sonrisilla entre ansiosa y divertida y sus oscuros ojos brillaron de ensusiasmo al tiempo que se levantaba con apremio y apoyaba ambas manos en la mesa.

-Siemrpe sabes como alegrarme el día -Comentó jocoso, antes de dirigirse junto al pequeño fortachón a los pasillos.

*Se van*

Estoy sentado en un banco frente a una mesa con una enorme fuente llena de manzanas ante mí. Estoy tranquilamente dando cuenta a la cuarta cuando una perturbación mágica me hace fruncir el ceño.

- Porrr las barrrbas de mi abuela... ¿No pueden estarrrse quietos?

Rápidamente, termino la pieza de fruta, me pongo el pie y salgo del comedor con energéticos pasos.

*se va*

Llegué al comedor, feliz de haberme instalado por fin. Aún no habia visto a nadie más en el Palacio a parte de la gran lider Splash y aquel chico del servicio, con el que ni siquiera había hablado. Ahora que me acordaba de él de nuevo, lamentaba haberlo ignorado de esa forma. Si volvía a cruzármelo, le agradecería su atención, aunque fuera innecesaria en presencia de tan admirable Piscis.

Encontré el comedor vacío, como el resto de estancias por las que había pasado. Sin embargo, pronto vi entrar a un miembro del servicio, al que pregunté qué podía cenar. Parecía algo cansado y molesto por la hora a la que había aparecido, pero un gesto en mi rostro (involuntario, en realidad, pero oportuno) lo convenció. Me aseguró que iría rápidamente a la cocina en busca de algo caliente para mi. Se lo agradecí con mi mejor sonrisa, encantada, y me senté a esperar mi cena.

El líder caeruleus, ya aseado y cambiado de ropa, lucía otro de sus trajes labrados y finos, aquellos que, pese a su dificultad en ser vestidos, le encantaba lucir.

Entró al comedor, no debido a su apetito, pues le servían la comida en sus aposentos, sino por beber alguna cosa y comprobar si había alguien cenando todavía.

Al entrar encontró a un par de personas del servicio y, para su sorpresa, una niña. Se asombró ligeramente, pues no esperaba que entre los guerreros a reclutar se hubiese presentado una jovencita de su edad. Amplió su sonrisa y se acercó a su mesa.

-¿Me permitís asiento, señorita? -Preguntó inicialmente- ¿No es un tanto tarde para que estéis por aquí despierta? -Comentó con tono amable mirando a la chiquilla.

Tal y como había prometido, el criado no tardó en traerme un suculento plato de pollo asado con arroz. Hacía muchísimo que no comía algo así, por lo que me sorprendió gratamente. El humo que salía del plato penetraba por mi nariz de forma muy agradable, acariciándome la cara con ese calor húmedo propio de la comida. Apenas había comenzado a dar cuenta de mi cena cuando sentí acercarse una presencia.

Se dirigió a mí con tono amable, y unos modales exquisitos. Cuando me giré para mirarlo, me encontré cara a cara con un hombre alto y delgado, de edad indefinida y cabello largo, que no pude evitar admirar. Si no me equivocaba, su descripción cuadraba con la imagen de un Caeruleus, aunque nunca había tratado con ninguno. Ante su pregunta acerca de tomar asiento, esbocé una sonrisa en mi cara, hasta aquel momento seria y un tanto confundida, e hice un gesto con la mano para invitarlo a sentarse junto a mí.

- Adelante, caballero, por supuesto -contesté animada.

No me agradó tanto su segundo comentario, acerca de mi presencia allí a aquellas horas. El motivo, por supuesto, mi edad. Pero procuré que no se notara que me incomodaba ese detalle.

- He llegado hoy al Palacio, así que no he tenido tiempo de bajar a cenar antes. Pero si llego a saber que me iba a encontrar ante un plato tan apetecible, habría hecho un esfuerzo por bajar más temprano -reí levemente. Mi intención era crear un ambiente lo más cómodo posible, aunque solía costarme hablar con desconocidos.

- Mi nombre es Massen Dew, y provengo de Aqua -procuraba no dar demasiados datos-. ¿Con quién tengo el placer de tratar? -pregunté finalmente.

El líder caeruleus tomó aiento frente a la niña una vez que esta se lo permitió y se quedó escuchando sus respuestas con cierta curiosidad y divertimento, pero en cuanto escuchó que procedía de Aqua no pudo evitar dirigir una rápida mirada a sus manos. Para su suerte con aquellos desagradables apéndices bien escondidos... En ese caso la niña no perdería tanto encanto.

cuando fue a responder a su pregunta sobre quien era se tomó unos segundos y luego contestó:
-Humm... Solo con un caeruleus con bastante suerte -Comentó amigable queriendo mantener aquella conversación de recreo.

-¿Y decís que venís al palacio? Debeis tener un gran coraje para viajar sola desde Aqua hasta este sitio de locos, ¿o venís acompañada? -Le estaba haciendo gracia, mucha gracia. Los primeros voluntarios que había conocido estaban enfrentados, uno de ellos era un cabeza hueca y ahora se topaba con una casi lactante. Menudo ejército, menuda preparación iba a haber...

Aquel hombre me resultaba agradable. No pude evitar, sin embargo, notar una leve (muy leve) tensión en sus ojos cuando hablé de mi procedencia. Me pareció verle desviar la mirada un instante a mis manos, pero fue tan rápido que ni siquiera sabía si me lo habría imaginado. Contenta de tener a alguien con quien conversar, decidí pasarlo por alto.

Sus respuestas, sin embargo, resultaban insatisfactorias para mi curiosidad. Aunque no quería parecer demasiado entrometida, pues todo el mundo tiene derecho a guardarse sus secretos, no me agradaba la idea de estar hablando con alguien que para mí ni siquiera tenía nombre. Como comienzo, decidí ser más generosa y responder a sus preguntas.

- No tenía mucho que hacer en casa, la verdad. No creo que este sitio pueda llamarse de locos, o al menos esa es la impresión que me ha causado. Y muy de locos debe ser un sitio para compararlo con mi casa y que mantenga esa categoría -mi charla era animada, pero realmente, después de aquel viaje en solitario, tenía muchas ganas de tener compañía-. He venido sola. De hecho, salí de casa escapando de un diccionario que volaba hacia mi cabeza, y de los gritos enfurecidos de mi abuelo, que me tomó por loca cuando le hablé de la llamada que había oído en mi cabeza. Y tampoco he encontrado a nadie interesante por el camino, aunque a decir verdad realicé mi viaje escapando de lugares habitados, dentro de lo posible.

De pronto recordé mi plato, que se estaba enfriando, e hice una pausa para comer algo. Era incómodo comer mientras alguien me observaba, y mi sonrisa, mantenida todo el tiempo, no aguantó aquel reto. Pero tampoco cambié mi cara a una expresión desagradable. Debía mantener las formas.

- Caligo, entonces. Recibisteis igualmente la llamada que me trajo hasta aquí, supongo. ¿Puedo al menos conocer vuestro nombre?

Darvenwish escucho nuevamente la historia de la niña que parecía haber sido echada de casa a patadas y adecuó el rostro a sus comentarios para que Massen no pensase que no le importaba lo que oía.

-Entonces ya venís preparada de antes -Comentó en referencia al viaje de la piscis para indicar que no despreciaba la experiencia de su viaje. Luego observó como dudaba un poco entre si darse a su comida o no y el líder realizó un gesto con la mano para indicar que comiese tranquila -No tengais problema -Añadió para enfatizar el gesto.

El caeruleus asintió a las últimas preguntas de la niña y respondió.- ... Ferenc- Manteniendo un gesto agradable. Entonces, para dar algo de ánimo a la charla, decidió esperar a que la niña volviese a fijarse en su plato y completó: - Aren Ferenc Darvenwish -Y con la misma calma campechana y normalidad inicial continuó mirando a la joven, consciente de que el suyo era un nombre altamente conocido.

Me estremezcí al escuchar su nombre. Aren Ferenc Darvenwish. Lo conocía. Por algún motivo, ese nombre me sonaba. Y no creía que fuera una coincidencia. No era un nombre común, al menos para mí. Había oído hablar antes del hombre que tenía ante mí. Y su forma de pronunciarlo me confirmó, por si tenía alguna duda, que me encontraba ante alguien importante. El problema era que mi corta edad y mi falta de información no ayudaban en absoluto.

Me di cuenta de que, en mi concentración por recordar, había parado el tenedor a mitad de camino entre el plato y mi boca. Aproveché aquel gesto para fingir una mayor sorpresa, pues si era quien yo creía, esperaría de mí admiración y respeto. Y no encontraba motivos para decepcionar sus expectativas.

Sin embargo, mi miedo a equivocarme tiñó mi cara una vez más de un color rosado. Algo me decía que dos líderes de razas en un día era demasiado. Y más, teniendo en cuenta que todavía no había encontrado a un sólo recluta. Finalmente, y para evitar futuras complicaciones, decidí ser sincera y humilde.

- Disculpad mi torpeza, caballero -intenté mirarlo a los ojos, pero tuve que desviar la mirada de nuevo al plato-. No existe una gran relación entre Aqua y Caligo, y a mi pueblo no llega demasiada información. -Ahora sí, con más decisión, alcé la vista hacia él-. Pero, ¿no estaré, sin saberlo, ante un líder de raza, el célebre Aren Darvenwish del que, si no me equivoco, he tenido noticia alguna vez?

Demasiados líderes. La excitación ante tantas grandes presencias no debe combinarse con la comida.

Aren Darvenwish, con su mejilla apoyada en el puño del brazo derecho que se sostenía sobre la mesa amplió su sonrisa hasta conseguir que fuese amable y divertida. La niña ya lo había reconocido y la conversción había perdido ese ambiente anónimo y relajado.

-Ese soy yo, pequeña. No te preocupes, apuesto a que muchos niños de tu edad no saben ni dónde está mi pequeño país así que me alegra ver que me conoces - Cambió su postura más que nada para seguir el flujo de la reiniciada conversación. Luego se aproximó a la niña como si quisiera contarle un secreto y susurró- He de deciros que estoy aquí porque no hay demasiada gente por ahora... Sino a ver quién demonios aguanta a cientos de desconocidos mirándome con cara rara -Sonrió, pues su tono era jocoso y su comentario, a pesar de ser cierto, parecía hecho para divertir a la piscis. Volvió a su posición y se levantó al comprobar la hora.

-Un gran placer conoceros, Massen Dew. Por lo que me has contado espero grandes cosas de ti. Lacayo, prepara una buena taza de chocolate caliente apra esta joven aventurera y que no me entere que racaneas al servirla - Informó al lacayo más cercano antes de volver la mirada a la cría. -Y sino, lo que ella te pida - Observando la mirada algo atónita de la niña, mantuvo son sonrisa amable y le echó la lengua infantilmente. -Buenas noches -Y se fue con paso tranquilo hasta salir del comedor.

*se va*

El líder Darvenwish confirmó su identidad finalmente, y entonces comprendí su anterior reparo a mostrarla. Mi rostro enrojecido se volvió serio, intentando mostrar madurez y compostura, pero retomé mi anterior sonrisa al poco tiempo, pues el señor Darvenwish se mostraba cercano y amigable, y parecía resultar lo más adecuado para corresponderle.

Hablaba de dejarse ver poco a menudo, y a pesar de que acababa de conocerlo, lamenté ese comentario, pues me había caído en gracia. Supuse que era casi un requisito para un líder, pero había que reconocer que tenía carisma. Finalmente, el jefe caeruleus se levantó, miró la hora y se decidió a despedirse, no sin antes encargar a un miembro del servicio que me trajera un buen tazón de chocolate caliente, ante lo cual no pude evitar sorprenderme. Su seguridad a la hora de dar órdenes me llamaba mucho la atención. En cualquier caso, la idea de un chocolate caliente me resultaba irresistible.

- Un honor haber podido compartir una conversación con vos, jefe Darvenwish. Espero poder volver a verlo por el Palacio en algún otro momento. Y gracias por su atención. Que descanse.

Y entonces, antes de marcharse, y sin abandonar su sonrisa, me echa la lengua. Inmediatamente mi rostro palidece y mi sonrisa se congela, aunque intento mantener la compostura para no ofenderle. Cuando ya se ha marchado me pregunto, taciturna, si será un rasgo habitual en los caeruleus tene la lengua partida en dos, o será una característica particular del señor Darvenwish.

Recordando la hora, me apresuro a terminar mi cena, ya fría, y apuro el chocolate caliente al que he sido invitada. Por último, me retiro en dirección a los baños, para asearme y deshacer mis trenzas antes de irme a dormir.

*Sale del Comedor*

Tras inspeccionar un rato, cautelosamente, algunas estancias del castillo en las que no llego a entrar, encuentro, al fin, la que parece ser el comedor. Sin embargo, está vacío.

Miro a mi alrededor.

Ni un alma.

Sin embargo, me quedo en una de las mesas y espero a que algo suceda.

*se queda*