Cascada

Frunzo un poco el ceño, estirando todo el cuerpo. ¿Que me ha caído en gracia? Bueno, no sé, solo lo vi una vez. ¿A qué coño vienen tantas preguntas? ¡Deja de atosigarme, Cierzo!

-Bueno -carraspeo-. Era majo. Ya sabes. Serio, profesional... Algo soso, pero bueno-. No hablamos mucho-. Parecía un tipo con cabeza. Y tenía un aire misterioso que...-. Me callo. De pronto lo miro, callada. Que si está...-. ¿Solo?-. Vaya, qué violento-. Bueno, estás con Gerald la mayor parte del tiempo -respondo, sin saber bien qué decirle-. Pero después de él no sé a quién consideras cercano-. Saco un poco de pecho-. Me gusta pensar que yo -bromeo, desviando el rostro, presuntuosa pero tímida.

Más allá de que me dé vergüenza decirlo... Es cierto que Gerald y Cierzo son uña y carne, polla y huevos... Inseparables, vamos. Pero...
Siempre está bien que haya alguien más. Si Gerald no hubiese pasado lo del tatuaje, o si se marcha...
Nunca lo había pensado así. No por él.

-¿Ha pasado algo? -le pregunto, seria.

Bueno, teniendo en cuenta su nerviosismo, diría que la respuesta es que sí. ¿Tanto como para que le dieran vueltas así? Empezaba a resultar un tanto molesto tanto afán por hacer vida social. Yo ya había cumplido con mis obligaciones a ese respecto en su momento, y consideraba que tenía derecho a descansar.

Negué con la cabeza, con gesto indiferente.

-Solo me ha llamado la atención tu comentario -expliqué, sin darle mayor importancia-. Precisamente el otro día Gerald estuvo hablándome de gente a la que podría interesarme conocer. Cualquiera diría que lo planeáis a mis espaldas. No me hagas caso.

Prefería dejar estar el tema. O, quizás, que lo dejaran estar ellos. Yo no tenía el menor interés en los nuevos integrantes de aquel ejército, salvo que alguno me demostrase que merecía lo contrario.

Por mucho que lo escrute no puedo saber qué piensa Cierzo. Dentro de su serio cerebro podría haber cualquier cosa y, aunque me sorprendería, en el fondo no lo haría. No sé si me explico. La cosa es que bien puede sentirse solo y estar buscando amigos como... No sé. Quizás era ironía. ¿Ha sido un fino insulto que no he sabido ver? "¿Acaso crees que estoy solo, Frikka? Tú eres la que está sola".
Qué perturbador.

Lanzo otra castaña a Thor, que me la pide con los ojos. Ni siquiera se la pelo. El mismo disfruta con el crujido de la cáscara, me da la sensación. En su interior es un cabroncete violento.
Lo miro de reojo.

-Supongo que él te mencionaría otro tipo de gente -le comento, encogiéndome de hombros-. Pero tranquilo, no planeo nada-. Y Gerry no está para hacer causa común con nadie, ahora mismo. En otro orden de cosas... Sonrío-. ¿Que te haya hablado de gente se puede interpretar como que su humor ha mejorado un poco?

Asentí, concediendo a su comentario. Otro tipo de conocidos. Imaginaba que Frikka no esperaba ningún tipo de contacto íntimo entre ese "hombre parecido a mí" y yo. Aunque, viniendo de ella, una pulla así no sería extraña. Por otra parte, sí sería algo extraña si no llegaba a incluir a Gerald, en realidad.

Hice una mueca a su comentario, pensando la respuesta.

-Bueno -respondí, con tono un tanto ácido-. Creo que eso depende del concepto que uno tenga de "mejor humor". De todos modos, como mínimo, ha conseguido reunir más energías. Creo que, dentro del hecho de que estamos hablando de Gerald, no va por mal camino.

Aunque cuando su humor de verdad se disparaba era cuando llevaba unas pocas cervezas.

Me pregunto, mientras Cierzo habla, si se habrá reído alguna vez. De esto de llorar. Es un poco como Haken. Lo ves, con esa expresión monocorde, que parece que siempre mire un par de metros por detrás de ti, y solo puedes pensar que no parece que pueda ser feliz. Pero tiene novia y van a casarse. Las cosas engañan a veces.

Le dedico una sonrisa comedida, dentro de lo que soy yo. Con Cierzo me corto un poco. No hay esa confianza que... Pero, ¿por qué no? Me ha consolado, me ha aguantado... Debería ponerle la mano en torno al hombro y proclamarnos colegas.

Thor abandona su caza de castañas y va a Cierzo, para conseguir atenciones. Sabe que no es una buena fuente de caso, pero es obstinado. A quién saldrás, Thor, me pregunto yo...

-No está en una situación fácil-. Me encojo de hombros, seria-. Pero podrá con esto, aunque sea por cabezota-. Meneo la cabeza, negando con cierta resignación. Pero bueno, eso no es algo malo. Gerry es fuerte. Todos tienen derecho a desmoronarse. Dudo un momento, mirando a Cierzo-. ¿Sabes?-. Me he tensado entera; esto es importante-. Supongo que te lo he dicho. Que eres un tío de puta madre. Con esa cara de culo que pones parece que quieras proclamar lo contrario, pero...

Bajé la vista al suelo cuando vi venir a su reptil, mirándolo medio de reojo. No se me daban demasiado bien aquellos bichos. Lo primero que se me ocurrió fue enseñarle las manos, todavía ligeramente oscurecidas por el hollín, mostrando que no tenía nada que ofrecer. Si quería comida, mejor haría en ponerse zalamero con su dueña.

Asentí al comentario de Frikka.

-Llegué a pensar que no, pero lo conseguirá -apoyé-. Hasta estaba interesado en entrenar de nuevo, por lo visto.

Y aquello solo podía ser una buena señal. Fruncí el ceño cuando siguió hablando, empezando a sospechar que de verdad me había perdido algo. Aquella actitud no era normal.

-¿Te ha pasado algo? -pregunté, con una ceja de nuevo en alto-. ¿O es que necesitas algo? ¿Te encuentras bien?

A veces pensaba que si tenía una cola de niñas detrás pidiendo que les sonara los mocos era, sencillamente, porque me lo buscaba.

Cuando Cierzo muestra sus manos vacías Thor se alza sobe las patas inferiores, aleteando contento, estirándose y cacareado. No es que sea muy alto, pero ya es más largo, y se nota el cambio. Al menos tiene a bien no engancharle las uñazas al pantalón. Destrozó mi capa favorita, y cuando llegue el invierno y lo recuerde creo que empezaré a guardarle rencor.

No puedo evitar una sonrisa de alivio al pensar en Gerald entrenando otra vez. Supongo que es algo pronto para pedirle un duelo, pero ya ha dado un paso. A ver si es verdad. Habrá que animarlo.

Con sus palabras, entonces, el cabrón de Cierzo se gana una mueca. ¿Ellos pueden comerse las pollas y yo no puedo decir nada bueno? Oye, hombre... Quizás el dinero te quiere, pero yo no tengo tanto dinero y busco camaradería para suplirlo. No me lo eches en cara de esa forma.

-No, no y sí -gruño, ofendida-. Solo era un intento por ser legal, por hacer de nosotros algo, ¿sabes?-. Bufo y me cruzo de brazos. Si doy palos de ciego es porque se empeñan en vivir con luz, y yo así veo de pena.

Es que a veces pienso que Cierzo solo me hace caso porque soy la cría que sigue a Gerald. Y yo... ¡Yo lo aprecio, hostia!

Hice un gesto al animal, como señalándole a Frikka, invitándolo a volver con ella. ¿Qué quería? Yo no tenía castañas ni nada con que suplirlo. ¿Buscaba atención, sin más? ¿Y por qué de alguien que no tenía interés en él?

Solté un pequeño suspiro. Sí, definitivamente, me las buscaba yo solo. Malditas crías.

-Mis disculpas -rectifiqué, manteniendo la seriedad-. No estoy acostumbrado a esa clase de comentarios por tu parte -. Hice una pequeña pausa, sin saber si dejarlo ahí-. Gracias.

Seguía teniendo la sensación, y bastante evidente, de que no era algo en absoluto espontáneo ni sincero. Parecía de verdad que buscara algo con ello, o, como mínimo, que se sintiera obligada a decirlo por alguna razón. Pero tampoco iba a ponerme a analizar el tema con detalle, si no era necesario.

No sé si Thor capta las directas o se aburre, pero termina viniendo a mí y lo acaricio con el pie. Enseguida se da la vuelta, disfrutando de la caricia en el vientre, retorciéndose como una culebra. Yo, por mi parte, calibro las palabras de Cierzo. Que ni que tuviese nada que calibrar, claro.
Termino por resoplar bajando la vista y esbozo una sonrisa algo incómoda.

-Bueno, supongo que es normal. Ya sabes-. Pongo el brazo derecho en ángulo recto, con el puño hacia arriba, y hago fuerza, haciendo como que saco músculo-. Soy muy dura-. Sonrío con cierto abatimiento y niego varias veces.

Si le digo "me gustaría que fuésemos amigos" sonaría ridículo. Podría hasta sonar como "no como ahora". Pero es que al final acabamos hablando de Gerald. Es lo que nos importa. Es lo que nos une, más bien. No es que quiera que ponga un anillo en mi dedo, pero sí...
No sé. Algo.

Bueno, puede que sea yo. No es tan diferente con Gerry, salvando detalles (y obviando que fuera de su seriedad no es para nada lo mismo).
¿Le caigo bien?
Sí, esa es mi pregunta.

¡¿Qué me pasa últimamente, hostia?! ¿De qué tengo tanto miedo?

Sonrío, y la sonrisa logra relajarme un poco. Me ha salido más natural de lo esperado. Una de esas que le gustaban a mamá.

-¿Has pensado en buscar un trabajillo para moverte un poco? Podíamos ir a algo juntos.

Soy tan maja. Eso es, Fifi.

Por más que ella insistiera, yo seguía con la sensación de que estaba actuando de forma extraña. Como si pretendiera conseguir algo. Como si estuviera ocultando algo. No habría sabido definirlo, pero no parecía demasiado natural. De todos modos, asentí, tratando de seguirle la corriente, independientemente de lo que le estuviera pasando por la cabeza.

-Claro -concedí.

Lo cierto era que tampoco tenía demasiado que decirle. Sabía que Frikka no tenía demasiado interés en mí más allá de Gerald, y nunca había pretendido lo contrario. Como Gerald solía remarcar, yo no era precisamente el alma de la fiesta. Y hasta ella me lo decía sin tapujos.

-Lo cierto es que con los últimos acontecimientos no me he preocupado demasiado de eso -admití-. ¿Has encontrado tú algo de interés?

Quizás se tratase, sencillamente, de agradecimiento. Ambos éramos conscientes de que yo era considerada con ella en lo que a Gerald se refería. Quizás se trataba, sencillamente, de buscar una manera de compensar mi atención. Aunque, personalmente, preferiría que lo ignorase, sin más. El agradecimiento solo implicaba estar más pendiente de ella.

No parece que la conversación vaya a ir muy lejos. Es un poco frustrante. De todos modos, entiendo lo que dice. No es que vaya a morirse por ir conmigo a algún sitio, y con la paliza que lleva encima lo que querrá será descansar. Me muestro amable, de todas formas. Con Cierzo es más difícil picarse. Esa actitud suya hace que me sienta infantil si simplemente me quejo por alguna gilipollez.

-No, de momento nada -le digo, negando con rapidez-. Pero bueno, si veo algo que pueda interesarte te lo comento-. Claro. Eso es lo que hacen los colegas. Soy imbécil-. Y...-. ¿Qué más? No dejes que llegue el silencio-. Creo que Thor quiere comer-. Thor cacarea. Yo sonrío, algo incómoda con mi jodida nulidad-. Cada vez come más. Creo que si lo llamase "comer" me haría más caso -bromeo.

Vaya puta subnormal. No pongo los ojos en blanco porque lo he dicho yo.

La cosa es que la charla dura poco más.
¿Será que somos incompatibles? ¿Solo Gerald nos acerca?
Supongo que puede ser. Pero no me gusta eso. Eso no es ser colegas.

*fin de escena*

Mi capa colgaba de la rama de un árbol. La nieve caía a mi alrededor, pero el ejercicio me mantenía en calor incluso en aquella situación. Mientras tanto, yo lanzaba puñetazos al aire, introduciendo algunas patadas entre los golpes, concentrado completamente en el ejercicio.
De aquella forma me quitaba las cosas de la cabeza, me cansaba y los malos días pasaban mas deprisa. Aquel era uno de los días raros, por lo que el fresco y aquel enfrentamiento contra el aire me habían despejado. Y, de paso, recuperaba la forma que había perdido en Ignis. Necesitaba ser más fuerte que antes de haberme ido, más fuerte que nunca, si quería volver a sentir la firmeza que solía sentir.

Quizás no se trataba de fuerza. Me quitaba aquel pensamiento de la cabeza con puñetazos, pero regresaba con cada vez más frecuencia. Y no se iba solo porque los golpes al aire fuesen más fuertes.
"Quizás", repetía constantemente, "no se trate de fuerza".

*fin de escena*

Trepar junto al agua que cae es estimulante. Las rocas están resbaladizas, lo que hace la subida más peligrosa, más difícil. Además, aunque haya habido días más calurosos la temperatura es lo suficientemente alta como para que las finas gotas de agua suspendidas en el aire tras el choque con las rocas me refresquen.

He escalad muchas veces esta pared. Es un buen entrenamiento, aunque las repeticiones hacen que me plantee buscar nuevos retos. Ya no es complicado, más que si añado pequeñas dificultades por mi cuenta. Quizás me vendría bien viajar una semana o dos con el único fin de entrenar en sitios diferentes.

Al llegar arriba me encaramo sin dificultad y miro hacia abajo. Me estiro, clavando los ojos en la espuma que se forma donde se unen las aguas. Retrocedo un poco sobre la roca, tomando distancia para el impulso, inspiro profundamente y entonces corro hacia adelante. Cuando salto, ese instante en el que primero asciendo y luego caigo hacia el agua, el vértigo y la sensación de poder volar son fascinantes. Puedo moldear el cuerpo en el aire como quiera, y después me sumerjo y todo termina.

Buceo varios metros y salgo al exterior para dar una bocanada de aire. Estaría bien tener una cascada más alta.

*se queda*

Estaba ya cerca de la cascada cuando un chapoteo irregular llamó mi atención por encima del sonido del agua. Así que ya había alguien por allí, a pesar de la hora. No tenía especiales ganas de ver a cualquiera, así que me acerqué con sigilo, entre los árboles, para descubrir quién era antes de dar señales de vida.

Al poco, vi emerger a Alehyss unos metros más allá. Sonreí de forma inconsciente. Bueno, si era ella, no había ningún problema. Recogí mis trenzas en un moño improvisado y salí de entre los árboles.

-¡Hola! -llamé, agitando un brazo para atraer su atención.

En un par de movimientos rápidos me deshice de zapatos, blusón y pantalones, y me lancé al agua yo también. Se agradecía el frescor del río, con aquel calor.

Aunque reconozco la voz, la busco con la mirada de todas formas. Respondo a su saludo con un gesto, y después me sumerjo. Cuando vuelvo a subir ya se ha desvestido, y no duda antes de saltar al agua. Massen nunca duda antes de saltar al agua. Nado hacia ella, ayudada por la corriente.

-¿Has pasado por el lago? Estaba lleno de gente -le comento, con una sonrisa escueta-. Con este tiempo mucha gente cree que dar unas brazadas y toar el sol también es entrenar-. Llego a parecer seria, pero enseguida sonrío de nuevo. Inspiro por la nariz y asciendo en el agua, hasta quedar tubada boca arriba, flotando, como si descansase-. No es que sea algo desagradable, de todos modos. Puedo comprenderlos-. Luego miro a Massen-. ¿Qué tal tu mañana?

FdR- ROL *0*

Sonreí y negué. Me preguntaba a quién se referiría Alehyss con ese comentario, si es que se refería a alguien en particular. Aunque, sinceramente, lo dudaba. Alehyss era exigente con todo y con todos, siempre lo había sido. Diría, incluso, que había relajado su forma de expresarlo, aunque no del todo su actitud al respecto.

-Yo, desde luego, no los culpo -declaré, echando hacia atrás la cabeza y dejando flotar las membranas de mis orejas a ras del agua-. Y a algunos les viene más que bien tomarse en serio sus capacidades de natación. A lo mejor el calor ayuda a iluminar alguna cabeza desorientada.

Chapoteé un poco, sin mayores intenciones de tomarme en serio el ejercicio.

-Bien... He cogido prestado un arco de la sala de entrenamiento y me lo he llevado al bosque -expliqué-. Jun me enseñó un poco, y aunque no tenga uno propio, no está de más que practique. ¿Qué tal tú?

Resoplo por la nariz, divertida con su comentario. Lo más probable es que el calor haga que los guerreros piensen menos todavía en entrenar. Aunque lo cierto es que, aunque algunos lo hacen más que otros, no puedo decir que últimamente haya muchas quejas con el desempeño de ninguno en concreto. Y así debe seguir siendo.

Acaricio el agua con los dedos, todavía flotando. A veces tengo que dar alguna brazada para evitar que la corriente me arrastre demasiado. Por suerte en esta zona del río hay pocas rocas que se interpongan en el camino.

-Jun -repito, cuando menciona lo del arco-. Aún no ha vuelto. Hace tiempo que no tengo noticias suyas. ¿Sabes algo?-. El chico lleva en Aqua mucho tiempo, y aunque al principio escribía bastante últimamente se sabe poco de él. Y empiezo a echar en falta que alguien revise mi ballesta de mano-. Podemos practicar tiro juntas, si te apetece. Hace bastante que no lo hago. He estado dedicándome a la forma física últimamente. Con tanto calor no es raro descuidarla. Hay horas a las que cuesta ponerse a correr.

Me tumbé sobre el agua, como había hecho ella, observando el cielo azul, casi sin una nube, sobre nosotras. Me encogí de hombros.

-Bueno, me escribe de vez en cuando -respondí, sin darle mucha importancia-. Aunque no muy a menudo. Se ha tomado en serio su trabajo, por lo visto. De volver no ha dicho nada, desde luego. No pensé que el entusiasmo le duraría tantísimo. Con lo aburrido que es Loksass.

Me di la vuelta y me sumergí un momento en el agua, tan solo para emerger un par de metros más allá. Me giré hacia ella, con una sonrisa. Entrenar con Alehyss siempre era entretenido, interesante y útil.

-Últimamente es más agradable entrenar de noche. Aunque acostumbrarse a resistir el calor también es importante -. Que nos lo dijeran a mis "divertidas" incursiones a Ignis y a mí-. Por mí cuando quieras. Debería acostumbrarme más a disparar en movimiento, por ejemplo. Con la magia es muy fácil, pero tensar bien un arco ya me cuesta más.

No podía decirse que mi mejor atributo fuera la fuerza.

Asiento con vaguedad. Está bien que el chico se tome algo en serio, y por lo que conozco de él, tiene más madera de manitas que de guerrero. No es algo malo. Cada persona tiene determinadas cualidades, y el hecho de mejorar en las que destaca ayuda a sacar el mayor rendimiento posible de cada uno.

-Mientras esté bien, no importa -me limito a declarar finalmente, quitando importancia al asunto-. Ya dará señales cuando quiera darlas.

Doy algunas brazadas, desplazándome por el agua con soltura, aunque no dejo de sentirme torpe al lado de mi amiga. En tierra es distinto, aunque no se puede decir que Massen, concretamente, sea torpe en tierra tampoco.

-No me gusta el calor -murmuro. Aunque no por ello le quito la razón. Es solo un comentario-. Disparar en movimiento es más difícil por muchos factores. Nos vendrá bien a las dos-. Aunque yo no uso arco. Mi herramienta es un poco distinta-. Podemos practicar en el bosque al anochecer, si te parece bien, entonces.

Cierro los ojos y me sumerjo un poco.
Ahora mismo estoy más a gusto aquí, en el agua.

*fin de escena*

No es que haga calor, precisamente. Ni siquiera es el hecho de que no llueva lo que le hace ir a la zona de la cascada, ya que mojarse se va a mojar. Ha ido tranquilamente dando un paseo, fumándose un cigarro.

Todavía le duele el pie derecho, donde se le ha roto una uña, pero en la enfermería le dieron un ungüento y parece que va mejor la cosa. Al menos se ha creado una especie de película y no se le engancha en nada, además de que el dolor es menor. Pero sí es lo suficientemente grande como para que opte por no trepar la pared para subir a la cima de la cascada, sino que tome el camino largo. Es algo más engorroso, pero termina llegando. Una vez allí, se desnuda quedando en ropa interior y con toda la piel del cuerpo de gallina, alza los brazos.

-¡Querido público! ¡infantes! Contemplen al mejor nadador de todo Ventus. ¡Johan Verker!-. Disfruta de una ovación imaginada y saluda a los aether que no lo miran-. Y ahora se prepara para saltar...

Dicho aquello, se coloca en una postura adecuada y, tras unos rápidos cálculos, salta haciendo un tirabuzón en el aire para terminar entrando en el agua limpiamente.

Johan está un rato nadando, hasta que el frío se hace patente y decide que es mejor volver dentro.

*se va*

Salgo del palacio con paso firme, acelerado. No tengo un rumbo determinado, solo camino en la oscuridad de la noche. Mi mente es un caos. No puedo centrarme en una sola cosa. Todo va demasiado rápido. Ni siquiera entiendo mis propios pensamientos. Por eso intento ignorarlos. Solo me centro en caminar, en avanzar.

Llevo un rato alejándome del edificio. Y la velocidad de mis pasos comienza a disminuir por fin. Veo que me encuentro en una zona arbolada. Puedo oír los grillos a mi alrededor, parece que hay cientos de ellos. También me parece escuchar un río un poco más allá. Así que decido dirigirme hacia ahí.

Efectivamente, llego al río y resulta que hay también una cascada. Se puede ver la zona entera gracias a la luz de la luna reflejada en el agua. Es un lugar mágico. Me quedo unos minutos tan solo observando cómo el agua cae y fluye siguiendo el camino del río.

Me acerco a la orilla del río y me descalzo. Doy lentamente unos pasos sumergiendo mis pies en el agua. Está fría, pero es una sensación agradable. Cierro los ojos. Me centro en el sonido del agua. Con la cascada tan cerca ni siquiera se pueden escuchar ya los grillos. Suspiro. ¿Qué hago aquí realmente? ¿Tengo siquiera el potencial para estar a la altura de todo esto? ¿Tengo algo que aportar? Todo parece ridículo ahora. Me siento ridícula.

Abro los ojos y miro hacia mis pies. En momentos como este no sé si es que no puedo pensar con claridad o es que son los únicos momentos en los que soy realista. Me quedo meditando esta cuestión tan solo un momento. Pero en seguida doy un paso atrás y dejo que mi chaqueta se deslice por mis brazos hasta llegar al suelo. Tras ella va mi camiseta. Y luego el resto de la ropa.

Cuando estoy desnuda avanzo hacia el río y sigo avanzando mientras el agua rodea mi cuerpo. Siento la fría caricia del agua subiéndome por la piel. Comienzo a nadar para que el frío no me atenace los músculos. Al estar en movimiento, mi cuerpo se va acostumbrando a la temperatura. Poco a poco me voy sintiendo más a gusto.

*se queda*

Aunque haya intentado adaptarme al día a día (y nunca mejor dicho) de la gente de Brontë por una mera cuestión de no perderme todo lo interesante, al final siempre suelo despertarme más tarde que el resto porque me paso la mitad de las noches en vela. Pero no es nada que me puedan reprochar: es como funciona en Caligo, desde mi punto de vista los raros son ellos.

Voy trotando junto al río, en parte para cansarme antes de dormir, en parte para que no me coja el frío. Y eso que llevo una capa por encima de la ropa. Y he mejorado en eso de ser friolera.

Estoy llegando a la zona de la cascada, a un buen ritmo, cuando veo una figura nadando en el agua. A estas horas. ¡Qué valor hay que tener! No consigo ubicar quién es desde aquí, de modo que, con un pequeño acelerón, termino de acercarme a la orilla.

Anda, pues no la conozco.

-¡Buenas! -saludo, agitando la mano-. ¿Eso de meterte a estas horas en el agua es algún tipo de castigo autoimpuesto?

De pensarlo...

Estoy flotando en el río. Mi cuerpo está mucho más relajado, pero mi mente sigue acelerada. No consigo quitarme las preocupaciones de la cabeza. Lo que debería hacer es irme a dormir y mañana seguir con el entrenamiento. Pero no creo que pueda quedarme dormida tal y como estoy.

Me encuentro ensimismada, dándoles vueltas a todas las preguntas, las dudas. Por eso no me doy cuenta de que alguien se acerca. Y por eso me sorprendo cuando escucho su voz.

Me giro rápidamente hacia donde viene la voz. Y veo a una chica guapísima en la orilla. Su cara parece una obra de arte. Y por un momento las preocupaciones se me escapan. Creo que nunca he coincidido con ella antes. Bueno, estoy bastante segura. De ser así me acordaría.

- Ah, eh... hola -me muevo con la intención de acercarme a la orilla, pero de repente recuerdo que estoy desnuda. Así que me quedo en una zona donde el agua me cubra lo suficiente para que la situación no sea incómoda.- Bueno, necesitaba enfriarme las ideas. En realidad se está bastante bien.

Río entre dientes. De modo que "enfriando las ideas", eh. Como bajen un poco más las temperaturas lo que va a pasar es que se le van a congelar.

-Pues creo que entonces te saldría mejor meter la cabeza debajo del agua. Salvo que tengas las ideas en el estómago, a mí me pasa a veces...-. Me llevo las manos a la nuca, despreocupada-. Creo que no nos conocemos. Bueno, es una formalidad. Sé que no nos conocemos. Soy Frikka Njorthrbiartr.

Dejo que pasen unos segundos, al menos. Siempre me gusta ver la cara que ponen al escucharlo. Es uno de mis placeres personales favoritos, y no tengo la ocasión de sacarle partido tantas veces como me gustaría.

Lo cierto es que no me siento muy sociable ahora mismo. Bueno, no es tanto que no esté sociable como que no me siento lo suficientemente alegre para participar en una situación social como lo haría normalmente. Es que a veces no puedo simplemente ser la Kris contenta y optimista. Realmente a veces ni siquiera sé si esa es la verdadera yo o solo es lo que finjo ser. Suspiro. Igual todo esto es solo que estoy cansada. He estado entrenando bastante duro. Aunque es lo que tengo que hacer, ¿no? Para eso estoy aquí, creo. ¿O es acaso que me estoy presionando demasiado porque me da miedo no ser suficientemente buena? Suspiro de nuevo. ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?

Es en este momento que me doy cuenta de que la chica me ha hablado. Y llevo unos cuantos segundos callada. Mierda. No quiero que me tome por un bicho raro. A ver, espera. Se ha presentado.

- Encantada, Frikka Nj... eh... Frikka -ay, no.- Yo, eh... Puedes llamarme Kris -genial, ahora estoy balbuceando. Y este calor en las mejillas. Espero que no lo note.