Los invasores de la Isla del Contrabandista

La pequeña embarcación los llevó hasta la zona sin demasiados problemas. Y, pese a que se trataba de un barco pequeño, su guía no mostró la más mínima intención de llevarlos hasta la orilla. En lugar de ello, echó el ancla cuando aún estaban a cierta distancia, declaración clara de que no avanzaría más allá de aquel punto. Sin dirigirles la palabra, preparó un pequeño bote, que ellos utilizarían para acercarse.

Tras echarlo al agua, los miró.

-Hemos llegado -declaró con voz cortante, casi como si hubieran hecho algo para ofenderla-. A partir de aquí, podréis seguir solos. Tenéis hasta que anochezca. Después me iré, con el bote o sin él.

Extendió una mano hacia ellos, pidiendo así la fianza por el mismo. Su expresión parecía no dar opción a réplica.

Ante ellos se extendía el mar. El cielo estaba azul y limpio, y el viento apenas soplaba. No hacía demasiado frío, aunque tampoco calor. Era una mañana tan apacible que llamaba a relajarse, disfrutando del sol y el sonido del agua. Aunque, en el caso de los guerreros, no tenían tiempo para aquellas actividades.

Mirando más allá de la proa podían ver tres islas. Dos de ellas estaban ligeramente a babor; la tercera, exactamente a proa. De los guerreros dependía escoger cuál era la correcta, aquella a la que se dirigían.

FdR.: La siguiente actualización sera, como tarde, el próximo lunes día 24. Tenéis hasta las 18.30 de entonces para postear. La administración se reserva el derecho a no contabilizar posts hechos más tarde de esa hora, así como a retrasarse en la actualización. En caso de que todo el mundo postee antes, la administración también se reserva el derecho a actualizar antes de ese plazo. Recordad revisar vuestros mps (esto no implica que siempre vayáis a tener un mensaje).

Nos dejan en medio del mar. Supongo que acercarse un poco más será algo muy complicado, claro. Es mucho mejor dejarnos en un bote y a vivir. Total, a esta tía parece que no le importe nada una mierda. Supongo que no sabe que somos la polla, y tal.
Pues yo, por familia piscis que tenga, no tengo ni idea de navegación, así que más le vale a la pelirroja saber moverse, porque en lo que a mí respecta...

Dedico una mirada de reojo a Seth. Lo he conocido aquí. Parece manso, el chico. Me hubiese metido con él en otro contexto, pero creo que ahora mismo no es lo más apropiado. Como se cabree y me tire al agua tendré que ir nadando, y creo que paso.

-¿Remas tú? -le pregunto, sin embargo, con una sonrisa maliciosa-. Eres el que parece tener los brazos más fuertes-. Yo, desde luego, no los tengo-. Estoy segura de que llegaremos antes así.

Supongo que el compañerismo me viene y va, y hoy se ha ido, más bien. Aunque, estrictamente, lo que he dicho es correcto. A no ser que esos brazos estén llenos de aire, en vez de músculo. Ademáss, cuando te acercas a la orilla la corriente ayuda, ¿no? No puede ser para tanto.

Miro al frente, entonces, estrechando los ojos. Con la luz ver es un poco como una mierda, y más cuanto más lejos esté lo que miro, pero creo diferenciar un poco de tierra. ¿Son como tres bultos o es que me estoy deslumbrando?

-Nadie sabe a cuál hay que ir, ¿no? -inquiero a mis compañeros-. Porque, en ese caso, yo creo que lo mejor es ir en orden-. Primero la de en frente y luego las de la izquierda, por ejemplo-. Aunque si hay alguna que os guste más o que tenga una pinta especial... Yo es que desde aquí no veo demasiado bien.

Ya está. Lo he confesado. No soy perfecta y no veo una mierda. Y, sinceramente, me da igual empezar por una que por otra, así que no me las voy a dar de jefa y a empezar a dar órdenes.
Ya habrá tiempo para quejas.

Bueno, espero que no las haya, la verdad.

La barca se detiene a mitad de camino, y mi primera reacción es alzar las cejas, sorprendido. Durante un segundo me pregunto por qué la mujer no quiere acercarse a la orilla, pero pronto llego a la conclusión de que probablemente tenga miedo de lo que pueda ocurrir si se acerca. Es un lugar peligroso, supongo, a fin de cuentas. La idea no me gusta demasiado, pese a todo, pero las cosas no me gustan desde que la misión empezó: odio el agua, no sé nadar y me da miedo lo que pueda suceder, pero no tiene sentido quejarse. No ahora, al menos.

—No sé mucho de navegación, ni de mar, ni nada —respondo, mirando a Frikka. La he conocido hoy. Parece una chica simpática. Sonrío—. Lo intentaré, de todas formas.

Remar no debe ser tan complicado. Y es cierto que parezco el más fuerte de los tres, así que...

Una vez en la balsa, me vuelvo hacia la mujer y le tiendo la pequeña bolsa con el pago, esbozando una amplia sonrisa. Luego me vuelvo hacia Frikka y niego suavemente. No sé cuál de ellas es; nunca he estado aquí.

—Me parece bien que vayamos en orden. No conozco el sitio tampoco.

Miro entocnes a la piscis. Recuerdo haberla visto una vez, hace mucho, en Brontë, pero no recuerdo cómo se llama ni lo que ocurrió el día que nos vimos. Alzo las cejas, sonriente.

—¿Tú qué opinas?

Espero y observo la escena en silencio, en un segundo plano durante casi todo el tiempo. Veo a los chavales hablar y cómo la timonel nos aparca.
Me relamo los labios con recelo, mientras cierro ambos puños tras mi espalda. Esta tía...
Apostaría la cabeza a que ninguna de esas islas es la de Kane. No recuerdo en absoluto que tuviera aquella morfología. Recuerdo también que las Islas Memphyis aparecen y desaparecen a placer. Sinceramente estoy algo perdida. Una cosa estaba clara: ninguna de aquellas era la isla que buscaba. Sin embargo, quedarse esperando en el barco no les aportaría nada útil y sólamente desperdiciarían su valioso tiempo.

Me guardo mis sospechas para mi por el momento. El tiempo invertido en discutir y en esperar a ver si aparece la isla bien podía ser invertido en llegar a alguna de las que teníamos en frente e investigar.
Sin embargo, el comportamiento grosero de la marina me ha molestado bastante. No le pasaré ni una más.

Me coloco entre mis acompañantes y les agarro la cabeza para luego empujarlos con suavidad hacia los lados.- Yo remaré o no llegaremos en la vida.- Ordeno sin opción a reproche.

- Iremos a la más cercana.- Señalo a la primera. - Echaremos una visual rápida y si no hay nada, pasaremos a la siguiente.- Explico. Realmente quiero visitarlas todas. Cora tiene que estar en alguna de ellas si Kane dijo que no estaba en la del contrabandista. O al menos, eso espero...

Una vez Seth hubo ofrecido la fianza, la mujer no hizo más comentarios. Extendiendo un pequeño toldo, se sentó junto al timón y se quedó allí quieta, viéndolos marchar. Y, finalmente, Cassandra se hizo con los remos y los llevó hasta la isla escogida.

No era una isla muy grande, ni tampoco estaban demasiado lejos. En un momento estaban ya en la cala. Cassandra se movía con seguridad gracias a sus capacidades de marina, así que servía como un importante apoyo para el grupo. Lo mejor que los otros podían hacer hasta que tocaron tierra era seguir sus indicaciones, ya que sus conocimientos eran patentes.

La cala tenía la forma de una minúscula bahía. Desde su perspectiva, los chicos podían ver, a cada lado, una pared de roca que marcaba sus límites. De frente, justo ante ellos, allá donde la fina y blanca arena llegaba a su fin, se extendía una selva que, a todas luces, parecía virgen. El ambiente estaba cargado de humedad, y el calor, pese a las horas tempranas de la mañana, se hizo mucho más evidente una vez tocaron tierra.

A partir de aquel momento, podían discutir sus opciones y decidir qué iban a hacer. No había caminos. No había ninguna marca de presencia humana. Su decisión sería tomada exclusivamente en función de sus instintos, ya que la isla no parecía ofrecer ninguna pista.

Fdr- Próxima actualización: Viernes a las 12 de la mañana. No se aceptarán posts después de esa hora.

¿Es así como se trata con adolescentes? Estoy algo oxidada.

Al final rema Cassandra, así que el chico se salva. Qué suerte.
Yo, de todos modos, creo que me salvaba. Así que también estaré tranquila a la vuelta, seguramente. O mientras vayamos de una isla a otra...
Dicho así parece que me pese el culo, pero qué va. Simplemente no soy la más apta para todo esto.

Cuando pongo los pies en la arena miro a mi alrededor. O lo intento, vamos, porque esto refleja más que un espejo. Casi dan ganas de soltar un chillido de mecña y enterrar la cabeza en el suelo, que seguro que ahí no hay luz.
La piscis ya se encarga de los insultos, así que otra cosa que me ahorro.

-El topito propone que -te metas tus palabras por donde te quepan- echemos un ojo, sí.

Al fin y al cabo, a eso hemos venido. Como nos larguemos y sea aquí tiempo que perdemos volviendo luego. Y una tiene que demostrar sus habilidades.

-Hândall -murmuro, dejando ir, enseguida, un suspiro de placer. Eso está mucho mejor-. Pues vamos, entonces-. Los miro a los dos-. Que si tardamos mucho nos quitan la fianza, ¿no? No olvides eso..., aletas-. Por ejemplo-. Que no hemos venido a por unos cocos.

Y sin decir mucho más inicio la marcha hacia lo que parece ser una selva. Es como no haber salido de Fulmen...
Bueno, es que no hemos salido de Fulmen. Que da igual, bueno. Bajo los árboles habrá más sombra. Y ya una vez ahí, como ha dicho, a darse brío y buscar. Se supone que ha habido un ataque o algo, así que supongo que tiene que haber algo que haya sido atacado. Aunque sea una cueva...

Al final la piscis cuyo nombre no recuerdo termina siendo la que rema. Si hubiese sido otra cosa, me hubiese opuesto a dejarle hacer todo el trabajo, pero yo apenas sé cosas de navegación, así que acabo concluyendo que es mucho mejor dejarle hacer a su aire. Tampoco parecía que pudiese oponerme, de todas formas, y yo no quiero discutir con nadie.

No tardamos mucho en llegar a tierra firme, y nada más poner los pies en ella me siento mucho más relajado. Intento que no se me note, pero me da bastante miedo el agua; en la barca me costó bastante mantener la sonrisa y la vista fija en el frente, pero creo que lo he conseguido. Y si no, bueno, otra vez será.

A pesar de que no me gusta demasiado el mote que me ha puesto la piscis, no hago ningún comentario, y mantengo la sonrisa. Espero a que mis dos compañeras terminen de hablar, y finalmente asiento, ya cuando ambas han hablado; no tenemos mucho tiempo como para tomarnos las cosas con calma.

—¿Alguna ha estado antes aquí? —inquiero, al tiempo que empiezo a andar, detrás de la caeruleus. Miro a la piscis. Parece simpática, a pesar de los motes.

Los chicos no tardaron en decidir que lo mejor que podían hacer era internarse en la jungla. Avanzaban entre la vegetación como podían. Al comienzo de su caminata encontraron el paso más o menos fácil, pero la selva no tardaba en hacerse frondosa y difícil de recorrer. Las raíces y ramas parecían especialmente colocadas para dificultar la marcha, y el efecto invernadero, que traía un calor y una humedad agobiantes, parecía la cuna perfecta para numerosos insectos, que trataban de buscar la forma de llegar hasta ellos y picotearlos.

La única ventaja era, quizás, la sombra que daban los árboles, de especial alivio para Frikka y Cassandra. La caeruleus tenía una luz suficientemente indirecta como para ver correctamente incluso sin necesidad de hechizos, si así lo deseaba. Seth, por su parte, no parecía en absoluto afectado por el calor, aunque la humedad no dejaba de resultarle molesta.

Entre los árboles no se veía el menor rastro de humanidad, aunque sí empezaban a perfilarse formas naturales interesantes. Las plantas tenían tamaños, formas y colores que los chicos jamás habían visto antes. Algunas llegaban a parecer formas rocosas, hongos o incluso animales, moviéndose y tratando de alcanzar y palpar a los chicos, aunque ninguna llegaba a desenraizarse y perseguirlos. Había, incluso, árboles de siniestro parecido con seres humanos, que aunque se movían como tales, desperezándose o peinándose las hojas, no parecían serlo realmente.


Los animales no eran menos llamativos. Parecía evidente que no estaban muy acostumbrados a interactuar con seres humanos, y parecían sentir más curiosidad que miedo hacia los chicos. Una manada de boros apareció flotando entre los árboles y se lanzó hacia ellos, buscando retirarles el sudor del cuerpo para alimentarse. Algunos, más nerviosos que otros, llegaban a escapar de los chicos si un movimiento les parecía demasiado brusco, soltando chispitas para propulsarse y alejarse más rápido.

Llegaron a dar, en su avance, con un pequeño arbustillo que, aunque a primera vista parecía de lo más normal, llamó la atención de Cassandra por sus extrañas bayas transparentes, que la piscis pudo reconocer. Apenas un momento después, un movimiento entre los arbustos llamó la atención de los tres guerreros, que vieron aparecer ante sí, rodando por el suelo, una extraña criatura de aspecto juguetón, que quedó panza arriba cuando frenó un poco por delante de ellos. Aún del revés en el suelo, los observó con un brillo divertido en los ojos y soltó un gorgorito.


FdR- Plazo de posteo: hasta el próximo lunes a las 18.00
He revisado vuestras fichas y diarios. Cualquier modificación o adición en habilidades, mejoras o técnicas/hechizos que queráis hacer en las mismas se os contará en la misión hasta el próximo plazo de posteo. Desde que se publique el próximo post no aceptaré cambios. Debéis notificarme los cambios que hagáis, si los hacéis.

La verdad es que de momento no parece que por aquí haya muchas personas, o que las haya habido hace poco. Pero supongo que eso hará el registro más fácil, así que avanzo con las manos en los bolsillos y el hândall activo mientras sea pertinente.

-No -respondo a la pregunta de Seth-. Yo nunca había venido. Y creo que si hubiese estado antes sabía qué buscar exactamente -gruño para mí, apartando unas hojas.

La verdad es que el sitio tiene su cosa. Nunca había estado en un lugar semejante, y lo apreciaría más de no ser por esa dichosa luz, pero bueno. Lo acepto porque a mí esto de ver sitios nuevos siempre me ha gustado. Al menos mientras no me patean el culo, claro...
Aunque eso de las plantas que se mueven es un tanto turbio, ¿no? Llego a apartarme un par de veces de unas ramas que parece que se extiendan para tocarme.

-No sería la selva esta la que asedió a los de la isla, ¿no? -inquiero a mis compañeros con una sonrisa torcida-. Porque hostia...

Me planto, callando de pronto, frente a un par de árboles con cara que se mueven. Me acerco un poco, aunque mantengo la distancia de seguridad, examinándolo con cierto criticismo. Me vuelvo hacia Seth y Cassandra, escéptica, señalando con la barbilla a lo que no sé si es una planta o una puta estatua mágica...

-¿Alguien sabe qué son estas cosas? Qué chungo...

Estoy extendiendo una mano para rozar a una de esas... cosas, que tampoco sé si es una muy buena idea, cuando se nos lanzan encima unos boros. Esto es como estar en casa, eh. Solo que aquí no los educan, joder...

-Bueno, a ver, ¿es aquí o qué?

Me llevo las manos a la nuca, chistando fastidiada, cerrando un momento los ojos para relajar la vista. De hecho, si los vuelvo a abrir pronto es porque escucho algo.
Cuando bajo la vista me encuentro con una bolita que nos mira.
Enseguida me quedo paralizada.
Eso es...
Es...
Es total y absolutamente encant... moní... cosa guay. Creo que voy a empezar a temblar como no diga una palabrota ya mismo.

-¡Hostia! -me acerco un poco, con tiento-. Un lagarto.

Quiero... tocarlo...

-¿Qué pasa...? ¿Quieres jugar, eh?

Me acuclillo con cuidado frente a él. Quiero tocarlo, así que voy a...
Cierro la mano antes de alcanzar esa panza tan graciosa que...
¡Joder! No. Basta. Es como cuando veo al cachorro de la flamma sosa. Tengo que recomponerme. Que hay gente mirándome y no es cosa de que se piensen que soy aquí una blanda.
Miro alrededor estrechando un poco los ojos.

-No estará mamá por aquí, ¿verdad, escamoso?-. Me yergo un poco, agudizando el oído-. Porque las mamás se enfadan cuando te acercas a sus crías, ¿no? -comento, tensándome ligeramente-. No es un dragón, pero casi -les digo entonces a los otros dos-. Así que si ataca algo tengamos cuidado.

No quiero tener que dejar a un pobre animalito huérfano...
Tendría que llevármelo. Y cuidarlo... Y...

Por favor, Frikka... Ya está.


FdR- LO QUIERO ;O; ALEHYSS NO LO QUERRÍA, JUN NO LO QUERRÍA, PERO FRIKKA SÍ ;O; ¡¿POR QUÉ TANTA CRUELDAD?!

-Exactamente aquí no.- Le respondo al flamma.- Pero sí muy cerca.- Añado.


[...]



Miro a ambos lados. En mi cuerpo no se refleja nerviosismo excepto en mis ojos, que barren mi campo visual constantemente de un lado a otro, intentando no sacarle la vista de encima a aquellas "personas", queriendo verlas a todas a la vez. Ni se me ocurre tocarlas.

Me sacudo los boros de la mejor manera que puedo aunque no de forma exageradamente violenta. Sí. Son asquerosos pero sé que son inofensivos y que aún por encima te dejan reluciente. Creo que su viscosidad es un precio soportable por lo que los azoto, pero no en exceso.

Algunos pasos más adelante, algo llama mi atención. Troto hacia el arbolito y me agacho. Sabía qué era aquello y sabía quién las vendía. Seguramente Kane y Cora venían por aquí para hacerse con ellas. Entonces...

Trago saliva y rápidamente hundo las manos en la planta para arrancar un par. Corro hacia uno de los árboles-persona y le pregunto.- ¿Has visto a una niña pequeña que recogía estas bayas? Era... bajita... muy repelente... seguro que os ha dado alguna patada.- Le hablo con rudeza y seguridad. Quiero que me entienda si es que puede hacerlo. Sino: no he perdido nada.

Hago caso omiso al animal aquel ya que ha aparecido mientras preguntaba. Simplemente añado.- No lo toqueis mucho que igual tiene pulgas. Y luego uno de vosotros tendrá pulgas. Y poco después los tres tendremos pulgas. - Hago una pausa.- Si es que alguno no las tiene ya.- Acabo con una sonrisa jocosa.

-Dudo que sea un dragón.- Hablo mientras rebusco por todas partes restos de Cora o de alguien.- Los dragones necesitan cosas grandes que comer. Por eso son grandes, ¿no? ¿Has visto algún bismonte por aquí? Porque yo ninguno.- La intento tranquilizar. - Así que no te preocupes. Si vemos que se pone muy pesado, le daré una patada para que no nos haga perder tiempo.- Explico mientras guardo las bayas.

-Daremos unas cuantas vueltas más y sino hay nada nos iremos enseguida.

Empezamos a adentrarnos en el lugar. A lo largo de mi vida he oído un par de cosas de las islas, pero nada demasiado relevante, así que todo lo que voy viendo me sorprende, me llama la atención. La vegetación es extraña, los animales que vamos viendo también. No soy el único que no ha estado aquí antes, y parece que al menos a Frikka también le sorprende lo que vamos descubriendo a medida que avanzamos.

—Me pregunto cuánta gente habrá aquí —comento, llegado a un punto, sonriendo—. No parece que demasiada, al menos.

El lugar parece un inhóspito, salvaje, aunque no desagradable. Raro sí, claro, porque no es muy normal ver plantas con un aspecto tan humano, pero no me llega a resultar grotesco, sino algo simpático. No puedo evitar preguntarme si la vegetación sabrá hablar.

—¿Creéis que los árboles sabrán hablar? —pregunto, curioso, apartando la mirada de uno de ellos.

Me sacudo los boros con cuidado, sonriente. Siempre me han parecido unos animales curiosos, graciosos.

De pronto un animal sale de detrás de los arbustos y aparece ante nosotros, rodando por el suelo. Cuando se detuvo, quedando panza arriba, no puedo evitar esbozar una amplia sonrisa. No tengo claro qué es, pero es simpático, como un perrito o así.

Observo a Frikka en silencio. A ella también parece haberle gustado. Durante un segundo me planteo acuclillarme yo también para jugar con el animal, pero acabo descartándolo porque igual nos metemos en algún problema y todo esto se retrasa.

—No parece muy peligroso —comento. Tras una pausa, añado—. Aunque, bueno, es un cachorro. Dudo que haya algún cachorro que lo parezca...

Me pregunto qué animal será este. Ninguno de nosotros parece saberlo.

Los chicos buscaban entre la maleza, sin tener, al menos dos de ellos, muy claro qué era lo que había que buscar. Era evidente que el lugar tenía mucho de particular y llamativo. En concreto, los árboles de aspecto humanoide parecían haber llamado la atención de los chicos. A las preguntas de Cassandra, se revolvieron en su sitio. Uno de ellos se tapó la cara con las ramas, botando en el sitio como si riera, aunque sin emitir el menor sonido. Otro continuaba sus peinados, aunque aquella vez con mayor rapidez que antes. Un tercero comenzó un movimiento de vaivén circular que, poco a poco, fue imitado por sus congéneres. Ninguno de ellos parecía comprender ni hablar.


El animalito en el que se ocupaban Frikka y Seth, por su parte, se movía por el suelo en un amago de serpenteo, observando a su alrededor, olfateando a los chicos y soltando algún que otro sonido, una especie de cacareos que, con un poco de imaginación, podían llegar a evocar la idea de carcajadas. Y entonces, al ver a las plantas en movimiento, el animalito se detuvo en seco, alzó las orejas con atención y, de un salto, se zambulló entre unos arbustos cercanos.

Antes de que los chicos tuvieran tiempo de preguntarse el por qué, la respuesta apareció ante ellos.


El nuevo espécimen poco parecía tener en común con el pequeño que acababa de esconderse. De aspecto fiero y poderoso, su cuerpo blanco destacaba completamente en el entorno selvático. Con un chillido tan agudo que resultaba desagradable para el oído, se lanzó sobre Seth sin un atisbo de duda. No parecía importarle llevarse por delante ramas o cualquier otro obstáculo que se pusiera en su camino.

FdR.: Cassandra ha conseguido dos bayas de mandla.
Tenéis para postear hasta el jueves 4 a las 23.59

Miro a Seth de reojo cuando habla. Acabo por finalizar el hechizo, porque empiezo a fatigarme, y de momento no es que haya habido algo súper revelador que ver. Aunque tampoco le voy a dar la razón exactamente, porque supongo que la gente se ocultaría si estuviese, no quiero perder mucho tiempo dando vueltas por aquí si no es necesario.
Aunque con el pequeño escamoso en escena la cosa se ha vuelto distinta. He de admitir que es de lo mejor que podríamos encontrarnos. Siempre me han gustado los dragones, pero los falsos dragones de las islas son animales mucho más aptos para tener de...
Que no, que no... Que tengo que centrarme en la misión, demonios.

Mientras Cassandra parece más concentrada en la recolección de plantas (y en hablar con ellas, que eso sí me deja un poco alterada) yo llego a coger una rama para movérsela al bicho delante.
Bueno, que no es un mecña ya lo sé, pero si cuela... Aunque el falso dragón este no tarda en largarse por donde ha venido.
Da algo de pena que nos deje, la verdad. Miro a Seth, que estaba conmigo, como buscando su comprensión al respecto, pero no hay mucho tiempo para sentimentalismos.

Se me despliegan las membranas del sobresalto al escuchar el chillido y tiro la rama al suelo.
¿Mamá o papá? ¿De quién se trata?
Y, cuando aparece, diría que de papá. Y que mamá era de claritas para arriba. Y no tengo tiempo para mucho más porque quiere charlar con Seth, que está demasiado cerca de mí (teniendo en cuenta las dimensiones de ese lagarto) como para que me sienta segura.

De hecho, es demasiado grande como para que pensar en un baadha me haga sentirme segura.

En un acto reflejo busco coger algo de Seth: su brazo, su ropa, su él... Me da igual. No me fijo. Algo. Busco tirar con fuerza, con la que tengo, claro, hacia mí, para que espabile y se aparte como sea, impulsándome al mismo tiempo  para alejarme lo más posible de esa cosa.
No quiero ver una persona sin la mitad del cuerpo.

-Garves -siseo al segundo siguiente, apuntando a la cabeza del bicho.

FdR- Por supuesto, entenderé que las acciones de Seth pueden hacer imposible que lo agarre, por ejemplo, así que que nadie se sienta coaccionado XD

A unos pasos de Frikka, observo al animal, tranquilo, sonriente, pero sin llegar a acercarme nunca demasiado, y sin perder del todo la atención en mi alrededor; el animal es muy mono, y dan ganas de acuclillarse y acariciarlo, jugar con él, pero este no deja de ser un lugar peligroso, al menos en teoría. Pese a todo, cuando el animalillo decide irse, me sorprendo un poco; frunzo el ceño entonces, y alzo la mirada, buscando algo.

Ese algo no tarda en llegar, al momento está chillando y lanzándose contra nosotros, o más exactamente, sobre mí. Mi primera reacción es retroceder, impulsándome hacia atrás todo lo veloz que puedo, buscando con el propio salto desviarme hacia un lado, el izquierdo, tratando así de salir de la trayectoria de su embiste. Si lo conseguía, desenfundaría el sable, en caso de tener tiempo suficiente; si no, si lograba esquivarlo pero la bestia reaccionaba con demasiada rapidez como para permitirme armarme, trataría de lanzar un flagare a su cabeza, buscando desestabilizarlo.

fdr ??? no sé si frikka lo agarra o no, pero por mí que lo haga, idc

Agito el árbol con ambas manos, espabilándolo.- Oye, pedazo de corteza, deja de reírte y habla conmigo.- Si se ríe es porque sabe algo, ¿no? O puede ser que solo sea idiota.

Bufo y me echo el pelo hacia atrás. Desde luego Cora no tiene pinta de estar por aquí. Si ella estuviera hubiese extinguido a estas niñas idiotas y repipis y se habria hecho un barco con sus cabezas.
Tsk...
¿Si sabía desde un principio que esta no era la isla, para qué demonios he venido? Maldigo para mis adentros sin prestar atención a los chavales.

-Oíd, lo he pensado mejor y creo que será mejor que nos larguemos y vayamos al grano. Perdón por entreteneros viniendo aq...- Enmudezco al escuchar y ver aquella monstruosidad correr hacia ellos.

Los segundos parecen horas.
Pienso. Trago saliva. Agarro a Korvas y sin embargo, me cuesta moverme. Quiero pensar antes pero no tengo demasiado tiempo. Mi magia no es nada buena y estoy demasiado lejos como para llegar a tiempo Siento culpa y una presión me golpea el pecho. ¿Les he condenado?

Pienso en Lyo, que dentro de unos años podría ser uno de ellos, como Seth o Frikka, y me llevo las manos a la boca, aterrorizada, dejando caer al suelo mi arma voluntariamente por primera vez desde que tengo uso de ella y un par de convulsones que evolucionan en llanto. ¿Por qué? Kane, cuídale.
Ahora, tan lejos de él y con la muerte tan cerca, me siento débil. Una madre horrible que no valora lo que tiene y a este paso, madre de un huérfano.

No... no puedo actuar. Ya es demasiado tarde. Sólamente me queda observar.
¿Por qué me habré alejado de ellos?

Caigo de rodillas con un brazo tembloroso extendido hacia ellos, esperando y rezando a Mithos que sean capaces de zafarse.

FdR: Qué. Qué te pasa. *la agita* Estúpida. Tú antes eras pro. *la agita más fuerte* Taaagh Antes molabas! ¡Maldita mojigata que va de dura!

Mientras Cassandra intentaba sacar algo en limpio de aquellas plantas de aspecto tan particular, los chicos se encontraron en problemas. Su reacción resultó algo torpe, pero eficaz pese a todo. Frikka, rauda, tiró de Seth hacia sí, tratando de hacerse con él a un lado. El chico, por su parte, trató de impulsarse con el mismo fin. Sin el impulso del chico, Frikka apenas habría sido capaz de moverlo. Sin la rapidez de ella, el flamma no habría conseguido salir de la trayectoria del animal a tiempo.

Pero, por los pelos, escapó a sus fauces, sintiéndolo pasar justo por delante de sus narices antes de tomar tierra frente a ellos, barriendo a su paso parte de la maleza, que no parecía estorbarle en lo más mínimo. Mientras él apoyaba sus poderosas garras en el suelo, rectificando la dirección hacia ellos, los chicos se tambaleaban, tratando de recuperar el equilibrio tras su torpe huida. Cassandra, por su parte, estaba demasiado lejos para actuar, y además parecía tremendamente conmocionada.

Fue Frikka la primera en tomar medidas, apenas consiguió una mínima estabilidad, lanzando un garves contra el dragón antes de que este tuviera tiempo de impulsarse de nuevo hacia ellos. El animal pareció dudar un momento. Mostrando sus enormes colmillos, abrió las fauces para dejar escapar un amenazador gruñido gutural. No parecía sentirse amenazado, realmente.

Pasados los segundos en que el garves hacía efecto, procedió a lanzarse de nuevo sobre su presa.


FdR- Próxima actualización el lunes a partir de las 18:00

Seth sigue entero. Es un alivio. No lo conozco demasiado, admito, pero creo que verlo partido en dos hubiese sido desgarrador. Tiene un algo que lo hace simpático, aunque eso es algo que no admitiré en voz alta.
Pero no hay mucho tiempo para darse palmaditas en la espalda, desde luego. La mierda esa contraataca.

Bueno, visto que no parece interesado en mí creo que lo mejor será... desinteresarlo de Seth.
¿Desde cuándo me he vuelto tan blanda? Yo antes hubiese dejado morir a mi madre por...
Bueno.

-¡Âchnam! -invoco, apuntando a la cabeza del bichejo, tratando de distraerlo un momento para ver si deja en paz al... escamoso. Creo que sabré escurrirme. Es muy grande.

Entonces mis ojos se cruzan con algo... Con alguien...
No, estaba bien al principio.
Aprieto la mandíbula, indignada, tratando de distraer lo mínimo posible la atención del combate.

-¡Tú! ¡Levanta el culo y haz algo o aléjate de aquí! -ladro a Cassandra, desde mi posición-. ¡Pero si la vamos a palmar me gustaría que por lo menos no estuvieses llorando en el suelo a dos metros!

¡¡Joder!! ¡¿Qué le ha dado?! ¡Hasta entendería que escapase, aunque la llamase cobarde! Es una buena bestia. Pero quedarse ahí es casi un insulto, hostia.

Desenvaino la katana. Yo también tengo colmillos, aunque preferiría que te fueses por donde has venido, lagarto.
Hay comida más rica por esta selva, estoy segura.

FdR- Siento su desprecio XD Es la situación.

Aunque sea por poco, logro escapar de la trayectoria de la bestia, gracias a la ayuda de Frikka, a la que le dedico un rápido vistazo, agradecido, cuando ambos recuperamos el equilibrio. Desenvaino entonces el sable: aunque no sé cuán efectivo será contra una bestia de tales características, imagino que me servirá aunque solo sea para defenderme. Lo coloco en una posición defensiva, de forma que me cubra buena parte del torso, y con toda la velocidad que puedo alcanzar, retrocedo, tratando no solo de apartarme de él, sino de salir de su trayectoria.
Si me veo relativamente a salvo, si logro escapar de su ofensiva, con la mano libre lanzaría un flagare dirigido a su cabeza, el mismo lugar al que Frikka lanzó su hechizo, esperando que entre ambos logremos al menos despistarlo un segundo. Si no, seguiría intentando alejarme de él.

La piscis está lejos de nosotros, y parece incapaz de atacar; está en el suelo, de rodillas, y su expresión parece el vivo reflejo de la conmoción. No entiendo qué le pasa, por qué actúa así, pero sí creo que no es la actuación adecuada para un momento como este. Si no quiere luchar, debería irse, mantenerse a salvo al menos.

Más pronto o más tarde, los tres guerreros acabaron por decidirse a pelear. Parecía evidente que la más rápida, la que antes tomaba sus decisiones, era Frikka, que trataba de confundir al animal con su magia. Su hechizo pilló a la bestia en pleno salto, y llegó a hacerla parpadear, soltando un pequeño gruñido, pero no tuvo más reacción al respecto.

Siguiendo su trayectoria, se lanzó a por el flamma que, aunque no tan rápido como su compañera, contaba con los instintos de supervivencia suficientes como para hacerse a un lado e interponer su arma entre ambos. El filo de su espada cortó la piel del animal junto a la comisura de la boca, hundiéndose entre las escamas sin demasiados problemas. Sin embargo, como Seth estaba retrocediendo, el corte fue superficial. El hechizo, por otra parte, no pareció afectar en absoluto a su adversario, que ni se inmutó.

No retomó, sin embargo, su ofensiva. Desde el lateral, Cassandra se lanzaba contra él espada en mano, y su intención de hundir el filo en la carne parecía más clara que la de Seth. El animal se volvió hacia ella con un chillido ensordecedor, golpeándola con una garra y lanzándola un par de metros por el aire y aturdiéndola un tanto. El vestido de Cassandra, ya rasgado por ella misma anteriormente, parecía cada vez más un montón de jirones, aunque las garras no llegaron a traspasar muy profundamente su piel.

El animal se abalanzó tras ella, dispuesto a acabar con su atacante, con los colmillos por delante.


FdR- Tenéis para postear hasta el jueves a las 18.30.

No diría que mi hechizo haya sido tampoco el fin de su vida. La verdad es que no parece que le haya preocupado demasiado, y eso que era la cabeza.
Me parece un poco cruel este trato. Un animal nos ataca y entonces nos lo cargamos. Vale que es supervivencia, pero bueno. Tenemos que investigar la isla, ¿no? Y preferiría hacerlo con todos los miembros en su sitio. Y todos los miembros de Brontë vivos.
Tampoco Seth parece tener mucho más éxito en esto de derrotar dragones. Lo miro un momento, buscando alguna indicación, pero no pierdo mucho el tiempo.

Al menos la piscis reacciona. Aunque, joder, no sé si era mejor que llorase, porque lo que veo poco después de verla correr hacia el lagarto es verla volar en dirección contraria.
Vaya hostia. Podía haber sido yo. No es gracioso.

-¡Garves! -invoco de nuevo, lanzándome enseguida hacia el cuerpo del colosal animal. Aunque no soy tan rápida como para teletransportarme y sacarla de ahí, así que tendrá que mover el culo-. ¡Sal de ahí!

¿Que si no tengo miedo? No he pensado mucho en ello ahora mismo. Supongo que sí.

Katana, gancho, cuchillo... Desde luego, herramientas tengo. Pero no diría que frente a él parezcan más que un palito, un anzuelo y...
Bueno, la katana ya la he sacado, así que probaré suerte con ella. Pretendo aprovechar que el lagarto me da la espalda para punzar su ala izquierda, aprovechando la fuerza de la carrera. Supongo que eso dolerá algo más que la cabeza, si llego.
Claro que cuando se enfade...
Yo soy de lamentarme después, supongo.

Ha dolido demasiado. Quizá debí haber gestionado mejor mis fuerzas renovadas, pues ahora ya pocas me quedan.
Desde el suelo, agito la cabeza para liberarme del aturdimiento, aunque poco me dura el descanso, pues viene hacia mi no sin ganas.
Trago saliva e intento moverme, pero me duele todo el cuerpo y aún necesitaría algunos minutos para recuperarme. Bufo, odio hacer magia.

-¡Baadha!- Sólo espero que el viejo chivo parvus me haya enseñado bien la palabra y no meta la pata, pues es la primera vez que lo utilizo.
Al ver el hechizo entre la amenaza y mi cuerpo, respiro algo más aliviada, para luego concentrarme con todas mis fuerzas para hacerlo más fuerte por poco que sea.

Me tiemblan las piernas y mi quijada baila. Es la primera vez que confío en la magia y no en el acero. Es un todo o nada, supongo.

Por suerte, logro interponer el sabe entre mi cuerpo y la bestia, defendiéndome así de su ofensiva. El animal no parece tener intenciones de retomar su ataque, y aunque en un primer momento siento cierto alivio, no tardo en volver a precouparme. La bestia se dirige a la piscis, que parece haber reaccionado...
Solo para acabar siendo lanzada por los aires.

Frikka reacciona antes que yo, lanzándole un garves, dirigiéndose al momento hacia la bestia, veloz. Yo la sigo al momento, todo lo veloz que puedo. En mitad de mi avance, lanzo yo también un hechizo, un flagare que busca impactar em la cabeza del animal. Mi magia no es demasiado fuerte, ya lo he comprobado antes, pero espero que pueda al menos distraerle un poco, aunque sea una molestia tan ínfima como la que pueda producirte un pinchazo.
Mi siguiente movimiento es también igual al de la caeruleus. A pesar de que probablemente luego no sea capaz de defenderme lo suficientemente rápido, intento clavarle el sable en la ala derecha, la contraria a la que Frikka ha escogido, esperando que el dolor producido por ambos sea suficientemente como para distraerlo de la piscis.

Pese a que eran tres contra uno, los chicos no parecían muy bien coordinados, y era evidente que les costaba hacer frente a su atacante. Frikka era la única que parecía tener una idea de cómo llevar aquello, y la que mayor iniciativa mostraba para ocuparse de la bestia, pese a que parecía evidente que no confiaba en poder imponer su fuerza si no contaba con apoyo por parte de sus compañeros.

Su hechizo habría tenido algún efecto si la bestia no tuviera ya clara su posición y movimientos. Esta, incluso cegada, se lanzó contra Cassandra con las fauces abiertas, dispuesto a triturarla en un instante, atravesando la barrera de Cassandra como si esta ni siquiera estuviera allí. El flagrare de Seth, que en aquel momento lo alcanzaba, tampoco pareció hacerle ni cosquillas.

Quizás lo que salvó la vida de Cassandra fue el filo de Frikka que, una vez punzó las escamas del animal, se internó en la carne sin encontrar mayor resistencia a su paso. Ese gesto debió ser doloroso para el animal, que no pudo evitar girar ligeramente la cabeza, en un gesto involuntario de dolor, soltando un chillido. El resultado fue que uno de sus colmillos atravesó de lado a lado el hombro de Cassandra, perforando su carne y dislocando la articulación con un desagradable chasquido.

Seth, más lento que su compañera, clavó entonces su propia arma en el lado contrario del animal, y su espada se hundió en la bestia con incluso mayor eficiencia que la de su compañera. El animal se sacudió, chillando enfurecido, y acabó por soltar de entre sus dientes a una Cassandra aún consciente, que cayó al suelo ante él. El animal trataba de volverse hacia los espadachines, sin tener muy claro cómo deshacerse de ellos sin sufrir mayores daños, al sentir los daños a ambos lados del cuerpo.


FdR.: Lo siento por Cassandra, que se está comiendo todas las hostias. INÚTILES. (No, es bromita). Tenéis hasta el domingo a las 21.00 para postear.