Observatorio.

No sé si reírme o no del primer comentario del hombre. Si es un chiste, que lo parece por su risotada, no es que me haga demasiado gracia... Además, si digo algo igual suene grosero por meterme con su raza.

Pero por suerte enseguida pasa a repasar los nombres.
-Heylel, así me llaman -.Indico para luego preguntar. -¿y, sería mucho preguntar su nombre? - Le hablo con cortesía. Si algo me han enseñado siempre es a tratar con respeto a los amyores.

Presto entonces atención al comentario de Elektra y miro por la ventana.
- ... Hombre, hay gente que se queda hasta tarde por fuera -.Comento con curiosidad. Al mirarlos a ambos me encuentro un poco fuera de lugar. Casi me siento mal, como si tuviesen que hablar de su tierra y no pudiesen porque alguien que no tiene ni idea de tierra estuviese allí.

Sonrío ampliamente, pero respondo primero a la dama, más por diversión que por normas de cortesía.

- No te prreocupes, pequeña, que la batalla ya ha terrminado. Parrrece que el piscis ha sido abatido.

Entonces hago una leve reverencia a ambos, aunque el gesto en sí sea ridículo teniendo en cuenta mi posición con respecto a ellos.

- Mi nombrrre es Nagorr Brumm y soy...

Sonrío y observo a la chica, esperando paciente, preguntándome si sabe cómo terminar la frase.

Al parecer lo que ocurría en las afueras del palacio era una batala, aunque ya había terminado. El nombre del parvus resonó en mi cabeza, y fue entonces cuando me di cuenta.

- ¡Nagorr Brumm! - Exclamé abriendo los ojos como platos y tapándome la boca para evitar que denotasen mi sorpresa - ¡Uno de los grandes jefes parvus! - añadí completando las palabras del poderoso.

Me acerqué a él y le dirigí una reverencia casi exagerada.

- Es un honor - comenté con la compostura seria, el trato con él debía ser ante todo respetuoso -. Señor Brumm.

Casi me cuadro allí mismo al escuchar su nombre. Nagorr Brum... Luego la parvus dijo lo que yo habría exclamado -pero más bajito, claro-

- Igualmente, jefe Brumm. -Indico con una nueva reverencia de mis alas. ¿Qué más se le dice a un líder de raza? ... Era con el primero que me encontraba en el Palacio. Sabía que había algunos, pero no que apareciesen de sorpresa. Le diría también que es un honor, pero como ya lo ha dicho Elektra temo sonar como un falso adulador.

Río sonoramente durante un buen rato, y luego quito importancia a mi cargo, el que me he ganado con mucho trabajo y merece esa importancia que le resto.

- ¡El honorr es mío! AJAJAJAJA. Crrreía que los guerrrerros que no trrrataban de matarrrse entrre sí errran cuentos de viejas, perrro veo que sí que existen AJAJAJAJA.

Y de verdad es un alivio saberlo, porque parece ser que no solo Lester y Dehnel dan problemas, y un ejército sin disciplina no tiene mi bendición.

- Disculpad si soy un poco escandaloso, perro hace mucho que no hablaba con gente AJAJAJAJA. Soy un solitarrío.

El jefe se mostraba bastante cercano, supongo que no le gustaba el trato formal y cortés que suponía ser jefe de raza. Empecé a notarme un poco tensa, quizás fuese por la presencia de Nagorr. Además, estaba cansada, aún no había repuesto todo el cansancio del viaje.

- Lo siento - disculpe bajando la cabeza -. He de irme.Parecía que me marchaba por la presencia del jefe, pero no era así, estar cerca de él era todo un honor.

- Es algo urgente, lo siento - añadí tratando de parecer que la razón por la que abandonaba la sala era de peso y no una simple escusa.

Sin darle la espalda al jefe Brumm, abandondé la sala.

*Se va*

FdR: Lo siento,e s que me voy a dormir que tengo mucho sueño xp

Me atrevo a sonreír un poco con las respuestas del jefe. Para la posición que tiene se muestra muy amigable. Entonces Elektra informa de su partida. Pues vaya...

-Un placer, Elektra -. Le digo cuando se va, a modo de despedida. Ahora quedamos el jefe parvus encargado en el palacio y yo... ¿Y ahora qué?

- Ha dicho que no creía poder ver a dos guerreros sin enfrentarse, ¿quiere decir que ha habido muchas peleas en Brönte? - Pregunto con tono cordial. La verdad es que me preocupaba estar en un lugar en el que se suponía que se luchaba unidos si cada día había dientes rotos.

Me despido de Elektra con un gesto y una sonrisa y luego presto atención al curioso aether.

- Parrra empezarrr, Rick Dehnel y Alehyss Lester. Ya llevan trrres o cuatrrro. Nunca fui muy de números AJJAJAJAJA. Esperro que tú te comporrrtes, Tulvind.

Lo miro fijamente varios segundos más, sin dejar de sonreír, pero sin reír tampoco, evaluando su reacción. Entonces, repentinamente, cambio de tema.

- Parrrece serrr que estás casado, ¿me equivoco?

Atiendo con interés a las respuestas del líder. Alehyss y Rick peleándose cada dos por tres...Vaya, eran de los que mejor me habían caído. que mal...

Entonces el jefe Brumm me llama por mi apellido. Me sorprende un poco al principio y me quedo mirándolo, pero supongo que todos los jefes llevan cuenta de los que entramos en el Palacio. Luego pregunta por mi matrimonio y no puedo evitar un ligero rubor de vergüenza mientras miro a otro lado.

-Eh... Sí, señor. Lo estoy desde hace unos tres años...- Comento con una sonrisa comprometida.

Asiento un par de veces y acaricio mi barba marrón y poblada con la mano derecha en dirección ascendente al compás que marca mi cabeza. Finalmente, tras un "ya veo, ya veo" musmurado, introduzco mi mano derecha en la manga izquierda y extraigo una cadena plateada de la que pende una piedra circular y verde, mediana, cuyo color está degradado en forma de espiral.

Sonrío más, tomo la mano del aether y coloco el colgante en ella, cerrándola luego.

- Es un amuleto del viento. Dile que es de parrrte de Nagorr Brumm, ¿vale? Ah, y buenas noches.

Y entonces desaparezco.

*se esfuma XD*

El líder tarda un momento en hablar después de decirle que estoy casado. Encontes introduce una mano en su bolsillo y me pone una piedra en la mano. al parecer es un regalo. Vaya...
Abro un poco más los ojos, sorprendido por su gesto.

- Muchas gracias...- Digo al hombre, todavía sorprendido. Entonces desaparece en mis narices sin tener tiempo a decirle mucho más. Menuda sensación...

Abro la mano y me dedico a mirar la piedra. Apenas pesa y tiene una apariencia resistente. Saco de mi bolsillo una pequeña lupa y me la pongo en el ojo, agarrándola cuando lo cierro sobre ella para mirar mejor el material.

-Roca del aire... -Susurro con una sonrisa. Luego vuelvo a guardar la lupa y posteriormente la cadena cortesía de Nagorr Brum.
Amplio mi sonrisa y, aunque sé que ya no está allí, vuelvo a hablar.

-Gracias -. Entonces decido que ya es bastante tarde y será mejor que me vaya a las habitaciones. Mañana me encargaré de enviar esto con la carta.

*se va*

Mis ojos se abrieron como platos al ver semejante sala al final de la escalera:
Había telescopios, mapas... carteles en las paredes con distintas constelaciones... libros de astronomía... mas mapas...
-BUAAAAAAAA! como mola! nunca había estado en este lugar... debe ser un observatorio o algo así.
Entonces un boro salió justo cuando yo entraba.
-Que bichos mas raros...- musité. Mira Tristán! cuanto sitio!

Silencio....

Era perfecto: parecía que aquí no subía nunca nadie... estaba muy limpio todo y muy ordenado.
-Me quedaré aquí todo el día! Alejado de Rick, Blues.... Que bien me lo voy a pasar!

* me quedo foscallando en todo xD*

Sin darme cuenta de que el tiempo pasaba inexorablemente, alcé la vista y me di cuenta de que llevaba todo un día prácticamente en el observatorio... y no era de extrañar, puesto que ese lugar era fantástico. Me pasé casi toda le noche viendo estrellas maravillosas y luego me puse a leer unos libros la mar de interesantes... aquel sitio era fantástico... pero ya había estad demasiado tiempo en el, así que decidí irme a tomar un poco el aire.

*se va*

No conseguí llegar a la torre. De hecho, me preguntaba si se podría. Sin embargo, llegué a un lugar mucho más interesante. Abrí la puerta con cuidado, con las esperanzas de encontrar otra habitación vacía, y, aunque esta en cuestión también lo estaba, no me importó en absoluto. Ante mí se encontraba el observatorio más bonito que había visto en mi vida (de hecho no había vito ninguno, pero aquel detalle carecía de importancia).

Gracias al lugar por fin descubrí más o menos qué hora era. Era de noche, y la luz que se colaba por el tragaluz hacia el telescopio provenía tan solo de la luna, visible desde donde yo me encontraba. Qué visión tan hermosa... Me aproximé al telescopio y miré a través de él con cuidado, pues podría ser delicado. La noche estaba clara, y, aunque la luna brillaba en toda su intensidad, se apreciaban toda suerte de estrellas. Localicé con facilidad las constelaciones más importantes y nombré las pocas estrellas que conocía. Mis conocimientos eran demasiado limitados para lo que me habría gustado, sin embargo.

De todas formas los libros estaba para ser consultados, ¿no? Cogí el primero que encontré y me dispuse a leerlo, sentada en un rincón. Allí, con la luz de la luna como mi única compañera, pasé el tiempo ojeando libros.

*se queda absorta en la lectura*

¿Cuánto tiempo habría pasado? Las horas pasaban muy deprisa cuando una se enfrascaba en la lectura. Me di cuenta que, desde que había entrado en el palacio, nunca había controlado bien el tiempo. Eso me ponía un tanto nerviosa.

Me sentía muy entumecida de estar tanto tiempo en aquella postura. Me estiré cual gato por segunda vez en el día y rápidamente me levanté, sintiéndome ágil de nuevo. ¿Qué debería hacer ahora? No tenía ganas de volver a dormir, a pesar de lo oscura que estaba ya la noche. Finalmente pensé que sería buena idea salir a observar los alrededores, ya que no me había parado a verlos con detenimiento la primera vez. Era tarde, pero no esperaba encontrarme ningún peligro en los jardines. Al fin y al cabo, en aquel castillo estábamos todos en el mismo bando, al menos según ellos.

*se va*

Llegué al final de las escaleras un poco cansada, pero eso no iba a detenerme. Por algo había hecho aquel enorme viaje hasta aquí en bismonte... que por cierto, no es muy cómodo que se diga.

Me senté en una butaca muy reconfortable, dejé mi rodillo en una mesa y saqué de mu viejo zurrón un ovillo de lana y unas agujas.

Me puse a tejer. Me encantaba hacer ropa. Me relajaba.

-mmm que bien se está aqui...- pensé con una sonrisa.

El sol entraba a borbotones por las ventanas... una cálida sensación embriagaba toda las sala y la luz, hacía visibles las pequeñas motitas de polvo que flotaban en el ambiente.

Entonces entró un boro.

-Oh, que cosa mas rica, ven pequeño, pequeño...- el boro se acercó un poco, por lo que lo acaricié suavemente- Ala, ahora vete, vete, y haz lo que tengas que hacer...

Yo siempre había soñado con tener un boro de esos... me habría quitado mucho trabajo en mi casa....

*se queda tejiendo*

Abrí la puerta del observatorio bastante despacio... era temprano y no quería hacer ruido.
Entonces se me calló la boca hasta el suelo cunado ví a una anciana sentada y dormida, cual abuelita de cuento en un sillón orejero enorme, en sus manos tenía agujas de tejer, y lo que parecía medio jersey de lana... seguramente la señora se habrá quedado dormida mientras lo hacía.
La inspecioné un poco... de qué raza sería?... no era ni flamma, ni aether, por supuesto... mmm... ¿parvus? no, era demasiado alta para ser una parvus... sus orejas... decididamente no era ni caeruleus ni cláritas... porque ellos tienen orejas en pico... sería una piscis?... me fijé en sus manos, pero no tenía pliegues entre los dedos... aunque estuviesen replegados, esos pliegues se pueden ver sutilmente... al fin y al cabo, es piel...
-Entonces... mmm debe ser una... chrysos.-musité. Justamente en ese momento, yo me encontraba casi nariz con nariz con la dichosa vieja, por que la estaba inspeccionando de cerca...- no está muerta... respira- siseé- justo en ese momento, la anciana habrió mucho los ojos, de golpe, la brillaron mucho durante unos segundos-
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH NO ME COMAS! - dije hechándome hacia atrás de un salto y corriendo asta ponerme detrás de un montón de libros, dejando solo a la vista mi rubia cabeza, que temblaba mientras observaba a la vieja chrysos.

Sentía una vocecilla a mi alrededor... y entonces una respiración muy cerca mia...
Abrí los ojos y los iluminé fuertemente para intentar asustar a quien estuviese en frente mía...
y como esperaba, dio muy buenos resultandos.
-Jajajajajajaja reí poniéndome de pie.
El niño salió despavorido ante el susto que le había dado.
Entonces me acerqué a el despacio
-Anda rubito, ven que no te voy a hacar nada. Me llamo Adela, ¿y tu? ¿vas a decirme como te llamas?- dije con una cálida sonrisa.

La señora, era definitivamente una Chrysos... se rió al ver mi reacción.
Entonces se acercó amablemente hacia mi, estendiendo una mano... se llamaba Adela

Salí lentamente de mi escondite y dije timidamente:
-Silvanus Kettleburn, me llamo Silvanus...- me crucé de brazos e hinché los carrillos- no me llame rubito... que ya no soy un niño- dije con altiveza.

-¿Silvanus?¿que clase de nombre es ese? En mis tiempos se ponían nombres decentes, no esa porquería... Bah! si ya no me acuerdo de tu nombre... No me lo digas, no me lo voy a aprender... que mi cabeza ya tiene bastante con recordar todo este Palacio de memoria...-entonces el huesudo ese dijo que no le llamaran rubito, por lo que le dí con el rodillo en la cabeza- ¡como te atreves a rechistarme! pues ahora te voy a llamar "rubito", dije con sorna.
Entonces me fijé... este niño estaba en los huesos...
Saqué un bocadillo de chorizo y queso de mi zurrón y se lo metí de golpe en la boca:
-Anda, come... ¿no ves que solo tienes el pellejo y los huesos? menudo guerrero de pacotilla.
Siéntateme aquí- dije empujándolo al sillón- y no te levantas hasta que te lo termines.Entonces vi que tenía la camisa manchada...
-Serás guarro... dáme eso ahora mismo dije tirándo de la camisa.

PLOC!- un golpe seco golpeó mi cabeza...
No merecía replicarle... no quería que me diese otra vez con aquella arma de destrucción masiva de cráneos...
como dolía...
Entonces, sin mediar palabra, me metió un bocadillo hasta la garganta... llevaba chorizo... HORROR
Intenté explicarle que era vegetariano, pero no me dejó, simplemente me lo tube que comer, muy a mi pesar o no me dejaría levantarme del asiento en el que me sentó tan bruscamente...
-Señora... dije con la boca llena... yo no... chorizo...
Entonces me dijo que le diese la camisa.. no iba a rechistar a una señora con un rodillo... eso nunca...
Me la quité, con el bocadillo aún en la boca...

-Tome... musité de mala gana.

-Madre del amor hermoso!- dije asombrada al ver su torso desnudo, entonces le dí otra vez con el rodillo- TE PARECE NORMAL ESTAR ASÍ DE DELGADO!??? SI TE ESTOY CONTANTO LAS COSTILLAS! TOMA OTRO BOCADILLO... cometelo mientras te limpio esta mancha...
...


Al cabo de un rato, le devolví la camisa como nueva, y el chico ya se había comido los dos bocadillos
-Ala, ala, dije levantándolo de un tirón y dándole una palmada en su pequeño culo- a correr por ahí, que ya no te quiero ver delante.. fuera, dejame terminar el jersey- dije mientras sacaba un bocadillo de chorizo y le daba un enorme mordisco.

Adela se impresionó de mi extrema delgadez... no era para tanto... supongo...
Entonces sin venir a cuento, me dió otra vez con el rodillo en la cabeza.
-SEÑORA! QUE ESO DUELE! entonces me echó otro bocadillo a la cara...
"será mejor que me lo coma... no quiero que me de otra vez" - pensé

Entonces se fué durante unos minutos y volvió con mi camisa limpia.

-Gracias! viva! mi rpoa esta limpia! - iba a darle un abrazo, pero entonces me echó de mala gana...
Sería mejor hacerle caso.
-Bueno, yo me voy.. chao!


*se va*

-Bah! pensandolo mnejor, ahora no me apetece ponerme a tejer... voy a dar una vuelta por fuera.. quiero respirar un poco de aire fresco...*se va*

Subí al observatorio para despejarme un poco... la noche anterior me había quedado dormido en un sofá de la sala comun, por lo que me dolía un poco la espalda.
Cogí un telescopio y me puse a ver estrellas... hacía una noche preciosa.