Comedor

Le veo venir porque quiera que no, le conozco, y en cuanto él deja su jarra a un lado, yo le imito, tirando la mía hacia atrás a donde sea que tenga que caer. Me da iguah. 

(FdR: http://25.media.tumblr.com/89300b12cc390dd27f3f7e3da602532b/tumblr_moc4gkHp5V1qzz5nyo1_500.gif )

- ¿La has mord-

Escucho como Massen Dew dice que mis piernas no se mueven, que es la habitación y, cuando me fijo un poco me doy cuenta de que tiene razón. La sala se mueve como en ondas marinas, como si todo fuese un mar ondulante en el que estábamos sumergidos. Empiezo a tambalearme y hago gestos de nadar para mantener el equilibrio.

—Massen Dew, hay que nadar para no hundirnos, hay muchas olas —Le informo, agarrándola para que nade conmigo y, de paso, apoyarme un poco. Cuando consigo un poco de estabilidad la miro, miro su cerveza y estiro el cuello para beber desde mi posición. Parece que cuando más bebo más sed tengo. Luego vuelvo a mirarla y me lamo los morros porque se me han llenado de espuma. —Massen Dew, tienes que ser una buena guerrera porque tendrás que ser buena madre para nuestros hijos. Porque los hijos de los malos guerreros son devorados por bestias y nargüinos. Y tendrás que dar a muchos hijos porque tenemos que hacer una tribu en Brontë, porque no hay... —No sé muy bien por qué, pero se me ocurren muchas cosas que decir.

Cuando Massen Dew tose y derrama cerveza consigue mojarme, pero no por ello me separo de ella. Por alguna razón me hace gracia y no me importa demasiado.

—Los hijos se tienen cuando se tienen. Mujeres de la tribu que eran fuertes guerreras no encontraron un hombre y sus pechos se mustiaron sin hijos —Luego, cuando su tono de voz cambia, la miro con los ojos más abiertos y curiosos. —Claro que quiero tus hijos, Massen Dew aunque... aún no sé cómo conseguirlos —Frunzo ligeramente el ceño, pensativo. La verdad es que no me han dicho nunca como termina el ritual.

La miro con ceño cuando se ríe y se compadece de mí, pero al final me río con ella también. Todo me parece demasiado divertido, incluso sentir como se cae y tratar de levantarla.

—¿Tú sabes el ritual? ¿Ya te lo han enseñado? ¿O es que ya lo has acabado con algún hombre? No, no, porque entonces Massen Dew tendría hijos de otro guerrero y no habría venido a buscarme... —Reflexiono por mi cuenta. Luego, cuando dice que el ritual es un secreto abro más los ojos.

—¡Massen Dew! El ritual no es ningún secreto... Es de todos los hombres y mujeres, si lo sabes dímelo o no podré cortejarte. Entonces otro guerrero que quiera tus hijos, Massen Dew, podrá hacerlo —Le explico, riéndome un poco pero tratando de mantenerme lo más serio que puedo.

La vuelvo a mirar como puedo cuando pregunta si la quiero a ella. ¿Si la quiero a ella? ¿Cómo que a ella? ¿Quererla de mi propiedad? ¿Querer algo de ella? Es una pregunta abstracta.

—Quiero estar contigo, Massen Dew. Mi destino y el tuyo se han unido mucho y eso no me parece un problema porque... me divierto —Trato de reflexionar como puedo, casi sorprendido con mi deducción. Me divierto al estar con Massen Dew y creo que no me he divertido antes. La agarro más, haciendo que sus brazos se queden unidos y recogidos frente a su pecho y pego mi frente a la suya, tastabillando un poco. Luego susurro —Por eso tienes que decírmelo, Massen Dew. No quiero que otro guerrero te corteje —Me acerco para pegar mis labios a los suyos.

Massen Dew dijo que debía ser yo el que investigara para saber cómo acababa el ritual y que ella lo había aprendido de oídas. La sostuve como pude.

—Si tú, Massen Dew, lo has aprendido de oídas, ¿por qué no me lo dices entonces? —Cuando dice que debo descubrirlo para demostrarle que soy un buen guerrero y buen padre para sus hijo, la mente se me ilumina y lo comprendo todo. Debo esforzarme para demostrar mis capacidades de macho. Hincho el pecho.

—Está bien, Massen Dew, descubriré cómo acaba el ritual para demostrarte que soy un buen hombre para continuar la estirpe —Le informo, trastabillando de nuevo tras mi colocación. Ahora lo entiendo de verdad. No puedo ser un buen guerrero ni un buen progenitor si no conozco con exactitud el ritual, de principio a fin. Entonces recapacito. —Massen Dew... Las mujeres tiene dos pechos que cuelgan y un triangulo en las piernas. En los hombres se ve qué hay pero en las mujeres solo está ese triángulo de pelo y nada más... —Le explico, indicando que me faltan datos para conocer el ritual al completo.

Asiento cuando pregunta por las otras mujeres. Claro que las he visto.

—Al nadar o al lavarnos. No es necesario ocultar el cuerpo si no es para un fin estratégico. ¿Tú no has visto hombres, Massen Dew? Los hombres tienen lo que cuelga y es muy sencillo conocerlos —Le digo, llevándome una mano al pantalón para tirar de él y ver dentro.

Luego me da toquecitos en el pecho repitiendo que debo investigar y después halagándome. Asiento, algo acalorado. Pero me paro a pensar un rato. Si debo investigar, ¿debo ver a Massen Dew desnuda a fondo? Debería ver qué hay en ese triángulo.

—Entonces tengo que desnudarte, Massen Dew —Y. tras decirlo, me quedo mirándola de arriba a abajo y noto un calor diferente. Una sensación en mí me indica que realmente, deba o no hacerlo, tengo ganas de hacerlo para ver cómo es Massen Dew y si es como las otras mujeres. Siento un cosquilleo por el cuerpo y noto un calor entre las piernas. Hacía mucho que no sentía algo así. La última vez era muy pequeño.

Después de un buen rato con la parvus, consigo despegarme de ella cuando le enseño a un apuesto sirviente que cargaba con algunos entremeses. Queda mucha noche y quiero saber si Cierzo sigue por aquí.

Como no lo encuentro al volver donde estábamos antes y no lo veo cerca -tampoco a Fier- asumo que se han ido a lo suyo. Ogh, venga, bandidos... Qué rollo. Continúo mirando y tampoco veo a Alehyss Lester ni a Errl así que parece que me he quedado solo tras el secuestro de la parvus.

Cojo otra copa, me la bebo y salgo del comedor. Veamos si encuentro a alguno de los que busco. Sino, al menos habré conocido a un par de personas.

Massen Dew parece cambiar de actitud al momento y se aleja de mí. La observo con curiosidad, sin entender bien. ¿No? Niego con la cabeza. No la entiendo.

—Entonces no sé qué debería hacer... —Digo, contrariado. Me llevo una mano a la cabeza, pensativo y mareado y luego me da la risa. —Tendré que buscar información. Una misión de documentación, sí —Digo, más para mí que para ella. Entonces vuelvo a centrarme en su expresión y le agarro de una mano para colocármela en el pecho, como otras veces. —Massen Dew, no me importa que tú investigues. Los niños, los hombres. Se parece pero no son iguales. Los niños tienen pequeños pececillos mientras que los hombres tienen sables rígidos —Le expongo. Luego niego. —Puedes verlo si quieres. Era más preciado ocultar mi rostro.

Vuelvo a mirarla con curiosidad y me encojo de hombros. Si no quiere entonces será cierto. No entiendo bien, ya que antes me ha dicho que me daría sus hijos si era un buen guerrero y un buen padre. Quizá no se lo había demostrado lo suficiente. Muevo la cabeza, como intentando despejarme. Miro a mi alrededor y entorno los ojos ya que ahora me pican un poco.

—Es tarde, Massen Dew. La fiesta continúa, pero ya hemos hablado mucho —No puedo decir que quiero descansar porque eso implicaría confesar mi fatiga y mostrarme como un macho débil. Un joven macho debe ser resistente. —Puedo acompañarte a las habitaciones —Lo pienso un momento —... Creo —

De nuevo se acerca y me abraza. Sin duda no entiendo nada de lo que hace en referencia a este tema. Pero yo aún tengo que averiguar algunas cosas así que tampoco importa demasiado.

Como puedo la agarro para poder sortear a la gente que queda por el comedor y alcanzar la puerta. Aunque el camino por los pasillos se hace largo y tedioso creo que podré llegar a su habitación. Luego ya veré donde duermo yo, porque en un sitio alto va a ser complicado.

*se van*

La gran fiesta en la que la cerveza y sus efectos secundarios fueron sus protagonistas tocaba a su fin, ya que poco a poco los invitados se fueron retirando (unos antes que otros) y, llegada cierta hora de la madrugada los Chrysos del servicio comenzaron a recoger los cubiertos y la decoración, seguidos de una pandilla de frenéticos boros ansiosos por dejarlo todo como un espejo.

Entró entonces una mujer del servicio, de mediana edad, con cara de responsable y seria que supervisaba la recogida del comedor, pestañeó un par de veces, ya que una voz la había reclamado en el interior de su cabeza, por lo que salió corriendo del comedor para dirigirse hacia el lugar indicado en el que la voz la había citado: El Hall.

En él se encontraba el líder del Viento, Timber; la líder del fuego, Cynara y la líder y dueña del Palacio Jillian.

Esta última y, en representación de los tres líderes, le dio unos cuantos y grandes pergaminos de papel que, según las instrucciones, deberían ser colocados en los diferentes Tablón de Anuncios que coronaban las zonas más concurridas del Palacio, con el fin de que el contenido de los pergaminos llegase a la mayor cantidad de personas posible.

*Fin de escena. El Cumpleaños ha acabado*

FDR: Por ejemplo. Si no os gusta, sois perfectamente libres de cambiarlo/quitarlo/modificarlo A mi se me ha ocurrido este ejemplo ya que no iba a poner que los líderes lo habían dicho en la fiesta ya que ningún usser ha hecho referencia a ello, así que creo que de esta manera queda menos grotesco. De todos modos, si no os gusta o algo, cambiadlo o así. Yo simplemente lo hice para que quedase y poder avanzar.

El brazo ya me duele un poco menos, aunque todavía me molesta. Esto es un maldito engorro cuando se pone en este plan. Después de ducharme he echado un vistazo y ha continuado creciendo por el brazo. No sé si me molesta más el dolor o la lentitud.

Entro al comedor y me siento en una de las mesas que encuentro, de forma aleatoria. Suelo evitar sentarme en mesas en las que ya me he sentado. Me gusta variar.

Cuando me siento pido a una chica del servicio que me traiga una cerveza y algo para picar. No tengo mucha hambre, pero por pasar el rato.

Me balanceo en la silla mientras no viene la chica del servicio y, cuando esta se acerca con mi cerveza y mis pinchitos, le dedico una sonrisa y me siento de nuevo como las personas, agradeciéndoselo.

Doy un primer trago a la cerveza con calma. Los días de dolor de brazo se hacen eternos y aburridísimos, pero en fin.

Al poco entra en el comedor la chica pelirroja del otro día. No recuerdo bien su nombre, era... Liner, Iber... Mierda. Aunque tímida, acaba acercándose y, olvidando el detalle del nombre, le dedico una amigable sonrisa con un pequeño gesto de la jarra.

—¡Buenas! No te había visto desde la fiesta, ¿qué tal? —Pregunto, desenvuelto —Porque eres tú, ¿no? Supongo que no confundiría un pelo tan bonito —Comento con una media sonrisa, pícaro.