Escaleras

Atravieso los pasillos con largas zancadas, animada. Tengo ganas de una buena sesión de entrenamiento antes de echarme a dormir, que a eso de las dos ya caigo rendida desde que "soy" diurna.

Al pasar por las escaleras me encuentro con un par de personas hablando: Aloe, la del servicio esta, y Adain, el de la pluma. Los saludo con un gesto.

-¡Ey! Buenas noches, tortolitos -canturreo, llevándome una mano a la frente para hacer una especie de saludo militar simplificado-. Menos darle a la lengua y más trabajar, pajarraco, que esos músculos no se tonifican solos.

Voy subiendo ágilmente los escalones en lo que hablo, por lo que cuando termino casi los he dejado atrás.

-Nas noches -es lo último que digo, antes de continuar por el pasillo hacia la sala de entrenamiento.

*se va*

*se va*

Sube unas escaleras que quizás debería estar bajando. A veces le pasa eso: pierde el norte y se encuentra ridículamente desorientado, sin saber si preguntar lo dejará demasiado en evidencia o sí, al contrario, resulta peor deambular durante tiempo indefinido. Aunque, siendo ya de noche, encontrar un guía es más difícil, y no le queda más remedio que buscar a ciegas el camino perdido.

De vez en cuando, vuelve la vista hacia las ventanas, buscando en el exterior alguna señal de dónde se encuentra. La noche, sin embargo, no le da respuesta alguna, y se ve avocado a seguir por su cuenta.

Tarda un tiempo en tener la sensación de que conoce el lugar por el que camina, pero poco a poco sus pasos se hacen más seguros. Sí, bien pensado, debería bajar las escaleras, no subirlas. Y así lo hace. Después, siguiendo el camino, no tardará en llegar. No estaba tan lejos de las habitaciones como pensaba.

*Se va*

Mientras bajaba las escaleras, se me ocurrió que, un día más, me había olvidado de hablar con Jun y Alehyss. Había sido un día ajetreado, como tantos otros, pero eso no justificaba que no les diera una noticia que ya traía desde hacía varios días. Y eso que se suponía que Alehyss tenía algo de prisa por ponerse en marcha. Desde luego, con el ritmo que yo le daba...

Aunque también era verdad que no había coincidido con ella más que muy de pasada en los últimos días. Tenía que hablar con ella pronto, la verdad. Quizás al día siguiente pudiera intentar interceptarla en algún momento para darle las nuevas. A Jun, por otro lado, no lo veía desde hacía tanto tiempo que había llegado a pensar si no habría salido a algún sitio. También debía dar con él, aunque me corría menos prisa, por algún motivo.

*Camina y tal*

Mientras avanzaba, vi venir a Follow de frente, moviéndose sin su aspecto cazador habitual. Esbocé una sonrisa, acelerando ligeramente el paso. Poco a poco, se me hacía menos incómodo encontrarlo.

-Buenas noches -respondí-. Sí, otra vez. Desde luego, es impredecible.

No podía decir que lo estuviera viendo a diario, pero tampoco me parecía que hiciera tanto desde nuestro último encuentro. Lo curioso era que, aunque encontraba señales de que había rondado cerca prácticamente a diario, luego me lo encontraba en lugares completamente al azar. Un día tenía que averiguar a qué hora pasaba por mi habitación. Si es que pasaba a alguna hora en particular, claro.

-Has estado trayéndome mucha fruta -comenté-. Me encuentro mejor que la última vez. Gracias.

Las cantidades de comida que solía traerme resultaban excesivas, pero no me pareció adecuado decírselo. Se estaba esforzando, y no quería complicarle las cosas. Mejor que fuera viéndolo poco a poco. Además, con el paso de los días me había acostumbrado.

Me encogí de hombros, pensativa. No creía que aumentar mi dieta a domicilio fuera muy buena idea, o acabaría postrada en la cama tratando de engullir más de lo que debía. Acabé por negar.

-Puedes traerme algo de vez en cuando si quieres, pero solo si te apetece a ti hacerlo -propuse, sin saber muy bien si entendería qué quería decir-. No te sientas obligado. Tampoco tiene que ser todos los días, además. Como bien dices, ahora estoy fuerte y debo encontrar mi propia comida para mantenerme como tal.

Ladeé la cabeza, mirándolo con curiosidad. Parpadeé un momento, pensativa. Si estaba durmiendo con los demás quería decir que estaba intentando integrarse. Eso era muy bueno, aunque entendía que le costase. Tenía que ser muy agobiante. En Brontë había mucha gente, después de todo, y para Follow eran desconocidos, sin más.

-Bueno, poco a poco -lo animé-. ¿No te llevas bien con los chicos? Quizás podría presentarte a alguno.

Aunque, nada más decirlo, me di cuenta de que no sabría a quién presentarle. Pocos podrían o querrían entender sus extravagancias, y aunque yo conocía a muchos, no me venía a la cabeza nadie que me pareciera ideal. De todas formas, eso era cuestión de verlo sobre la marcha.

No tenía muy claro qué quería decir "cosas interesantes", pero debía reconocer que sentía curiosidad al respecto. Me gustaría poder averiguarlo, y no había mejor forma que dejarlo hacer. Asentí, conforme.

-Me parece bien -declaré, segura.

Asentí cuando preguntó. Llegué a esbozar una sonrisa.

-Con algunos, pero yo tengo más lazos con las mujeres, como tú -expliqué. Pensé un momento-. ¿Te acuerdas de Jun? El chico claritas, el mudo. Ese es con el que tengo lazos más fuertes, pero no estoy segura de que os llevaseis bien. Sería un poco complicado. ¿Has hablado con él alguna vez? -Callé un momento-. Quizás podría presentarte a Rick. Es un flamma muy alto y grande, pelirrojo. Es muy fuerte, pero también muy bueno. Creo que es digno de confianza.

Me lo pensé un momento. No quería dar impresiones falsas, y tenía que ayudarlo a sentirse cómodo en la medida de lo posible. Busqué la mejor forma de explicarme.

-Supuse que sería difícil con Jun -asentí-. No te hará daño, pero no te recomiendo mucho que lo busques a él. No creo que pueda aportarte mucho. Sois demasiado diferentes, y creo que no os entenderíais. Quizás cuando hagas otros lazos y sepas más cosas pueda ser buena idea.

Al parecer, ya conocía a Rick. Por un momento me sorprendió, pero en seguida me di cuenta de que era lo normal. Una cosa era que tuviera lazos con ellos, y otra que los conociera o no. Y Follow era muy atento con su entorno. Probablemente sabía algo de ellos, aunque no se acercase mucho.

Decidí pasar por alto lo que pudiera haberle dicho Rick sobre el ritual. A mí también me había dicho cosas, después de todo, y eso no significaba nada. Asentí.

-Sí, quizá el pueda enseñarte algunas cosas -aventuré-. Le gusta mucho ayudar a la gente, además. Vigila a los hombres cuanto puedas. Ha habido un traidor moviéndose en Brontë estos días, ¿te has enterado? Es mejor tener cuidado. Asegúrate bien de poder confiar.

Miré por la ventana. Estaba oscuro, pero la noche parecía tan apacible como lo estaban siendo todas. Volví la vista a Follow, con una sonrisa.

-¿Te apetece dar un paseo? Normalmente solo nos encontramos y luego seguimos cada uno un camino. Yo iba a dormir, pero no me importa dejarlo para más tarde.

Se encuentra caminando por los pasillos cuando llega a unas escaleras. Las ha subido y bajado algunas veces, desde su llegada. Se unen a un pasillo que va a dar al dormitorio masculino, o al menos a la ruta que él conoce. La que ha usado desde que llegó, por la cual Cierzo lo guió hasta las habitaciones.

Ha dejado a dardo dormir a placer en el exterior. Es un ave independiente, y no siempre tiene que ir en su hombro, como si fuese un loro. Él sabe que vendrá en cuanto la llame, por lo que no le preocupa su bienestar más de lo que le preocupa.

Se mete la camisa por dentro de los pantalones y se remanga, con ánimo. Cuesta que le entre el sueño, y aunque ese lugar le recuerde a los dormitorios lo cierto es que Johan aún no está cansado. Decide, entonces, que es buen momento para ver el mundo desde otra perspectiva, y sin muchos remilgos se dobla, apoyando las manos en el segundo de los escalones, con las palmas abiertas, y de un impulso queda boca abajo, sostenido solo con los brazos. Los flexiona, apoyando también la cabeza y, en el aire, cruza las piernas, como si estuviese sentado, solo que del revés, en este caso.


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