Claustro.

Johan ha decidido que es buen momento para salir a fumar el antepenúltimo cigarro de la noche, y de paso, ya que sale, deja que dardo y los dos polluelos se aireen. Se está encargando él de los primeros cuidados, aunque Anna los ha tenido un rato por la tarde.
En lo personal, eso es lo más incómodo para él: tener que verla periódicamente para informarla del estado. Cuando llegó a Brontë nunca esperó contraer un matrimonio con hijos, y la repentina necesidad de ser localizable es desagradable para él. Además, Astin es una mentira demasiado larga para su gusto, a esas alturas.

Rina siempre lleva la energía, y Otro Pollo de momento se muestra igual de asustado que siempre, aunque parece más desenvuelto desde que come lo mismo que su hermana. Le entretiene verlos jugar bajo la lluvia, por separado, pero Dardo no parece tan entusiasmada con el tiempo y termina refugiándose con él, sobre su hombro, mientras Johan fuma.

Los animales corretean libres hasta que el piscis considera. Entonces los llama y van con él, esperando, quizás, algo de comer. Se muestran bastante obedientes, eso tiene que reconocerlo. Quizás no sea demasiado trabajo probar a adiestrarlos. Podrían resultar útiles. Aunque no tanto como su hermana, por supuesto.

Vuelve dentro, consciente del rastro de barro que dejan los pollos a su paso, mientras aletean y corren por los pasillos. Se disculpa con un par de chicos del servicio que pasan junto a él, pero estos parecen más extrañados por los animales que por las manchas, de modo que al final no pasa nada grave.

Johan se siente realmente tranquilo.

Una de las cosas en las que más se diferencia Brontë al desierto es en el clima: mientras uno es seco y árido y caluroso, el otro es húmedo y frío, con lluvias casi constantes y frecuentes nevadas. Al principio el cambio me pareció un poco brusco, pero ahora que ya llevo tanto tiempo sin estar en el desierto he terminado por acostumbrarme y la lluvia ya no me sorprende ni emociona tanto como antes. Es un poco triste, de alguna forma: ahora cuando veo que llueve mi primera reacción es suspirar con pesadez en lugar de gritar entusiasmado como hacía en el desierto, cuando un día de lluvia era casi una celebración y todos nos alegrábamos y reíamos mucho mientras corríamos bajo ella.

Pese a todo, hoy sí me animo a ir al claustro a contemplar la lluvia de cerca. Aunque no llego a salir de la zona cubierta; no me apetece mucho mojarme: hace bastante frío. 

*se queda*

En primer lugar, salgo porque es lo que Thor quiere. Tengo una responsabilidad para con él ahora mismo. Adoptar a un bichejo tiene sus normas, claro. Pero, además de eso, cuando veo a Seth...

-Hey-. Lo saludo con un gesto de cabeza, acercándome. ¿Tiene miedo a mojarse o qué pasa?, que mira la lluvia como si no hubiese visto llover en su vida-. ¿Querías verme? Algo así me dijo Ben -comento, llevándome las manos a la nuca, mirándolo curiosa.

Thor lo ve y se alegra enseguida. Parece que lo recuerda, porque pronto está más concentrado en él que en mí.

Llevo ya un buen rato y estoy pensando en irme cuando oigo la voz de Frikka. En seguida me vuelvo, apartando la mirada de la lluvia y clavándola en ella, sonriendo un poco nervioso. 

—Hola —saludo. Asiento al momento—. Ah, sí, quería verte. —Me llevo una mano a la nuca—. Qué... Veloz ha sido Ben, la verdad.

Honestamente, lo había sido. No hacía tanto que se lo había dicho, a fin de cuentas.
Miro un segundo a Thor, el animalito de las islas, ensanchando la sonrisa, pero pronto vuelvo a centrarme en Frikka.

—Esto... Yo quería pedirte perdón y tal. Por lo de la isla. No suelo enfadarme ni gritar ni nada, y, bueno, me siento un poco culpable.

¿Veloz? Bueno...

-A ver, somos colegas, tenemos el mismo horario, dormimos juntas-. Me encojo de hombros con tranquilidad-. Supongo que me lo dijo enseguida. En todo caso, he sido yo la que he tardado en encontrarte y tal...-. Más que tardar en encontrar, ha sido casualidad, que no lo buscaba...

Estoy a punto de preguntarle que qué quiere cuando lo dice. Y... joder... Qué directo.
Alzo las cejas, algo extrañada. Ahora hasta me da algo de reparo...

-Bueno, era una situación difícil... No tienes que decir nada. Pasó y punto. Yo tampoco fui muy allá.

Thor tampoco está enfadado, desde luego. Pero lo siento, escamoso. Creo que él no tiene vísceras como Corbin. O sea, las tendrá. Pero dentro, no para ti.

Bueno, dicho así, pues tiene sentido que se lo haya dicho tan pronto. 
Asiento.

—Cierto. Claro. Tiene sentido...

La verdad es que no sé muy bien qué decir. No sé, es raro. Supongo que es lo normal cuando quieres disculparte con alguien, que al principio te sientes así como un poco incómodo porque a saber cómo termina la conversación. 

Niego en cuanto responde a mis disculpas.

—No, nonono, es que, de verdad, lo siento. Lo que tú decías tenía sentido y debí haberlo respetado porque era tu decisión, así que lo siento de veras.

Lo miro de reojo cuando rechaza mis disculpas. Y eso que un Njorthrbiartr no se disculpa por nada, eh... Lo hace complicado de coj...
Termino por bajar las manos y frotarme una mejilla con el puño, pensativa. Lo rondo un momento y acabo por darle un golpecito suave con el puño derecho en el hombro. Esbozo una sonrisa y me encojo de hombros.

-Los dos lo hicimos mal, ¿eh? No te tortures. Ya está.

Es un asunto que me atormenta desde hace días. En lo personal prefiero no pensar en ello más de lo que sea necesario.

Frunzo un poco el ceño se acerca, pero no tardo en sonreír con cierta timidez cuando me golpea el hombro. Pues no parece que me odia. Eso está bien. Me tenía algo preocupado, la verdad. 

—De acuerdo... —murmuro, ensanchando la sonrisa.

Bajo la mirada un segundo a Thor, alzando un momento las cejas. Al cabo de un rato, pregunto:

—Y... Bueno, ¿qué tal?

Sonríe. Por fin, eh. Que ya bastante tenemos con lo que hemos tenido en su momento. Y ya bastante pienso en ello sin querer hacerlo como para reunirme con los otros atormentados para hablar del tema.
Que si se siente mal, pues se habla. Pero que no sea solo por sufrir.

Hago una breve mueca a su pregunta y me acomodo la ropa, que hace fresco a estas horas. Me encojo de hombros con suavidad.

-Bueno, ya sabes... Adaptándome. Tuve unos días de bajón ahí atrás, pero ya recuperándome. Y con este a cuestas no puedo tomarme ni un respiro.

Thor ni caso, vamos. Hace gorgoritos rodeando los pies de Seth. Ya veo que yo solo molo si no hay nadie más.

La escucho en silencio, mirándola de reojo. Por lo que Ben me había dicho, no parecía estar pasándolo muy bien y ella misma lo confirma, aunque por sus palabras imagino que está mejor de lo que estuvo. Eso está bien. 

Sonrío un poco.

—Me alegro que estés mejor, entonces... Ben me dijo que no parecías muy animada así que estaba un poco preocupado —admito. Miro a Thor—. ¿Tanta caña te mete? —pregunto, ensanchando la sonrisa, agachándome para acariciarle la cabeza al animal—. Holahola.

Qué majo.

¿Ben le dijo eso? Cómo vuelan las noticias... Si tampoco es que sea para tanto.
¿Y él preocupado? Qué maj... Bueno, es lo normal. Hemos ido juntos.

-Yo por la que estoy preocupada es por Cassandra. No la he buscado mucho, pero la verdad es que querría verla. Parecía tan afectada cuando...-. Bajo la vista. Normal, por otra parte. Claro...

A las atenciones de Seth, Thor cacarea. De verdad que parece que se ría. Pese al tema tan chungo, acabo dejando ir un resoplido, risueño. Por fin alguien que te hace caso sin llamarte feo, eh...

-¿Te gustan los animales? Porque él se pilló una fijación con nosotros allí. Y le dura...-. Paso a mirar a Seth-. Ahora está todo el día rondándome. No se separa mucho, pero me hace ir de un lado a otro, así llueva. A él no le importa. Y le flipa el fuego, bueno.

Asiento.
Yo también estoy preocupado por Cassandra, aunque no tengo ni idea de dónde puede estar. 

—Yo tampoco la he buscado mucho, pero también estoy preocupado...

No digo más porque recordarlo sería desagradable y porque creo que ninguno de los dos tenemos muchas ganas de hablar de lo que vimos en la isla. 

Sigo acariciando a Thor un rato más, llegando a ponerle caras en algún momento, pero pronto vuelvo a mirar a Frikka, aunque permanezco agachado. 

—Me gustan mucho los animales. —Sonrío—. Si algún día quieres tomarte un descanso de Thor, puedo pasearlo yo si quieres.

Conjuro un pequeño flagare, volviendo a mirar a Thor, y muevo la mano hacia la derecha y luego hacia la izquierda.

Asiento, algo más seria. Ambos hemos pensado en eso, es normal. Ella es la que salió peor parada de todo aquello, tanto a nivel físico como emocional. Supongo que Fera se hará cargo. Fue amable conmigo...

La verdad es que Thor se vuelve loco con ese tipo de atenciones. Se revuelve por el suelo tratando de atrapar las manos de Seth con las patas o los dientes. Los miro, apoyada de lado contra el muro, con una sonrisa entretenida, burlona. Y bueno, cuando saca el fuego ya ... No explota porque no puede, claro, pero se queda como hipnotizado.

Asiento.

-Incluso, si quieres, un día podríamos...-. Carraspeo y asiento de nuevo-. Te lo dejo y lo paseas. Claro. Si estará encantado.

Mira que lo llego a saber antes y...
Termino por ir junto a ellos y me acuclillo con Seth, compitiendo (sin éxito) por la atención de Thor.

-¿Ves? El fuego es la clave. Y yo no tengo.

Me río mientras juego con Thor, moviendo la mano en la que está el flagare a los lados y utilizando la otra para acariciarle, huyendo de sus patas y dientes, no dejando que la coja en ningún momento. Cuando Frikka habla, me vuelvo un segundo, todavía agachando, alzando ambas cejas.

—¿Podríamos...? —repito. Pero termino por asentir—. Cuando quieras. Seguro que nos lo pasamos bien, ¿verdad, Thor? 

Me he vuelto hacia el animal y he conjurado un nuevo flagare. 
Frikka se acerca al poco. Le sonrío.

—Ventajas de ser flamma.

Alzo las cejas cuando pregunta.
No. No te lo voy a decir. Lo siento, Seth. Mejor ignoraré esa parte.

-Claro que os lo pasaréis bien. Aunque tendrás que desayunar bien para seguirle el ritmo. Si ve mucho espacio libre ya se echa a correr. Y a ver si se separa de mí para seguirte, claro -añado, alzando el mentón con orgullo. Aunque lo cierto es que por mucho que quiera decir que me sigue e idolatra ahora mismo pasa un huevo de mi culo.

Miro la nueva llama cuando la invoca, pensativa. Así que flamma, eh...

-¿Y también tienes esa piel que hierve? -inquiero, llevándole una mano helada al cuello. Con lo que jode eso. Pero sí, sí-. Qué pasada. ¿No te asas todo el año? ¿Y en verano qué?

Me río suavemente.

—Bueno, yo siempre desayuno bien, así que eso no será ningún problema. Y soy un poco lento, pero seguro que aguanto mi tiempo persiguiéndolo, no te preocupes.  —La miro—. Para separarlo de ti solo necesito fuego, por otra parte.

Esbozo una amplia sonrisa, encogiéndome un segundo de hombros, resuelto, antes de volver a acariciar a Thor. He apagado el flagare de momento. 
Mirando como estoy a Thor, no me doy cuenta de que Frikka está acercando sus manos heladas hasta que noto sus dedos fríos en mi cuello y no puedo evitar un ¡au!

—Mithos, quita, qué manos más frías —digo de inmediato, alejando el cuello, aunque sonriendo, divertido. No tardo en responder a su pregunta—. En verano no me aso; estoy acostumbrado al calor. Antes vivía en el desierto.

Así que es de buen comer. Narbe es de...
Asiento enseguida.

-El desayuno es la comida más importante del día, o algo así. Aunque, claro, mi desayuno es tu comida. Y mi día es tu noche.

Tuerzo una sonrisa burlona cuando dice lo del fuego. De modo que se cree tan guay. Pues bien. Me da igual. Seguro que si me voy Thor me sigue a mí.
No lo vamos a comprobar ahora. Pero seguro que sí.

El escamoso, mientras tanto, embelesado, claro. Pero tengo un truco mejor: comida en el bolsillo. No quiero ser mala con Seth, sin embargo.

Río con malicia a su queja. La victoria es mía. Pero como me roba el calor acabo por meterme las manos en los bolsillos, y entonces me yergo.

-El desierto, eh. Ahí tiene que hacer una luz... ¿Son las noches tan frías como dicen? ¿Y cómo es eso? ¿Y el agua?

Qué pesada soy, hostia.

Me río de nuevo.

—Qué filosófica has sonado.

O algo así, ¿no? Aunque no deja de ser cierto, claro, que ella es caeruleus.
Sigo jugando con Thor un rato más. El animal era muy simpático y de verdad no me importaría pasearlo algún día que Frikka estuviese agobiada o así. Sería divertido.
Me yergo, sin embargo, cuando ella se levanta y estiro un segundo los brazos.

—Por las noches hacía bastante frío, pero como todos éramos flamma, o al menos casi todos, pues teníamos fuego para entrar en calor. —Le sonrío—. Éramos, bueno, somos una tribu nómada, así que nos íbamos moviendo por todas partes y así buscábamos agua y tal. Aunque teníamos nuestras reservas, claro; cuando íbamos a diferentes ciudades pues comprábamos provisiones y poníamos algunas normas: no desperdiciábamos el agua potable, por ejemplo. 

Ensancho la sonrisa.

¿Filosófica? Ahora que lo dice...
No puedo evitar reír. Pues es hasta cierto.

-Lo que no tengo claro es qué significa. ¿Es una metáfora sobre la pobreza? ¿Sobre la vida?-. Niego, sonriendo divertida-. No tiene sentido, claro. Solo lo dije al azar.

Cuando se levanta lo miro, y presto atención a su historia, curiosa. Parece que estos días no hago más que escuchar historias de gente, y al final son interesantes. Quizás deberías cerrarme un poco menos.
Bah.

-¿Y viniste de allí aquí? -inquiero, con las cejas alzadas-. Ha debido de ser un cambio impactante. Siempre me quejaba de lo difícil que era adaptarse a la luz, pero supongo que no soy la única...

Me encojo de hombros, sonriente.

—Probablemente no signifique nada más que lo que has dicho. 

Tampoco es que su comentario fuese una metáfora: es que había sonado así como medio profundo, pero nada más.
Me río de nuevo al escucharla.

—Sí, claro, pero no te creas que costó tanto. —Le sonrío—. Lo peor es tener que quedarse en el mismo sitio, pero por lo demás... El clima es diferente y ya. Creo que es más fácil adaptarse a eso que adaptarse a la luz.

Probablemente no signifique más de lo que he dicho. Es verdad. Aunque estoy segura de que podría sacarle algún punto. De todas formas, él tiene razón.
Me estiro un poco y hago una mueca a Thor, que me mira un momento y termina por corretear hacia la hierba.
Parece que ha dejado de llover.

-Al final es difícil para todos -comento-. Bueno-. Sonrío, pensando en Retales-. Imagino que para casi todos. Hay gente que parece haber encontrado aquí el motivo de su vida.

Y hay gente que parece no saber por qué está aquí.

Me estiro un poco, dejando ir un suspiro.

-Hace algo de frío aquí fuera. Creo que voy a ir entrando. Aquí donde me ves, no tengo mucha carne para taparme del frío -comento, torciendo la sonrisa.

Le sonrío, asintiendo. 
Todos tenemos una historia antes de venir a Brontë, a fin de cuentas, y estar aquí supone una cosa diferente para cada uno de nosotros, supongo. 

—Imagino que esto es una cosa diferente para todos nosotros —murmuro, sin saber muy bien qué decir, encogiéndome de hombros. 

Su siguiente comentario me hace alzar las cejas y mirarla un segundo con cierta curiosidad, aunque no tardo en negar suavemente, riéndome un poco.

—Yo también estoy empezando a tener frío. Te acompaño dentro. 

Y así juego más con Thor.

*se van*

Kyoti había llegado a albergar la esperanza de que las nieves no volvieran, pero pronto ve sus ilusiones deshechas de un plumazo. No se puede decir que la nueva capa blanca sea ni mucho menos tan gruesa como las anteriores, pero sigue dejando frío el ambiente. Y, pese a todo, se obliga a salir fuera. Está claro que como no se acostumbre al mal tiempo, no va a poder vivir allí.

Kyoti lleva un buen número de capas de ropa, una capa que lo cubre entero, botas de piel curtida por él mismo y una bufanda que le cubre desde el cuello hasta por encima de la nariz. Y, al ver que no está solo, no puede evitar una sonrisa. Es una chica, y además es una chica flamma. Parece que tiene de quién aprender a adaptarse, pues ella no parece tan afectada por el mal tiempo. Decide acercarse, y saluda con una mano enguantada.

-Hola -empieza-. ¿Llevas mucho por aquí? Quiero decir en el palacio, no en el... patio -. Abre mucho los ojos de pronto-. ¡Ah! ¡Soy Kyoti! Encantado. ¿Y tú eres...? Es decir, tu nombre -. Carraspea.