Balcones

-Eh, lo de que es bonito lo decía en serio. Mi hermana decía siempre "lo hermoso es complicado"- la imito con mi mejor voz de sabelotodo. La verdad es que siempre estaba igual. Decía que valía para más que para ese pueblo perdido. Sabía leer mucho mejor que nosotros y siempre estaba haciendo grandes planes de futuro. Se puso furiosa cuando yo oí la llamada y me marché, en vez de ella. Una auténtica fiera.

Me encojo un poco ante su comentario y me alejo de ella. Siempre he estado muy orgulloso de mi físico, sería horrible que se echara a perder. Pero el bebé tiene que comer... ¿Qué puedo hacer? Puedo ir a la enfermería y preguntar a otro enfermero que no sea el mismo incompetente chrysos por una buena dieta para personas embarazadas...

- Solía estar duro...- murmuro triste mientras me pincho a mí mismo. Los sacrificios que hay que hacer-. No, no tengo gases. Es... más bien como si tuviera un rayo pequeñito dentro. Y creciera y creciera. Pero no sé muy bien qué pasará después, la verdad. Debería pedir a alguien información. A alguien a quién no le esté afectando la tormenta- medito en voz alta.

Esbozo una sonrisa, de reconocimiento. Bueno, no sabrá decirlo, pero si le gusta tiene parte de mi respeto. Aunque para ganárselo más tendría que saber recitarlo de corrido, sin pensar. ¡Escribirlo! Eso sí sería ganarse mi respeto.

-Sí, es bonito -confirmo, asintiendo.

Parece hacerse más pequeño ante mi comentario. De modo que al escamoso no le gusta ponerse gordo. Pues a mover el culo como todos, que es lo que toca. Uno no se pone cachas con pensarlo y ya.

-Sinceramente, mejor que no estés duro en mi presencia -bromeo, dibujando una sonrisa maliciosa, aunque de buen humor. Luego dice lo del rayo y enarco las cejas primero. Luego las frunzo. ¿Qué cojones?-. ¿Te afecta la tormenta? -inquiero, curiosa-. Creí que solo le pasaba a los chrysos. Si también estás enfermo deberías ir a la enfermería. Lo pone en los carteles.

FdR- Frikka maja y permisiva #CHAN

Alzo una ceja, extrañado. ¿A qué clase de chica no le gustan los chicos con músculos? Igual le gustan las chicas... O igual le desagradan mis escamas. Una vez conocí a una claritas a la que le daban auténtica náusea. Me sentí muy insultado. A mí me gustan, brillan con la luz... Menudos ejemplares hay por el mundo. A mí me gustan sus orejas. Quiero decir, las de los caeruleus. Son especiales. Y caben mucho pendientes.

- Ya he estado en la enfermería... Pero tuve unos pocos problemas de comunicación, el enfermero y yo. A veces me pasa- me rasco la cabeza avergonzado-. La gente no suele hacerme caso. Creen que no soy muy espabilado, ¿sabes? Pero estoy trabajando en ello. Pronto sabré tanto como el que más.

Es interesante eso que ha dicho de los chrysos. Ahora que lo pienso, en la enfermería solo había afectados de esa raza... salvo el señor de negro. Pero él podría ser la pareja del chrysos rubio, explicaría su aspecto preocupado. ¿Tendré familia chrysos? La verdad es que de la familia de padre no sé mucho.

- Oye, ¿crees que podría tener algo de chrysos y que por eso yo también en este estado? No sé lanzar rayos, pero igual un abuelo o algo...

Frunzo el ceño, confusa. ¿"Problemas de comunicación"? A ver, no parece muy espabilado, pero hablar habla. Aunque no muy claramente, la verdad.
Suspiro, algo cansada de dar tantos rodeos y no aclarar nada. Si es que joder...

Me acerco para ver bien sus ojos. Nada opacos, pero nunca se sabe...

-¿Pero a ti te duele algo? -inquiero-. ¿Mareos? ¿Debilidad? ¿Chispazos inesperados? -pregunto, dando un matiz burlón a la última pregunta-. Porque no pareces muy chrysos que se diga. De hecho, diría que pareces un lagarto escamoso al cien por cien: el pelo rojo, las escamas y ese...-. Carraspeo, incómoda-. A primera vista diría que no. Aunque cosas más raras he visto.

Me rasco la sien derecha, haciendo alusión a sus pendientes con la barbilla.

-Hmm... ¿Dolió mucho eso?

De repente se acerca mucho y abro los ojos desmesuradamente. ¿Pero no le disgustaban los flamma? No hay quién entienda a las chicas. Luego me doy cuenta de que me está examinando y me relajo un poco. Ah, bien, así no tendré que volver a la enfermería. Menos mal que no he dicho nada malo de los trabajadores, igual es una de ellos.

Niego con la cabeza a cada una de sus preguntas. La verdad es que me encuentro perfectamente, un poco lleno quizás, y dejando a parte el tema del embarazo. ¿Seré el único caso? Sonrío abatido a lo de "lagarto escamoso". Definitivamente, la chica tiene un problema conmigo.

-¿Esto?- hago sobresalir más el pendiente empujando con la lengua-. Nah, apenas un momento. Es más molestia que otra cosa. De hecho, sigue molestándome para algunas cosas...

De modo que ninguna de esas tres cosas. Tiene puto sentido, joder. No es un chrysos, al fin y al cabo. Así que, por tanto, no puede tener la enfermedad de los chrysos. Y punto. No hay que ser muy brillante.

-Tranquilo -. Le doy una palmadita de ánimo en la espalda-. Estás sano, machote. Seguramente solo sean gases, al final. O hambre.

Me llevo las manos a la nuca. Observo, curiosa, su piercing. Se ponga como se ponga, eso tiene que haber dolido un huevo... Si le han perforado ahí todo el labio...
Enarco ambas cejas a su último comentario. Oh, por Mithos... Ahora lo he imaginado comiendo coños muy incómodamente mientras araña a las guarras esas sin querer con el rollo ese... Y eso o hace cosquillas o te cagas en la puta.
Bueno, tampoco es que yo lo sepa, que mi a mi pilón no se baja ni Mithos.
Carraspeo, incómoda.

-Estoy segura de ello -digo entre dientes. Lo miro de reojo. No sé por qué acaba de resultarme no especialmente desagradable el tipo este-. Y, ehm... ¿Llevas mucho por aquí, o así? Por hablar de algo.

Me rasco la oreja un instante. Sin duda... No sé... Parece algo tontaco...

Gases o hambre... Todo sería mucho más sencillo de ser así. Mejor dejarlo de ese modo, no quiero que tan amable desconocida se preocupe por nada. Aun así, es buena haciendo diagnósticos. Rápida y clara, sí señor.

- ¿Tú no tienes ninguno?- le pregunto sacudiendo la cabeza y tintineando. Siempre me ha hecho mucha gracia ese sonido-. Seguro que te quedaban bien.

-Pues... ya llevo aquí una buena temporada, ahora que lo pienso. El tiempo se me ha pasado volando. Es un lugar entretenido para vivir... Aunque la gente a veces hace cosas muy raras- pienso en la pequeña monada y sí, la verdad, hay gente muy rara por aquí-. Supongo que es lo que le da gracia al asunto. ¿Cuánto llevas tú por aquí?

Niego con violencia, sorprendida por su pregunta. A la vista no, desde luego, así que no sé qué estará pensando. ¡DEMONIOS!

-Eh, no, no... Estoy limpia -. Me meto las manos en los bolsillos de nuevo, ligeramente ruborizada. Por Mithos, Frikka... Que venga alguien y te de un sartenazo en la cabeza, por favor. Muérete-. Qué va... Además mi señora madre se pondría como una fiera si apareciese con uno de esos. Ni en las orejas tengo... Aunque no digo yo que uno aquí -murmuro, tocando el cartílago de la oreja derecha con dos dedos, marcando el punto, cerca de la punta- no fuese a... Nah, no... Son gilipolleces mías. No me hagas caso.

Para llevar tiempo aquí, ni me lo he cruzado. ¿Será de los que salen poco? ¿No tiene amigos? ¿Madruga mucho? O no ha cuadrado, que es otra...

-Sí que hay gente rara -corroboro-. El otro día conocí a una que quería hacer no sé qué revolución... Y hay un piscis que joder qué raro es... Yo llevo aquí sobre medio año y no he dejado de sorprenderme de los elementos que hay. Pero es entretenido.

Reírse de ellos. Es una delicia.

Echo un ojo a la zona que se señala. Ahí le dolería, si es una novata. Tardaría más tiempo en curar. Acerco una mano para notar el grosor del cartílago.

- Es una zona dura cuando eres virgen en el tema. Pero tienes razón, mejor no enfadar a las madres, ¿eh?- le guiño un ojo-. La mía a poco me mata cuando aparecí con el primero. Al cabo de unos cuantos como que pierde polémica el asunto.

Vaya, parece que ella también ha concido a la flor y nata guerrera. Si es que no se salva ninguno.

- ¡Y no has visto a la pequeña monada! Te puede volver loco en un momento. O el flamma que quiso prestarme a su novia. O aquella parvus loca que intentaba besar a todo el mundo. Mithos los cría y ellos se juntan, ¿no? Aunque no sé en qué lugar nos deja eso a nosotros.

Hago una mueca cuando menciona lo de virgen. Supongo que si estoy aquí podré aguantar mucho más dolor del que puedes sentir con un pendientito de nada.
Y bueno... Porque la palabra "virgen" en sí no me gusta demasiado. Me resulta un poco como... da igual. Jodidamente igual.

-Pues a lo mejor lo hago solo por tocarle los huevos un poco -termino por zanjar, con una sonrisa triunfal, sacando pecho. Que no hay que tener tetas para sacar pecho.

Y también él se pone a mencionar a algunos de los raritos. Termino por arquear las cejas, incrédula, cuando menciona a la última.

-¿Hay una guarra de esas intentando liarse con todos? Pues ni idea, aunque me sé de uno que seguro que la probó -. Río, por lo bajo-. Pues eso nos deja en unos tipos con suerte. No todos tienen tanta gente rara que le alegre el día a día -digo, con maldad.

Lo que me pude reír de Follow no fue normal. Y así con todos.

Sonrío ante su resolución. A todos nos gusta un poco de metal para rebelarnos contra los padres.

- ¡Prométeme que me lo enseñarás si lo haces!- ahora que lo pienso, ¿quién se encargará de estas cosas en Mithos? En el pueblo nos los hacíamos nosotros, pero aquí esas cosas están más controladas, ¿no? No vaya a ser que vayamos apuñalándonos unos a otros para colgarnos cualquier cosa del cuerpo.

Je, qué chica más divertida. Qué forma de pensar más optimista.

-¡Así me gusta, con alegría! Hay gente para todo aquí adentro, estoy muy contento de haber venido. He conocido a personas realmente curiosas desde que estoy aquí. ¡Y siempre hay cosas nuevas que hacer!

Como la vez que bajé a echar la siesta al sótano y hubo tantos problemas. Mithos santo, aquello sí que fue una aventura.

Asiento, de buen humor. Si hasta es majo el tipo este.

-Te buscaré si me decido -determino, volviendo a llevarme las manos a la nuca, despreocupada-. Y se lo enseñaré a ella. Se lo pondré en la jodida cara.

Entonces veo venir al otro, a Gerry... Admito que siento un latido de ilusión en el pecho, pero no se lo puedo dejar ver. Por lo que a mí respecta, no lo he estado buscando desesperada por el palacio en ningún momento. Es más, estaba aquí toda tranquila charlando con este tío.
Me acerco un poco más a Narbe, incluso, con malos sentimientos, llegando a pegar mi espalda a la parte derecha de su pecho. Así, así... Muy protector.

El comentario de Gerald me hace ruborizar. Joder... Maldito capullo...
Me pego un poco más al flamma para reafirmarme. Es tan gracioso como un furúnculo... Lo odio, de verdad...
Ya lo estropea luego. Por suerte. Lo de llamarme inútil le quita un poco ese puto encanto maricón a todo. Qué suerte.

-Estábamos rajando de ti y vas y llegas -ladro, cruzándome de brazos.

¡Anda, uno de los chrysos enfermos! En este palacio son como una plaga, de verdad. Quizás tenga algo que ver estar en Fulmen, pero madre mía. Tiene mucho mejor aspecto que el otro día, me alegro por él.

Algo parece ir mal cuando habla de "su chica" y Frikka Apellidobonito se acerca más a mí. ¿No será otra pareja de esas raras con las que nunca se sabe muy bien cómo tratar? Que la chica es muy mona pero no quiero tener malos rollos con enfermos armados, y menos en mi estado. No me tranquiliza al decir que es broma, con perturbados de estos nunca se sabe-

- La verdad es que estábamos conociéndonos... Una chica muy maja- comento apretándole el hombro-. Pero yo me marcho ya, que aquí sobro un poco. Un placer, señorita Apellidobonito. Espero que vuelva a repetirse pronto nuestro encuentro- digo mientras hago una reverencia.

De la que salgo froto fugazmente la tripa al chrysos para comprobar su estado.

- Y un placer veros tan bien a vosotros también. ¡Cuídate
mucho!

*se va*

Sonrío al flamma cuando se va. Que Gerry lo vea. Que lo sufra. Bueno, no. Pero yo imaginaré que lo sufre, y eso me satisfará, porque tengo un problema con él y necesito alguna forma de sentirme poderosa al respecto, aunque sea mentira.

-Nos veremos pronto. A ver si ya he hecho "eso" -. Miro un instante de reojo a Gerald, con maldad- para entonces y te lo enseño.

No tardo en volverme hacia Gerald. Ahora que sé que está bien y que mi preocupación se ha esfumado, puedo ser todo lo cruel y venenosa que me venga en gana. Estoy en mi derecho. Puedo y punto.

-Tendré que seguir comprobándolo -respondo, con una sonrisa feroz, llevándome las manos a la nuca-. Quizás vaya siendo hora de sentar la cabeza.

Y él parece ver una mujer cuando me mira.
Capullo.

No doy más respuesta a sus palabras que una sonrisa tirante y burlona y alguna mueca. Que me da igual, Gerald. No me vas a convencer. De todas formas, conozco a un partido bastante peor y más capullo. Sinceramente, Gerald, creo que eres el único tío con el que no tendría claro si el hijo es mío ni habiéndolo parido yo, no sé si me entiendes.

-¿De blanco? ¿Yo? Sería muy cínico por mi parte -gruño, sacando pecho con orgullo.

Y una mierda, Fifi... Eres más virgen que... Joder, no sé. Pero un rato largo. Suerte que no me casaré en la vida, por no enorgullecer a mi madre, porque los cojones de blanco...

Odio a este gilipollas. Maldito sea...

-Y bueno... ¿Qué tal del tirón ese que me dijeron que te dio? -inquiero, arrogante, pero relajando un poco el tono.

Lo miro de reojo, con desdén. Si es que fijo que ni se lo cree. Vale que sea una mentirijilla, pero... ¿Dudar así de mí? ¿Acaso todas las putas de este palacio pueden ser unas guarras y yo no puedo serlo? Lo veo normal, soy una mujer decente... ¿Pero tan decente que parezco de esas de "hasta el matrimonio"? ¿O es que cree que nunca ningún hombre se ha fijado en mí?
Supongo que alguno habría... Y mujeres unas cuantas. Más que chicos, por lo menos.

-No hablo por hablar -respondo, serena, como haciéndome la interesante.

Por Mithos... Ni siquiera sé si sería zurda o diestra para hacer una paja. Y espero no saberlo nunco. Qué puto asco.
Aunque supongo que diestra, como para todo lo demás...

-Tengo ojos en todas partes, ya sabes. Soy una chica popular. Me contaron que te dio un chungo en el comedor y que te measte por encima. Pero veo que ya estás como nuevo.

Dibujo una amplia y relajada sonrisa, burlona. A sus comentarios solo tengo una cosa que decir, puntillosa. Soy así de desagradable, sí señor.

-No duermo por las noches -. Me encojo de hombros, con simpleza.

No tarda en acercárseme y bajo los brazos, estrechando un poco los ojos, contemplándolo con cierto escepticismo. Lo miro a los ojos, desafiante. He de admitir que se me va la vista a sus labios un instante, porque están ahí y son tóxicos, y el impulso llega a venirme, pero soy una chica fuerte y no hago nada de nada. Empieza a preocuparme lo dispuesta que me veo. Antes el asco superaba a todo lo demás. Ahora también, pero empieza a tener "peros".
La puta...

-Sí, claro. Era un hombro en el que llorar -zanjo, tranquila, con una sonrisa malvada-. Pero creo que no he llorado lo suficiente, así que date una vuelta y finge que sigues malito, Gerald. O tendré que buscarme otro motivo para que me consuelen.

Oh, Mithos... Parezco una verdadera puta, diciendo esas cosas. Pero bueno. Al menos es mejor que parecer que voy perdiendo las bragas allá por donde pasa. Y le ha tocado a Narbe como le pudo tocar a otro.
Pues peor pudo ser, la verdad.
Al menos no pareceré desesperada. Voy a dejar de inflarle el ego al casposo de Gerry.

FdR- Pausado

Me froto la cabeza con desgana y mala cara, aunque no me ha hecho daño. Eso sí, enclenque lo será su madre. Que le den.

-Alguien tiene que estar despierto por la noche por si vienen a patearnos el culo alguna vez y estáis todos planchando vuestras orejas enanas- gruño, cruzándome de brazos, resuelta, casi desafiante.

Y que se atreva a negarlo. Como todos durmamos de nueve a nueve como estúpidos colegiales nos van a partir la cara a la primera de cambio. Ya bastante hago con abrir los ojos antes de las siete de la tarde. Y ya veremos cuando entre otra vez el verano.
Lo que dice luego me acaba por hacer fruncir el ceño. Compongo una mueca de asco, mirándolo de reojo, despectiva.

-Más quisieras que me pareciese a las guarras esas que te gustan. Yo soy una chica respetable -canturreo, con voz burlona.

A mí no me llames puta, capullo.
Me inclino un poco hacia atrás, intentando evitar su golpe, pero me es imposible. Arrugo la frente, incómoda, conteniendo las ganas de frotármela. Esto ha dolido más.

-Y lo que se me pega es asunto mío -zanjo, con desafiante frialdad.