Tejados

Enarco una ceja cuando Lyam me revuelve el pelo. Me peino con una mano, mechón a mechón, poniendo una apropiada cara de fastidio, pero no le doy mayor importancia. En su lugar, al igual que él, me dirijo a la claritas.

- Hacía mucho que no te veía, Hewina. Espero que no te hayas tomado en serio lo de la caída...-. Miro a Lyam-. ¿Verdad, héroe?

Lanzo una mirada a Hoju y sonrío. Tras unos segundos, vuelvo a mirar a la claritas.

- No te preocupes, no molestas. De hecho, yo me iba a ir ahora. Puedes quedarte con él, si quieres.

"Oh, bueno... pues como querais", comento tras oír sus respuestas.

Entonces Hoju decide acercarse a Alehyss, mientras revolotea delante suya. Mientras tanto yo observo las lejanías, era todo muy bonito.

"Que buenas vistas hay desde aquí", digo, y a seguir les pregunto: "¿Qué tal?"



FdR: Alehyss y Lyam me abandonaron D= se tuvieron que ir, así que el rol queda pausado XD

Miró de reojo a la chrysos cuando esta respondió y, cuando terminó de hablar, torció una sonrisa. Giró el cuello y observó a la chica sin borrar la sonrisa.

—Alehyss, querida, ¿estás molesta por algo? — inquirió, jocoso, con la vista clavada en los ojos de la chica —. ¿Por haberle tendido la mano a Hewina...? — Ensanchó la sonrisa —. ¿O estás celosa por eso? — Le tendió la mano y desorbitó ligeramente los ojos —. ¡Mira! También te la tiendo a ti. No te molestes por una tontería así, por Mithos.

Torció el cuello y volvió a mirar a la claritas. Sonrió (esta vez sin ningún tinte jocoso o burlón) y se encogió de hombros.

—Pues bien, supongo... — Miró de reojo a la chrysos y torció la sonrisa —. Al menos yo no estoy molesto por nada — Volvió la vista a la claritas —. ¿Tú qué tal estás?

- Bien -respondo a Hewina-. He estado entretenida estos últimos dí...

Mis palabras son cortadas por las de Lyam. Mis ojos pasan de la pequeña criatura voladora, Hoju, al chrysos, moviéndose mi cuello de forma extremadamente rígida, como si fuera una estatua. Mi expresión es totalmente neutra, aunque algo tensa. Un brillo eléctrico ilumina mis ojos una centésima de segundo mientras observo la mano que me tiende.

¿Yo? ¿Celosa? ¿Celosa de que tienda su mano a otra persona? La mera pregunta me resulta tan insultante que no sé si debería escupirle o simplemente no rebajarme a algo tan vulgar.

- No sé qué pretendes insinuar con esos comentarios, Lyam, pero si crees que alguna parte de mi ser puede albergar celos por ti, estás muy equivocado. Y acabas, además, de destruír cualquier oportunidad que pudiera llegar a asomar -siseo fría.

Miro de nuevo a la claritas. Respiro hondo. Me calmo.

- Se te ve más sana. ¿O es impresión mía?

Mi rostro muestra una mezcla de confusión e incomodidad. Cada vez tenía más ganar de irme y dejarlos solos.

"Maldita teja...", pensé mientras me reía levemente con nerviosismo, intentando disminuir la tensión del ambiente.

"Ah, pues sí... mi brazo ya se ha recuperado completamente. ¡Lista de nuevo para... machacar más... bichos de piedra, ejejeje... je...", dije limitándome a responder el último comentario de Alehyss, aun que claramente ya ni sabía que decir... realmente no me agradaba eso de machacar.

No podía evitar preguntarme el motivo por el cual se "picaban" entre ellos de esa forma... parecía talmente que fuesen pareja o algo así, pero obviamente no iba a preguntar algo como: Eh, ¿sois novios? ¿Estáis enfadados o algo?

Me rasqué la cabeza mirando hacia otra parte, mientras Hoju revoloteaba contento alrededor nuestra.

Rió al escuchar la respuesta de la chica. Luego volvió a mirarla, con una sonrisa dibujada en el rostro, y se encogió de hombros.

—Bueno, bueno, menudos humos te gastas últimamente, querida — dijo, jocoso. Desvió su mirada y clavó sus ojos el suelo —. Sólo buscaba algún tipo de explicación a tus piques... Y a tu especie de molestia general conmigo — Ensanchó la sonrisa y la miró de reojo —. Me hubiese sorprendido que hubieses dicho que sí, pues tampoco lo esperaba. Lo de los celos, digo... — Rió —. Como dije, sólo eran teorías... Porque, en serio, no entiendo a qué demonios vienen esos comentarios...

La observó en silencio durante unos segundos más y luego miró a la claritas. Le sonrió.

—Me alegra que tu brazo esté mejor — Ensanchó la sonrisa —. ¡Y a ver si la próxima vez deciden buscar otro objetivo! — Se rascó la mejilla —. No te mereces tener un brazo roto ni nada por el estilo...

Esbozo una tensa sonrisa ante el comentario de Hewina. Recuerdo que, efectivamente, la última vez que la vi tenía un brazo maltrecho. Ahora que las heridas han sanado y puede reincorporarse a las filas con normalidad supongo que debo alegrarme, aunque sea porque es una compañera y quizás algún día sea yo la que esté en su lugar.

- Eso de las fracturas es un buen inconveniente en un sitio como este. Me alegro de que te hayas curado sin muchos problemas. No son pocos los que se quedan con el brazo inmóvil, o cosas así. Por suerte, se supone que los jóvenes nos recuperamos bastante bien.

Aunque intento ser amable, todas mis palabras tienen un sonido un poco monótono, pues mientras hablo hago un gran esfuerzo por no mirar a Lyam y arrancarle la piel de la cara con las uñas.

Sin embargo, él me lo pone difícil. Lo escucho hablarme de nuevo. Odio ese "querida" que me dirige, y también el tono con el que lo usa. Frunzo el ceño y aprieto los puños. Un pequeño chispazo, como un minirayo, salta de mi mejilla a mi barbilla, haciéndose visible un instante.

Lo fulmino con la mirada.

- Deja de llamarme querida, por favor -murmuro.

"Ya, bueno...", les respondo en voz baja, ya que siguen con su peleilla.

"Maldita curiosidad la mía... en dónde me he metido...", pensé, sin reírme esta vez.

A ese paso estes dos acabarían a tortazo limpio.

Alehyss nunca suele mostrar mucha alegría, pero ahora mismo parecía realmente molesta... daba un poco de miedo. Por otra parte Lyam sonreía como de costumbre, como si realmente le estuviese divirtiendo esto. Yo ya no sabía si reír, llorar o qué. Tampoco sabía que decir, por lo que permanecí callada.

Escuchó en silencio las palabras que la chrysos le dedicaba a la claritas, mientras asentía y miraba a Astaldë.

—Alehyss tiene razón. Menos mal que no ha sido nada excesivamente grave — Sonrió —. Hubiese sido un incordio para el torneo... — Frunció ligeramente el ceño —. Aunque no sé si participas o no... — Rió —. Bueno, tanto da. Hubiese sido un incordio para todo...

Se pasó una mano por el pelo, echándose, al hacerlo, varios mechones hacia atrás, y miró a la chrysos de reojo. Observó, en silencio y con una ligera curiosidad, el chispazo que saltó de la mejilla a la barbilla de la chica. Esbozó una corta sonrisa, sin dejar de mirarla, y luego asintió.

—Vale... — murmuró —. Aunque me gustaría saber la respuesta...

Giró el cuello y observó a la claritas, que permanecía en silencio. Chasqueó la lengua.

Parece que el ambiente se ha relajado un poco. No demasiado, pero al menos la lluvia de puyas ha cesado un poco, y por la expresión de Hewina, la pobre chica no debe de estar muy cómoda. De hecho, me siento excesivamente débil y ridícula dando un espectáculo tan denigrante. Decido, entonces, que lo mejor es retirarse.

- En fin, ha sido un placer encontraros, pero empieza a refrescar, así que yo voy a entrar dentro. Supongo, pues, que he de despedirme.

Lanzo una mirada a Hewina, como intentando al mismo tiempo ignorar a Lyam, pidiéndole disculpas (a ella) con los ojos.

Finalmente parece que dejan de pelearse, pero Alehyss decide irse. Ella fija su mirada en mi, por lo que le respondo: "Oh, bueno está bien. Me alegro de haberte visto.

No puedo evitar formar historias, y quise ponerme en el lugar de Alehyss, por lo que llego a la conclusión de que posiblemente estuviese algo dolida. No pude evitar preocuparme.

"Que te vaya todo bien.", comenté entonces a modo de despedida, sonriendo un poco. Probablemente no fuese lo más apropiado, pero sentí la necesidad de decirlo.

Frunció ligeramente el ceño al escuchar cómo la chrysos se despedía. ¿Otra vez? ¿Tenía pensado irse otra vez sin darle una maldita respuesta? ¡¿Otra vez?! ¡Pues no! ¡Claro que no! Qué demonios... Se merecía una maldita respuesta. Quería saber por qué demonios se comportaba como una maldita borde con él cuando no le había hecho nada, y por qué demonios había decidido que sería una fantástica idea iniciar un maldito pique cuando la claritas llegó. Y quería saberlo ahora.

Esperó a que la claritas respondiese, todavía con el ceño fruncido. Cuando terminó, relajó la expresión y esbozó un amago de sonrisa.

—Lo siento, Hewina, pero, si me disculpas, creo que yo también me iré. Como dice Alehyss, ha empezado a refrescar — Alzó las cejas y sonrió (o algo parecido) —. Lo siento de veras... De todas formas, a ver si nos vemos pronto...

Miró a la chrysos de reojo.

Frunzo el ceño. No me apetece que me siga, pero parece que no hay muchas más opciones, porque el chrysos no tiene pinta de ir a dejarme ir tan fácilmente. Pongo los ojos en blanco y hago un gesto a Hewina, disculpándome.

- Siento que hayas tenido que presenciar esto. La próxima vez prometo que nuestro encuentro no tendrá nada que ver. Lo siento de veras. Buenas noches-. Lo digo todo algo seca, pero lo siento de verdad.

Lanzo una última mirada al chrysos, a Hewina y a Hoju y regreso al interior maldiciendo interiormente.

*se va XDDD*

FdR- Lo siento, Hewi~~

Lyam también decide irse, seguramente para hablar con ella de sus asuntos, por lo que digo: "Ah, bueno... está bien"

Entonces Alehyss se disculpa y se va, por lo que le digo adiós.

En cuanto se va cojo a Hoju en brazos y miro a Lyam, torciendo una leve mueca. Entonces le digo: "esta vez no tengo que decirte que vayas a hablar con quien se ha incomodado contigo, ya te lo propusiste tú solito."

Sonreí un poco, esperando que no se lo tomase mal.

Observó cómo la chrysos abandonaba los tejados y, luego, clavó sus ojos en los de la claritas. Estaba dispuesto a despedirse con un simple chao, pero la chica se le adelantó. Escuchó en silencio su comentario y, cuando terminó, no pudo evitar reír.

—¡Ya ves! Voy mejorando. Ahora ya puedo tomar esa clase de decisiones sin tu ayuda — respondió, con un tono de voz divertido —. A ver si la encuentro, eso sí... — añadió, sonriente. Colocó una de sus manos en un hombro de la chica y le sonrió —. ¡Nos vemos! Siento irme así, pero... Sé que tú me entiendes...

Le guiñó un ojo y, luego, se fue.

*se va*

Fdr. maips xD

"Buena suerte.", le dije sonriente mientras se iba. Entonces me quedé allí sola, en los tejados.

Miré hacia los alrededores instintivamente, y suspiré. Estaba anocheciendo, y por lo visto tendría que quedarme allí durante un buen rato, ya que si me iba ahora y me los encontraba por los pasillos creo que acabaría huyendo despavoridamente. Me reí un poco, imaginándomelo.

Subí un poco por aquellos tejados, desplazándome hacia el medio y alejándome del borde de estos. Entonces me senté y me tumbé allí con Hoju, y contemplé el cielo mientras se oscurecía, dejando ver así un montón de estrellas.

Al final me quedé allí bastante rato, dejando que pasase el tiempo, y cuando estimé que había pasado tiempo suficiente bajé con cuidado de allí, volviendo por donde había venido.


*se va*

Hoy me había levantado tarde. Me había tomado el lujo de dormir porque necesitaba estar descansada y además era uno de esos días en los que te apetece dormir, descansar y dejarlo todo para otro momento. Así que sin ánimo de entrenar me fui a los tejados.

Escalé por la pared y cuando llegué a arriba estiré los músculos de los brazos y las piernas, me quité el carcaj y mi arco y recosté la cabeza sobre la palma de mis manos mientras veía las nubes del cielo.

*Se queda vagueando*

Me desperté sobresaltada al notar un picoteo en el ala izquierda. Me levanté y observé que tan solo era un pajarito medio azulado que me probaba con interés. Me llevé la mano derecha a la cabeza, me había mareado por levantarme tan rápido... Esperé unos segundos a que el mundo dejara de girar y entonces me volví al pajarito. Acerqué la mano derecha al ala izquierda y se subió a mi dedo, los pájaros no me temían. Sonreí mirando al animal.- Supongo que no es normal ver a gente aether en Brontë...- Murmuré divertida por la expresión de desconcierto del pájaro al notar que las alas eran mías. Me miró indignado y luego levantó el vuelo y desapareció en dirección al sol. Me cubrí los ojos con la mano para protegerlos del astro rey y luego estiré mis seis extremidades. - Cuánto tiempo estuve durmiendo?- Me pregunté mirando el cielo. Estuve intentando predecir mi tiempo de sueño, pero en vistas de mi fracaso me colgué el carcaj a la espalda, cogí a Arpa y con un movimiento ágil me levante. Miré el paisaje que se extendía a mi alrededor.- Bueno, hora de entrenar...- Y salté al suelo.

*Se va*

Salgo a tomar el aire a los tejados. Ya es bastante tarde, y se nota, pues no hay luz en el horizante.

Enciendo ligeramente los ojos y miro dónde piso. Las tejas están resbaladizas en algunos puntos, por el musgo, pero en general no me dan problemas. Camino casi hasta llegar al borde y entonces, a medio metro de este, me siento, recogiendo ambas piernas y abrazándolas con los brazos.

Suspiro.

*se queda*

Pasando por una ventana, salí a los tejados. Había estado paseando por la tarde, intentando buscar algo entretenido que hacer, y, ahora, había decidido ir hasta allí para observar las vistas. Sería más divertido que recorrer, de nuevo, los exteriores del Palacio. Además, me gustaban las vistas que se veían desde las alturas. Eran bonitas.

Al llegar, vi a Alehyss Lester, sentada cerca del borde del tejado. Tenía las piernas recogidas y los brazos abrazándolas. Ladeé la cabeza, confusa. No podía saberlo a ciencia cierta, pero no parecía muy contenta. Me pregunté qué le habría pasado. Luego me acordé del espectáculo que había protagonizado Rick con ella y pensé, no supe muy bien por qué, que a lo mejor sería decaída por eso.

Di un par de pasos y me acerqué. No había hablado mucho con ella, pero, bueno, a lo mejor no le vendría mal algo de compañía.

—Buenas noches...

Escucho unos pasos cerca de mí, y cuando me vuelvo y mis brillantes ojos iluminan su rostro, puedo reconocer a Inger Nielsen.

Inger.

Inger es la novia de Esupidick Dehnel.

En mi mente suspiro. Sin embargo, tengo pocos datos de esta chica, por lo que no me queda mucho más que hablar con ella.

- Buenas noches -respondo a su saludo-. No esperaba a más gente por aquí a estas horas-comento, aunque más como una curiosidad que como un reproche.

En cuanto se giró, esbocé una tímida sonrisa y me pasé una mano por la nuca. Pensé, entonces, que a lo mejor no había sido buena idea acercarme porque yo sólo había hablado con ella una vez, porque salía con Rick (y ambos se odiaban), porque no sabía muy bien qué podía decirle, qué tema podría tratar con ella...

Bajé la vista y llevé mi mano al cuello.

—Bu... Bueno... Yo es que... Como soy caeruleus pues... Pues... Eh... — Tomé aire —. A ver... Es que... Como veo por la noche... Yo... Pues suelo pasear así... A estas horas y, bueno, ya sé que no es muy normal porque, claro, estoy en Fulmen y no en Caligo... Y, bueno, el horario es diferente... ¡O no! No lo sé... Y... Bueno... — Forcé una sonrisa —. Que... Eso... ... ¡Pero si quieres estar sola puedo irme a otro sitio! O... O sea, no me importa ni nada...

Bajé la cabeza, ligeramente sonrojada.

Me pongo en pie. Tanto titubeo me pone nerviosa. La miro fijamente, apagando un poco los ojos.

- Tranquila. No reparé en eso. Date cuenta que para los de las demás razas el ver de noche sin más se nos hace extraño. Y eso que para la mía es relativamente fácil.

La miro unos segundos más. Luego ladeo la cabeza para mirar el oscuro cielo.

- ¿Cómo es?- pregunto, sin estar segura de si la pregunta va dirigida a ella o al aire.

Me quedo callada unos segundos, pensando en mis cosas. Luego aclaro la pregunta.

- ¿Cómo es que en tu mundo no exista la oscuridad?


FdR- Poética u,u

Al notar como se levantó, alcé la cabeza y la miré. Asentí ligeramente un par de veces y volví a pasarme una mano por la nuca.

—Lamento titubear tanto... — Esbocé una mueca —. No lo hago queriendo...

Desvié la mirada. Permanecí así, con la mano en la nuca y con la vista clavada en el suelo, hasta que escuché la voz de la chrysos. Entonces la miré de reojo y fruncí ligeramente el ceño, confusa por su pregunta. Me preguntaba a qué se referiría. Y, de hecho, iba a pedirle que me aclarase la pregunta, pero, antes de poder pedírselo, ella misma lo hizo.

Me quedé callada durante unos segundos, pensando una respuesta. ¿Qué podía decirle? No lo tenía claro. Para mí, poder ver en la oscuridad era algo normal, natural. Pero eso no significaba que no existiese... O, bueno, sí pero no. O sea, no sabía qué se sentía al quedarme a oscuras, pero, en una forma más filosófica o poética o lo que fuese, sí que había oscuridad. O algo así. Filosofar no era lo mío.

—Pues... ... Bueno... — Me pasé una mano por el cuello —. Para mí, poder ver en la oscuridad es algo normal... Pero que no sea lo que es no ver de noche no quiere decir que... No sé, que no exista la oscuridad... O sí... Quiero decir... Desde un punto de vista más... Y bueno... Pero eso es poético... — Negué con la cabeza —. El caso... Quería decir que... Desde un punto de vista filósofiiico... En mi muuundo pueees también... ¿hay oscuridad? — Reí nerviosa —. Aunque supongo que no te referirías a eso y, bueno... Tampoco es que tenga mucho sentido... Mejor olvídalo. Sí. Olvídalo. ¡Aunque, bueno si estás triste, si quieres yo...! — Bajé el tono de voz —. ¿Puedo escucharte si quieres...?

Bajé la cabeza.

La miro velozmente, girando la cabeza casi con violencia. ¿Escucharme?

- Siento la pregunta -. Comienzo por ahí-. En cuanto a lo de escucharme... No te lo tomes a mal, no quiero hacerte un desprecio. Simplemente me preguntaba si parezco triste, porque no creo que eso se lo digas a gente que parezca radiante.

Me retiro un mechón de pelo, poniéndolo tras la oreja derecha y mirando de nuevo al frente.

- ¿Acaso parezco triste?- pregunto, en voz más baja, prácticamente para mí.

Al escuchar sus palabras, bajé aún más la cabeza y desvié la vista (pasándola de las tejas que tenía delante de mis pies a unas que estaban a mi izquierda). Me pasé una mano por la nuca, de nuevo, y suspiré. Tenía que haberla dejado sola, que yo ni tan siquiera tenía una gran relación con ella. Tragué saliva. Ella me preguntó, entonces, si parecía triste.

Alcé ligeramente la cabeza.

—Bu... Bueno... Yo lo decía porque... No sé... Me lo pareció... — La volví a bajar y me pasé la mano por el cuello —. Porque... Como estabas sola, en los tejados y... Tal... Pues, a ver... Normalmente, alguien que está contento no hace eso... Creo. — La miré. Forcé una sonrisa —. Pero sólo fue una suposición. No digo que estés triste ni nada...