Tejados

La miro, lánguida, mientras sus palabras retumban en mis oídos, como si tuvieran eco. ¿Esa es la imagen que doy? Sola... Triste... Amargada...

Sola...

Triste...

Sola...

Sola...

Esbozo una sonrisa algo triste, aunque involuntariamente, no para darle la razón.

- Quizás lo esté un poco y no me haya parado a pensarlo -comento, alzando de nuevo la vista al cielo.

Mantuve su mirada, en silencio, sin saber muy bien qué decirle. Cuando sonrió, torcí mi sonrisa y suspiré. Avancé un par de pasos, reduciendo así la distancia que nos separaba, y la miré de reojo. Me pasé una mano por la nuca y chasqueé la lengua.

—Yoo... Bueno, no puedo saber si lo estás o no... Ni puedo decirte que hacer y que no hacer... Podría darte un consejo, pero no soy buena dando consejos porque siempre que empiezo a hablar me lío y al final no digo lo que tenía pensado decir... — Forcé, de nuevo, una sonrisa —. Pero... Si quieres hablar... ... Yo... Puedo escucharte... O si, no sé... Si quieres dar un paseo o lo que sea, puedo ir contigo... ... Lo... Lo que quiero decir es que... Bueno, somos compañeras y... Podemos... Hablar, pasear y esas cosas todas que hace todo el mundo...

Ensanché, un poco, mi sonrisa y la miré.

Suelto una jocosa carcajada, pero no es por ella. Realmente, lo que Inger Nielsen diga o deje de decir ahora mismo no me importa mucho, pero sus palabras me hacen pensar, y pensar en mí es algo que últimamente evito hacer.

De todas formas, la chica no parece muy despierta (además, sale con Rick), así que quizás ella me pueda ayudar a descubrir algo o a desahogarme sin enterarse de mucho acerca de mí. Silvanus es peor fuente de desahogo porque está demasiado pendiente de lo que Aren quiera.

- Si te digo la verdad... Estoy hecha un lío.

Quizás adoptar un comportamiento adolescente sea lo mejor para que me entienda bien.

Fruncí el ceño al escuchar su risa. Vale, puede que no me hubiese expresado bien y que hubiese dicho tonterías, pero no había necesidad de reírse. En ese momento, pensé en irme y, de hecho, me di la vuelta para hacerlo, pero, al escuchar su voz, me detuve. Torcí el cuello y la miré, ligeramente sorprendida. Suspiré y volví a mi posición original.

—¿Puedo preguntar por qué...? Puedo escucharte, si quieres...

Siempre y cuando no se riese de mí, claro.

- Por todo, supongo.

Sonrío y me siento de nuevo, a mirar hacia el cielo, apagando los ojos. Es como si quisiera evadirme de la visión para poder seguir hablando.

- Aquí a veces me siento sola... No se me da bien hacer amigos. Y... Bueno... Hay un chico interesante. No estoy enamorada, ni mucho menos, pero aunque lo estuviera el pasado me persigue.

Hago una mueca.

- Por si fuera poco, Dehnel salta sobre mí como un perro furioso cada vez que me ve y me siento como si no avanzara en nada de lo que hago.

Ahora es cuando ella me facilita información útil sobre alguien.

Suspiro.

Tomé asiento a su lado cuando ella se sentó y la escuché, en silencio, atenta a sus palabras. Su primera ¿confesión? me tomó por sorpresa (y hasta hizo que alzase las cejas), más que nada por lo que decía de sentirse sola, del chico y del pasado. Por algún extraño motivo, que dijese que no se le daba demasiado bien hacer amigos no me llamó la atención. En cuanto a la segunda, me pregunté a qué se refería con que no avanzaba. ¿Estaba entrenando o algo así y le frustraba no ver cómo sus habilidades mejoraban?

Suspiré.

—Bueno... En cuanto a lo primero... Pues, no sé... Es que no te conozco mucho, pero... — Me pasé una mano por la nuca —. A lo mejor si... ¿te implicas más? O si hablas más de la gente de ti... A lo mejor te sería más fácil hacer amigos... — Esbocé una tímida sonrisa —. Tampoco es que a mí se me dé especialmente bien, pero creo que son por motivos diferentes... — Hice una mueca. Yo era muy tímida. Ella no lo parecía —. Seguro que así te sentirías menos sola... Supongo... Y... Bueno... — Suspiré de nuevo —. En cuanto a lo del pasado y el chico... — Fruncí ligeramente el ceño —. Yoo... Bueno, mi hermano y yo creemos que no puedes dejar que el pasado te pare... O te frene... Quiero decir... El pasado es pasado, el presente es presente y el futuro es futuro. Algo que ha pasado no tiene ya arreglo, así que no creo que la gente deba dar vueltas sobre ello... Simplemente... Dejarlo en el pasado... — Fruncí más el ceño —. O algo así...

Me pasé una mano por la nuca y desvié mi vista al cielo. Luego continué:

—En cuanto a lo de Rick, puedo decirle algo... O sea... Que te deje en paz y eso... — La miré de reojo. Hice una mueca —. Es que puede ser un poco exagerado... ¡Pero no es mal chico! — Sonreí. Luego chasqueé la lengua —. Y sobre lo último, a lo mejor te exiges demasiado. Intenta relajarte o algo así, y ya verás como ves resultados. Evidentemente, no puedes esperar que un entrenamiento o algo así dé sus frutos en un poco tiempo. Hay que esperar, ser paciente... Y seguir intentándolo, claro. No tirar la toalla y esas cosas. Con perseverancia, las cosas se consiguen. Pero, como he dicho antes, tampoco puedes obsesionarte con algo... Hay que mantener un equilibrio o algo así. — Fruncí el ceño —. Creo. Como ya he dicho, no se me da bien dar consejos... Así que... No sé si me he explicado bien.

Dibujé, de nuevo, una mueca.

Sus palabras, si bien titubeantes, me ayudan a relajarme. Por lo visto, no había pensado nada raro sobre mí, así que puedo estar tranquila por ahora. Me dedico a responder a cada cosa que dice.

- Tampoco es que me muera por tener amigos, quiero decir... Estoy aquí para luchar, no para pasármelo bien. Simplemente que a veces, pocas, añoro esa clase de compañía.

Suspiro.

- En cuanto al pasado... A veces no puedes dejarlo atrás aunque quieras... -. Clavo los ojos en el cielo, oscuro. Quizás Jager lo esté atravesando ahora mismo y la noche es tan negra que no puedo verlo... Extiendo una mano hacia delante, como si lo palpase, para descubrir que no existe nada en ese lugar. De todas formas, si estuviera ahí, no lo vería a menos que él quisiese. A veces me pregunto si también él quiso que yo supiese que me engañaba-. Te persigue allá donde vas...-. Pronto me encontraré con él, por primera vez desde lo de Lyam, y no sabré qué decirle. No sabré reaccionar. Y tras verlo me pasará lo mismo con el chrysos, quizás. O tal vez no, y solo pienso demasiado... -. Te agarra muy fuerte. Se aferra a ti, te ata y no puedes ver más mires donde mires...

Siempre lo recuerdo.

Suspiro al oír su comentario sobre lo de Rick.

- No quiero su compasión. Puedes dejarlo estar... Mientras me dejé en paz, haré lo propio...

Esbocé una tímida sonrisa.

—Bueno... Pues cuando te sientas así, puedes intentar hablar con alguien... O algo así. Todos somos compañeros y, salvo Rick, dudo que el resto tengan (o tengamos) problemas con hablar tranquilamente contigo. Hacerte compañía y todo eso. — Moví los dedos de las manos. Parpadeé —. No sé si me explico...

Sonreí y la miré. Escuché en silencio lo que dijo, prestando atención a sus gestos. Cuando terminó de hablar, me pasé una mano por el cuello. Me preguntaba qué le había pasado. Tras un rato en silencio, murmuré:

—Yo creo que si quieres, puedes dejarlo atrás... — Llevé mi mano a mi nuca —. Si quieres dejar atrás el pasado, olvidar y todo eso, yo creo que puedes hacerlo... Siempre y cuando hayas dejado las cosas aclaradas... No con alguien, que también, sino contigo mismo... — Fruncí el ceño —. Algo así como sentirse en paz consigo mismo. Yo creo que si te sientes así, puedes olvidar todo lo malo que te ha pasado porque... Bueno, entiendes que no ha sido tu culpa que las cosas hayan salido mal... O entiendes que, realmente, las cosas no podían ser de otra manera... O entiendes que la vida es así, que tiene cosas malas y cosas buenas y hay que seguir adelante... — Alcé ambas cejas. Moví los dedos —. Cuando te aclaras, todo lo ves mejor y, en mi opinión, te acabas olvidando de las cosas malas... — Me pasé una mano por la nuca —. No sé si logro explicarme... Ni tan siquiera sé qué quiero decir. Estos temas nunca han sido lo mío... — Reí —. Mi hermano es el que sabe hablar; yo sólo intento repetir lo que dice (sin éxito).

Suspiré. La miré de reojo.

La miro. Esbozo una sonrisa. No tiene muchas luces, pero a su forma es simpática. Quizás hayamos empezado con mal pie.

Le extiendo la diestra.

- Un placer, Inger.

Tal vez ella no lo sepa, pero esto es un gran gesto de respeto para mí. Y ahora intentaré arreglar el asunto de Jager para dar algo de descanso a mi cabeza, que no deja de pensar en él, ya sea para recordarlo o para querer estrangularlo...

- Ahora, sin embargo, me gustaría descansar un poco, así que iré dentro.

La miro unos segundos.

- ¿Vienes? Empieza a hacer frío.

Tras el gesto de aprobación de la chica, me pongo en pie. Camino hacia dentro. Ya tengo un nuevo asunto que tratar.

Por el momento, además, Inger no es una amiga para mí. Pero tengo nueva información sobre ella que clasificar.

*se van*

Los tejados son un buen sitio para pasar el día y dejar que mi dragón, revolotée por las inmediaciones, mientras el cálido viento de primavera me acaricia la cara. El sol pronto se pondrá y la verdad, estan siendo unos días muy aburidos, entrenar solo es un coñazo...
suspiro

Tristán revolotea a mi alrededor, cazando mosquitos al vuelo y comiéndoselos.
Sonrío al verle tan feliz.

*se queda*

Rais caminaba por los tejados, pensativo. Seguía tratando de poner sus ideas en orden con respecto a todo lo que había visto y oído desde que había llegado a palacio, repasando mentalmente cada instante y momento, tratando de sacar conclusiones. El viento hacía que su capa se agitase a cada momento de forma molesta, pero aún así, el seguía envuelto en ella y con el embozo y la capucha tapándole el rostro, dejando visibles únicamente las dos rendijas en las profundidades de la capucha.

Se paró pensativo, meditando sobre que debería hacer.

Tristán vuela entretenido, pero un gruñido hace que se pose en mi hombro y gruña a algo que está a mis espaldas. Agresivo.
-¿Qué pasa, Tristán?- digo dándome la vuelta.
Entonces le veo. Un hombre alto y de buen porte está al fondo del palacio. Va vestido de riguroso negro con una capa y capucha que le tapan todo el cuerpo y le hacen parecer muy sospechoso... quizás sea un espía del enemigo.
Frunzo el ceño. Tengo la ventaja de que él aún no me ha visto, por lo que saco a Altheda, mi daga y me la pongo en la boca, mordiéndola con los dientes, mientras que conjuro dos Aquaerum que rodean mis manos, preparados para ser lanzados en cualquier momento. No voy a permitir intromisiones.

Lanzo uno de ellos de modo que le pase al lado. No quiero darle, a ver si me voy a equivocar de persona, y cojo mi daga ahora con la mano libre, mientras el otro hechizo espera en mi mano.

-¿Quien eres tu?- digo amenazante.

-No seas idiota. Soy un Flamma, si te pones algo metalico entre los dientes, lo calentaré al rojo vivo con un Batzall y mientras tu lengua se cae a cachos y eres del todo incapaz de conjurar, le lanzaré un flagrare a ese reptil tan llamativo que llevas contigo. Acto seguido, mientras no puedes articular palabra y, por tanto, conjurar, porque tu lengua es un amasijo de carne desfigurada, te lanzo dos flagrares mientras te caes balcón abajo. - Hizo su exposición sin moverse, era obvio que no tenía intención de hacer nada de lo que dijo, pero desde luego, tampoco parecía que le importase si tuviese que llegar a hacerlo.

-¿Qué pasa con la gente de este palacio? ¿No os enseñan a pensar antes de ser una panda de violentos descerebrados?- Suspiró. con un deje de prepotencia que inspiraría asco en cualquiera con un poco de humildad. -Se supone que hay una guerra, ¿Por qué todos parecéis tan interesados en hacer el trabajo del enemigo? Primero lo de esa Aether y ahora esto... - Rais negaba con la cabeza, desaprobador. A pesar de todo ello, seguía sin mover un músculo, bastante tranquilo y sereno pese a la situación. Era obvio que no le iba a atacar en Palacio.

Escucho todo lo que me haría y me pongo tenso.
Cuando amenaza a Tristán, este bufa enfurecido, por lo que se esconde en mi ropa para no verle.
-Demuéstramelo, maldito cobarde- digo con valor.- Yo, Silvanus Kettleburn, te reto, pero no sin antes saber tu nombre. Además, si no eres un espía, porque vistes de esa manera? das miedo y haces desconfiar a la gente!- entonces lanzo el segundo Aquaerum para que le roce la cabeza.
-Que sepas que ya pude haberte matado o tirado de los tejados cuando quisiese.- comento socarrón.- y haz el favor de descubrir tu cara, si no quieres que siga desconfiando de tí.

Rais se rió, una carcajada larga y desalentadora, amarga, a pesar del Aquaerum que le pasó rozando. Ahora era más que evidente que el otro no le iba a atacar, a pesar de sus bravuconadas, no se arriesgaría a tener problemas con la guardia.

-Tú, ¿me retas a mí? jajajajaja.... -las rendijas se abrieron, mostrando dos esferas rojas, mientras su pecho subía y bajaba por la risa.- ¿Ves alguna armadura con el escudo de alguna familia Noble en mi pecho? ¿Por quien me tomas? ¿Por un jodido caballero?- seguía riendo y negando con la cabeza.- Te diré lo mismo que a esa Aether, fastidiame lo suficiente y vas a necesitar poner en nómina un catador para asegurarte de que tu desayuno no acaba contigo tosiendo tus pulmones fuera de tu cuerpo... Un Duelo dice... -seguía negando para sí mismo, le parecía bastante gracioso.

-Está bien, está bien -dijo tras relajarse un poco.- Te mostraré mi rostro, no quiero que te de un ataque de pánico o algo así. Eres una persona bastante nerviosa, ¿No? -una mano escamosa se alzo hasta su mano, bajando el embozo y retirando la capucha hacia detrás y mostrando su rostro. Sus dobles parpados se abrieron y cerraron, mientras aún miraba al Piscis, sin ningún asomo de hilaridad en su rostro.

-¿Por quien me tomas, sabandija? soy uno de los más experimentados guerreros de este palacio! no me menosprecies! - digo realmente enfadado y ofuscado por sus palabras. - Eres un fanfarrón digo temeroso y con el ceño fruncido.

Al final acede a dejarse ver. Es flamma. No es que sea ni guapo ni feo, pero tiene un buen cuerpo y eso, al fin y al cabo, es lo que cuenta. Trago saliva.
-Dame tu nombre- digo apuntándolo con mi daga.- si no quieres que te abra al medio o peor... avise a algún líder del palacio- amenazo mintiendo, pues no tenía manera alguna de avisar a los líderes.

Doy un par de pasos hacia delante. Trago saliva. Mis ojos verdes se posan en los suyos, intentando parecer maduros, aunque en el fondo no lo son.- Entonces no eres un espia?- digo tendiéndole una mano. Si hubiese sido un espia, ya me hubiese atacado al momento de verme...

Rais mira la mano, aunque sólo hace eso, la mira sin tomarla. Acto seguido sus ojos miraron a los del Piscis.

-No, no soy un espía y ya que estás tan interesado, soy Rais, Rais Dhamar -Dijo mientras hacía una reverencia grandilocuente y, tal vez, algo burlona.- Aunque normalmente, los guerreros experimentados de palacio tienen más educación y dan su nombre antes de pedir a un extraño que de el suyo. Pero es del todo comprensible que tengas una actitud cautelar conmigo... Si yo fuese tu... -dijo mientras lo miraba de arriba abajo y una de las rendijas de su boca sonreía.- Sin duda, también la tendría. -dijo, acabando sonriendo.

Rais... no olvidaría ese nombre fácilmente.
-Ya te he dado mi nombre, bastardo- digo hinchando los mofletes y poniendo morros. - Me llamo Silvanus. ¿No me has oido?

Porque me miras asi? digo molesto. no me sonrías de ese modo- digo furioso y agitando los brazos en el aire, de una manera bastante graciosa.

Al final relajo los hombros y sonrío. Al fin y al cabo, no es de los malos, asi que no debo ser tan borde con el.
-Bueno, discúlpame por haberte confundido con un enemigo.- digo azorado y morrudo.

Tristán, mi dragón, salio de entre mis ropas y voló hasta situarse enfrente del hombre, bufó y escupió una llamarada (de tamaño de una cerilla) hacia el cielo, intentado demostrar su chulería y su poder.

-Ese es Tristán. Ahora está un poco enfadado, pero nada más. Es majo si lo coges y lo acaricis, te perdonará

-Silvanus... la Aether te mencionó. - Asintió para si mismo, mientras volvía a colocarse el embozo y la capucha, volviendo a ser únicamente visibles las dos manos escamosas y las rendijas al fondo de la capucha.- Disculpas aceptadas -dijo con clara satisfacción.

-Acabo de llegar a Palacio y estoy buscando información sobre la situación actual, por lo que dijo la Aether deduzco que tu podrías saber algo. ¿Sabes algo respecto a como están las cosas actualmente? He llegado recientemente y no estoy muy enterado.

-La aether? supongo que te referiras a Thamerlein... ella es la única aether chica que conozco. bueno pues la situación actual... yo oí la llamada para venir a brönte:


"El mal comienza a acechar. Hay que armarse para la batalla. Todo guerrero que tenga algo que proteger, todo aquel que quiera luchar, que se dirija al Palacio de Brontë
El tiempo apremia. No hay segundo alguno que perder o lo que vendrá no será una batalla, sino otra guerra.
Formemos un ejército de todos los colores; de todas las razas. Un ejército que no pertenezca a ninguna raza y a todas a la vez. El ejército de Mithos.
La lucha por Mithos comienza. La lucha por la paz."


Esofue lo que resonó en mi cabeza y por eso deidí venir al palacio ante la llamada.

Luego... bueno, los lideres, los 7, estudian en estos momentos contra lo que ns enfrentamos. Y ahora, algunos compañeros, están en una misión, por lo que pronto traerán respuestas... yo no se mucho, simplemente me dedico a entrenar y a complacer a los líderes en todo lo que quieran. Haré todo lo que me manden, y si me mandan luchar contra el enemigo a muerte, lo haré, llevándome a muchos conmigo- digo contento.

Bueno, es tarde, creo que me voy a ir retirando, ¿quieres venir al comedor a cenar? seguiremos hablando allí. ¿te parece bien?

-No, creo que daré un paseo por el bosque.-dijo tras escucharle atentamente, aunque llegó a la conclusión de que no era de mucha utilidad, aunque al menos sabía que ya había alguien actuando de alguna forma. Así que tocaba esperar... Bien, podía esperar.


-Ya nos veremos, Silver - Dijo a modo de despedida mientras pronunciaba su nombre mal adrede, a veces enfadar a alguien podía resultar refrescante.

Rais se alejó del piscis y se dirigió al bosque.

Rais caminaba absorto en sus pensamientos sobre el tejado, aún pensativo sobre su último encuentro en el bosque.

-Las cosas están muy tranquilas por aquí, es posible que venir haya sido una total perdida de tiempo - comentó para si mismo, mientras se acariciaba el mentón con gesto de disgusto.

Caminaba lentamente, no tenía prisa. Parecía que el tiempo en palacio no transcurría, así que... ¿Por qué iba a andar él con prisa? Continuo caminando por el tejado.

Decidí que ya había sido suficiente entrenamiento y me fui a los tejados. Ni siquiera me había dado un baño, pero me daba igual, solo quería subir y mirar el paisaje, subir a lo más alto y acercarme a Ventus lo máximo posible.

Salí al balcón de los dormitorios femeninos y escalé por la pared hasta llegar al tejado. cuando subí, ví la silueta de una persona, que estaba a contraluz y no veía bien. Acerqué la mano izquierda a la madera del arco.- Hola.- Dije para hacerme notar y que la persona se diera la vuelta.

*se queda*

Rais se dió la vuelta despacio, no es que fuera de esa clase de tipos con unos reflejos de acero, que activados como un resorte se dan la vuelta al menor estímulo.

-Hola... - entrecerró los ojos para ver bien- Ah, eres tú. ¿Qué tal? - preguntó con algo que era más un intento que otra cosa, de amabilidad.

Se dió la vuelta y me saludó, la voz me sonaba así que entrecerré los ojos y al final pude distinguir la cara de mi acompañante. Alejé la mano del arco y le sonreí.- Bien bien, Rais... no?- Le pregunté un poco dudosa ya que hacía tiempo que no lo veía.

Me acerqué a él y ya de paso me acerqué para observar el paisaje.- Y tú que tal? Algo nuevo?-Le pregunté.