Hall/Entrada

Alzo una ceja algo intrigado y estoy a punto de preguntar a quién le he recordado pero decido que será mejor callar la boca y no parecer muy impertinente. Al menos por ahora.
-Si, acabo de llegar.- Respondo sin más, arrugando la nariz con algo de desdén taciturno.
Al escucharle chasqueo la lengua. No encuentro las palabras.- Verás... a ver como te lo explico...- Comienzo, sin abandonar en parte un tono dejado y ligeramente chulesco.- Yo he venido aquí a buscar a mi hermanito y a irme por donde he venido.- Hago una pausa para volver a ver el Hall algo asqueado y acabo por suspirar.
- Me llamo Gabriel Kettleburn.- Acabo por decir, con las manos en la nuca y una pierna cruzada por detrás, mientras acompaño mi nombre con un generoso bostezo.

Alzo una ceja al ver su comportamiento de colegiala llorona pero lo dejo pasar mientras chasqueo la lengua. - ¿Siluro tenía amigos? Pff- Me río recordando su infancia.- Es igual, olvidalo.- Comento con un gesto de mi mano.

-Ya lo sé.- Asiento sin más, adquiriendo por unos instantes un tono algo más serio y un semblante más tenso. - Una tal "dirección del Palacio"- hablo haciendo los gestos de las comillas.- Envió una carta diciendo lo que "en teoría" ocurrió.- No me fio ni un pelo de esta gente y de sus notas.- Así que vengo a empaquetarlo, cogerloy llevarmelo a mi casa. - Remato asintiendo con un gesto de cabeza firme mientras señalo hacia atrás con el pulgar la puerta. -¿Estamos? - Remato alzando las cejas y abriendo los ojos.

De repente siento como un ligero cambio de actitud. Quizá he sido demasiado brusco.- Eh, que yo lo quiero y esas cosas ¿eh?- Acabo por dejar salir una sonrisa algo forzada.- Sólo que seguiré metiéndome con él hasta que me apetezca.- Asiento.

-El caso.- Retomo el tema.- Si no te importa, puedes llevarme a su habitación o a donde quiera que lo tuviesen pastando en algún momento?- Bromeo.- Me gustaría pasar la noche y, ya puestos me gustaría que me dijeses a quien tengo que dirigirme dudo mucho que la señorita "Dirección" pueda atenderme.

Espero pues su respuesta.

Llego a la puerta y no espero ni un segundo para llamar. Golpeo con los nudillos rápidamente.

Acto seguido respiro hondo, necesito calmar mis nervios. Pero no me está funcionando. Estoy impaciente y el tiempo de espera me parece una eternidad. Voy cambiando el peso de una pierna a otra nerviosamente. Empiezo a preguntarme si todo fue un error. Si alguien se confundió y en realidad yo no tendría que estar aquí. O quizás esto es una prueba para ver mi iniciativa y debería entrar directamente. O puede ser una prueba de paciencia. Uf, espero que no.

Pego la oreja a la puerta intentando averiguar si hay movimiento al otro lado.


*espera*

Kyoti camina sin prestar mayor atención a su entorno, concentrado en una flecha cuyas plumas, quizás, no haya preparado con tanto atino como pretendía. Y, si la flecha no está bien emplumada, nada garantiza que pueda usarse correctamente. ¿Y cómo va a entrenar con flechas que no son rápidas y precisas? ¿Qué va a ofrecer a Brontë si ni siquiera puede disparar en condiciones? Brontë no necesita curtidores; tiene fondos suficientes para comprar a los mejores artesanos. Lo que Brontë necesita son guerreros, y para eso lo han llamado. ¿Y si se han confundido? Lleva tanto tiempo ya allí, y...

-¡AH!

Abre la puerta, sumido en sus pensamientos, y al hacerlo ve una sombra con la que casi se da de bruces. Retrocede rápidamente, sobresaltado, y tiene que hacer un esfuerzo para no perder el equilibrio. Ante él, una chica joven bloquea el paso. Kyoti no recuerda haberla visto nunca.

-Pe-perdona -balbucea rápidamente, temiendo haberla asustado-. No esperaba que nadie... ¡Quiero decir! Seguro que alguien sí. ¿Supongo? Es decir, si esperas que alguien espere que... Es solo que yo... No, no, yo solo iba a... ¿Quieres pasar?

Se hace a un lado, decidiendo morderse la lengua e intentando buscar una frase que pueda decir entera antes de volver a abrir la boca.

Escucho unos pasos y separo la cabeza de la puerta, intentando fingir normalidad.

Un chico abre la puerta, sorprendido, y parece más nervioso incluso que yo. ¿También será nuevo? Habla tartamudeando y la verdad es que no entiendo nada de lo que intenta decir. Así que decido tomar la iniciativa.

- La verdad es que sí -le sonrío alegremente y extiendo mi mano hacia él-. Encantada, soy Krista, pero mejor llámame Kris. Acabo de llegar. No sé muy bien qué tengo que hacer. Imagino que tendré que presentarme ante alguien.

Miro al chico, expectante.

- ¿Tú eres un de los guerreros?

Kyoti casi que agradece la resolución de ella. Se siente torpe. Encima es nueva, ¿es que no puede nunca dar una primera impresión decente? Decidido a arreglarlo, alarga la mano para estrechar la suya, y es entonces cuando se da cuenta de que le está ofreciendo la mano en la que sujeta la flecha. Con un respingo, cambia rápidamente la flecha de mano para corresponder al saludo de la chica.

-Krista, o sea, digo, Kris, sí, eh, encantado -responde atropelladamente. Intenta rebuscar en su mente a toda velocidad una respuesta. ¿Cómo fueron las cosas cuando él llegó? ¿Cómo son normalmente las llegadas? ¿Debería avisar a alguien?

-Bueno, no hace falta que esperes a nadie, es decir, a lo mejor sí, pero creo que no, me parece, vaya -trata de explicar-. Quiero decir. Si te han llamado, seguro que ya saben que estás aquí, probablemente, me imagino. Puedes... Creo que puedes moverte un poco por donde quieras, o sea, hay sitios que mejor no, zonas restringidas y... En fin, ¿es así en todas partes? Creo que es así en todas partes.

Se le ocurre entonces algo un poco evidente.

-¡Ah, claro! Es que no me daba cuenta. Me refiero, ¿quieres que te acompañe? Si acabas de llegar... Yo conozco esto, bueno, un poco, bastante. Te puedo explicar dónde... ¡Solo si quieres! A lo mejor prefieres otra cosa, no sé, pero si no has comido, en el comedor... O a lo mejor sí has comido, claro. En fin, como quieras. Si vas muy cargada, a lo mejor alguien del servicio puede recoger tus cosas y llevarlas a... -Se queda un momento paralizado y abre mucho los ojos, presa de pánico-. ¡No! Quiero decir. No pretendo insinuar que tú no seas lo suficientemente fuerte para llevarlas. Seguro que lo eres. Supongo. ¡Es solo si quieres! Que a lo mejor...

Carraspea, sintiendo cómo el mundo se le está cayendo encima. Necesita un momento. Respirar. Eso.

-Me-me llamo Kyoti -murmura finalmente, con timidez, dándose cuenta de que ni siquiera se había presentado.

No puedo evitar soltar una pequeña risa. No me río de él, por supuesto. Es solo que es adorablemente tierno.

- Claro que me encantaría que me enseñases el palacio. Eres la primera persona que veo y no sé ni por dónde moverme. La verdad es que te agradecería si me pudieses explicar un poco cómo funcionan las cosas por aquí. Estoy deseando saberlo todo. Me pareció ver que hay unos terrenos bastante grandes. También me interesa saber sobre las clases, sobre todo las de magia. Y quiénes son los profesores, por supuesto. ¿Tú llevas mucho tiempo aquí?

Demasiadas cosas. Me obligo a parar. Voy a agobiarlo al pobre. Ademas, ahora que me fijo lleva una flecha en la mano, quizás le estoy interrumpiendo el entrenamiento. No quiero que me odie nada más llegar. Y tampoco quiero que piensen que soy una pardilla. Tengo que mantener la calma

Cambio mi expresión a una media sonrisa, haciéndome la interesante.

- Bueno, si es que no estás ocupado, claro -añado, haciendo un gesto con la cabeza hacia su flecha.

Kyoti siente calor en la cara y calla. En fin, Krista, o Kris, más bien, acaba de llegar, así que tiene muchas preguntas. Necesita responderlas. No puede dejarla con la impresión de que no sabe lo que hace o cómo funcionan las cosas. ¿Cuánto lleva ya en Brontë? Sinceramente, en realidad, no lleva la cuenta, así que no tiene ni idea. ¡Pero mucho tiempo! Seguro. Y, si no él como persona, como mínimo el Palacio y su cuerpo de trabajo tienen una reputación que mantener que Kyoti no puede traicionar.

-Sí, claro, eh, yo te explico y... -. Un momento. ¿Clases? ¿De magia? Kyoti espera que no, porque no ha ido a ninguna. Y la magia se le da fatal, así que espera no tener que ir a ninguna-. Bueno, en realidad no son... Creo que no son clases. Normalmente cada quien entrena por su cuenta. ¿Creo? Más o menos. O sea, sí. Hay clases. A veces. Quiero decir. A veces hay líderes que deciden que sería bueno que aprendiéramos una cosa en concreto. Pero no tiene que ser magia. Quiero decir, que también puede ser magia, claro, sí, pero bueno. Puede ser... Puede ser una técnica de combate. ¡O puede ser otro tipo de cosa! O puede ser magia, sí claro, también -. No deja de darle vueltas a la flecha en las manos, incapaz de mantener los dedos quietos-. A veces tenemos algún huésped que viene a enseñarnos su especialidad. Pero no tiene por qué ser magia. ¡Pero puede ser magia, claro! Aunque normalmente se quedan poco tiempo. Lo anuncian en el tablón, cuando eso pasa. Ahora te enseño, está cerca de aquí. Allí ponen también las misiones que están buscando miembros. O sea, trabajos y así. Cualquiera puede pedirlos. Tú también, claro, quiero decir, solo si quieres pedir algo, a lo mejor no tienes nada que pedir y no hace falta y...

Cuando ella llama la atención sobre la flecha, Kyoti la guarda rápidamente en el carcaj que lleva a la cintura, casi sintiéndose pillado en falta. Al momento se arrepiente de su impulso, porque ahora no sabe qué hacer con las manos.

-¡No estoy ocupado! -asegura rápidamente, pese a las evidencias que lo contradicen-. Es decir. Iba a... a disparar un poco en los jardines, pero. ¡No tengo prisa! No es importante. O sea, sí es importante, porque entrenar es importante, pero... Luego puedo ir. Creo. Supongo. Primero te acompaño. ¡Me refiero! Si tú quieres. Si no quieres, yo me voy y te dejo y... ¡Pero si quieres, sin problema! Si quieres. Solo.

FdR- Llévatelos si tal y si quieres (¡solo si quieres! XD) seguimos roleando la visita guiada y si no lo cerramos y te libero~ as u wish

- Oh, entiendo. No tengo problema con entrenar por mi cuenta. Es lo que he estado haciendo toda mi vida. Y la verdad no me ha ido mal -digo mostrando una sonrisa orgullosa.

Lo cierto es que no puedo evitar sentirme ligeramente decepcionada. Esperaba encontrar aquí alguien que me guiase. Aunque lo que le digo también es cierto. No tengo problema en hacer las cosas por mí misma a base de esfuerzo. Y además seguro que aunque esto no sea como una academia convencional, habrá personas poderosas y sabias que me puedan ayudar.

Lo que dice de las misiones capta mi atención. Parece una forma interesante de poner en práctica mis habilidades. Y, la verdad, suena divertido.

- Pues muchas gracias, Kyoti -y sonrío ampliamente-. Bueno, ¿por donde empezamos?

Entro en el palacio y le sigo, expectante por descubrir este magnífico lugar.

*se van a recorrer el palacio*

Tras dejar a las monturas a cargo del servicio, entramos en el palacio, y aunque resultase una tontería, no pude evitar el impulso de mirar a mi alrededor, como para comprobar que todo seguía en su sitio. Y, efectivamente, así era. Como si el tiempo se hubiese detenido, como si el palacio estuviera esperando a mi vuelta para volver a ponerse en marcha. Hasta el olor parecía el mismo.

No podía evitar pensar que había cambiado mucho más yo, pero, de alguna forma, mi percepción seguía siendo la misma.

Miré a Alehyss. Había que colocar a los chavales antes de poder relajarnos y seguir con nuestras vidas.

Espero con los brazos cruzados frente a la puerta de entrada, con la paciencia de una roca.

Realmente estoy esperando de forma bastante impaciente. Contaba con que Alehyss Lester trajese a los chicos algo antes y me asusta que hayan tenido algún tipo de percance, aunque por lo que sé ahora mismo están todos vivos. Y vienen con Massen Dew, además. Siempre está bien tener de vuelta a los veteranos.

Sonrío cuando terminan de acercarse a las escaleras que dan a la puerta de entrada y finalmente las veo frente a mí.

-¡Buenos ojos os vean, guerrrerras! -exclamo, con una amplia sonrisa-. ¿Habéis tenido un viaje accidentado?

Los chicos, que no me conocen, me miran con recelo. Ya tendrán tiempo de cogerme cariño o de odiarme. Ahora me interesa más saber qué ha pasado.

Apenas he cortado la mirada cómplice con Massen y ascendido un par de escalones más cuando me encuentro con el líder parvus, Nagorr Brumm, que parece habernos leído la mente y nos espera. Si ha venido a llevarse a los niños a la cama me haría muy feliz. Pero creo que no es tan fácil como eso.

-Buenas noches -lo saludo-. Lo cierto es que, salvando un par de cosas, no ha sido especialmente accidentado-. Pero vaya par de cosas-. Y tenemos algo que entregarle. Además de los chicos.

Espero que sepa qué hacer con la caja. Yo quiero deshacerme de ella lo antes posible. Aunque considero oportuno que le contemos los sucesos y nuestras impresiones. Y quizás no aquí, en la puerta, sino dentro, donde no haga frío y cualquiera pueda escucharnos. A poder ser sin los críos delante.

No habíamos avanzado mucho cuando Nagorr Brumm nos salió al paso. Con suerte, eso facilitaría las cosas.

─Buenas noches ─saludé, pero dejé que fuera Alehyss quien llevara la voz cantante en la conversación. Después de todo, si bien era cierto que yo me había unido a ella, en teoría aquella era su misión, no la mía.

Miré de reojo a Fran y Keith, poco segura de cuáles pudieran ser sus reacciones. Después de lo que habíamos pasado, esperaba que menos impredecibles de lo que habían sido en su momento.

No puedo decir que me sorprenda que haya pasado algo. Por un lado, lo esperaba, porque han tardado más de lo esperado en volver. Pero, por otro, la propia naturaleza de la misión daba pie a que pasase algo. No obstante, cuando Lester dice que tienen algo que entregarme alzo las cejas. Supongo que hoy tocará acostarse tarde.

-Entrremos dentrro -indico, abriendo la puerta y entrando delante-. Prrimerro vamos a buscarr un sitio parra que estos jóvenes descansen. Después me contarréis lo que pasó.

Y luego podrían descansar. Al menos, fuera como fuese, los chicos están sanos y salvos. Y eso es un gran alivio. Convierte esta noche, al menos, en una buena noche.

*se van*

¿Y qué mejor punto para anunciarse que la propia entrada? Que no era la única, a ver, pero mucha gente que entraba y salía de Brontë lo hacía por allí, así que era importante tener aquel punto cubierto.


Satisfecha, siguió su camino.

*Se va*