Lago

Hoy hace un poco de fresco, y más aún junto al lago. La brisa me despeja un poco. Aún no es hora de comer, y he aprovechado la mañana para correr un poco por el bosque con Lino y despejarme. Y ahora, ya en el lago, a lo que me dedico es a la magia.

Lo primero que hago es dejar que fluya por mi cuerpo. Siento la electricidad recorrerme desde los pies a la punta de los dedos de las manos. Me noto completamente cargada. Hago entonces acopio de todo ese poder y lo llevo a mis manos para formar una bola de electricidad en ellas.

-Shexiô -murmuro.

La bola se forma al tiempo que yo me ruborizo. La envío hacia el lago y veo cómo pierde fuerza y se disuelve en un chispazo antes de llegar al lugar en el que yo estaba pensando. Me llevo las manos a los lados de la cabeza y me acuclillo. Lino, tumbado junto a un árbol cercano, me mira.

-¿Quién le ha puesto el nombre a este hechizo...? -murmuro, mirando al animal con cierta angustia.

Termino por, acuclillada, abrazar las piernas y hundir la cara entre los brazos, refigiándome un poco de la vergüenza que me persigue. Así no hay quien se concentre.

Un crujido cercano me hace alarmarme un poco. Afortunadamente, se trata de Rick, pero aún así me levanto enseguida y esbozo una sonrisa algo tensa. Lino lo mira con curiosidad, pero no llega a levantarse.

-Hola, Rick-. me acomodo las gafas, que se me han escurrido al bajar la cabeza-. Estoy perfectamente. Estaba entrenando. Disfrutando de un buen día. ¿Tú cómo estás? ¿Qué haces?

Estoy temasiado tensa. Trato de respirar profundamente por la nariz sin que se note mucho para rebajar la tensión de los músculos de la caja torácica y espero que no me note nada extraño en la cara.

De pronto parece nervioso. Qué suerte. Ahora los dos estamos tensos. Aunque la verdad es que me genrra curiosidad su reacción. Rick me parece una persona honesta, supongo que eso hace que no se le dé muy bien mentir.

De todos modos asiento. No tengo ningún motivo para tirarle de la lengua. No es asunto mío.

-Pues yo estaba aprendiendo magia. Shexiô -explico-. Pero no termina de salirme.

Suspiro. Lo que pasa es que no estoy nada centrada, más bien. Solo de pensarlo siento que se me calientan las orejas de nuevo.

El rubor termina por cubrirme la cara hasta el cuello. Me apresuro a negar repetidas veces. Avanzo hacia él para agarrarlo por el brazo antes de que se vaya.

-¡No, por favor! -exclamo, casi en desesperación, tirando de él hacia mí-. Es un hechizo, un hechizo chrysos. ¡He dejado claro que era magia!

¿Por qué está pasando esto? Es como si en la fiesta el mundo hubiese perdido su orden y desde entonces no lo hubiese recuperado. Solo quiero meterme en la cama y enterrar la cabeza bajo la almohada hasta que todo vuelva a ser normal.

Me llevo una mano a la cara cuando ríe y suspiro cansada. No sé si echarme a llorar o aceptarlo como una broma o algo así. Estoy que salto a la mínima, supongo. A ver, ¿de qué estábamos hablando...?

-Bueno...-. Carraspeo-. Se supone que es un hechizo que tiene que explotar al llegar a su objetivo. Entonces...-. Me concentro-. Shexiô...-. Murmuro, sin poder evitar echar una mirada de reojo a Rick al decirlo, con una expresión quizás exageradamente seria.

Enseguida noto cómo la magia se acumula en mis manos y formo una esfera. Supongo que ahora estoy más concentrada en esta que antes y sale un poco más estable. La envío al lago, para que cuando explote no cause desperfectos, pero en vez de explotar es como que se deshace en un chispazo irregular.

-No termino por lograr que pase de eso. Una vez explotó, pero fue porque me desconcentré y perdí el control...

Cierro un poco los ojos, disfrutando de la presión en los hombros, pero también pensando en sus palabras. Lo cierto era que me gusta tener el control de mi entorno. La magia chrysos es muy inestable, pero yo conseguía apaciguarla de alguna forma. Pero tal vez en este caso se trata de no apaciguar nada. ¿Cómo va a explotar si no dejo que la energía fluya de forma violenta? Si no me dejo llevar ni un poco por esta...

Entreabro los ojos. Termino mirándolo de reojo.

-Estamos hablando del hechizo, ¿no?

Me concentro un poco. Inspiro por la nariz. Vamos a ver... Empiezo a sentir la energía de nuevo, subiéndome por los brazos. ¿Cómo me dejo llevar sin perder el control?

-Shexiô.

Doy forma a la electricidad, pero sin constreñirla. Dejo que sea caótica y la envuelvo, simplemente, en una cápsula sólida. Es lo que había pensado la otra vez. Pero es que hoy no me estoy concentrando nada bien.

La esfera se conforma, exacta y brillante, y la lanzo hacia el lago. Mantiene la forma y entonces decido romper ese envoltorio y la parte interna, furiosa y descontrolada, estalla, salpicando en un pequeño radio a su alrededor. No ha sido una gran explosión, pero ha sido una explosión. No puedo evitar sonreír aliviada.

Sonrío a Rick.

-Eres un buen animador, ¿sabes?

Me gusta la gente como él. Hacen que te sientas bien, que tengas más fuerzas para afrontar las dificultades. Supongo que el ser insegura hace que al final sea un alivio que alguien te anime a hacer las cosas que te generan dudas.

Lo que pasa es que no creo que pueda ayudarme con lo otro. Aunque quizás ya lo haya hecho.

Nos quedamos un rato más. Repito el hechizo y él simplemente mira, como Lino. Algunas de las veces las esferas siguen saliendo inestables y se deshacen en el aire. Otras estallan antes de lo indicado por mí, de forma terrible o de forma inocua. Una de las veces la explosión es tan potente y cercana que nos salpican cientos de gotas de agua y tengo que pedir disculpas y agradecer que no nos haya alcanzado también el impacto. Rick solamente ríe, como si no le hubiese importado. Tampoco es que lo descarte. Es un buen hombre.

Cuando, por la posición del sol, nos damos cuenta de que se acerca la hora de comer, cosa que él indica, me pongo nerviosa. Inspiro profundamente y genero un nuevo shexiô, una bola que bulle en mi mano, pero en vez de dejarlo ir, lo mantengo.

Supongo que lo que me asusta es que me estalle en la mano. Tal vez por eso no me sale y quiero mantener el control. Porque me da miedo hacerme daño. Hay gente que es al revés, y piensa tan poco en las consecuencias que acaba causándose problemas. La gracia está en el punto medio.

Conteniendo la energía que bulle en mi diestra, reabsorbo la energía, deshaciendo el hechizo, y no pasa nada más. Sigo teniendo el control. Puede que sí, que me tenga que permitir fluir un poco más. Siempre me preocupa ser incapaz y eso acaba jugando en mi contra.

Volvemos a Palacio juntos. Y le doy las gracias por su ayuda.