Lago

La calidez de un sol brillante me despertó aquella mañana. La temperatura del agua seguía siendo fantástica, y la comodidad que aquella superficie moldeable me ofrecía me hizo dudar a la hora de darme la vuelta para mirar a mi alrededor. En realidad, me había limitado a dejarme llevar por la corriente, así que ni siquiera sabía muy bien dónde estaba. Llevaba mucho tiempo siguiendo el curso del río, y había perdido la cuenta de los días y las horas. Por eso me sorprendió el encontrarme frente a un frondoso bosque. El río había perdido su forma, dando lugar a una masa de agua irregular, que rodeaba una pequeña isla. Había llegado al Lago.

Nadé hasta la orilla con cierto disgusto. Según la información que había obtenido, debía atravesar el Bosque que rodeaba el Lago para llegar al Palacio de Brontë. Para empezar, no me entusiasmaba la idea de caminar, y menos por un sitio tan cerrado. No sabía muy bien cuánto me costaría llegar. Al menos, contaba con la "casi" certeza de que debía ir hacia el este. No tenía grandes dotes de orientación, pero esperaba que el sol fuera suficiente para ayudarme. Lo que no tenía tan claro era si podría fiarme de él una vez me hubiera internado en la maleza.

Revisé mi mochila. Tampoco estaba muy sobrada de recursos. Decidí pescar algo antes de internarme en el bosque, por si acaso me perdía. La riqueza en peces de el Río me había sorprendido, y no esperaba menos del Lago, su desembocadura. Me daba cierta pena dejar todo eso atrás. Si el Palacio no estaba muy lejos, pensaba volver a menudo.

Después de un delicioso desayuno a base de truchas, me puse en pie y me preparé para la caminata.

"¡Allá vamos!", me dije con un suspiro, antes de internarme en el Bosque con el sol de frente.

*Se interna en el Bosque*

Al fin el Lago. Qué corto me había parecido el camino esa vez. A pesar de las advertencias de Alehyss Lester, no había encontrado a ninguna bestia abominable por el bosque. Busqué un sitio recogido donde dejar mi mochila y mi ropa, de forma que ningún animal (o persona) pudiera encontrarla y llevársela y me acerqué corriendo a la orilla. Al contacto con el agua, las membranas de mis pies se abrieron, haciendo que un escalofrío de placer recorriera mi espalda. Agua. Fresca y abundante. Avancé con rapidez hasta donde el agua me cubría y me eché a nadar, disfrutando enormemente aquel deseado baño.

*Nada sin rumbo fijo*

Había estado vagando por el Palacio con el objetivo de encontrar algún lugar frío donde no hiciese tanto calor. Desgraciadamente, en los interiores del Palacio no había encontrado ningún lugar que cumpliese con esas características. La temperatura de Fulmen era muy superior a la de Piscis, por lo que los días se me hacían muy pesados y agobiantes. No soportaba el calor. Si ya el verano en Piscis me molestaba, el verano en Fulmen se me hacía insufrible.
Al no encontrar ningún lugar agradable dentro del Palacio, decidí acudir al lago. Ya había ido un par de veces anteriormente, con el mismo objetivo, pero esta vez no deseaba darme un baño. Quería caminar; pasear por la orilla del lago dejando que el agua mojase mis pies.
Atravesé el bosque con tranquilidad. El bosque era un lugar agradable. Me gustaba. Como había muchos árboles, había mucha sombra, lo cual resultaba ser todo un alivio. Por ello, no me importó tardar un poco más en llegar al lago.
Cuando llegué, lo primero que hice fue descalzarme. Luego comencé a caminar. Ya no llevaba mi habitual chaqueta (de hecho, hacía días que descansaba en un baúl), así que la ligera brisa que había golpeaba mis brazos directamente. Tras dar un par de vueltas, me acerqué a la orilla . Mojé los pies en el agua y luego observé el lago. Estuve un rato así, mirando el agua, cuando una figura apareció. La escruté desde lejos. La "figura" nadaba con tranquilidad. No parecía demasiado mayor, y el pelo gris se le pegaba al cuerpo. No me costó demasiado averiguar quién era. Massen Dew, la piscis con la que me había encontrado ayer, estaba nadando en el lago.

— Hola... — susurré, esperando que me escuchase a pesar del bajo tono de mi voz.

Qué día más fantástico. Tenía que pasar por el Lago más a menudo. Me encantaba estar allí. Llevaba toda la tarde sin salir del agua. Ni siquiera el hambre, que había empezado a invadir mi estómago, era fuerza suficiente para hacerme salir del agua. Cuando cayó la noche, pensé que quizá debía regresar al Palacio, pero luego cambié de opinión. Nadie parecía interesarse por nadie allí, y la puerta estaba abierta incluso a las tres de la madrugada. Mientras nada me reclamase allí, no pensaba volver a aparecer.

La soledad y tranquilidad del lugar resultaban acogedoras. Buceé hasta el fondo, salí a la superficie, nade generando olas y me dejé arrastrar por el agua. Tuve tiempo de centrarme en lo que sentía mi cuerpo y tiempo de sumirme en profundas reflexiones. Y ya caída la noche, cuando menos me lo esperaba, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Una voz. No estaba segura de si me lo habría imaginado, pero habría jurado que alguien se estaba dirigiendo a mí.

Tras mirar a mi alrededor, descubrí finalmente que una sombra me observaba desde la orilla. La oscuridad me impedía distinguirla bien, pero a la luz de la luna creciente habría jurado que se trataba de la gran Splash. Aunque también podría ser un error, pues apenas había conocido unos pocos habitantes del Palacio. Pero la esperanza de un reencuentro me hizo sonreir y nadar hacia la sombra.

- Buenas noches -contesté con suavidad, mientras me acercaba.

Massen Dew comenzó a acercarse hasta la orilla, en la que me encontraba. Si había alguna duda de la identidad de la "figura", esta no tardó en disiparse. Cuanto más se acercaba, más claro tenia que era la piscis quién estaba en el lago. Me senté en la orilla, aún con los pies dentro del agua, y esperé a que se acercase más para hablar con ella. Cuando estuvo a una distancia aceptable, alcé la vista del suelo y la miré. Luego me llevé una mano al cuello y suspiré.

— Buenas noches, Massen Dew — comenté—. No me extraña verte en el lago... Hace demasiado calor en Fulmen para nosotros, los piscis. ¿No crees? — Moví los dedos bajo el agua —. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Para mi alegría e ilusión, era efectivamente la líder Piscis quien se encontraba en la orilla. No podía creer mi suerte. De entre las pocas personas que había conocido en el Palacio, ella había sido la primera. Y no sólo eso, sino que además tenía la fortuna de poder volver a verla. Además, siempre es un placer poder compartir una conversación con alguien de tu misma procedencia. Estaba muy acostumbrada a estar por completo rodeada de gente de mi raza, y me sentía una intrusa en aquel lugar. El cambio había sido muy brusco. La presencia de Blues Splash mitigaba en gran parte mi nostalgia.

- Estoy de acuerdo -contesté, animada. Había vuelto a sonrojarme, pero confiaba en que la luz era demasiado tenue como para que Splash se fijara en ese detalle-. He viajado todo lo rápido que he podido para llegar al Palacio cuanto antes, y una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la diferencia de temperatura. No tengo mucha experiencia en viajes, de hecho es la primera vez que salgo de casa, así que tanto calor es algo nuevo para mí.

Tragué saliva. ¿Resultaría incómoda para el jefe? Esperaba que no, puesto que había sido ella quien había iniciado la conversación.

- Llegué al Lago al mediodía. Tomé el curso del río desde Ignis para llegar hasta el Palacio, así que pasé por aquí. Tenía muchas ganas de volver, es un rincón de lo más agradable. ¿Suele venir aquí? -y, esperanzada, añadí-. ¿Hay más Piscis en el Palacio? No he topado con ninguno.

Escuché con atención las palabras de Massen Dew. Según su relato, había tomado el curso del río de Ignis, que llega hasta Fulmen, para llegar al Palacio. Por tanto, ya había estado con anterioridad en el lago. De la misma forma, también había pasado por el bosque antes. Por otro lado, la joven piscis no había salido antes de casa, según lo que contaba. Esta afirmación me sorprendió bastante. Que el primer viaje de una niña fuese para inscribirse en un Palacio para formar una especie de ejercito era algo sorprendente. Especialemente teniendo en cuenta la edad del sujeto.
Cuando terminó de hablar, dejé escapar un suspiro. Luego la miré y esbocé una pequeña sonrisa.

— Me gustaría decirte que te acostumbrarás al calor, pero no sé si será posible. A lo mejor en invierno las temperaturas cambian.

Me llevé una mano al cuello. Realmente esperaba que las temperaturas cambiasen.

— Vengo al lago cuando tengo calor; o sea, siempre. El otro día me quedé a dormir aquí. No fue intencionado, pero lo cierto es que coincilié el sueño mucho mejor que en Palacio. Y no, es una auténtica pena, pero todavía no han llegado más Piscis al Palacio. De momento hay un Claritas, un Aether y... Sé que hay dos alumnos más, pero no me crucé con ellos. Por lo que tengo entendido, son un par de insensatos que se pusieron a pelear tanto en el bosque como en las mazmorras. — Estiré los dedos de las manos. Permanecí un rato en silencio hasta que, finalmente, añadí —: De momento somos sólo cinco, sin contar a los líderes.

- Que cambiase la temperatura sería un alivio -contesté-. Aunque dudo mucho que llegue a enfriar tanto como para poder compararse a Aqua. En Aqua sí que hace frío. Sobre todo donde yo vivía, al Norte. Esa sí que era la temperatura ideal -sonreí-. Pero bueno, soportaré ese cambio. Este lugar podría tener mucho que ofrecerme...

Cada vez me sentía más cómoda con Blues Splash. No debía olvidar, por supuesto, que se trataba de un jefe, y que le debía un respeto. No estábamos ni de lejos a la misma altura. Pero resultaba tan agradable hablar con ella...

- Nos veremos por aquí de vez en cuando entonces, si sus ocupaciones no se lo impiden. Ser un jefe debe ser una gran responsabilidad.

Me quedé seria un instante, pensando que quizás yo no era nadie para decirle algo así a un líder. Si sus ocupaciones le permitían venir al Lago o no, no era en absoluto asunto mío. Cambié de tema, respondiendo a su comentario sobre la ausencia de guerreros. No había más Piscis. Era una lástima. Aunque quizás podría encontrar otras personas interesantes. Entonces sentí la necesidad de ofrecerle una información con la que no parecía contar.

- Creo haber visto a uno de esos dos guerreros de los que habla. Era una Chrysos, una chica. Si no hay más gente en el Palacio, ella debe ser uno de los dos recién llegados conflictivos. La vi cuando venía hacia el Lago. Nos cruzamos en el camino principal. Tendría unos 18 años, creo, y llevaba una hoz con una cadena en el muslo. Se refirió a sí misma como Alehyss Lester. Es la primera persona que he visto en el Palacio que está aquí por el mismo motivo que yo.

— No hay un sitio mejor que Aqua. La temperatura allí sí que es agradable.

Quité los pies del agua y me puse en pie. Observé a mi alrededor, y luego volví a mirar a la piscis. Al parecer, se había topado con uno de los dos guerreros que se había peleado en el bosque. La chica, según sus palabras, se llamaba Alehyss Lester y su edad rondaba los dieciocho años. Su arma era una hoz con cadena. Pensé que eso era interesante. Su arma parecía mucho más util que la de los demás. Si la controlaba bien, y si lograba dejar de lado esa insesatez, podría ser un buen miembro para la especie de ejercito de la joven Jillian, la jefa Chrysos. Me pregunté cómo sería Alehyss Lester. La única información que tenía de ella, aparte de la que me había aportado Massen Dew, era que se había peleado con otro guerrero en el bosque y en las mazmorras. Por lo demás, tal vez esos dos hecho habían sido casos aislados y su caracter se alejaba del que había mostrado en ambos lugares.

— Dado que desconocía el nombre de Alehyss Lester, ella tiene que ser uno de esos guerreros — afirmé —. Gracias por la información, Massen Dew. Dime, ¿qué impresión te causó?

Tal vez podría intentar deducir el caracter de la chrysos preguntandoselo a alguien que la había visto. Sus respuestas podrían esclarecer mis dudas respecto a Alehyss Lester... O no. Pero no perdía nada por intentarlo.

Mis ojos se desviaron de la cara de la gran Splash hacia la nada, y puse inconscientemente un dedo sobre mis labios. Mi impresión sobre Alehyss Lester. La verdad era que no tenía nada claro qué me había parecido la chica. Mordí el dedo que había sobre mi boca. Luego, dándome cuenta de lo que hacía, lo retiré rápidamente y enredé las manos tras mi espalda, algo avergonzada de mi gesto infantil.

- Pues no lo sé -dije finalmente-. Me pareció muy misteriosa. Me hizo muchas preguntas, y parecía estar analizándome. No me inspiró demasiada confianza -hice una pausa y miré a Blues Splash a los ojos-. Pero quizá sean imaginaciones mías. Parecía tener un conflicto interno. Por un lado, y a pesar de sus preguntas, parecía no tener el menor interés en mí. Por otra, parecía estar intentando ser amable. La verdad es que me pareció un poco complicada.

Ladeé la cabeza, sin estar muy segura de lo que decía. Realmente, Alehyss Lester era un completo misterio.

El líder caeruleus ya se había quedado con sus contactos para una fecha cercana para tratar tanto los preparativos de su festejo como los detalles de su país y las informaciones que había pedido.
Había acordado con Nagorr encargarse de comprobar cuáles eran las zonas más próximas en las que se denotaban núcleos de energía similar a la del enorme núcleo mientras él se encargaba de buscar sobre la antiuga magia arcana. A su parecer, la labor del parvus era prácticamente vacía, pero se había empeñado en tocar todos los puntos de referencia que se les habían dado y el líder oscuro no iba a ser el idiota que dijese que no.

Pero tanto trabajar siempre se hacía demasiado pesado y tenía ganas de divertirse un rato. Fue por eso que, al comprobar como los piscis parecían reunirse en torno al lago durante aquellos días, quiso acercarse a ver qué es lo que se estaba cociendo en aquel enorme caldo marino.
Al acercarse al lago pudo comprobar que tanto la pequeña Dew como Blues Splash se encontraban charlando todo lo animadamente que los piscis podían llegar a conseguir y, prestando atención a sus comentarios, se acercó con su habitual sonrisa y las manos unidas a su espalda.

-Vaya, me inunda la satisfacción al comprobar cuan campechanos llegan a ser algunos de mis compañeros. Esa cercanía al pueblo, ese maravilloso interés... -Comentó con desparpajo mientras se acercaba tomando nota de la conversación. Así que la jovencita Chrysos examinaba a cada encuentro.

Una vez estuvo prácticamente al lado del líder piscis, echó una ojeada a sus ropas. Verdaderamente ordinarias. Se fijó en que su figura apenas llegaba cerca de su pecho y su ancho era francamente ridículo. Al haber topado anteriormente con su persona, el líder caeruleus decidió llamar la atención de Splash para que lo mirase de cerca, obligándole a levantar la cabeza.

-Os veo bien, líder piscis -. Luego giró hacia la niña un instante para saludarla también.- También a vos, pequeña -Fuese a lo que fuese, siempre había de ser cordial ante todo.

Asentí cuando Massen Dew terminó de hablar. Al parecer Alehyss Lester era misteriosa. O al menos eso le había parecido. Según sus palabras, la chrysos le había hecho numerosas preguntas, como si estuviese analizándola. Parecía bastante natural que no le hubiese inspirado confianza. Fruncí ligeramente el ceño. ¿Qué interes tendría un alumno en analizar a los demás? Dando por hecho que la impresión de Massen Dew se acercase a la realidad y que, por tanto, la chrysos sí estuviese estudiandola, aquel comportamiendo resultaría bastante extraño.
Suspiré. Si quería comprobar cómo era Alehyss Lester, lo mejor sería que hablase con ella. Así descubriría si las impresiones de Massen Dew eran ciertas o si, por el contrario, habían sido sólo imaginaciones suyas.

Iba a agradecerle a la piscis la información que me había dado, cuando alguien llegó al lago. El sujeto no tardó en pronunciar palabra, por lo que no me hizo falta girarme para descurbrir quién era. Aren Darvenwish’s, lider de Caeruleus, acababa de aparecer. No le había visto desde la reunión que tuvimos hacía unas semanas, pero recordaba lo sarcástico que podría llegar a ser. En aquel momento, volvió a hacer una demostración de su "gran" dominio de la ironía. Lo miré de reojo y esbocé una sonrisa ladina.

— Si quieres enseñarle algo a los alumnos, tendrás que conocerlos. ¿No cree, lider Caeruleus? — siseé —. Aunque, tal vez, usted prefiera otros métodos.

Alcé la cabeza cuando llegó hasta nuestra altura para mirarle a los ojos.

— Lo mismo digo, lider Caeruleus. Parece que se encuentra realmente bien. — Miré a la piscis —. Gracias por la información de antes.

Con la llegada de Aren Ferenc Darvenwish me sentí de pronto fuera de lugar. Los dos líderes no parecía llevarse bien. Los miré de reojo, primero a uno, luego al otro. Saludé al jefe Darvenwish con una inclinación de cabeza.

- Un placer volver a veros, señor -murmuré, aunque no creía que nadie prestase atención a mis palabras.

Ante la llegada del gran Caeruleus me sentí muy incómoda, y diría que mi rostro se volvió aún más pálido que de costumbre. Asentí al agradecimiento de la gran Splash por la información que le había ofrecido. Por último, y suponiendo que los dos líderes tendrían mucho de qué hablar y que yo no tenía más que ver allí, hice un amago para marcharme. Si me retenían, tendría que quedarme. Si nadie me prestaba más atención, me iría para dejarlos conversar a solas, aún con el disgusto de tener que dejar el Lago.

Aren sonrió en cuanto Blues alzó la cabeza para verle a los ojos ya que no fue en sus ojos en lo que se fijó. Clavículas delgadas, cuello fino, ausencia de nuez de Adan. Había conocido demasiados cuerpos como para no fijarse. La curiosidad ya le había picado en cuanto le había escuchado en la reunión, pero le parecía tan ridículo.

-Conocerlos a veces es necesario, pero darse a conocer es pura preferencia. Claro que no sé que tipo de enseñanza podrían ofrecer los maestros de Aqua -Comentó con tono aparentemente agradable, arrastrando las palaras mientras apartaba algo de pelo negro que amparaba la quijada de Splash con una sutil caricia.

Después escuchó el tímido saludo de la niña y le sonrió.
-Veo que estás siendo buena ayudante aportando conocimientos a los jefes. Pareces realmente a gusto ayudando a tu superior -Comentó impidiendo que la niña se fuera, abandonando la vista del jefe Aque e incitándola a hablar con él.

Fruncí el ceño al notar cómo el Caeruleus me apartaba algunos mechones de la quijada. Reprimí las ganas de apartarle la mano con fuerza y, en su lugar, esbocé un amago de sonrisa.

— No pierdo nada al conversar con algunos alumnos. A veces pueden darte información realmente interesante — me callé durante unos segundos. Luego continué —. Además, la joven Massen Dew es una piscis. Antes de que llegases, me estaba informando de lo que había ocurrido en Aqua en mi ausencia. Y, ya sabes, uno tiene que saber lo que ocurre en su... continente, ¿no?

Me llevé la mano al cuello. Darvenwish’s se acercó a Massen Dew, que había hecho el amago de irse. Los observé desde lejos.

— Como acabo de decir, estabamos hablando de la situación de Aqua. De lo que había pasado en mi ausencia. Y del clima. — Me encogí de hombros —. Una información interesante sólo para los piscis. A no ser que le interese la diferencia de temperatura existente entre Fulmen y Aqua.

Miré a los lados.

— Y como dudo que le interese, creo que podría dejar marchar a la joven. ¿No cree que, tal vez, tenga hambre? Por algo querrá irse, ¿no?

No, definitivamente irme no iba a ser tan fácil. Si mi intención había sido pasar desapercibida, al parecer había conseguido exactamente lo contrario. No entendía el comportamiento de Darvenwish. Había sido muy amable y simpático conmigo. En aquel momento, sin embargo, se mostraba totalmente distinto. Parecía estar jugando conmigo. E incluso con Blues Splash. ¿Cómo podía alguien atreverse a jugar con la gran Blues Splash? ¿Cómo se atrevía a hablarle de aquella forma? ¿A tocarla? Era cierto que él también era un líder, pero eso no lo convertía en un superior, sino en un igual. Y, desde siempre, uno debe aprender a respetar a sus iguales.

Me sentía completamente indignada por su comportamiento. Menudo desengaño. Notaba la garganta seca y los ojos llorosos, y algo parecía arder en mi interior. Tenía ganas de gritarle, de decirle que se marchara y me dejara en paz. Pero no podía hacer nada. Era una pulga entre dos colosos. No había nada que pudiera hacer, excepto huir para no ser aplastada.

- Eh... Yo... Considero que si puedo aportar algo, debo hacerlo. Si puedo ofrecer información a la líder Splash, lo haré sin dudar, pues le debo lealtad -tragué saliva y alcé mi rostro tenso, intentando demostrar una inquebrantable fe en mis actos. Por muy líder que fuera, mientras no me mostrara irrespetuosa, podía responder a la intimidación. De hecho, debía hacerlo-. Además siempre es agradable (o eso creo) intercambiar impresiones acerca de un origen común. Una lástima que aún no haya llegado ningún Caeruleus al Palacio para que podáis comprobarlo, pero creedme, cuando llegue alguno, os recomiendo que hagáis lo mismo.

Miré a la gran Splash, al tiempo que extendía mi mano húmeda para rascarme la sien. Estiré y encogí los dedos, con cierto disimulo, para recolocar mis membranas.

- Si me disculpáis, mi señor Darvenwish, tal y como la líder Splash ha dicho, quizá sería buena idea que volviera ya al Palacio. Un honor haberos encontrado de nuevo -miré a mi jefe-. Gran Splash -y me incliné con una suave reverencia.

Por último, me alejé de ellos en dirección a mi mochila.

*Se aleja de los líderes*

Amplia complacencia al escuchar a la niña fue lo que inundó el rostro del líder caeruleus. Le sonrió muy animado y cortés y pronunció:

-Gracias, querida Massen, quizá siga vuetro consejo. Gracias también por tu atención, pequeña. Retírate antes de que tu líder vuelva a echarte. Realmente estás alcanzando mis espectativas -. Respondió con tono amigable a pesar de apenas haber escuchado las palabras de la niña m´sa allá de "la líder". También evitó ver sus extremidades cuando la chiquilla salía del agua. Le resultaba sumamente desagradable...

En cuanto la joven se alejó lo suficiente, volvió a centrarse en la líder piscis. Ahora que Massen le había hecho el favor de hablar y aunque en parte podía imaginarse qué pasaba por la cabeza de la líder piscis para portar aquellas fachas -pues su condición era mucho mejor que la de ella- no alcanzaba a comprenderla del todo. Sería la raza...

-Veo que vais amigando bien a todos vuestros pececitos, jefa Piscis -Inquirió moviéndose hacia ella. -Sería interesane que en algún momento podamos hablar del acalorado tiempo nosotros también...- Y, mirándola de arriba a abajo con una ceja alzada, decidió tomar rumbo al palacio.

-Id en paz, querida. Ya hablaremos de lo que nos incumbe -Se despidió mientras ya marchaba levantando una mano. Después desapareció al instante.

*se va*

Massen Dew y Aren Darvenwish’s se habían ido. Este último, antes de irse, me había dedicado un par de comentarios sarcasticos a los que no respondí. En su lugar, me había limitado a fruncir el ceño como total respuesta. Al parecer, el caeruleus quería que hablasemos de algo que nos incumbía. Por suerte, no creía que fuese a coincidir demasiado con él. Darvenwish’s no me gustaba, y hablar con él me gustaba aún menos. Si bien no era irritante como Cero, el claritas que había llegado anteayer, sí que resultaba realmente molesto tratar con él. Sus aires de superioridad unidos a su sarcasmo lo hacían insoportable.
Permanecí un rato más en el lago, contemplándolo sin más. Luego, cuando comenzó a caer la noche, decidí volver a Palacio. Con un poco de suerte, tal vez podría encontrarme con Svend, el jefe claritas, en la sala común.
Tras calzarme, emprendí mi camino de regreso al Palacio de Brönte.

*se va*

Observo el fabuloso lago. Sus aguas tranquilas y límpidas reflejan los rayos del sol. Inspiro profundamente por la nariz y me atuso la barba mientras sonrío.

- Desde luego, no voy a entrrrarr ahí ni muerrrto AJAJAJAJAJA

No sé nadar. Vaya problema. Al menos sé, como buen jefe, desaparecer. Es lo único que me tranquiliza por si algún día me estoy ahogando.

*desaparece*

Salgo al lago a dar un paseo. Más que nada para estirar las plumas y quien sabe si bañarme. No, mejor bañarme no, que sino tardaré mucho en secarme.

Camino con calma mirando al cielo de vez en cuanto. A veces me hago a la idea de que me estarán echando una ojeada y me hace gracia. Planeo un poco de aquí para allá para pasar el rato.

Me acerco a un árbol y salto batiendo las alas para llegar a una rama alta de la que cuelga una naranja. La cojo y empizo a sacarle la piel. La verdad es que me gustan mucho.

*se queda*

FdR: Lalalala me adelanto XD

Llegué corriendo al lago tras dar un buen rodeo para aprovechar y fortalecer mis piernas. Entre que me acercaba a la orilla y no le hacía, me fui desvistiendo hasta quedar en ropa interior. Entonces, sin pararme a pensar en la tempreatura del agua, salté de cabeza y entré limpiamente, buceando varios metros antes de salir a respirar.

Estaba fresquita. Aunque el ambiente nocturno ayudaba a ello.

Me puse a nadar por el lago, llegando hasta el islote del medio y dando vueltas a su alrededor, tranquilo, casi intentando relajarme, y no ejercitar.

*se queda dando vueltas*

Llegué al lago tras haber estado dando una vuelta por el bosque. Me gustaba ese sitio, a pesar de la posible existencia de una bestia, y, cuando vi que el bosque daba a un lago, había decidido acercarme para darme un baño nocturno. A fin de cuentas, me gustaban los lagos, y la noche también, por lo que un baño nocturno tenía que ser agradable. Además, podía ver perfectamente en la oscuridad, por lo que, si una bestia o algo peor se acercaba, podía defenderme.

Me acerqué hasta el final de la orilla. Por el camino me había encontrado con ropa desperdigada, por lo que pensé que tal vez había alguien en el lago. Con ese pensamiento en mente, escruté el horizonte. Al fondo había una especie de masa de tierra, parecida a un islote. Ladeé la cabeza, preguntándome qué habría ahí. Luego, tras observar el agua durante un rato, comencé a desvestirme, hasta quedar en ropa interior. Aparentemente no había nadie en el lago, a pesar de las prendas que estaban desperdigadas. Igual el dueño de esa ropa había ido a dar un paseo por el bosque... En Fulmen hacía bastante calor, por lo que igual se desvistió por eso.

Me encogí de hombros y dejé la ropa colocada (toda junta) cerca de un árbol. Luego me acerqué al lago y comencé a adentrarme. El agua estaba bastante fría, pero ya me acostumbraría.

Nadar era reconfortante, pero nadar bajo la luna lo era aún más. Tenía un punto romántico o heroico enorme.

En principio mis brazadas eran fuertes y rápidas, pero ahora nadaba lentamente, relajado, flotando sobre la espalda, casi a la deriva, disfrutando el roce del agua fría contra mi piel y mirando el cielo despejado lleno de estrellas.

- Desde luego, esto es vida -me dije.

Seguramente si los flamma éramos reptiles yo era un cocodrilo, o algo así, pues me gustaba mucho el agua. Eso, junto con nuestro doble párpado, me facilitaba mucho el bucear, y así me podía pasar las horas.

Nadando...

Tranquilo...

Bajo el cielo...