Lago

Gabrielle se ha quedado con Masslow continuando con sus ejercicios del idioma y de escritura y lectura. Yo, por mi parte, tras haber encontrado ayer al líder aether, me he tomado ese rato para dar un paseo por el lago. A pesar de lo feliz que me hace estar con mi familia, ya no me siento nada cómodo en Brontë. Apenas he hablado con ningún conocido desde que pasó lo de Ventus y el hecho de que la líder flamma nos diese aquel ultimatum no ha mejorado las cosas.

Camino cerca de la orilla cavilando en todas estas cosas, cuando veo a Massen Dew nadando tranquilamente. No es que me apetezca demasiado encontrarme con nadie, pero ahora que lo recuerdo tengo algo que darle.

Me acerco a ella dando un par de pasos y me quedo en la orilla saludando con la mano.

—Hola, Massen —Llamo.

Sonrío a Massen cuando se acerca saludando con una sonrisa y me acuclillo para acercarme más a ella en el agua.

—Sí, no te veía desde la misión —Comento —Pues yo estoy bien. Mi mujer ha venido a Brontë, creo que no la conoces. Ahora mismo está con Masslow —Explico, algo entusiasta.

—¿Y tú qué tal? Veo que no cambias de hábitos —Le digo en referencia al lago.

Asiento más contento cuando pregunta por Gabrielle.

—Sí, por fin nos hemos encontrado. Te la presentaré en cuanto la vea, estos días hemos estado juntos casi todo el tiempo. Y Masslow está bien, ayer el líder aether le selló esa extraña marca roja que tenía en la frente y ya habla bastante bien, además ahora está aprendiendo a leer y escribir —Le explico entretenido. Me hace ilusión que pregunte por ellos.

Escucho sobre sus hábito y asiento, luego me rasco la cabeza.

—Buf... Yo he descuidado un poco eso de entrenar. Creo que no soy un buen guerrero... —Comento, algo apurado —Pues la verdad me alegro de verte porque me iré pronto a Ventus —Le informo. Luego acabo por sentarme para que no me duelan las rodillas.

Asiento a sus comentarios y pienso en que Masslow seguramente se pondría muy contento viendo a Massen.

—Seguro que se pone muy contento, a veces parece un poco aburrido —Le confieso. La verdad es que estoy deseando volver a Ventus, entre otras cosas, para que Masslow pueda ir a la escuela y jugar con otros niños.

Con sus palabras recuerdo un poco sobre la misión y la verdad es que, después de lo ocurrido, sí debería haber planteado entrenar en serio si tengo pensado volver a ser un guerrero de Brontë.

Su poco entusiasmo cuando le hablo de que tengo pensado irme hace que sienta la necesidad de explicarme un poco.

—Sí, bueno, es que necesito poner mi vida en orden. Después de dos años aquí y todo lo que ha pasado creo que es hora de darle un tiempo a mi familia. Pero bueno, volveré en cuanto pueda... —Digo, tratando de dar una pincelada positiva a mis palabras. Luego pienso en qué tendrá ella en mente. —Tú... ¿Piensas quedarte? ¿No vas a ir a ver a tu familia? —Massen estaba creciendo prácticamente en Brontë y, la verdad, se me hacía extraño que no echase de menos a sus padres.

Sonrío amable y agradecido a Massen.

—Seguro que se alegra mucho, aunque tampoco quisiera convertirte en una niñera —Bromeo, riendo un poco.

Cuando hace un comentario sobre lo que le he explicado de mi partida asiento. Si tiene muchos hermanos supongo que sabrá de lo que hablo. Y la miro con sorpresa y cierta alegría cuando dice que su hermana se casa, aunque al menos una de ellas desaparece cuando dice que no tiene invitación ni se lleva bien con su familia. Se me borra la sonrisa.

—Oh, pues es una verdadera pena. La verdad es que me parece bastante incorrecto que no te hayan invitado... En todo caso, si al final lo hacen, te animaría a ir a verles. Es decir, no es que quiera meterme en tu vida, pero yo tenía una familia pequeña y la perdí pronto, es cierto que formé otra rápidamente pero me refiero a que, ya sabes, por muchas cosas que pasen siempre los echarás de menos y recordarás el tiempo que no pudiste estar con ellos —Explico bastante nostálgico. Una boda es un bonito acontecimiento y una maravillosa oportunidad de reunirse con los seres queridos y me apena que una disputa vaya a privarla de eso siendo tan pequeña.

Niego un momento para apartar los malos pensamientos y recuerdo mi finalidad.

—¡Ah! Casi vuelvo a olvidarlo. Toma —De mi bolsillo saco un cinturón de cuero que he hecho, envuelto en un lazo rojo. Tiene unos enganches para su arma y un broche azul y plateado con forma de copo de nieve cristalizado. —Sé que he tardado mucho, pero entre unas cosas y otras... Es el regalo que te prometí —Explico tendiéndoselo.

Salgo al lago a entrenar un poco. Creo que estoy con fuerzas recuperadas tras salir de esta casa de fantasmas.

Con la katana a la espalda, emprendo rumbo al lago para darme un bañito y aprovechar para entrenar.
En mi trayecto me encuentro a dos personas a los lejos: un aether y la piscis amiga de Nagore y de Silvanus con lo que levanto una mano haciéndola brillar un par de veces para hacer ver mi saludo y continúo la marcha.

Llego a una zona apartada y dejo mis cosas en el suelo, me saco la ropa -quedándome en ropa interior- y me lanzo de cabeza al lago para dar unas brazadas. Nadar me vendrá bien para refrescarme y para calentar los músculos. Además es un gran ejercicio aeróbico.

Comienzo nadando a crol hacia el centro del lago, controlando las respiraciones para hacer una cada tres brazadas. Cuando comienzo a fatigarme un poco me detengo a tomar aire. Luego ya me cansaré más, pero ahora no quiero arriesgarme a tener calambres.

Cuando recupero el aliento comienzo a nadar a braza, haciendo fuerza con la espalda para no tirar desde el cuello y ganarme un gran dolor de cervicales. Nado por el centro del lago sin dirigirme a ningún punto fijo. No quiero alejarme mucho de mis cosas.
De nuevo, cuando empiezo a cansarme me detengo para tomar aire. Ahora ya me tomo un poco más caliente, con lo que ya no tendré tanto cuidado.

Doy unas cuantas brazadas más a crol y al final acabo nadando a mariposa, haciendo fuerza con los brazos, la espalda y el pecho para sacar el cuerpo hacia arriba y tomando aire cuando saco la cabeza del agua. No me acuerdo bien cómo era el movimiento así que todavía tardo un rato en coger ritmo de nado. Una vez me siento más cómodo me dedico a nadar hasta aburrirme o cansarme.

Cuando ya estoy harto del agua me acerco de nuevo a la orilla, aminorando la velocidad y dejando que mi cuerpo vuelva a su posición bípeda cuando ya toco el suelo. Al salir me seco y me paso las manos por el pelo y la cara para quitarme un poco el agua. Ahora tendré reserva de frescor para el ejercicio al sol.

Empiezo con sentadillas. Primero con las piernas bastante abiertas, luego cerrándolas periódicamente hasta tener las piernas juntas. Cada vez me acompaño más con los brazos, pero el quid del ejercicio está en fortalecer las piernas.

Después me dedico a hacer unas cuantas flexiones. Siempre están bien para el pecho y los brazos. Primero pongo las manos algo más separadas de la altura de los hombros y hago unas cuantas. Luego las cierro hasta el ancho de mis hombros y vuelvo a hacer algunas. Finalmente las junto poco menos que el ancho de mi pecho y hago más. Las últimas me parecen las más complicadas, pero necesito unos brazos fuertes que no se fatiguen con el peso de la espada.

Al acabar con las flexiones me dedico un poco a los abdominales, que nunca hay que descuidarlos. Me siento en el suelo y repliego un poco las rodillas, dejando los pies en el aire y empiezo a estirar y recoger las piernas, notando como, al cabo de un rato, me tira de los abdominales bajos.
Luego, en una posición similar, muevo el tronco a un lado y al otro, queriendo tocarme los pies con las manos, para trabajar los oblicuos.

Al acabar con ejercicios básicos de mantenimiento acabo por coger mi katana al fin. Dedicarle tiempo a aquellos niños para enseñarles un poco de mi técnica me ha devuelto el mono de lucha.

Como ya he dedicado bastante tiempo al cuerpo ahora empleo mi arma para pulir mi técnica. Comienzo a repasar las diversas katas, llevando buena cuenta de la respiración. Tomo aire al empezar y lo reparto a los largo del ejercicio hasta soltar parte en el clímax, al dar el grito de kiai. Luego continúo gestionándolo hasta soltarlo por completo al final del ejercicio.
Me centro mucho en la respiración, pero además en la forma del corte para que continúe siendo limpio y certero. No puedo descuidar mi arte si quiero seguir siendo el mejor.

En cuanto repaso un par de veces los diversos ejercicios decido dirigirme a la ducha antes de comer algo bueno.

No quiero darle más vueltas al tema de su familia así que dejo pasar su comentario sin decir nada. Entonces veo como Massen saluda a lo lejos y me giro para alzar la mano y saludar a un chrysos que no conozco. Si él ha saludado no voy a ser descortés.

Luego simplemente me limito a observar su reacción y escuchar sus palabras. Sonrío amablemente cuando dice que no hacía falta y evito pensar en Alehyss para no entrar en incomodidades.

—Bueno, te di mi palabras así que tenía que cumplirla como mínimo —Remarco. —En fin, creo que debería ir yendo a buscar a Gabrielle y Masslow. Seguramente ya hayan terminado y quieran ir a cenar. Te buscaré antes de irme si no te encuentro. Al menos podrás despedirte de Masslow y conocer a Gabrielle —Le propongo amablemente.

Me pongo en pie, sacudiéndome los pantalones y me dispongo a marcharme.

—Nos vemos —Me despido con un gesto y me dirijo al palacio.

*se va*


FdR: Al final lo saco ya porque van a poner una peli en el piso y estoy viendo que se iban a quedar así otro día, así que ya te volveré a coger con la familia reunida ùwu

Llevo unos días un tanto paraditos. No ejercicio, no gente, no peleas, no cervezas, no diversión... Suspiro profundamente mientras salgo hacia el lago. Echo de menos a mi querido Cierzo y cargarme bandidos con él para luego hablar de ello tomando algo... Por supuesto no se lo diré cuando lo vea o creerá que lo necesito en mi vida ajajaja... No, de verdad necesito divertirme.

Enciendo los ojos para ir enfocando hacia donde camino. Hace un poco de rasca y caen algunas gotillas de lluvia -lo que mi madre llamaba "calabobos"- por eso tendré que ponerme a correr o hacer algo productivo si quiero aprovechar este paseo nocturno. Creo que hasta podría ponerme a nadar en el lago como un pececillo luminoso. Lo único que tengo claro es que estoy asqueado de estar metido ahí dentro.

Tras pasear un ratillo acabo por localizar a alguien sentado contra un árbol no muy lejos de donde estoy. El segundo bobo, pienso para mí. Sin dudarlo me acerco encendiendo y apagando los ojos hacia él para indicar que llego de buenas o que, por lo menos, quiero que sepa que me estoy acercando. Parece que está leyendo o algo así, así que supongo que es un caeruleus.

Al estar lo suficientemente cerca me doy cuenta de que se trata del rarito del observatorio y sonrío ampliamente.

—Buenas noches. Está el tiempo perfecto para leer fuera, ¿ah? —Bromeo haciendo referencia a la lluvia y ligero viento. Este tipo es más rarito de lo que parecía aquel día, pero quién soy yo para juzgar si es buena o mala persona.