Lago

Para mi sorpresa, vi como Thamerlein se desvestía. Creí que no lo haría... pero esta mujer era mas valiente de lo que yo creía...

-Pues hasta que el otro se rinda.
-Pues es un juego muy sencillo, mira: yo te hago una pregunta, si tu la contestas, pues eso se queda así, pero si no quieres contestarla porque no quieres que yo me enterre, pues aceptas un reto que yo te proponga.

-Venga, comencemos.- dije señalándola con mi mano, que estaba medio azulada por el frío y las piernas me temblaban a mas no poder.

-¿Alguna vez le has sido infiel a alguien?- hice una pausa- ah, por cierto... un ultimo dato sobre el juego... las preguntas no pueden ser "puritanas", tu ya me entiendes, dije con una sonrisa en medio de mis azulados labios.-veamos... si eliges Atrevimiento... tendrás que dejar que te lance un Acuaerum.

-Ja, ja

Cerré los ojos un momento sopesando la pregunta, un aquaerum de alguien como Silvanus no debía de ser muy doloroso, pero aún así no lo iba a necesitar.

Sonreí ampliamente.- Creo, pececillo, que deberías elegir mejor tus preguntas.- Moví las alas arriba y abajo.- No.- Sonreí, la pregunta era si YO había sido infiel, no si alguien me había sido infiel...

- Me toca.- Le dije a pesar de que no parecía muy convencido con mi respuesta.- Mmm...- Puse la mano helada sobre mi mentón, pero no noté la temperatura ya que mi cara estaba igual de fría. No tenía mucho interés en la vida de Silvanus, pero algo tenía que decir, y no podía ser una parida... Entonces se me ocurrió algo.- Alguna vez has besado a un hombre?- Le pregunté, decidí empezar con una facilita.- Entonces... el atrevimiento será...quitarte lo que te queda de ropa.- Sonreí triunfante.

Me tube que conformar con su respuesta. Fue seca y concisa, aún así la mire con desconfianza...

-Bueno, vale, te creo. Al fin y al cabo eres una chica que nunca ha tenido novio, ains, en fin... pobre Thamerlein, ahí, compuesta y sin novio. Jaja

Entonces lanzó su reto.
Era una decisión dificil... Aren me había dicho que mantuviera lo nuestro en secreto, pero no haría falta que dijera su nombre... de todas formas... me daba un poco de verguenza... y quitarse los calzones tampoco era un mala opcion...

-Si... - musité al fin.- no quiero que me veas desnudo.- ala, ya lo he dicho.- el caso es que la pregunta hizo que se me viniera a la mente Aren, y que me quedase embobado pensando en el, ademas del frio que no me dejaba reaccionar mucho, por lo que no hice ninguna pregunta mas.

En cuanto dijo lo de que nunca había tenido novio sonreí, ya me conocía el truco de negar las cosas para que soltaran de todo, así que simplemente lancé mi reto pasando olímpicamente de su comentario.

Me reí cuando me dijo que sí lo había hecho.- Jajajajaja.- Me empecé a reír a más no poder, tanto, que cada vez notaba menos el frío. Lo peor no había dicho su confesión, no, lo peor era "como" lo había dicho, con ese murmullo.- Bien Silvanus bien hecho.- Le felicité, al menos había sido sincero. Sabía perfectamente que mi siguiente pregunta iba a ser con quién, no por curiosidad, si no por reírme de él. pero no hizo mucha falta porque Silvanus se quedó embobado mirando al horizonte sin formular su pregunta. primero pensé que estaba pensándolo, luego me dí cuenta de que esa cara de idiota no era de concentración, así que pensé que había visto algo raro y me giré, pero no vi nada. -Silvanus?- le pregunté, estaba segura de que lo estaba haciendo a propósito.- Eh!!- Me acerqué a él y sacudí mi mano en frente de su cara, pero no parecía verla. Le dí un par de golpes en la cara, pero no reaccionó.- Oh... no será por el frío...- Pensé rápidamente. No iba a abrazarme a él, a pesar de que estaba segura de que era lo más efectivo para calentarlo, pero no lo iba a hacer tal y como estábamos vestidos. Le agarré la cara con las manos heladas y cerré los ojos. Acerqué mis alas a su cuerpo y lo protegí del frío. Una vez noté que su temperatura volvía a aumentar lentamente, abrí los ojos.- Ey, ya has vuelto en si?- Le pregunté mirándole a los ojos.

Aren... ¿que estaras haciendo ahora? seguramente estaras durmiendo con esa imbecil de Cyanara... y mirame a mi, desnudo, a la altura de un lago semicongelado y casi hipotérmico perdido... que cruel es la vida, mi querido Aren...

Entonces sentí el calor de unas alas durante un rato y cuando volví en mí, vi que Thamerlein me estaba dando calor.

-Oh... gracias... no tenias por que... bueno, ¿me toca no? a ver... ¿eres virgen?

Me empecé a reír ante su pregunta.- Lo siento pececillo, pero tu tiempo de preguntas se ha acabado.- Le sonreí nuevamente y cuando verifiqué que estaba bien me alejé y me empecé a vestir, atándome todos y cada uno de los complementos de mi vestuario. Una vez estuve completamente lista, sentí el calor en el cuerpo de nuevo. Estiré los miembros de mi cuerpo, que estaban medio dormidos de permanecer parada esperando a que recobrara la consciencia.

Me dí la vuelta y lo miré.- Es tarde y los niños no deberían permanecer despiertos a estas horas.- le dije para picarlo un poco.- Nos vemos!- Me despedí con un gesto de mi mano derecha y empecé a caminar, pero cuando llevaba un par de pasos paré y me giré.- A todo esto Silvanus.- le dije utilizando por segunda vez en nuestro encuentro su nombre.- La respuesta a esa pregunta...- Dejé la frase en el aire unos seguros para que adquiriera suspense y entonces sonreí.- Nunca la sabrás.- Y me fui.

*Se va*

¿porqué? no, porfi, Tham... sigamos jugando, venga... pero ella no me hacía caso y se vistió.

-Olle, que yo no soy un niño...- dije bajando la cabeza. La verdad es que todo el mundo del palacio me trataba como tal... quizas tengan razón, pero es que yo soy así... no puedo evitar ser asi... pero yo no soy un niño... soy... un hombrecito. Eso. Eso me gusta mas que niño.

Pensé esto mientras me vestía, imitando a Thamerlein

Entonces me dijo que nnunca lo sabria, y me crucé de brazos. Thamerlein, ¡eso no es justo! dije pataleando ofuscado. Yo te he contado una cosa muy seria y muy importante para mi y tu ahora no te puedes echar atras, bueno, pues entonces tendrás que pagar el atrevimiento, pensaré un atrevimiento muy duro para chincharte mucho! - dije mientras no paraba de patalear.

Al rato, me fui detrás de ella.

-Espera Tham! no me dejes solo en medio del lago!- dije corriendo para alcanzarla.

*se va*

La pirata caminaba con las manos en la espalda mientras veía la cálida superficie del lago y como el sol ya se ocultaba tras el.

La mujer se aburría. No había hecho muchos amigos desde su llegada. No es que los necesitara, pero le daba rabia ver a la gente por los pasillos charlando animadamente y que nadie se dignase a hablarle.

Bien es cierto que su aspecto no era ni dulce ni amigable, lo que demostraba que los guerreros de Brontë no tenían los bemoles suficientes como para tratar con ella.

-Panda de cagados- dijo escupiendo al suelo.

*se queda*

Caminaba lentamente sobre la orilla del lago, no soportaba estar mucho tiempo encerrada en el castillo, me ponía de mal humor. Además, acababa de salir de la enfermería, por fin había superado totalmente el dolor que inundaba mi estómago, totalmente desconocido para mí; que resultó ser una cepa de una enfermedad contagiosa de chrysos, pero nada peligroso según Ersst. La tranquilidad inundaba mi mente y cuando estaba a punto de tumbarme en el suelo para mirar las nubes vi una silueta a lo lejos, y decidí que me apetecía hablar un poco.
Me acerqué poco a poco hacia lo sombra que se veía a lo lejos. A los cincuenta pasos aproximadamente pude distinguir unos ropajes algo extraños, y poco a poco fui diferenciando una figura femenina. Hasta que logré verle la cara.

- Muy buenas tarde - saludé con una dulce y algo forzada sonrisa, la que se suele poner para hacer amigos -. Hace buen día, ¿verdad?

Me acerqué un poco más a ella. Si veía que no quería tratar conmigo sólo tendría que dar media vuelta e irme, eso sería suficiente para saber que no debía hablar con esa persona nunca más.

La capitana Bocanegra vio su paz interrumpida por una dulce voz.
Se dió la vuelta y pestañeó vadias veces hasta ver a una chica de pequeño tamaño. Debía ser parvus.

-Buenas tardes, peque - dijo escupiendo en su mano y tendiéndosela firmemente a la joven con una sonrisa en la cara. Le hacían gracia los parvus. En su tripulación contaba con uno, pero ahora, tanto ese como el resto de su tripulación, estaban perdidos.
Por fin alguien hablaba con ella.- Si, hace buen tiempo, aunque ya se nota el frío.

-Soy La capitana Bocanegra- dijo dando una vuelta alrededor de la pequeña, examinandola a fondo, caminando con las piernas separadas y los brazos en jarra. - ¿y tu quien eres?- preguntó.

Era la primera mujer con la que hablaba. Anteriormente lo había hecho con el lider caeruleus y con ese tal Heylel, por lo que le alegró establecer conversación con una persona que no sirviese solo para follar.

Su nombre, pseudónimo o lo que fuese me llamó la atención. ¿Bocanegra, en serio? Bueno, el caso es que era la única palabra con la que podría llamarla, así que no me quedaba otra opción.
Entonces, escupió sobre su mano y me la extendió con la intención de que yo juntase la mía con la suya, ¿en serio? Primero boca negra, y luego esto...
Le dirigí una sonrisa más bien forzada y con inseguridad dirigí mi mano hacia la suya, acabando por sucumbir y darle la mano - la sensación más desagradable de lo que esperaba-, sintiendo ganas de repente de ir corriendo al lago para limpiarla.

- Encantada... Yo soy... Elektra Samon, Elektra - aún estaba afectada por lo que había acabado de hacer. No es que fuese muy escrupulosa, pero aquello era algo... no muy agradable -. Encantada de conocerte.

Comenzó a observarme y me sentí un poco incómoda, pero no le di mucha importancia.

- ¿Es usted... capitana de un barco? - Si hacía llamarse capitana, y además Bocanegra, eso sólo encajaba en un pirata. Además, eso explicaría sus ropas. Aunque yo nunca había visto un pirata de verdad.

La mujer rió al ver la cara de la parvus.

-Bien, Elektra. Me gusta tu estilo. Has sido la primera en chocarme la mano para saludarme sin dudar. Puedes ir a lavarte al lago si quieres... no es que sea muy agradable tener babas de alguien en la mano. Lo de escupir lo hago solamente para ver como es la persona con la que voy a tratar. Ver como reaccionan ante ese gesto te da mucha información sobre su personalidad, aunque te parezca que no.


-¿Que si soy capitana? Por supuesto, Elektra. ¿crees que vestiría con ropas marineras, un sombrero de capitana, bebería whisky a morro y me autollamaría "Capitana" si no lo fuera? Si, lo soy- dijo la piscis con una sonrisa.

Se produjo un silencio y la mujer vio a la parvus de reojo con una sonrisa, sin poder ocultarla.- Me recuerdas a Lorrk, el parvus que venía con nosotros en la nave. Perdon que te compare con otra persona, bueno no. Perdon por compararte con una cosa con pene, pero es que hacía tiempo que no veía a un parvus y me has hecho que lo recordara. Pero tranquila, no tiene importancia- dijo con un gesto de su mano.


Se incorporó un poco y, sin reparos, metio sus manos en su blusa y se acomodó los senos, peda despues darse una palmada en le abdomen.

-¿bueno dime, ¿y tu que eres? ¿a que te dedicabas antes de venir a este tugurio?

Cassandra parecía simpática. No le molestaba que limpiase -menos mal-, así que me agaché y me sequé la mano frotándola con la hierba del suelo.
La Capitana Bocanegra resultaba ser una capitana pirata de verdad, que al parecer había tenido un compañero pirata también parvus y que le había recordado a él -que aparentemente no trataba con mucho respeto. Me pregunté entonces qué haría en Mithos.

- Yo... - tragué saliva, aún tenía la garganta seca de llevar todo el día sin comer por culpa de la enfermedad esa -. Pues me dedicaba a trabajar en las minas en Humus, pero por circunstancias, le he perdido un poco el gusto a eso de estar trabajando horas y horas en un lugar cerrado - argumenté notando aún la mano ligeramente humedecida, que froté contra mi vestido para rematar el secado -. Entonces, tras escuchar el mensaje, decidí servir al mundo de Mithos, me apetecía viajar un poco.

Sonreí entonces. Probablemente mi historia fuese muy poco decorosa y original. Quizás la capitana Bocanegra hubiese sufrido mil tempestades, cientos de muerte y muchas heridas en su carrera de pirata. Pero yo me limité a contar la mía -mi historia-, y supongo que ahora le tocaría a ella.

Ella rió.

-¿A quien le gusta trabajar en una mina? normal que te fueras- dijo dándole una palmada en la espalda.

Desató su botella de Whisky de su cinto y le dió un profundo trago. Los últimos rayos de sol se reflejaron en la vítrea botella, haciendo que esta deslumbrase.

Una vez la piscis hubo terminado, se secó con la manga de la blusa la boca y le tendió la botella a Elektra.

-Estas un poco paliducha, no se nada de medicina, pero cuando estabamos en alta mar y alguno de mis hombres se ponía enfermo, le dabamos un poco de Whisky. El alcohol lo mata todo, Elektra, no le tengas miedo- dijo agitando la botella, haciendo que su dorado contenido danzase en su jaula de cristal.- y bueno... si al día siguiente no estaba sano, le daba una estocada en el estómago y lo tiraba al mar. ¿quien quiere a los hombres si no es para lo que han sido concebidos? (es decir, tener sexo) es mas: ¿quien quiere a hombres enfermos en medio del océano si no es para tirarlos al mar?

Cassandra sonrió. quizas la parvus esperase una respuesta de su venida al palacio, pero eso estaba fuera de los los límites del conocimiento de la parvus. Todavía

La pirata piscis sacó de su cinturón una botella de vidrio con Whisky. Le dio un gran trago y después, al ver que estaba pálida -según ella-, me ofreció un poco, a lo que respondí con una sonrisa mientras negaba lentamente con la cabeza.

- No, gracias, no me gusta el alcohol - respondí a su ofrecimiento mientras recordaba todas las noches que pasé en vela esperando junto a mi madre a que mi padre volviese del bar -. Pero gracias, en serio - tenía miedo de que tratase de convencerme para que bebiese.

La Capitana Bocanegra hizo un comentario de carácter hembrista -lo contrario a machista-, lo cual me resultó ligeramente cómico. Entonces me di cuenta, ella era demasiado joven para ser capitana de barco.

- Entonces... Si eres capitana de barco... Tienes que ser muy buena luchando, ¿no? - Empecé a destensar un poco mi cuerpo -. ¿Te has registrado ara participar en el torneo de lucha?

No estaba segura de haber visto su nombre en el papel, y eso que pasé varias veces por encima del papel para ver quién se había anotado. Pero puede que hubiese puesto su nombre de verdad, aunque en ese caso, lo más lógico sería que también nombrase su nombre al presenatrse, sino nadie la reconocería.

-Bueno, si no quieres, no te voy a obligar- dijo la mujer regresando su botella a su cadera.

Mientras la joven hablaba, Bocanegra se tapó un orificio de la nariz e hizo fuerza al echar el aire por la nariz, haciendo que un moco saliese disparado hacie el suelo.

-Claro que soy buena luchando- dijo sacando a Korvas de su cadera y dejando la punta del florete a la altura de la naricilla de la joven parvus.
-Jaja, tranquila, que no soy tan mala- dijo regresando su arma a sí y frotándole la cabeza con los nudillos suavementel, sin hacerle daño.- pero no debes bajar la guardia nunca.

-Si, me enteré que había un torneo de Año Nuevo y no lo dudé. ¿no viste las siglas "C. B." en el papel? así es como he firmado, aunque quizás tuve que poner "Bocanegra" a secas.- dijo meditabunda.

-Quizás tenga que ir a corregirlo. Bueno, Elektra. Un placer conocerte, pero me tengo que ir. Tengo hambre y ya hace frío aqui fuera. Si quieres venir a cenar conmigo, no te lo negaré y creo que a Cassandra tampoco le
importará- dijo sonriente. Entonces se agachó y se acercó a su oreja- aunque a ella le gusta más que le llamen Bocanegra, pero eso es un secreto entre las dos, ¿vale?


FdR: ¿podrías llevártelas? es que me tengo que ir

La capitana Bocanegra retiró la botella, guardándola en su cinturón, que era de donde la había sacado. Entonces volví a sonreír. Aseguraba ser buena en el arte de la lucha mientras me apuntaba con su florete a la cara. Volví a tragar saliva, aunque esta vez por el susto que me produjo el fil brillando en frente de mi rostro. Sabía que no me haría nada, pero más bien era la impresión desde mi punto de vista.
No pude evitar poner cara de desagrado al ver lo que hizo con su nariz.

Cassandra, que por fin mencionó su nombre verdadero -o al menos eso creo- aseguró haber firmado sobre el papel del torne de lucha, pero con sus iniciales, probablemente la razón por la que no la haya relacionado con la lista. Quizás combatir contra ella no fuese cosa fácil.

- Espero tener la oportunidad de combatir contra ti - comenté manteniendo mi sonrisa, tratando de mostrar la confianza que no tenía. Quizás de alguna forma sentía que debería de decir eso al hablar con una persona de personalidad como la suya.

Entonces comentó que tenía mucha hambre, y me invitó a ir a comer al comedor. Tanto tiempo sin ir y al fina acabaría yendo dos días seguidos, suele pasar...

Asentí con la cabeza y juntas emprendimos el viaje en rumbo al comedor, donde encontraríamos manjares a millones, exquisitos y de gran taste y sabor.

*Nos fuimos*

FdR: Don't worry! A ver si posteamos otro día

Despues de su estancia en la biblioteca, la Capitana estaba de buen humor.

Llegó al lago. Era una persona que le gustaba madrugar, por lo que a estas horas de la mañana el lago estaba calmo, solitario y con escarcha, ya que parecía que el frío había tomado definitivamente el lugar.

A Cassandra lo que menos le importaba era el frío. Por lago se había pasado siete años durmiendo en medio del océano, pasando muchas noches en vela buscando estrellas para orientarse o dirigiendo el timón en medio de una tormenta nocturna.

Estaba tan acostumbrada al agua helada, que vivir sin ella le parecía un pecado, por lo que comenzó a devestirse por completo, dejando su ropa tirada en el suelo y dejando ver su torneado cuerpo y que sus redondos pechos fueran acaridiados por el viento.

Se despojó de todos sus bienes excepto de la botella de whisky, que se la llevó -con tapón- al lago con ella.

Entró con paso rápido mientras las membranas de su cuerpo se distendían. Las de sus manos y piés eran como las de los demás piscis, pero las membranas de sus orejas eran un poco más largas de lo normal, denotando los genes caeruleus que recorrían su cuerpo. Los genes de Helena Klatrinne.

Al coardarse de su madre, le dió un enorme trago a su botella desde el centro del lago. Era una de sus costumbres. Beber un trago por su madre si esta venía a su memoria.

La capitana se sumergió no sin antes tapar la botella y se perdió en las profundidades del lago para nadar, despejarse y tonificar un poco los músculos. Al fin y al cabo, era un modo de entrenar.

*se queda*

El líder caeruleus había pasado parte de la madrugada rodeando el lago en busca de algo que llamase su atención. Lo cierto es que se le había antojado algo de tranquilidad y silencio lejos de necedades y gritos insufribles para poder cavilar a gusto y dejar en claro sus ideas.

Había estados paseando por el islote para conocer algunas peculiaridades que se daban en este como el efecto invernadero que le permitían los árboles que lo poblaban. Pero ahora se encontraba paseando por las orillas del lago a sabiendas de que Blues Splash se encontraba dentro trabajando. De otro modo no habría aprovechado el día para ir.

Escuchó, ya cuando empezaba a plantearse volver, unos chapuceos por el lago y decidió saber de quién se trataba ya que la nadadora por excelencia no se encontraba allí. Quizá se tratase de la joven flamma ahora que había cambiado sus hábitos nocturnos de baño o de un nuevo integrante que todavía desconocía. No lo tenía claro, pero saberlo sería un buen entretenimiento antes de irse a dormir.

Se frenó en la orilla, con pose firme, frente a la zona donde la piscis insolente que había encontrado en el claros se estaba bañando. Así que era ella la que danzaba por aquellos lares. De alguna forma no le sorprendió su desvergüenza. Era una arrabalera sucia y falta de toda finura.

-Emborracharse mientras se trata de flotar no es tan seguro como babarse sobre la cubierta, grumetilla -. Indicó con el mentón alzado y un tono cargado con toda la superioridad que portaba.

La voz del moscardón aquel molestó a la joven piscis que estaba extremadamente relajada mientras bebía y nadaba.

Lo miró con firmeza durante unos segundos haciendo vibrar las membranas de sus orejas en señal de desagrado pero con un toque divertido, comenzó a salir del agua mientras el agua se quedaba atrás dejando ver su cuerpo mojado mientras salía contoneándose como una bella dama. En esa ocasión, Cassandra haría decidido actuar como una señorita, handando con suaves contoneos mientras replegaba las membranas de su cuerpo.

Una vez que salió del agua aún sin dirigirle la palabra al líder, lo rodeó como solía hacer con la gente cuando quería analizarlos. Ya lo habñia hecho con el lider anteriormente, pero quería volver a hacerlo.

Se quedó delante de él.

- Ya te gustaría a ti verme borracha- dijo con firmeza mientras se quitaba un alga de un seno y la tiraba lejos.

Entonces comenzó a caminar de un lado a otro, desnuda y viendose las uñas.

-Es a tí a quien se le está cayendo las babas ahora abuelo, no a mi.


¿Que era este tipo sino un viejo verde?

El líder observó con desagrado como la piscis movía sus repugnantes membranas pero no hizo más que fruncir ligeramente el ceño.

La joven salió con desparpajo del lago y, a pesar de su buen cuerpo, el líder le dedicó un gesto de desagrado al ver como replegaba sus membranas y mantenía suciedades varias del interior del lago sobre su cuerpo. Los piscis lo repugnaban en gran medida cuando actuaban con aquella naturalidad.

-Me agradaría tanto como que se me cayese el palacio encima -. Indicó con recelo y entornando los ojos con una media sonrisa molesta. La muchacha era demasiado descarada y no le agradaba que llegase hasta ese punto.

Dio cierto cuartel hasta que la joven, con la misma desvergüenza, se atrevió a insultarlo por partida doble. Frunció el ceño, se dirigió a la pirata y le dedicó una sonora bofetada.

-Eres una estúpida insolente. Podrás ser la zorra más buscada de Aqua pero yo soy el gobernador de Caligo. Presenta tus respetos si no quieres acabar empalada frente a costa -. Indicó con severidad y un tono más elevado de lo habitual. Se llevó la mano al cinto y dejó caer la cuerda del látigo a sus pies para alzar frente a la cara de la chica la mano sosteniendo la empuñadura.

-Te juro que desearás que te arranque la lengua antes que soportar que lo use -.Indicó con la mandíbula prieta y el ceño fruncido.

Una sonora bofatada retumbó por todo el lago que, al contacto con la piel mojada de ella, resonó aún mas fuerte.

Cassandra, por el contrario sonrió cuando le pegó. Tenía la mejilla roja, pero estaba contenta.

-Por fin. Despues de siete años, alguien se ha dignado a darme una bofetada.- dijo con una sonrisa.- realmente me la he ganado, pero no ahora, sino ya hace muchos años.- entonces comencé a dar unos pasos con los ojos cerrados, la botella alzada y el dedo índice de la otra mano extendido noviendolo en señal de nagación- sin embargo un acto tan pueblerino por tu parte, demuestra que por muy gobernador que seas...

Entonces Babineaux paró de hablar al ver oír como algo caía al suelo y abrió los ojos al ver que era un látigo y, al ver como el lider la apuntaba con el mango, su semblante se tornó serio.

Escudriñó rápidamente el arma con la vista analizándola y habló en un todo realmente serio.
- Shhh... tranquilo. No creo que haga falta llegar a tales extremos. Simplemente estamos charlando.

Retrocedio unos pasos mientras le daba un trago a su botella. Caminar hacia atrás mientras se bebe es una sensación que a la Capitana le gustaba.

A pesar de que la mujer bajó de revoluciones parecía que aun no era consciente de su situación con lo que, al tiempo que ella retrocedió un par de pasos, el líder lo caminó hacia ella bajando la mano que sostenía su arma para darle algo de holgura.

-Parece que tu pequeño cerebro todavía no es consciente de tu postura, mujer -. Indicó al tiempo que se acercaba amenazante.

-Mi paciencia tiene unos límites muy marcados y no voy a permitir que alguien de tan baja calaña se pavoné diciendo hasta dónde y qué punto debo establecer mis lindes -. El líder se irguió sacando pecho y dedicó un golpe de látigo al suelo, haciendo que la hierba cercana saltase arrancada con el golpe. Luego miró a Cassandra durante unos segundos y dedicó un latigazo oblicuo a la mano que sostenía la botella de wisky para hacerla estallar al tiempo que la hería.

-Estoy siendo realmente bondadoso y benevolente, Cassandra. No me hagas enfurecer -Añadió algo ensombrecido por la rabia. -Pide disculpas. Y apela por tu asquerosa salud con el respeto que debes.

El lider demostró porqué lo era contra las hebras de fina hierba del lago, a lo que Cassandra respondió con una mueca de dolor.

-Si. Esto tiene que doler - dijo levantando su dedo índice.

-Yo no te he hecho enfurecer. Te has enfurecido tu solito. Entonces el lider vuelve a mover su muñeca, haciendo que la botella de la Capitana expliotase en mil pedazos, hiriendo su mano tanto con los cristales como con el arma del Caeruleus.

El alto contenido en alcohol de la bebida, hace que la herida multiplique su dolor en altas tasas, pero Bocanegra no gritó. Ella no gritaba ante un hombre. Eran ellos quienes gritaban bajo sus botas.


El lider pidió unas merecidas disculpas que Cassandra no esta dispuesta a dar.

-Si...- dijo viendose la mano ensangrentada.- muy interesante.- dijo apretando fuerte su puño. -¿me dejas vestirme?- dijo agachándose a coger su ropa para comenzar a vestirse. Cuando se puso la blusa, que solo le tapaba los senos, ya que era corta, la mujer respondió.- Creo que nunca he echo esto antes, pero tampoco quiero que me mates. No me gustan los hombres, Aren, no me gustan los hombres inteligentes, ni los hombres poderosos, y sobre todo odio a los hombres poderosos e inteligentes, como mi padre. Lo único que me gusta de ellos es lo que tienen de ombligo para abajo y solo debíais servir para eso, pero al verme en una tesitura en la que llevo todas las de perder, creo que tendré que salir derrotada de esta batalla para poder ganar la guerra, así que... espero que aceptes mis disculpas. - escupió de mala gana marcando las últimas sílabas.- Ala, ahora, si me excusas...- dijo poníendose su ceñido pantalón para continuar con las botas, seguidos de su cinturón con Korvas en el.

La mujer reaccionó ante el ultimátum y, dando una extensa explicación que poco importaba al líder acabó por pedir disculpas. Esto hizo el que líder caeruleus respirase con mayor calma pues ya había empezado a maquinar todo tipo de artimañas para castigar la osadía de la piscis.

-Me importa poco lo que te guste o deje de gustar. Quiero que te quede algo claro, por mucho que te moleste eres una miserable bajo mis órdenes y las del resto de los líderes. Puede que algunos sean tan estúpidos como para dejarse llevar por tu desparpajo, pero conmigo más te vale no jugar demasiado. Te conviene tratarme con respeto y prudencia y eso comienza en no emplear mi nombre de pila y tratarme de señor -.Indicó con severidad y fuerza en sus palabras como si estuviese dando ordenanzas a una patrulla. -Tanto por rango como por edad es lo que te toca. -Añadió sin moverse del sitio.

-Puede que te creas superior a cualquier hombre, mujer, pero mídete conmigo o te enseñaré lo que es un santo varón -. Agregó acariciando el cuero de su arma.

Se acercó a la joven un par de pasos y se ojeó la palma enguantada.

-Igualmente asumo que eres todavía demasiado dura de mollera. Es por eso que creo esto esencial para que, al menos, recuerdes esta conversación -. En un rápido movimiento, el líder extendió la mano hacia el vientre de la piscis y descargó un hechizo que tomó una forma ovalada con tonos azul semi violáceos que impactó contra la joven de forma brusca. En cuanto el hombre volvió a su posición la chica tenía en su vientre grabadas las iniciales de su familia con letras góticas: A.D.

-Espero no volver a encontrarte hasta que te eduques civilizadamente, Cassandra -. Dicho esto dio un paso atrás, hizo una pequeña reverencia y desapareció del lugar sin dejar más rastro que su último movimiento.

*Desaparece*