Lago

Llegué al lago más tranquila que cuando estaba en la cocina. No se veía casi nada ya que la luna estaba alta pero menguante con lo que necesitaba mantener un flagrare en la mano para poder guiarme. El lago era precioso y muy tranquilo, era realmente relajante. "Creo que será un gran lugar" Empiezo a desvestirme con calma, susurrando las primeras gratitudes a mi deidad sin preocuparme de estar al aire libre ya que no se ve nada y no hay ningún ruido que me alerte de que alguien está presente. Cuando estoy desvestida empiezo a meterme en el agua fría con calma. Da mucho gusto meterse en este lago, las piedras se notaban suaves bajo los pies.
Cuando estuve cubierta por el agua hasta la cintura empecé a echarme agua por encima con la ayuda de las manos, echando la cabeza hacia atrás para ayudar a que discurra por mi cuerpo. El agua natural me limpia en cuerpo y alma. Conjuré otro flagrare mientras dejaba caer más agua sobre mi cuerpo para que esta cayese en pequeñas gotas de condensación sobre mí y así pudiese también respirarla. Estaba totalmente concentrada, era un ritual muy bonito y gratificante.

Casi había acabado con mi purificación cuando escuché un ruido que me alteró. Si había algún hombre me habría echado por tierra todo el proceso además de molestarme íntimamente. Me asusté un poco y decidí hablar. "¿Hay alguien ahí? Porque deberías dar la cara si eres tan valiente de venir a espiar a una chica por la noche... ¿Hola?" Pero no había respuesta y eso empezaba a preocuparme. Salí rápidamente del agua y me puse el vestido lo más rápido que pude, agarrando con fuerza mi alabarda entre las manos. "Venga, a ver lo valiente que eres..."

"Tsk... No" Tres criaturas de buen tamaño aparecieron delante de mí mostrándome sus dientes y con una enorme muestra de violencia. Estaba sola, tenía frío ya que no me había podido secar y no veía demasiado. Estaba en una situación un tanto apurada. Una de las criaturas saltó sobre mí y mi primera reacción fue gritar "¡Flegrare!" Esperaba que el fuego molestase bastante a aquellas criaturas porque la alabarda se me resbalaba un poco de las manos.

"Menos mal" Pensé con gran alivio cuando la bestia cayó hacia atrás y las otras se apartaron, pero no por mucho tiempo. Enseguida volvieron a contraatacar y esta vez venían de dos en dos. ahora sí que estaba apañada. Me aseguré de que mi postura me brindase estabilidad para soportar la alabarda y coloqué la parte cortante hacia adelante. En cuanto la primera bestia se lanzó a mi pie traté de esquivarla dando un salto hacia atrás y después, cuando vi que la siguiente saltaba sobre mí, di un bandazo con la alabarda de derecha a izquierda para tratar de lanzarla a un lado o herirla con el filo.

FdR: Me van a mataaaar

Después de la llamada de atención de Aren, salimos corriendo ambos hacia el lago, que era de donde provenían los aullidos, dejando nuestras diferencias a parte.

Al llegar, vi a Bullet luchando contra las bestias de aquella vez.

-Alexander vamos?- dije extendiendo ambas manos- usemos nuestros hechizos contra ellos, no contra nosotros, vale?

-Acuaerum! Acuaerum!

Ancheo las aletas de la nariz... me da rabia esta situación. Entonces le tiendo la mano y se la estrecho. Imito sus movimientos y creo dos hechizos.

-Ya ajustaremos cuentas en otro momento, pequeño.

-Âchnam Âchnam!

Llegué corriendo al lago, y vi a 3 de las bestias, a Silvanus y a Alexander atacando y a Summer, que ya estaba herida.

No era momento de dilaciones, así que conjuré dos calir ëm yäk, me acerqué a Summer corriendo, y una vez estuve a su lado y Silvanus y Alexander atacaron, lancé mis dos clair ëm yäk. Después permanecí junto a Summer, mientras me ponía en guardia con mi báculo.

Solté un grito de dolor cuando el monstruo me mordió la pierna con sus enormes colmillos y traté de librarme de él pronunciando "¡Flagrare!" Todo fue muy rápido porque cuando quise darme cuenta aquel lugar estaba lleno de gente que luchaba a mi lado. No podía verlos, pero escuchaba sus gritos y discernía los brillos que provocaban sus conjuros. "Gracias al cielo" Susurré aliviada al verme un poco amparada frente a aquellas temibles criaturas.
Escuché como alguien se aproximaba a mí y conjuraba un par de calir ëm yäk haciendo que la bestia se enfureciese. "¡Cúbreme un momento!" Grité apartándome a un lado y echando a correr aguantando el dolor en la pierna y con un flagrare en la mano buscando el árbol más cercano. Cuando estuve frente a él no dudé en actuar. "¡FLAGRARE!" Y prendí fuego al árbol para poder ver un poco mejor contra aquellas violentas criaturas.

No veía un pimiento: por lo que no pude ver las bestias que se nos echaban encima a mí y a Alexander.

Tenía a Altheda preparada en una mano, y un Acuaerum agarrado en la otra, pero no me moví, porque no veía nada.

Entonces Summer incendió un arbol.

-Bien hecho Sum... Ah! - cuando me quise dar cuenta, tenía a un bestia corriendo hacia a mi a una velocidad atronadora.

Mis hechizos dieron en el blanco.

-Ala, chinchaos todos- entonces vi como una bestia saltaba sobre mi pecho, entonces saqué mis agujas metálicas y las puse delande de mí, en el último momento, con los brazos estirados, esperando que la bestia se clavase en ellos y pereciese.

Estaba la mar de bien en cuanto vision, pero entonces, una cegadora luz hizo que entornase los ojos... mierda... ahora mi visión estaba reducida por el fuego.

"mierda" pensé.

Una de las bestias intentó darme un zarpazo, por lo que lo bloquee como pude con mi báculo.

Entonces Summer me pidió que le cubriese un momento. Entonces me alejé en dirección contraria a la suya, conjuré una clair ëm yäk, y la mantuve un rato en mis manos para ver la posición de las bestias y llamar su atención.

Cuando se dirigieron a mi solté rápidamente la clair ëm yäk y di un salto, con la esperanza de frenarlas y evadirlas.

Entonces vi como Summer le prendía fuego a un árbol con uno de sus hechizos... y me quedé en estado de shock, viendo como ardía.

Llegué sin aliento al lugar de la pelea. Era increíble: los hechizos volaban por el aire a velocidades espasmódicas, todo bajo la intensa luz de un arbol que ardía, aunque parecía que el fuego se iba a extender a los árboles próximos.

-CHICOS! VAMOS!entonces corrí hacia la chica que parecía más afectada: una flamma que cojeaba.
-Muy bien, chica, ahora deja trabajar a los mallores- dije mientras le undía el cráneo a una de las bestias con mi rodillo.

-Nos vamos a poner en un lugar un poco más seguro, vale?

*se va* lago arríba, en dirección al río*

Con prisas, llegó al lago (brillando, evidentemente). Había escuchado unos ruidos extraños, por lo que había decidido acercarse lo antes posible. Cuando llegó, descubrió el motivo de los ruidos: unas bestias, cinco, aproximadamente, se enzarzaban en una pelea con algunos de los miembros del Palacio. Identificó a Kettleburn, a el tal Alexander, a Hewina, a una chica que no conocía y a una anciana (hecho que le llamó la atención) que tampoco conocía.

Desenfundó su daga y se acercó al lugar donde estaban el piscis y el caeruleus. Una bestia saltaba hacia este último, que se limitaba a defenderse (si es que a eso se le podía llamar defensa) con sus dos púas metálicas. Apuntó a la bestia, al cuello de ella, y lanzó su daga, esperando dar en su objetivo. En caso de funcionar, y que la bestia pereciese, se apresuraría a quitarla del cuello de esta.

Fdr. Cómo me quede sin arma, la lío...

Va brillando, evidentemente... ...

En cuanto el árbol empezó a arder con violencia lo miré con cierta sensación extraña. Pero me impuse para prestar atención y volví a la batalla, esperando que, quien me hubiese ayudado estuviera bien. Con una mirada rápida encontré a Hewina y agradecí interiormente que hubiese venido junto a mí para después ayudarme a sacarme a las bestias de encima. Pero en ese momento algo me empujó por detrás y me caí de bruces, sintiendo un dolor incómodo en las rodillas, brazos y cara. Cuando levanté la vista abrí mucho los ojos ya que otra bestia estaba frente a mí con intención de atacarme. "Lo siento, lo siento mucho" Dije apretando los ojos. Seguro que aquello era la moneda que debía pagar a cambio dejar sola a Hewina, pues nunca se debía dejar a nadie solo ante el peligro. En un instante saltó sobre mí y fui a gritar un flagrare de puro pánico, pero una mujer mayor golpeó la cabeza del animal haciendo sonar un horripilante crujido que me obligó a abrir aun más los ojos y quedarme completamente helada. La bestia se desplomó sin moverse más con la cabeza totalmente deformada. "Ah... Ah..." Fue lo único que pude pronunciar cuando la mujer me ayudó para decirme que nos fuéramos a un lugar seguro y marcharse. Pero yo no podía irme todavía, a pesar de lo impactante que me había parecido aquel momento, aquello era una guerra.
cuando la señora desapareció pude ver como una bestia que se tambaleaba al levantarse me miraba rugiendo y me quedé mirándola unos segundos. "Fla... Flagrare" Pronuncié dirigiendo mis palmas hacia la criatura. Había estado peleando por mi vida sin pararme a pensar en que aquella lucha era a muerte y ahora... ahora prefería seguir sin pensar.

Una lágrima corrió por mi mejilla al contemplar aquella escena. Pero no podía hacer nada por aquel árbol. Era la vida del árbol o las nuestras... por lo que reaccioné y me puse en guardia de nuevo.

La bestia a la que le había lanzado la clair ëm yäk se cayó al suelo con el impacto de esta mientras movía la cabeza aturdida. Aproveché ese oportunidad para conjurar una clair ëm yäk, lanzarme sobre la bestia y caer encima clavando el báculo con la fuerza de la caida. Justo después le asesté también la clair ëm yäk.

Seguí llorando sin control, ya que si lograba terminar con aquella bestia, esta sería el primer ser vivo que habría matado en mi vida... y si no lo conseguía, tendría que seguir hasta conseguirlo.

Sin poder casi reaccionar, una de las bestias mordió mi mano izquierda, aplastándola por completo, haciendo que mis metacarpianos crujiesen sin consuelo.
-Ah!! joder!- el dolor era insoportable, entonces calvé mi daga en la nuca del animal. Ví de reojo mi mano herida aún el la boca del animal... uno de mis huesos se podía ver con claridad... que asco y que dolor...

Me caí de rodillas... no podía aguantar más el dolor, entonces Adela y Lyam entrarn en escena, brillando a máxima potencia... ambos luchaban muy bien, por lo que me maldije una y otra vez por ser tan inutil...

Mis armas fuincionaron a la perfección, haciendo que el roedor cayese a plomo en el suelo, agonizando. Entonces, una daga voladora, lo remató: era Lyam.

Lo ví y le sonreí, levantando mi pulgar en señal de aprovación

Entocnes ví a Silvanus en el suelo, llorando con su mano completamente destrozada.
Le dí una patada en la cabeza con ganas (FRD: como los pandilleros americanos) en la cabeza a la bestia, alejándola de Silvanus.

-Estás bien? dije cogiendole la cara con las dos manos- será mejor que te pongas a cubierto, o que vuelvas al castillo. ¿vale?

Asintió al ver el gesto del caeruleus y se acercó, veloz, a recoger su daga de la yugular de la bestia. Desde esa posición, miró, de reojo, cómo Alexander y Kettleburn se enfrentaban a la bestia. Luego dirigió su vista hacia la otra bestia, la que no estaba agonizando, y retrocedió con rapidez, sin dejar de mirar a la bestia. Al llegar hasta la posición donde estaba situado antes, tomó una posición defensiva y esperó a que la bestia decidiese moverse.

Susupiré aliviada cuando la bestia se fue pero luego me di cuenta de que eso no era nada productivo. "¡Hey, chicos! ¡Una de las bestias se ha escapado!" Fui a correr tras ella pero la pierna me dolía bastante si corría. Miré a los demás y comprobé que estábamos ganando a aquellas criaturas. Me alegré y tranquilicé un poco para luego cercarme como pude a los tres chicos que estaban aun peleando con las bestias. "¡Flagrare! ¡Flagrare!" Le disparé a la que estaba atacando al chico caeruleus por la espalda.